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↦07. ¿ᴍɪ ᴊᴜᴇɢᴏ, ᴏ ᴄᴀsᴛɪɢᴏ?

↦ᴀᴠᴀ |07
°°°

—Así que solo le di indicaciones para que regresara a su habitación.

Le di un sorbo a mi taza de café mientras escuchaba la historia que estaba contando Evie. Soleil la mira con una sonrisa algo irónica y luego solo negó.

—¿Que? ¿Acaso no crees que lo que vi fue de verdad? —Evie fruncio su ceño y yo solo mire a Soleil.

—No dije eso, claro que te creo Evie, solo que lo que no me creo es que un chico a esa hora se haya perdido casualmente. —se encoge de hombros y luego da un bocado de su pastel. — a lo mejor era una excusa para hablarte o algo.

Y tenía razón, en los últimos meses no habían entrado nuevos, así que era casi imposible que alguien no supiera dónde dormía, y considerando el día y la hora que ya había dicho Evie, no tenía nada de sentido.

—Como sea, yo solo les cuento lo que pasó.

No logramos responder cuando somos interrumpidas por una voz, que lamentablemente ya me sabia de memoria.

—Buen día señoritas. —Si, Mark por alguna razón estaba allí. —Ava, me pidieron que te diera un mensaje importante, debemos trabajar en la sesión de la última revista y entre más pronto mejor.

Yo lo mire de arriba a abajo, le di una sonrisa con sarcasmo y volvi a mirar a mis amigas que estaban en completo silencio.

—Así que, te espero en el set del último piso. —dicho eso solo me pasó una nota en un papel y se marchó.

Últimamente estaba viéndolo muy seguido, se había convertido en uno de los paseantes con mejor desarrollo por lo que mi jefa estaba encantada de que trabajará con él, algo que si bien no me molestaba, tampoco me gusta mucho.

—Chicas. —Evie entonces susurro y nos acercamos más para escucharla. — ese es el chico perdido al que ayude.

Cuando terminó la frase yo gire mi cabeza para verlo, recién salía de la cafetería y caminaba por la calle hacia el edificio donde debíamos trabajar.

—Tiene que ser broma. —Soleil me ganó en decir alguna cosa. — ahora si tengo la certeza, de que jamás perdió.

—Le gusta jugar. —aclare yo a lo que me miraron algo extrañas. — se porque lo digo, he tenido que tratar con el en todas las últimas semanas.

Ambas se miraron y luego a mi, parecían tener algo como pena o pesar en cuanto a mi situación, pero realmente me daba igual ya había aprendido a tratar con él.

—Bueno, si me disculpan, debo ir a trabajar. —solté aire y me levante de la mesa.

Me despedí de ambas chicas y sali de aquella cafetería con el papel en mi mano, en cuanto sentí el aire de las calles mire el papel en mi mano y lo lei.

"No llegues tarde, o voy a tener que tomar medidas con eso Jalali. "

Rode los ojos, sabía que le molestaba que me retrasará algunos minutos por lo que siempre trataba de hacerlo, no importaba si llegaba incluso antes que él, fingía llegar tarde solo para ver su rostro molesto y serio que me causaba gracia.

Camine hacia el edificio aprovechando para tirar el papel estúpido que tenía entre manos, mire mi reloj; en cierta forma y por accidente si había llegado tarde, pero me daba igual.

—Buen día señorita Ava. —el guarda de la entrada me saludo con esa sonrisa de siempre y recibió mis cosas para guardarlas en donde siempre. —el joven Mark, la espera en la última planta, y su jefe me pidió decirle que ante su ausencia por favor apague todo cuando acaben.

Esa información no la sabía, por lo que mire al hombre confundida y luego solo pregunte: — ¿como que no hay nadie?

—Pensé que sabía, pero bueno, si, su jefe y el equipo se fueron y él único en quedar fue el fotógrafo más nuevo, quien sugirió que trabajaria con usted, pero no se más. —me entregó la llave de mi locker y luego se encogió de hombros.

—Gracias. —fue todo lo que dije antes de ir hacia el ascensor y subir hasta la última planta del edificio.

Mire mi teléfono durante el recorrido, si bien era rápido, el ascensor tenía veinte pisos por lo que aún tenía minutos para revisar una que otra cosa. Las puertas se abrieron en cuanto llegue y al salir la luz del gran ventanal me dio en el rostro.

Mire alrededor, no vi a Mark así que me acerque a la ventana para dar un vistazo, no se lograba distinguir nada a esa altura y me daba incluso algo de vértigo.

Estaba todo en silencio, y supuse que Mark quizá estaría en algún otro piso, o en el baño, incluso pensaba que se había cansado de esperar. No le di mucha importancia y solo me senté en el sofá con mi teléfono aún en las manos.

—Te dije que no llegaras tarde. —me tomo desprevenida su presencia y al estar tan concentrada en mi teléfono, logró asustarme cuando me lo quito de las manos.

—Fueron minutos, exageras. —hice una mueca y trate de alcanzar el móvil pero el solo se alejó.

—Así mismo, te advertí claro que habría un castigo. —me pareció ver una sonrisa sobre su rostro, a lo que lo mire sería y estira mi mano pidiendo mi celular.

Él, miro la pantalla unos segundos y luego el resto del teléfono, luego giro para verme  de nuevo sacudiendolo casi frente a mi, me levante y trate de volver a tomarlo haciéndo que Mark se corriera más hacia atrás.

—Ya está bien de juegos, regresamelo. —ordene finalmente.

—Tu juegas con mi tiempo, yo juego con tu teléfono, llámalo como quieras, pero a mi me parece lo más justo.

Negué una vez, sonaba como a un juego de niños donde la venganza trata de robar juguetes y dulces al otro. Bufé con notable molestia y volvi a sentarme en el sofá.

—¿Ves? Cuando cooperas todo es más fácil. —se cruzó de brazos y dio un par de pasos hacia mi. —será mejor si nos ponemos a trabajar, deje listos los atuendos en el set de atrás, cambiate en lo que acabo con las luces.

—¿Ahora me das órdenes? —eleve una ceja mirándolo.

—¿Quieres o no terminar rápido? —me regresó la mirada.

Sin responderle nada, me levante de nuevo para caminar hacia donde había mencionado, sentí su mirada siguiendome como era de costumbre pero no le preste la más mínima atención. Para cuando llegue y encontré las prendas sobre el sofá note que había muchas más de las que pensé por lo que solo pensé para mi "si cree, que me va a tener trabajando aquí el resto del día, se equivoca" tome la primera prenda que vi y la examine, era un vestido negro sin tirantes que se ajustaba al cuerpo, ya lo había usado antes así que no le veía problema en ponermelo con rapidez.

No me importó que él estuviera casi en frente acomodando luces, así que me quite la ropa ahí dándole la espalda para poder ponerme el vestido.

—¿No ibas al cambiador? —cuestionó haciendo que lo mirara en cuanto hablo.

—No hace falta. —me encogi de hombros. Algo que siempre me iba a gustar, era llevarle la contraria. — Además, no hay nada que no hayas visto ya, desgraciadamente.

La última palabra solo la susurre. Espere a que dijera algo más, pero solo sonrió con la mirada concentrada hacia otro lado, por lo que seguí acomodando dicho vestido para estar lista.

—En serio, te aconsejó que uses el vestidor. —de nuevo hablo, pero esta vez su voz era algo más baja y distraída.

Quise responder a eso, pero al final hice lo que hacía normalmente cuando me hablaba, ignorarlo por completo. Camine hacia el espejo más cercano y retoque algo el maquillaje, así como acomode mi cabello.

Mark, terminó con las luces y me pidió que me acercara para poder iniciar y acabar rápido con ello. Yo así lo hice al final en lo único que estábamos de acuerdo era en terminar pronto.

Hice las poses que crei a conveniencia y él solo se dispuso a tomar fotos, algo que note era que los vestidos tenían algo en común, su estilo corto y ajustado, así como también logre darme cuenta de que por más que fingiera no estar mirando cuando hacia mis cambios, le era casi inevitable no mirar, lo que me daba gracia en ves de molestia.

Para cuando fue el último cambio, escuchamos un par de pasos que venían hacia nosotros por lo que nos miramos y avanzamos hasta la puerta del lugar donde nos encontramos al guarda del edificio.

—Una disculpa jóvenes, crei que ya no había nadie y venía a ver si todo estaba apagado. ¿No es tarde ya para que sigan aquí? —Nos pregunto mientras miraba al rededor.

—Si, pero hemos tenido mucho trabajo así que se nos pasó la hora. —respondió Mark, a lo que yo solo asenti.

—Ah, bueno, en ese caso continúen no soy quien para interrumpir. —se dio la vuelta dispuesto a irse y luego se giro un momento. — casi lo olvido, mi compañero de relevo no debe tardar, por si lo ven luego.

Ambos asentimos y nos quedamos en la puerta hasta que se fue, Mark cerro justo cuando el hombre desapareció y yo me aleje de la puerta solo para escuchar el seguro de esta a mis espaldas. No quise preguntar en el momento, porque sabiendo como es Mark, no me diría nada.

—Este es el último, me parece. —dije en voz alta, aunque era más para mi, que para él se que escucho.

Hice el mismo proceso, tome el vestido y me lo puse, amarre esta vez las tiras hacia atrás en mi cuello y acomode la falda. Di un pequeño salgo de susto cuando sentí una mano sobre mi cintura y la silueta de alguien más alto detrás mio.

Me gire tan rápido como mis pies me dejaron quedando cara a cara con Mark, que soltó una risa burlona frente a mi y luego miro hacia la ventana.

—¿Ahora que? —cuestione con las manos en mi cintura mirándolo con algo de severidad.

—Tranquila, solo quería ver cuanto falta. —se encogió de hombros y revisó por encima aquellos vestidos del sofá.

—Es el último. —respondi y camine por su lado para ir hacia el otro sofá que estaba justo frente a la camara.

Las únicas luces que iluminaban todo, eran las de set por lo que lo demás estaba relativamente oscuro, y el ventanal gigante solo dejaba pasar algo de la luz de la Luna que no era suficiente en realidad.

Mark se acercó a las luces, y empezó a bajar su brillo, yo no estaba entendiendo que hacia si se supone que necesitábamos buena iluminación. Lo mire con atención, una por una las dejó tan tenues que apenas si distinguía las siluetas de las cosas ahora.

—¿Que carajo haces? —pregunte finalmente, pero no me respondió.

Me cruce de brazos sin dejar de mirar lo que distingui como su silueta, camino lentamente y luego estaba de nuevo frente a mi, apenas notaba sus ojos claros intensos mirando directo los míos como si quisiera reprocharme algo.

—¿Recuerdas la nota? —cuestionó con tranquilidad.

—Si, ¿que con eso?

—¿Y recuerdas mi consejo?

—¿Cual? —lo mire con extrañeza.

—Te dije que habría un castigo si llegabas tarde y te dije que era mejor que usaras el vestidor Ava. —continuó con el mismo tono tranquilo.

—Si, lo recuerdo. ¿Y eso a que va?

—Que yo siempre hablo en serio. —dio un paso más hacia mi, uno que me hizo retroceder por instinto.

—Ya dejate de estupideces, y terminemos ¿quieres?

—Yo ya termine. —su respuesta iba acompañada de una sonrisa de satisfacción.

Continuó dando pasos hacia mi y yo seguía retrocediendo hasta que me encontré con el sofá que no me dejó ir más hacia atrás.

—Esta vez, no voy a dejarte escapar con tante facilidad Jalali. —su tranquilidad seguía intacta. —ya has hecho de las tuyas varias veces, y no es justo.

—Hablas como si fueras un secuestrador. —me atreví a poner las manos sobre su pecho para intentar alejarlo, pero antes de que pudiera hacer mi escape, el me tomo de las muñecas.

—Tal vez lo soy ahora, no se, considerado que no has hecho caso a nada de lo que te dije. —se encogió de hombros y yo di un par de jalones hasta que me soltó.

—Que seas un mal perdedor, no es culpa mia. —una vez más trate de pasar por su lado pero no me dejó, se interpuso en cada paso haciéndome volver a retroceder hasta que mi espalda chocó directo con el ventanal.

Ahora lo tenía cerca, tanto que me sentía pequeña, especialmente porque su pecho quedaba justo a la altura de mis ojos. Sentí su mano sobre mi mentón el cual levanto haciendo que lo mirara. La respiración me fallo en cuanto sentí la suya sobre mis labios.

Ni siquiera me dejó hablar, o al menos articular el inicio de una palabra, pues sus labios ya estaban sobre los míos tomandolos con facilidad. No quise moverme, pero era tan satisfactorio que al final accedi correspondiéndole a cada movimiento. Se separó por unos segundos luego de eso, su respiración estaba irregular como la mia y aunque mi cabeza se moría por alejarlo mi cuerpo no.

Pronto, volvió a besarme, primero algunos besos como si se cuestionara el seguir con ello, como si al igual que yo su cabeza tratara de impedirlo, pero su cuerpo reaccionará de forma diferente. Sentí sus manos en mi cintura y un escalofrío me recorrió por completo, sus labios jalaron un poco los míos y un suspiro pequeño salió de mi garganta.

Sus manos apretaron mi cuerpo y me pegaron hacia él, eran movimientos intensos pero cuidadosos, tan cuidadosos que simplemente no podía evitar que me gustara su trato a pesar de que me pareciera un imbécil. Deslizó sus manos hacia arriba por mi espalda llegando a las tiras de aquel vestido, se le hizo demasiado fácil desarmar el nudo que había hecho para dejarlas caer sobre mis hombros.

La cabeza me daba vueltas ahora, tontamente me estaba dejando llevar por sus manos y sus inevitables besos que no me daban la oportunidad de cuestionar nada. Por si fuera poco, frente a mi y de la manera más descarada posible se quito la camisa dándome la vista más cercana de su cuerpo, me sorprendió con sus manos ahora sobre mis piernas, automáticamente las mías agarraron sus brazos que emanaban un fuerte calor corporal. Volví a sentirme pequeña, y aún más cuando sus manos se deslizaron hacia arriba subiendo el vestido para luego con firmeza levantarme contra el ventanal y hacerme enrollar las piernas en su cintura.

Volvió a besarme, ahora de manera intensa y voraz, mordiendo mis labios y jalando de ellos hasta poder tener la oportunidad de ir a mi cuello para seguir besando y mordiendo como si fuera ese su trabajo. Hizo que me concentrara tanto en eso que para cuando su mano llegó a mi centro me hizo temblar notablemente de la sorpresa, aprete con fuerza sus brazos cuando sus dedos empezaron a jugar justo en el centro con mis bragas, esto no estaba siendo justo ya me había tomado por sorpresa dos veces.

Escuche como soltó una risita cerca de mi oído y cuando quise reclamar, metió sus dedos una vez más sin dar un aviso de nada, haciendo que de mis labios saliera un gemido en vez de un reclamo.

—¿Ibas a decirme algo, Jalali? —me susurro lentamente antes de morder el lóbulo de mi oreja y dejar besos húmedos en mi cuello una vez más.

—Eres un... —trate de terminar pero su mano se movió con fuerza y su pulgar acarició en el punto que no crei posible que encontrará.

— ¿Un que...? —sonrió sobre mi mejilla sabiendo que si yo intentaba hablar de nuevo, buscaría la manera de no dejarme hacerlo para reemplazarlo con gemidos.

No intente volver a decir nada, y cuando no lo hice, el brazo que me sostenía contra él se abrazo más aplastando mis glúteos y haciendo que sus dedos llegaran más hacia el fondo de mi. Apenas si podía mantener mi respiración en un ritmo y cada vez que respiraba era imposible que pequeños jadeos no salieran contra su oído.

Estaba tan inmersa en ese placer, que mi cabeza se desconecto, olvidando que quien me estaba haciendo sentir tanto era el mismo que había intentado estafarme de algún modo o el mismo al que no soportaba mucho en el campus y en mi trabajo. Así mismo, tampoco escuche los pasos de cuando venía alguien, hasta que tocaron la puerta con fuerza haciéndome reaccionar. Crei que Mark se alejaría para abrir la puerta, pero no lo hizo, en cambio solo lo ignoro por completo y metió un dedo más dentro de mi, obligandome a taparme los labios para no hacer ruido, lo mire con el ceño fruncido y su solución fue quitarme la mano de los labios para reemplazarla con sus propios labios que ahora recibían mis jadeos.

Escuchamos el sonido de un teléfono sonando, estaba claro que la persona seguía afuera y debía ser el guarda de relevo.

—Mark. —logre hablar aún con sus labios prisionando los míos. — ¡Mark!

—Shhh, solo callate y no hagas ruidos de nada. —susurro con burla, sabiendo que no era fácil cuando sus dedos estaban dentro de mi moviéndose y acariciando puntos débiles. — porque creeme, aunque me lo pidas, no voy a parar.

Y cuando terminó la última frase movió su mano de una forma que no sabría explicar, una que me iba hacer soltar un gemido fuerte de no ser porque sus labios de nuevo me callaron.

El teléfono siguió sonando hasta que contestaron.

—¿Bueno? Ah si, todo está cerrado incluso el último piso. —decía la persona tras la puerta. —no parece haber algo encendido, así que creo que ya se han ido.

La voz después de aquella última frase se fue alejando por las escaleras hasta que ya no la escuchamos más. De alguna forma respire con alivio y cuando relaje mi cuerpo de nuevo sentí el exceso de humedad recorrer mi entrepierna, si prestaba más atención, se escuchaba el sonido que hacían los dedos de Mark al entrar.

Los últimos movimientos de su mano fueron suaves hasta que sacó completamente su mano dejándome la sensación de humedad. Aun sin dejarme en el suelo camino conmigo hasta el mesón que había en la habitación donde a veces nos quedábamos mirando diseños o tomando un descanso para comer. Sentí el frío en mis piernas cuando me sento sobre él y sin darme tiempo de pensar deslizó mi vestido por arriba de mi abdomen y quito las bragas que traía dejándolas a un lado. Pensé en intentar bajarme de allí, pero cuando vio mis intenciones volvió a quedar entre mis piernas.

Sus ojos brillaban con lujuria, así como la primera noche que lo conocí y sus movimientos parecían estar mucho mejor, no sabía porque, pero incluso creería que había practicado. Mi vista apenas si lo distinguía en la oscuridad, de no ser por la luz tenue que había quedado, logre ver cómo quitaba su pantalón y como dejaba caer con facilidad su bóxer quedando desnudo frente a mi.

Me di cuenta de que su erección había dejado húmedo si bóxer, lo que significaba que entonces la tenía de hace rato, quizá desde que me cambie la última vez o más.

—¿Es por eso que necesitabas con urgencia que fuera al vestidor? —esta vez era yo quien hablaba de forma burlona.

—Aun siendo así, te dije que había castigo. —deslizó sus manos por mis piernas de nuevo hasta llegar a mi espalda baja donde me deslizó hasta el borde haciendo que su erección me rozara por completo en la entrepierna.

—¿Esto sólo por que llegue tarde? —mantuve la respiración en calma mientras se frotaba contra mi.

—No. —acerco su rostro contra mi y me miro fijamente. — esto va porque no hiciste caso de ir al vestidor.

Mientras decía esa última frase, se intrudicia en mi interior lentamente hasta llegar al fondo y hacerme olvidar que respiraba con calma. Sus manos me tomaron de los muslos elevandome hasta quedar unida por completo a él, mis manos se sostuvieron de sus hombros con fuerza. Su cabeza prácticamente se hundió en mi cuello y con movimientos suaves empezó a subir y bajarme entrando y saliendo.

Mordi mi labio mientras mi pecho subía y bajaba con aceleración. Hizo círculos y era tan suave que al momento en que cambió de ritmo una vez más me tomo desprevenida, él ya había aprendido a como hacer que mi cuerpo me obligara a soltar gemidos fuertes e inevitables. Realmente lograba tener control sobre mi cuando se trataba de sexo y era lo que menos gustaba.

Se movió sin soltarme o bajarme hasta llegar al sofá, recosto mi espalda en el y tomando mis piernas empezó a hundirse por completo y a moverse con intensidad tanta que ahora en la habitación habían ecos de las embestidas. Aprete los cojines con mis manos y mi espalda se arqueaba con cada movimiento, su cuerpo se inclinó sobre mi y tomando con fuerza mi cintura atrapó de nuevo mis labios y obligó a que mi pelvis subiera un poco para poder llegar justo a aquel punto de nuevo.

Se separó de nuevo y sentí sus manos apretar con mucha fuerza, tanta que casi sentía que las enterreraria en mi piel, poco después, sentí como paso de intensidad a fuerza mayor con sus embestidas, chocaba con tal energía que lograba dolerme de algún modo que al mismo tiempo era satisfactorio. Estaba concentrado, demasiado como para darse cuenta del ruido que estábamos haciendo, los ojos se me llegaban a cristalizar con la sensación y las piernas me flaqueaban como si perdieran fuerza.

Entonces cuando dejó de moverse para salir por completo de mi interior, quería pedirle que volviera, que continuará y no me dejara a medias, solo que aún tenía conciencia de que era un imbécil y de que yo me vería estúpida rogándole con eso. Aun así, no hizo falta, pareció leer mi mente o a lo mejor no había acabado tampoco, porque me levanto sin decir nada y una vez más me obligó a abrazarlo con mis piernas, miro mi vestido, aun seguía con él, pareció molestarle porque al final si me dejó en al suelo y me quito aquel vestido dejándome desnuda por igual.

Me miro unos segundos con tal lujuria, que pensé que me comería viva en ese momento, lo que no era tan loco si lo tomaba por otro sentido. Reaccionó luego y me beso con salvajismo tomando mis piernas como ya parecía ser su costumbre y enrollandolas sobre su cintura al tiempo que volvía a entrar en mi con fuerza sonriendo en cuanto mi gemido había sido claro en su oído.

Decir que camino es poco, pero pronto había llegado hasta el baño, el mismo donde algún momento le había dicho que era mi acosador ahora. Me empino contra la pared de una de las regaderas con el mismo salvajismo y empezó de nuevo a moverse, volví a sentir como se hundía con fuerza sin iniciar tan suave como antes, accidentalmente la regadera se activó, y el agua cayó en nuestros cuerpos haciendo que la intensidad llegará a un nivel que ni yo sabía que existía.

Me dejó en el suelo aún sin salir de mi interior y me sostuvo de la cadera, levanto una de mis piernas la cual enrollo en su cuerpo y volvió a centrarse en sus embestidas, la única pierna que tocaba el suelo, empezó a flaquearme allí mismo y sentía como con cada embestida me elevaba un poco del suelo. El agua que caía en nosotros solo ayudaba más a su manera de cogerme en ese momento.

Y no reaccione hasta que sentí un líquido caliente dentro de mi, estaba muy claro, se había corrido completamente dentro y aunque eso había ayudado a que yo también llegará, no era parte del plan, me sentí tonta porque me había dejado llevar demasiado, el sonido del agua rompía el silencio y quise reclamarle también por ser tan idiota, pero a cambio recibí un último beso de su parte mientras salía de mi interior haciéndome hacer una mueca por la sensación de ligero dolor que había dejado.

En cuanto se alejó y pude respirar un poco, frunci el ceño y le di un empujón.

—Pero si serás idiota. —dije finalmente quitando algo de agua en mi cara. — ¡nada te costaba usar un maldito preservativo!

— ¿Y es ahora que reaccionas? —dejó salir una risa frente a mi. — ese es tu segundo castigo, no me soportas veamos que pasa si ahora te toca un yo en bebé.

Tenía que estar de broma, volví a darle un empujon, la llama que había encendido fácil la había apagado con esa última frase. Ahora si estaba asustada, sabía que habían formas, pero aún así en aquel momento no lograba recordar nada de eso.

—¡Te volviste loco! —seguía riéndose de forma descarada.

—Tranquila, puede que se parezca más a ti. —asintió e hizo una mueca y a mí me seguía pareciendo una estupidez.

— ¡Callate! —frote mi rostro con molestia.

—Tienes que relajarte. —enjuago su cuerpo y se lavo con total tranquilidad, al terminar me dio un jabón y salió de allí. —iré por toallas, no queremos que se resfrie la bebé. —hizo un puchero burlón — ¿o las bebés?

—¡Ya cierra la boca! —le lance otro jabón y se alejó con carcajadas.

Yo me lave con rabia, todo por seguir mis hormonas y las ganas que eran inevitables con él, eso era peor. Para cuando sali de la regadera él estaba casi seco y había traído las toallas para mi, quería darle una patada o algo, pero me límite a sacarme y salir en busca de mi ropa, no encontraba mis bragas que estaba segura de que las había dejado cerca del mesón.

—¿Buscas estas? —gire a verlo, las tenía en la mano como medalla, ahora resulta que coleccionaria mi ropa interior.

—¿No te basta tener ya unas?

—Este color no lo tengo. —se encogió de hombros y las guardo en el bolsillo de su pantalón. —vistete rápido, que ya hay que salir antes de que regrese el guarda.

—Si quieres vete, yo se como llegar a mi casa. —tome la falda y me la puse, era extraño no tener nada de ropa de interior.

—No puedes irte sola. —camino al rededor mirando hacia el ventanal. — las mujeres en cinta no pueden. —volvió a burlarse.

—¡Ya déjalo! —me estaba irritando con eso.

— Calla, y calmate, ¿no ves que le haces daño al bebé?

Esta vez, le lance un zapato y aunque logró agarrarlo, no deje de estar molesta con sus comentarios.

—Ahora te irás sin un zapato, si el bebé siente frío, será tu culpa. —me señalo con el zapato.

Lo mire tan mal como me era posible, ya me vengaria de él mucho después. Tome mis cosas y recordé que mi celular sin estaba con él.

—Vamonos. —me dijo sacudiendo sus llaves en sus manos.

Me negué, aunque tuviera algunas cosas mias no iria con él.

— Por favor Ava, no seas tan testaruda. —estaba de mejor humor, pero yo, tenía la paciencia a punto de estallar.

—Sobre mi cadáver. —susurre caminando en calcetines hacia la puerta de atrás.

Sentí que me seguía y no le di importancia, no hasta que me tomo por sorpresa y me cargo como si fuera un costal cualquiera.

—¡Ya dejame! —golpee su espalda y estoy segura de que su rostro con los pies. — ¡Ah, que molesto eres!

—Que llorona, las hormonas del embarazo ya te tienen mal. —esta vez le mordi el hombro y aunque se quejó, su defensa fue darme una nalgada con fuerza.

Me bajo cuando entramos a su auto, y ni siquiera me dejó en otro asiento, para evitar que escapara me sento sobre sus piernas en el asiento del piloto y dejó el seguro de niños.

—Si chocamos será culpa tuya. —advirtió antes de acomodarse para conducir.

—Si chocamos me encargaré de que no sobrevivas. —asegure cruzandome de brazos.

—Dejaras a un niño sin su padre, que cruel eres. —negó con la cabeza y tomó el volante, se aseguró de que los vidrios estuvieran arriba y puso en marcha el auto. Mientras yo, volvía a golpearlo.

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