Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XI

San le dijo que un beso robado equivalía a un favor. Un primer beso robado equivalía a dos favores. Y un primer beso robado por un hetero-imbécil equivalía a tres favores.

—Matemáticas —dijo con una sonrisa radiante. Wooyoung le quería moler esa sonrisa a golpes... Tal vez a algo más, pero eso estaba fuera de la mesa.

Su primera exigencia como compensación por el incidente –Dios, realmente se sentía como una compañía de seguros– fue, y cito: "Ser mi leal y fiel Cupido".

—¿Cupido? —Wooyoung preguntó. El rubio emitió un sonido afirmativo—. ¿Quieres que te tire dardos al trasero?

—¡No! Son flechas. Y sabes a lo que me refiero —se aclaró la garganta y exigió, como un niño pequeño que quiere un dulce—. Quiero un novio.

—Pero si me tienes a mí.

El rubio lo miro malhumorado. —Uno real.

—¿Real? Mira, te ofrecí una compensación, no un milagro.

Wooyoung se ganó un puñetazo en el hombro, por supuesto.

Lo cierto, era que Wooyoung era una persona sociable, aunque nerviosa. Las primeras impresiones siempre lo preocupaban hasta el punto de carcomerlo. En la primera reunión con San fue un desastre, un manojo de nervios, tartamudeos, sonrojos y risitas ridículas, porque se sentía observado con lupa por un chico que –según él– era un jugador, un profesional, amo de los corazones rotos.

Se veía tan calmado y seguro, tan "sé lo que estoy haciendo, principiante", un galán, un chico que tenía cada noche una persona diferente en su cama, mientras que Wooyoung era un pobre virgen.

—Y resultáste ser un bebé —pensó en voz alta. San se giró hacia él, curioso al no haberlo escuchado correctamente.

—¿Qué?

Wooyoung suspiró. —Que tienes un moco.

Había aceptado la idea de ayudarle a encontrar pareja. Sabía que pudo haberlo rechazado, después de todo estaba fingiendo ser su novio y si esto funcionaba era probable que fuese a estropearlo todo. Pero no pudo negarse. No cuando era consciente de que la razón por la que San no llegó experimentar un romance en la secundaria, fue precisamente gracias a él.

Le dio un sorbo a su whisky, observando al rubio junto a él que parecía ansioso por la aparición del hombre perfecto. Si es que existía. No estaba muy convencido de que San hallaría a su príncipe azul en aquel bar. La gente ebria bailando al ritmo de la música en los parlantes, no era un ambiente demasiado romántico.

"¡Estaba buscando alguien especial! Quería que fuera como una película donde nos amaríamos y nos casaríamos y el beso sería perfecto".

—Creí que querías un cuento de hadas —soltó, atrapando a la atención de San, quien se volteó hacia él y frunció el entrecejo con molestia.

—Por si no lo notaste, tú arruinaste mi cuento de hadas —se apuntó los labios—. ¡Ahora son impuros!

—No seas un niño. Sólo fue un beso.

—Claro. Había olvidado que aparte de hetero-imbécil, eres un idiota sin corazón. Te apuesto que tienes un agujero negro ahí dentro —dijo presionando con su dedo índice en el pecho de Wooyoung.

Él resopló. —¿Crees que no tengo sentimientos?

—¿Los tienes? —rió, apoyando su rostro sobre la palma de su mano—. Eso sí sería una novedad.

—Tonto. Voy al baño —dijo levantándose de su asiento. Bebió lo último de su whisky y palmeó el hombro de San antes de dirigirse al fondo de la habitación.

Mientras hacía sus necesidades, se puso a pensar. San le había explicado que era incapaz de ponerse a buscar novio por su cuenta. No tenía problema en ser calmado y amoroso cuando se trataba de una pareja falsa, pero cuando venía el momento de tener algo real, se cohibía, se trababa. Si seguía siendo así, no estaba seguro que el plan de casamiento fuera si quiera a tener éxito.

Sus temores se confirmaron cuando volvió al bar.

Estaban cerca. Un castaño desconocido miraba a San con hambre y una sonrisa de habitación digna de propaganda para condones. Y por el otro lado, estaba el rubio, quién simplemente se encogió en su lugar y buscó la mirada de Wooyoung con pavor.

Tiene que ser una broma.

Vio al castaño inclinarse más sobre el rubiecito, susurrándole cosas al odió que Wooyoung jamás llegó a escuchar pero de las que podía hacerse una idea. La mano del desconocido iba subiendo por el muslo de San, los ojos cafés del otro ampliándose con terror.

Más le vale que esto cuente como parte de su compensación.

—¿Qué haces? —Wooyoung caminó hasta ellos, encarando al castaño, quien ahora ponía su atención en él—. Aléjate de mi novio.

—Tranquilo, viejo —el desconocido rió y rodeó la cintura de San—. Podemos compartir.

San no estaba reaccionando. Maldición, Wooyoung ni siquiera podía afirmar que estaba respirando. Por supuesto, si soy yo, me golpea, pero si es otro...

—Yo no comparto —espetó. El castaño volvió a reír, a carcajadas esta vez, y volvió a inclinarse sobre San.

—Míralo, tu novio es bastante posesivo, bebé —Wooyoung sintió cómo su mano se contraía al oír ese apodo. ¿Qué mierda?— Pero no parece desagradarte que te toque... ¿Te gusta?

Cualquiera con dos ojos funcionales podía ver a San temblar. Al parecer, el castaño no sólo era un descarado sino también un reverendo idiota. Su instinto lo incitaba a darle una paliza, sin embargo, Wooyoung de verdad odiaba la violencia.

—Dios, bebé —el castaño gimió a pocos centímetros del rostro de San. Otro espasmo en el pelinegro al escuchar ese apodo. Contrólate, joder, hay que ser civilizados—. Te verías tan lindo conmigo dentro de ti.

Pero bueno, que las clases de kárate sirvieran para algo, ¿no?

No existen palabras para describir la satisfacción de golpear al castaño y luego verlo tirado en el suelo. Sonrío, viendo el idiota quejarse y retorcerse mientras lanzaba maldiciones. Un pequeño grupo había notado el incidente; aparte de ellos, el resto del bar seguía en lo suyo.

San se llevó una mano a la boca.

—¿Cómo hiciste eso? —exclamó asombrado. Wooyoung empujó su lengua contra su mejilla interna, engreído, su ego inflándose de inmediato. Echó un vistazo hacia el final de la barra, un guardia de seguridad empezando a dirigirse hacia ellos.

—Mierda, tenemos que irnos —dijo tomando a San del brazo y obligándolo a caminar hacia la puerta. El rubio seguía parpadeando, sin salir de su asombro, por lo genial que había sido eso.

El golpe. No Wooyoung. Wooyoung no era genial.

—Bueno —dijo el pelinegro cuando se hallaron en la interperie. El frío de la noche los envolvía, hálitos escapando por sus labios entreabiertos—. Eso no salió como esperaba.

San rió, abrazándose a sí mismo para entrar en calor. —Eres un espantoso Cupido.

—Me esforcé.

—Mentiroso —lo acusó. Wooyoung se detuvo a observarlo, la nariz del rubio estaba roja—. Pero no importa. Creo que, el destino quiere verme soltero.

Una pausa y luego un susurro. —¿De verdad quieres un novio?

—No lo sé... Creo que sólo quiero algo real —murmuró, sintiéndose expuesto ante la mirada de Wooyoung. Dudó un instante hasta que se atrevió a continuar—. Gracias —dijo antes de arrepentirse—. Por salvarme. Eso habría terminado mal sin ti ahí.

—Oh... No te preocupes —se encogió de hombros, como si lo que acababa de ocurrir no hubiera sido nada—. De todas formas, me estaba sacando de quicio.

—Das miedo, Cerdito —Wooyoung rodó los ojos—. No sabía que eras un genio de las artes marciales. ¡Ah! ¡No me digas! ¿Eres un ninja?

—Bobo.

San sonrió. —Hetero-imbécil.

________________

Lamento la demora ≥~≤

El error de los guiones lo arreglaré con el tiempo, la verdad sí me da flojerita jeje

Ʀ Є Ɲ

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro