𝐎𝟒. 𝐦𝐲 𝐛𝐞𝐚𝐮𝐭𝐢𝐟𝐮𝐥 𝐬𝐭𝐚𝐫
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Los días transcurrían con rapidez, y consigo, los entrenamientos también. Hace tiempo que los jóvenes comenzaron a entrenar junto a dos de los héroes más aclamados de Japón para convertirse en una mejor versión de ellos. En ambos infantes vivía la promesa de convertirse en héroes juntos, cosa que aviva la determinación de ambos para llegar a sus límites o superarlos.
Ese día los niños entrenaban con Endeavor. Hace varios días Reiko pudo experimentar lo que es entrenar con el héroe número dos. Puede decir que al principio sí le costó adaptarse al ritmo que Touya llevaba, pero luego se acostumbró. Sorprendentemente Enji era un buen mentor, al menos, cuando ella estaba alrededor. No se podía quejar de nada, los últimos meses pudo fortalecer su don y combate físico.
Reiko se encontraba en el suelo, sentada. Acababa de terminar el entrenamiento con Endeavor, por lo tanto, buscaba un poco de descanso.
Sus ojos se posaron en el shoji al escuchar el sonido de este abriéndose. Sonrió al ver que era Touya con dos vasos de agua en cada mano y un par de toallas, las cuales colgaban de su brazo derecho. Sonrió dulcemente al darle el vaso con agua a Reiko; también le entregó la toalla para que la menor pudiera secarse el sudor.
—Gracias Touya.—agradeció, llevándose el vaso a los labios para tomar el agua que contenía. Por otro lado, el Todoroki asintió como respuesta, para luego sentarse a su lado y beber de su agua al igual que su amiga.
Permanecieron un rato en silencio, pero no por mucho tiempo, debido a que Touya habló:
—En la tarde vamos a jugar con mis hermanos, y no sé si te gustaría venir. Papá no va a estar en la tarde porque regresará a la agencia, así que todos vamos a poder jugar sin que diga nada.—Touya inventó lo primero, usándolo como una excusa para tener a Reiko un poco más de tiempo a su lado. Quería aprovechar que su padre no estaría, debido a que cuando se queda en casa, Reiko se tenía que ir. No es porque quiera, sino, porque las veces que Touya ha intentado jugar con Reiko después de un entrenamiento, Enji interfiere, diciendo que de seguro la menor tenía cosas que hacer.
—Me encantaría.—la femenina aceptó la propuesta, esbozando una gran sonrisa en su rostro.
Ambos se quedaron charlando un poco más, enfocándose mayormente sobre el entrenamiento de la mañana. Antes del mediodía, Reiko abandonó la casa de los Todoroki para ir a comer con su familia. Touya aprovechó ese momento de la ausencia de la menor para comenzar a preparar todo para que pudieran compartir un gran tiempo juntos.
Los Todoroki estaban emocionados por ver a Reiko esa tarde, claramente, el mayor de ellos era el que más lo estaba. Natsuo pudo observar como su hermano estaba ansioso por la llegada de la menor, a pesar de haberla visto en la mañana. Y no era la primera vez que ocurría esto. Desde que conoció a Reiko, algo cambió dentro de su hermano. Lo pudo observar desde el primer día; ahora estaba más sonriente, hablaba mucho de ella, pasaba mucho tiempo con ella, entre otras cosas. A veces pensaba que podrían ser cosas de él, debido a que nunca vio a su hermano interactuar de esa manera con alguien de su género opuesto.
—Está por venir, ¿ya tienen todo listo?—Touya supervisó todo, como si quisiera que todo estuviera sumamente perfecto.
—Mhm.—murmuró Natsuo, dejando un par de juegos de mesa en la sala de estar. En ese momento, Fuyumi penetró la habitación, dejando un par de snacks en la mesa que se encontraba en el centro de la sala. Cuando el mayor se alejó un poco de donde ellos estaban, la albina aprovechó para hablar con su hermano.
—¿Soy solo yo, o Touya siente algo por Reiko? Ahora se comporta de manera diferente. No es normal; solo he visto que los chicos que gustan de alguien hacen esto.—comentó Fuyumi, quien escuchaba muchas veces a Touya hablar sobre Reiko. El albino sintió un alivio al ver que no sólo era él el que pensaba así.
—¡Lo sabía!—la albina le pidió a su hermano que bajara la voz, debido a que su hermano mayor puede sospechar—Últimamente solo habla de ella, y de hecho, solo con ella pasa. Además, su humor ha cambiado bastante. Ahora es más feliz, y eso que el viejo lo está presionando más. Realmente no quiere que Touya sea un fracaso más.
Fuyumi bajo la mirada.
—Ya sabes como es papá. En algún momento le vio gran potencial a Touya; pero desde que él comenzó a lastimarse en los entrenamientos, dejó de creer que podría ser el héroe número uno que superaría a todos.
—Ese viejo nunca cambia, tsk.—Natsuo frunció el ceño al escuchar a su hermana.
—No solo le veas lo negativo a las cosas. También lo hace para que Touya no se lastime de gravedad.
—¿De qué hablan tanto ustedes dos?—el mayor se acercó a sus hermanos al oír muchos murmullos.
—Nada que te importe, metido.—el menor sonrió picaramente al ver que su hermano se fastidio al escuchar esa respuesta de su parte. El pasatiempo favorito de Natsuo era molestar a Touya cada que pudiese.
—Esta bien, no me metere en lo que no me importa.—dijo, de mala gana—Mejor apresuerense a terminar todo, Reiko esta por venir.
—Reiko aquí, Reiko allá.—el albino terminó de acomodar los juegos de mesa—Ya sabemos que tu novia va a venir, bobo.—Natsuo sonrió nuevamente al ver como las mejillas de su hermano se teñian de un rojo fuerte. Ciertamente el mayor de los Todoroki se avergonzó ante las palabras de su hermano.
—Que cosas dices Natsu. Creo que deberías dejar de comer tanto dulce, eso te está afectando.—el mayor desvío la mirada, mientras traba de cambiar el tema. A él no le gustaba Reiko, o al menos eso le gustaba creer—Cuando te guste alguien haré esos mismos chistes con mamá, Shoto y Fuyumi para que te avergüences.
—¿Y por qué le dirías a mamá? Los chistes no se los digo a ella. Al menos…—Natsuo lo miro con una mirada desafiante tanto como divertida—que quieras que sepa mamá.
—No te atreverías a decirle.
—¿Quieres ver?
—¡Natsuo, eso no es buena idea!—Fuyumi irrumpió en la conversación, preocupada por lo que podría ocurrir después. Para ella, solo los estaba protegiendo de un posible castigo de un mes.
—Seré rápido, Yumi.—al terminar la conversación, Natsuo se echo a correr a toda velocidad hacia el cuarto en donde se encontraba Rei. El mayor de los Todoroki reacciono rápido, yendo detrás de él, tratando de detenerlo. Ni él había aceptado sus sentimientos aún, y no le simpatizaba mucho la idea que todos piensen que él gusta de Reiko.
Los Todoroki correteaban por toda la casa; Touya trataba de atrapar a Natsuo, mientras que el albino lo esquivaba a toda costa. Fuyumi iba detrás de ellos, tratando de detenerlos. A veces se cansaba de tener a dos varones como hermanos, especialmente a unos como Touya y Natsuo. Esperaba que Shoto fuese más tranquilo, al contrario, se volvería loca con esos tres.
Al llegar a la habitación en donde se encontraba Rei, Natsuo abrió el shoji de golpe, entrando rápidamente antes de que Touya lo atrapará. Pero, para su mala suerte, su hermano llegó antes que pudiera decir algo. Se colocó detrás de él, tapandole la boca y forcejeando. Rei, quien estaba junto a Shoto viendo la televisión, se quedó sorprendida al ver lo que estaban haciendo sus hijos. Por otro lado, el menor de los Todoroki los miraba con la misma sorpresa de su mamá. Le sorprendía que su hermano este tan rojo como un tomate y enojado al mismo tiempo. Se preguntaba que había hecho Natsuo esta vez para poner así a Touya.
—¡Mamá, Touya está…—el mencionado logró tapar la boca de su hermano, pero las escurridizas manos de Natsuo las quitaban por unos segundos—enamorado…—al escuchar esa palabra, Touya ejerció un poco más de fuerza para que Natsuo no logrará quitar sus manos de encima, pero el menor logro de alguna forma soltarse de Touya, terminando la oración—de Reiko!
Touya dejó de forcejear con Natsuo. Lo fulminó con la mirada, antes de intentar cualquier otra cosa.
—¡Esta no la vas a contar, chismoso!—el pelirrojo trató de atraparlo de nuevo, pero en ese momento llegó Fuyumi y se interpuso entre los dos.
—¡Mamá estos dos no se comportan!—chilló, claramente enojada. En ese momento, Natsuo aprovechó para escabullirse detrás de su mamá, así estaría fuera del alcance de Touya.
—Ya, niños dejen de pelear. Nadie le va a ser nada a nadie, y van a dejar de molestarse mutuamente. Si no se comportan, los castigaré un mes.—la matriarca habló con autoridad, poniendo orden entre los infantes.
Al ver la cara de enojo que tenía Touya, Rei decidió hablar:
—No es nada malo que te guste Reiko, cielo. Es algo normal que pasa.
—A mi no me gusta.
—Eso han dicho muchas personas y han acabado enamorados.
El menor se quedó callado por unos segundos, reflexionando las palabras de su mamá. ¿Realmente no sentía nada por Reiko? Lo podía negar, pero en el fondo él sabía que la verdad era otra. ¿Negaba sus sentimientos hacia Reiko por lo que pasó con su padre la última vez que gustó de alguien? No soportaría que Enji se llevará a Reiko de su lado por no saber controlar sus sentimientos. Sacudió su cabeza, listo para refutar lo dicho por su madre, pero en ese momento, el sonido del timbre lo paró. En ese instante, supo que Reiko había llegado.
Corrió hasta la entrada, dejando a sus hermanos y madre en la habitación luego del escándalo que hizo junto a Natsuo. Antes de abrir, revisó por última vez que todo estuviera listo, y al comprobarlo, se dirigió a la puerta, claramente emocionado. Al abrir la puerta, se encontró con Reiko junto a su madre. La menor al verlo, le sonrió dulcemente.
—Pórtate bien, Rei.—ordenó Nara.
