Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

↦08. ɪɴsᴀᴄɪᴀʙʟᴇs

↦ᴍᴀʀᴋ |08
°°°


Las calles estaban bastante tranquilas, especialmente para transitar a esa hora, por lo que la música del auto y la carretera daban calma en ese momento, al menos a mi. Ava seguía haciendo mala cara, y a mí ahora me daba gracia especialmente porque lo que no sabía era que no la llevaría a su casa.

—¿Seguiras molesta en serio? —la pregunta surgió cuando tuve que frenar en una luz roja.

Ella no me respondió parecía estar en serio cuando se trataba de la ley del hielo, así que para hacerla hablar deslice mi mano por su cintura bajo su camisa, sabía que era uno de sus puntos débiles. Ella rápidamente detuvo mi mano y me miro con molestia una vez más.

—Si, en serio seguiré enojada. —soltó con seriedad.

La luz de volvió amarilla y yo no pude evitar admirar la manera tan jodidamente sexy que se veía cada vez que se enojaba o me miraba con intención de querer matarme de alguna forma.

—Tranquila, el estrés puede alterar tus hormonas. —continúe bromeando como ya venía desde antes.

Estaba claro que no iba a dejar que se embarazara y mucho menos de mi, sería solo seguir agrandando mis problemas con ella. La luz paso a verde, y yo acelere aprovechando que iba derecho en toda la calle. Mi mirada estaba completamente en frente hasta que Ava apretó sus manos en mis piernas, entonces note su expresión de nervios por el retrovisor.

Baje un poco la velocidad y gire por el camino más largo, desviandome completamente de donde era su casa.

—Tenias que tirar por el otro lado. —me reclamo y empezó a moverse sobre mi con intención de ir hacia el otro asiento, cosa que ya no me gustaba. Estaba sin ropa interior y su contacto directo no me ayudaba con autocontrol.

—Quédate quieta. —pedí de forma tranquila, pero sólo me ignoro.

Solté un suspiro y cuando pude frenar la toma de la cadera con fuerza y la senté sobre mi presionando sobre mi entrepierna, así se quedó quieta, completamente quieta solo mirándome por el retrovisor.

— Ya sabes a donde llega tu terquedad, así que no me obligues a adelantar tu castigó por llegar tarde. —hable directo y firme cerca de su oído, con intención de que le quedará claro.

—Bajame. —ordenó sin quitar la vista del espejo. — bajame ahora.

—No claro que no, estamos en medio de una autopista. —negué con la misma seriedad que ella estaba manejando.

—No me interesa, bajame. —Rode los ojos cuando de nuevo trato de fugarse.

Yo no era una persona impaciente como tal, pero con ella nadie podía estar tranquilo y menos cuando una idea se le metía en la cabeza. Coloque el automático del auto y deje mis manos hacia atrás, dejando que siguiera con su berrinche mientras avanzabamos.

—¿Ya terminaste, o tengo que callarte yo mismo? —cuestione estirando un poco mis piernas.

Ella se giro a mirarme y sabía que con intención de golpearme levanto sus brazos, los mismos que tome con fuerza para dejarla inmóvil.

—Tienes la energía de un niño de cinco años. —mi tono ahora era severo. — no te lo vuelvo a repetir Ava, quédate quieta maldita sea, si no quieres que aquí mismo te vuelva a arrancar la ropa. —mire sus ojos con intensidad, se hizo un silencio cuando termine de hablar.

Ella no quitaba sus ojos de los míos, y aún en la oscuridad del coche era obvio que su mirada estaba siendo intensa no sabía si por mi sinceridad o porque le molestaba no tener una salida como siempre.

—Eres un idiota. —susurro luego sin expresión alguna.

Yo sonrei y me acerque a su rostro tanto como siempre hacia. —Pero aún así, te gusta cada vez que lo soy.

Se acercó ahora ella, solo para jugar con mi mente y luego quitarse, algo que no iba a permitir, esa noche era yo quien tenía el control de la situación y si la dejaba salirse con la suya estaría dándole alguna ventaja. Así que tome su rostro con mis manos, con firmeza obligando a que me viera de nuevo, con suavidad mordi su labio inferior y por un instante, me di cuenta de que aunque tuviera el control en cualquier situación con ella, estaba perdido por su cuerpo completo.

Di un beso sobre sus labios con intensidad, y fuerza, había dejado de ser delicado desde el momento anterior y ella lo sabía, esperaba que me alejara o que en algún momento sólo se quitara pero no era así, nunca era así siempre correspondía con el mismo deseo.

Baje mi mano por su mejilla y mi cuerpo se encendió de nuevo, ya no había vuelta atrás si esto seguía y era lo que en el fondo buscaba. Para cuando me aleje del beso solté algo de aire por el calor de nuevo y sin poder aguantar más tome su cadera con firmeza levantandola hasta lograr que quedará a horcajadas sobre mi, trague con dificultad, ninguno de los dos decía nada.

—Que fácil pierdes el control. —rompió ese silencio con una voz baja, como si hablará con mucho cuidado.

Luego me sonrió, era como si ella supiera que podía hacerme perder el control cada que fuera posible y no es mentira, claro que puede.

Pase mis manos por sus piernas, de nuevo recordé que no traia ropa interior, no podía llegar tan lejos cuando estaba cerca de llegar a casa. Subi entonces a su cadera, su respiración estaba tan agotada como la mia. Se supone que solo sería una vez esta noche, pero la situación se me había salido de las manos y ya no quería retroceder.

—A la mierda con el autocontrol. —fue mi respuesta a su comentarío y volví a tomar sus labios con fuerza.

Ella mantenía sus manos al rededor de mi cuello, estaba claro que no nos soportabamos pero tampoco podíamos dejar de desearnos de esta forma. Baje de nuevo a su cuello, escuchar su respiración en mi oído era una sensación que no podía detener, por inercia deje que mi mano llegará a su centro, esperaba tener que hacer algo, pero no fue tan necesario ella estaba tan sensible como yo y ya estaba húmeda, tanto que podía habermela cogido ahí mismo, sin tener que callar sus gemidos.

La apegue más hacia mi y mire la dirección que tenía predeterminada, había tiempo al menos de hacer algo leve, y estaba seguro que no podría aguantar mucho más sin estar dentro de ella. Moví mis dedos sobre su centro, pequeños jadeos acariciaban mi oído y sentí como me abrazaba dejando la cabeza sobre mi hombro rozando su respiración en mi cuello.

—¿Ves? Que fácil era quedarte quieta. —hable bajo y suave, sin dejar que respondiera pues ya había metido un par de dedos en ella.

Desabroche mi pantalón dejando libre mi erección, que estaba tan dura como hace unas horas. El solo roze en toda la punta me hacia poner la piel erizada de una forma increíble. Saque mi mano de su interior y la reemplace ahora con la dureza de mi entrepierna.

Fue fácil entrar y llegar al fondo, era cálido y apretaba tan perfectamente que mi mente se quedaba en blanco casi de inmediato. Me quedé quieto y esperaba que ella hiciera igual, acaricie su espalda baja con mis manos y me incline un poco hacia adelante para poder tomar el volante.

—Ahora si, quédate quieta. —pedí con suavidad y supe que la estaba pasando un poco mal cuando asintió y apretó sus piernas.

Era la única forma en la que la veía de una manera sumisa, una forma que personalmente me encantaba, no era como las chicas con las que solía salir, esas que se volvían locas al instante o demostraban mucho la necesidad que tenían de ser cogidas. Era las que siempre buscaba porque se me hacia fácil de sobrellevar, pero entonces ahora, me empezaba a gustar el juego que tenía con Ava, si bien me odiaba o no, o si yo no podía soportarla, eso se sacaba en este tipo de encuentros.

Aumente la velocidad del auto, ahora tenía la necesidad de llegar rápido a cada, aprovecharía que mi amigo no estaba hasta la madrugada. Ella estaba inquieta, sus manos y su respiración me lo decían, era como una deliciosa tortura, lo sabía porque cada vez las gotas de sus fluidos bajaban más hasta mi entrepierna.

Llegando, tome un bache, uno que nos hizo saltar levemente sacándole un gemido bajo por el movimiento. No tarde en aparcar el auto en el garaje y apagarlo abriendo la puerta. La intención era salir, pero el solo intento no ayudaba.

Así que no tuve más opción que reclinar un poco el auto hacia atrás y guiar su cadera arriba y abajo para que supiera que ya podría moverse al menos un poco. Mis manos no dejaron de rodear su cuerpo aún cuando empezó a moverse. Tenía su rostro frente a mi, dejándome besar sus labios mientras disfrutaba lo demás.

Su cuerpo subía y bajaba de manera tan satisfactoria que los sonidos ahí dentro pasaban desapercibidos, mis manos las deslice por su cuerpo bajo su camisa acariciando hasta sus pechos que siempre que podía ver me dejaban distraído.

Cuando sentí que había bajado un poco la intensidad en sus movimientos, abri la puerta del auto, deje en paz sus labios por un momento, y ella se levantó para salir de allí, la seguí cerrando la puerta y volviendo a besarla para distraerme del hecho de que ahora estaba fuera de ella.

Entre esos besos llegamos hasta la sala, donde iba dejando caer mi ropa para que dejará de hacerme obstáculo, seguimos la ruta hasta las escaleras donde la abrace de las piernas para subir rápidamente y llegar hasta la habitación.

No me moleste en cerrar la puerta, al final no había nadie, solo me deshice de su falda y de su camisa sin dejar de besarla, la deje sobre la cama y con mis manos volví a abrir sus piernas para volver a estar dentro. Continúe con intensidad, sacando toda la energía que traía acumulada desde el auto, escuchando los múltiples jadeos y gemidos que salían de sus labios.

Cerré los ojos un momento cuando sentí que estaba cerca, me obligue a aguantar un poco más y apretando sus piernas entre mis propios jadeos, no me deje ir hasta sentir que ella había llegado primero lo que provocó que explotara al instante de nuevo dentro de ella.

Me tome un instante para recuperar el aliento, ahora si que tenía que reaccionar rápido o la bromita del bebé se me haría verdad con esto.

—¿Esa fue por llegar tarde? —su voz agotada me hizo mirarla.

—Si, y por no quedarte quieta. —respondi dejándome caer sobre la cama a su lado. — ¿por que tienes que ser tan terca?

—No habría pasado si me hubieras dejado en mi casa. —reclamo antes de suspirar para tomar aire.

—Contigo no se puede. —frote mi rostro.

—¿conmigo? ¡No soy yo la que se enoja por estupideces! —me lanzo una almohada.

—Harás que me duela la cabeza. —me queje y me levante. —mejor ve a bañarte si no quieres seguir oliendo a mi.

Ella se levantó y yo abri solo un poco mis ojos para ver cómo caminaba con incomodidad, algo que me hacia sentir en parte orgulloso.

— ¿Y con que pretendes que me seque? —cuestionó tirando otra almohada. — ¿con tus bóxer?

—Si sigues te secaras al aire libre. —advertí levantándome, ella entró al baño y  yo deje un par de toallas en el.

Sin decir nada entre a la ducha con ella, no quería esperar, estaba agotado por todo.

—¡Oye, jamás te dije que podías entrar! —me dio un empujón y yo salpique su rostro con agua.

—¿Que? ¿Acaso un padre no puede convivir con su hijo? —eso solo hizo que se enojara y me diera un pison seguido de un balón de oreja.

—En tus sueños. —aseguró y al terminar de enjuagarse rápido salió tomando la toalla.

Yo me reí antes de hacer una mueca por el pison y luego sali con más calma, cuando la vi, tenía su falda puesta pero no su camisa, más bien había tomado una de las mías.

—¿Y la tuya que? —cuestione y solo me la mostro completamente manchada de nosostros.

Asenti y luego vi como la tiraba a la basura, cosa que solo negué.

—Dormiré en el sofá. —aviso antes de caminar a la puerta para escuchar que abajo alguien más abría. — ¿que carajo?

Me miro y yo me acerque para cerrar con seguro.

—Es mi amigo, vive aquí también, y no puede verte. —aclare antes de que hablará.

—¿Que? ¡Y ahora como voy a volver! —tape su boca para que no dijera nada más.

—Tendras que salir mañana, mira si quieres puedes irte sola o esperar a que te lleve mañana, pero ahora mismo no puedes. —advertí.

Se cruzó de brazos y bufo antes de acomodarse en mi cama, como si fuera la de ella.

—Duerme en el suelo si te parece. —demandó pero la ignore.

Me acosté a su lado dándole la espalda.

—Si intentas algo mientras duermo, me encargaré de que no tengas hijos. —me amenazó a lo que rei.

—Tranquila, con el tuyo ya sería suficiente. —eso me hizo ganarme otro almohadazo más de su parte.

No la escuche decir nada más luego, por lo que supuse que se había quedado dormida y yo mire al techo cerrando los ojos y esperando a que el suelo me llegará.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro