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➳꙲᭄᪼⃟⃟𝐏𝐑𝐎́𝐋𝐎𝐆𝐎:: 𝐓𝐇𝐄 𝐓𝐑𝐔𝐓𝐇.˖͓ᭃ᭄͕᪶̋᪼

Babe, voy a salir a comprar un par de cosas! ¿Se te ofrece algo? -preguntó el pelirrojo yendo hacia donde estaba sentado el peliazul el cual se encontraba dibujando, pero cuando llegó él a su lado pegó la libreta en manos a su pecho para evitar que él viera esto mismo, es una leve sorpresa que no quería arruinar. Y cuando el peliazul volteó a verlo un suave rubor se formó en su rostro.

-No estaría mal que me trajeras una pintura color azul. Por favor. -contestó con un una leve sonrisa marcada en su rostro.

-Bien. -dijo. -volveré más tarde. -prosiguió mientras se bajaba la pañoleta con una « x » marcada para acercarse y depositar un beso rápido en los labios del peliazul. Beso el cual fue correspondido rápidamente. Después de eso el ruido de la puerta cerrándose se hizo presente sólo para luego desaparecer y dejar el mismo silencio tranquilo que el de antes.

El de pepitas de carbón continuó su dibujo: era un boceto que hasta ahora lo estaba iniciando aunque en cierta parte llevaba más de una hora haciéndolo porque quería que el resultado de este le gustara en verdad, este dibujo era uno de él junto a su pareja, el pelirrojo. Aunque recordó algo que hizo que él se desviara del tema principal y que recordó.

Fue rápidamente hacia la cocina de la habitación del refugio en el que estaban ellos y del que pronto partirían para seguir su largo camino para encontrar la felicidad. Vio en el bote de basura y ahí estaba lo que había visto en la mano del pelirrojo antes. Lo saca de ahí para ver mejor qué era.

Un frasco de pastillas, ¿pero de qué? Esa duda fue resuelta poco a poco conforme cada segundo que leía.

La marca del frasco tenía el nombre de "Aripiprazol", era blanco. Estaba vacío. Volteó el envase un poco para investigar para qué tratamiento o condición tenía que ser usado.

"Antipsicótipcotico".

...

¿Qué?

¿Pico para qué necesitaría este tipo de medicinas?

Suspiró un poco nervioso. "se supone que él y yo no nos escondemos secretos... ¿Verdad?" se aseguró a sí mismo.

Suspiró devuelta y continuó leyendo, poco a poco gracias a las palabras y descripción de este se da cuenta que era una medicina para tratar la esquizofrenia, tomarla cada doce horas, en este caso a la hora de acostarse y a la de levantarse.

Tenía que ser un mal entendido.

Pasaron unos diez minutos y el pelirrojo volvió, pero no encontró al peliazul en el lugar que estaba antes cuando estaba dibujando.

-¿Softie? -procedió a buscar en la habitación en la que duermen ambos y ahí lo encontró a él. -Oh, Baby Blue. Aquí estás, mira, traje la pintura que querías. -Dijo mostrándole un envase de tempera lleno de este mismo color, el peliazul se lo recibe y lo deja sobre una mesita de noche sin decir nada.

-Pico... N-no tiene nada que ver con el tema, pero. ¿No hay algo que quieras decirme? -el pelirrojo no comprendió a qué se refería.

-¿En qué sentido? -preguntó.

No se había dado cuenta que el de ojos carbón sostenía otra cosa entre sus manos pálidas, el pelirrojo entró en razón rápidamente.

-Y-yo... -no sabía qué decir, más valía prevenir que lamentar pero él no acató esa orden en el momento que tiró ese contenedor de medicina a la basura.

-Dímelo. -dijo el peliazul levantando su vista hacia el más alto.

-El tazón de pastillas en tu mano es suficiente para comprobar tu sospecha. -dice mirando a otro lado que no sea la mirada fija del peliazul... Porque comenzó a sentirse vulnerable y con ganas de llorar, odiaba eso.

-Quiero que me lo digas tú. -le asegura el peliazul. -creeré en esto hasta que me lo digas en la cara, no quiero enterarme por un frasco de pastillas.

El pelirrojo suspiró, más no habló.

-Toughie... ¿Confías en mí, cierto? -dijo sin querer dejando salir un sollozo notorio. El pelirrojo al oír esto tomó la mano derecha de el peliazul entra la de él y con la izquierda tomó su mentón para acercarlo al su rostro, invadiendo el espacio personal de el más bajo.

-No digas eso, eres la persona en la que más confío en todo el mundo. Aunque no lo creas te he revelado secretos que en mi vida jamás creí que le contaría a nadie más. -da una pausa. -este era el más oscuro de todos, el que más me costaba contar, el que más me dolía.

Ciertos diez minutos después ambos estaban sentados en la cama de su habitación, el pelirrojo tenía su frente apoyada en el hombro de el ojinegro y este último mencionado tenía su mano derecha acariciando el cabello de su pareja mientras que con la otra tomaba la mano izquierda de él.

A él de ojos blancos se le escapaban leves sollozos traicioneros mientras contaba acerca de aquel tema tan tortuoso para él. A veces se daba una pausa para suspirar y después continuaba.

-Después de ese tiroteo ocasionado por Cassandra... No podía ver las cosas iguales, no era capaz de pensar como antes lo hacía. -suspiró entrecórtadamente, el peliazul no lo interrumpió, solo permitió esperó a que continuara. -no me sentía capaz de afrontar a la fuerte realidad que me había golpeado.

El peliazul apoyó sus labios en la cabeza de él brindándole consuelo sin la necesidad de palabras.

Sintió los brazos del pelirrojo acercarlo a él en un fuerte abrazo, los sollozos se estaban haciendo más frecuentes y ruidosos, el contrario correspondió inmediatamente.

-Las bromas de papá ya no me hacían reír como antes, actuaba distante, Steve buscaba saber qué me ocurría. No obtenía éxito porque me comportaba muy cortante y reservado. -el pelirrojo cerró los ojos dejando escapar más lágrimas mientras que el peliazul sentía su suéter con símbolo de advertencia mojarse con lágrimas, detalle al que no le brindaba mucha atención.

-El proceso fue lento, pero mientras pasaban los días comenzaba a escuchar a una voz susurrandome cosas que desde un inicio se me eran inaudibles y no alcanzaba a comprender, pero con el paso del tiempo la voz de hizo realmente clara... -se detuvo por un momento suspirando varias veces ahogando otro sollozo en el hombro de su pareja.

-¿Qué te decía? Si no es sientes mal diciéndolo. -preguntó su novo en un tono de voz incluso mucho más suave y reconfortante, sin detenerse en propinar caricias en el cabello de el más alto.

-Me decía cómo es que debo de comportarme, qué hacer y qué no. Y unas semanas después comencé a alucinar, veía cosas que no estaba ahí realmente. Una vez vi a Nene y a Darnell, estaban ahí. Juro que los había visto. -el pelirrojo comenzaba a tartamudear seguido, por culpa de esto. Pero se estaba desahogando, por fin después de tanto tiempo quizá podría quitarse aunque sea un poco de peso de encima. -y después ya no era el mismo, lo que fue alguna vez el "Pico alegre, sociable y divertido" se volvió uno triste, estresado, antisocial cortante. Comencé a sentir la necesidad de llevar un arma en mano a todos lados en caso de que sea necesario. - paró por un momento para levantar la vista y ver a su pareja a los ojos, el de perlas blancas los tenía rojos y con lágrimas aún deslizándose.

El peliazul le devolvió la mirada pero sin la necesidad de sentir miedo por lo que estaba escuchando, más bien estaba preocupado por él.

-Dime que no crees que estoy loco, por favor... -suspiró otra vez.

Benjamín llevó su pulgar para limpiar una lágrima de la cara de él suavemente y le dio un beso en la punta de la nariz provocando que el contrario se ruborizara un poco.

-No creo que estés loco, tranquilo. -dice mientras le sonríe de manera reconfortante.

Eso fue más que suficiente para calmarlo y el pelirrojo volvió a apoyar su frente en el hombro derecho del bajito.

-Me costaron tres años comprender que tenía esta enfermedad, conllevó herir a otros en el proceso tanto física como emocionalmente. -suspiró más tranquilo y BF no puede evitar sonreír al ver que se estaba calmando.

-¿Hoy fuiste a comprar pastillas? Porque ese frasco estaba vacío...

-Sí, está en mi mochila. -vuelve a levantar la cara para ver los brillantes ojos negros de su pareja que resplandecían por la luz de la luna. El pelirrojo siente la necesidad de hablar devuelta. -si te soy sincero yo antes fumaba, pero cuando comencé a salir en una relación contigo... -Suspiró. -, comencé a hacerlo a escondidas, aunque después sin darme cuenta desapareció.

Esto hizo que el peliazul se ruborizara y después sonriera de manera infantil. Este mismo chico cierra los ojos y apoya su cabeza en el pecho del contrario, haciendo que ese la sacara del hombro del peliazul, este le propina un beso.

-Toughie... Gracias por revelarme ese secreto tan duro, pero ahora podré ser capaz de apoyarte en esto mismo y seremos capaces de sobrellevarlo juntos, a la siguiente no me ocultes cosas tan serias como estas. -dice medio somnoliento. -¿Cada cuánto tienes que tomarlas? -preguntó mientras un bostezo se le escapaba de los labios.

-Cada doce horas, cuando me voy a dormir y cuando despierto. -contestó.

-Bien, te ayudaré con ese horario. No quiero que pases un mal rato por culpa de esa enfermedad. -ambos ríen suavemente, no porque les haya hecho gracia; simplemente estaban muy cómodos el uno con el otro.

-Deberíamos irnos a dormir, te siento somnoliento. -dijo el pelirrojo.

-Cierto. -levantó su cabeza del pecho del más alto. -me voy a poner pijama. -acto seguido se levantó y se dirigió al baño para cambiarse de vestimenta.

El pelirrojo suspiró de manera enamorada y después de eso tomó entre manos su mochila para sacar el frasco, saca una pastilla y va por un vaso de agua. Después de eso la toma junto a un sorbo de esta. Acto seguido cierra el envase y se dirige devuelta a la habitación.

Había sido un día agridulce, pero por lo menos se sentía finalmente descansado emocionalmente, ya no sentía peso encima.

Y eso hacía que pudiese estar en paz.

Por ahí en media noche, ellos estaban medo despiertos tras haber dormido solo un par de horas. El ambiente los hizo despertar poco a poco.

-Pico... -llamó el peliazul apunto de dormirse de vuelta.

-¿Mmm?.. -no tenía la suficiente energía como para contestar pero este gruñido suave le dio a entender al peliazul que él le escucharía y que obviamente seguía despierto.

-¿Por qué no me dijiste antes de... Eso? -preguntó, el pelirrojo se volteó para verlo a la cara.

-Yo... Sentía que ya tenías suficientes demonios internos y no quería provocarte otra preocupación, sabes que detesto ser una carga para alguien... No lo soportaría si eso se diera contigo, pero te juro y prometo que te lo iba a contar, en el sentido de que cuando finalmente acabaran tus problemas haber podido sentarme y hablar contigo. -dijo, dando una leve pausa. -tampoco quería que pensaras que estaba loco, quizá gracias a esto me tendrías miedo o algo así. Y mi intención no es intimidante, tampoco sabría que dirías o harías en el momento que te enteraras. -comentó finalizando y el peliazul sonrió.

-Tonto.

-¿Huh?

-Bueno, al menos sabes y tienes en claro que de ahora en adelante puedes decirme las cosas, esta relación es de amor y confianza. Y... Carga o no estaría feliz de llevarla, eres la única carga que me encantaría llevar. Por favor prométeme que no me ocultarás algo así. -dice apoyando sus manos y cabeza en el pecho del más alto y este por acto de reflejo toma sus caderas.

-Lo prometo.

Pero todo el mundo rompe sus promesas.


¡Jelouu!
No sé por qué hago esto si seguro nadie está leyendo esto. Lol

Emmm, sí, yA EmPezÓ, yA eMpEzÓ eStA mAdRe kOmPaz.

El nombre real de las pastillas de la esquizofrenia de Pico es real, pueden buscarla JAJAJAJAJ

Sentí la necesidad de hacer esto porque... La vida es muy hija de puta, obviamente y seguro Pico tiene demonios internos al igual que Benjamín Fairest.

Eso es todo)? Espero que les haya gustado, y cjau.

• MILKY.

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