Padam Padam.
Todo comenzó un día que fue por casualidad al gimnasio en otro horario, fue una coincidencia. Se había levantado temprano para ir a la Universidad, estaba a medio camino cuando le cancelaron las clases, odiaba eso, sobre todo porque no vivía cerca del campus y era dinero perdido lo que gastaba en pasajes, dinero que realmente le hacía falta.
Regresó al pequeño departamento que rentaba sumamente enojado, sabía que le sería imposible volver a dormir y su turno en la cafetería en la que trabajaba empezaba a las cinco. Luego de haber desayunado y meditar un poco sobre el asunto, se decidió por ir al gimnasio así no sentiría que había gastado todo su tiempo en vano, aunque le daba pena, nunca había asistido en ese horario y al ser algo introvertido se sentiría sumamente extraño y fuera de lugar.
Al llegar, la entrenadora y la recepcionista lo saludaron amablemente como siempre, aunque un poco sorprendidas de verlo a esas horas, decidió ignorar a todos los demás y concentrarse en lo que haría para así no sentirse tan juzgado, sin embargo, cuando estaba por subir al primer piso que era el área de cardio, se tropezó con alguien. Por su olor, podía deducir que se trataba de un Alfa, Charles en serio esperaba que este no se molestara por su torpeza, se disculpo en voz baja mientras alzaba la vista completamente sonrojado por lo sucedido.
Y grande fue su sorpresa al ver a un Alfa con un increíble cuerpo el cual se notaba sumamente trabajado, esperaba no haber sido muy obvio en la forma en la que lo vio porque ya tenía suficiente con la vergüenza de tropezar. Sin embargo, aquel sujeto apenas y le dedicó una mirada, era de una forma que no lograba describir, parecía un poco altanera aunque sin mala intención; solo decidieron seguir su camino como si nada, Charles se tropezó dos veces más mientras subía.
A pesar de no querer hacerlo, no pudo dejar de mirar al Alfa durante el tiempo que ambos se estaban ejercitando, eran miradas cortas, apenas perceptibles, que daba solo cuando este aparecía en su campo de visión (lo cual para su "desgracia" era muy a menudo), al salir del lugar no pudo evitar ver al hombre, quizá sería la última vez que lo hiciera así que la aprovecharía, se sorprendió al ver que los ojos del mismo estaban sobre él, fue un contacto fugaz pues al verse descubierto el otro apartó la mirada.
Los siguientes días trato de convencerse a sí mismo que el volver diario en ese mismo horario se debía a la poca afluencia de gente y no a cierto Alfa castaño que lo había cautivado, igual no había hecho mucho más que cambiar todo su horario en la Universidad para poder asistir a esas horas, lo cual era prácticamente nada ¿verdad? Tampoco es como que aprovechará cada oportunidad que tenía para ver al castaño, ni que lo haya cachado varias ocasiones dándole miradas rápidas como las que él le dedicaba, y mucho menos que se hayan sonreído un par de veces; porque seguían sin hablarse y hasta que eso no sucediera, no contaba nada de lo que estaba pasando.
Luego de su ruptura con Esteban al final de la semana, Charles había faltado sábado y domingo al gimnasio, sus amigos creían que había sido su pequeño "duelo" por lo sucedido algo como una crisis en la que no quería hacer nada, sin embargo, él sabía que no era más que un berrinche porque cierto castaño no había ido el viernes y era sumamente absurdo ya que ni siquiera se hablaban pero él consideraba que el Alfa le había fallado, como si hubiese roto alguna especie de promesa silenciosa que ambos tenían.
El lunes llegó con normalidad aunque sintió a su lobo entristecerse al no ver al individuo por ningún lado, un sentimiento negativo lo consumió por completo e incluso lo hizo sobre pensar ¿Y si se había cambiado de gimnasio? A lo mejor se había dado cuenta de lo mucho que lo observaba y por eso decidió ir a otro lugar o en otro horario, pensó incluso en fingir que había tenido una emergencia e irse, sí, sería lo mejor haría una serie y se iría por alguna emergencia.
Estaba por terminar el primer ejercicio, cuando lo divisó, había llegado, su lobo comenzó a aullar feliz al ver al otro entrar al lugar, se veía agitado como si hubiese corrido para llegar a tiempo y, grande fue su sorpresa cuando lo primero que hizo el Alfa fue sonreírle, su mirada parecía de disculpa como un pequeño lamento por no haber llegado a tiempo lo cual fue más que suficiente para que Charles sintiera que había vuelto a la vida, le devolvió la sonrisa en un gesto amable.
Ya iba a concluir su rutina de ejercicios del día, cuando lo notó, la barra del aparato que usaría estaba muy arriba y definitivamente no podría alcanzarla, maldijo a quien la haya dejado así porque además la única persona cerca era justamente el que le gustaba así que pedirle ayuda no lo consideraba una opción, por lo tanto, se decidió a intentar bajarla él mismo, saltó dos veces pero no logró nada, decidió colocar algunos discos que estaban regados y subirse en ellos para intentar bajarla pero fracaso de nuevo. Lo observó por el espejo, el Alfa lo veía divertido y Charles sintió a su Omega chillar triste por aquello, así que derrotado consideró que lo mejor era ya irse antes de que su orgullo fuera pisoteado aún más, acomodó los discos en donde iban y justo cuando iba a retirarse una voz lo interrumpió.
-¿Necesitas ayuda?- El castaño de ensueño le habló y él no lo podía creer. -Puedo bajar la barra si lo necesitas.-
-Sí, por favor.- Contestó suavemente, tratando de disimular la emoción que tanto él como su lobo sentían.
-Listo, creo que esta es la altura ideal para ti.- El chico le dijo y Charles se sorprendió al ver que la dejó exactamente a la altura que la ocupaba. -¿Cuánto le pones?-
-Treinta y cinco, por favor.- Dijo apenado porque sabía que era un peso bajo comparado con lo que el otro cargaba. -Gracias.-
-De nada...- El Alfa hace un ademán con sus manos como esperando que él diga algo, por lo que el Omega supone que se refiere a su nombre.
-Charles.- Contestó tímido. -Me llamo Charles.-
-Soy Carlos.- Le comentó con un acento que le pareció un poco extraño. -Un gusto.-
El monegasco se sentía en el paraíso, creía que podría morir ahí mismo pues el Alfa del que llevaba semanas enamorado le había hablado, había estado tan cerca que pudo sentir su olor era como cedro algo intenso, pero relajante, había adormecido a su lobo y de repente se sintió patético, Carlos tenía un increíble olor y él no podía apestar más a sudor. Trató de no pensar mucho en eso, mientras realizaba el ejercicio, no quería desconcentrarse y que el peso le ganará, eso arruinaría todo su progreso, ya estaba justo en el último aparato cuando la actitud del otro le pareció extraña.
Carlos se encontraba al otro lado del gimnasio, sin embargo, cuando vio la cantidad de peso que le ponía Charles a la máquina, el Alfa prácticamente corrió a verlo, el monegasco se giró con duda en su mirada y el otro simplemente se sentó, fingió que estaba viendo algo en su celular e iba a comenzar a usar el aparato que estaba justo detrás del Omega aunque era evidente que su intento de disimular falló estrepitosamente, por lo que no le quedó más remedio que hablarle.
-¿Puedes con ese peso?- Preguntó con duda.
-Sí, solo le incremente un poco.- Charles sonrió orgulloso sabiendo que ese ejercicio era el que menos le costaba.
-Me quedaré aquí por si se te complica, voy a usar esta máquina.- El Omega solo asintió para demostrarle que lo había escuchado.
Pero Carlos nunca uso la máquina, solo se había quedado viéndolo y Charles fingió que no se había dado cuenta de aquello.
Estaba por salir, cuando lo observó, el Alfa no podía sacar el disco de la barra puesto que esta se había atorado, vaciló un poco pero terminó yendo a ayudar, quitó la barra de donde estaba atascada y en serio que se sentía estúpido. ¡Por la luna! Ni siquiera la aguantaba, le temblaban los brazos, sin embargo, una mano lo quitó del extremo que agarraba, fue apenas un roce pero se apartó apenado.
-Gracias.- El Alfa le dijo con una sonrisa que lo dejo embobado. -Yo la llevo.-
Ese simple roce, basto para causar que miles de mariposas se sintieran en su interior, esa mirada había hecho tanto con tan poco... esos ojos, parecían querer devorarlo y él no se negaría, no lo haría en lo más mínimo. Adoraba sentirse así, adoraba que una mirada bastaba para que aquel Alfa lo volviera un manojo de nervios y temblores, había estado tan cerca de él que incluso pudo escuchar el palpitar de su corazón y se enamoró de aquel sonido.
