20
Él no está, nunca más.
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La oscuridad, era lo único que tenía en estos momentos. Era como todo dentro de mi hubiese desaparecido, era como si todo se hubiese ido con él. Recostada de una cama y reposando las heridas que tenía, tantos internas como externas. No podía ver el pasar de los días, no quería que pasaran, era como si el tiempo se hubiese detenido. Todo pasaba lento y mucho más doloroso, era el proceso más difícil que debía manejar. No veía la hora de despertar, de despertar de este sueño. Me levante de aquel colchón, aunque no veía nada la claridad de algunos hoyuelos que producían la luz del día me dejaban ver algunas cosas. Tenía mis zapatos, como si me preparara por si algo sucedía, pero ya había sucedido una primera alerta. Hilltop, era donde me encontraba parada, donde Alexandria y el Reino estaban siendo huéspedes de esta comunidad. Abrí la cortina de aquella habitación en donde estaba descansando, en donde estaba siendo acompañada por Maggie Greene, quien no estaba justamente aquí, si no afuera; liderando y procesando todo, dejando que sanara a su manera.
Suspire, tomando aire y observando cómo la luz del atardecer entraba por aquella habitación donde yo estaba pasando estos dos días, distante y sin comunicación. Era normal, eso suponía. No tenía valor, no tenía ni una pizca de valor en dar cara a las personas que sufrían mucho más que yo la muerte de Carl. Veía mi mochila, ni siquiera la había abierto, sólo veía encima de ella aquel sobre con mi nombre escrito en tinta de lápiz, Carl había escrito cartas de despedida. Cómo no me había dado cuenta de eso, de que escribió cartas, de que se despedía. Si hubiera sabido que su tiempo se acababa, nunca me hubiese ido de su lado pero la imagen de Carl en aquel suelo de madera sin vida me atormentaba cada momento que pasaba. Anoche un pequeño grupo de salvadores arribó a las puertas de Hilltop, atacaron, no moví un dedo. No lo vi a él, no vi a Nathan en ningún momento adentrarse o atacarnos, era como si hubiese desaparecido pero aunque me costara, lo buscaría; lo mataría.
Cerré la cortina, dejando de iluminar la habitación, la luz del sol molestaba mis ojos. Camine con lentitud hacia la puerta, preguntándome si debía salir o si debía tomarme más tiempo sola para reflexionar sobre la situación. Abrí la puerta con sigilo, observando algunas puertas cerradas del apartamento principal de Hilltop. Veía algunos residentes, muchos heridos por la pelea de anoche, murieron pocos pero heridos hubieron demasiados. Con mi semblante lleno de seriedad, esperaba encontrar algún rostro desconocido pero tan solo caminé y empecé a observar este lugar. Las puertas principales estaban abiertas, dándome vista a las afueras de Hilltop, viendo el patio principal rodeado de camiones; de gente de diferentes comunidades. El aire fresco del atardecer removió mi cabello suelto, traté de mantener una sonrisa reconfortante cuando observe a Enid darse cuenta de mi presencia, no había cercanía entre ambas pero aquí estábamos juntas, otra vez.
—¿Aliana?—me cruce de brazos, girando mi cuerpo y observando a Maggie, la cual tenía un bulto pequeño en su estómago, ella me miró algo inquieta; pude ver preocupación en ella.—¿Estás bien?—me pregunto, sé acercó a mi, evadiendo algunas preguntas de varios residentes para atenderme a mi, lo valoraba.
—¿Cómo están los residentes? ¿Los que sufrieron daños?—pregunté, evadiendo su pregunta y queriendo saber más sobre el ataque de anoche en el cual no participé.—Oí qué hay varios heridos.—añadí, viendo cómo Maggie me distanciaba de algunos residentes a nuestro alrededor.
—El chico que trajeron de Alexandria los reviso, Siddiq. Dijo que algunos tenían fiebre, les estamos dando más atención de lo normal. Los demás fueron enterrados, sólo fueron seis, los heridos fueron ocho.—me explicó, murándome.
—¿Crees que vuelvan?—le pregunté, mientras que lleve mi mirada a sus verdosos ojos, ella negó.—¿Cómo podemos estar seguros?—le volví a preguntar.
—Tenemos ventaja, más de lo que creemos. Les va costar mucho.—me respondió, dándome una sonrisa reconfortante, estábamos algo alejadas de los demás pero ver a lo lejos a Michonne caminar junto a Natasha para estas detenerse aún lado de Carol revolcó mis emociones.
—Esto nos costó algo a cada uno, más de lo que les puede costar a ellos, ellos no pierden nada si no ganan, nosotros ya perdimos.—miraba fijamente a donde se había detenido mi hermana con aquellas dos mujeres, aunque no se habían dado cuenta de lo presencia, evadí la mirada de Maggie en las entristecidas palabras que había dicho.
—Leí su carta.—alce mi mirada, en busca de la mirada de Maggie ante esa palabra, me conecte visualmente con ella, examinando aún cómo procesaba todo.—Me cuesta aceptar que no está, pero ya está hecho y hubiese dado lo que fuese por evitarlo, Aliana.—baje mi mirada, aún cruzada de brazos, yo no había leído la carta de él, no aún.
—No estabas ahí, nadie lo estaba. Ni siquiera yo pude evitarlo, tenía que ser así.—intentaba reconfortarme a mi misma pero era inevitable, Maggie me miraba fijamente, me escuchaba.—A todos les duele pero actúan como si ya lo hubiesen procesado, como si "ya pasó, ya murió, continuemos". No puede ser así, yo no quiero que lo olviden, no quiero que olviden que nos salvo.—sentí mis ojos humedecer ante el recuerdo de Carl Grimes en mi, ante tener que hablar de él, me costaba.—Solo quiero que todo esto acabe, y descansar, solo eso quiero.—dije, sollozando mis ojos húmedos para evitar llorar y mirar como Maggie tenía su cabeza baja.
—Esta con Glenn, y ahora nos tenemos una a la otra, compartiendo el mismo sentimiento de pérdida. Es lo único que me consuela.—en aquel rostro esperanzador pude ver la sonrisa reconfortante que me causaba esperanza, que me daba algún tipo de salvación pero ya nada dentro de mí funcionaba igual.—Estaré aquí como el primer día, nunca ha cambiado eso, siempre hemos sido tú y yo, siempre.—su mano se dirigió a mi rostro para acercarse a mi y darme un beso en la frente pero nada era igual, nada me llenaba ni siquiera esos besos que me hacían sentir afortunada de tenerla.
—Aliana.—en aquel hueco del cuello de Maggie pude ver fijamente cómo Natasha me miraba, estaba parada delante de ambas, y a lo lejos pude ver a Rick Grimes sentado en aquel balcón junto a Siddiq. Me costo, me costó mucho verlo así que tomaría más distancia de la que quería tomar.—¿Estás bien?—me pregunto ella, rompí aquel abrazo de Maggie, mirando cómo está se alejó de ambas, dándonos espacio; había estado alejada de ella, de mi hermana. De quien había sentido este dolor mucho tiempo atrás pero encontró consuelo en aquel hombre lejos de nosotras junto a Carol, Daryl Dixon.
—Deja de preguntarme lo mismo cada día que me vez, por favor, es estúpido.—había sonado con actitud pero ella entendía que solo estaba cansada de dar lastima, todos sabían cuanto Carl y yo habíamos conectado, todos. Ella me miró, intentaba de tener tolerancia conmigo pero yo no merecía nada, lo que tenía ya lo había perdido.
—Rick ha preguntado mucho por ti, le dije que sólo querías tiempo, que estabas encerrada.—me dijo ella, llevando sus manos a su cintura y acomodándose a mi lado, mientras que algunos residentes nos pasaban por el lado.—No quiere que pelees en las próximas peleas, es hipotético, no sabemos lo que pasará pero dijo que te quiere fuera de esto y siendo honesta, yo también.—baje mi mirada suspirando, suspirando llena de frustración, quería ser comprensible ¿pero quien me comprendía a mi?
—No me van a mantener aislada de lo que hemos causado, no me van a permitir quedarme de brazos cruzados después de toda la mierda que hemos vivido.—le dije, restregando mi rostro con mis manos, viendo cómo el día anochecía, como la luna empezaba a alumbrarnos.
—Carl no murió por culpa de ellos, sólo queremos que descanses, que estés tranquila. Te hacemos un favor.—reí, reí algo algo por lo que ella había dicho, era cínica.
—¡Nathan mato a Carl, y él tiene que ver con ellos!—alce mi voz, si, estaba consiente de que me escuchaban; de que Rick parado aún lado de algunas personas me podía escuchar, pero no podía evitarlo.—¡Nuestro hermano lo mato! No hagas esto, no pretendas que él no ha hecho nada, y si no se ha aparecido por aquí es porque su maldita conciencia no lo deja descansar.—sentí su mirada, sentí la mirada de Rick en mi, una mirada de tristeza, de rabia; de confusión, en cómo él y incluso Maggie que estaban algo lejos y que escucharon, se acercaron.
—Baja la voz, hablas conmigo, deja de llamar la atención.—mis ojos se humedecían ante lo ciega que estaba, ya yo podía comprender lo que era nuestro hermano, pero mi corazón me lo había pisoteado y tirado a los caminantes.
—Abre los malditos ojos, ábrelos porque ni tú, ni Rick, ni Maggie, ni nadie va a detener que pelee. Y yo te juro que no me va importar si Nathan se muere, porque él murió para mi.—masculle, pasando por el lado de mi hermana, rozando su hombro con brusquedad mientras que muchas personas me miraban pero la mirada de Rick estaba en mi, buscaba respuestas de lo que había dicho.
Era enojo, era lo que sentía. Era una forma de desquitarme, no era intencional pero sentía que retenía muchas emociones mezcladas por dentro, pero nadie entendía. Las miradas estaban en mi, muchas con tristeza mezcladas de lástima porque estaba actuando como una loca deprimida que había perdido a alguien que me amaba, era normal en este mundo perder a un amado. Pero esto era el costo que provocamos en el precio de pelear contra esas personas, contra Negan, contra ellos. Los azulados ojos de Rick Grimes me reflejaron los ojos que nunca podía dejar de mirar, los ojos que seguía a cada lado, los ojos de Carl. Verlo me enloquecía mentalmente cuando me recordaba a su hijo, porque Carl seguía cada paso y copiaba cada acción de su padre, me costaba mirarlo con valentía y decirle que ahí estaba, que aquí estaré para él. Pero el dolor es más fuerte que la valentía, el dolor es miedo, porque no quieres sentirlo y cuando lo sientes, te sientes perdida sin salida. Evadí cada mirada, cada persona que intento acercarse a mi pero la noche ya había caído y quizás era mejor descansar, mañana sería un nuevo día; aunque él no esté, no esté nunca más.
Abrí mis ojos cuando sentí la agua caer encima de mi cuerpo, encima de mi cabello. La ducha era el único lugar donde me sentía a salvo de cada persona afuera que quería cambiar como me sentía, aquí me sentía tranquila aunque me quisiera morir en estos malditos momentos. El agua caía y limpiaba mi cuerpo, limpiaba mi cabello. Escuché varios llantos, supuse que era Judith, así que no tarde en olvidar su llanto, alguien la atendería y no sería su hermano. Era aquí cuando cada pensamiento y sentimiento me consumía, pero yo dejaba que así fuera. Ahí estaba, recordando y procesando que Carl no estaba, era una lucha interna conmigo misma. Si él estuviera aquí, estaría a mi lado, estaría justamente delante de mi dejando que le lavara la cara o el cabello. Recordé pero era más real aquel momento, se sentía real cuando Carl y yo nos duchamos una última vez, cuando sentí como recorría mi cuerpo, como besaba cada parte de mi. Me senté en aquella ducha, sintiendo como el agua caía encima de mi, como mi cabeza se rompía pero nada comparado a mi corazón, estaba roto y cuando intentaba ajustar las piezas, se rompía más en fracciones pequeñas.
Era como si estuviera aquí, como si sintiera sus brazos acariciarme, incluso sus labios. Alucinaba con que él estaba aquí, era enfermo, era deprimente imaginar que estaba aquí en este instante. Seque mi cuerpo, seque mi cabello y me mire fijamente en aquel espejo. Mire la palidez de mi rostro, como a estuviese enferma. Mire mis ojos hinchados, como aquellas ojeras debajo de mis ojos me hacían lucir un aspecto peor. Peine mi cabello, en una coleta y me puse una ropa cómoda para dormir, solo eso quería hacer; dormir. Abrí la puerta del baño, entrando automáticamente a la habitación, observando a Maggie recostada en la cama. Dejé mi ropa sucia caer en una caja, caminando lentamente por donde estaban mis zapatos; siempre dormía con zapatos, no siempre realmente pero me sentía segura con ellos. Me detuve justamente en la puerta cuando mi corazón se detuvo y mi mente se puso en blanco, de un momento a otro corrí hasta la mesa de noche aún lado de aquella vela, cogiendo mi estuche en donde estaba mi navaja en el momento exacto que escuché una ráfaga de gritos, si, gritos escalofriantes.
—¿Qué pasa?—Maggie había brincado de su cama, buscaba algo, creo que la linterna. Pero tan solo abrí la puerta, observando una gran oscuridad pero muchos gritos, gritos que erizaron mi piel.
—Maggie.—la llame cuando no podía ver nada pero tan solo me asomé, estaba en la sala principal donde dormían algunos residentes de la comunidad pero se veía algo extraño, sólo escuché gruñidos de caminantes.—¡Maggie!—grite fuertemente cuando sentí mi cuerpo desvanecer, cuando sentí mi navaja salirse de mis manos, yo no tenía mas fuerza que ese caminante en ese instante.
Mi corazón se detuvo, la linterna de Maggie pareció iluminar el lugar, dejando ver el caos confuso que estaba pasando. Habían caminantes, habían varios. Encima de mi había uno, y me sentí perdida, sentí que podía morir justo ahora. Intentaba de forjarlo a alejarse de mí pero mis manos temblaban cuando utilizaba la poca fuerza que tenía, sólo escuchaba sus gruñidos y veía sus dientes intentando morder alguna parte de mi cuerpo, ¿era eso lo que vio Carl cuando Nathan le abalanzó el caminante? Gritaba horrorizada, deseando no imaginarme a Carl, deseando huir de todo esto pero era inevitable, no sabía que carajos estaba pasando. Sentí como mi pierna fue agarrada, pataleaba, gritaba. Yo estaba aterrorizada y solo pensaba en que moriría, en el pánico que sentía y lo que quedaba de mi corazón parecía salirse por mi boca, mis ojos estaban llorosos. ¿Carl sintió este miedo? ¿Carl sintió esta adrenalina? Seguía gritando y en ese instante dejé que el peso del caminante cayera en mi cuando su sangre salpicó en mi rostro, cuando empecé a gritar desesperada y sollozando sin saber que sucedía. Solo vi como Rick Grimes apretó mis brazos con fuerza y me alzó del suelo, él me sostenía, me sostenía con fuerza. Pero lo empujaba, inconsciente, alucinaba; yo estaba alucinando que Carl estaba a mi lado y que estaba siendo mordido por un caminante, pero solo era un residente.
—¡Sálvalo!—veía el caos, veía cómo los caminantes despellejaban las pieles de los residentes que intentaban luchar por sus vidas. Michonne ayudaba, Daryl también y mi hermana estaba ahí atemorizada pero no más que yo.—¡Sálvalo, Rick!—gritaba cuando imaginaba a Carl siendo mordido por un caminante, quizás era falta de sueño pero real.
Rick me empujaba, empujaba mi cuerpo. Él intentaba de alejarme de toda esa escena, sin importar de qué no ayudaría a nadie, él quería ayudarme a mi. Mis ojos ardían cuando mis lagrimas se desbordaban solas, cuando mis manos aún temblaban yo solo sentía como Rick me arrastraba lejos de todo. Yo tapaba mis oídos, no quería escuchar más esos gruñidos o a la gente gritando, no quería escuchar nada; me sentía asustada, me sentía atrapada en un abismo que me repetía secuencias de cómo pude haber perdido a Carl con una mordedura de caminante. No sabía si era normal pensar en eso, su pérdida había sido reciente pero no quería pensar en eso o torturarme pensando en que pude evitarlo. Cerré mis ojos, los cerré aunque Rick me sacudiera, si, había caído en un tipo de transe, estaba aturdida pensando en cada caminante que pudo despellejarle un trozo de su piel llevándolo a una infección mortal.
Los gritos seguían invadiéndome, pero aquel llanto de bebé me alarmó, era Judith. Rick reaccionó de igual forma, protector como yo reaccioné. Me sentí mareada, me sentí perdida pero en esa habitación en la que Rick y yo estábamos, estaba Judith, llorando. Un llanto alarmante y solo pude observar cómo varios caminantes se adentraron con brusquedad a esta habitación, donde yo estaba ida y desprotegida. Con rapidez tan solo me acerque a la cuna improvisada que Rick le había brindado a Maggie cuando su bebé naciera, era ahí donde Judith debía estar descansando. Cogí a esa bebé en manos, arrinconándome en una esquina para protegerla, la aferré a mi cuerpo como a nada en este mundo y solo vi una cosa en su cuna antes de cogerla, el sombrero de Carl. Mi mente se había desvanecido, pero solo quería protegerla. Tape sus oídos mientras que su llanto seguía y solo veía como Rick Grimes remataba a los caminantes que entraban a esta habitación pero me mantuve protegiendo el cuerpo de su hija. Vi como este se resbaló y cayó al suelo con los caminantes encima, grite.
Era ahí cuando la mente te jugaba sucio, cuando visualizabas cosas que no querías ver, aunque fuera imaginativo. No podía soltarme se Judith, porque no podía protegerla y la única forma de protegerla era tenerla a mi lado para cubrirla con mi cuerpo. Angustiada ante ver que nadie nos socorría, observaba a Rick forcejeando con los caminantes y tuve que hacer algo. Arriesgándome a que le hicieran daño a Judith, ella no dejaba de llorar, yo la metí en aquella cuna nuevamente, empujando al primer caminante que se acercó a ella. Observe a Rick y nuevamente la mente me jugo sucio, imagine a Carl nuevamente siendo atacado por caminantes. Me quería desvanecer cuando me sentí mareada, pero solo cogí la hacha de Rick, nunca la había usado, pesaba un poco pero con esta hacha remate al caminante que quería morder su pie y luego, aunque su rostro se llenara de sangre; remate de un desliz en la cabeza al que intentaba morder a su cuello. Cogí aire y caí algo mareada al suelo, escuchando aún el llanto de Judith pero Rick, él me miraba y podía ver en su rostro el cansancio que reflejaba la pérdida de su hijo.
—Aliana, mírame, mírame.—Rick sacudía mi cabeza, pero estaba ida, miraba tan solo como Michonne apareció, cogiendo a Judith en sus brazos y meciéndola para hacerla sentir segura.
—¿Está bien?—a lo lejos pude escuchar la voz de Natasha, igual que la de Maggie en preocupación por mi, los gruñidos habían cesado pero yo no parecía estar consiente de lo que pasaba, sólo miraba los azules ojos de Rick y la sangre de los caminantes en su rostro, y de un momento a otro, empecé a llorar.
—¡Lo lamentó!—las manos de Rick apretaban mi rostro, él me sacudía para que entrara en razón pero solo reproducía las emociones que yo sentía en este preciso momento.—¡Lamento todo, lo lamento!—sollozaba en voz alta, sintiendo como los líquidos de mis fosas nasales salían, mezclándose con mis lagrimas.—¡Yo era quien debía morir, por eso quería quedarme en el santuario porque Nathan me juro que lo mataría!—inconsciente decía palabras que eran reales pero solo sentía los brazos de Rick, sólo sentía como me abrazaba como me devolvía el aliento mientras las personas que quería estaba en esa habitación.
—No digas eso, yo hubiese dado mi vida por ti también.—solloce ante las palabras de Rick, lo abrace, mientras que aún él llanto de Judith no dejaba de cesar en mis oídos, pero de un momento a otro mi vista se tornaba oscura, me desvanecí en sus brazos.
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Queridos lectores, hemos vuelto. He retomado esta novela y la edición está completada. Para quienes habían dejado la novela en el capítulo anterior, "Esperanza" fue finalizada y con una nueva edición. Espero que haya sido de su agrado y que disfruten esta nueva trama.
queenxgrimesx, is back.
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