Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝐎𝟏. 𝐦𝐲 𝐬𝐨𝐮𝐥𝐦𝐚𝐭𝐞

+ 3O votos y 1O comentarios para desbloquear el siguiente capítulo.

✩*⢄⢁✧ --------- ✧⡈⡠*✩

El encuentro de dos almas que están destinadas a estar juntas es lo más hermoso que se puede presenciar. La conexión inmediata que hay entre dos personas y la química que está a flor de piel lo es todo. Encontrar a tú alma gemela es algo que muchos anhelan, esperando con ansias el día que ocurra. 

Eso pensaba Reiko, mientras que un par de rayos de sol se colaban entre sus ventanas, acariciando su rostro con calidez. Ella observaba su meñique, pensando en la leyenda del hilo rojo. Según la leyenda, todos tenemos un hilo colgando de nuestro dedo meñique desde que damos nuestro primer respiro en este mundo, y este hilo se extiende hasta el meñique de otra persona que está destinada a ser nuestra pareja. Se dice que este hilo, un hilo tan especial, es inquebrantable. Puede estirarse o encogerse, pero nunca desaparecerá. A medida que éstas dos personas se mueven por la vida, sus hilos se cruzan y se unen, guiándolas hacia su destino. 

Aunque estas dos personas pueden estar separadas por la distancia, el tiempo y las circunstancias eventualmente los unirán en el momento adecuado. También se usa como una metáfora para el destino, para saber que nuestras vidas están conectadas de una manera mágica con la de otra persona. 

La castaña pensaba constantemente en que si algún día ese hilo la iba a reunir con su alma gemela. A quién me iba a mentir, ella vivía esperando a su príncipe azul. 

Dejó caer su mano sobre la mesa, dejando aquellos pensamientos al lado por un momento. Sus ojos viajaron hasta el reloj que colgaba en su pared, mirando la hora. Ya se acercaba el momento en el que el héroe número uno, All Might, llegará a casa para comenzar el entrenamiento. Se sentía tan afortunada de tener al símbolo de la paz como su maestro. Al parecer, conoció a su padre en sus “tiempos dorados”, mientras estudiaban en la UA. 

Se dirigió a la sala de estar para matar un rato el tiempo. La espera se le hacía eterna, así que decidió ver un poco de televisión. Decidió buscar videos de un ex héroe llamado Supernova, quien tenía una particularidad similar a la de ella. Recuerda haber visto una noticia, la cual llevaba por título: “La pérdida de un gran héroe, Supernova”. Falleció hace un par de años a manos de un villano. Decidieron no mostrar tanto detalle, por lo cual no se sabía más a fondo quien había sido y como pasó todo. Aún no se sabía porque los noticieros decidieron hacer esto. Se preguntaba si alguna vez su vecino—el héroe número dos de llamas flameantes—habrá colaborado con él alguna vez. 

Endeavor, es cierto. 

Pauso el video, caminando rápidamente hacia la ventana que se encontraba al lado de la puerta principal. Era una pequeña, pero se lograba ver la casa del héroe. Aquel portón de mediana altura tapaba un poco la casa, dejando casi nada para ver, solamente el techo. A Reiko le daba curiosidad saber cómo era la casa por dentro, cómo era el ambiente. ¿Sería genial ser hijo de Endeavor? Una parte de ella lo dudaba, ya que casi siempre el héroe mostraba su faceta seria, nunca sonreía como lo hacía All Might. ¿Por qué no sonríe, si un héroe eso debe hacer? Frunció un poco el ceño al pensar en lo último. 

Rápidamente, esa expresión desapareció, dejando una mueca de sorpresa al ver como el portón se movía, dejando ver a uno de los hijos de Endeavor. Corrió hacia la izquierda, mientras que su padre salía detrás de él con una expresión de enojo y cólera pura; las llamas que eran como una máscara en su cara, estaban más pronunciadas de lo normal. Al parecer eso no le importó, porque lo próximo que hizo fue cerrar el portón. 

¿Entonces era un mal padre, al cual le importaba un bledo lo que le ocurriera a sus hijos? ¡Corrían peligro en el exterior! Al menos eso le decían sus padres. Recordaba a la perfección las palabras que repetían antes de salir y dejarla sola—lo hacían porque debían trabajar—. Ser hijos de héroes significaba correr más peligro, porque los villanos acechaban desde las sombras, esperando la oportunidad perfecta para secuestrarlos, para luego pedir grandes sumas de dinero. 

Miró un rato por la ventana, esperando que el menor regresara. «Tal vez se arrepiente y vuelve.» pensó. Los minutos pasaron, la menor se impacientaba en conjunto a que una gran preocupación la atacaba, comenzando a sobrepensar. Uno de los pensamientos que se le vinieron a la mente fue el de que lo secuestraban, algo le pasaba y ella quedaría con la culpa de que no hizo nada. 

«La esencia de un héroe es ser metiche.» con esta frase, se auto justificó para pasar por alto por un momento los cientos de testimonios de héroes hablando sobre la desapariciones de sus hijos, junto a todas las advertencias de sus padres. Se colocó sus tenis, los cuales estaban en la entrada. Luego tomó la manija, dándole vuelta para abrirse paso al exterior. Antes de salir, asomó su cabeza, mirando hacia ambos lados. ¿Y si la emboscaban, para luego entrar a casa para robar todo lo de valor? No podía permitirse que le robaran su edición limitada de los álbumes de Arctic Monkeys. Primero moría ella antes que eso pasara. 

Cuando no encontró amenaza alguna, salió de su hogar, dirigiéndose hacia la búsqueda del menor. Caminó un par de cuadras hasta llegar al parque de la comunidad. Usualmente se encontraban parejas, familias o personas que sacaban a pasear a sus mascotas. De milagro, no había nadie ese día, a excepción del hijo de los Todoroki, quien estaba en una banca, encogido, escondiendo su rostro entre sus brazos. Le dio algo de lástima verlo así, nadie merecía estar triste. 

Se acercó poco a poco, sin detenerse o dudar en algún momento. El sentimiento de magnetismo entre ellos era fuerte, pero por el momento, solamente Reiko lo sentía. Sus ojos vagaban en la cabellera de color carmesí con algunos mechones blancos que sobresalían entre los otros. Su mirada bajó hasta sus brazos, en los cuales pudo observar un par de quemaduras de primer grado y las cicatrices que dejaban. ¿Endeavor lo maltrataba acaso? Un amargo sabor se instaló en su boca. Desde ese momento, supo que la casa de los Todoroki era un enigma el cual no quería resolver. 

Trago saliva antes de hablar porque su garganta se secó repentinamente. Respiro hondo, cambiando su expresión de preocupación por una más acogedora para brindarle algún tipo de seguridad al varón que tenía enfrente. 

—¿Estas bien?—esas dos palabras fueron las únicas que pasaron por su mente, y las únicas que dijo. Pero en su tono de voz se oía la preocupación que sentía por el infante.   

Touya, el primogénito de los Todoroki, apartó su rostro de sus brazos, levantando la mirada lentamente antes que chocará contra la de la contraria. Hasta ese momento, nunca creyó que la mirada de alguien transmite tanta calidez, pero la mirada de la castaña le enseñó que si existían ese tipo de miradas. Sus ojos tenían un brillo especial, no solamente porque el sol que estaba poniéndose en el oeste los iluminaba, no, tenían algo más. El tiempo parecía detenerse para ambos menores, sintiendo aquel momento eterno. Sus almas sintieron la cercanía y calidez de la otra, ¿acaso todo lo que necesitaban estaba enfrente del otro? La respuesta es corta, sencilla: si. 