{...}
A partir de ahí, las cosas comenzaron a fluir, ambos comenzaron a saludarse y a hablar un poco más, Charles por fin había descubierto el porqué el acento del otro le parecía extraño, era español. Pero seguía queriendo más, fingía estar normal, pero él y su lobo deseaban más, se sentía como un adolescente de mierda por pensar así... pero no podía evitarlo, deseaba tanto ver lo que el Alfa escondía bajo esa playera, añoraba tenerlo encima haciéndolo suyo una y otra vez.
-Salgamos.- La propuesta salió de la nada, habían estado tratando de hablar pero la música del lugar y el ruido de las máquinas casi no les permitía oírse. -Conozco una cafetería cerca de aquí, podemos ir ahí si gustas.-
-No creo que sea lo más adecuado, estoy completamente sudoroso y me da pena salir así.- Mintió, no quería que sus compañeros de trabajo lo vieran en una cita. -Pero puede ser después, no me estoy negando.-
-Mmh, ¿te parece bien una cena?- Carlos le preguntó. -Sería raro si voy hasta tu casa y no quiero que se mal intérprete, podemos vernos aquí si gustas.-
-Estaría bien.- Dijo con entusiasmo, no podía creer lo que estaba pasando. -Tu dime la hora y estaré aquí.- Mierda, eso había sonado muy desesperado.
-¿A las siete te parece bien?- El Alfa le dijo para luego añadir. -¿Tienes algún lugar en mente? ¿Eres más de una cena casual o de un lugar lujoso con champaña fría?-
Terminaron en un lugar de snacks, parecía más un bar de esos donde se veían eventos deportivos y a pesar de que no le agradaba mucho aquel ambiente, estando con el español se sentía en calma y feliz, tanto que se ánimo a tomar un poco de cerveza aunque no esperaba tener tan baja tolerancia al alcohol como para sentirse mareado sin haber terminado el contenido de la lata.
-Charles.- No pudo evitar estremecerse al escuchar su nombre en los labios del español. -Yo creo que lo mejor es que ya nos vayamos, se está haciendo tarde y creo que te afecto un poco el alcohol, te llevaré hasta tu casa, no voy a dejar que camines así, ya es de noche y puede ser peligroso.-
Carlos lo llevo hasta su casa, había sido un duro camino no porque el Alfa haya sido desagradable, al contrario, el problema era él, el alcohol le quitaba la timidez y lo hacía casi irreconocible, desaparecía completamente el filtro cerebro-boca que tenía y temía que si pasaba más tiempo así, terminará revelando sus más grandes deseos, implorando porque le quitara la ropa y lo follara ahí mismo.
-Bien, hemos llegado.- Carlos le dijo una vez que estuvieron frente a la casa del Omega. -Espero que te haya gustado.-
-Sí, fue bueno, aunque...- El español lo miró esperando una respuesta. -Cela aurait été parfait si tu me déshabillais.-
-Aunque me encanta la idea, lindura.- El monegasco se puso pálido, no esperaba que el Alfa hablara francés y le entendiera. -No pienso hacerlo en estas condiciones, estás un poco borracho y no me gustaría aprovecharme de ti.-
-Lo siento, el alcohol hace que no mida lo que diga, en serio, perdón...- Un suave beso en la frente lo dejo callado.
-No pasa nada, después de todo los borrachos no mienten, créeme que la idea de llevarte a mi casa y conocerte más a fondo me agrada.- Le dijo para luego bajar los besos desde su mejilla hasta su cuello, donde se quedó olfateando. -Pero será en otra ocasión, cuando seas más consiente de lo que sucede, bonito.-
Carlos le dio un abrazo a manera de despedida, abrazo que le permitió escuchar aún más los latidos de su corazón ese suave "padam padam" que lo tenía loco, se permitió inhalar por lo que sería una última vez esa noche el aroma del Alfa. Luego el español subió a su auto y Charles entró a su casa.
Mierda, solo un abrazo y unos besos inocentes habían bastado para dejarlo hecho un completo desorden, lleno de lubricante, con una erección dolorosa y un lobo chillando como desquiciado... no quería ni imaginarse como quedaría cuando llegaran más allá.
♡
Wuuu, lo terminé, hay frases que justamente estén en la canción. Espero les haya gustado.
Gracias a RuPaul por usar esta canción para el lypsinc final.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro