𝐎𝟑. 𝐨𝐜𝐞𝐚𝐧 𝐞𝐲𝐞𝐬
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Eran las cinco de la mañana y la alarma no dejaba de sonar, causando que la menor de un par de vueltas en la cama, frunciendo su ceño. Una parte de ella no quería levantarse, debido a que a ella le encantaba dormir. Por otro lado, si quería, ya que sabía que iba a entrenar junto a Touya. Sus padres le informaron sobre el trato hecho con Endeavor; ahora tendría que entrenar con Touya desde ese día en adelante. También iría de vez en cuando a casa del héroe número dos. Cosa que no le emocionaba tanto, debido a cómo encontró a Touya aquel día. Supo que su padre ejercía mucha presión sobre él, y suponía que no sería excepción con ella.
La presión de vez en cuando era buena, ya que la impulsaba a alcanzar sus límites y ver de lo que era capaz. Pero todo en exceso es malo.
Soltó un suspiro de manera pesada, sentándose en la cama, arreglando un poco su pelo, para que al final sus pies tocaran el suelo. Un nuevo día comenzó para ella. Realizó su rutina como de costumbre, sólo que está vez solamente cambió sus pijamas por ropa deportiva. Claramente no iba a tomar una ducha, porque era seguro que sudaría, y mucho. Usualmente los entrenamientos con All Might se basan en explotar y ayudar a mejorar su don junto a su condición física. Pocas veces le explicaba las formas de manera teórica, como por ejemplo, como jugar con la psicología de su contrincante. Sabía que eso le podría ayudar en el futuro.
Al salir de su habitación, tomó rumbo hacia la cocina, en donde tomó un yogurt para no entrenar en ayunas. La última vez que lo hizo no la pasó tan bien que digamos. Terminó mareada y tuvieron que terminar el entrenamiento obligatoriamente. No quería que eso sucediera, menos si Touya estaría presente en el entrenamiento.
Mientras terminaba ese pequeño desayuno, oyó como unos pequeños toques se escuchaban en la puerta. De inmediato, supo que era All Might. Terminó el yogurt en cuestión de segundos, botando el envase en el lugar correspondiente; camino hacia la puerta, abriendola para encontrarse con su maestro y amigo.
—¡Buenos días, joven Nishimura!—saludo el héroe con mucha emoción y una gran sonrisa en su rostro.
—¡Buenos días!—la menor le dedicó una sonrisa dulce. Miró a ambos extremos, encontrándose con un par de mechones rojos, los cuales sobresalían por detrás de All might. El héroe notando que su discípula buscaba a su amigo, se apartó, dejando que ambos jóvenes se saludaran.
Los ojos de la menor brillaron con fuerza al encontrarse con los del mayor. Sin dudarlo o pensarlo dos veces, la femenina se acercó y lo abrazó con fuerza, como si fuera la última vez que lo abrazaría. En su cara descansaba una dulce sonrisa, en conjunto a unas mejillas algo sonrojadas. El mayor esbozó una sonrisa al ver aquella acción, regresando la muestra de afecto de la misma manera tan afectiva.
—¡Buenos días, Touya!
—Buenos días, Rei.
—Es increíble que entrenamos juntos. Nunca pensé que tu padre iba a permitir algo así. La suerte está de mi lado.—expresó la menor, sin dejar de sonreír en algún momento. La emoción y felicidad que tenía eran inmensas, por el simple hecho que entrenaría con Touya para ser una grandiosa heroína; lo mejor de todo, es que ambos iban a ser héroes juntos.
—A mi me sorprendió cuando me dio la noticia. Pero no me quejo de nada.—Touya revolvió un poco el cabello de la menor—Ahora vamos a poder estar más tiempo juntos.—al oír lo dicho, Reiko asintió con entusiasmo.
—Espero que hayan descansado bien.—el héroe llamó la atención de ambos jóvenes, dándoles a entender que el entrenamiento ya iba a comenzar. Debían aprovechar cada segundo, porque eso iba a definir su futuro.—Vamos a comenzar por reforzar su resistencia. Es algo esencial, y más para un héroe. En situaciones de peligro, hay demasiadas personas que necesitan ayuda, así que hay que tener la resistencia suficiente para ayudar a cada una de ellas.—al terminar de hablar, se dirigió a la puerta para abrirla y salir al exterior, acción que los infantes imitaron.
Durante el trayecto a la costa de Musutafu—lugar en donde iban a llevar a cabo el entrenamiento—, Touya sostuvo la mano de la menor, según él, por seguridad. Al ser mayor que ella y su amigo, sentía el deber de cuidarla. Pero en el fondo, le gustaba mucho tomar la mano de Reiko. Esto produjo una extraña sensación en su estómago, pero lo tacho como nervios antes del entreno. Era la primera vez que entrenaba con alguien que no fuese su padre.
Al llegar al lugar, comenzaron a realizar un par de calentamientos, debido a que después los infantes iban a trotar. All Might no quería que tuvieran algún calambre durante el entrenamiento, debido a que era realmente doloroso. Cuando ambos niños terminaron de calentar, el héroe estaba listo para dar las indicaciones.
Touya y Reiko se miraron por unos segundos, sonriendo mutuamente, emocionados porque iban a comenzar.
—Deberán trotar diez minutos por la costa. Al terminar el tiempo, deberán regresar para proseguir con el resto del entrenamiento.
Trotar en la arena da otorga varios beneficios al cuerpo, como: mejorar el equilibrio y coordinación, algo que un héroe debe tener y es esencial; fortalece los músculos y reduce el impacto en las articulaciones. Esto iba a favorecer mucho en el físico de ambos menores; esto lo harían en cada entrenamiento para mejorar su resistencia, equilibrio y coordinación.
Ambos infantes comenzaron a trotar en la costa, disfrutando el precioso amanecer, el sonido de las olas y la brisa, la cual era muy amena. El sol, mientras hacía su aparición, se reflejaba en el agua, dándole un brillo hermoso al igual que la arena, la cual parecía oro brillante. El sonido de las olas chocando en la costa era música para oídos, algo tan relajante para ella. Las nubes, por otro lado, tomaron colores cálidos. El naranja, amarillo y rosado predominaban en el cielo. La brisa removía la cabellera de ambos pequeños, permitiendo que el calor no fuera tan sofocante y sintieran una frescura placentera mientras corrían.
En sus tiempos libres solía venir ahí, la mayoría de veces con alguno de sus padres, porque no le permitían salir de la casa sola.
Pasados cinco minutos, Reiko comenzó a disminuir el ritmo del trote, quedando un poco detrás de Touya. Unos segundos después, paró, encorvandose y colocando sus manos en sus rodillas, tratando de recobrar el aliento.
—¿Ya te cansaste, Rei?—preguntó el mayor, parando y caminando para quedar enfrente de ella. Acto seguido, miró el reloj que descansaba en su mano, dándose cuenta que sólo habían pasado cinco minutos.—Quedan cinco minutos más, vamos.
—Ya no quiero seguir.—la menor se irguió, haciendo un puchero y frunciendo el ceño. Touya sonrió de manera ladina, pellizcando una de las mejillas de Reiko.
—Si continuas, prometo que te llevaré de vuelta en mi espalda.—el mayor le sonrió dulcemente al terminar de decirle la propuesta. Reiko, sin pensarlo dos veces, aceptó. Por nada del mundo iba a desaprovechar la oferta. Sin más que decir, ambos continuaron trotando por la costa.
Al completarse los cinco minutos restantes, ambos niños pararon para regular su respiración, para luego, volver con su maestro. Antes de volver, Reiko le recordó a Touya lo que dijo hace unos minutos atrás, para que cumpliera lo dicho.
—¡Llévame en tu espalda!—dijo, sonriendo de oreja a oreja.
Touya asintió, dándole la espalda a Reiko para que después, se encorvara un poco para que la menor logrará subirse en su espalda. Rápidamente la femenina subió a la espalda del susodicho, lista para volver con All Might.
—Sujetate bien. No quiero que te caigas y te lastimes.—como respuesta, Reiko asintió, apoyando su barbilla en el hombro de Touya.
El Todoroki comenzó a caminar, mientras que por otro lado, la menor observaba el paisaje nuevamente. Esta vez, sólo fijó su atención en el mar. El color turquesa se mezclaba con el blanco de la espuma que se ocasiona cuando una ola chocaba contra la costa. Inconscientemente recordó el color de los ojos de Touya, los cuales tenían un parecido al mar debido al color. Artículo lo siguiente, sin sentir vergüenza alguna:
—Tus ojos son igual de lindos que el mar.—dijo, tomando por sorpresa al mayor. El comentario hizo que las mejillas del varón se colorearan de un rojo carmesí.
—Son tan lindos y profundos, que me podría perder todo el día en ellos. Transmiten la misma paz que el mar me transmiten; cautivan mi atención, como las olas lo hacen cuando chocan contra la costa.—finalizó, sintiendo como sus mejillas ardían con fuerza ahora. Nunca fue buena expresándose, pero cuando se trataba de Touya, no le costaba tanto.
Por otro lado, el mayor sintió como su corazón palpitaba con fuerza, como si quisiera salir de su pecho. Sus mejillas y orejas ardían; nunca nadie se atrevió a decirle eso.
—Supongo que eres una gran poeta.—habló para romper el silencio que se instalo entre ellos dos.
—No soy una poeta…simplemente digo lo que pienso.—una pequeña sonrisa se dibujó en los labios del mayor al oír las palabras de la menor, las cuales salían de sus labios con algo de timidez.
La menor hizo un puchero y apartó la mirada del mar, ahora fijando la atención en la arena. Se reprochó a sí misma, porque se dejó llevar. Touya, a la vez, tenía una sonrisa algo tímida, pero a la vez reflejaba felicidad. Ahora pensaría todo el día en lo que la menor le dijo.
Sin darse cuenta, habían llegado al lugar en el cual All Might estaba esperándolos. El héroe al ver a Reiko en la espalda de Touya, se preocupo, pensando en que le ocurrió algo. Se acercó a los menores antes que ellos pudieran llegar hasta donde él.
—¿Le pasó algo, joven Nishimura?
—No, simplemente estaba algo cansada.
—Me alegra oír eso, pensé que algo le ocurrió.—hizo una breve pausa—Tomaremos un pequeño descanso para seguir el entrenamiento. Podemos comprar el desayuno de camino a casa, ¿les parece?
—¡Si!—respondieron al unísono.
En el camino de regreso pararon en una tienda de conveniencia, en donde adquirieron dos sandwiches con crema y fruta, junto a dos cajas de leche saborizada. Los menores disfrutaban su desayuno mientras intercambiaban un par de palabras, compartiendo un buen tiempo.
—Espero que hayan descansado adecuadamente. Ahora la dificultad va a aumentar un poco.—Reiko arqueo un poco la ceja, mientras que Touya estaba expectante a las próximas palabras del héroe. All might los guió hasta la sala de entrenamiento, en donde se encontraban varias cajas apiladas con ventanas dibujadas en ellas. Esto simulaba edificios; por encima de ellos se encontraban un par de peluches y muñecas de Reiko, los cuales iban a simular ciudadanos.
Este entrenamiento iba a consistir en la práctica del rescate y uso correcto de las particularidades para el rescate. Trabajarían en la agilidad y trabajo de equipo de ambos pequeños.
—¿Que se supone que haremos?—se atrevió a preguntar el Todoroki, curioso.
—Van a tener que salvar a los peluches, o mejor dicho, ciudadanos.
—¿Pero de que? ¿Y los villanos?—los ojos de Reiko recorrían la habitación, en busca de algún peligro para los peluches.
—Pronto van a aparecer.—Nara se comprometió a ayudar en el entrenamiento, aportando la aparición de los “villanos” durante esto. Desde que llegaron, Nara estuvo detrás de la puerta del cuarto de entrenamiento para lograr que aparecieran utilizando su don.
De pronto, pequeños osos de peluches con parches y cicatrices, aparecieron. Los pequeños villanos comenzaron a correr hacia los edificios para poder capturar a los ciudadanos. Reiko cerró sus ojos y se concentró para activar su don; sin perder el tiempo, Touya corrió detrás de los villanos para alejarlos de los edificios.
Cuando Reiko logró activar su don, corrió detrás de los villanos al igual que Touya. El mayor logró retener a un par de villanos, mientras Reiko los salvaba y los dejaba en la zona segura—la cual estaba marcada en el suelo; se encontraba en una de las esquinas de la habitación—.
Mientras Touya continuaba luchando con los villanos, Reiko trataba de salvar a uno de los ciudadanos, el cual se encontraba en uno de los edificios más altos. Extendió su mano, tratando de alcanzarlo antes que los villanos aparecieran. De repente, sintió un cosquilleo en las yemas de sus dedos; unos látigos, los cuales desprendían un brillo peculiar y pequeñas constelaciones aparecieron y tomaron el peluche para salvarlo. Se sorprendió al ver esto, debido a que era una habilidad nueva. Miró sus yemas, logrando ver pequeñas marcas de distintas constelaciones en ellas.
Touya y All Might también presenciaron eso, de igual manera quedaron sorprendidos.
«La particularidad de la joven trae muchas sorpresas.» pensó el héroe. Realmente era un poder increíble, y si, traía muchas sorpresas e incógnitas.
El Todoroki sonrió, orgulloso de Reiko porque estaba avanzando a pasos agigantados. Continuó con el entrenamiento, apareciendo un par de llamas color carmesí para ahuyentar a los villanos que se acercaban a los edificios. Miró a Reiko, para después decirle:
—¡Los mantendré alejados, salva a los peluches restantes!—Reiko asintió, corriendo hacia donde se encontraban los otros peluches para rescatarlos.
Tomó a uno de ellos, luego extendió su diestra para utilizar su nueva habilidad. Como no tenía un buen control sobre ello, derrumbó uno de los edificios, pero gracias a su agilidad, atrapó al peluche antes que tocara el suelo. Soltó un suspiro de alivio, y pensó que tendría que trabajar más esa habilidad para perfeccionarla. Corrió hasta la zona segura y los dejó ahí, para luego regresar por los últimos. Touya la ayudó, cubriendo su espalda por si algún villano se atrevía a acercarse.
Culminaron el entrenamiento realmente bien, y el héroe estaba orgulloso por el desempeño y trabajo en equipo de ambos menores. Las ilusiones desaparecieron, causando que todo volviera a la normalidad.
—¡Buen trabajo, jóvenes! Terminamos por hoy.—una llamada inesperada hizo que el héroe tomará su celular, y al ver la pantalla, supo que necesitaba retirarse en ese momento—Tengo asuntos que atender, ¡nos vemos!—caminó apresuradamente hacia la puerta, abandonando el lugar.
Reiko tomó asiento en el suelo, soltando un suspiro, exhausta. Touya, al ver esto, sonrió y se acercó a ella para sentarse a su lado, acariciando su cabeza con dulzura.
—Lo hiciste bien, Rei.
—¡Gracias! Tú lo hiciste igual de bien. Cuando seamos héroes vas a tener un montón de fans. Obviamente yo seré la número uno. Estuve desde los inicios de tu carrera como héroe.—expresó con orgullo.
Touya soltó una carcajada al oír las palabras de la niña. No pudo evitar sentir ternura al oír eso.
—¿Eres mi fan?
—¡Claro! ¿Quién no lo sería! Eres genial, tienes un poder genial…—la menor le sonrió—De grande, de seguro serás el héroe número uno.
—Todavía me falta mucho que aprender. Tal vez tú me superes.
—No digas eso. Seremos los mejores juntos.—Reiko se acercó a Touya, colocando sus brazos alrededor de su cuello, lo atrajo a ella para darle un abrazo. Luego, se apartó, su mirada conectó con la del mayor instantáneamente—Es una promesa.—la femenina levantó su dedo meñique, para realizar el famoso “pinky promise”.
—Es una promesa.—el mayor levantó su meñique al igual que Reiko, entrelazandolo con el de ella.
Se miraron a los ojos, y de repente, el momento se hizo eterno. Ambos esperaban con todas sus fuerzas que esa promesa se cumpliera, que pudieran ser héroes juntos, ser los mejores juntos; simplemente estar juntos en todo momento. Cada uno era muy especial para el otro. Ambos iluminaban sus vidas cada vez que estaban juntos. Touya no podía sentirse más agradecido con el universo por otorgarle la oportunidad de estar con alguien como Reiko. Era como un ángel de luz, que lo guía por la oscuridad y está ahí para él. En tan poco tiempo se hicieron querer y se hicieron inseparables. Ahora no podían imaginar una vida sin él otro.
Ese día, Touya hizo otra promesa, solamente que esta vez era a sí mismo. Prometió cuidar a Reiko en todo momento, no hacerla llorar ni sufrir nunca, y estar para ella siempre, sin importar qué. Esperaba que pudiera cumplir esa promesa hasta el último día en la tierra.
Los menores pasaron el resto del día juntos, hasta que la noche cayó sobre Musutafu. Los padres de Reiko se aseguraron de llegar algo temprano para dejar a Touya en casa. Aunque vivieran enfrente del otro, no les simpatizaba que se fuera solo.
Antes de abandonar la casa, Reiko se despidió de Touya con un gran abrazo y una sonrisa.
—Nos vemos mañana.
—Nos vemos, Rei. Descansa, mañana nos tocará entrenar con mi padre.
—Claro, lo haré.
Ren acompañó a Todoroki a su casa. Tocó la puerta y ambos varones esperaron pacientemente a que el héroe número dos les abriera la puerta. Al atender, Enji saludo a Ren; dejó pasar a Touya, quien se quedó detrás de él.
—All Might me dijo que el entrenamiento de hoy fue muy bueno, y tú hijo tuvo un gran desempeño en el. Va a ser un gran héroe, Enji.
—Claro que lo será.—respondió rápidamente—Gracias por traerlo.
—Un gusto.—Ren se despidió, retirándose.
Enji cerró la puerta de su casa, mirando a sus hijos. Fuyumi y Natsuo no habían tardado en aparecer al encuentro de su hermano para preguntarle cómo estuvo el entrenamiento. Casi no pudieron hablar, ya que el patriarca interrumpió.
—Déjenme a solas con Touya un momento, quiero hablar con él.—ordenó el mayor. Natsuo y Fuyumi obedecieron rápidamente, yéndose a sus habitaciones.
Al encontrarse solos, Enji comenzó a hablar.
—¿Cómo te fue en el entrenamiento? ¿Te fue bien?
—Si. Para ser el primer entrenamiento me fue bien.
—Ya veo.—el mayor miró a su hijo por última vez antes de retirarse. Mientras caminaba, seguía hablando—No serás alguien inútil al menos. Espero que te esfuerces, no quiero que seas la sombra de Reiko. De Shoto…ya veremos.—dijo las últimas palabras de una manera algo despectiva, sabiendo que por el problema que tenía con sus llamas podía acabar siendo la sombra de Shoto.
Touya apretó sus puños y tenso la mandíbula. Se mordió la lengua para no decir groserías ese instante. Sentía celos de Shoto, porque él era el tesoro de su padre como alguna vez él lo fue. No quería ser la sombra de Reiko, y menos de su hermano menor. Por eso seguía perseverando en sus entrenamientos para volverse alguien fuerte. No se iba a dar por vencido por aquellas palabras algo crueles, de hecho, le iba a demostrar algo diferente a Enji. Quería que él se sintiera orgulloso de él. Touya solo deseaba la aprobación de su padre.
Iba a trabajar duro para obtenerla, y le iba a mostrar lo contrario.
«Superaré a Shoto y seré el número uno. Solo dame algo de tiempo.» pensó Todoroki, mientras iba a su habitación. Claramente él iba a ser el mejor, y nadie lo iba a detener. Sabía que algún día Enji se iba a retractar por haberle dicho eso y tratarlo así.
❝Lo que te prometo se que lo escucha Dios.❞
La de actualizar ya no me la se 😔. Espero que les haya gustado!! Gracias por la paciencia.
También aviso que el segundo libro de la saga, Alma Dinamita, ya está publicado nuevamente!! Pasen a leerlo, no se arrepentirán:)
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