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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟗: 𝐁𝐚𝐭𝐚𝐥𝐥𝐚 𝐝𝐞 𝐊𝐞𝐭𝐬𝐮𝐫𝐞𝐢𝐧

Cuando Ágata y Tsuki volvieron, había un montón de soldados en fila y otros movilizándose, muchos de ellos ya subían a los camiones para ser trasladados a la zona, la pelinegra se despidió de Ágata y se separaron, pues ella debía prepararse para la batalla que se aproximaba y Ágata debía informar a Bradley de lo que había descubierto. El lobo siguió a Tsuki, llamando la atención de algunos. Ella tenía planeado hacer que el lobo la guíe a donde se encuentra el verdadero Shigo, antes de que inicien los bombardeos.

Caminando por el pasillo esquivando a los soldados que pasaban con cierto apuro, buscaba a alguno de sus amigos, hasta que escuchó la voz de su mejor amiga llamándola, al voltear en su dirección ella la abrazó como siempre.

- ¿Cómo está Tiago? -Preguntó la pelinegra.

-Está mucho mejor -Se separó del abrazo-. ¿Descubrieron algo? -La expresión de Tsuki se volvió más seria.

-Sí... descubrimos algo -Murmuró, vio a Tydar acercarse a ellas.

-Acompáñame, tenemos que hablar -Dijo. Ella lo siguió.

Bec tenía la corazonada de que no era nada bueno por la expresión y tono del Eoduun. Al ver al lobo siguiéndola recordó a Shigo, y llamó a Tsuki antes de que se retirara con Tydar.

- ¡Tsuki! -Ambos voltearon a mirarla-. Encontramos pistas de que Shigo puede seguir vivo.

La pelinegra se sintió emocionada al escucharlo.

Henry se colocó la capucha, pues empezaba a sentir frío, allá afuera estaría nevando, solo esperaba que el agua no se haya congelado del todo. Tomó los remos y comenzó a impulsar el barco, tenía algo de fuerza, pero los brazos le dolían, pues horas antes de huir volvió a ser desangrado.

Por suerte Bernard le había dejado algo de comida, era suficiente para que pudiera aguantar el viaje. Pasaron un par de minutos, cuando el ruido de personas corriendo se hizo presente.

En la orilla de las alcantarilla, los soldados Norcranianos se acercaban cada vez más a Henry, este miró atrás, no faltaba mucho para llegar a la salida, de hecho, podía apreciar la luz al final del pasillo. Escuchó la voz de Trevor diciendo que salga del bote, ignoró su petición y comenzó a remar con todas sus fuerzas, hasta verse rodeado por los soldados y detenerse. Algunos bloquearon la entrada y otros simplemente estaban en la orilla del alcantarillado.

Trevor se paró frente a Henry y dijo:

-Si te niegas a volver ahora mismo, Henry, tu castigo será peor -Henry bajó la mirada a sus pies en el bote. Permaneció en silencio-. Henry -Insistió Trevor.

El mayor hizo una seña con la cabeza y todos levantaron su rifle apuntando al muchacho. El peliblanco lentamente levantó sus brazos, rindiéndose. Trevor iba a pasar las aguas de las cloacas para esposarlo, cuanto se sintió un temblor.

Henry levantó sus brazos hasta que chocaron entre sí. Cristales, atravesaron a muchos soldados y otros fueron simplemente golpeados, Trevor logró esquivarlo pero le causó un corte en el hombro y cayó al agua por desequilibrarse y estar cerca de la orilla. Los que cubrían la entrada dispararon, el muchacho movió sus manos para cubrirse de las balas con otro cristal que emergió del agua.

Hace muchos años se rumoreaba que el castillo fue construido sobre una mina de minerales distintos. He aquí la prueba. Henry acabó con los que cubrían la entrada y con la ayuda de otro cristal impulsó el barco hasta afuera de las alcantarillas, cerrando la salida detrás de él. Los Kingusu diamantinos podían utilizar cualquier mineral a su favor, a diferencia de los otros. Al menos espera librarse de ellos por unas horas. Usar su poder de esa forma después de tantos años hizo que cayera y se quedara dormido. Ahora la corriente de un río era lo que lo arrastraba.

Trevor se puso de pie y contempló los cristales, el muchacho había sellado la salida. Sin dudas, el humor de Kaleb no mejorará.

- ¿De qué quieres hablar? -Preguntó Tsuki. Estaba con Tydar en la sala común, por la expresión en el rostro de él parecía tratarse de un tema serio.

-En el clan Kottayama, ¿Ha habido reportes de niños desaparecidos? -No sabía a qué iba la pregunta.

-Sí, la hermana de mi padre había desaparecido hace años. Pero no ha vuelto a pasar nada similar -Respondió-, ¿Por qué lo preguntas?

Tydar pensó un poco en su respuesta.

-Los niños estarán más seguros ahí, si todo sale bien -Dijo, ella no quería insistir, su respuesta tenía algo de raro.

-Lo que respondiste casi no va con tu pregunta -Mencionó-. ¿Por qué te interesa el clan?

-Solo quiero que los niños estén a salvo vayan a donde vayan -Respondió, esta vez en un tono un poco molesto.

-Entonces, si quieres saber que ellos estarán a salvo deberías preguntarme si mi clan acepta a los Eoduun -Corrige, frunciendo el ceño a ver la expresión molesta de Tydar y continúa-. No todos los aceptan y hace años tuvimos un conflicto con una de clase 3, ahora, ¿Por qué te interesa el clan?

-¿Acaso que pregunte sobre desapariciones es sospechoso para ti? -Levantó más el tono de voz.

-Me preguntaste eso exclusivamente de mi gente, no de ningún otro -Resaltó.

-Lo siento, no sabía que te molesta que quiera saber un poco sobre tu gente -Dijo burlándose para dejarla sola en la sala.

La pelinegra estuvo enojada, no pudo evitar pensar a donde iba su pregunta realmente.

No había pasado ni un solo día en el que Tydar pensara en su madre. El tiempo no curaba nada, era una simple mentira.

Recuerda que estaba parado en lo que parecía ser, el patio trasero en la cabaña en la que nació. Lo extraño es que estaban dentro de una cueva. Él mantenía su mirada arriba, en uno de los agujeros en el que se podía ver la luz del sol, las paredes de la cueva estaban marcadas por la humedad de las aguas subterráneas, los musgos decoraban las piedras y paredes; incluso había gente que dejaba que el musgo creciera por las paredes exteriores de hogar, las cuales estaban hechas de piedra y madera.

El blanco cabello de su madre se movía con las pequeñas corrientes de aire que se metían a la cueva, ella colgaba la ropa mientras su hijo se acercaba y le abrazaba por la espalda, ella bajó la mirada para ver a su niño. Tydar se detuvo a mitad de camino, su mirada perdida en los pasillos, el rostro de su madre... ella era una mujer albina, de ojos azules como el cielo, mejillas rosadas y una sonrisa cálida, una mujer joven, en su mirada siempre reflejaba el inmenso amor que le tenía a él.

Se metió a una de las salas que estaba vacía y se apoyó por una mesa. Esos recuerdos despertaban a la bestia que vivía en él. Aquel sentimiento de ira, dolor, desesperación y arrepentimiento, reprimidos durante años. La sonrisa con los dientes afilados se mostraba en el lado derecho su rostro y su esclerótica se tornaba negra en lo que trataba de controlarse, sus tentáculos y garras trataban de salir, debe contenerse, debe reprimirse, debe estabilizarse.

Movía su cabeza de un lado a otro como si tratara de romperse su cuello. Otro recuerdo, el piso de madera manchado de sangre. Clavó sus garras en la mesa para contener su impulso y fuerza. Su madre llorando tratando de calmarlo. Gruñó.

La puerta se abrió y fue golpeado por la nuca, quedando inconsciente. Twilight bajó el fierro y se acercó a Tydar. Su cara nuevamente volvía a su forma normal.

-En serio necesitas una ayuda con eso, Tydar -No era la primera vez que pasaba.

Kageshi lo había sentido, los niños, Ivar y los demás. Ese aumento repentino de ira que luchaba por salir. No confiaba en Tydar y los demás, ni se atrevía a dejar a uno de sus amigos solo con ellos, se había pasado la tarde vigilándolos a todos.

Antes de la batalla, el General los reunió para contarles sobre lo que Tsuki y Ágata descubrieron del diario. Bradley le explicó a cada uno con detalles el motivo por el que Tydar y el grupo fueron traídos, a donde fue Tsuki con la maestra y que fue lo que se sabe hasta el momento.

- ¿Qué? -Murmuró Kageshi, seguido de Noah.

-¿Como?

Todos tenían la misma reacción que Tsuki había demostrado.

-Y... ¿Cómo y cuándo fueron creados los Eoduun? -Preguntó Twil.

-Aún no se sabe -Responde Tsuki, con un tono monótono-. Pero, probablemente fueron creados muchos años después.

-Tiene sentido -Dijo Yue Fei, a lo que todos se fijaron en él, luego Noah habló:-Es verdad. Los experimentos psíquicos, los niños inestables en los clanes... Todo se debe a la mente, mientras más pasa el tiempo podría adquirir más poder que, incluso, los adultos tampoco sabrían controlar sus poderes. Kaleb sabe eso y por esa razón quiere erradicar a todos los descendientes de aquellos experimentos, porque cree que el mundo acabara por una inestabilidad en la mente de los clanes.

-Así mismo -Afirmó Bradley-. Hablaremos de esto con el General Supremo, después de la batalla, nadie más que nosotros debe saberlo -Miró a cada uno para que asientan con la cabeza-. No sabemos que puede pensar, decir o hacer la gente, debemos manejar esto con cuidado. Y va a afectar más a clanes como los de tierra, agua, hielo, fuego y oscuridad, los cinco clanes más poderosos. En especial -Miró a Kageshi y al resto de los Eoduun-, a ustedes.

-El doctor Stewart aún está revisando el diario y las cartas -Mencionó Ágata-. Cualquier cosa que sea importante estaremos reuniéndonos nuevamente.

-Algo más -Añadió Bradley-. Es probable que, Kaleb, siempre haya estado en Rujarquia -Quedaron atónitos, paralizados, esto último era algo que nadie se esperaba y teniendo en cuenta todo lo anterior,era demasiado.

-¡¿Hay algo más que deba decir ahora?! -Preguntó Ivar.

-No hay nada más que decir. Volviendo al tema de la presencia de Kaleb, esa es otra cosa que aún está por confirmarse. ¿Dónde está Tydar? -Lo buscó con la mirada, recién se dio cuenta de su ausencia.

-Está descansando, antes de venir aquí hemos cazado todo un día y aún no ha podido recuperarse -Excusó Twilight. Ivar la miró de reojo, una mentira.

-Bien, que se recupere -Expresó-. Pueden retirarse y alistarse.Salieron de la sala de reuniones y cada uno fue por su camino, Ágata se quedó con Bradley.

-Aún no hay rastros de Shigo y Dimitry -Dijo, como si le hubiera leído la mente.

-Iba a decirte que, Shigo sigue vivo y creo que sé cómo encontrarlo -Mencionó.

Tsuki estaba con Twil en la habitación de Tydar, fue la primera vez que lo vio en ese estado y jamás creyó que lo vería así. Dormido y temblando, sudando frío, como agonizando. Ella conocía ese comportamiento, puede que sean de clanes distintos pero los inestables tienen los mismos síntomas después de un descontrol. Deseaba poder ayudarlo, pero sabe que él debe pasarlo por sí solo.

-No es la primera vez que pasa -Le comenta Twil-. Hace dos meses fue la última vez, fue durante una cacería. Cuando Ivar estaba por alcanzar al ciervo, Tydar fuera de control lo empujó y le desgarró la piel al animal. Fue una brutal escena, sabíamos que no estaba del todo cuerdo en ese momento por la forma tan violenta en la que movía sus tentáculos y cuello. Buscaba la manera de volver en sí mismo. Fue difícil frenarlo, pero lo logramos -Concluyó.

La pelinegra permaneció en silencio, escuchó las palabras de la mujer. Ella se veía reflejada en Tydar, sabe lo que se siente tenerte miedo y enfrentarse sola a eso.

Shiroi trataba de atrapar a su hija, ella se había ido corriendo de su patio hacia el bosque al darse cuenta que nuevamente todo se congelaba, dejaba un rastro de escarchas por donde pasaba.
Él trataba de calmarla y decirle que se detenga, mientras la pequeña huía asustada para no lastimar a su padre otra vez. Estando en el patio, una espina de hielo salió del suelo y causó una herida a Shiroi en la pierna. Ella finalmente tropezó y cayó de rodillas, llorando. Su padre se acercó a ella y la abrazó, la cubrió con un gran trozo de cuero Koburo, eso bloqueó su poder en un instante.

- ¡Perdóname Papi, no quise lastimarte! -Se disculpaba una y otra vez llorando amargamente.

-Tsuki, cálmate, sé que no quisiste hacerlo -Él la cargo en sus brazos y la mecía lentamente.

Ese recuerdo estaba muy en lo profundo de su mente, recuerda que su padre desde entonces se cubre la cicatriz en la pierna para que ella no lo vea y se sienta mal. Pero eso, comparado con Tydar, no era nada, y no podía ni imaginar el cómo se siente él.

-Iré a prepararme -Dijo a Twil y se retiró de la habitación.

Al salir notó la diferencia en la temperatura. Adentro de la habitación de Tydar hacia mucho más frío que en el pasillo y lo más extraño era que las ventanas estaban cerradas y Twil había encendido la chimenea.

Tiago se aburría en la enfermería, Bec fue llamada por Bradley y Yue estaba ocupado alistándose, totalmente solo. Las enfermeras estaban por ahí pero tampoco estaba con ganas de iniciar una conversación con ellas. Escucha pasos acercándose pero no le presta atención hasta que escucha su voz.

- ¿Cómo te sientes? -Preguntó Noah, lo sorprendió por un momento.

-Podría estar mejor, en unos minutos tendré que prepararme para mi primera batalla real -Respondió, y volvió a dirigir la mirada al techo.

-Quería disculparme contigo -Dijo, Tiago lo miró, se veía serio como siempre-. Aquel día, no debí haber dicho eso, sin saber por lo que pasaste.

-Descuida, no lo sabías -Parecía tener algo más que decir.

-Yo fui criado por mi madre y mi abuelo, él era militar -Contó-. Siempre expresaba lo mucho que se lamentaba por haber perdido a sus compañeros. Es por eso que dentro de la academia militar nunca quise un amigo, luego sufriré por su muerte o ellos por la mía.

-Tú no morirás, Noah -Afirmó Tiago y se sentó en la camilla-. Quizás yo sí, pero, jamás dejé que esa idea me atormentara, vine a servir al reino. Me da miedo, así como me da miedo perder a mis amigos, pero creo que es eso lo que nos mantendrá vivos. La ayuda de nuestros amigos, así como el temor de perder a alguien.

-Hm, el poder de la amistad no funciona en la vida real como en los cuentos de hadas -Espetó.

-No, pero la protección sí es posible , así como la ayuda para soportar estar en este tipo de situaciones -Insistió-. La única razón por la que Tsuki no ha perdido el control desde hace años es porque tuvo el apoyo de su familia. Estando aquí solo nos tiene a nosotros, y necesita mantener el control para no causar una catástrofe en pleno combate.

Se levantó de la camilla y se colocó las botas.

-Piénsalo, en ningún tipo de situación es malo tener amigos -Mencionó antes de retirarse.

Tsuki y Kai se habían reunido en la armería, habían ideado un plan de respaldo por si las cosas se salían de control en pleno combate, algo de lo que nadie sabía y ganarían un segundo castigo por ocultarlo a los altos mandos.

-¿El clan Kottayama va a aceptar? -Cuestiona Kai.

-Desde luego -Afirma la pelinegra-. Solo que, no llegaran enseguida.

-Los míos tampoco -Terminó ajustarse las botas y se levantó-. Habrá que aguantar todo lo que se pueda.

-Sabes, los Generales jamás le piden ayuda a todos los clanes -Menciona-, solo dejan que ayudemos si nos registramos en el ejército. Algunos como el clan Kemono hacen patrulla y vigilan los alrededores de los límites para ayudar.

-Los clanes serán tratados como los demás súbditos -Repitió él, unas palabras que uno de los reyes que Rujarquia tuvo había dicho hace años, su padre acostumbraba a contar a sus hijos la historia del reino-. Es un acuerdo que hizo el Rey Darius para estar en paz con todos y que no exista desigualdad, aunque nuestra gente sabe que somos muy diferentes, siguen el acuerdo por la paz -La mira de reojo-. Tu clan decidió levantar sus murallas, al igual que el clan Ziamli de tierra, el mío no, siempre escondemos nuestros poderes de la gente, a pesar de que todos saben quienes somos y más cuando ven nuestra marca.

-Hay inestables en mi clan, solo son 3, incluyéndome, nuestros viejos líderes al igual que Tydar, creían que en ese caso los clanes debíamos estar aislados del mundo para evitar lastimar a inocentes -Concluyó, con eso ambos fueron a reunirse con los demás.

Horas más tarde...

El doctor realmente había cuidado a Henry después de la muerte de su asistente, el niño no merecía pasar tanto dolor. Estaba dispuesto a aceptar su destino a manos del dictador, confiando en que el muchacho llegará a salvo y se reuniría con su familia y Phillipe.

Kaleb había dejado el cuerpo de Bernard dentro de las jaulas de las bestias, no tardaron en dejar solamente sus huesos.

Ha estado castigando a muchos de los guardias que vigilaban a Henry, ya le había llegado la noticia de que el muchacho logró escapar, en los jardines del castillo había un pilar con piedras que tenían puntas y formas irregulares, ahora Trevor era quién estaba atado al pilar de espaldas. La forma de las piedras de aquel pilar le clavaban en la espalda, además los soldados lo habían amarrado de tal forma que su espalda quedó apretada al pilar. El dictador Norcraniano se quedó observando como sus soldados pateaban a Trevor, golpeando su espalda cada vez más al pilar.

Se volteó y le dijo a Genkaku, quién estaba detrás de él:

-Que sigan por unos minutos más, después lo dejan ahí hasta el amanecer. -Él otro asintió.

Por primera vez en tantos años, varios de sus soldados vieron como Kaleb se envolvía de lo que parecían cenizas y se desvanecía frente a Genkaku.

El ejército dirigido por Goliat se encontraba a orillas del lago, incluso Goliat se había puesto pálido al ver como Kaleb aparecía frente a él. Ambos estaban detrás del ejercito, los soldados los observaban a ambos, Goliat hubo dicho un discurso un poco antes de que el otro apareciera frente a él.

- ¡Escuchen! -Exclamó, su mirada más firme que nunca puesta en sus soldados, Goliat se apartó para que lo pudieran ver-. ¡Esta guerra debe acabar pronto, Rujarquia no debe existir, los clanes son un peligro para el mundo, para sus familias, hijos, compañeros! -Su voz tan grave era escuchada hasta por los que estaban en la primera fila. Por otro lado, el ejército Rujarco estaba formado del otro extremo del lago Ketsu. Tsuki se había salido de la formación sin que se dieran cuenta para buscar a Shigo. En cambio, Tiago miró de reojo a Miraiki, ambos estaban cerca de los generales, pues hace poco salieron de la enfermería, ella parecía petrificada. Kaleb continuaba-. ¡Rujarquia y los nueves clanes no serán más que simples mitos, uno sobre unas personas que podrían destruir el mundo con solo perder el control de su juicio! -Kori se dio cuenta de la ausencia de su prima-. ¡Norcrania y sus aliados van a erradicar a este mal!

- ¡POR NORCRANIA Y EL MUNDO ENTERO! -Exclamaron los soldados.

Özdemir dio la orden para que comenzaran a movilizarse, Shiroi buscó a su hija con la mirada entre todos los soldados de élite. Ella había atado al lobo como si fuera un perro y lo obligó a llevarlo con Shigo. El problema, estaba en que el animal la llevaba nuevamente con el ejército Rujarco, una y otra vez, sabía que era porque quería evitar que ella se internara sola en medio de una batalla a buscarlo. Entonces soltó al lobo y corrió al bosque con el animal tratando de detenerla.

Cuando iba a golpear al lobo para que no se interponga, pero al voltearse vio como el animal fue descuartizado por nada más ni nada menos que un Taigaurufu. Aquella visión horrible fue suficiente para no detenerse y preparar su rifle mientras apresuraba su paso. Escuchaba los disparos de los soldados, nadie la escuchará a ella si esa cosa lograba alcanzarla, comenzó a congelar el suelo con cada paso y así poder dificultarle el paso a la bestia. Sin embargo debido a las garras grandes y afiladas de la criatura, podía mantenerse de pie en el hielo, cuando la cosa estaba más cerca, saltó sobre ella y antes de tocarla fue golpeado por una carga de un lanzacohetes, lo que lo hizo quemarse y quedar destrozado con la explosión.

La explosión golpeo ligeramente a Tsuki e hizo que cayera al suelo, en cuanto levantó la mirada para apreciar a quien la salvó, se encontró la mirada furiosa de su padre.

- ¡¿Por qué demonios te saliste de a formación?! -Interrogó.

- ¡Tengo que buscar a Shigo mientras todos están ocupados en la batalla! -Respondió poniéndose de pie.

- ¡Las bestias están sueltas, tienes suerte de que haya llegado a tiempo! ¡¿Acaso no viste a Goliat cuando aun estabas en la formación!?

- ¡Lo vi, pero no pensé que trajera a las bestias con él...! -Respondió antes de que un Taigaurufu más pequeño que el anterior saltara sobre ella.

La bestia clavó sus garras en el suelo mientras intentaba morder el cuello de Tsuki. El albino metió su mato en la boca de la criatura y disparó grandes cantidades de espinas de hielo en su interior, acabando con la bestia.

-Goliat siempre tiene a sus bestias cerca -Mencionó más calmado, observando su alrededor, estaban vulnerables en ese lugar. Habían más ahí y eso se sabía perfectamente por el silencio.

Ayudó a su hija a levantarse. La chica volteo a ver los pedazos del lobo que la acompañaba desde que fue en busca de Tydar. Ahora se sentía culpable de haber arrastrado al animal al bosque, su padre se dio cuenta de su sufrimiento y posó su mano en su hombro.

-Eso no fue culpa tuya -Dijo, y se encaminó de vuelta a la formación.

-Yo lo arrastré hasta aquí para buscar a Shigo... -Suspiró arrepentida.

-Lo que sucedió ya pasó -Espetó, y miró a su hija-, ahora debemos volver. Si Shigo y Dimitry siguen ahí, dudo que no sepan que las bestias están por ahí, ellos son soldados de élite, saben que hacer.

Eso fue suficiente para que la pelinegra lo siguiera con la cabeza baja, se sintió un poco mal por verla así, pero al menos la llevará de regreso antes de que otra bestia los alcance.
Rujarquia no era tan pequeña no tan grande, solo tomaba horas llegar de un lugar a otro, en tren no eran tantas. Habían pasado 15 horas desde que Henry escapó del castillo, tuvo que cubrirse con la tela que había en una de las bolsas y permanecer ahí, así nadie lo verá. Tenía hambre, pero no tenía deseos de comer. Estaba cansado, pero no podía dormirse.

De vez en cuando observaba hacia fuera para corroborar que la corriente no lo estaba llevando a otro lugar. Ahora debía volver a mirar, bajó un poco la tela y asomó la cabeza, ya se encontraba en el lago y podía escuchar disparos provenientes del bosque, se apresuró a sacar los remos y comenzó a moverlos para ir más rápido y llegar a las cavernas que había mencionado Bernard. Escuchó un aullido que le estremeció bastante, pues ese aullido era de aquellas cosas que lo cazaban con Trevor cada vez que escapaba, y tiene marcas en el cuerpo que demuestran que Trevor no siempre llegaba antes que esas monstruosidades.

Eran participes del combate, además de sentir la presencia de aquel que lo torturó toda su vida. Lo sentía por el simple hecho de que se debilitó, señal que sus poderes fueron bloqueados por ese tirano sanguinario.

Los disparos no cesaron ni un segundo, otros que se adelantaron demás tuvieron la desgracia de encontrarse con una de las temibles bestias o un Norcraniano de élite, la última opción era más aceptable por todos. Por el momento, había un empate entre ambos bandos, Kaleb no se quedaba quieto a observar, como el decía, no se quedará mirando a qué otros traten de cumplir sus órdenes, él mismo acabo con cada Rujarco que se cruzaba en su camino por el bosque y en especial por las bestias que lo acompañan, su objetivo estaba lejos de su alcance y debía ir en persona a hacerle frente, su poder de teletrasportación tenía ciertos límites, Özdemir era su objetivo.

Movía sus brazos lo más que podía, siempre que su cuerpo no podía más, Henry continuaba de todas formas hasta que se desmayara de tanto trabajo forzado, está vez era la adrenalina lo que lo estaba impulsando. De pronto algo golpeó el barco y soltó un remo, reaccionó enseguida y lo volvió a coger antes que se fuera lejos, volteó, habían rocas detrás y una colina inmensa, siguió su rumbo y detrás de las rocas se hallaba la caverna, finalmente llegó.
La sombra de las cavernas cubrieron por completo el bote en el que estaba una vez que entro en ella, a la distancia alguien lo observó, esa persona caminó cojeando hacia el interior de la caverna, estaba lastimado.

Tsuki estaba en alerta en todo momento, al haberse salido de la formación se unió al escuadrón de su padre, cuyo objetivo sería crear una barrera para contener al enemigo e ir reduciéndolos de a poco. El grupo de Eoduun de las montañas Ketsurein se encontraban mezclados en el ejército Rujarco, Twil y Rage estaban junto a Tydar, cerca de los generales.

Era extraño que Gunter no estuviera con ellos, algunos soldados afirmaron haberlo visto. Tydar lo buscaba, pues no había tenido la oportunidad de conocerlo y había escuchado cosas de él que le gustaría comprobar.

Grandes árboles del bosque se movían con el viento. Un silencio había invadido al bosque, los disparos cesaron un momento. Nunca se sintió tanto suspenso y tensión en el ambiente. Todos estaban con la intriga de que bando iniciaría los disparos y bombardeos nuevamente. Entre los chicos, Kori, Noah, Yue Fei y Aranen, el momento los puso en alerta y se quedaron quietos en su lugar. Rage con un agudo sentido de la audición, escuchaba los latidos de muchos soldados y podía estar seguro de que al menos uno, está por sufrir un paro cardíaco.

Internamente, Tsuki contaba los segundos que habían pasado desde que los disparos cesaron, algo no andaba muy bien. Se concentró en el sonido que había en el ambiente buscando algún indicio de que algo sucedía.

Kuro se acercó en silencio a su hija y posó su mano en su hombro, haciéndola estremecer por el susto. Antes de que él pudiera decirle algo, a la distancia el grito agonizante de un hombre retumbo en todo el bosque; debido al miedo,un soldado Rujarco gritó y disparó a varias direcciones al azar. Los soldados comenzaron a avanzar nuevamente y los tiroteos y bombardeos invadieron la repentina calma que había en el bosque. En este punto las bestias comenzaron a atacar los soldados, las que estaban ocultas en la oscuridad saltaron sobre los soldados que tenían la desdicha de estar solos en aquel momento. Bradley señaló a los que estaban cerca que comenzaran a movilizarse.

Ese grito escuchado a la distancia fue lo que le dio la respuesta a Tsuki. El grito no fue escuchado muy lejos de donde los generales estaban, sea lo que sea, se está dirigiendo hacia ellos.

-¡Tydar, me escuchas! -Llamó en su radio, el otro respondió.

-¿Qué sucede?

- ¡Creo que algo va hacia los altos mandos, deben impedir que llegue!

-¡¿Desde dónde?!

-¡Desde el este cerca del lago! -Dicho eso, él corta la comunicación y se dirige con sus acompañantes hacia el lugar indicado.

La pelinegra es nuevamente sorprendida por un Taigaurufu, esta vez logró esquivar a tiempo su ataque, le disparó con el rifle a la cabeza varias veces haciendo que retroceda, luego dos soldados Norcranianos, se ocultó tras una roca, debía pensar rápido pues la bestia fácilmente puede llegar a ella. Recargó el rifle, esta vez con las balas infestadas de su gélido poder, cuando dejaron de dispararle, salió de su escondite y apuntó a la bestia, cuando la bala atravesó un poco la piel de la criatura, estalló en espinas de hielo, uno de los soldados se acercó a ella con una navaja en mano, esquivó su ataque y lo patea, le arrebata su navaja y lo arroja al pecho del otro soldado, después patea en la cara al que queda dejándolo inconsciente.

Toma su arma y continúa con su camino. Shiroi escuchó los disparos provenientes de donde su hija estaba, se quedó observando desde un punto, después de todo, no parecía necesitar ayuda, igualmente continuó su camino.

Bradley sintió un escalofrío en la espalda, lentamente se acercó a Özdemir. En una fracción de segundos en lo que todo pasó rápido escuchó unos pasos apresurados que iba hacia ellos, empujó al general supremo con tal de recibir el ataque de aquel tirano que finalmente se encontraba cara a cara con ellos, justo debajo del rubio se abrió el portal creado por Rage y de él salió Tydar, quien habrá dado un gran salto en su forma monstruosa agarrando a Kaleb del brazo y golpeándolo en la cara.

Ahora Kaleb retrocede con prudencia y silva llamando a las bestias que lo acompañaban, estas atacan a los soldados que se habían acercado al lugar. El general Selim se levantó y con la daga en su cinturón cortó con fuerza la mandíbula de una bestia que se acercó a él.

Una gran manada de bestias los rodeaba, varios soldados que estaban ahí comenzaron a ser atacados por más de uno. Tiago y Miraiki mientras que Kuro y su escuadrón tiroteaban a las bestias, lo cual no las mataba por su pie dura, las debilitaba cada vez más.

Rage trasportó a todos los Eoduun presentes en el combate mediante sus portales. Cuando Kageshi fue traído, vio a Miraiki junto a Tiago, rodeados por los soldados que disparaban a las bestias, supo de inmediato que tenía que hacer. Twil segó a las bestias con sus tinieblas, de ese modo sus compañeros y soldados se encargarían fácilmente de las criaturas. En cuanto a Tydar, se enfrentaba con su antiguo jefe, el dictador usaba su brazo cubierto con el cuero se guante para evitar las mordidas de su oponente. Sus tentáculos eran repelidos por las espadas del otro, el combate cuerpo a cuerpo seguía un ritmo bastante reñido. Una sombra grande se abalanzó a Tydar tirándolo al suelo, Kaleb retrocedió un poco reincorporándose, aquella sombra era un Taigaurufu, pero su aspecto... su figura se asemejaba al del ser humano.

De un momento a otro terminaron dispersándose, la cantidad de bestias que los atacó de golpe era impresionante, cada bestia que lograban derribar a tiros con las m16 les costaba una munición de 30 balas, no quedaban muchas, los revolver y pistolas tampoco eran muy útiles. Mira tratando de ayudar a su padre y a Tiago arrojaba las mismas esferas de nieve que Tsuki solía usar, cada vez que impactaba contra una bestia lo atravesaba con varias espinas de hielo, no le quedaba muchas fuerzas y su acompañante le rogaba que dejara de gastar sus energías.

-¡Miraiki no hagas eso, apenas te has recuperado! -Dijo, antes de que Kuro interviniera, una bestia como la que atacó a Tydar golpeó a la pelinegra, por lo que su padre se interpuso.

-¡Llevatela! -Exclamó.

-¡Papá no! -Rogó antes de que la jalaran del brazo y se la llevaran.

Tiago tuvo que llevarse a Mira en sus brazos, mientras eran perseguidos por una pequeña horda de bestias tras ellos. El castaño tropieza y ambos caen al suelo rodando colina abajo, en el proceso él se lastima el tobillo y se golpea la cabeza con una piedra quedando casi inconsciente, se levantó como pudo y fue hacia su compañera, ella también seguía despierta con algunos rasguños y golpes en su cadera.

Se levantó y sacó su pistola apuntando a lo que tenía enfrente, mareado por el golpe no podía mantener el arma fija a su objetivo, al menos cinco bestias los rodearon y esperaban pacientes a que el castaño cayera, cuando disparó solo rozó un árbol y a punto de caer, Mira se levantó y extendió sus brazos horizontalmente a los lados. Un brillo celeste emanó de sus manos y formó un círculo alrededor de ellos, bajó los brazos, la figura se mantenía. Tiago no se daba cuenta de lo que pasaba y volvió a apretar el gatillo dándose cuenta de que se quedó sin balas. Una bestia saltó hacia ellos, él abrazó a Mira en un intento de evitar el ataque, en cuanto la criatura llegó al círculo, se congeló al instante y se rompió en mil pedazos al tocar el suelo.

El castaño se dio cuenta de eso por el sonido, habían más bestias y al menos otros cuatro intentaron atacar, antes de que el resto se retirara lentamente.

-S-seguimos... vivos -Murmuró Tiago antes de desmayarse.

-¡Ti-tiago! -Mira lo atrapó antes de que cayera al suelo, se sentó y dejó que la cabeza de su acompañante repose en su regazo, estaba sangrando un poco, atendió el golpe en su cabeza cubriéndolo con un trozo de su capa.

La pelinegra antes de levantarse a actuar, había recordado las palabras de su padre, "No olvides lo que te enseñé", el campo protector era una técnica que Kuro enseñó a su hija al darse cuenta que era asustadiza, así ella no tendría tanto miedo y al llegar a crecer, ella sabría en que momento usarlo. Terminó de vendar la herida de su compañero y miró a su alrededor, las bestias se fueron, o eso creía, no era seguro salir, pero al menos debía hacer saber a los demás de su ubicación.Dejó a Tiago recostado sobre su capa, sacó una bengala de humo rojo y disparó al cielo. Kageshi vio la señal y supo que se trataba de ella, fue a su encuentro dejando que Ivar se encargue de las bestias que amenazaban a un herido Özdemir.

La pelinegra había tratado de despertar a su amigo, consiguiéndolo en el intento. Tiago solo pudo abrir sus ojos más no podía levantarse, sentía su cuerpo pesado.

-¿Las bestias? - Preguntó, preocupado de que aún siguieran ahí con ellos desprotegidos.

-Se han ido -Responde con una sonrisa pequeña.

-¿Q-qué fue eso que hiciste?

-Era un campo de protección, mi padre me enseñó -Menciona y observa su alrededor-. Mientras aún esté consciente, no desapare-cerá, estamos a salvo.

-Eso es bueno -Murmuró, acercó su mano a uno de los bolsillos de su pantalón y sacó tres pequeñas granadas. Eran tan pequeñas que ni siquiera se notaba que lo tenía en el bolsillo-. Ten esto -Se las entregó a Mira-. Por si acaso, son pequeñas pero potentes -Mencionó antes de cerrar sus ojos y descansar un rato más.

Mira guardó las granadas en su bolsillo, se levantó y se acercó al límite del círculo de protección, no se veía ninguna bestia a la distancia. Sin embargo, aún reinaba el silencio de los animales, se escuchaban los tiroteos, ni un solo animal, no sería nada seguro salir, además de la gran horda que los azotó. Esa bestia que la atacó a ella, no era como las demás, Tenía el mismo aspecto de un tigre cadavérico, pero sus extremidades eran largas, era más robusto y se paraba en dos patas, su hocico no era muy alargado, casi no tenía pelo, era negro y con ojos amarillos, había algo humano en sus ojos... Era como mirar directamente a una persona sin alma.

Se alejó del límite y se sentó al lado de Tiago a esperar que la ayuda llegue.

Por otro lado, Tydar ahora peleaba contra Kaleb y una bestia. Sus compañeros intervenían a la bestia en ocasiones, pero esta siempre los arrojaba con fuerza contra el suelo o a un árbol y volvía prestar atención a Tydar.

El general Özdemir se levantó y tomó un arma de uno de los muertos que se hallaban en el lugar, ayudando a Tydar con la bestia, teniendo la mala suerte de que esta se dirigiera hacia él. Selim esquivó el zarpazo de la bestia y se alejó para seguir disparandole, esta trataba de acabar con él. Sin embargo, el viejo lograba evadir cada intento de la criatura y recargaba el arma cada que tenía oportunidad.

Kaleb empuñó con firmeza una de sus espadas y la arremetió contra las costillas de Tydar. Las espadas tenían cierta forma de gancho, al dañarlo, retiró el arma con brusquedad arrancando gran parte de la piel, costillas y pulmón de Tydar, dejándolo caer en el suelo. Al voltear y notar que Özdemir estaba en aprietos, fue hacia él y lanzó la otra espada apuntando a su cabeza...

Lo que pasó a continuación nadie se esperaba, ni el dictador Norcraniano. Selim fue protegido del ataque de Kaleb, por un gran cristal de hielo que a la vez mató a la bestia. El hielo, no vino de Kuro ni de Miraiki, vino de un herido Tydar con la cara deformada por su bestia interna.

Henry llegó al final de su recorrido, el interior de la cueva era iluminado por los gusanos luminiscentes, dejó el barco en la orilla y se aventuró en la caverna. Con la linterna que estaba la bolsa iluminó más el camino, ya que la luz de los gusanos no era suficiente, había algunos murciélagos, por suerte para él, no eran agresivos, continúo su camino sin preocuparse por lo que podía encontrar más adelante.

Unos minutos después cuando escuchaba el sonido del bosque, además de eso, unos pasos acercándose, apagó su linterna.

-¿Quién anda ahí? -Preguntó asustado.

Una figura se acercó, iluminado por la poca luz de la luna, cojeando herido y con una mano en la cintura, tratando de detener el sangrado. Henry no conocía a aquel sujeto, pero por su vestimenta, supo que no tendría problemas con él.

-A-ayúdame... -Murmuró la figura antes de caer, Henry volvió a encender su linterna y pudo ver con más claridad al sujeto.

Sin dudas un soldado Rujarco, y no cualquiera, uno de élite, de cabello castaño y muy lastimado. Lo movió para ver su rostro, no lo conocía, y por los rasgos que tenía tuvo una teoría, entonces revisó el tobillo del joven.

-Kemono... -Murmuró

Continuará...

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Finalmente, el penúltimo capítulo de Rujarquia, muy pronto estaré subiendo el último cap, ya que falta poco para concluir con la primera parte y estoy muy emocionada :D

Espero les haya gustado.

Voten, comenten, compartan con sus amigos, me ayuda muchísimo!!

Hasta la proxima!!

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