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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟖: 𝐍𝐨 𝐦𝐢𝐫𝐞𝐬 𝐚𝐭𝐫𝐚́𝐬.

El miedo también nos protege.

—¡TSUKIII! —Gritó Rebecca, los demás también llamaban a sus compañeros, pero no había respuesta.

—¡GUARDEN SILENCIO MALDITA SEA! —Ordenó Sergei y se dirigió a los soldados— uno de ustedes vendrá conmigo y el resto llévense a los reclutas al sótano, de inmediato.

—¿Qué haremos con los cuerpos? —pregunto un soldado señalando el cuerpo de sus camaradas caídos.

—Déjenlos, cuando la situación se calme los llevaremos.

Asintieron y así como lo ordenó, uno fue con él y el resto se llevó a los reclutas.
Afuera parte de los soldados recogían los cuerpos de sus compañeros, Alina fue directo con el General Bradley a contarle lo que había visto, cuando justo llegó Sergei.

—¡General, se llevaron a algunos de nuestros reclutas! —Shiroi y Kuro miraron a Sergei esperando a que sus hijos estén bien.

—¿¡Qué?!, pero ¡¿cómo pasó?! —exclamó.

—Lograron infiltrarse por un agujero que causaron, lo vimos cuando fuimos a buscarlos —informó el soldado que acompañó a Sergei.

—¡¿A quiénes se llevaron?! —pregunto Shiroi.

—A once incluyendo a tu hija —Respondió.

Shiroi quedó petrificado por el miedo que sentía de perder a su hija, recordó que lo último que hizo fue pelear con ella y reaccionó.

—¡Vengan conmigo ahora! —ordenó a su escuadrón y fueron a buscarla, Kuro, Hogomi y sus tropas también fueron en busca de los reclutas.

En el sótano los reclutas estaban sentados en el suelo, preocupados por sus compañeros, Rebecca estaba nerviosa y ansiosa, no tejaba de temblar, Thiago y Yue trataban de calmarla.

—¿Como pudo pasar? —una lágrima se deslizó por su mejilla, pensando en su mejor amiga.

—Nikolay, Aysel —dijo uno de los reclutas—, esto no está pasando.

—También Tanya, Alexey, Reiji, Murat, Erdogan, Hajime, Xeo bi y Máximo —mencionó Yue, miraba el suelo tratando de pensar en que los soldados de Élite ya los encontraron y que están bien.

Tsuki había despertado, pero no veía nada, supuso que tenía los ojos vendados, el lugar tenía un aroma desagradable, podía escuchar a otros que parecían estar en la misma situación que ella.

Trató de levantarse, su cuerpo se sentía pesado y volvió a caer.
Cuando su cuerpo golpeó el suelo causó un ruido que uno de los que estaba allí lo escucho.

—¿Q-quién está allí? —preguntó nervioso, Tsuki reconoció esa voz e intento gatear hasta él.

—¿Nikolay?

—¿Tsuki? —también tenía los ojos vendados, solo giraba la cabeza en dirección al ruido, el rubio estaba igual de confundido y asustado.

—¿Dónde estamos? ¿qué sucedió?

—¡QUÉ PASA! —Exclamó una joven—, ¡¿P-po-porque tengo los ojos vendados?, ¿dónde estamos?!, ¡RESPONDAN! —Ambos la reconocieron, era imposible no reconocer los gritos de esa chica oriental.

—¡Tranquila cálmate, Xeo bi! —Exclamó Nikolay.

Tsuki creó una daga de hielo y comenzó a cortar la cuerda que ataba sus manos, en cuanto se liberó se quitó el vendaje, no fue nada lindo.
Estaban en el tren, en uno de los vagones y éste tenía manchas de sangre por todas partes, sintió ganas de vomitar, se fijó en un collar militar por un momento. Cortó la cuerda de sus pies y fue a ayudar a Nikolay y Xeo Bi. Ésta última entró en pánico cuando Tsuki la soltó.

—¡No me toques! —aún tenía los ojos vendados.

—¡Xeo Bi somos tus compañeros, cálmate!

Nikolay se acercó y le quitó la venda, su expresión demostraba el terror que sentía.

—M-mis padres —comenzó a lagrimear, parecía estar paralizada—, tenían razón, ser militar es un suicidio.

—No Bi cálmate, estaremos bien —dijo Tsuki.

—¡NO, NO LO ESTAREMOS! —se separó un poco de ellos, Nikolay quería acercarse para intentar calmarla, pero ella retrocedía—, MIRA ESTE LUGAR, LAS BESTIAS ESTÁN AQUÍ, ¡NOS MATARAN A TODOS!

—Bi, no grites, si aún no saben que despertamos debemos guardar silencio —dijo Nikolay con calma, se acercó y la tomó de los hombros intentando calmarla.

Tsuki analizaba cada parte del vagón, las ventanas parecían estar selladas y probablemente las puertas también estén iguales, revisó debajo de los asientos y de las mesas para ver si no había una manera de escapar; quizá un agujero, una llave, o una palanca, pero nada.
No tuvo de otra que intentar usar su elemento para escapar.

—Apártense —avisó a Nikolay y Xeo Bi.

Arrojó un gran bloque de hielo hacia la puerta, pero solo se abollo un poco, decidió intentar con una "espina de hielo" grande y gruesa, logró hacer un agujero en la puerta a la vez que causó un gran estruendo.
Caminó hacia ella, y se asomó por el agujero, se escuchaban voces cerca del primer vagón y pasos que se dirigían hacia ellos.

—¡Vengan rápido! —Llamó a los otros.

Nikolay ayudó a Xeo bi a salir por el agujero, se apresuraron a irse, los pasos se escuchaban más fuertes y cerca.
Se ocultaron detrás de los vagones, Nikolay miró por debajo de los vagones y observó un par de grandes garras, pertenecientes a un animal demacrado, cubiertos de sangre, desvió la mirada jadeando y sus latidos eran acelerados.

—Hay uno aquí —susurró, Xeo bi comenzó a hiperventilar.

—Xeo bi tranquila, respira —Tsuki la tomó de los hombros y comenzó a ayudarle con su respiración.

—Debemos irnos, antes de que venga hacia acá.

Se levantaron lenta y silenciosamente, Tsuki pensaba que todo era en vano, recordando lo que había dicho Ivanova, quizá la bestia ya los olfateo y solo está jugando.
Alguien gritó en el vagón de al lado.

—¿Qué fue eso? —susurró Bi.

—¡AYUDAAA!

—¡SAQUENNOS DE AQUÍ!

—Son Aysel y Hajime, debemos ayudarlos —dijo Nikolay.

—Hay que encontrar la forma de sacarla sin hacer ruido —mencionó Tsuki mirando las ventanas selladas.

—Cada vagón tiene una puerta, no recuerdo si es por arriba o por abajo.

—¿Y ahora lo mencionas? —pregunto Tsuki, arrepentida de haber gastado energías tratando de salir del vagón.

—Es que ahora lo recuerdo.

—Xeo bi y tu vayan arriba, yo iré por abajo —dijo, Nikolay ayudó a Xeo bi a subir mientras iba por debajo del tren.

Una vez arriba Nikolay miró a los costados, sin dudas la bestia seguía allí, olfateaba cada lugar.

—Niko... —Xeo bi encontró la manera de entrar.

Cuando Nikolay iba ir con ella la bestia saltó e intentó atraparlo, pero Nikolay logró esquivarlo.
Xeo bi la abrió y bajó, Nikolay también y cerró la puerta ya que la bestia logró subir. Aysel ayudó a Nikolay a levantarse, miró a su alrededor, allí estaban no solo Aysel y Hajime sino también Tanya, Alexey, Reiji, Murat, Erdogan

—¿Están bien? —pregunto.

—S-sí, ¿Como lograron salir? —interrogó Aysel cruzando los brazos.

—Tsuki, estaba con nosotros —se acordó—, ¡Tsuki, la bestia!

La bestia arriba del vagón comenzó a rasguñar y golpear el techo gruñendo. Tsuki encontró una rejilla abajo, podía ver a los chicos asustados, abrió la rejilla y todos se asustaron.

—¡Tsuki! —Exclamó Nikolay aliviado.

Tanya la ayudó a subir, la bestia seguía rasguñando la parte de arriba.

—¿Por qué estamos en el tren? —pregunto Alexey.

—No lo sé, además había guardias —mencionó Bi.

—No eran de Élite y estaban dispersos, debieron atacarlos uno por uno y los amontonaron en un vagón —dijo Reiji.

—¿Pero en que vagón podrían estar?

—No creo que sigan vivos —murmuró Tsuki lo suficientemente alto para la escucharan—, en el vagón en el que estábamos encontré un collar militar, probablemente esas cosas los comieron —todos tenían una expresión de horror.

—T-todos vamos a morir, todos vamos a morir... —repetía Xeo bi en un estado de trance.

—Bi, mírame tienes que calmarte —le decía Tanya, ella no paraba de repetir que iban a morir, entonces Tanya la abofeteo y ella reaccionó llorando.

—¡Oye! —Tsuki la separó de Bi.

La bestia del techo dejó de rasguñar y se enderezó, levantó la cabeza y soltó un gutural aullido sombrío, tan fuerte que todos adentro se cubrieron sus oídos.

—¡Estás cosas salieron del mismo infierno! —Exclamó Reiji mientras cubría sus oídos aterrorizados.

El aullido se detuvo y sintieron como bajó del techo, se escuchaban otros gruñidos y zarpazos, había llamado a su manada.

—Debemos salir —dijo Tsuki.

—Hay más allí afuera, ¡¿Quieres salir y que nos coman?! —Exclamó Reiji.

—Tengo energía, puedo subir y crear un muro de hielo para que no nos vean.

—¡Pueden olernos!

—¡Hay que intentarlo, Reiji! —Exclamó Nikolay—. ¡¿Acaso, prefieres que los Norcranianos nos lleven y nos hagan cosas peores?!

—¡Es mejor que ser devorado vivo!

—Chicos, Tsuki ya está allí arriba —avisó Tanya—, si quieren pueden quedarse —dijo sarcástica.

Nikolay se acercó a la abertura y Tsuki estaba allí creando el muro de hielo alrededor.
Uno a uno subieron, ella creó un puente lo suficientemente largo y seguro para que puedan llegar a salvo. Cuando Xeo bi subió alguien comenzó a romper el muro de hielo con una bomba.

—¡Sigan el puente! —Exclamó ella mientras ayudaba a Reiji.

Los soldados Norcranianos siguieron la dirección del puente planeando alcanzarlos, Tsuki fue corriendo frente a ellos para protegerlos del enemigo, creó tres esferas de nieve en caso de que alguno se cruce en el camino.
Una de las bestias consiguió romper el muro y comenzaron a entrar, Tanya tenía explosivos pequeños en su bolsillo, las activó y arrojó; sin embargo, solo causó que las bestias tropezaran.

—¿De dónde los sacaste? —Interrogó Alexey mientras seguían corriendo.

—Thiago me las dio.

—¡La debilidad es la cola! —Exclamó Nikolay—, ¡la Maestra Ivanova lo había dicho!

—¡Son demasiados!... —Respondió Xeo Bi antes de que uno la alcanzara.

Tsuki se detuvo.

—¡¡XEO BII!! —arrojó una de sus esferas de nieve, justo cuando la criatura abrió la boca se tragó la bola de nieve y explotó en su estómago asesinándolo.

Nikolay tomó del brazo a Bi y la arrastró lejos antes de que las demás bestias los alcancen.
Una granada de gas fue arrojada hacia ellos, sintieron como los tomaban del brazo y se los llevaban.

Hogomi dejó a Nikolay reposar al lado de una roca, se habían dado cuenta de que el tren nunca llegó y Alina le había contado lo que sucedió; así que siguieron las vías del tren y por suerte llegaron a tiempo, fue fácil evadir a los soldados Norcranianos, él se sintió feliz por haber traído sus granadas de gas.

Isaac trataba la mordida de Xeo Bi en su pierna, mientras aún seguía inconsciente, por suerte los demás estaban bien. Sin embargo, solo Nikolay, Xeo Bi, Tanya y Murat están con él y su compañero Isaac y dos más de su escuadrón.

Se habían separado cuando sacaron a todos los reclutas del lugar, al menos Dimitry informó que ya se dirigía al punto de encuentro con Erdogan, Reiji, Máximo y Hajime, pero Alina no respondía, solo esperaba que Tsuki esté con ella y que ya estén en camino.

—Tsuki, despierta —dijo Alina, ella lentamente abría los ojos, se había desmayado por inhalar tanto gas.

—Alina, ¿Dónde estamos y los demás? —se levantó buscando con la mirada a sus compañeros.

—Están a salvo, Hogomi está con ellos —Respondió, Tsuki se sintió más aliviada—. Mi comunicador se averió debido a una pelea que tuve con un soldado, pero puedo escuchar a Hogomi hablar, debemos ir a las colinas, allí nos están esperando —informó.

—Bien, debemos apresurarnos —dijo levantándose.

—Despacio, no te apresures.

El bosque estaba oscuro, apenas la luz de la Luna iluminaba el camino, al menos el traje de Alina aún se iluminaba. Había silencio, Tsuki pensó en lo que Shigo le había dicho, "Si el bosque está en silencio, hay un depredador cerca ", se detuvo y miró a su alrededor y se fijó en la oscuridad que había entre unos árboles, una rama se movía ni siquiera hay viento, sin dudas sentía que algo había por allí.

—Alina, espera —la otra se detuvo y volteó a verla.

—¿Sucede algo? —miró a la dirección—, ¿Qué hay allí?

—Hay que correr... —susurró y Alina la tomó de su mano, corrieron lo más rápido posible hacia la ubicación de Hogomi.

Un gran Taigāurufu salió de entre los árboles, comenzó a perseguirlas, no estaba solo, otros dos estaban por los lados. Tsuki hizo que su hielo bajara hasta sus pies para congelar el camino y hacer que las bestias resbalen, funcionó, pero no lo suficiente, usaron sus garras para sostenerse y correr sin resbalar por el hielo, algo que la sorprendió y preocupó.

Alina soltó la mano de Tsuki y recargó su rifle, mientras seguían corriendo apuntó a la bestia a su izquierda y le dio en la pata, causando que tropiece, aun así, esa cosa se levantó y continuó con la persecución, la ventaja es que venía más lento.

—Tsuki, adelántate, tengo que hacerme cargo del otro —le entregó su rifle y Tsuki siguió corriendo mientras Alina se detuvo y sacó la Catana que tenía en su cinturón.

El más grande y el de su derecha se detuvieron y caminaban lenta y amenazadoramente hacia ella, el de la izquierda aún no se detenía, así que cuando estaba más cerca ella corrió hacia él y saltó sobre la bestia moviendo su espada y contándole la cola.
La bestia rugió del dolor y se tambaleaba, perdió el equilibrio, el otro Taigāurufu pequeño corrió hacia ella dando un gran salto dispuesto a degollarla, Alina se agachó y moviendo su Catana hacia arriba logró cortarle la cola también.

El primero al que le cortó la cola intentó atacarla, pero ella la esquivó con facilidad y clavó su espada en la frente de la bestia, la segunda mostraba sus dientes gruñendo amenazándola, ella se mantenía erguida mientras analizaba cada cosa que movía la criatura, levantó su Catana a la altura de su cabeza empuñándola con ambas manos. La bestia lo tomó una amenaza y se abalanzó torpemente y Alina esquivándola, girando su espada de manera perfecta le corta la cabeza.
Sacudió su espada para limpiar la sangre, iba a encarar al más grande; sin embargo, se giró y ya no estaba, había huellas que iban directo hacia Tsuki.

Desesperada Tsuki preparaba el rifle, la bestia la perseguía con ganas de destrozarla, sus ojos demuestran la locura y la sed de sangre, esta cosa no se comporta como cualquier animal, literalmente es un demonio creado para matar.

Preparó una esfera de nieve y la arrojó detrás de ella, unas espinas de hielo aparecieron al tocar el suelo, pero la bestia fácilmente lo esquivó y aumentó la velocidad. Alina iba lo más rápido posible para alcanzar a la bestia antes de que alcance a Tsuki.

Tsuki se estaba quedando sin energías, no por usar su elemento sino por correr, apenas tenía para hacer un muro de hielo mediano, lo que hizo fue colocarse el rifle detrás de la espalda abrochando el cinturón que tiene, con casi toda su energía creó dos dagas de hielo en ambas manos, lo suficientemente resistentes y bajó la velocidad al pasar frente a un árbol, lo escaló con la ayuda de las dagas y la bestia no pudo alcanzarla, saltaba, gruñía e intentaba escalar el árbol, pero la corteza se rompía cada vez que sus garras lo atravesaban. Tsuki se quedó en una las gruesas ramas del árbol con la respiración agitada, si no hubiera hecho el gran puente podría haber acabado con la bestia usando su poder, pero no tenía más opciones.

Escuchó una especie de silbido extraño, la criatura dejó de tratar de trepar el árbol y fue caminando hacia la dirección de la que venía el silbido. Una vez que se alejó, Tsuki bajó del árbol y Alina había llegado, suspiró aliviada al ver que estaba bien.

—¿Cómo lograste evadirlo? —Pregunto.

—escale el árbol, era una técnica que mi padre me enseñó —dijo, miró detrás del árbol, la figura de la bestia ya no era visible.

—Debemos irnos, antes de que vuelva —colocó su espada en su lugar.

Tsuki iba a voltear para seguir a Alina, pero una sombra acercándose fue visible en la dirección en la que huyó la bestia.

—Alina...

Un hombre alto y robusto, sujetaba unas cadenas que estaban alrededor del cuerpo de la bestia que había huido; junto a ambos, otro hombre, éste llevaba el traje militar Norcraniano junto a algunas medallas, se quitó aquella máscara que era una copia exacta de la cara de otra persona, Alina lo reconoció, esa cicatriz en la cara y esa mirada tan arrogante y odiosa.

—Genkaku, imbécil —volvió a empuñar su espada y lo apuntó en dirección a ellos.

—La "máscara" sí que funcionó —la arrojó al suelo—, nadie me reconoció, ni siquiera el gran Hogomi Yoru parecía recordar mi voz —sonrió con arrogancia.

—¿De quién era? —interrogó furiosa.

—Queríamos la cara de un soldado para hacer la máscara, lástima, no teníamos materiales para hacer una, así que simplemente, se la arrancamos —sonriendo sombríamente como todo un psicópata.

El corazón de Tsuki latía con tanta fuerza que parecía estar a punto de salir de su cuerpo, nunca imaginó algo así, era horrible, espantoso, enfermo, eran tantas las palabras que podrían describirlo, pero no sería suficiente. La bestia se estaba agitando, ella pensaba que esa cosa podía oler su miedo. Genkaku volteó a verlo.

—Está ansioso —volvió a mirarlas, se fijó en la espada que aún apuntaba hacia él—, suelta eso querida —dijo en tono coqueto, causándole nauseas a la joven, la bestia se ponía aún más nerviosa.

—Tsuki, detrás de mí —Así lo hizo.

Genkaku intentó acercarse, Tsuki tomó el rifle y lo apuntó hacia él.

—¿Debería soltarla? —pregunto Goliat refiriéndose a la bestia.

—No, no será necesario —miró de reojo al Norcraniano que se acercaba detrás de ellas.

El soldado golpeó a Alina con su arma, Tsuki intentó dispararle, pero él sostuvo la punta del rifle apuntándola hacia otro lado, le dio un cabezazo y ella soltó el arma.

—Si que eres ruda —la halagó Genkaku con una depravada sonrisa—, alguien como tú nos serviría en nuestro ejército, al jefe le encantaría conocerte.

Miró a Genkaku.

—A mí me encantaría matarlo —amenazó.

—Wow —comenzó a reír junto a Goliat—, ¡ése es el espíritu!

—Soldado, has que se arrodillen —ordenó Goliat.

El soldado agarró a Alina del cabello y la obligó a arrodillarse, lo mismo con Tsuki.

—El jefe dijo que eliminemos a quién se interponga en nuestro camino, así que, perdón querida señorita —apuntó su pistola a la mayor.

—Tsuki... —susurró—, corre y no mires atrás.

—¿Qué?

Alina apartó la pistola apuntándola hacia el soldado detrás de ambas, disparándole.

—¡Corre!

Tsuki se levantó y comenzó a correr, Goliat iba ir tras ella, pero Alina se lo impidió, mientras aún sostenía la pistola, sacó su espada y le provocó un gran corte en la pierna a Goliat, inmovilizando.
La bestia furiosa de que se atrevió a tocar a su Amo, saltó sobre ella y la mordió en el cuello.

Tsuki lo único que había escuchado eran los gritos de Alina y los gruñidos de la bestia mientras seguía corriendo y las lágrimas se deslizaban por su mejilla, no tenía energías, aún no tenía el suficiente poder y tampoco dejaba el miedo, por último escuchó un disparo, supuso que Alina murió allí mismo.
No se detenía, no volteaba a mirar, no dejaba de llorar, los gritos no cesaban, el nudo en su garganta se hacía más grande, la bestia venía tras ella, oía sus gruñidos desesperados por alcanzarla. Nunca se imaginó que la guerra sería así, decía que obviamente sus amigos iban a morir o ella, pero nunca supo lo mucho que dolería.

"¿Realmente así de cruel es la guerra?" Pensó. "Que niña tan idiota"

La bestia perdió el rastro de Tsuki, la olía en todas partes, pero estaba perdido, escuchó el silbato y abandonó la caza.

Tsuki estaba en un árbol, tratando de llegar a la cima para saber dónde estaban las colinas, están al Este a unos quince kilómetros, solo debe continuar por el mismo camino y llegará.

Las horas pasaban y Bec se quedó mirando la ventana esperando a que los escuadrones vuelvan, Miraiki, Alicia, y Kori estaban igual; tantos meses, sin hablar a su prima y ahora ocurre esto, solo quería que ella vuelva para contarle sobre el nuevo poder que había adquirido gracias al entrenamiento tortuoso por parte de su padre.
La única persona en su habitación era Shigo, sentado en el suelo hecho bolita, esperando también que al menos haya noticias.

Thiago estaba en la sala común con los demás.

—¿Oigan, no han visto unas granadas de pequeño tamaño? —preguntó mientras revisaba debajo de una mesita.

—¿Dónde las dejaste? —pregunto Yue.

—Estaban en mi mochila junto a las demás, no creo que alguien las haya tomado —se retiró a otro lado buscando.

—¿Crees que Tsuki esté bien? —Preguntó Miraiki.

—Si, siempre fue más fuerte, estoy segura que ella volverá —Respondió Rebecca.

El camino del bosque era más oscuro, Tsuki tenía miraba a todas partes esperando a que esos Norcranianos no la encuentren, caminaba sigilosamente para no hacer mucho ruido; algo andaba mal, se sentía observada, apresuró el paso y parecía que alguien se acercaba más y más.
Sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal, se detuvo, lentamente giró la cabeza, no había nada, escuchó un ruido frente a ella y giró de nuevo, luego a su derecha, la bestia la estaba acechando desde las sombras, su respiración se estaba agitando; estaba cansada, no tenía armas, apenas recuperó un tres por ciento de su energía, no sería suficiente.

Cada vez rondaba más cerca, ¿Éste sería su fin?, trató de pensar en algo rápido, había alternativas, tratar de sacar la energía azul o usar el frío de la noche para aumentar su poder.
La primera opción no era muy segura, por lo que la segunda podría ayudarla al menos un poco.

Esperó a que la bestia se aleje de la dirección a la que ella iba, una vez alejada, "absorbió" el frío y creando una bola de energía no muy pequeña, la sostuvo con una mano y la arrojó hacia la bestia, estalló en espinas de hielo logrando herirla, rugió del dolor y Tsuki aprovechó la oportunidad de huir.

Siguió corriendo hasta que podía ver las colinas y a Hogomi.

—¡Hogo...! —Genkaku le cubrió la boca con un paño y la alejó de la vista de Hogomi.

Hogomi volteó hacia la dirección del bosque, pero no vio nada, así que volvió a juntarse con su escuadrón.

Tsuki forcejeaba y lloraba intentando llamar a Hogomi, poco a poco se sentía cansada, sus párpados eran pesados, todo se volvió negro.

Shiroi nunca se rindió, buscaba a Tsuki hasta en los árboles, pero nunca halló nada.

—Capitán Kottayama, tenemos noticias —Hogomi se comunicó a través de su radio.

—¿Que sucede, los encontraron?

—Si... pero, nos separamos cuando soltamos las granadas de gas, no tenemos noticias de Alina y Tsuki —justo lo que temía.

—¿Dónde están? Iré de inmediato a buscarlas

—En las colinas del Este.

—Bien, los veré allá.

Shiroi se comunicó con su escuadrón y avisó que irían hacia las colinas del Este.
Prometió a su esposa que cuidaría a su hija, se sentía tan mal de todo, de no haberla protegido, de haber peleado con ella sabiendo que Tsuki tenía potencial para ser la más fuerte.

Shigo salió de la habitación, fue con los demás con la esperanza de que los hayan encontrado, Rebecca lo miró y como si le hubiera leído la mente, negó con la cabeza, él se recostó en el marco de la puerta pensando... "¿Y si salgo a buscarla?".

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Holis, queridos lectores, llegamos a las 1000 lecturaaass!!! :D

Estoy tan feliz, gracias por su apoyo ♡

Actualice un poco tarde porque ya saben, estoy en época de exámenes finales y tengo que estudiar bastante :')

Pregunta para los lectores:

¿Ya se preguntaron del por qué Kaleb aún no muere por la vejez o similar? :)

Hasta la proxima :D

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