➳꙲᭄᪼⃟⃟𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐓𝐄𝐍: 𝐄𝐒𝐂𝐇𝐈𝐙𝐎𝐏𝐇𝐑𝐄𝐍𝐈𝐀.˖͓ᭃ͕᪶̋
-No sean guarros y lean de noche. 😏
(+16)
• Sangre.
• Gore.
• Intento de suicidio.
Una vez más, habían encontrado un refugio para un par de días. Sin embargo las pastillas que no son capaces de acabar de manera permanente con la enfermedad que tanto disfruta de torturar al pecoso se habían acabado. Y ahora tendrían que esperar otro par de días para poder conseguirlas.
Simplemente... Era triste verlo así.
Una, y otra, y otra vez. No sólo eso, las alucinaciones lo mareban dando como resultado que se enferme seguidas veces del estómago. El resultado es que ha vomitado seguido.
Parece inquieto cuando se mantenía quieto; miraba a todos sus alrededores. Se mantenía alerta y siempre buscaba mantener una Uzi a su lado en el caso de que sea necesario protegerse de algún peligro inexistente que sea capaz de acechar.
Simplemente, su enfermedad lo hacía actuar así.
Y el caso de que quieran una mejor descripción al respecto, ¿Por qué no pasar a unas anécdotas que ocurrieron durante esos horribles días donde su enfermedad se liberó de las cadenas de aquellas pastillas?
Para ser específicos, en el peor momento que pudo haber pasado el efecto de la pastilla sin que quedasen más... Habían decidido retomar la cita doble con Sven y Grace. Sin embargo al parecer el universo no es deseoso de que aquel cuarteto pase un buen momento un rato.
Cuando estaban en un karaoke...
Él... Él había comenzado a alucinar. Escuchaba las voces diciéndole "vamos a por ti y por el resto de amiguitos de mierda que hiciste y no mereces". Suspiró fuertemente porque después de que esa frase se repitiera una, y una, y otra vez en su cabeza tomó la decisión de tomar levemente angustiado la mano de su novio buscando calmarse y mandar a la mierda aquellas voces.
Pero no lo querían dejar en paz.
–Uh... G-Grace, S-Sven... Necesito hablar u-un momento con Bee. A solas. Ya volvemos. –y sin esperar respuesta, se llevó a su chico rápidamente de la mano sin esperar respuesta alguna de los otros tres.
El almacén; era un sitio que por ticket le asignaba a cada grupo de personas una sala para cantar músicas Vocaloid con amigos. Por lo que de donde lo sacó el pelirrojo fue de una habitación del ticket número cuatro.
Ambos se posaron en el pasillo alejándose un poco de la habitación asignada.
–Solo... Quería que vinieras porque sé que te preocupa. –dijo mientras acomodaba la mochila color negro en su estómago y sacaba el frasco de pastillas de manera algo temblorosa.
–Pico, ¿Otra vez las voces?
–Sí. –contestó, pero al sacar la tapa del frasco. Una imagen inquietante los atacó; no había más medicina ahí adentro. En su lugar, lo único que acompañaba el frasco era el olor amargo a pastillas ahí adentro.
–Mierda. –dijo el peliazul viendo ahí dentro de este mismo envase vacío, mientras que las voces al encontrarse con el vaso vacío sin siquiera una pequeña morona de pastilla ahí dentro.
El pelirrojo simplemente sentía un cosquilleo en su espalda, las voces carcajeandose y riéndose de él por su intento fallido de deshacerse de ellas. Rápidamente se abrazó a el peliazul y este no dudó en corresponder buscando darle un poco de comfort.
–Vámonos de aquí, Blue. Por favor, vámonos. Vámonos, vámonos antes de que me vuelva alguien loco en contra de mi propia voluntad. –suplicó, ya con voz rota sabiendo el mal que se aproximaba hacia él.
El peliazul acarició suavemente los cabellos rojos de este mismo.
–¿Por qué no le contamos a Sven y a Grace el problema? Seguro que querrán-...
–No.
–Pero-...
–No. No creo que tenga que recordarte la cantidad de chistes tan incómodos que hace Sven sobre las enfermedades mentales. Se nota que él es algo cerrado en ese tema, por favor... Ben, diles que tenemos que irnos y ya está. –suplicó devuelta, escondiendo su rostro en el hombro del peliazul, este último mencionado abrazaba el torso de su pareja sin más y suspiró plantandole un beso en la cabeza.
Duraron así por unos segundos, hasta que el peliazul dijo: –Está bien. –para acto seguido separarse y tomar la mano sin pulso de su pareja. –vamos.
Tomó la mano del pelirrojo y después hizo acto de presencia. Se asomó por la entrada de la habitación cuatro tras abrir la puerta.
–Chicos. –llamó el peliazul. Los otros dos voltearon a verlo esperando a que hablara.
–¿Sí, Benji? –preguntó la castaña aún viendo a este mismo.
–Tenemos que irnos. Lo siento. –musitó mientras el pelirrojo nerviosamente tratando de parecer lo más calmado posible agitaba su mano derecha a modo de despedida.
La otra pareja simplemente se despidió también imitando este mismo gesto, después se encontraban caminando.
–Supongo que, otra vez por mi culpa acabé arruinando la cita doble. –dijo el pelirrojo sonriendo amargamente. El peliazul lo abrazó sin dejar el paso.
–Jamás vuelvas a decir eso, es de tu salud de la que hablamos. –le recalcó este mismo aún abrazado a el pelirrojo, este llevó su mano derecha a la cadera del peliazul como manera de corresponder tampoco deteniendo su paso.
Sin embargo, no sabían que este sería el inicio a un nuevo infierno pequeño que parecería durar mil años.
El pelirrojo estaba llorando.
Una vez más, alucinando, esta vez con una imagen mental horrible en su cabeza; estand alerta todo el tiempo quiso acompañar a su pareja al baño ya que este mismo quería ducharse.
A el peliazul le pareció tierno el gesto incluso teniendo en cuenta que el contexto era que este mismo otra vez poseía una imaginación cruel que no es capaz de controlar.
Sin embargo el verle llorando le angustiaba.
–P-Pico.... Toughie. N-no llores, ¿Q-qué ocurre cariño? –preguntó mientras lo veía angustiado. Llevó una mano de él a su mejilla derecha para limpiar una de las gotas de agua salada representantes del dolor, angustia y agonía.
Más este volteó a verlo horrorizado.
–Bee.
–¿Sí?
–¿Quién es el verdadero?
–... ¿Qué?
–N-nada... Olvídalo. –dijo aún horrorizado volteando su mirada a la tina que en su lugar no tenía nada y era sólo agua tibia totalmente potable.
Muchos quizá leyendo este relato se preguntan qué ve: en lugar del agua potable para él aquella tina está rellena con sangre. Mejor dicho, el cuerpo desnudo inerte de su amado bañado en sangre, sus órganos por fuera.
Sin embargo el peliazul en ves de bañarse tuvo que brindarle consuelo por mucho que no quisiera decirle que fue lo que ha visto.
Era peor, simplemente cada segundo que pasaba en el que sabían que no podían conseguir aún aquella medicina era peor.
Pero tenían que aguantar, era como una clase de prueba. Si probaban ser lo suficientemente fuertes para sobrevivir después consiguirían aquel premio que sería la medicina del pelirrojo. Obviamente durante ese transcurso de días tuvieron que quedarse en el refugio que encontraron.
Una vez de noche.
El peliazul no encontró en el lado derecho de su cama al pecoso; donde se suponía que tenía que estar desde que se acostaron a dormir.
Dio una pequeña revisada al reloj para darse cuenta que eran las 00:39 a.m.
Suspiró y se levantó de manera cansada, ojeras en sus ojos por cuidar que su novio no cometa una clase de suicidio.
Comenzó a desesperarse cuando no lo encontraba por ningún lado del refugio. Pero cuando finalmente subió a la azotea que este tenía, ahí lo vio. Sereno.
Se acercó con delicadeza, un paso en falso podría costarle todo el trabajo.
Una vez estuvo detrás de él pudo percatarse de que estaba sentado al borde de la teja del sitio, se mareó al ver hacia abajo.
Cuando estuvo a punto de abrir la boca para preguntarle algo a el pelirrojo este le ganó la palabra.
–No podía dormir. –respondió, mientras le daba una calada a el cigarrillo. El peliazul reaccionó frunciendo el ceño.
Rápidamente, le quitó este mismo de las manos y dijo: -¿Qué? ¿No que ya no fumabas?
–Es la primera vez que lo hago después de hace mucho.
El peliazul tiró este mismo al suelo y lo pisoteo con el pie derecho aún con el ceño fruncido.
–Si tienes uno tienes una caja. Dámela. –ordenó rápidamente cruzándose de brazos.
–No tengo una caja, era el único que tenía.
–Pico.
