[Jungkook]

Nunca pensé que un pequeño puesto de ramen en una calle casi vacía podría convertirse en mi escape favorito. Aquí, bajo la capucha, la mascarilla y el aire ligeramente grasoso, nadie me reconoce. Nadie me mira con esa expresión de asombro o nerviosismo que suelo ver todos los días. Aquí soy solo otro cliente, un tipo cualquiera que viene a comer en silencio. Y eso es justo lo que necesito.

La primera vez que entré, lo hice por casualidad. Era tarde, estaba cansado de toda la gente, de las cámaras, de las expectativas. Solo quería algo simple, un lugar donde no tuviera que ser "Jeon Jungkook", donde pudiera desaparecer por un rato. Este pequeño puesto me dio eso.

Pero lo que no esperaba era que me quedara enganchado.

Al principio, solo venía para comer y despejar mi mente. Entraba, pedía lo de siempre y me sentaba en la esquina, donde las luces eran más suaves y el ruido de la calle apenas se escuchaba. No hablaba con nadie. Solo comía, pagaba y me iba.

Yumi, la chica que trabaja aquí, siempre me atendía con la misma expresión neutral. No era maleducada, pero tampoco tenía la sonrisa cálida que muchos me lanzan cuando me reconocen. Eso me desconcertaba un poco, pero al mismo tiempo me aliviaba. En cierto modo, era refrescante que alguien no me tratara de forma especial.

Con el tiempo, sin darme cuenta, comencé a notar más cosas sobre ella. Cómo siempre tiene un lápiz detrás de la oreja, aunque nunca la he visto escribir nada. O cómo su cabello se mueve cuando se gira rápidamente para atender a los otros clientes. Es eficiente, rápida, casi siempre indiferente. A veces me pregunto si realmente le importa quién se sienta en sus mesas.

Hoy, mientras cruzo la puerta, siento algo diferente. No sé si es porque he estado viniendo más seguido o porque, por alguna razón, me siento más relajado de lo habitual. Pero hay algo en el ambiente que me hace querer hablar. No solo sentarme en silencio y dejar que la comida haga su magia. Quiero interactuar, aunque sea un poco.

Me siento en mi mesa habitual y la veo venir. Su expresión es la misma de siempre, ligeramente cansada, como si el mundo le hubiera quitado algo que nunca recuperará. Por alguna razón, eso me hace sonreír internamente. Me recuerda a alguien que no está impresionado por nada.

—¿Lo de siempre? —pregunta con esa voz monótona que ya me resulta familiar.

Asiento, pero antes de que se dé la vuelta, algo me impulsa a decir algo más. No sé qué es, tal vez solo curiosidad.

—¿Qué me recomendarías si quisiera algo más... picante? —pregunto, mirándola a través de la mascarilla. No estoy seguro de por qué, pero su reacción me interesa.

Ella se detiene un segundo, como si no esperara la pregunta, y luego se encoge de hombros.

—Depende de cuánto puedas aguantar el picante —su tono es directo, sin ninguna pizca de admiración o sorpresa. Es como si estuviera hablando con cualquier cliente, y eso me desconcierta. Me gusta.

—Puedo manejar lo que sea —le respondo, tratando de sonar casual.

Ella levanta una ceja, como si dudara de mí. Es raro, porque normalmente cuando digo algo así, la gente me cree de inmediato, pero ella... no parece tan convencida.

—Ya veremos —dice simplemente, y se aleja para preparar mi orden.

La observo mientras trabaja, moviéndose con rapidez detrás del mostrador. No hay nada particularmente llamativo en ella, pero... hay algo. Esa indiferencia, esa forma de mirarme como si yo no fuera nada más que un cliente cualquiera. Me fascina.

La mayoría de la gente que me rodea, desde los fans hasta los managers, siempre tienen alguna expectativa, alguna imagen de mí que proyectan. Pero ella no. Ella me ve como... nada.

Y eso me tiene más intrigado de lo que debería.

Cuando me trae el tazón de ramen, puedo oler el picante desde lejos. El vapor que se eleva huele fuerte, cargado de especias, y eso me emociona. No he probado algo así en este lugar antes.

—Cuidado —dice, dejando el tazón frente a mí. —Este tiene un extra de picante.

La forma en que lo dice, tan tranquila, me hace sonreír detrás de la mascarilla. Sin decir nada, tomo los palillos y empiezo a comer. El calor del picante me golpea de inmediato, pero no es insoportable. De hecho, es bastante bueno. Siento un leve ardor en los labios, pero no me quejo. A ella no le doy el gusto de verme afectado.

Después de un rato, me doy cuenta de que me ha estado observando. No de una manera incómoda o intrusiva, solo de reojo, como si estuviera esperando alguna reacción mía. ¿Es que piensa que no puedo manejarlo?

—Está bueno —digo al final, rompiendo el silencio. Yumi no se sorprende ni sonríe. Solo asiente y continúa atendiendo a otros clientes.

Me quedo pensando en ella mientras termino mi comida. La mayoría de las personas tienden a hablarme más, a hacer preguntas innecesarias, pero ella no. Solo dice lo que es necesario y sigue con su trabajo. Y eso... me gusta. No sé por qué, pero hace que quiera volver, como si aquí pudiera ser alguien más. Alguien que no necesita tener una sonrisa perfecta o decir las cosas correctas todo el tiempo.

Aunque obviamente no sabe quién soy, es curiosa la situación en sí.

Cuando termino, dejo el dinero sobre la mesa como siempre, pero esta vez me quedo un segundo más. La miro antes de salir y, sin saber por qué, le lanzo una última pregunta.

—¿Qué te parece el ramen de aquí? —pregunto, casi como si no me importara la respuesta, pero en realidad estoy interesado en saberlo.

Ella me mira, sorprendida por la pregunta. Se queda en silencio por un momento, como si nunca hubiera pensado en ello.

—Es bueno. Pero he probado mejores —responde al final, encogiéndose de hombros.

Sonrío detrás de la mascarilla. No puedo evitarlo. Su honestidad es refrescante.

—Gracias —digo antes de salir por la puerta, dejando atrás el calor del ramen y la extraña sensación de que, de alguna manera, este pequeño puesto de ramen está comenzando a ser más que solo un lugar para escapar.

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𝐔𝐧𝐚 𝐜𝐨𝐬𝐢𝐭𝐚 ☝🏻
𝐄𝐬𝐭𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐧𝐨 𝐭𝐞𝐧𝐝𝐫𝐚́ 𝐜𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨𝐬 𝐦𝐮𝐲 𝐥𝐚𝐫𝐠𝐨𝐬.
𝐄𝐬𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐞𝐬 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐞 😺

𝐁𝐞𝐬𝐢𝐭𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐜𝐨𝐥𝐚 😘

learmy01