𓏲 ˚‧⁺ 𝙴𝚜𝚙𝚎𝚌𝚒𝚊𝚕 𝚍𝚎 𝙷𝚊𝚕𝚕𝚘𝚠𝚎𝚎𝚗
Au: Actualidad, sin viajes en el tiempo.
Alicia en el país de las maravillas.
Contenido con el fin de entretener.
A muchos de los jóvenes en la actualidad les gusta mucho esta época del año, Halloween. Una celebración donde el mayor entretenimiento es ver de que se disfrazó tu amigo para noche de brujas o cuantos dulces vas que pedir en las casas vecinas para llenar tu calabaza.
Ése es el único pensamiento de un niño.
Para los más grandes, en este caso jóvenes su atención se direcciona claramente a las fiestas que se hacen con esta temática, normalmente se realizan para que así muchas personas pueden conocerse y pasen una noche divertida. O lo más extrovertidos, también llamados los almas de las fiestas para obtener una buena compañía por el resto del año.
Para Kira dicha celebración poco le interesa, podrá ser una de las chicas más populares de su preparatoria estando ya en último año y ser de las pocas afortunadas- o desafortunadas, en tener una grupo de amigos que acabe con su aburrimiento y la lleven casi a rastras a una fiesta de Halloween, donde por cierto; no han sido invitados.
¿La razón?
Les pareció divertido colarse en una fiesta de una preparatoria vecina, además de que en esa forma ellos no llamarían la atención como lo habrían hecho si hubieran ido a la que organizo su academia. Buscaban algo de adrenalina y nuevos aires, mejor lugar no pudieron encontrar que meterse en una fiesta que no es suya y menos siendo casi todos hijos de padres ricos. No son el tipo grupo de privilegiados, hijos de papi que quieren humillar a los demás al no tener riquezas como ellos, más bien quieren alargarse de la bola de hipocresía que existe en su mundo o el mundo que conocen desde su nacimiento.
Cada uno de los amigos iba con su respectivo disfraz, acorde a sus preferencias y los gustos de películas que recién se estrenaron en pantalla grande. Los hombres de grupo vestían como sus superhéroes favoritos, como Soro con su icónico pero no tan perdido del mapa, Thor. Debido a su alta musculatura y su nuevo look le dieron el visto bueno para el personaje de Marvel. El siguiente que vestía de un héroe es Chun, el negro y ser hijo también de una cuantiosa fortuna le acreditó todo la autoridad para lucir al caballero de la noche, Batman. Aunque por dentro hubiera deseado ser más Tony Star, pero el joderle la noche a un fanático de Marvel movió más su disconformidad para volverlo una meta que cumpliría a cabalidad. Nadie como él, un fanático de cómics y coleccionista de lo más privilegiados para destruir a cualquier fanático que inicia.
Si, es algo... extremista, es un buen chico.
Luego sigue Linn, una chica baja pero con un ego tan alto que su baja estatura la compensa. Decidió ir como la icónica y tan loca, Harley Queen. Siendo una persona algo descentrada de su realidad le iba de maravilla ser la novia del Joker.
Kira cada vez que miraba a sus amigos una gotita de vergüenza resbalaba de su frente, se tomaron demasiado en serio aquello de irse como sus personajes favoritos o algo que les represente, ni siquiera se atrevía a decirles palabra, quizás por estar tan metidos en su papel salgan con alguna cosa. Mejor no por ahora.
Observo a sus mejores amigas, las mellizas se tomaron muy en serio ser personajes de terror, por mucho. En la tarde la llamaron para pedirle un favor, que les tinture el cabello de negro y se los corté para que con si disfraz sea más realistas y no llevar solo las típicas pelucas que fácilmente se perderían a las 2 de la mañana en pleno baile.
Ser casi iguales favoreció demasiado para la interpretación de sus personajes, las gemelas de la película y libro "El resplandor." Cada vez su actuación le daba escalofríos, de por si ver la película de 1980 repercutió en sus pensamientos que hasta ahora mantenía sobre su mesita de noche un bate de béisbol por si acaso, solo en caso de emergencia.
─¿Tan obligatorio es que vaya?─ mencionó poco animada Kira, soltando un suspiro nada alentador con la idea de asistir a la fiesta. No le interesaba, prefería la comodidad de su cama y la soledad de su cuarto, además de culminar en esa noche con el libro que estaba leyendo hace unos días. Las 800 páginas se le hicieron largas debido a que la trama que trataba la dejaba en situaciones de parar con la lectura para entender por sí misma que paso.
─¡Claro que lo es!─ vocifero una de las gemelas dándole un empujón.
─La intención es que te diviertas.─ dijo Soro pasándole su Mjölnir a Batman.
─Estar todo el día encerrada en casa no beneficia para tu salud, además de que tu padre te dijo que debías de socializar aunque sea con nosotros.─ habló con calma Chun sosteniendo el martillo del Dios nórdico, era suyo pero se lo presto a su amigo para la ocasión, lo revisaba ya que peleaban hacerles una broma a los invitados de la fiesta.
─Hubiera ido con ropa normal y no con así.─ se apuntó con el dedo, su atuendo constaban de un vestido azul celeste pompancho en la falta y un mandil blanco, medias blancas largas que alcanzan hasta su muslo y los zapatos bajos de color negro. Su libro y película favorita son Alicia en el país de las maravillas, a sus amigas les pareció más conveniente que vaya como Alicia. Aunque debido a la falta de tiempo y con giros de la trama inesperados no encontraron en ningún lado el disfraz para ellas, así que solo le dieron un vestido de los muchos que tienen con los colores significativos de la rubia y pasaron por una tienda por el mandil blanco. Listo.
Llevaba encima como casi 300 dólares, el vestido azul celeste. Solo quería marcharse.
─Es una fiesta de Halloween, el disfraz es indispensable. Además de que estando de rubia te da un nuevo aire, y me gusta.─ se unió a la conversación Linn que ahora disfrutaba de una paleta ácida.
─Definitivamente he sido abandonada.
Siguieron con su trayecto hasta la casa donde se llevaría acabo la reunión para celebrar el 31 de Octubre, para no ir tampoco con las manos vacías pasaron por una tienda departamental a comprar una bebidas y llevar uno que otro snack, no dudaron en poner en su carrito de compras el el licor como tequila, vodka y latas de cervezas.
Al comprar lo indispensable para una noche divertida, siguieron hasta dar con la enorme casa de uno de los organizadores, un patio lo suficiente espacioso ya que un cúmulo de personas se encontraba bailando a las afueras sin ningún problema, el espacio se respetaba. La infraestructura contaba con tres plantas, cada piso decorado con telarañas y arañas por doquier, luces LED iluminando ciertas zonas y hasta con figuras terroríficas de la época.
Los disfrazados no fueron lo común, si no el buen ambiente que se vivía en la fiesta de aquel desconocido al que se colaron, pasaron entre las personas, roces y hasta los típicos comentarios no faltaron en llegarles a los oídos al grupo de amigos. Kira prefería ignorarlos y pasar de largo sin mirarles, la gente que no respeta a los demás hace saber a la hora su valor como tal. Asi que optaba por no dejarse llevar por las emociones y su poca estabilidad emocional en hacerles saber de un forma no tan agradable que es preferible cerrar la boca en ocasiones. Muchos han experimentado en carme propia callarse la boca gracias a sus manos y lo potente de sus palabras para callar a los babosos.
Dentro de la casa la situación no cambia casi en nada, solo que adentro hay más invitados disfrutando de la bebida sin control. La música es diferente a la de afuera, es más sensual y hasta se aprecia a simple vista como las parejas aprovechan la música suave para darse cariños que sobrepasan el interés de los espectadores y prefieren ver a otro lado que no sea ellos con si espectáculo casi desnudista. Dejando en una mesa las compras que hicieron antes y van cada uno por su rumbo.
El primer pensamiento que cruza por la cabeza de la rubia es: Son unos imbeciles.
Insultar a sus amigos no es común pero cuando lo hace es porque se pasaron con ella y su enojo no es que pase de la noche a la mañana, dura bastante tiempo si se lo propone. La tendrán difícil para este año.
Al no poder marcharse sola por la inseguridad de la zona sale hasta el patio trasero para perderse entre la multitud y llegar a un lugar alejada del bullicio pasando desapercibida. Su objetivo se logra gracias a que unos sujetos iniciaron una pelea en la piscina de la casa, uno de ellos tiró al otro al agua casi fría sin importarle que el sujeto haya dicho en un sinnúmero de veces que no quería mojarse a modo de venganza uno de los amigos del ahora empapado arrojó al que tiró a su amigo al agua, lo demás solo se describe como hombres apostando por quien soporta en aguantar la respiración bajo el agua y hombres que utilizan su inteligencia para métodos poco ortodoxos para arreglar una distancia muy simple.
En conclusión, hombres de la época moderna.
Avanzo hasta dar con un lindo jardín apartado de la casa, agradecia haberse encontrado con tal maravilloso espacio no muy vistoso para los jóvenes de su edad. Su mayor anhelo es pasar gran parte de su vida lejos de la modernidad, ser alguien simple que viva su día a día sin complicidad, ni mediciones estrictas con cual la juzgaban sin valerse a otras preferencias que no sean la de crear una mujer sin libertades como tal y embarla en un rumbo solo de su misma ruina.
Se adentró hasta la parte de los árboles grandes los cuales de día brindaban sombra, la majestuosidad de sus ramas y hojas la cautivaron lo que la motivó a seguir adelante con confianza de no perderse ningún detalle de la decoración de la noche, no artificial como la de la casa residencial así pues comparar la magia de la naturaleza con algo poco llamativo como una fiesta es insultante hasta para el creador de tales maravillas naturales.
Silenciosa, con su oído afinado en escuchar a los pocos insectos que cohabitan la zona, vocalizaban las más dulces melodías en un cántico muy hipnotizante y que solo pocos logran entender sin ningún propósito más que guardar entre sus memorias la bellísima melodía dada por los animalitos nocturnos.
Camino otro minutos más buscando el lugar perfecto para descansar hasta la hora estimada de partida con sus amigos. Estarían en ese punto dándose buenos tragos de cervezas con whisky hasta acabar fundidos en un sillón de la sala o vomitando cerca de una planta que al siguiente día pasaría a la historia hasta ser olvidada. Lamentaba por la pérdida de las plantas al inicio que vio, si pudiera se las llevaría para salvarlas. Solamente al ser solo una, la ayuda se reducía a solo ser ella con un montón de plantas al rescate.
De pronto escucho el tiktak de un reloj de bolsillo, uno que comúnmente las personas no llevaban en la actualidad cosa que la extraño demasiado, siguió el sonido hasta dar con un enorme aunque no tan ancho hueco cerca de la corteza de un roble, al ser de noche y debido a la baja iluminación de esa parte de la casa era imposible ver lo que se hallaba en ese pozo, pensó en la posibilidad de que alguien se había caído por equivocación en el hueco causándole una contusión o algo más grave. Así que llamó en caso de que ese alguien le respondiera y pudiera ayudar.
─¿Hay alguien aquí? De ser así ¿podría responderme?─ se arrodilló en la tierra removida, no le importó manchar el vestido, lo mandaría a. lavar luego. Llamó una vez más en esta vez con más fuerza para que la oigan. Solo se escuchó el eco de ella y la profundidad de ese abismo desconocido.
Cuando creyó que solo fue producto de su imaginación el sonido del reloj resonó dentro del pozo, y eso no fue imaginación suya. Lo oyó claramente, no estaba mal de la cabeza.
─¿Quién está-
Y se cortó abruptamente la pregunta debido al repentino dolor en su espalda y la sensación de caer. Sus ojos destellaron por última vez la luminosidad de la luna de esa noche del 31 de octubre, su voz de ahogo entre el eco del abismo y del grito desde lo profundo de su ser al ser víctima de una mala broma o de su muerte en cámara lenta.
Alguien la había empujado al momento de meter más su cabeza al hueco, ese alguien la engañó vilmente para que cayera en su trampa y ahora este cayendo por esos segundos eternos donde miles de sonidos se reproducían casi detonando sus oídos hasta hacerlos sangrar. Gracias a sus ojos puede ver como sigue cayendo estrepitosamente hasta quien sabe donde, solo que le inquieta las miles de chucherías que le acompañan en el dulce viaje de la muerte.
Los pétalos de rosas rojas caían como cascadas sobre su rostro como suaves caricias en su mejilla, lo siguiente que sintió fue como chocaba contra la dura tierra, el dolor magullo su cabeza en repitas ocasiones hasta perder el conocimiento. Agradecia no haber muerto mientras caía constantemente sin llegar a ningún lugar, lo último que vislumbró antes de perderse en la oscuridad de su mente fue como un reloj de bolsillo giraba sus manecillas tan rápido que le provocó confusión.
Kira al no estar consiente aún no paraba de caer solo a unos segundos de chocar tan fuerte contra un enorme espejo que abrió de la nada la plenitud de un cielo celeste con pocas nubes y de la infinidad de un bosque de enormes dimensiones entre la vegetación y sus habitantes.
Los vidrios se dispersan y el cuerpo de la joven ahora va bajando de forma blanda hasta quedar recostada encima de una mata de pétalos de rosas blancas, es acogida con suavidad por esa cama improvisada.
Poco después de aterrizar en tierra se acercan los extraños y poco inusuales habitantes del bosque, enormes tanto de tamaño como de arrogancia las el trío de rosas de diferentes colores son las que dan los primeros pasos hasta la chica que descansaba desvanecida entre la cómoda almohada del gato Chesire o comúnmente conocido como sonriente, su cola se amolda a la cabeza de la mujer y reposa también luego de estar tan estresado ese día en particular.
─¿Es la misma?─ pronuncia esta vez la liebre un poco reacia ha acercarse a la dama de celeste. Mally empuja a su compañero y se aproxima hasta la cama. Ella sabe que es Alicia, o bueno parece ser ella.
─Llegué al lugar exacto, la vi frente al pozo, escuchó el tiktak de mi reloj y su apariencia es indiscutible, es la Alicia correcta.─ dijo nervioso y hasta apurado el conejo blanco con forma de hombre.
─Yo digo que si es.─ dijo la primera gemela.
─También yo, el conejo no se equivocaria dos veces.─ apoyo la otra dándole un punto bueno al conejo, junto a su hermana miraban los sutiles movimientos de la joven. Estaba por despertar pronto.
Kira con lentitud se fue removiendo algo adolorida por sus articulaciones, se deja envolver por el dulce olor naciente a sus fosas nasales, rosas. Un olor que no olvidará nunca ya que fueron las favoritas de su madre antes de partir a la eternidad. Una lágrima recorre su mejilla. Es triste no llorar al recordar a su progenitora y los lindos días en los cuales fue una niña sonriente y llena de vida. Hoy solo quedan cenizas de lo que fue para convertirse en solo la miseria de su yo pasada.
Las voces del alrededor se vuelven más claras, cree reconocerlas como las voces de sus amigos. Es extraño, ya que hace unos minutos se hallaban cayendo en un infinito pozo donde recibió entre tantas cosas dolor muscular. Suspira antes de levantarse por completo de la comodidad de ese puñado de enormes pétalos.
¿Enormes pétalos?
Oh, sí.
Bate sus pestañas para quitar el rastro de polvo. Y lo que observa la deja sin palabras enseguida, se le secó la garganta cuando quiso gritar al notar las miradas de los demás sobre su imagen, ojos que parecían conocerla y hasta esperar algo que ella desconoce. ¿Tal vez un saludo amigable? ¿Huir despavorida?
No.
Barre con su mirada a las extraños personajes que la rodean sin escapatoria y se topa con lo más cercano a su realidad.
Sus dos amigas de la vida, ahora hechas dos lindas y tiernas bolitas pelirrojas la detallan con tal detalle que hasta se siente expuesta aún cuando trae su ropa por encima. Sus pares de ojitos están húmedos, se habían preocupado por ella en dado caso, agradecía ese gesto tan inocente.
Lleva sus ojos hasta las enormes rosas, cada una mantiene cierto punto de recelo no para llegar a la hostilidad pero si inconformidad. Detrás de las ellas se abre paso al enorme y no desapercibido bosque, sabía a que cuento pertenecía tal maravilloso lugar.
Justamente ahora lo vive en carne propia, respira de ese aire mágico que lo enrolla hasta la raíz y pisa suelo bendecido por la creatividad de un hombre que relató por medio de un libro lo encantador que resultaba ser el mundo de las maravillas para aquellos que creen en el. Sus cabellos rubios, de la peluca, se mueven al instante de que un cálido y fresco aire pega a su rostro sin hacerle cerrar sus ojos para perderse de semejante obra maestra de la naturaleza y de las libertades que se tomó al momento de crearla.
Su mano es lambida por una lengua áspera y babosa. Gira en dirección al Bandersnatch, la enorme y más dulce bestia que podría haber conocido en esa vida. Una mezcla extraña de un bulldog, un leopardo de las nieves y oso, su llamativo pelaje de manchas negras es acariciado por la mano de la fémina que es recibida con gran gusto por la bestia peluda su cola se levanta ante la emoción de sentirse nuevamente completo al reconocer a esa persona como su dueña.
Y pronto sus ojos se abren en grande. Su mano se detiene y deja de darle mimos al afelpado híbrido.
Su mente se traslada al momento exacto que fue arrojada sin miramientos hasta ese hoyo profundo, o es un producto de su imaginación... aunque habre consumido alguna sustancia de dudosa procedencia durante ese rato que paseo por el jardín con un vaso de ponche pudo contener entre sus componentes alguna droga que la dejó alucinando y está experimentando el tan conocido viaje astral.
Entre el peor de los casos es su repentina muerte y ahora es llevada ante el máximo creador de la vida en la Tierra, no, se encuentra equivocada en todas esas suposiciones poco favorables, es más pone en duda esa oportunidad otorgada para conocer por sí misma el país de las maravillas y quiénes albergan dicho mundo repleto de misterio y magia.
Reconoce su entorno, fue llevada ahí con un propósito. Tal como la Alicia original, ella está ahí para cumplir con una misión. Mentiría si dijera no sentirse nerviosa por lo siguiente a venir, mira a las pelirrojas con una suave sonrisa adornando sus labios cereza.
Ella es la Alicia de una versión contraria a esa. Es la persona equivocada para este favor.
─Yo no soy Alicia.─ comenta rompiendo el hilo del silencio que se formó después de haber despertado, entre todos se miraron confundidos e inconformes con esa oración.
El conejo blanco da un paso adelante, casi al instante su rostro paso de ser uno de nerviosismo a uno de horror, la repentina respuesta de Kira deja boquiabierto al fortachón conejo que se tambalea, de no ser por las gemelas el impacto dejaría un buen golpe.
─No es cierto. Yo no me equivoqué.─ coloca su mano en un hombro de las hermanas, sus ojos se tornan vidriosos.
No pudo haber fallado, otra vez en una simple tarea.
Voltea en dirección al cielo. Es cubierta por un extenso cielo celeste, nubes totalmente blancas con formas demasiado esponjosas para ser solo vapor de agua acumulado en millones de toneladas, aún así soñar de vez en cuando no hace daño a quien lo hace, estaría mal si quien sueña busca quedarse en una fantasía producto de su imaginación, no querer un propósito tangible. Ella comprende lo que es soñar con los ojos abiertos y querer escapar de una realidad donde la que más sufrió de ser una huérfana por madre a ser la hija de nadie.
Sabe que debe hacer lo correcto y hablar con la verdad. Mentirse es una opción que desalojó de su vida hace gran tiempo.
─Pues te equivocaste, no soy esa Alicia.─ lleva sus manos hasta la peluca rubia lo bien parecía a un cabello natural aún la sorprendía, quizás su otra versión si sea rubia natural. Alza la peluca y deja caer por sus hombros su larga cabellera castaña.
Las alaridos de sorpresa y hasta un grito de alguien es lo que se escucha luego de la revelación de su verdadera identidad, no es Alicia, es Kira. Una de las tantas variables existentes y por haber de la rubia creada supuestamente por cuentos infantiles.
Las rosas exclaman sus mayores negaciones al conejo debido al poco tiempo que les quedaba, Mally regaña al conejo por no llevar sus anteojos y verificar si se trataba de la persona por la cual fueron en un principio.
No queda más que aceptar esa verdad, una equivocación los llevo a perder demasiado tiempo.
La castaña se acostó nuevamente buscando al menos en una de esas tantas posibilidades que se trate de un sueño producido por su extensa imaginación, de ser así no negaría en ir una cita con un psiquiatra.
─¡Basta!─ dice la ratona cansada de oír las escusa del conejo y los comentarios nada alentadores de las rosas.─ Debemos apurarnos antes de que sea más tarde. No llegaremos si no nos apresuramos.
─¿De que hablas? ¿Tarde a donde?
Dice pérdida del hilo de la conversación de los demás.
─La Fiesta es unas horas.
─¿Fiesta? ¿Hay una?
De nuevo la bolita se reúne y entre bajos tonos discuten lo próximo que harán para que salga todo como se acordó en la antigua reunión de hace unos días.
Ella no sabe en ningún aspecto de que tratan con tanto secreteo y esas miradas efusivas, quiere acabar con este sueño extraño y despertar al menos en una cómoda cama, sola.
─La Reina Blanca nombrara al sombrero como cabello real.
─Además de que se dará un fiesta de celebración en su nombre en el palacio.
Le informan las gemelas una hablando primero luego la otra culminando con la frase. Lo que descolocó un poco a Kira, en su conocimiento extenso de ese mundo fantasioso recordaba que el sombrero tanto el de libros como películas adaptadas lo describían como un hombre muy dulce y alegre, fanático de celebrar fiesta de té a luz del día bajo la sombra de frondosos árboles en medio de un campo repleto de naturaleza y en compañía de sus más grandes amigos. Y obvio, de Alicia. Alguien que se abría demasiado tal como un libro, sus ojos reflejaban sus emociones, es inevitable no saber cuando está enojado y cuando está deprimido.
─Solo me pregunto, ¿porqué están nerviosos? Es solo una celebración.─ su mano toca el pétalo que le dio calor durante su desmayo. Suave al tacto y con un olor muy sutil que cosquilleaba su nariz.
─No es cualquier celebración para él. En esa reunión se le dio la oportunidad de traer de vuelta ha Alicia, como tal ella debería de estar con él y ser su pareja de baile.
─¿Cuál es el punto?─ cuestiona empezando unir las piezas de ese rompecabezas. No le agrada.
El sabueso toma la palabra y le relata a la conclusión que llegaron en grupo en beneficio del sombrerero que esperaba por la llegada de su amiga...
─Como dices no eres la Alicia correcta. Al menos debemos hacerlo pasar por que si lo eres, no hay demasiada diferencia más que sus ojos y cabello.─ por lo tanto su opinión es suplantar la identidad de la Alicia original de ese mundo. Frunce el entrecejo no del todo a favor.
─Él no merece ser engaño con una mentira como esa. Su deseo es ver ha Alicia, no a mi una imitadora.─ les lanza una mirada de regaño y se cruza de brazos, pensaba en no hacerlo enloquecer a causa de sus mentiras. Recuerda en una parte de la película como el pobre casi perdía la razón solo por empeñarse en ser un sombrero lustre sin medirse ni descansar.
─Es solo por este día, no pasará de una noche.
El silencio reina y Kira se inmiscuye hasta sus pensamientos que van fluyendo a medida que procesa las palabras de los seres, está ahí por equivocación de uno de ellos, es cierto tiene un pareció físico a la supuesta Alicia original y obviamente habrá cosas muy diferentes entre sí, intentar confundir a la persona que más la aprecia sería como venderle los ojos y colocarle una daga rozando su corazón. Seguía siendo una mentira con una conclusión bastante forzada a realizarse.
Pero... entre todas las vivencias de su vida en ese corto tiempo han sido fatídicas, con moralejas donde su mente solo recolecta lo bueno y lo malo se aloja en esa parte oscura de su razón. Quiere solo por ese momento sentirse parte de un lugar, ser apreciada como ella lo haría y también; dejar de hacerle caso a su mente y oír más a su corazón.
Después de su silencio y estar a punto de morderse las uñas la liebre, la ojimiel decidió hablar con voz clara y firme.
─Lo haré.
En mayor todos sueltan el aire retenido e inician con el primero paso en camino al palacio.
Una cúpula o tienda de campaña es lo primero que mira cuando ingresó al bosque seguida de las gemelas, al entrar dicho espacio es ocupado por un sinnúmero de vestidos acorde a la temática elegante y medieval de la época, en un rincón un aparador llenó de zapatillas de tacón, en una fila extensa de zapatillas blancas, varios modelos. Cerca de un ropero color marfil se abre mostrando un tocador con mucho maquillaje y cremas tanto de cuerpo como de manos. Una pequeña caja se extiende mostrando un montón de joyería entre aretes y collares, finas manillas doradas y de plata. Por último y no menos importante un vestidor donde se podría cambiar.
─Es... grande.
─Su majestad lo envió.─ dice la más joven Rin, o su versión de ese mundo.
─Dijo que Alicia sabría que usar.─ comentó en forma cordial la otra gemela o Ren.
Se miraron y empezaron a alistar mostrándole las suaves sedas de los vestidos y los diseños de estos, lo largo o cortos que llegaban. Si sus brazos se acomodaban correctamente o si necesitaban un arreglo para comodidad. Mally llevaba con ayuda de la liebre las zapatillas que más le llamaban la atención y que podrían combinar con el vestido que elija.
Una de las gemelas será quien la maquille, una capa ligera de base para cubrir alguna imperfección de la piel, aunque Kira se cuidaba y ponía empeño en no maltrata su rostro, darle color a sus ojos con un rosa salmón que se fundan en combinación de sus labios, un labial mate con ligeros movimientos para delinear sus labios y sean apetecibles.
Al final su elección fue, un vestido celeste con capas en la falda con un corte en V en la espalda, dicha prenda fue confeccionada con incrustaciones de diamantes en la cintura para destacar de esa forma la delgada y elegante figura de la joven Alicia, hecho a medida. Unas hermosas zapatillas de cristal, con un tallado de una mariposa en el empeine.
El cabello fue ondulado, su peluca fue arreglada. Dejaron a su libertad añadir flores silvestres, pequeñas flores entre blancas y celestes, quería balancear los colores que usaría para la velada.
A causa de las muchas indecisiones y de la confusión causada, llegar a tiempo no fue algo que no pudieron hacer, por ello la mejor opción fue subirse al lomo del híbrido y del peludo, se agarró fuertemente de las hebras de su cabeza. Antes de moverse se le colocó una capa lo suficientemente grande para cubrir su peinado y para no arruinar el laborioso cuidado que le dieron al momento de adornar los cabellos dorados. Sin problema o algo por objetar se dejo cubrir, ahora su rostro fue visible. Con eso último emprendió viaje hasta el palacio de la reina blanca donde la ceremonia de nombramiento daba inicio, los invitados halagaban al noble hombre sastre de sombreros únicos para la realeza, otros cuchiceaban en bajos tonos sobre el título que iba a recibir el próximo cabellero.
No nació en una cuna de oro como otros nobles o ilustre caballeros de armadura, era un humilde sastre del pueblo que por sus habilidades en la confección y su gran trabajo en las manualidades sobre moda y estilo contemporáneo se llevó la atención de los más escépticos sobre su trabajo. Luego con el regreso de Alicia y para parar de una buen por todas la mala administración de la Reina Roja dejó a un lado las agujas y los hilos para colocarse al lado de la chica de la profecía con el fin de derrotar al temible monstruo que le arrebató a su familia y ahora atentaba contra la vida de las personas del reino. Lucharon ambos siendo los vencedores y los actuales héroes que muchos admiraban.
Tarrant oía sin mucho interés como un hombre le paraba para alabar sus magníficas creaciones en respecto a sombreros, la época del verano era perfecta en cuánto se habla de sombreros, la mayoría de los nobles optaban por llevar en sus cabezas los distinguidos y soberbios sombreros hecho a mano del Sano.
Miró su reloj por enésima vez en esa hora, ninguno de sus amigos daba luz de llegada o si ella había podido regresar, su corazón se sentía triste y su sonrisa desaparecía a medida que avanzaba el día.
Al dar las tres campanas y esperar el tiempo que se le pidió a su majestad es momento de entrar y enfrentar de una vez esa realidad. Sus ojos vieron por última vez el horizonte, en espera de ver a su querida Alicia llegar, iluminar su sombrío corazón y darle una de esas hermosas sonrisas que le regalaba cuando estaban juntos, como aquellos días donde solo eran ellos, existiendo.
Los invitados de a poco se van posicionando en sus lugares designados, la Reina se encuentra tensa aún sin rastros de la joven que debía acompañar al joven en ese día especial. Nota con brevedad el pésimo estado del sombrero, ojos sin brillo, su sonrisa apagada y la palidez de su piel indica lo mal que se halla. Suspira antes de proseguir con la ceremonia, no podía esperar más.
Comienza relatando con lujo de detalle lo valeroso y buen hombre que fue el sombrero al dar parte de su vida en la batalla acontecida contra el Jabberwocky, su noble y enérgico compañerismo para vencer a los soldados de su hermana, sin olvidarse de haber sido el principal precursor del regreso de la elegida por el oráculo al país de las maravillas.
Mientras ella contaba la historia él se sostenía una postura triste, su atención iba a la pequeña y delicada flor que una vez colocó sobre el cabello dorado de su querida. Se la imaginó en aquel hermoso prado disfrutando del sol impregnar con su calor el bello ser de Alicia. Su cabello moverse al ritmo del aire y del como sus ojos eran semejantes al cielo sin necesidad de ver directamente al mismo.
Cuando se le dio la espada con la que se le cortó la cabeza al dragón de esa ocasión la puerta fue abierta abruptamente por una persona.
Todos voltean ante el sonido de las puertas cerradas, y ven en la entrada a la joven, a la supuesta Alicia. Unos pocos murmullos dan hincapié a esa llegada poco elegante y otros están felices de verla llegar antes de que se nombre al sombrero.
Tarrant contiene el aire, luego de voltear para mirar a quien interrumpe de esa forma a la Reina se queda sin habla, ella había vuelto, estaba ahí con él, y ella lucía preciosa tal y como la recordaba. Pero una pequeña espina pica en su corazón, es Alicia, pero no sabe si es "su Alicia".
Después lo averiguara.
La rubia da un par de pasos antes de caminar hasta donde se encuentra esa persona por la que supuestamente vino. Esta nerviosa, es lo de menos cuando ya está a unos pasos y unos centímetros de tocar la mano de su compañero.
Sostiene su mano, es tibia y siente familiaridad. Le da una sonrisa tímida
Uno de los guardianes de la Reina interrumpe su reencuentro, deben seguir. Así luego de estarse viendo por instantes es nombrado por la máxima autoridad de ese mundo como uno de los nobles caballeros y héroe de su pueblo.
Las vigorosas voces de su familia y de sus amigos fue lo que no le prohibió mostrar su brillante sonrisa contento de ser lo que en sueños busco, un hombre de bien.
Los ojos azules de Kira, gracias a una lentillas que logró llevar consigo en su viaje pudo precisar ser la Alicia que el sombrero esperaba. Los invitados y el público en general que acompañó al nombramiento pasaron al gran salón del castillo de la reina, que ofreció en honor al recién nombrado caballero un baile de celebración en su nombre y por el regreso de la pareja de este mismo.
Un iluminado y basto ambiente, tal como un cuento de hadas, los enormes candelabros colgando del techo del palacio, las luces copando en cada rincón con su luminosidad sin olvidarse de la decoración tan bien detallada con gustos de Tarrant, flores azules rodeando mesas y centros florales, comida típica. Así como músicos tocando melodías suaves y agradables al oído, solo existía una cosa que hacer para dar como finalizado ese día.
Cerca del grupo de mesas integradas para los invitados se ubicaba Kira sin idea de cómo seguir con esa mentira, su mente le repetía en varias oportunidades su desfachatez al hacerse pasar por una persona y más al engañar descaradamente a quien le espero por demasiado tiempo. No lo diría en voz alta pero... estar en ese lugar en compañía de las personas que en su mundo no le dan el mismo interés que estas le hace querer olvidarse de su realidad y dejarse tentar por una vida de ensueño en un mundo donde ella es importante para seres extraños.
Da un sorbo a su bebida, es dulce y con un toque que hacer burbujear su paladar. No es como el licor de su mundo, este es más... mágico. Quiere reír al escucharse así misma, sencillamente lo es, parece una loca al menos solo ella sabe aquellos pensamientos raros.
El joven de cabellos negros y azules la mira desde la distancia, sus ojos no tenían aquel brillo característico que la acompañaba en cada venida a ese espacio, recordaba las veces que la vio partir sin una fecha exacta de su regreso, esa mirada que ella sostenía era la misma de esas duras despedidas.
Sin tiempo para perder se acerca a la fémina, ella se da cuenta de la presencia del chico en su mesa y solitaria compañía.
─¿My Lady me otorgaría el honor de bailar esta pieza conmigo?─ consulta el mayor sin desespero y en voz baja solo para que la joven le escuche. Sus ojos están fijos en los zafiros de Alicia, la falsa.
Sin embargo, la duda se presenta en los ojos de Kira, vacila entre tomar su mano o alejarse para no seguir con esa mentira que la está lastimando más.
Lleva su atención hasta el balcón, en el se encontraba su majestad la Reina Blanca junto a las gemelas, cuando sus miradas cruzaron ellas asintieron dando a entender que la Reina estaba al tanto de la situación de ese día. Ve con ojos suplicantes a la albina, lo siguiente que pasa es apreciar como ella otorga su permiso para seguir con la mentira. No arruinaría un día así de importante para Shinichiro.
Suelta un suspiro y pone su mano en la contraria, aunque el temblor de su extremidad casi le juega en contra. Puede superarlo.
Es llevada hasta en medio de la pista, la música cambia a una más relajada y con movimientos más ligeros, solo moverse dando un par de vueltas donde su vestido resalte de lo precioso que es, de su exuberante belleza como mujer sin necesidad de sobrecargar su imagen, el talento natural al bailar una pieza clásica sin necesidad de haber asistido a una fiesta antes con esa temática tan medieval.
Siente como su cintura es acogida por la mano del varón que no duda en sostenerla firme, coloca sus manos hasta los hombros del más alto y mira con ojos luminosos al hombre que debería estar bailando con otra persona y no ella, una impostora. Las zapatillas de cristal resuenan en el azulejo.
Al momento de que sus miradas se compactan comprende una verdad muy cierta de ese mundo y de lo que significa no ser la Alicia original.
Lo que vio en esas películas adaptadas en el cine no son más que solo eso, películas donde los actores dieron vida a personajes, no hay más de donde sacar, pero los de este mundo ajenos al suyo marca la diferencia.
En la primera película Alicia fue despedida de Tarrant, vio como su amiga y la niña por la cual espero en un bucle casi eterno partía nuevamente a donde pertenecía para hacer su vida sin interrupciones, la mirada que le dio en esa parte fue de la pérdida de una amiga y aliada que jamás olvidará, ni la locura arrancara de sus pensamientos.
En cambio en esta versión esa mirada cambia a una más intensa que hasta es asfixiante por lo verídica que resulta, aquí la ama, hay más de donde sacar y lo sabe por que ahora mismo es vista con esos ojos de amor, diría entre pensamientos ser vista de esa manera por ser ella misma y no la imagen o copia de alguien más, quiere ser vista de esa misma forma. Lo quiere en verdad.
Sus rostros se empiezan a acercarse, solo unos centímetros y sus labios se tocarían.
─Lo siento.─ se disculpa la de cabellos oro alejándose del joven y yendo en dirección a la salida del palacio rumbo a los jardines reales.
Retiene su impulso de gritarle que no se vaya, pudo escuchar el crujido de su corazón. Eso sí dolió. El rechazo le afectó.
La sigue sin remedio, necesita saber lo que le ocurre, se siente preocupado. Su bienestar es primero antes que nada.
Sale hasta dar con el jardín, cerca del barandal frente a la puerta de ingreso al invernadero la ve, sus manos agarran con fuerza el metal y lo que lo alertó fueron esas lágrimas correr por su mejillas en medio de la noche, sola. Con el valor suficiente se posiciona a un lado de la rubia, quedando en silencio apreciando el melodioso ruido de los animales nocturnos y de la belleza de la luna en el inmenso cielo.
Su silencio no es incómodo, solo hablan consigo mismo mientras sus palabras se formulaban.
─Espere por años este día, por fin puedo estar con la mujer que amo.─ confiesa con una sonrisa en sus facciones, su sombrero fue olvidado en el interior del castillo. Sus cabellos revolotean en un ligero movimiento por el viento.
A lo que Kira calla el sollozo proveniente de su corazón adolorido. De reojo observa la mueca de tristeza del hombre y de como bajo su cabeza hasta mirar solo el piso. Ambos lucen mal, sus corazones piden a gritos hablar y acabar de una buena vez con todo eso.
─Los buenos momentos de la vida, no son precisamente "normales".─ se dirige al sombrero de ese mundo, el cuál no parece reconocer la frase dicha o parece saber. Si, son completamente diferentes. Y lo entiende.
Con el último suspiro de esa noche y el corazón en la mano contará la gran mentira que le carcome ese día.
》─No soy quien crees que soy. No soy aquella Alicia que tanto esperabas, no soy la mujer con la cual pasaste tus días y la empezaste a amar, no soy la persona que declaraste tu amor esta noche. Lo lamento tanto.─ suelta con dolor en su voz y la rigidez de su postura es un claro indicativo de lo mal que está, no oculta la tristeza detrás de su mentira sea o no con buena intención.─ El conejo blanco se equivocó de persona y me trajo a mi en su lugar, no los culpo de querer hacerme pasar por ella pero... no puedo soportar este ardor de mi pecho y de la voz de mi cabeza gritandome lo horrible que soy al ser tan falsa. Mi intención nunca fue engañarte. Yo...
Levanta su cabeza esperando por ver una mueca de disgusto o decepción en los ojos del sombrero, pero este solo tiene una sonrisa marcada en sus labios.
─Lo sé, aún así te amo.─ reconoce el azabache dando un paso cerca suyo. Abre sus labios levemente.
─¿Me amas? Yo...
Le interrumpe, e intenta explicarle lo que hace poco descubrió por su cuenta leyendo e informándose sobre el mundo de su amada.
─Eres Alicia, solo que de una realidad diferente. Es cierto que no deberías de estar aquí, no ahora. La Alicia que yo conozco y que pertenece a este universo es quien yo conozco y que pertenece a este universo es quien volvería para quedarse aquí, solo que un enredó y quizás tu deseo de querer irte de tu mundo hizo que se cruce tu realidad con la mía, un cruce involuntario.─ deduce con sabiduría el mayor, inclina su cabeza a la derecha.─ Así que no te preocupes, a final de cuentas eres ella pero en otra realidad y con otra personalidad. También en tu mundo debe de existir una variable mía, muy pronto lo conocerás.
No tiene idea de cómo expresar lo aliviada que se siente. Se abraza asi misma en consuelo de sus pensamientos malos, se preocupó por algo que no era ni grave solo fue una confusión. Ella sigue siendo Alicia pero de otra realidad.
─Te amaré en todos los universos posibles y existentes.─ acerca sus brazos y le da un abrazo cálido, no hay diferencia más que una equivocación. Son ellos mismos solo que en diferentes versiones.─ ¿Cuál es tu nombre?
─Kira.
─Ese nombre te va de maravilla.─ susurró el muchacho. Sus ojos tan semejantes a la oscuridad de esa noche admiraban la belleza de la luna y como su luz acentuaba las finas hebras rubias de la chica. Aún con sus brazos alrededor del cuerpo más pequeño quiso sentir por última ocasión la calidez que ella le brindaba.─ Gracias por no irte, fue una noche única.
Se separan y están a unos pasos alejados.
─Y como todo día y así como la existencia misma tiene un límite, el tuyo llego Kira.
─¿Cómo lo hago?─ cuestiona en un murmuró, lo que menos desea es volver a su realidad. Una donde es puesta como última opción o se le escucha, sus desiciones nunca son puestas como elección.
Los finos pasos de unos tacones suenan a lo que ellos giran encontrándose con la Reina acompañada de las gemelas.
─Existe una posibilidad, la sangre de la cabeza del Jabberwocky.─ ofrece la albina, su mano sostiene un pequeño frasco de un líquido morado. Una sensación desagradable recorre el cuerpo de Kira, una arcada quiere salir pero logró aguantar la mala y desagradable gana de vomitar.
─Bueno... yo... no podría, soy demasiado reacia a la sangre y no soportaría su sabor en mi boca.─ cubre con su mano la mitad de su rostro.
La Reina entiende y vuelve a guardar el elixir. Además de comprender lo desagradable que debe ser beber de la sangre de un monstruo que hace aterrorizó al reino sin piedad acabando con todo a su paso y quitando muchas vidas en el proceso.
Una de las gemelas lleva su mano al aire, Kira la mira expectante.
─Majestad otra de las soluciones es el beso.
─Un beso que habilite la puerta de la realidad y la fantasía.
Los ojos de Kira se dirigen de inmediato al sombrero que también la miraba, él le regala una sonrisa, una que calienta su pecho y siente muy sincero.
A un con el peso de una mentira, no ser por quien espero por años y estar a nada de volver para jamás regresar es lindo recibir una sonrisa de una persona que hace unos momentos te dijo que sin importar el lugar donde se encuentren, él siempre la amara.
Un halago y un significado demasiado puro.
─Por mi, no hay problema.─ menciona sin dudar o alegar una intención mala. Sabía que no engañarla a su Alicia por darle la llave y abrir con ese acto una puerta que regrese a Kira a su mundo. En el paso le había dado demasiados besos, uno que ayude a una persona a volver a donde pertenece no le quita su amor ni lo mucho que significa para él.
Las mejillas enrojecen en el rostro de la pelirubia, no había dado su primer beso, el miedo y los nervios abordaron su cabeza en miles de preguntas bobas. No sabe que hacer cuando se trata de dar un beso. Baja su cabeza con vergüenza.
El hombre en un intento de animarla y no dejarla pensar en cosas feas la sostiene con delicadeza de las mejillas rojas de la pena, y con un acercamiento lento lleva parte de su cuerpo a inclinarse al de ella. Sus ojos brillan, sabe que esa será la última y única vez que estarán juntos así. Kira abre su boca para expresar unas palabras solo que quedan cortas al momento de que sus labios son sellados por los labios del otro.
Está llorando cuando se da cuenta, sus lágrimas bajan por los costados de su rostro y sus labios son tomados con delicadeza y una fascinación casi fugaz a la encarnación del amor quemar en su piel.
Un beso que ardió en sus belfos.
Y como el canturrar de los pajarillos en la mañana al despertar sus ojos se despidieron de aquel personaje encantador del país de las maravillas, regresa al instante de donde nunca debió caer. Un error que mermó en su mente luego de volver por completo en sí.
Sus manos están empolvadas con tierra, y por lo que ve lleva el vestido que usó en la fiesta. Una vez dejando de pensar en lo sucedido y que pareció ser demasiado extenso en un día en esa época no pasó más que solo una media hora sin su presencia. Un corto tiempo para las emociones y sentimientos que la conmocionaron hasta para llegar a imaginar una vida distinta en la que nació.
Eventualmente se recarga en un tronco del árbol más cercano posible. Recapitula ese beso y la sensación de haber encontrado a su alma gemela, por fin durante tantos años pensado en su soledad y lo miserable de estar viva.
Sin duda fue un día inolvidable y casi mágico, si obviamos el hecho de que son seres creados a base de una idea y un autor que plasmó sus sueños en letras.
Luego de un corto lapso creyendo ser suficiente y regresar a su vida se dispone a irse de la fiesta de Halloween a la que se colaron, un buen té de hierbas calmaria su alocado corazón. De su celular y gracias a la aplicación de Uber pediría un taxi hasta esa ubicación en la que se localizaba.
Cortos y firmes pasos se dirige hasta la casa principal, la musica y la bulla poco de su interés nuevamente se oyen a medida que avanza por el jardín. Sus hombros y su espalda descubierta hace que el aire fresco le erice la piel. Cuando se detiene para remover las zapatillas de cristal y tomarlas a la mano sus oídos se agudizan.
El llanto casi melancólico de alguien hace que pare su andar y volteé en dirección a unos arbustos cerca de un árbol. Pronto las aspersores mojan su vestido y sus pies húmedos mezclarse con el lodo. Eso no importa, solo le preocupa el bienestar de quien sea que esté del otro lado del árbol.
Estira su cuerpo por encima de los arbustos y se agarra de una rama gruesa soportando su peso. Ve la ancha espalda de un hombre sollozar arrodillado, en medio de la oscuridad y temblando aún a pesar de no intentar levantarse del suelo.
Dejando de lado que arruinó su vestido y sin importar que sus pies sigan recibiendo piquetes de la hierba se acerca, sube con una mano el largo del vestido hasta dejar al descubierto sus pantorrillas.
─¿Necesitas ayuda?─ cuando su voz es escuchada por el contario este deja de llorar y se tensa. Igualmente sucede con la fémina, quizás no debió de hablarle, podría ser un psicópata y ella hablándole sin tener idea de cómo reaccionaría.
Mal.
El hombre se arrima de un tronco y se para, justo ahí se da cuenta de la postura y vestimenta del individuo. Un sombrero sucio ya por el barro, plumas de colores adornando, un traje colorido y semejante al... sombrero.
Era él.
El azabache voltea dando la cara por primera vez, y la apariencia y similitudes son exactas, no hay margen de error ni por más que lo niegues.
Sus ojos ónix se abren en sorpresa y casi emoción al verla, su rostro manchado por lodo no opaco su atractivo natural. Ladea un poco su cabeza, parece respirar agitado.
Su silencio es sepulcral, solo se miran sin decir nada. La respiración de los dos es irregular, repentinamente empieza llover mojandolos a mayor cobertura. Pero ni el frío de la noche ni el agua empapando sus ropas traspasando hasta dar con su piel los hizo separar sus miradas, las palabras fueron nulas, aunque por ello no decía que sus ojos no hablaban por ellos.
Sus pechos rebosan no saben si de felicidad o si de miedo de que sea una mentira creada por su mente, no quieren engañarse otra vez.
Cruza por la mente de Kira esa posibilidad dicha antes por el sombrero del país de las maravillas.
Su otra yo ¿estuvo en su mundo?
De ser así.
¿Se conocieron?
Es incierto, solo tiene conocimiento de que esa noche no sería la última que lo vería o si sea la última vez donde sienta el nudo en su garganta y las ansias de correr a los brazos de aquel desconocido no tan desconocido.
"A veces, para siempre es solo un segundo."
N.a
Finalmente después de haber dicho que el 31 lo publicaba, el especial de Halloween de mi fic.
Me demoré más porque la idea principal era un tanto compleja, así que la descarte.
Espero les guste. ♡
Dibujo que hice de Kira con su disfraz de Alicia.
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