–Ugh. –sin más, le dio esta misma sin tener de otra opción. El peliazul la recibió y la guardó en un bolsillo, ya vería qué haría para mantener esa cosa alejada de él.
–Bájate de donde estás sentado. Me da escalofríos. –pidió el peliazul otra vez viendo hacia abajo.
El pelirrojo vio hacia este mismo vacío pero no de manera horrorizada.
Las voces en su cabeza se lo pedían, claro que sí. Cada vez eran más y más claras.
"Hazlo".
El peliazul al ver cierto movimiento rápidamente lo tomó del brazo y lo bajó del asiento que había formado en el tejado del sitio. Ambos cayeron al suelo por el movimiento brusco, más esto no es relevante.
Y así fue, como la racha de hace cuántos días no cometía suicidio se había roto. Siendo ahora este el más reciente.
Sintió ganas de llorar por un momento,por la impotencia de no saber cómo más ayudarlo. Literalmente el pelirrojo casi cede al suicidio. Y ahí se pregunta...
¿Q u é
h a b r í a
p a s a d o
s i
é l
n o
h u b i e r a
l l e g a d o
a
t i e m p o?
Quizá el último día y al siguiente podrían conseguir la medicina que tanto demostró necesitar el pelirrojo durante el transcurso del tiempo en ese refugio.
Tortura. Pero pronto acabaría.
Aquel último día, nuevamente en la noche.
El peliazul volvió a despertar, una vez más, de madrugada. Observó a sus alrededores, obviamente todo oscuro y suspiró al creer que otra vez el pelirrojo estaba faltante en aquella cama para dos personas.
Aunque durante su observación y búsqueda con la mirada lo vio, ahí sentado a su lado. Sin hacer nada.
Este mismo pelirrojo le daba la espalda a su recién despertada pareja como si no estuviera ahí. Su mirada estaba fija pero a la vez perdida en el suelo que sus pies fríos como el viento de la noche tocaban.
Le daba escalofríos verlo así.
Se sentó por un momento en la cama, estuvo a punto de hablar hasta que el pelirrojo una vez más le ganó la palabra.
–Blue. –llamó aún con su mirada fija al suelo.
–¿Sí, Pico-pie? –preguntó con nerviosismo, buscando esperar que su novio dijera cualquier locura. Sin embargo tardó unos momentos en hablar.
Luego, finalmente separó los labios y dijo:
–Hay cadáveres en suelo. –esto hizo reaccionar rápidamente a el peliazul ver horrorizado hacia este mismo sector mencionado por él. Sin embargo, no había nada.
–... –no contestó, pero otra vez ya estaba nervioso porque sabía que su pareja estaba alucinando, una vez más.
–Softie. –llamó una vez más, pero en su lugar el apodo le dio escalofríos.
–¿S-sí?
–¿Crees que morir es... Divertido? –esta pregunta, heló a su pareja por completo.
–¿Q-qué dices? –respondió incrédulo mientras se sentaba al lado de su pareja. Encontrando aquella mirada seria y perdida en el suelo.
–... Los cadáveres se están burlando de mí y están diciendo lo mucho que debería estar en lugar de ellos, creo que me tienen pena. –dijo sin despegar la mirada de ahí, el peliazul tragó en seco.
¿Por qué no simplemente le explicaba que era producto de su esquizofrenia? Porque cuando hacía eso el pelirrojo se tornaba más que nervioso y agresivo. Una vez estando en la casa de Tankman y Steve cuando él estaba en recuperación... Lo hicieron y quizá fue el peor error que pudieron haber cometido durante ese transcurso.
El peliazul suspiró.
–T-Toughie... –llamó mientras posaba su mano en el hombro del pelirrojo.
–¿Sí? –contestó de la manera más calmada posible y a el peliazul comenzaba a inquietarse que su pareja en ningún lento volteara a verlo.
Así que con delicadeza y con su mano derecha hizo posara sus ojos blancos como el brillo lunar en los dos carboncillos del peliazul.
–V-vamos... Te daré un vaso de agua y volveremos a dormir. ¿E-está bien? –preguntó aún nervioso y con ganas de llorar. Sin embargo el pelirrojo simplemente asintió sin rechistar.
¿Les soy sincera?
No sé si tengo una buena imaginación o la cabeza muy perturbada.
Creo que ambas. :)
Also, Sven = Soft!Senpai (nombre canónico tanto para el fanfic, como para el mod original).
Yo escribiendo
Yo escribiendo este capítulo... Y los que vienen después de este. Jaja...
• MILKY.
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