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↦09. ᴋᴀʀᴍᴀ.

↦ᴀᴠᴀ |09
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La vibración de mi teléfono me hizo despertar, estaba en algún lado de la habitación y aprovechando que Mark dormía lo busque hasta poder dar con él.

—¿Bueno? —respondi aún con algo de sueño. No sabia hasta que horas me había quedado despierta.

—¿Ava? ¿Donde estas? —era la voz de Evie.

—Mmm... No estoy en casa. ¿Sucede algo?

—Si, llevo casi treinta minutos llamando a tu puerta. Me preocupe. —suspiro con cansancio al otro lado de la línea. —¿donde estas? Se supone que vamos a reunirnos en la Facultad en una hora, o menos.

Lo había olvidado, teníamos una presentación importante y yo no podía faltar para nada, mucho menos cuando estaba ayudando a Evie con su trabajo.

—No estoy tan lejos, llegare a tiempo lo prometo. —dije y sin dejar que respondiera colgué el teléfono.

Mire por la habitación, había un montón de ropa de Mark en el suelo y mi blusa estaba en la basura. Recordaba cada cosa que había pasado la noche anterior y no me sentía para nada orgullosa. Me había dejado llevar por el momento.

Busque entre todo lo que estaba tirado hasta encontrar mis zapatos y con suerte lo que restaba de mis cosas. Le di un vistazo a la cama donde estaba Mark, abrazaba la almohada que yo había puesto como barrera lo que me hizo pensar que de no ser por eso, me habría abrazado a mi.

Cerré con cuidado la puerta y baje las escaleras con rapidez hasta poder llegar a la sala donde buscaría las llaves de la puerta o vería como salir de esa casa.

—Cinco minutos más. —escuche que dijeron entre sueños y me exalte.

—Mierda. —susurre en cuanto vi al amigo de Conor tirado en el sofá.

Para colmo, estaba completamente desnudo y acompañado de una chica a la que no le podía ver el rostro porque estaba sobre el pecho de el chico. Examine alrededor, las llaves estaban sobre la mesita que tenía un montón de latas de cerveza y estaba justo frente a sus caras.

Tome aire y sin siquiera respirar me acerque a tomar las llaves que hicieron un ligero ruido. Ambos se movieron un poco y yo me quedé quieta con el corazón acelerado hasta que de nuevo solo se quedaron quietos.

Cerré los ojos con algo de alivio y empuñe las llaves caminando luego hasta la puerta. Probé con la primera, no era esa. Probé con la siguiente, tampoco funcionaba, hice un último intento y tampoco funcionaba. Me extraño, se supone que eran las llaves del chico y si no tenía la de la puerta principal era algo estúpido.

No me di cuenta en absoluto, pero él había despertado y se había levantado sin cuidado alguno de que la chica se cayera o algo solo para quedarse como idiota mirandome ahí parado. En cuanto me di cuenta, casi grito del susto y fue entonces que él reaccionó diciendo que me callara.

—Lo siento, lo siento. —dijo en un susurro. — crei que estaban intentado entrar hasta que te vi.

—Si, intento salir de aquí. —asegure señalando la puerta.

—Oh, puedes ir por atrás. Perdí la llave de aquí, así que... Lo siento. —parecía no darse cuenta de que estaba desnudo.

—Si, seguro.

Deje las llaves en sus manos y camine ahora hacia atrás sintiendo como sus pasos iban detrás de los míos.

—Espera. —dijo luego de que entramos a la luz de la cocina mirando mi rostro. — ¡Eres Ava!

Yo le tape los labios con rapidez y el sonreía como si acabará de ver a la mismísima Ariana Grande.

—Te soltare. Pero por favor, por lo que más quieras, cierra la boca. —advertí y el asintió varias veces por lo que yo me aleje.

—No puedo creerlo. —esta ve logró bajar el tono de su voz. — si, eres Ava Jalali. De la revista de vogue.

—Si. Ahora no tengo mucho tiempo, así que me iré y tú, finge que no viste nada.

—Eh... Si, si. Claro, no vi nada. —se aclaró la garganta de forma nerviosa.

Yo revise la puerta, había quedado abierta al parecer a lo que agradecí mucho no tener que pedir llaves para salir. Antes de salir volvi a mirar al chico que parecía seguir algo sorprendido, o emocionado en realidad.

—Un placer y... Será mejor que te vistas. —dije notando como se sonrojaba y se cubría con la toalla de la cocina con intención de que no notará su "emoción" por haberme visto.

Tras ponerse rojo y nervioso, solo pudo despedirse con la mano y perderse luego de mi vista. Yo cerré la puerta como estaba y me puse los zapatos para correr prácticamente hacia mi casa, no era exactamente lejos, pero teniendo en cuenta que no debía verme nadie, era más difícil llegar.

Tuve que entrar por la ventana de atrás para poder evitar a quien estuviera pasando cerca, pero al final, ya estaba bañandome y por supuesto arreglandome lo que más pudiera para ir con Evie.

°°°

—No me dijiste donde estabas Ava. —mencionó Evie mientras terminaba de acomodar algunas cosas.

—Porque no es importante Evs. —respondi evitando más la conversación.

—Ava... —se acercó a donde yo estaba sentada y tras sentarse sobre mis piernas y acariciar mi cabello, se acercó a mi oído para susurrar. — hasta al otro lado del teléfono, me olias a sexo.

Yo le di un golpe en la pierna a lo que ella sólo soltó una risa y se levantó para seguir con lo que estaba haciendo.

—No me digas que no, pero el silencio también me dice mucho Ava. Te conozco mejor que nadie. —dijo con calma.

—Si, si, pero si fue así, no tiene nada de importancia. —insisti recordando que incluso mi blusa había quedado manchada de él.

Seguí en silencio, hasta que de nuevo me llegó uno de sus chistes a la cabeza y ahora recordaba; tenía que tomarme esa maldita pastilla.

—Evie. —llame su atención y me levante rápido. —debo salir un segundo, no me tardo. ¿Si?

—Pero, ¿pasa algo? —me miro con atención. — parece que viste el fantasma de alguien.

—No es nada. Regresó rápido.

Antes de que dijera algo más, deje un beso en su mejilla y corrí hasta la farmacia donde compraría la única cosa que podría salvarme después de los anticonceptivos. No tarde nada en pedirla y en tomarmela con algo de agua, estuve más tranquila en ese momento hasta que reconoci la voz dentro de la misma farmacia.

—Si, una caja por favor. —me gire para verlo, era él sin duda y estaba acompañado de alguien más, una chica que no conocía pero tenía cabellera rubia y estaba bastante alegre a su lado.

Observe luego como le entregaban una caja de condones. Si, el idiota había decidido conseguirlos después de todo lo que habíamos hecho. Un poco tarde si me lo preguntan.

Espere a que salieran sin que me vieran y los seguí con la mirada, demasiado risueño como para creerme que ese es Mark.

—A ver si luego te da risa. —hable más para mi que para él y entre de nuevo al lugar.

—Deme dos... —pedí apenas regrese. — dos pruebas de esas.

Con eso ya vería si seguía como si nada con sus bromas y gracias. Conmigo no iba a jugar a eso, si podía cuidarse con otras también podía conmigo.

Volví con Evie y esperaba aún tener algo de tiempo para explicarle lo que haría, aunque eso significará decirle todo lo que había pasado en esa noche.

—Evs. Necesito tu ayuda. —dije en cuanto término los detalles de lo que hacía. — pero debes prometerme que no le dirás a nadie y que esto de aquí no va a salir.

Ella por supuesto se asustó, y me miro con el rostro confundido, aun así lo prometio y yo sin rodeos procedi a decirle todo lo que había pasado con Mark para luego, explicarle que ahora le haría creer a Mark que su jueguito de tener un bebé se había hecho completamente realidad.

—¡Por Dios y todos los santos que existan! —tuve que callarla, o de otro modo lo gritarle y todo el mundo cerca escucharía.

—Shhh, Evie, sabes mejor que yo que lo merece después de todo lo que hizo.

No la solté hasta que se quedó más tranquila y aprovechando que ahora debíamos ir hacia su facultad continuamos con el plan.

Dejaría que pasarán dos semanas, sería más creíble entonces, luego lo tomaría por sorpresa diciendo que debia hablar de forma sería con él y mantendría la compostura para que no se de cuenta de la mentira. Con anticipación conseguiríamos una prueba de orina de alguien que si este embarazada, la pediríamos una noche antes para poder tenerla ese día conmigo (por más asqueroso suene) y en su presencia, me haría ambas pruebas asegurandome de que salgan positivas.

—Eres una demente. —dijo Evie mientras me daba un golpe en el hombro y se reía.

—Sabes que lo hago por una justa causa.

Ella volvió a reírse y antes de entrar al aula para su presentación hablo:

—Se quien puede ayudarnos. Le diré que lo haga como un favor que me debía.

Ambas estando de acuerdo, entramos al lugar. Ahora sólo quedaba esperar y tratar de evitar a Mark a toda costa.

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"El karma también puede ser un gato"

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