➳꙲᭄᪼⃟⃟𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐄𝐈𝐆𝐇𝐓: 𝐖𝐀𝐑. ˖͓ᭃ͕᪶̋
Este mismo quedó estático por un momento mientras se quitaba el casco y veía las gafas deestrozadas.
—¡Hey! —se quejó devuelta.
—¿Decía? —dijo el peliazul aún sosteniendo aquella pistola que había tomado del comedor.
—Ese algodón de azúcar salió con veneno... —dijo aún viendo los lentes destrozados. —¡Pero no sirve de nada saber usar armas si no sabes dar golpes! —dijo levemente buscando contraatacar.
La felina de nombre Trashi se asustó por el balazo y fue a esconderse.
—Bueno. Podemos probar. —musitó refiriéndose a lo de los golpes.
—Qué.
—Sí.
—Ugh, eres más insoportable que Pico. —dijo respuesta levemente. Le sacó una risa a el militar más bajo, a el pelirrojo y a su pareja. —vamos a probarte el uniforme. —dijo esta vez, sonriendo de manera ladina.
Ciertamente después de un rato fue así; ahora el peliazul había terminado de ponerse aquel uniforme y salió por la puerta finalmente dejándose ver.
—¿Y? ¿Qué opinas? —preguntó de manera amable Steve.
—Es incómodo. —dijo el peliazul con simpleza consiguiendo un berrinche de parte de su suegro, el pelirrojo simplemente reaccionó, se encaminó hacia él y tomó la mano derecha de este mismo.
—¡Cásate conmigo! —expresó este mismo pelirrojo con una sonrisa infantil.
—¡¿Eh?! —expresaron todos al mismo tiempo.
[ ... ]
—Bien, aquí estamos. ¿No es hermoso? —preguntó viendo a su al rededor aquella guerra desencadenada el militar mayor a todos.
—Sí señor. —musitó el más bajo de ambos militares concordando con él.
—Creo... Que fue mala idea aceptar. —murmuró el peliazul algo nervioso, casi de manera inaudible; gracias a esto mismo sólo se sintieron como balbuceos.
El padre adoptivo del pelirrojo estuvo a punto de hablar hasta que el hijo de este mismo salió corriendo al campo de guerra con sus dos Uzis cargadas en mano y con cierta munición que él mismo llevaba en su pecho en una clase de listón negro que pasaba por arriba de su hombro izquierdo y por debajo de su brazo izquierdo.
Parecía como si hubiera extrañado esto todo el tiempo, pateaba a cada uno de ellos de tal manera que los hiciese caer a el suelo rendidos y él saliendo victorioso sin problema alguno.
Cuando el peliazul volteó a ver a los militares parecían tener una sonrisa orgullosa algo amarga mezclada con un pequeño tinte de nostalgia. Le enternecia aquel pequeño detalle.
En cierta parte; a el peliazul se le iluminaban los ojos a ver a su pareja batallar; su expresión parecía liberadora por cada golpe que daba a cada uno que hacía caer.
Tanto que en cierta parte lo motivaba a ir, y cuando volvió su mirada a los dos militares ya no estaban ahí. Procedió a buscarlos con esta misma y encontró a Steve subiéndose a un tanque mientras que el otro más alto ya tenía arma en mano peleando como padre e hijo con el pelirrojo.
Esto, lo puso nervioso en cierta parte ya sin saber qué hacer.
Pensó por un momento, y "a la de Dios" salió corriendo a el campo de batalla como hizo su pareja desde un principio.
Repartiendo golpes aleatorios junto a un par de balazos como podía.
Para después darse cuenta que logró su cometido sin
recibir un golpe de parte de los contrincantes. —¡Sí! —celebró feliz como un niño pequeño estirando los brazos en los que sostenía aquellas armas.
El pelirrojo aún luchando veía con orgullo a su pareja, su semblante de orgullo cambió cuando vio que más iban detrás del peliazul y este mismo se había desconcentrado.
El ojiazabache al notar que un par de balazos se aproximaban comenzó a esquivar como podía, por suerte sin recibir uno.
—¡Pico! ¡Ayúdame a-! ¡Pico! —le llamó su padre tras ver que este mismo corría hacia su pareja.
Al militar mayor no le quedó más que proceder por sí solo, o eso creyó hasta que vio que "su amigo" pocos segundos después le brindó refuerzos.
—¡No se desconcentre señor! —le contestó a distancia. El militar mayor asintió con una expresión de determinación y acto seguido procedió a continuar luchando.
Por otro lado el pelirrojo ya iba al rescate a paso rápido hacia su amado.
Este mismo peliazul ahora sí había recibido un par de golpes y necesitada ayuda. Pero los golpes eran lo de menos.
El pecoso decidió apresurar el paso, y finalmente llegó, se ponía frente a el peliazul y al rededor de él iba en círculos dependiendo del lado al que lo fueran a atacar, mientras que este mismo ni enterado de que estaba siendo protegido tras un intento inútil de defenderse usando sus brazos como escudo.
Vale, la guerra no es lo suyo ya lo ha descubierto.
Acá ahora que lo notaba en cierta parte habían muchos ruidos de balazos.
Decidió intentar la leve idea de acoplarse y pegar su espalda a la del pelirrojo para también defenderlo a él. Y hace esto mismo.
Él mismo no reaccionó al respecto, de hecho. Parecía que no se había enterado de aquello y simplemente seguía su trabajo.
Pero cuando notó que lo que estaba protegiendo no estaba en su sitio simplemente comenzó a voltear a ver a diferentes lados mientras continuaba propinando golpes y balazos continuos.
Cuando se dio cuenta que iba detrás de él cuidandole la espalda sintió quizá mucha ternura; se enternecio bastante por aquel gesto de parte del peliazul.
En todo caso, era era ahora la situación: el uno al otro protegiéndose la espalda sin pudor alguno.
En el lugar simplemente hacía sol y el que estuviesen haciendo cosas de ese tipo; pelear ponía hiperactivo el cuerpo. Pero también lo cansa.
El resultado es que a penas terminaron e iban regresando todos tenían bastante sed.
Una vez estuvieron todos frente a la casa devuelta el militar tomó las llaves y abrió la puerta encontrándose con la felina durmiendo en uno de los sofás.
Este mismo entró primero dejando al resto ahí.
—“Qué caballeroso”. —contestó levemente el peliazul. ¿Qué? Ah sí. El cómo se lleva con su suegro es una clase de amor-odio, pero más de odio y rivalidad.
Son amigos solamente cuando quieren y cuando les conviene. Curiosamente, esta era la relación que tenía con el pelirrojo cuando lo conoció; ya que junto con quiénes eran Nene y Darnell denominándose como amigos del pelirrojo se encargaban de molestarle la existencia sin pudor alguno.
Sí, de ahí salieron los apodos “softie” y “toughie”. Uno porque era muy tranquilo, quizá algo llorón. Y el otro porque buscaba hacerse el rudo a toda costa sin importar lo que pase.
—Sí, qué caballeroso y encima lindo. ¿Viste? —contestó el militar orgulloso de sí mismo, a lo que el pelirrojo junto a él ojiazabache simplemente rodaron los ojos sin argumentar más a la conversación.
—Bueno... Blue, hay que... Prepararnos para irnos. —dijo cambiando de tema mientras volteaba a ver a su pareja así sin más.
Este mismo asintió devuelta sin argumentar palabra alguna.
—Primero quiero algo de tomar. —habló después de unos segundos. El pelirrojo asintió mientras comenzaba a encaminarse a la habitación en la que habían dormido desde que finamente habían llegado acá.
Eran las 6:00 p.m. para entonces. El pelirrojo ya estaba bañado y listo para partir y el peliazul estaba peinando su cabello, ambos en total silencio. Sin embargo no era uno incómodo; era más bien uno placentero.
El pelirrojo volvió a vestir su suéter verde oscuro con sus bluejeans, zapatillas de velcro y pañoleta negra con una « x » marcada.
Con el peliazul tampoco había mucho cambio; también volvió a vestir su suéter con signo de advertencia, unos bluejeans más claros que los de su pareja y después. Procedió a ponerse aquella boina de rojo pálido con botones de también ciertos colores claros.
Cenaron pero porque Steve demostró determinación en obligarlos a comer algo antes de partir.
Durante la cena habían bromas bizarras de parte del padre del pelirrojo; no podían faltar. Esa casa sería aburrida sin aquel hombre sin duda.
Pero después, a las ocho de la noche. Finalmente llegó la hora de irse.
—Bueno... Uh, gracias por la estadía acá durante un par de meses. —habló el pelirrojo con una sonrisa. La felina sabiendo que esta vez sí se iban de forma permanente salió y se posó al lado de los pies del peliazul. Mientras que maullaba para despedirse también.
—¿Van a volver? —preguntó el militar cruzándose levemente de brazos.
—Claro que sí. —contestó el peliazul devuelta.
—No, me refiero a pronto; no después de mil años. —dijo rodando los ojos levemente.
—Ah sí, por supuesto que sí, padre. —contestó sin pudor alguno y finalmente el militar ha de sonreír.
Después, se despidieron del militar menor y comenzaron a partir devuelta dando pasos alejándose del lugar; la felina los seguía con la misma lentitud y tranquilidad.
—¡Quiero nietos! —dijo el militar a distancia sacándole un rubor a ambos; a el pelirrojo de vergüenza y a el peliazul una pequeña risa. Sin embargo. No le contestaron a este, sólo se quedó como una frase que voló más y más alto por el viento de la noche.
*GASP*
HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
M-Mil, m-mil cien leídas?!
NOOOOOO, GRACIAS WACHOOO
<333333
Y yo acá trayendoles mero capítulo de mierda jaja,,, es lo que hay.
Nuestro bbs se vuelven a aventurar y sinceramente. Estoy emocionada porque seguro no tienen ni idea de quiénes serán los siguientes personajes en aparecer.
*Grita feo*
En todo caso, no me gustó mucho el resultado de este capítulo. Pero al menos es lo que hay. Espero que el siguiente si me guste como quede o procedo a pegarme un tiro con un banano.
Sí, si tardé fue por eso; escribí este mismo por ahí unas veinte veces JAJAJAJA.
Bno, eso. Adieu.
Para compensarles la inactividad, tomen. Un dibujo choto de soft pico con colores neón hecho por mí <3
Also. ¿Debería hacerme un libro de dibujos?
—Milky. •°.+🥥
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