Reiko, por otro lado, se perdió en el bello turquesa de los ojos del varón. Pudo jurar que cuando sus miradas se conectaron, brillaron de manera intensa, dándoles un destello especial. Inevitablemente, la leyenda del hilo rojo pasó por su mente. “¿Así es como se siente encontrar a tú alma gemela, o simplemente es amor a primera vista?”. Un fuerte calor azotó las mejillas de la femenina, causando que quisiera cubrirse el rostro de inmediato, porque sabía perfectamente que estaba totalmente roja. Desvío la mirada, aún esperando la respuesta de él. 

—Estoy…bien.—artículo, sin desviar la mirada.—Simplemente tuve un par de problemas en casa. A veces no soporto el ambiente.

—Pero no puedes escaparte así. ¿Sabes los peligros que acechan aquí?—por un momento Reiko olvidó que probablemente sus mejillas estaban teñidas de rojo, conectando nuevamente la mirada con el varón.

—¿Por qué te preocupas tanto? No me conoces.—dijo, sonando más grosero de lo que deseaba.

—Un héroe siempre se preocupa por personas que no conoce. Si no fuera por eso, en la sociedad no existiera ningún héroe. 

Touya se quedó callado, porque sabía que ella tenía razón. No pudo evitar pensar en que ella sería una gran heroína de grande. Cualquier otra persona lo hubiera dejado a su suerte, como su padre lo hizo, pero ella, sin embargo, no fue así. 

El medio albino bajo la mirada, avergonzado por hablarle de esa manera a la castaña.—Disculpa, no quise sonar grosero. Tienes razón.—Reiko se sentó al lado de él, dejando que sus pies no tocaran el suelo, comenzando a moverlos debido a los nervios que aún sentía. El silencio que se instaló entre ellos no era incómodo, al contrario, era un silencio ameno, que los envolvía en una sensación cálida. 

—¿Cómo te llamas?—se atrevió a preguntar el varón.

—Reiko, ¿y tú?

—Touya.

—Touya.—pronunció de manera lenta, causándole un escalofrío a el mencionado—Lindo nombre.—Reiko volteó a verlo, sonriéndole dulcemente. El varón imitó la acción, solamente que le dedicó una sonrisa algo tímida. 

La calidez que transmitía aquella infante era algo ameno, algo que se podía disfrutar. Transmitía un remanso de tranquilidad, más cuando sonreía o esos ojos de color café algo oscuro te miraban. Aquellas mejillas regordetas le hacían querer apretarlas, y estaba casi seguro que con el mínimo apretón se tornaría de color rojo.

Nuevamente, aquel silencio no incómodo se instaló entre ellos. La brisa movía delicadamente las melenas de ambos niños, mientras que el susurro de los árboles era la única melodía que se escuchaba en todo el lugar. 

La menor volteo a ver a Touya, analizando sus facciones. Sus ojos algo rasgados, las mejillas algo afinadas, llevándola a pensar que estaba en la pubertad o iba a entrar a ella, una nariz recta, unos labios algo delgados y un bonito perfil. Sus ojos vagaron hasta sus brazos, dándose cuenta que se olvidó por completo de las quemaduras. 

—¿Te duelen? Perdón por no haberte ofrecido algún tipo de ayuda antes.

—Ah, no te preocupes. Si me duelen un poco, pero no es nada del otro mundo, puedo soportarlo.—el menor arqueo una ceja al ver que Reiko negó. Acto seguido se levantó de su lugar, para colocarse enfrente de Touya y extenderle la mano.

—Por lo menos déjame poner alguna venda ahí.—la castaña esbozó una sonrisa—Te llevaré a casa.—Touya tomó la mano de Reiko, quien entrelazo sus dedos con los de él. Comenzaron a caminar hacia la casa de los Nishimura. El Todoroki trago grueso, sintiendo como sus manos comenzaban a sudar un poco. Nunca le agarró la mano a alguien más que no fuera su madre o hermana. No sólo sentía nervios, no, ese sentimiento estaba mezclado con uno de calidez. Sonrió. Se sentía agusto con Reiko. Poco a poco fue aflojando su agarre—apretó la mano de Reiko porque se sentía nervioso y estaba tenso—. 

Al llegar, la Nishimura abrió la puerta, dejando que Touya entrará primero. 

—No, entra tu primero. Mi mamá siempre dice que las niñas van primero.—recibió una sonrisa algo tímida por parte de Reiko como respuesta. 

Ambos entraron a casa. Rápidamente la infante se dirigió a su habitación para buscar el botiquín de emergencias que tenía en caso de que se hiciera alguna herida pequeña y no quisiera preocupar a sus padres por algo así. Tomó una venda y una crema especial para tratar las quemaduras. Luego se acercó al varón de ojos turquesas, mirándolo buscando aprobación en su mirada para poder tomar su brazo y curarlo. Touya asintió, extendiendo su brazo, dejando que Reiko le ayudará. 

—¿Sueles quemarte mucho?—la menor colocó un poco de crema en su dedo índice para luego colocarla en el brazo del susodicho.

—Si, después de usar mi don aparecen, pero puedo soportarlo.—al notar la preocupación en el rostro de la menor esbozó una sonrisa, como para que no se preocupara. Después de todo, él sigue entrenando porque quiere ser un gran héroe como su padre. 

—Cuídate, algún día te puedes hacer una quemadura grave. No quiero eso.—la menor colocó la venda en el brazo derecho después de ponerle la crema, luego repitió lo mismo en la zurda. 

—Lo haré, no te preocupes. 

Poco después, se escucharon un par de toques en la puerta junto a una voz que cualquiera podría reconocer, porque era nada más ni nada menos que de All Might, el símbolo de la paz. Por un momento Reiko olvidó su entrenamiento, reemplazandolo por el pensamiento del Todoroki. 

—¿Ese es…All Might?—preguntó Touya, sorprendido al oír la voz del héroe número uno. La peli castaña corrió hasta la puerta y la abrió, respondiendo así la pregunta de su nuevo amigo. El símbolo de la paz tenía aquella sonrisa tan característica en su rostro, solamente que esta vez no portaba su traje de héroe, en vez de eso tenía puesto una camisa blanca y pantalones de un verde oscuro. Lo observaba con curiosidad, pero no con admiración como otros niños de su edad lo hacían. No podría admirar y aspirar a ser como alguien así como lo hace con su padre. 

—¡Ya estoy aquí, pequeña Nishimura!—habló con emoción, observando a la menor que también sonreía. Desvió su mirada hacia Touya, quien no apartaba la mirada de él. Rápidamente, Reiko notó esto y supo al instante que le debía una explicación al héroe. 

—Él es Touya. Lo ayudé porque se encontraba solo en el parque.

—¿Acaso usted salió de la casa?—cuestiono, claramente preocupado. La idea de que algo le pudo haber pasado mientras él llegaba le causó un escalofrío en su espalda—. No debió hacer eso, sabe perfectamente las reglas de la casa.

—Lo sé. Él necesitaba de mi ayuda, además…¡ una vez usted dijo que la esencia de ser un héroe era ser metiche!—al oír eso, el héroe soltó una carcajada. Le causó un poco de gracia, debido a que ser un héroe muchas veces requeriría ser “metiche” como la menor lo decía. 

—Lo pasaré por alto esta vez y no le diré nada a tus padres, pero no quiero que se repita.

—¡Está bien!

—Ahora ve a preparar el cuarto de entrenamientos. Coloca todo en su lugar.—rápidamente Reiko siguió las instrucciones, siendo lo más rápida posible para comenzar con su entrenamiento. 

Ambos varones quedaron a solas, dejando que el silencio reine entre ellos. Touya había apartado su mirada, fijandola en la dirección en la que se fue su amiga, esperando que regresara. Por otro lado, All Might miraba a aquel niño, especialmente las vendas que se encontraban en sus brazos. Al estudiar con Enji, sabía muy bien que él se esforzaba y exigía mucho. Cosa que no le extrañaría que lo hiciera con sus hijos, en especial con Touya, debido a que era el primogénito. Un par de años atrás se enteró sobre el nacimiento del menor, y tuvo la dicha de conocerlo. Al principio pensó que solamente se quedarían con Touya, pero luego se supo que Endeavor había tenido 3 hijos más. 

«Le deben de gustar mucho los niños.» pensó en su momento. Pero en realidad no sabía que el héroe tenía una gran obsesión con crear una obra maestra, capaz de arrebatarle el puesto del número uno y el mejor de todos. 

—¿Se encuentra bien, joven Todoroki?—se atrevió a preguntar, para matar el silencio. 

—Si. Reiko me ayudó a curarme.—al escuchar esto, el héroe esbozó una gran sonrisa. Nishimura siempre trataba de ayudar a los demás, cosa que All Might sabía que era auténtico de un buen héroe. 

—Debes tener más cuidado en los entrenamientos con Enji, aunque entiendo que a veces sea un poco brusco.—el mayor hizo una pausa— ¿No lo regañara por estar aquí?

—De hecho…—el menor se rascó la nuca—No sabe que estoy aquí. 

—¿Por qué?

—No aguante el entrenamiento, bueno, mi cuerpo no lo aguanto por un momento y…escape.

—Eso no es correcto, joven. Afuera hay muchos peligros. Además huir no es de héroes, ¿oh si?

—No.—respondió rápidamente. Claramente lo sabía. Aunque quisiera llevar su cuerpo al máximo, había veces que no lo lograba.

—Cuando regrese a casa, disculpese para que mañana sigan entrenando. 

—Lo haré.—le dedicó una sonrisa algo falsa, porque aquel héroe que yacía enfrente de él no sabía absolutamente nada sobre lo que ocurría en casa, la exigencia constante junto a la comparación con su hermano menor: Shoto. En pocas palabras, era el prodigio del viejo. Mitad hielo y mitad fuego, heredó ambos koseis de sus padres, haciéndolo perfecto enfrente de los ojos de Enji. Touya cayó en cuenta que lo que hizo estuvo mal, solamente le estaba demostrando a su padre que era débil. Si quiere resaltar enfrente de su padre, debe hacer las cosas bien de ahora en adelante.

Tras el pasar de unos minutos, la menor regresó al lugar en donde se encontraban ambos varones. Anunció que la habitación estaba lista para que entrenará. Los tres caminaron hacia ella, solamente que Touya quedó apoyado en el marco de la puerta, observando a All Might y Reiko, quienes estaban adentro.

—¡Muy bien, joven Nisimura! Para este entrenamiento tratará de inmovilizarme por completo. Se que sonará algo difícil, pero se que lo logrará.—el héroe realizó la seña de paz con sus dedos, sonriendo como siempre. Reiko analizó la situación, algo preocupada al oír las palabras del susodicho. Probablemente está vez no haría un plan, o si, quien sabe. Pero por el momento, tendría que improvisar. 

Touya quedó perplejo al observar lo siguiente.

Reiko activo su don, lo cual causó que su cabello se tiñera de un negro profundo, igual que la noche. Por otro lado, sus ojos cambiaron de color, de un  café común a un morado con varios subtonos del mismo. Si le preguntaran a que le recordaban los ojos de Reiko, estaba cien por ciento seguro que respondería que a la galaxia o una nebula por su gama de violetas. 

—Muy bien. Ha progresado mucho. Veo que ya no me cuesta activar su don.

—¡He estado practicando mucho! Quiero ser una gran héroe, y para lograr eso requiero mucha práctica. 

Dicho esto, se dispuso a tratar de inmovilizar al héroe, quien se movía a una velocidad considerablemente alta para alguien de la edad de Reiko. Sabía que perseguirlo no me iba a servir de nada, pero aún así no se dio por vencida. De sus yemas salieron pequeñas constelaciones, las cuales movía para tratar de detener al héroe, pero falló de nuevo.

Pasó el dorso de su mano por su frente, secando el sudor que provenía de ella. Soltó un gran suspiro, pensando en que podía hacer ahora. Miró a su alrededor, pensando en qué podía hacer. En eso, sus ojos se posaron sobre el Todoroki, quien aún estaba viendo el entrenamiento. Sintió como si un bombillo imaginario se prendiera en su cabeza, otorgándole una gran idea. Hizo la letra T con sus manos, dándole a entender al héroe que era “time out”. Se acercó rápidamente a Touya, quien la miraba con una mirada inquisitiva. 

—Acércate.—le dijo, haciendo un ademán para que se acercara. El mayor se encorvo un poco para escuchar bien a Reiko. Rápidamente la menor susurró su plan a Touya, para que al finalizar le preguntara si estaba de acuerdo y si quería ayudarla. El pelirrojo aceptó. Ambos salieron del cuarto por unos minutos, para regresar después. Esta vez Touya tenía sus manos detrás de su espalda, mientras que Reiko tenía una chispa de picardía en su mirada. Aunque sabía que si este plan no funcionaba, no sabría que hacer para detener a All Might. 

La nebula comenzó a manifestarse por medio de las yemas de los dedos de Reiko, tapando el campo de visión del mayor. El no se detenía, pero ahora caminaba lento. Temía lastimar a alguno de los menores, ya que no podía ver casi nada. Cuando estuvo en la posición perfecta, Reiko gritó un “Touya”, sirviendo de señal para el mencionado, quien rápidamente ató a Toshinori, dejándolo inmovilizado de piernas al menos—no podía hacer más por la altura del héroe—. La peli castaña disipó aquella nube brillante que se apoderó de la habitación, dejando ver una gran sonrisa que descansaba en sus labios. Ahora ya no tenía el cabello negro ni los ojos morados. Al desactivar su don, esto cambiaba, pasando a ser como antes. 

La menor se acercó a Touya, atrapandolo en un gran abrazó. Se sentía en confianza al estar con él, así que permitía el contacto físico. El Todoroki alzó sus cejas un poco, sorprendido. No recibía ese trato por parte de sus hermanos. De vez en cuando por su madre, pero no era algo habitual. Aún así, correspondió al abrazo, lo cual le pareció tierno por parte de Reiko.

—¡Todo esto fue genial; gracias por ayudarme!—Nishimira levantó su mirada, chocando con la de Touya. Él simplemente esbozó una sonrisa. 

—Me gusta el trabajo en equipo. Por tan bueno que sea un héroe, no significa que sea perfecto. Muchas veces hallaremos nuestro complemento en nuestros compañeros. ¡Lo hicieron excelente! 

En efecto, muchas veces encontramos nuestros complementos de esas formas. En ese momento, Reiko sentía que encontró su complemento en todo.

Touya clavó su mirada sobre la entrada de la residencia Todoroki. Hace unos minutos estaba feliz, jugando y hablando junto a Reiko. Pero ahora la saliva se extinguió dentro de su boca y tragar se le hacía imposible. Estaba seguro que su padre estaría realmente furioso con él por haber escapado en medio del entrenamiento, aún peor, por llegar hasta la noche a casa. El tiempo junto a Reiko pasaba volando, por lo tanto, perdió la noción del tiempo. Esperaba, pensando en el sermón que tendría que oír de parte de su padre. 

All Might—quien se encontraba al lado del menor— se ofreció a llevarlo hasta la puerta de su casa, sin importar qué vivieran enfrente de la casa de los Nishimura. Quería asegurarse que todo estuviera bien, porque por el momento, aquel niño era su responsabilidad. 

Después de unos minutos de espera—los cuales se hicieron eternos para Touya—, la figura de Enji Todoroki o más conocido como Endeavor se asomó por la entrada. All Might esbozó una gran sonrisa al ver a su ex compañero de la UA. 

—¡Enji, cuanto tiempo! No te pasan los años, querido colega. No has cambiado desde la última vez que te vi.

—Toshinori.—habló, sin demostrar más que seriedad. Y bueno, eso era una de las cosas que más destacan del héroe número dos: su seriedad. Muchas personas piensan que debería sonreír más, como All Might, pero él prefiere no sonreír tanto.—Touya.—pronunció el nombre de su hijo, causando que el mencionado clave su mirada en su progenitor, realmente nervioso. La mirada de Enji se posó por unos segundos sobre su hijo, luego volteo a ver nuevamente al símbolo de la paz. 

—Tu hijo va a ser un gran héroe de grande. Sabe trabajar muy bien en equipo.

—¿Entreno contigo?

—Se puede decir que sí. Le ayudó a la hija de Ren durante su entreno. ¡Debiste haber visto aquello!  

—Me alegra saber que se desenvuelve de buena manera con otros niños.—el mayor hizo una pequeña pausa—Gracias por traerlo.—el Todoroki tomó a su hijo por el hombro, colocándolo al lado suyo. Por un momento hubo un silencio sepulcral entre los tres varones. All Might no sabía que decir ahora. Por otro lado, Touya sentía cada uno de sus músculos tensos. Al ver tan tranquilo a su padre, supo que lo que le esperaba iba a ser malo. Se tendría que preparar para un entreno realmente cansado. 

Cuando All Might estuvo apunto de marcharse, Enji lo detuvo al hablar.

—Dile a Ren que lo invitó a cenar junto a su esposa e hija mañana por la noche. Que sea puntual, odio a la gente que es impuntual.—dicho esto, cerró la puerta y ambos Todoroki entraron a casa. 

Touya esperaba lo peor. 

Se sorprendió al ver que su padre no dijo ni una sola palabra, dirigiéndose en silencio hacia su habitación. El Todoroki soltó un gran suspiro de alivio puro, a la vez sintió como sus músculos se relajaban. Se dirigió a su habitación antes que su padre cambiara de opinión y le diera el sermón que se merecía por haber escapado del entrenamiento. 

Cuando abrió el shoji, se encontró con su hermano menor, Natsuo, sentado en su cama. Al parecer lo estaba esperando.

—¡Hasta que al fin llegas, bobo! A este punto pensé que te habían secuestrado. Ya me iba a adueñar de tu colección de Hot Wheels y mangas. 

—En tus sueños ocurrirá eso. 

—Quién sabe, algún día mi sueño se hará realidad.—el albino le guiñó el ojo.—En fin, dime, ¿dónde estuviste?

—En la casa de enfrente.

—¿¡La casa de Abyss!?

—¿Nishimura?

—¡Claro, él!

—Si.

—¡Increíble! Yo soy su fan número uno. Quisiera tener un quirk tan genial como el de él. 

—Bueno, mañana lo podrás ver en primera fila. El viejo lo invitó a cenar.

—¿¡Enserio!?

—Si.

—Mañana será el mejor día de todos.

Touya asintió, sintiendo como una calidez se instalaba en su pecho al pensar en que mañana vería a Reiko. Sintió que ella iluminó su día de una manera increíble; parecía que ella era el sol y él era el planeta tierra. El mundo busca el sol, porque no puede vivir sin el. Y es así como la historia tan feliz y trágica había comenzado.








































My life was black and white before I meet Reiko. She was the color.

AME EL CAPITULO. Disculpen un poco la tardanza, iba a actualizar más temprano pero se me olvido 🙃. Espero que les haya gustado, besos <3.

PD: No olviden votar y comentar :)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro