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╰━ Un día especial
-  ̗̀✧ 土星 ✧  ̖́-
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El último día de clases, por fin había llegado las vacaciones de verano ya iniciarían donde todo el mes de agosto sería de descanso para los estudiantes, luego de dar exámenes, el estudiar durante días y hasta desvelarse por tener en mente las fórmulas o las fechas historias de alguna materia era fundamental para aprobar, todo esto sería recompensado con el descanso.

31 de Julio de 1998, las clases iban ya por su última hora de labores, siendo exactamente las tres con veinticinco minutos. Todos los alumnos de tercer año realizaban una actividad fácil, leían un libro de la historia de su país en la antigüedad antes de ir subiendo como potencia mundial. Cada uno mantenía su mente en la lectura histórica sin embargo; Sano recordaba su salida con la joven de lindos ojos, y más cuándo recibió ese presente por parte de ella.

Una linda pulsera con el grabado de su nombre, no imaginó que un pequeño detalle le haría saltar de emoción a casi 10 de la noche cuando llegó a su hogar, su abuelo en esa ocasión le regaño diciendo que duerma y no haga ruido.

El timbre sonó, dando así por finalizado el periodo escolar.

Todos empezaron a recoger sus cosas y llevarlas hasta septiembre. Shinichiro como de costumbre llevaba su copete en alto con su sonrisa gentil que trasmitía paz y tranquilidad inmediata. Sus amigos le había pedido reunirse en la tarde en ese garage abandonado que procedía como cede de los "Black Dragons".

Desde el día que salió con Kira no la ha vuelto a ver por los exámenes, además tenían una salida pendiente donde él escogería el lugar a donde pasar el rato como amigos.

─No te preocupes nos vemos en ese lugar a las cinco.─ ya en los casilleros donde se cambiaba los zapatos le comentó a Zhin. Éste solo asintió y se despidió hasta la tarde.

Al salir ya del edificio, acomodó su camisa blanca. El calor de la temporada le obligaba ya a vestir con menos ropa encima, así que opto por dejar su chaqueta negra en casa e ir más como un estudiante común. Sus ojos captaron la presencia de la ojimiel a unos metros de distancia, cuando se iba a acercar otra persona le ganó.

Un joven alto rubio acaparó la atención de la chica casi al cien por ciento, el azabache se quedó parado en su lugar mirando como Kira reía en ocasiones y respondía a posibles preguntas que le realizaba el otro joven.

Ahí es donde sus inseguridades salieron.

¿Una chica linda como Kira siendo amiga de un pandillero como él?

¿Cuándo se ha visto la amistad entre alguien del bajo mundo entre una mujer que resplandecía con luz propia?

A decir verdad, Shinichiro empezó a sentir algo por ella, no lo podía catalogar como "amor" si no como un gustar que iba creciendo con el pasar de los días. Kira, poco a poco iba tomando lugar en el pecho de Shinichiro.

─¿Te gusta?─ una mano en su hombro lo hizo saltar en su lugar, casi con el alma fuera giró encontrándose con la mirada amable de Nazumi, la adolescente era y será su mejor amiga en la vida, solo ella podría entender un poco de quien era en realidad. El varón no sabía que responder, aunque la pelirroja entendió que ese silencio significó "lo estoy empezando a sentir".─ No sabía que la conocías, es una de las mejores estudiantes de último año.

Esa información impacto como un balde de agua fría en el muchacho, no solo era fuerte, valiente y linda, sino que también inteligente y hasta una de las mejores de su generación.

─Ella me ayudó en una pelea que tuve, luego salimos pero no me dijo mucho de quien era.─ miró con preocupación a su amiga, la mencionada negó antes de hablar.

─No es de decir mucho, prefiere ser más seria.─ dejo el hombro del más alto y acomodó su cabello en una coleta alta para una mejor ventilación en su cuello. El pelinegro se percató de uno mechón suelto, así que con su mano izquierda removió el cabello suelto detrás de su oreja. Alguien que pasaba detrás de él pasó empujando causando que queden muy cerca.

Kira cuando terminó de hablar con el joven un año menor que ella busco con la vista a Shinichiro, ya que le pediría ayuda para que su hermano menor pueda aprender artes marciales. Cuando lo encontró quedó en blanco con la escena.

Sintió una fuerte opresión en el pecho al ver la cercanía que tenía Sano con una chica de cabellera roja. Sonrió triste y prefirió ignorar la escena y pasar a recoger a su hermanito.

─¿Estás bien?─ preguntó el joven de ojos ónix, se alejó de Nazu.

─Si, solo que tu frente golpeó la mia.─ sobo su frente con una mano y rió por el momento que paso con su mejor amigo.

─Entonces nos vemos en un mes, cuídate.─ se despidió de la chica con una sonrisa, ella solo asintió y se despidió con la mano, su hermana menor ya salía de la secundaria.

Al estar en dirección a la primaria vio como la castaña iba también, iba a acercase cuando recordó al joven y prefirió no hacer más.

En la entrada del lugar se veía a los niños con sus mochilas ya en la espalda esperando a sus padres o el adulto responsable de llevarlos a casa.

─Hola niños.─ saludó a sus hermanos, los dos inocentes notaron el bajo ánimo del mayor.

─¿Sucedió algo Shin?─ la pequeña Emma le preguntó, con su manita agarró la camisa que salía del borde de su pantalón. A Shinichiro casi se le parte el alma al ver la preocupación de sus hermanos hacia él, el estar empezando a sentir cosas por alguien causaría problemas a lo largo del tiempo. Aquí es donde las emociones se salen de control.

─No sucedió nada Emma, vamos a casa.─ sonrió y agarró de las manos a los dos infantes, luego pensaría en que hacer con sus sentimientos, sus pequeños hermanos sería más importante por el momento.

A lo lejos Kira veía como Sano completamente la ignoró de principio a fin, ni siquiera la miro, ni una sola vez. Bueno tampoco es como si tuvieran algo, solo eran dos personas que empezaban a conocerse.

─Ya está, vámonos.─ el pelinegro menor agarró la mano de la fémina, el niño vio la tristeza que desprendía sus ojos claros así que la animaría con el dibujo que hizo sobre su familia en clase el día de hoy.

Al día siguiente.

Ya era 1 de Agosto, las vacaciones ya habían empezado, además de ser un día muy especial para el líder de los Dragones Negros, su cumpleaños.

Este día cumpliría 18 años, a los ojos de la sociedad ya empezaba una vida adulta donde la responsabilidad sería una parte fundamental de un adulto.

Se levantó como de costumbre temprano para ir a recoger el periodo que dejaban en su buzón, cosa que leía su abuelo en las mañanas-no era mucho de ver televisión-. Su cabello caía por su frente, la luz del sol ya brillaba en toda la ciudad y hacía que las plantas de los jardines tomen vida con sus rayos calientes.

En la reunión que tuvo el día anterior le dejó un mal sabor de boca, miembros de otras pandillas exigían que dejen de lado eso de "crear una nueva era" que solo eran sueños de un chico inmaduro que soñaba despierto. Eso lo molesto hasta tal punto que alzó la voz sorprendiendo a todos por ello. Todo se le había acumulado, y esa charla que tuvo con sus compañeros motociclistas le hizo explotar y dejar salir ese sentimiento de enojo.

Hoy decidió que pasaría en su casa, quizás ponga manos a la obra con esa motocicleta que era de su padre, así podría tener una moto más llamativa y que una vez más la que algún día fue el "Dragón" de su padre vuelva entre el olvido.

Fue hasta la cocina para desayunar y luego ir al garaje donde permanencia la motocicleta. Su abuelo ya despierto preparaba el desayuno para todos, el delicioso olor a pan tostado con el hipnotizante aroma del pescado ahumado.

Saludó al adulto y se sentó en la mesa, los más pequeños bajarían en cualquier momento, en especial Manjiro siendo jalado de la oreja por Emma, al rubio le costaba despertar del todo.

Con la idea de ponerse a trabajar en reparar ese recuerdo de su padre comenzó ayudando a poner la mesa, los dos niños bajaron para desayunar y posiblemente luego practicar con el abuelo en el dojo familiar. A Shinichiro no le gustaba practicar dicho deporte, así que prefería ver desde la esquina como el pequeño Sano se volvía más fuerte con cada patada que lanzaba en el aire, o como la tierna Emma fortalecía su cuerpo con el entrenamiento.

Así pasó hasta el medio día, ninguno de sus familiares le dijo un "Feliz Cumpleaños" aunque para él esa fecha tampoco le era muy importante, o eso quería hacerse creer, no se lamentaria por el olvido de la fecha en la que nació. Ya tenía mucho con ese dolor que provocó ver a la chica de linda voz que cautivó su corazón.

[...]

Salió de la cochera con aceite y suciedad al momento de limpiar el polvo de la moto, así que paso por la cocina en busca de las herramientas que mantenía en su hogar, a la vez que paso él otra presencia también lo hizo. Así que decidido a averiguar el rostro de esa persona que siguió con sigilo. Antes de que pudiera ver la cara de la joven, quedo sin palabras.

Kira había llegado especialmente al Dojo del abuelo Sano, venía con el pequeño Kei como compañía, se veía el entusiasmo del niño al ver a más como él; practicando aquel deporte que requería la mayor de la voluntad para poder se signo de ser llamado maestro. Sus nervios le ganaron y dejó caer la llave que mantenía en sus manos manchadas de grasa y aceite, así que salió corriendo de vuelta a su lugar de ensamblaje , la vergüenza lo consumía.

Aquel sonido metálico llegó a los oídos de la joven así que giró y vio como alguien corría en la dirección contraria al establecimiento de entrenamiento. Dejo al menor y le dijo que regresaría pronto, camino por los hermosos rosales cerca de la casa principal.

El olor a gasolina inundó sus fosas nasales, así que fue en busca del olor a combustible, llegó hasta a lo que al parecer sería el garaje, se observaba algunas manchas de aceite y una que otra herramienta en el piso cerca de una motocicleta. Maravillada por tan semejante transporte de dos personas, tocó los manubrios con delicadeza, se notaba aún que requería reparación en algunos sectores importantes. Así que dejo de admirar la moto y busco a la persona que la arreglaba.

─¿Shinichiro Sano?─ dijo al ver el peculiar color negro de su cabello, este lucía alborotado por el trabajo realizado además de haber corrido por los nervios.

─A-ah, Kira.─ se levantó detrás de la puerta metálica cerca de la pared, sus manos temblaban y el sudor bajaba de su sien. Estaba todo sucio de implementos mecánicos y además el olor que desprendía en ese momento no era el mejor para estar cerca de una chica que parecía todo lo contrario a mancharse las manos.

─¿Sabes de mecánica?─ ni siquiera preguntó por tener ese mal aspecto mejor, se acercó y sacó de su bolsillo- portaba unos pantalones de tela flojos- un pañuelo para limpiar parte de la zona de la cara con manchas negra por el aceite.

─S-si, lo aprendí de m-mi padre.─ el aroma a lilas lo atonto por un momento, la cercanía que mantenían le hizo quedar quieto, no respiraba para no romper esa íntima ocasión.

La de ojos miel siguió limpiando, paso cerca de los labios del varón, su corazón palpito muy fuerte al tener una idea en mente pero supo disimular su sentir y siguió limpiando la suciedad que opacaba la linda cara del joven.

─Listo.─ sin importarle el mal olor que podría causar el pañuelo lo guardo en su bolsillo con total normalidad.─ Sigues dándome sorpresas Shinichiro.

─¿Yo? Bueno lo que hago es normal para mí, aprendí desde niño a reparar una moto. No hago nada fuera de lo normal.─ luego recordó el día de ayer y su ánimo decayó, cosa que Kira notó al instante.

─¿Pasa algo?─ se acercó y lo tomó de los hombros, no le agradaba para nada ver a Sano triste.

─No es nada, cosas mías.─ se alejó despacio de las manos que sostenían sus hombros, en ese instante Kira bajo la cabeza. No entendía el comportamiento de ese nuevo amigo que la vida le puso en el camino.

La castaña salió del garaje con el pensamiento de que ahora su presencia le molestaba al muchacho de ojos ónix, no mencionó nada pero cada uno sentía su corazón doler.

En el dojo el pequeño azabache, hermano menor de Kira veía con total asombro las patadas tan poderosas que lanzaba Manjiro a la colchoneta, a sus ojos aquella voltereta que daba en el aire antes de impactar parecía un verdadero símbolo de la fuerza como arte.

Su hermana ya había llegado a la entrada, así que con ánimo le fue a decir que quería empezar ya con su entrenamiento, pero calló al mirar sus ojos brillosos, había llorado. Apesar de que la pena sea solo de la fémina, él también sintió tristeza.

Antes de decir algo una niña más pequeña que él se acercó a la mayor y tomó de su ropa jalando un poco para así llamar su atención.

─¿Tu también estás triste?─ Kira solo asintió y miró a la menor.─ Mi hermano también lo está, y eso que es su cumpleaños.

Los ojos de Kira se abrieron de sobremanera.

─¿Cumpleaños de tu hermano?─ la rubia dijo "si" y ahí fue donde pareció entender el motivo de la extraña actitud del pelinegro. Miró a su hermano y con solo su mirada le dijo que espera ahí.

Casi corriendo salió la joven, por suerte vio una pastelería antes de llegar al Dojo Sano, compraría un pequeño presente para el homenajeado.
Aunque tampoco se culpaba por desconocer la fecha de su nacimiento, apenas conocía al azabache pero no preguntar cosas como "¿cuándo es tu cumpleaños?" Es tonto, cuando se quiere conocer a alguien esas preguntas son fundamentales.

Llegó a la pastelería, el sonido de la campanilla de recibimiento hizo salir a una mujer adulta con una sonrisa maternal.

─¿Tiene pasteles de chocolate con cobertura color blanco y que diga feliz cumpleaños?─ detallo a la perfección el pastel requerido para llevar a su nuevo amigo. La señora buscó entre el mostrador uno, y por suerte si había un pastel de chocolate con cobertura blanca, más no tenía la frase requerida.

─Puedo escribir la frase con la manga pastelera. ¿Deseas ponerle algo más?─ la mujer sacó debajo de una mesa de madera una manga pastelera color rojo. La compradora asintió, luego de pagar por él postre salió del establecimiento con una sola cosa en mente.

Subirle el ánimo a Shinichiro.

Una vez más se dirigió al garaje donde trabaja arreglando esa bella motocicleta, aún recordaba los ojos llenos de pena en él líder de los BD, esperaba que el regalo que le haría pueda acabar con esa tristeza que sentía.

Cuando llegó a su destino lo observo en el suelo con una llave en mano girando un tornillo del motor. Nuevamente tenía rastros de aceite en el sus facciones, respiró profundamente y habló.

─¿Podemos hablar?─ la suave voz de ella anonado sus oídos, salió debajo de la motocicleta, con un trapo limpio sus manos.

─Claro, puedes hablar.─ a él le dolía ser frío con la chica, pero si tenía una relación con otra persona mejor seria guardar la distancia antes de que sus sentimientos le jueguen en contra.

Kira camino hasta quedar un metro de distancia, abrió la caja que mantenía el pastel de chocolate. Y alzó la vista hasta quedar con los ojos contrarios.─ No sé que haya pasado, ni como he sido tan distraída cuando quiero ser tu amiga. Conozco un poco de quien eres, pero no se todo así que en ocasiones puedo confundir tus acciones, y tus palabras puede que no las comprenda pero si me las explicas nuestra conversación llegará a ser entendible.

Sano no comprendía las palabras dichas por Kira, hasta que miro el pastel de la caja. Sus ojos negros se abrieron demás y casi derrama lágrimas al ver las palabras escritas.

"Quiero entender tus sentimientos. Feliz cumpleaños."

Sus ojos, negros como claros brillaron, puede que sus sentimientos no puedan ser dichos aún, se necesitaba tiempo para poder aclarar lo que sentían el uno por el otro. Sin embargo; iniciar una amistad pura seria lo mejor antes de dar otro paso.

─Soy un idiota, lo siento.─ lágrimas bajaron lentamente por sus mejillas.

La ojimiel limpió con su mano derecha libre las gotas saladas cayentes, sonrió con ternura y acaricio la mejilla sonrojada del chico. Algo abochornado por haber derramado lágrimas enfrente de una chica rió y tomó en sus manos el obsequio de la mujer.

─Feliz cumpleaños Shinichiro.

En ese garaje lejos del mundo exterior y compartiendo una rebanada de pastel pasaron los dos el día del cumpleaños número 18 de Shinichiro.

Dos personas que en sus corazones nuevos sentimientos se empezaban a sentir.

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