—Claro ma’, lo haré.—Reiko se despidió de su madre antes de entrar a la casa de los Todoroki. Cuando Nara se marchó, Touya cerró la puerta. Tan solo se dio la vuelta, se vio envuelto por los brazos de la castaña, atrapandolo en un cálido abrazo. Ante esta acción, no pudo evitar sonreír. Revolvió un poco la cabellera de la contraria, haciéndola sonreír contra su pecho.
Fuyumi y Natsuo se encontraron con aquella escena cuando llegaron a la entrada. El albino volvió a ver a su hermana, luego a Touya y Reiko, para después volver a ver a su hermana. Fuyumi asintió, porque entendió el mensaje de inmediato. Natsuo estaba sorprendido de ver como Touya actuaba después de negar sus sentimientos hacia Reiko. Era algo tan obvio, pero el único que no lo veía era el mismísimo Todoroki.
Touya soltó a Reiko, dejando que pudiera saludar a sus hermanos. Ambos Todorokis fingiendo demencia por un segundo, olvidaron todo lo ocurrido. Los dos sonrieron, dándole una cálida bienvenida a su invitada.
—¡Reiko, es un gusto verte! He preparado personalmente un par de juegos solo para nosotras. Se que nos vamos a divertir mucho.—Fuyumi fue la primera en hablar, acercándose a Reiko y compartiéndo sus planes. A la albina le alegraba que Reiko estuviera ahí, ya que al fin no era la única niña en esa casa.
—Pero Reiko también jugará con nosotros, Yumi.—el albino se acercó a la contraria, colocando su brazo alrededor de sus hombros y chocando puños como saludo—No eres la única que quiere jugar con ella.
—Si todos queremos jugar con ella, sugiero que comencemos a aprovechar el tiempo.—Touya miró a Reiko—¿Qué quieres hacer primero? Tenemos un par de juegos de mesa, si quieres, podemos comenzar por eso.
—¡Me encantaría!
—¿Qué quieres jugar?
—Deberíamos jugar Uno.—sugirió el albino con una sonrisa orgullosa en el rostro—Soy el rey y les ganaré a todos.
—Le pregunté a Reiko, no a ti.—el mayor miró mal a su hermano, causando que el le sacara la lengua.
—Solo era una sugerencia.—el albino resopló—¿Qué quieres jugar, Rei?
—¡Monopoly! Me encanta ese juego.
—Bien, Monopoly será.—el mayor, sin desaprovechar la oportunidad de molestar a su hermano, sonrió pícaramente antes de hablar—No te vayas a enojar si pierdes, Natsu.
—¡No me enojo cuando pierdo! Además, yo soy buenísimo en el Monopoly. Les ganaré y se los probaré.
—Lo que tú digas.—respondió el mayor.
Lo siguiente que hicieron los menores fue sentarse alrededor de la mesa de la sala de estar. Fuyumi tomó la caja, para luego, abrirla y separar los billetes junto a las casas y otras tarjetas para que pudieran colocar el tablero encima de la mesa. Después colocó las cartas que pertenecían encima del tablero; sacó la bolsita en donde venían las figurillas, entregando a cada uno la de su preferencia. También hizo entrega de los billetes para que los demás pudieran comprar propiedades, casas y hoteles. Al tener todo listo, el juego comenzó.
Natsuo fue el primero en tirar los dados, moviéndose un par de casillas. Cayó sobre una propiedad, pero al no ser tan buena, no la compró. Reiko fue la siguiente en tirar los dados, quien no obtuvo tanta suerte al igual que el albino. Touya fue el siguiente, logrando caer sobre una de las casillas de tarjetas. Afortunadamente, cayó sobre una de la fortuna. Tomó la tarjeta, la leyó y sonrió. Había obtenido la carta que lo hacía moverse hasta la estación de tren más cercana y le daba la oportunidad de comprarla. Fuyumi, quien hacía de banco, le otorgó la carta de la estación de tren, tomando los billetes correspondientes.
De esa manera el juego comenzó a avanzar. Cada partida que pasaba era mejor que la anterior. De vez en cuando, Touya aconsejaba a Reiko, quien de manera gustosa, aceptaba tales consejos. A lo largo de las partidas restantes, Reiko iba prosperando en el juego gracias a los buenos consejos de Touya. Al final, la castaña terminó ganando el juego, dejando a Natsuo endeudado, a Fuyumi sin dinero y a Touya con poca fortuna.
Natsuo trató de disimular su enojo, ya que gracias a su hermano enamorado, Reiko ganó la partida. Disimuló su enojo, porque no le quería dar la razón a Touya.
Natsuo ayudó a Fuyumi a ordenar el dinero, las propiedades, cartas y tablero. Mientras ellos ejecutaban dicha acción, el menor de los Todoroki entró a la habitación. Reiko, al verlo, sonrió y se acercó a él, abrazándolo.
—¡Shoto, es un gusto verte!—la menor se separó del susodicho—¿Cómo has estado?
—Bien.—respondió, sonriéndole dulcemente.
—¿Quieres jugar con nosotros? Endeavor no se encuentra aquí.
—¡Claro!
—Podemos jugar fútbol ya que Shoto está aquí.—sugirió Natsuo, dispuesto a buscar la pelota al tener la aceptación de su idea.
—Ustedes son muy bruscos para jugar.—indicó Fuyumi, refiriéndose a Touya y Natsuo.
—Seremos cuidadosos para que podamos jugar todos juntos.—Natsuo le guiñó el ojo a su hermana, quien aún estaba algo escéptica ante la idea.
—A mi me gustaría jugar con ustedes.—la Nishimura sonrió.
—Bueno, si todos están de acuerdo, no veo por qué negarnos ante la sugerencia de Natsuo.—dijo el pelirrojo.
Mientras Natsuo buscaba el balón amarillo con el que jugaban siempre, el resto se dirigió al patio. Rápidamente el albino los alcanzó, dejando el balón en el suelo. Touya comenzó a recoger un par de ramas, las cuales estaban esparcidas por varias zonas del jardín. Planeaba hacer un par de porterías debido a que no tenían unas en casa. Natsuo, al ver esto, decidió ayudarlo para que fuera más rápido. Al cabo de los minutos, ambos terminaron las porterías, las cuales estaban a buena distancia y tenían buen tamaño, al menos, el mejor para que el balón pudiera pasar y contar cómo gol.
—Haremos equipos justos.—dijo el mayor, viendo a sus hermanos junto a Reiko, pensando en buenos equipos. Hizo los equipos al estar seguro de que eran justos—Reiko irá conmigo. Shoto y Fuyumi van con Natsuo. No me digas que son injustos Natsu, tienes a Shoto en tu equipo.—comentó el pelirrojo, mirando a su hermano con una sonrisa ladina.
El mencionado solo se encogió de hombros, pasando por alto el comentario de su hermano. Cuando observó que Touya y Reiko se dirigían a su portería, aprovechó para acercarse a Fuyumi y decirle algo.
—¿Viste? Siempre quiere estar con Reiko. Aún no se como no lo acepta.
—Cierto, es más que obvio que gusta de ella. Touya nunca ha tratado así a alguien, bueno, a excepción de la chica que gustaba hace dos años.
—Ni con ella. Con Reiko es más…especial.—refutó Natsuo al pensar en cómo trataba Touya a aquella chica.
—Probablemente.—así Fuyumi concluyó la conversación antes de comenzar el juego.
El partido comenzó algo reñido, debido a que Natsuo y Touya peleaban constantemente por el balón. Ambos varones eran muy buenos y se les notaba a simple vista. Natsuo iba algo confiado, debido a que Shoto era bueno jugando—a pesar de no jugar tanto con ellos por los entrenamientos—. Por otro lado, Touya confiaba en las habilidades de Reiko para poder defender el marco. Esperaba que Natsuo no pateara tan fuerte el balón, ya que, conociendo a Reiko, era más que seguro que iría tras la pelota para intentar atajarla.
Reiko, quien se encontraba en el marco, observaba atentamente la pelota, claramente ansiosa. No quería defraudar a Touya, por lo tanto, no dejaría que Natsuo marcará un gol tan fácilmente.
A lo largo del juego, hubieron un par de contratiempos para ambos equipos. Gracias a la determinación con la cual jugaban, lograron sobrepasar todos esos problemas. Todos estaban dando todo de sí mismos, aunque no fuera un partido de verdad.
El juego terminó en un empate; Touya y Natsuo marcaron un gol para su equipo, pero no lograron marcar más debido a que de vez en cuando perdían el balón o simplemente paseaban algo mal. A pesar de eso, todos tenían una gran sonrisa en el rostro, satisfechos con los resultados. Había sido algo muy divertido, hasta para Fuyumi, quien no disfrutaba mucho el deporte.
—Estuvo increíble. ¡No sabía que eras tan buena portera, Reiko!—reconoció el albino, sonriendo y tratando de recuperar el aliento.
—Y yo no sabia que ustedes dos eran muy buenos jugando fútbol.—dijo, refiriéndose a Touya y Natsuo.
Todos los presentes se sentaron un momento en el suelo para descansar. Trataban de recobrar el aliento antes de seguir jugando. Mientras todos descansaban, Fuyumi supo que era el momento perfecto para anunciar que iría a jugar con Reiko.
—Supongo que ahora es mi turno de jugar con Reiko.—la albina mito a Reiko, quien sonrió al oír sus palabras.
—¡Pero nosotros queremos seguir jugando con ella! ¿No es así Natsu?—el mencionado asintió, estando de acuerdo con su hermano.
—Yo quiero ir a jugar con Yumi.—dijo la castaña—Si quieren, pueden acompañarnos.
Natsuo supo al instante que Fuyumi iba a jugar algo relacionado con té, muñecas o maquillaje, por lo cual, no quería ser parte de eso. Sería muy aburrido para él. Le dio un pequeño golpe a Touya en el pie, negando con la cabeza mientras fingía una sonrisa.
—Bueno, en ese caso, nosotros podríamos…—el Todoroki no pudo terminar la oración, debido a que su hermano lo interrumpió.
—Podríamos acompañarlas. No habría problema.
—Touya, no.—dijo en voz baja, casi como un susurro, el cual Touya logró interceptar.
Al escuchar la confirmación, las femeninas corrieron al cuarto de Fuyumi para comenzar a jugar. Natsuo miró mal a Touya, sabiendo que lo hizo solo porque quería agradar a Reiko y aprovechar cada momento a su lado. El pelirrojo le sonrió, tratando de calmar las cosas.
—Te lo recompensare. Lo prometo.
—Espero que la recompensa sea buena, Touya.—Fuyumi aplicaba sombra de ojos sobre los párpados de Natsuo. El varón se mantenía quieto para que su hermana no lo reprendiera.
—Claro, claro.—artículo el pelirrojo, dejando que Reiko aplicará una mascarilla facial sobre su rostro. Él no se quejaba de nada, más por el hecho de que Reiko era quien lo mimaba. Por otro lado, supo que debía recompensar bien a su hermano por haber accedido. Sabía que no le simpatizaban este tipo de cosas, pero le agradecía internamente por haber aceptado.
Al terminar con los mayores, ambas chicas se acercaron a Shoto. Tomaron un par de horquillas para retirar el cabello de su cara. Luego, procedieron a aplicar una mascarilla facial al igual como hicieron con Touya, solo que esta vez aplicaron dos rodajas de pepino sobre los ojos del menor. El pepino ayuda reducir la hinchazón y orejas de la zona, por lo tanto le ayudaría a Shoto. El menor se había estando desvelando últimamente estudiando, debido a que la mayoría del tiempo se la pasaba entrenando. Casi no le quedaba tiempo para hacer sus deberes.
—¡Yo también quiero estar igual que Touya y Shoto! No quiero usar más el maquillaje.—-se quejó el albino mientras fruncia el ceño.
—¿Por qué? Si te ves divino Natsu.—bromeo el mayor de los Todoroki, mirando a su hermano. Al principio Natsuo rodó los ojos, pero decidió seguirle el juego después.
—Yo se que me miró divino. Pero también quiero tener una de esas cosas en la cara. Se ve que son refrescantes.
Fuyumi accedió a retirar el maquillaje de Natsuo; tomó el desmaquillante junto a un par de algodones para cumplir la petición de su hermano. También hizo que se lavara la cara para asegurarse que no tendría algun exceso de maquillaje restante. Al terminar esto, Fuyumi procedió a aplica la mascarilla sobre el rostro de Natsuo.
Los Todoroki se acomodaron sobre sus futones para relajarse mientras aún tenían la mascarilla puesta. En ese momento, una pequeña sonrisa se formó en los labios de Natsuo. A pesar de no querer jugar esto al principio, igualmente lo estaba disfrutando y pasándola bien, aunque estuvieran jugando cosas de niñas. También disfrutaba el hecho que todos estuvieran jugando juntos. Casi nunca tenían tiempo de jugar, y las veces que lo hacían, Shoto no estaba dentro de esos planes, debido a que el menor siempre estaba entrenando; además Enji no lo dejaba porque para él, jugar era una distracción.
Mientras los varones descansaban en los futones, Fuyumi arregló una pequeña mesa que tenía en su habitación para tomar un poco de té con Reiko. La albina salió un rato de la habitación para traer la infusión y disfrutarla con su amiga. Al servirla, desprendió un olor delicioso, incitando a Reiko a probarlo.
—Está muy bueno.—halago.
—Me alegra oír eso. Mamá me enseñó a hacer esta infusión.
Ambas niñas comenzaron a conversar sobre futuros festivales, ropa, la escuela y entre otras cosas. Mientras hablaban, Fuyumi no pudo evitar pensar en ella y Touya. ¿Será recíproco el sentimiento? Tuvo la duda en ese momento, decidiendo preguntar algo respecto al tema. Se acercó un poco más a Reiko, así ninguno de los varones presentes pudieran escuchar alguna palabra. Sabía que si Touya escuchaba algo, se enojaría con ella.
—Ya que estamos en confianza, quisiera contarte algo.—la contraria asintió, observándola atentamente—En mi salón hay un niño que se me hace guapo y me gusta. ¿Crees que sería apropiado hablarle?
La castaña se emocionó al escuchar las palabras de Fuyumi. Sin pensarlo, asintió y esbozó una gran sonrisa.
—El que no arriesga no gana.—artículo.
—¿Y si no ganó?
—Hay muchos niños, Yumi. Por lo tanto, si no es el indicado, aún puedes encontrar a tu alma gemela.—Reiko la pellizco juguetonamente, sonriendo y soltando un par de risitas.
—Y…¿a ti te gusta alguien? Mi hermano, como un ejemplo.—Fuyumi se arrepintió de sus palabras al instante, sintiendo que fue demasiado directa.
—Uhm…Natsuo me parece un buen niño, pero no me gusta.—Reiko evadió el hecho de decir el nombre de Touya primero.
—No, yo me refiero a Touya. Son tan cercanos y no sé, tienen una química especial.
—¿Enserio?—Reiko se sonrojó levemente—P-pues, si, me gusta.—balbuceo—¡Pero no le digas nada! Me da un poco de pena…
—¡No te preocupes! Secreto de amigas.—Fuyumi levantó su meñique, cerrando la promesa. Su hermano aún estaba en la etapa de negación, pero aunque no lo estuviera, Fuyumi no hubiera dicho ni una sola palabra. Dejará que las cosas fluyan entre ambos.
En ese momento, Rei removió ligeramente el shoji, chequeando a los menores. Una sonrisa apareció en su rostro al ver aquella escena. Las menores continuaban hablando, mientras que los varones permanecían en sus futones; los pequeños ronquidos de Natsuo acompañado con las risitas de las niñas era lo que se escuchaba en aquella habitación. La matriarca no tardó en traer su cámara para capturar el momento; esto iba directo al álbum de fotos. Aún no podía esperar en el momento que todos estuvieran grandes para mostrarles este tipo de recuerdos.
Reiko y Fuyumi se dieron cuenta de lo que quería hacer Rei, por lo tanto, posaron para salir bien en la foto. Al terminar de tomarla, la mayor les sonrió para luego retirarse.
Unos minutos más tarde, las menores retiraron las mascarillas faciales de los varones. Tuvieron que despertar a Natsuo para hacerlo, debido a que él se había dormido profundamente.
—Me relaje muchísimo.—Touya se estiró un poco—Deberías trabajar en algún spa.
—No.—la menor respondió rápidamente—Prefiero ser una héroe, la mejor de todas. Contigo a mi lado, claro. ¿Te imaginas los noticieros hablando de nosotros? ¡Será genial!
—Claro que lo será.—el contrario colocó su mano sobre la mejilla de la menor, acariciando esa parte—Seremos los mejores juntos. Tal y como lo prometimos aquel día.
—Eres bueno recordando promesas.
—Lo sé, lo sé.—sonrió—Nunca se me olvidara eso.
—Si, nunca se le olvidara eso. Especialmente porque esa es la promesa que hizo contigo.—Fuyumi no logró impedir que Natsuo irrumpiera en la conversación; se acercó a donde se encontraba, le dio un golpe leve a Natsuo en la nuca y se lo llevó de ahí.
Ambos menores se quedaron viendo por un momento antes de estallar en risas por eso. Realmente se reían por los nervios. Touya sentía que su corazón amenazaba con salir de su pecho, junto a que sus mejillas ardían violentamente. Tendría que hablar con Natsuo después.
—Iré a traer un par de bocadillos para que veamos una película. ¿Te parece bien?—cambió el tema rápidamente.
—¡Claro!
—Elige bien la película; ya vuelvo.—el mayor le dio un beso en la frente a Reiko. Acto seguido, se dirigió a la cocina rápidamente para que la menor no notará su sonrojo. Ante tal demostración de afecto, Reiko no tardó en sentir sus mejillas calientes.
Por otro lado, Natsuo admiraba esa escena con una sonrisa picaresca, pensando en cómo aquellos dos se gustaban, y demasiado. Se alegró internamente por Touya, ya que tenía a alguien le alegrará los días y lo hiciera estar de buen humor.
La noche fue cayendo sobre la ciudad de Musutafu. El firmamento se llenó de incontables estrellas, algunas más brillantes que otras. La luna, tan serena y brillante, acompañaba a los astros en el cielo.
Los Todoroki aún permanecían al lado de Reiko, viendo un par de películas de héroes.
Decidieron mirar las películas Spiderman Into The Spiderverse y Spiderman Across The Spiderverse después de cenar. Fueron recomendadas por la Nishimura, diciendo que eran una de las mejores películas que había visto en años.
—¡No puedo creer que Miles no debió ser picado por esa araña!—exclamó Fuyumi, sorprendida al terminar de ver la película—¿Te imaginas que no hubiera sido picado?
—Era algo que se podía ver venir, debido a que en el universo de Miles ya había un Spiderman. No haría tanto sentido tener a dos. En todos los universos solo hay uno.
—¡Es uno de los mejores plot twist! Tienes que aceptarlo, Natsuo.—intervino Touya, a quien me había encantado la película.
—Touya tiene razón. Yo no pude superar ese plot twist.—explicó Reiko.
Antes de que los menores pudieran continuar la plática sobre la película, Rei irrumpió en la habitación.
—Reiko, querida. Tus padres vendrán algo tarde a casa debido a que aún están trabajando. Ya es hora de dormir de estos niños, y si quieres dormir, también puedes hacerlo. Te despertaré cuando sea hora de irse.—explicó la Todoroki.
—¿Y papá?—preguntó Fuyumi, claramente preocupada. No sabía si Enji se iba a molestar al ver a Reiko a esas horas en casa.
—No vendrá a dormir. Tuvo que ir a una misión inesperada a Kyushu.—todos los Todoroki soltaron un suspiro de alivio. Rei se retiró cuando terminó de dar la noticia, dejando a los menores a solas.
—Preparemos todo para dormir—dijo Natsuo de un bostezo—Ya estoy cansado.
Todos los presentes acomodaron los futones para poder dormir a gusto. Decidieron dormir todos juntos, como si fuera una pijamada. Al poco tiempo, se escucharon pequeños ronquidos por parte de Natsuo, anunciando que ya se había dormido. Fuyumi y Shoto fueron los que se durmieron poco tiempo después. El único que no podía dormir era Touya. Daba varias vueltas en el futón, tratando de encontrar la posición perfecta para conciliar el sueño. Al girarse a la izquierda, notó que Reiko aún estaba despierta; miraba fijamente al techo sin moverse. Al parecer él no era el único que no podía conciliar el sueño. Admiró a Reiko por un momento, mirando con detalle cada cosa de ella. Era muy linda.
Salió de su trance cuando Reiko se dio vuelta, quedando de frente. Ella esbozó una pequeña sonrisa al ver a Touya.
—¿No puedes conciliar el sueño?—murmullo el Todoroki, tratando de ser lo más bajo posible como para no despertar a sus hermanos.
—No. Es difícil conciliar el sueño cuando sabes que tus padres están combatiendo el crimen allá afuera. Siempre vuelven antes de la hora de dormir.—la menor bajó la mirada algo preocupada. Al notar esto, Touya decidió hacer algo para distraerla.
El menor abandonó su futón, acercándose a donde se encontraba Reiko. La contraria lo miró con cierta curiosidad, pensando en qué estaba tramando. Él hizo un ademán, indicando que fueran afuera. Ella obedeció, abandonando su futón y siguiendo al pelirrojo. Abrieron el shoji con sumo cuidado, para evitar que alguien se despertara. Touya guió a Reiko hacia el patio trasero, en donde estuvieron jugando unas horas antes.
Touya se sentó primero, invitando a Reiko a hacerlo también. La brisa nocturna chocaba contra sus rostros, produciendo ciertos escalofríos debido a lo fría que estaba. La menor quedó expectante, esperando que Touya hiciera algo. El mayor se acostó sobre el pasto, quedando boca arriba, mirando el cielo.
—¿Qué haces?
—Acuéstate y verás.
La menor no dudó en ningún momento, acostándose al lado de Touya. Quedó impresionada al ver el firmamento repleto de estrellas. Era todo un espectáculo, algo bonito de ver. Reiko casi no salía de noche, y supo al instante de que se perdía tremenda obra de arte. Los astros brillaban con intensidad alrededor de la luna, la cual, estaba llena y en su punto más alto esa noche. Brillaba tanto, emanando un brillo plateado y frío.
—¡Es tan hermoso!
—¿Verdad que sí?—ambos menores quedaron embobados viendo aquello. Era tan hermoso que parecía casi irreal. De un momento a otro, comenzaron a identificar las constelaciones.
El silencio los invadió por un momento después de identificar todas las constelaciones que se encontraban en el firmamento ese día.
—He oído algo que dicen sobre la luna y las estrellas.—Touya rompió el silencio.
—¿El que?—preguntó, claramente curiosa.
—La verdadera razón por la cual las estrellas están junto a la luna. De hecho, hay una historia sobre eso.
—¿Te importaría contarme?
—Claro.—el mayor hizo una breve pausa antes de proseguir.
«Hace muchos, muchos años, la luna permanecía sola en el cielo nocturno. Se decía que su luz no era como la de ahora; antes era una más tenue y casi apagada; muchos decían que iba a desaparecer a ese paso. Pero una noche, llegaron los “viajeros de otra galaxia”, los cuales viajaban de galaxia en galaxia. Decidieron descansar aquí en la tierra, debido a que venían de muy lejos. Esa noche, se encontraron con la luna, y quedaron extasiados con su belleza. Habían escuchado hablar sobre “la dama de plata”, la cual era muy codiciada por muchos planetas y galaxias, pero no sabían su ubicación exacta aún. Se decía que era muy bella, y al verla, supieron que no mentían en lo absoluto. Aunque una de las cosas que decían era que la dama de plata emanaba un brillo capaz de iluminar un lugar entero, pero al parecer no era verdad.
—¡Oh querida dama, tan bella y serena! ¿Qué le ha pasado a tu brillo, brillo del cual todos hablan?—dijo uno de los astros sin poder creer que la dama de plata estaba tan apagada.
—¡Querido viajero, no sabes que sola estoy! He estado aquí, acompañando a los humanos por la noche, pero, ¿quién me hace compañía a mi? Estoy sola, tan sola entre tanta oscuridad.
—¿Sola? ¿No hay nadie que te pueda acompañar?—preguntó, casi incrédulo otro de los astros.
—No, querido mío.
Los astros, tan conmovidos por las palabras de la luna, decidieron quedarse a su lado. Estaban dispuestos a dejar su vida llena de viajes por la bella y dulce dama de plata. Así, fueron compartiendo largos años al lado de la luna. Su admiración era tan grande que, podían hacer cualquier cosa que la luna les pidiera.
Entre tantos astros, había uno llamado “Sirius”. Sirius era un joven astro, el cual estaba completamente enamorado de la luna. Durante sus viajes por la galaxia, escuchaba extasiado todo lo que decían de la dama de plata. Ahora teniéndola tan cerca y a su alcance, no quería separarse nunca de ella. Fue el único astro que se posicionó en un lugar cercano a la luna. Solía compartir sus historias con ella, entreniendola durante la noche. También le dedicaba poemas o hasta canciones hechas por él.
—¡Oh, mi querida y dulce dama, prometo estar contigo hasta el fin de los días, hasta que la muerte nos separe! Oh, amor mío, como te amo y te admiro. ¡No se que haría sin ti…!—fue una de las confesiones que hizo que la dama de plata y Sirius hicieran una promesa de amor eterno. No importaba la circunstancia en la que se encontrarán, siempre estarían el uno para el otro.
Y así fue como la luna fue recobrando su brillo poco a poco. Gracias a la compañía de los astros y de Sirius, no se sentía tan sola ahora. De vez en cuando, los astros viajaban, y entre ellos iba Sirius. No todos iban a los viajes, debido a que no querían dejar a la dama de plata sola. Al volver de sus viajes, la luna sabía exactamente reconocer a Sirius entre tantos astros, porque tenía un brillo especial que los diferenciaban de todos los demás astros.
No importaba em tiempo que estuvieran lejos del otro; ambos se reconocían siempre, al menos, sus corazones lo hacían.»
—¡Es una de las mejores historias que he escuchado!—expresó Reiko, claramente emocionada al oír dicha historia.
—Si, si.—el mayor señaló a la estrella que estaba cerca de la luna—Y no es mentira, ahí está Sirius.—Reiko quedó sorprendida al fijarse bien, porque en efecto, ahí estaba Sirius.
Ambos se quedaron en silencio, una vez más. Luego, Reiko decidió romper el silencio.
—Después de haber oído esta historia, sé muy bien quién es mi luna.—la menor le sonrió dulcemente a Touya.
—¿Quién es?
—Eres tú.—Touya sintió como su corazón dio un vuelco al escuchar las palabras de Reiko. Rápidamente, sus mejillas se tiñeron de un color rojo.
—¿Es porque me veo como un satélite natural?—preguntó, bromeando.
—Claro que no, bobo. Es porque te admiro y…—la menor se sonrojó un poco—dejaría todo por estar contigo.
—Eres muy dulce, ¿lo sabías?—el mayor se sentó, cosa que Reiko imitó, sentándose a su lado—Tú serás mi estrellita.—el mayor bajó la mirada—Entre tanta oscuridad tu me hiciste compañía, y como Sirius, te posicionaste en un lugar cercano a mi. Ahora siento que recuperé mi brillo gracias a ti.—al terminar de hablar, ni él se creía lo cursi que había sido. Levantó su mirada, chocando con la de Reiko de inmediato. Tragó grueso, sintiéndose nervioso.
Miró hacia otro lugar, quebrando el contacto visual. Reiko solo sonrió al notarlo algo nervioso, pero lo que Touya no sabía, es que ella estaba diez veces más nerviosa que él.
El pelirrojo, de un momento a otro, tomó las agallas para tomar la mano de la menor, entrelazando sus dedos con los de ella. Recordó la primera vez que le tomó la mano con Reiko, y ciertamente, el sentimiento era como eléctrico y adictivo a la vez. Sentir la calidez de la contraria lo hacía sentir mejor. Reiko apoyó su cabeza en el hombro de Touya, aún mirando el cielo al igual que él.
El momento era perfecto, y casi como si fuese sacado de una película. En ese momento, Touya miró de reojo a Reiko, e inevitablemente, no pudo pensar en que estaba enamorado de ella. Ese sentimiento apareció desde el primer día, y solamente fue creciendo con el paso de estos. Esperaba que esto durará para siempre; ni podía imaginar una vida sin Reiko.
—¿Niños? ¿Están por aquí?—Rei interrumpió el momento, causando que los niños se separaran al verla. Ambos se levantaron del suelo, llegando hasta donde la matriarca para que no se preocupara.
—A-aquí estamos.—balbuceo Touya, algo nervioso.
—Niños, me preocuparon. No vuelvan a salir asi.
—Perdón, señora Rei.
—No importa ya, no se preocupen.—ella les sonrió, demostrándole que no estaba molesta—Tus padres ya están aquí, Reiko.
—¡Que bien!—expresó con felicidad. Antes de irse, se acercó a Touya y le dio un fuerte abrazo—¡Adiós, nos vemos mañana!
—Nos vemos, Rei.—ambas femeninas desaparecieron del campo de visión del Todoroki cuando cerraron el shoji.
En ese momento, Natsuo salió de entre los arbustos con una gran sonrisa llena de picardia.
—¡Todo un enamorado!—se burló el albino, soltando una gran carcajada. Touya quedó estático por unos segundos antes de reaccionar. ¿Habían escuchado todo?
—¡¿Y ustedes desde cuándo están ahí?!—preguntó algo aturdido y avergonzado. De pronto, sus mejillas comenzaron a hacerle competencia a su cabello rojizo.
—Tengo un sueño algo ligero, mi querido hermano. Escuche todo.
—Lo siento Touya. Le repetí una infinidad de veces que era mala idea, pero ya sabes como es de terco Natsu.
—¡Te voy a calcinar!—el mayor comenzó a corretear a Natsuo. Corrieron por toda la casa, mientras eran perseguidos por su hermana, quien quería parar la discusión.
Rei de un jalón de orejas los mando a sus habitaciones a cada uno para asegurarse de que no habría problemas mientras que ella no estaba. Fuyumi se disculpó con su madre algo apenada. La sonrisa de orgullo no se le borraba de la cara a Natsuo, sabiendo que algún día Touya iba a aceptar sus sentimientos y algo bonito iba a pasar entre él y Reiko.
❝Demasiado como para ser real, la realidad superó la ficción.❞
Lamento un poco la demora, hace días había dicho que iba a actualizar. Pero como verán, este capítulo es más extenso que el de la versión pasada. Pero bueno, al fin les traigo el capítulo!!
Espero que les guste como reescribi este capítulo, yo en lo personal lo disfrute un montón! No se olviden de votar y comentar <3.
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