❪ Calle Me Daddy ❫
❛ NaruHina supremacy ❜

— Me encanta cuando me llamas papi — decía el rubio entre el beso de ambos jóvenes, sus cuerpos juntos, el sonido de su piel chocando entré sí. Los jadeos provenientes de la boca de la joven de ojos perlas. — Cuándo vienes y me envías una señal — tomo con fuerza las caderas de la Hyuga apretados fuertemente sus costados. Podría dejar marcas en su piel, marcas que demostrarían a cualquier persona, que el de ojos azules gobernaba el cuerpo de aquella mujer.

Naruto sentía el placer de ver como el cuerpo de la muchacha temblaba por cada roce que él daba.— Podría llevarte en mi carro a todas partes — susurraba. — Pero solamente si me llamas papi — el chico de 1.80 siempre que se quedaba de ver con su chica favorita de todas de la lista que él tenía, cada mujer lista para llenar sus noches de placer y lujuria descontrolada. Pero la de cabellos largos era su favorita de todas ellas. Le encantaba escuchar como de su boca salía aquella palabra que lo hacía sentir tanto poder.

— Me encanta que me llames papi — fue lo que dijo, y de verdad que era algo que le encantaba.

El hombre abrió con cuidado las piernas de su contraria, noto que ya estaba húmeda su intimidad, lo cual provoco en Naruto que su miembro erecto doliera, ya quería hacer gritar a la "Ramera". — Eres tímida, chica eres sucia — Decía, metió su mano en su pantalón y bóxer, saco su miembro el cual tenía ya líquido pre seminal. Se acercó y lentamente fue introduciendo el miembro poco a poco, lentamente al le gustaba hacerlo de ese modo. Para cuando al fin estaba totalmente dentro comenzó a dar estocadas lentas en las paredes de la chica.

Miraba con fascinación los grandes pechos de Hinata rebotar por cada embestida que él daba con rapidez. Los gemidos que soltaba lo fascinaban, lo hacían prenderse cada vez más, eso hacía que fuera cada vez más rápido. Le gustaba mucho — Te he visto trabajar, chica, tienes clase —. Aun que el Uzumaki fuera rico, apuesto y con una personalidad encantadora, siempre terminaba rogándole a la Hyuga que dejara su vida de "Ramera" y que mejor estuviera con él y siempre lo decía y se lo repetía cada vez que estaban juntos — Te daré todo lo que quieras...

Ella sabía a qué se refería, pero siempre le decía lo mismo un rotundo "No". Él entendía, pero no se iba a dar por vencido tan fácilmente, bajo la velocidad de sus caderas, y comenzaba ir lento. Sentía como en cualquier momento terminaría por correrse dentro de ella. Así continuaron por un rato, hasta que por fin ambos llegaron al clímax del acto. Cuando acabo toda la de ojos perlas tomo su ropa y comenzó a vestirse rápidamente, al parecer ya tenía que irse. El de bigotes de zorro le dio el dinero que tenía que pagarle por sus servicios, ella lo acepto con la mirada baja, se mostraba desolada a pesar de que lo que acababa de pasar a cualquiera dejaría con una increíble sensación.

Antes de que ella se fuera él habló — Te dejaré mis bendiciones —. Él así lo hizo, le dio un beso en la frente, la obligo que lo mirara a los ojos y noto que no había brillo en su mirad.

— no soy cómo ningún otro hombre como con los que has estado — dijo para hacerla reír, pero no logro provocar nada en ella. Simplemente se fue de la habitación, dejando a un rubio solo y el cual no comprendía nada de ella, era un enigma que a él le gustaba.