
── 𝐈𝐈𝐈: 𝐍𝐞𝐭𝐞𝐲𝐚𝐦, 𝐞𝐥 𝐟𝐮𝐭𝐮𝐫𝐨 𝐥𝐢́𝐝𝐞𝐫 𝐝𝐞𝐥 𝐜𝐥𝐚𝐧 𝐎𝐦𝐢𝐭𝐚𝐜𝐚𝐲𝐚
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⇉ [ ❛𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐏𝐗𝐄𝐘❜
𝗠𝗮𝘄𝗲𝘆 𝗡𝗲𝘁𝗲𝘆𝗮𝗺 𝘁𝗲 𝗦𝘂𝗹𝗶 𝗧𝘀𝘆𝗲𝘆𝗸'𝗶𝘁𝗮𝗻, 𝗢𝗲𝗿𝘂 𝗹𝘂 𝗳𝗽𝗼𝗺❞
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────¿¡𝐏𝐄𝐑𝐎 𝐐𝐔𝐄́ 𝐄𝐒𝐓𝐀𝐁𝐀𝐒 𝐇𝐀𝐂𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎!? ¿¡𝐓𝐄 𝐇𝐀𝐒 𝐕𝐔𝐄𝐋𝐓𝐎 𝐋𝐎𝐂𝐀!?
—Mawey Neteyam te Suli Tsyeyk'itan, Oeru lu fpom «No te preocupes Neteyam, estoy bien». No te enfades conmigo, solo estaba entrenando en la naturaleza tal como lo hace Spider. Un día me dijiste que para superar el miedo tenía que enfrentarme a él —me defendí mientras me pasaba mis temblorosos dedos por los ojos, alejando la suciedad que la caída había provocado en ellos, adheridos a mis pestañas. Por la expresión irritada de Neteyam estaba casi segura que no echaba humos por la nariz porque no podía.
Neteyam nació en 2155 como el primogénito de Jake y Neytiri y eso lo correspondía como su primer hijo y heredero al título de jefe de clan de toda la tribu Omaticaya. Su nacimiento fue celebrado por la misma tribu. Neytiri lo recibió con mucha emoción y Jake, años más tardes empezó a enseñarlo a cazar con un arco y así formarse como un verdadero líder. Y es por ello que a veces su padre era demasiado duro con él, actitud que la madre de Neteyam siempre le producía dolores de cabeza.
Sus orbes dorados tenían una mezcla de enfado pero también de curiosidad que me miraban detenidamente mientras me sujetaba. Su piel era suave e iridiscente y su fuerza cuatro veces más grande que la de un ser humano en óptimas condiciones físicas. Su cabello oscuro y trenzado ondulaba delicadamente con la sosegada brisa que se incrustaba en los terrenos verduscos de la jungla. Un breve cosquilleo se deslizó por mi columna vertebral ante aquel contacto. Aquellos ojos me recordaban al manto cándido de un atardecer pero lo que más me gustaba de él era su sonrisa. Una de las más bonitas que había contemplado en toda mi vida. Tragué saliva rompiendo el contacto visual y eso hizo que él me volviera a poner en el suelo, avergonzado.
—Yo..., perdón. No quise enfadarme contigo. Simplemente no quiero que te pase nada malo, Alda. Me preocupo por ti y por eso a veces soy un poco gruñón cuando haces algo que está mal porque me importa tu seguridad, me importas tú —Su voz sincera sonaba nítidamente. Sabía perfectamente que decía la verdad—. Te dije que lo realizaras cuando estuviera contigo, Alda. Hay muchas cosas que desconoces. Los na'vi utilizamos nuestra fuerza, agilidad y el sentido del equilibrio innato para escalar árboles, rocas y otros obstáculos sin peligro. Y, en el caso de una caída, no nos pasaría nada porque nuestros huesos están reforzados por fibra de carbono natural. En tu caso, no y estaría ahora mismo con la pena de tu Titspang «muerte».
—Vale, papá. ¿Vas a seguir alardeando sobre tus poderes inhumanos? —me bufé con cierto deje burlón.
—Ja, ja, tú sigue bromeando pero es un asunto serio. Prométeme que no volverás a hacerlo. —Neteyam se acercó más a mí, a pesar de que no era tan alto como sus padres aún me superaba mucho en estatura, apenas le llegaba al cuello pero eso no me imponía. Era él, precisamente él, el que me hacía sentir segura, su manera de comportarse era caballerosa, respetuosa, cariñosa. Lo tenía todo. Todavía me da rabia que Jake siempre lo esté gruñendo porque es el mejor hijo que un padre desearía tener. Yo por otra parte, solo asistí con la cabeza pero Neteyam insistió—: Eso no vale. Prométemelo con palabras, Alda, rutxe «por favor». Ya bastante tengo con la rebeldía de Lo'ak.
—Lo prometo y recodaré siempre esto y tu Sänume «enseñanza» —le prometí.
—Bien, Alda. Confío en ti. A propósito me alegra saber que has mejorado en nuestro idioma. Ya formas frases medianas, estoy muy orgulloso de mi niña mono —comentó con una sonrisa, esas palabras calaron muy dentro de mí. Neteyam siempre me animaba con ello y aunque sabía que mis palabras en na'vi no tenían la pronunciación perfecta, él siempre me hacía ver el lado bueno de las cosas. Y me encantaba que me añadiera ese mote, en sus palabras todo sabía mucho mejor. Me olvidaba de mis fallos y me animaban las esperanzas de hacer todo mejor.
—Txo «Sí». He mejorado algo, soldadito perfecto de papá. Poco a poco.
—Más quisiera yo que pensara eso de mí. —Su mirada bajó al suelo, apenado—. A pesar de dar todo de mí, él no me valora lo suficiente. Presiento que todo lo que hago, acaba mal. Tú solo apoyas esa idea de mí, así.
Lo entendía porque yo me sentía como él y era curioso, al mismo tiempo, Neteyam también me apoyaba.
—Neteyam, tú... —Le iba a dar la mano mientras me acercaba más pero justo en ese momento apareció Spider, detrás nuestra.
—Oel Ngati Kameie «te veo» —dijo Spider a modo de saludo hacia Neteyam mientras saltaba del árbol
—Oel Ngati Kameie «te veo» —dijo al unísono su hermano adoptivo con cierta molestia dirigiéndose hacia él—. Pak «¡Oh!». Tú también estás loco, ¿cómo se te ocurre dejarla que fuera tan lejos? ¡Sabes qué no está muy acostumbrada!
Spider meneó la cabeza, disgustado.
—Txoa, Tsmukan «Perdón, hermano». Espero que puedas perdonarme. —Sus ojos claros poseían todo el arrepentimiento que alguien puede tener—. Ella tenía ilusión y tú estabas ocupado así que quise llevarla un poco más lejos, donde ansiaba conocer más lugares que Pandora puede ofrecer.
Neteyam le sonrió con cariño y le puso una mano en el hombro.
—Está bien, hermano. Sé que tenías ilusión de llevarla y hacerla feliz pero a veces tenemos que ser conscientes de las consecuencias. Pero... —hizo una pausa, ahora intrigado—. ¿Hasta donde llegaron?
Spider le lanzó una sonrisa de complicidad y yo también.
—Muy, muy lejos pero no tanto para mis ansiados ojos —le contesté. Y yo sabía que Neteyam había captado la indirecta.
—Eso lo podemos arreglar —me miró él con complicidad—. Spider informa a Sempul «padre» de que llegaremos un poco tarde. Solo por esta vez.
Spider aceptó sonriendo a sabiendas de lo que se refería.
—Tengan cuidado. Esas criaturas están un poco locas a veces.
Tras decir esas palabras, de fue saltando por los matorrales y Neteyam me miró divertido.
—¿Estás lista para subir a un ikran a mi lado?
Mi expresión lo decía todo, tanto que no necesitó de mis respuestas para saber que aceptaba.
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