
𝗥𝗮𝗱𝗮𝗿 | 𝗶
Nanami observó con seriedad a Satoru, no estaba muy convencido de su plan. Sí, debían unir a personas poderosas para destituir a los altos mandos, pero el complejo de superioridad de Gojo tendía a hacerlo olvidar que esos tipos no habían llegado a serlo por nada. Iban a hacer lo posible por impedirlo y deshacerse de ellos.
—¿Estás seguro de querer dar ese paso?—preguntó Kento con aquel clásico tono monótono, a pesar de que su intriga era legítima.
Gojo sonrió emocionado.
—¡Pero claro que sí! Ya quiero ver su cara cuando la sorprenda.
Nanami se cruzó de brazos y se acomodó en su asiento, detestaba tener que recordarle que su voluntad no era absoluta, mucho más cuando las decisiones de los demás eran opuestas a esa voluntad.
—Creo recordar que Tara dejó la hechicería hace seis años. Desde entonces jamás la volvimos a ver, a menos que sea en una revista. Además, asumes que estará de tu lado, pero no lo sabes con certeza, ella jamás esclareció su postura con respecto a los altos mandos.
Satoru dejó escapar una fuerte carcajada que retumbó en todo el cuarto. Se desplomó sobre el sofá, y miró a su amigo con socarronería.
—Te olvidas de un detalle bastante importante, Nanami... —el mencionado frunció el ceño, esperando que Satoru despejara esa supuesta laguna mental en su memoria—No sabemos por qué se fue Tara, pero sí la vimos irse. Y algo repugnante debe haber pasado para que ella se esfumara así.
[ ... ]
—Hagan los retoques para la segunda tanda de fotos— indicó el director a las maquilladoras, quienes fueron velozmente a arreglar cualquier error que pudiera haber en el maquillaje de Tara. —¿El modelo ya está listo?
Las maquilladoras susurraban acerca del modelo a unos metros, halagándolo obviamente. Cosa que le resultó bastante extraño, ya que trabajaba mucho con ellas, eran su equipo cotidiano, y nunca reaccionaban así, estaban acostumbradas a los hombres atractivos. Aún así no comentó nada porque estaban aplicándole labial rojo y no quería que se corriera de lugar o sería un desastre.
El director de la sesión la llamó, se acomodó el corset negro que traía puesto y caminó hasta quedar delante de la cámara. De pronto sintió unas manos grandes tomarla con suavidad de la cintura y apegarla firmemente contra el pecho de alguien, cruzó miradas con el equipo de camarógrafos delante suyo, que miraban asombrados la repentina acción de, quien suponía, sería el modelo.
Tuvo que levantar bastante el mentón para verlo, porque era demasiado alto. Su corazón dio un vuelco al ver los ojos tan particulares de Toru observarla con intensidad. Él le sonrió arrogante, como acostumbró siempre.
—¿Qué demonios haces tú aquí?—dijo disimuladamente, intentando que el equipo de la sesión no se percatara de lo que estaba sucediendo entre ellos.
Los dedos ligeros de Satoru jugar con los cordeles del corset, afirmando la presión de este en su cintura. Tanteó con discreción la vestimenta asignada para él, un traje negro bastante ceñido a su pecho y una camisa blanca.
Tara tomó la corbata oscura y jaló de ella suavemente para acercarlo más a su anatomía, observó brevemente los labios de Gojo, que se curvaron en una leve sonrisa.
—¿No es obvio? —se rió— Seguí tu consejo y ahora soy modelo.
Tara levantó su mirada molesta con la respuesta, llevaban casi una década sin contacto, pero seguía siendo igual. Aunque, desde la perspectiva de Satoru, ella continuaba igual también.
El sonido de una cámara se hizo presente, Tara volteó la cabeza, rompiendo su intenso intercambio de miradas. Dejando una gran foto para la propaganda de ropa, mostrando a un hombre extremadamente atractivo que se derretía de lujuria por ella.
Gojo contuvo una carcajada, "puede estar shockeada y furiosa de verme, pero sigue sacando provecho de la situación para sí misma". No le molestaba, tampoco pretendía arruinarle las fotos, solamente le pareció más divertido intervenir de esta manera, que citarla en un café.
—Hazme un favor, si viniste solo a molestarme, asegúrate de verte lindo para las fotos.
Satoru la tomó con fuerza de los muslos y la cargó sin esfuerzo, Tara dio un leve grito por la sorpresa ante el repentino accionar de su ex compañero de trabajo. Cruzó miradas con él, justo a tiempo para ver como Gojo pasaba su lengua por su escote, saboreando cada centímetro de piel que tocaba.
Tara suspiró anonadada,
—Querías un show...
Me acabo de dar cuenta que sin querer publiqué el borrador del capítulo 1. Mi intención era poner los separadores y well, pasaron cosas.
No voy a anular la publicación porque ya fue, ya la leyeron bastantes. Lo que sí voy a hacer es reeditarlo y avisarles para que lo reelean antes de la siguiente parte.
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