🍁 𝟎𝟎.- 𝐑𝐄𝐒𝐂𝐔𝐈𝐍𝐆 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐈𝐋𝐃
🍁 PRÓLOGO 🍁
-RESCATANDO LO SALVAJE-
Los últimos acontecimientos eran terribles para todos los presentes, pero la sensación que Grover sentia era abrumadora debido a su corazón latiendo con fuerza en su pecho. A través de un túnel cubierto de barro sentía que finalemente encontraria lo que por mucho tiempo buscaba pero fue cuando se desmayó tras recibir el impacto de una roca cayendo sobre su cabeza.
Al despertar una chica pelirroja de nombre Rachel se les había unido más la noticia de Luke entregándose a Cronos, sin embargo todos estaban en una especie de caverna por donde corría un río. Con esfuerzo el grupo atravesó la corriente que los arrastraba tan fuerte como una ventisca, eso se sintió familiar para Grover.
— Creo que estamos en las cavernas Carlsbad — Comentó Annabeth titiritando de frío — Quizá una zona inexplorado.
— ¿Cómo lo sabes? — Preguntó Percy confundido, pero Grover sabía que la hija de Atenea tenía razón.
— Carlsbad esta en Nuevo México — dijo rápidamente — Lo cual explica este invierno.
Al salir del agua caminaron más y más adentro hasta que observaron algo distinto a todo lo anterior, columnas de cristal y un inmenso poder emanado del fondo de la cueva. Esa misma había sentido Grover cuando ¿Podía ser que...? El aroma a primavera de extendió por las fosas nasales de todos, de pronto el cuerpo comenzó a temblarle a Grover con conmoción pero a pesar de eso todos incluido Nico entraron en esa cueva. Los muros relucían cubiertos de cristales rojos, verdes y azules.
Bajo aquella luz extraña crecían plantas preciosas como Orquídeas gigantes, flores con forma de estrella, enredaderas cargadas de bayas anaranjadas y moradas colgando desde los muros. En el centro de la cueva había un lecho romano de madera dorada con forma de U, cubierto de almohadas de terciopelo. Y al alrededor de ese lecho varios animales balanceandose tranquilamente para la sorpresa de todos, porque no sólo eran animales comunes, había; un pájaro dodo, un animal cruce entre lobo y tigre, un enorme roedor y un mamut comiendo bayas.
Grover tragó grueso cuando sus ojos se posaron en el centro del lecho ¡Era...! Sus ojos azules los observó atentamente mientras se acercaban, su pelo ensortijado y con su barba en punta de color blanco. Tenía unos cuernos enormes retorcidos de un tono marrón oscuro y unas flautas de junto colgando de su cuello. Fue cuando estuvo frente a él que Grover cayó de rodillas.
— ¡Señor Pan!
El dios sonrió gentilmente a todos pero sus ojos reflejaban mucha tristeza.
— Grover, mi querido y valeroso sátiro — Pronuncia suavemente — Te he esperado mucho tiempo.
— Me... perdí señor — Grover lo miro a modo de disculpa.
Pan se hecho a reír con un sonido maravilloso, fue como una brisa primaveral que llenó de esperanza la cueva entera. El tigre-lobo dio un suspiro y apoyo su cabeza en la rodilla del dios y el dodo picoteo cariñosamente las pezuñas y produjo una cadencia extraña.
— Su pajaro dodo tararea — El dios asintio sonriendo.
— SÍ, su nombre es Dede — sonrie mirandola — Mi pequeña actriz.
— Este es el lugar mas hermoso del mundo — Dijo Annabeth a su lado — Mas que cualquier edificio construido a lo largo de la historia.
— Me alegra que te guste querida — respondió Pan — Es uno de los últimos lugares salvajes. Arriba me temo que mi reino ha desaparecido y sólo quedan pocos reductos, diminutas islas de vida. Esta permanecerá intacta durante algo más de tiempo.
— Mi señor — Grover tomó el valor y miro al dios con súplica — ¡Por favor tienes que venir conmigo! Los viejos sabios no se lo van a creer. Se pondrán muy contentos y podrás salvar la vida salvaje.
Grover se sorprendió cuando la mano del dios tocó su cabeza y alboroto su cabello.
— Que joven eres, Grover. Tan bueno y tan fiel — suspira mirándolo — Creo que escogí bien.
— ¿Escoger bien? - Grover lo miro sin entender — Yo no.. comprendo.
En un segundo la imagen de Pan parpadeo y por un instante se desvaneció en humo. Los animales a su alrededor se incomodaron al instante gruñendo y escondiéndose bajo el lecho. De inmediato Pan volvió a formarse frente a ellos.
— He dormido durante muchos eones. He tenido sueños sombrios. — Explica el dios con aire desolado — Me he despertado en ratos y mi vigilia ha sido cada vez más breve. Todo se debe a que nos acercamos al fin.
— ¿Pero cómo? — Gritó Grover sin entender — Pero no es así, tu estas aquí.
— Mi querido sátiro, yo traté de decírselo al mundo hace dos mil años — Comenta el dios con un suspiro — Se lo anuncie a lysas,un sátiro muy parecido a ti que vivia en Efeso, el intento propagar la noticia.
— Es la antigua leyenda donde un marinero que pasaba junto a las costas de Efeso oyó una voz que gritaba desde la orilla ¡Diles que el gran dios Pan ha muerto! — dijo Annabeth con sorpresa al recordarlo.
— ¡Pero eso no era cierto! - Grover miro al dios con tristeza.
— Los de tu especie jamás lo creyeron. Ustedes, dulces y testaduros satiros se negaron a creer mi muerte — Pan sonrie un poco — Los quiero por eso, pero no han hecho más que retrasar lo inevitable. Sólo han prolongado mi larga y dolorosa agonía que ahora debe llegar a su fin.
— ¡No! — protestó Grover con voz temblorosa.
—Querido Grover —repuso Pan—, debes aceptar la verdad. Tu compañero, Nico, lo entiende.
Nico asintió lentamente.
—Se está muriendo. Debería haber muerto hace mucho. Esto... es como una especie de recuerdo.
—Pero los dioses no pueden morir —alegó Grover.
—Pueden desvanecerse —dijo Pan—. Cuando todo lo que representaban ya no existe. Cuando dejan de tener poder y sus lugares sagrados desaparecen. La vida salvaje, querido Grover, es tan reducida y tan precaria que ningún dios es capaz de salvarla. Mi reino se ha esfumado. Por eso te necesito, para que transmitas un mensaje. Debes regresar ante el Consejo. Debes comunicar a los sátiros, y a las dríadas, y a los demás espíritus de la naturaleza que el gran dios Pan ha muerto. Relátales mi muerte, porque han de dejar de esperar que vaya a salvarlos. Ya no está en mi mano hacerlo. La única salvación deben buscarla ustedes mismos. Cada uno de ustedes ha de...
Se detuvo y miró ceñudo al pájaro dodo, que se había puesto a tararear otra vez.
—¿Qué haces, Dede? —preguntó Pan—. ¿Estás cantando Kumbayá otra vez?
La dodo alzó sus ojos amarillos con aire inocente y parpadeó.
Pan suspiró.
—Todo el mundo se ha vuelto cínico. Pero, como iba diciendo, mi querido Grover, cada uno de vosotros debe asumir mi labor.
—Pero... ¡no! —gimoteó él.
—Sé fuerte —dijo Pan—. Me has encontrado. Y ahora has de liberarme. Debes perpetuar mi espíritu. Ya no puede encarnarlo un dios. Deben de asumirlo todos ustedes.
Pan miro a cada uno de los presentes antes de hablar.
—Percy Jackson —prosiguió el dios—, sé lo que has visto hoy. Conozco tus dudas. Pero te doy una noticia: cuando llegue la hora, el miedo no se adueñará de ti.
Se volvió hacia Annabeth.
—Hija de Atenea, tu hora se acerca. Desempeñarás un gran papel, aunque tal vez no sea el que imaginas.
Luego miró a Tyson.
—Maestro cíclope, no desesperes. Los héroes casi nunca están a la altura de nuestras esperanzas. Pero en tu caso, Tyson, tu nombre perdurará entre los de tu raza durante generaciones. Y señorita Rachel Dare...
Ella se sobresaltó al oír su nombre y retrocedió como si fuese culpable de algo malo. Pero Pan se limitó a sonreír. Alzó la mano en señal de bendición.
—Ya sé que piensas que no puedes arreglar nada —continuó—. Pero eres tan importante como tu padre.
—Yo... —Rachel titubeó. Una lágrima se deslizó por su mejilla.
—Sé que ahora no lo crees —señaló Pan—. Pero busca las ocasiones propicias. Se presentarán.
Finalmente se volvió de nuevo hacia Grover.
—Mi querido sátiro —dijo Pan bondadosamente—, ¿transmitirás mi mensaje?
—N... no puedo.
—Sí puedes —aseguró Pan—. Eres el más fuerte y el más valiente. Tienes un corazón puro. Has creído en mí más que nadie. Por eso debes ser tú quien lleve el mensaje, por eso debes ser el primero en liberarme.
—No quiero hacerlo.
—Lo sé. Escucha. «Pan» significaba originalmente «rústico», ¿lo sabías? Pero con el tiempo ha acabado significando «todo». El espíritu de lo salvaje debe pasar ahora a todos ustedes. Tienes que decírselo a todo aquél que encuentres en tu camino. Si buscan a Pan, deben asumir su espíritu. Reagan el mundo salvaje, aunque sea poco a poco, cada uno en su rincón del mundo. No pueden aguardar a que sea otro, ni siquiera un dios, quien lo haga por ustedes.
— Aunque antes de eso necesito que me hagas un enorme favor mi querido satiro y me escuchen atentamente — Dijo el dios — Hace mucho conocí a una joven de nombre Kalissa Kozlova a traves de los sueños, fue mi amiga por mucho tiempo. Ella me dio un regalo que nadie en todos mis eones me otorgó y antes de irme necesito que lo protejan.
— Una hija — El dios miro a Nico unos segundos antes de asentir — Escuché a algunos esbirros de...Bueno no importa ¿Pero como señor?
— A través de los pensamientos mi querido semidios, ella me dio un deseo que mi corazón siempre guardo en lo mas profundo. Pero su madre murio hace mucho y aunque envie a algunos a protegerla fueron envenenados por algo muy oscuro y antiguo — comento el dios — Fue egoísta ahora que lo pienso traerla a este mundo y dejarla sola es algo que me entristece profundamente. Deben cuidarla por mí ahora, que viva a salvo y feliz.
— ¿Cómo podemos encontrarla? — Preguntó Percy aclarandose la garganta.
— Su nombre es Gisselle Kozlova y debe tener 14 años ahora mismo — dijo el dios sonriendo con melancolía — La última vez que la vi a través de los sueños fue en Boston. Diganle que espero sea muy feliz, ahora mi querido sátiro ¿Estás listo?
Grover se secó los ojos y se puso de pie lentamente.
—He pasado toda mi vida buscándoos. Y ahora... te libero.
Pan sonrió.
—Gracias, querido sátiro. Mi última bendición.
Cerró los ojos y se disolvió.
(...)
Malcolm miraba a Quiron con seriedad, no estaba acostumbrado a salir de su zona de confort y tener que ir a busquedas pero la situacion lo ameritaba. Grover, Percy, Annabeth y Nico habian regresado al campamento con la noticia de que el dios Pan habia muerto oficialmente.
Muchos satiros aun pensaban que mentian, sin embargo, en los ojos de aquel sátiro se podía leer la verdad. El dios estaba muerto, se había ido finalmente como varios dioses lo hicieron en los últimos siglos. Solo que ésta vez una cosa fue diferente, Pan tenía una hija semidiosa.
Según Grover, el dios Pan le informó que la vida de su hija estaba en gran peligro debido a su origen. Para encontrarla necesitaban alguien con las habilidades suficientes, ella al parecer no confiaba en nada ni nadie porque huía enseguida como animal asustado.
— El asunto es que varios monstruos se encuentran por aquellas zonas — Quirón mira al señor D que pesaba dos latas de coca cola ligth — Es por eso que irán varios equipos, cada uno líderado por alguien concreto. Tú estarás liderando a Castor, hijo del señor D y el sátiro Lucas.
— De acuerdo - Malcolm no tenía de otra más que hacerlo — ¿Y a dónde iremos?
— Tú alma mater, Malvin — El señor D bebió de su coca cola con una sonrisa fingida — Boston.
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