—Qué desafortunado. —expresó una persona anónima, con algo de tristeza u seriedad en su semblante; una persona del género masculino con una bata blanca; un psiquiatra.

—Fue traído ayer en la noche, está loco de remate... Lo mejor sería dejarlo acá de por vida. —le contestó un enfermero, también con algo de lástima y tristeza; si bien, ellos trabajan en esto aún así se les era triste ver cómo nuevos pacientes como si nada iban llegando poco a poco al sitio que lamentablemente llamaban como manicomio.

—¿Sabes por qué fue ingresado acá? Para rematar es demasiado joven, con sólo catorce años. —dijo aún este mismo psiquiatra, mostrando indignación. Recibió cierta carpeta blanca con más información a detalle del paciente del que hablaban.

—Pico N. Grounds, es su nombre si no estoy mal, luego podrá comprobar su nombre en la carpeta, señor. —le dijo el joven enfermero dando una pausa, luego suspiró y carraspeo un poco para hacer más clara la voz y que se entendiera mejor su siguiente relato a dar.

—¿Y bien?

—Según la maestra del curso de él y lo que relató como últimas palabras antes de morir, él de la nada sacó una Uzi, y todo empezó ahí; ella no alcanzó a dar mucho detalle, de hecho, parecía bastante perturbada recordándolo... Así que no queríamos presionarla demasiado. Pero en resumen; el chico ocasionó un tiroteo escolar y luego juraba echarle la culpa a otra alumna de nombre Cassandra, ahora muerta ya que ella no soportó la cantidad de balazos que recibió, según él veía cosas sobre naturales; algo bastante loco; juró que ella se convirtió en un asqueroso alienígena y que hizo todo esto por y para diversión. —musitó el enfermero devuelta, con cansancio con su mano derecha se palmeó la frente y negó con la cabeza por indignación.

—Sus padres deben de estar destrozados. —dijo con horror y lamento el psiquiatra.

—De hecho, sí, hablamos con ellos, al parecer el chico es adoptado y sus dos padres se llaman: Jhon (apodado como Tankman), y Steve. —dio la leve información devuelta, haciendo un mohín se rascó la nuca.

—Es de comprender... ¿Algo más? —preguntó el profesional.

—A aquel muchacho le gusta soñar despierto; le contó mucha cosa al psiquiatra que lo atendió y un amorío con un tal “Benjamín Fairest”, cosa irónica porque los dos; la modelo y el rapero se pusieron de acuerdo y ella cometió aborto. —dijo como si fuera lo bastante obvio, sea debatido o no, así fue la realidad y así ocurrió.

Qué triste, opaca y grisácea puede ser la vida cuando se lo propone.

¿No?

FIN.

• MILKY.