Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟎𝟏. ¡El restaurante flotante! ¡El coqueteo del cocinero!

𝗡𝗔𝗥𝗥𝗔𝗗𝗢𝗥 𝗢𝗠𝗡𝗜𝗦𝗖𝗜𝗘𝗡𝗧𝗘
(porque alguien tiene que hacer el trabajo difícil de contar esta historia)

El Going Merry avanzaba lentamente entre las aguas envueltas en niebla, con la Marina dejada atrás, al menos por el momento. La calma era engañosa, como siempre, hasta que Luffy rompió el silencio con algo completamente fuera de lugar, abandonando su inusual postura pensativa.

-¡Oigan! ¿También huelen eso?

-¿Oler qué? -preguntó Nami, arqueando una ceja mientras giraba hacia él.

-Hay algo en la brisa... -respondió Luffy, aspirando profundamente como si estuviera evaluando un perfume.

-¿Qué es ahora? -preguntó Usopp, ya preparado para alguna locura.

-Mantequilla. -Luffy olfateó otra vez, caminando por la cubierta con expresión de caza.

-¿Mantequilla? -repitió Ann, intrigada.

-Y salsa de soja. -Luffy sonrió como un niño el día de Navidad.

-¿Y una buena carne? -añadió finalmente, casi saltando de la emoción.

Ann, que parecía haber sido contagiada por su entusiasmo, se unió al momento con la misma energía.

-¡Yo también lo huelo, Luffy! -exclamó, oliendo el aire como si participara en algún ritual extraño, lo que le valió un par de miradas de ¿y ahora esta qué? por parte del resto de la tripulación.

-Ah, yo no huelo nada -dijo Usopp, encogiéndose de hombros.

-Creo que tiene daño cerebral -murmuró Zoro a Nami, apenas moviendo los labios.

-No me sorprendería en lo absoluto -respondió Nami, con tono seco.

Usopp, tratando de ser la voz de la razón (como si eso fuera a funcionar), se adelantó.

-A ver, Luffy, también me parece entretenido seguir olores al azar, pero ¿no deberíamos salir de esta niebla antes de que algo explote?

-Ya sé, ya sé, pero esto es diferente. Huele a comida -dijo Luffy con una sonrisa deslumbrante, como si eso resolviera cualquier objeción lógica-. Si huele a comida, significa que alguien la está cocinando.

Usopp suspiró, resignado.

Luffy dio unas indicaciones como si fuera un navegante experto, mientras seguía el olor. A Nami no le quedó más remedio que hacer lo que su capitán decía.

Entonces, como si la niebla misma quisiera confirmar las palabras de Luffy, el Baratie, el famoso restaurante flotante conocido tanto por su comida exquisita como por ser un imán para el caos, apareció lentamente a través de la bruma.

Todos se cambiaron y se dirigieron al restaurante.

-Bienvenidos a Baratie. ¿En qué puedo ayudar? -preguntó un hombre pez de manera sorprendentemente cordial en la entrada.

-¡Oye! ¿Dónde comemos? -dijo Luffy, saltándose todo el concepto de modales como si nunca hubiera existido.

Luego de que Nami convenciera al hombre pez de dejarlos pasar (léase: le dio dinero porque, claro, no tenían reservación), el grupo se acomodó en una mesa.

Mientras hojeaban el menú (o, en el caso de Luffy y Ann, ignoraban por completo que existía), Ann notó a un mesero rubio, particularmente guapo, que estaba deteniendo una pelea con la misma calma que uno maneja un día ocupado en la oficina. Poco después, el mesero se acercó a su mesa.

-Bienvenidos a nuestro restaurante de mierda, donde lo único peor que el ambiente es la comida. Me llamo Sanji. ¿Qué puedo ofrecerles? -dijo, con un tono que mezclaba sarcasmo y elegancia.

-Uno de cada uno, porfa -dijeron Luffy y Ann al mismo tiempo mientras devoraban todos los panes de la mesa. Cuando se trataba de comida, Ann parecía haber vuelto a los cinco años.

-¿Alguna bebida? ¿Un cóctel para ayudarles a digerir su pequeño festín? -preguntó Sanji, dirigiéndose a ambos con una sonrisa que era más indirecta que amable.

-¿Esta es tu atención al cliente? -intervino Nami, arqueando una ceja.

Sanji se giró hacia ella con una sonrisa radiante que claramente llevaba años ensayando.

-Disculpe, madame, qué descuido el mío. ¿Le puedo ofrecer algún aperitivo? -Y, de inmediato, pasó al coqueteo de manual.

-¿Cómo puedo hacer que una joven tan hermosa se sienta como en casa? -preguntó con una voz suave que, para Nami, era más molesta que encantadora.

Ann, que lo observaba mientras se comía otro pan, alzó una ceja. Decidió entrar en el juego con su propio toque.

-Quizá con menos palabras y más acción, mesero -dijo, mirando a Sanji directamente.

El rostro de Sanji pasó por todas las fases posibles: sorpresa, admiración y algo parecido a un colapso interno al pensar que también lo ignoraría. Mientras tanto, el resto de la tripulación intentaba no reírse en voz alta. Usopp casi se atraganta de la risa, Nami se cubría discretamente con la mano, y Luffy, ajeno a todo, simplemente preguntó:

-¿Qué acción? ¿Tiene que ver con comida?

Zoro, por su parte, observaba a Sanji con el ceño fruncido, como si estuviera calculando cuánto tiempo le tomaría derrotarlo en un duelo.

-¡Ehh, Ann tiene novio! -se burló Luffy, señalándola con la boca llena de carne.

Zoro, aparentemente molesto, pero tratando de disimularlo, decidió no quedarse atrás. Con una sonrisa irónica, tomó la mano de Ann y la besó en el dorso, imitando el estilo de Sanji con una exageración evidente.

-¿Cómo puedo hacer que una dama tan hermosa como tú se sienta como en casa? -dijo en un tono burlesco que casi sonaba teatral.

Ann apartó la mano de inmediato, fulminándolo con la mirada.

-¿Terminaron ya con el concurso de idioteces o seguimos? -preguntó, claramente harta de la situación.

El tiempo pasó, y la comida llegó. Al cabo de un rato, todos estaban llenos y quejándose, aunque con las bromas y discusiones habituales que seguían siendo el pan de cada día en la tripulación.

Cuando ya habían terminado de comer y estaban a punto de retirarse, llegó la cuenta. Ann la tomó y abrió los ojos de par en par.

-¡¿Esto es una broma?! -exclamó.

Sanji, con su sonrisa característica, respondió despreocupadamente:
-La calidad tiene un precio, madame.

Luffy, mientras se rascaba la cabeza, tomó la cuenta de las manos de Ann y la examinó como si entendiera algo, pero no parecía preocupado. Se sacó una pluma que quién sabe de dónde había conseguido y, con una sonrisa amplia, firmó la cuenta.

-¡Listo! -dijo, satisfecho.

Sanji levantó una ceja, riendo.
-¿Qué estás haciendo?

-Firmando. Con eso basta, ¿no?

Sanji miró el papel, conteniendo la risa, y luego se dio la vuelta llevándolo hacia la cocina.
-Esto tengo que verlo.

Poco después, el retumbar de pasos resonó por el restaurante. De la cocina salió Zeff, el chef principal y dueño del Baratie, con la cuenta en la mano y una expresión de incredulidad total.

-¿Quién carajo es Monkey D. Luffy? -rugió, su voz resonando por todo el lugar.

Luffy levantó la mano con una sonrisa orgullosa.
-¡Yo!

Zeff caminó hasta la mesa con pasos firmes y arrojó la cuenta firmada sobre la mesa, señalándola con el dedo.
-¿Y esto qué se supone que es?

Luffy inclinó la cabeza, confundido.
-¿No es suficiente con mi firma?

Zeff miró a Luffy como si estuviera frente a la persona más ridícula del mundo.
-¿Crees que esto es un maldito autógrafo? ¡¿Cómo demonios se supone que voy a pagar los ingredientes con un nombre escrito en un papel?!

-¡Bueno, soy Monkey D. Luffy! ¡Voy a ser el Rey de los Piratas! -respondió Luffy, como si eso lo explicara todo.

Zeff resopló, llevándose una mano a la frente.
-Sanji, prepárame un barril de jabón, este idiota va a lavar platos por un año.

-¡¿Qué?! ¡No, yo soy el capitán, no puedo lavar platos! -protestó Luffy, mientras el resto de la tripulación se ahogaba en carcajadas.

-Entonces paga la cuenta -dijo Zeff, cruzándose de brazos.

Luffy bajó la cabeza, derrotado.
-Está bien... pero no me pidan que lave bien.

Sanji no pudo evitar reír mientras Zeff escoltaba a Luffy hacia la cocina.
-Vamos, capitán. Hoy vas a aprender lo que es el verdadero trabajo duro.

Mientras tanto, en la mesa, Zoro se recargó en la silla con una sonrisa burlona.
-Podría acostumbrarme a esto.

-Yo también -añadió Usopp, limpiándose las lágrimas de la risa.

Ann, aún riendo, comentó:
-Esto es mejor que cualquier espectáculo.

Desde la cocina se escuchaba a Zeff gritar:
-¡Y más te vale que no rompas nada, mocoso!

Y así, el resto de la tripulación se encontraba divagando sobre el encuentro con la marina sentados al aire libre mientras trataban de no aburrirse.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro