
↦03. ¿ʟᴀ ǫᴜɪᴇʀᴇs ᴅᴇ ʀᴇɢʀᴇsᴏ?
↦ᴀᴠᴀ |03
°°°
—¡Ava! ¡es tu turno! —escuche mi nombre justo después de que me cambie de vestido.
Había aprendido a ser rápida en los cambios de vestuario, porque era básicamente una necesidad de cada modelo, pues no podíamos darnos el lujo, de simplemente tardar cada vez que acababan con una parte de la sesión de fotos.
Una de las cosas por las que muchas de las modelos pasantes, son despedidas en tan poco tiempo. Suena a algo terrible y lo es, cuando no tienes el aprendizaje ni la práctica.
—Bien, ahora, debes ser una con las flores Ava, recuérdalo, naturalidad. —me recordó el asistente de mi jefe, a lo que simplemente asentí.
La sesión de fotos empezó, y yo hice lo mejor que pude, estaba exhausta porque llevaba desde la mañana aquí metida, con un montón de flashes y luces sobre mí, ya me había cambiado al menos unas ocho veces y no sabía si el vaso de agua que me tomé en la mañana, era suficiente como desayuno.
Tampoco es que fuera una de esas locas chicas, que se someten a dietas extremas, para estar delgadas, dejando de comer, usando laxantes e incluso simplemente comiendo algodón con salsa de soya, solo pensarlo me daban nauseas.
—¡Eso es! ¡muestra naturalidad querida! —las expresiones de Joe, (el asistente de mi jefe) eran las más obvias y si él, me estaba adulando, entonces todo había salido perfecto.
Las cámaras se apagaron al igual que las luces en cuanto terminamos, todos estábamos a punto de colapsar con todo lo que se había hecho, pero, al mismo tiempo, estábamos satisfechos con el trabajo.
—Ava, habrá nuevos pasantes de prueba de fotografía hoy, así que como modelo prodigio debes estar ahí, junto con la cara de esta revista. —Joe se acercó a mi junto con mi ropa. —además, Ellen, quiere que sean tú y Alexis, las modelos de prueba para esto.
Fruncí el ceño, se supone que ser modelo de prueba para los pasantes, era cosa de las nuevas internas, porque también era una especie de examen para ellas, así que el hecho de que me pidiera a mi y a Alexis, que fuéramos de prueba, me estaba en parte preocupando.
—¿Por qué nosotras? —me atreví a preguntar. —la semana pasada llegaron las internas.
—Lo sé cariño, Alexis se hizo la misma pregunta y aunque adora el hecho de trabajar contigo, le parece una mofada que sea como modelos de prueba. —suspiro mientras acomodaba mi camisa. —pero ya sabes, es la jefe, y no podemos desobedecer.
Tenía razón en eso, si Ellen decía que debíamos aprender de diseño, había que hacerlo, si decía que ahora debíamos ser cocineras, no había manera de negarse, o haces lo que se te pide, o te vas.
No hable mucho más con Joe al respecto, estaba cansada como para entrar en detalles, así que simplemente me ocupe de ir a la cafetería para poder comer algo, no podía ser algo tan pesado, porque eso dañar la mi alimentación considerando la hora, así que tampoco podía darme mucho gusto.
Salí de mi edificio y caminé un par de cuadras, Evie me esperaba en la cafetería, después de todo ella tenía más tiempo libre que yo.
—Lamento la demora, terminamos no hace mucho. —le di un beso en la mejilla y ella solo sonrió.
Me senté frente a ella que ya se había adelantado y estaba tomando lo que parecía ser un capuchino.
—Un día muy ocupado me parece. —mencionó a lo que asentí. —¿encontraste tu cadenita dorada?
—No. Tendré que darla por pérdida completamente. —apreté los labios, era de oro la cadena y me había costado casi la mitad de lo que había ganado en tres meses.
—Una pena. ¿Pero si la buscaste? —me dio una mirada un poco de reproche.
—Si, eso hice antes de salir hacia mi trabajo. No está en ningún lado, incluso llame al hermano de Soleil para preguntar, pero lo único que encontró, fue una tira de tu sostén. —en cuanto terminé la oración, Evie casi ahoga con su capuchino y yo me reí.
—No puede ser cierto. —se sonrojo tanto, que me dio la impresión de que sería una manzana.
Me encogí de hombros, todas sabíamos que al hermano de Soleil, le interesaba quizás demasiado Evie, y no había que culparlo, su rostro de linda princesa inocente, engaña a cualquiera y aunque no es una mala chica, o mala influencia (otra cosa que no compartimos) si tiene sus trucos.
Mi café llegó poco después, cosa que agradecí porque lo iba a necesitar, teniendo en cuenta que tenía que volver para ser modelo de prueba.
El descanso no duró tanto como yo lo hubiera querido, así que pronto me encontré caminando de regreso al edificio con una carga bastante alta de cafeína en mi sistema.
Antes de entrar a lo que parecía ser el ser de prueba, me di cuenta de que había por lo menos veinte personas ahí con cámaras y grandes números en sus pechos y espaldas, debían ser los fotógrafos y si, solo fotógrafos, no había ni una sola chica y quizás no porque Ellen no quisiera, sino más bien, la mayoría de pasantes eran varones.
El simple morbo de ver a chicas súper modelo en trajes de baño o ropas menores, al menos así lo veía yo.
—Llegas justo a tiempo Ava, nos esperan en el centro del set. —Alexis me tomo del brazo y caminamos hasta donde Ellen parecía estar contando a los chicos que había allí.
Nos quedamos de pie detrás de ella y esperamos un poco hasta que terminó y finalmente nos miró sonriendo.
—Es bueno que sean cumplidas. —tocó nuestros hombros antes de seguir hablando. —ahora niñas, ustedes solo posaran frente a las cámaras, esta vez reducimos el número de elegidos, así que cada una tendrá diez personas.
Mire alrededor, era cierto, había dos filas a la espera de nosotras.
—Cada una estará en una habitación, tendrán que usar un solo vestido de baño, así que es más fácil. —eso lo agradecí. —ahora, en cuanto a lo importante, tendrán una sesión de treinta minutos por participante, cada que el tiempo se agite, sonara una alarma.
Ambas asentimos con la cabeza, sonaba fácil, pero no lo sería en absoluto.
Para cuando Ellen nos dejó allí, cada una entró a su habitación para estar lista, no pensé en nada en ese momento, solo en la sesión de fotos y claro, en que estaría cinco horas allí metida.
Escuche la puerta y la locura inicio, luces encendidas, chicos temblando, flashes por doquier y uno que otro desastre, quiero pensar yo que por los nervios. Como dijo Ellen, el reloj sonaba cada media hora sin falta y poco a poco, el número de pasantes iba bajando.
Algunos se atrevían a más, no se quedaban solo con las fotos en traje de baño, también eran algo más creativos, con flores, telas e incluso desnudez de alguna forma. Pero otros, era simplemente un desastre andante.
—¡Este es el último! —anunció Joe desde fuera y yo suspire con alivio.
El chico entró, a diferencia de la mayoría, parecía seguro de lo que venía a hacer, y estaba bastante sereno. Espere para saber que pediría y como desarrollaría aquello.
Acomodo luces, cámara, bastante profesional para ser solo un pasante. Observé curiosa hasta poder ver su rostro, lo reconoció luego de detallar sus facciones, era el desconocido con el que me había acostado la noche que fui a ese lugar nuevo.
Yo no sabía si me recordaba, y tampoco le iba a preguntar tal cosa, porque al final, había sido solo una noche de fiesta y ya.
La sesión de fotos inicio, todo estaba marchando normal hasta que decidió cambiar un poco la situación.
—Necesito algo más deslumbrante ahora. —me dijo mientras ponía las manos en su cadera. —quítate la parte de arriba.
No me sorprendió la petición, no es como que no lo hubiera hecho antes, así que lo hice sin pretextos.
Su mirada que antes estaba en la cámara, se posó ahora en mí, iluminada al parecer. Se relamió los labios y pensó unos minutos.
—Haré unas tomas así, luego veré si la de abajo también se marcha. —tomó la cámara y empezó a fotografiar pidiendo movimiento de mi parte, para que fuera fluido todo.
Así lo hice, diferentes poses y movimientos, por supuesto, nunca mostré una desnudez total, eso no estaba permitido para una foto, al menos no en las revistas profesionales públicas.
—Bien, ahora… —dejó la cámara a un lado y me miro de nuevo. —sin nada.
De nuevo eso hice, quedé prácticamente desnuda frente a aquel chico, por segunda vez, solo que ahora era de forma profesional.
Una vez una explosión de flashes sobre mí y luces en diferentes ángulos.
—Espera… —parecía tener una idea.
Dejó todo en su lugar y luego se acercó a mí, al parecer iba a acomodarme de algún modo.
Sus manos tocaron en mi piel y sentí calidez en la piel fría de mis piernas. Las deslizó hacia arriba distraído por un momento, hasta que freno antes de ir más arriba, yo me alerte automáticamente y lo observe, cada vez relamía más sus labios y su respiración se aceleraba.
Subió ahora hasta mi cabello, que acomodo por sobre mi pecho, dejando su cuello a la altura de mis ojos, permitiendo que me diera cuenta, de la cadena que traía puesta.
Fruncí el ceño y la mire más de cerca, era mi cadenita, él la tenía, por supuesto, debió haberse quedado es la habitación donde paso todo.
—¿La reconoces? —la pregunta me hizo levantar la mirada para mirarlo directo a los ojos.
—Si. —respondí enseguida. —es mía, ya la daba por pérdida.
Él sonrió negando para luego bajar solo un poco su rostro hasta que quedó a la altura del mío.
—Es de oro. —mencionó mientras la tocaba con la yema de sus dedos. —perderla muy descuidado de tu parte, Ava.
—Ya lo se. —extendí mi mano frente a él. —ahora regrésamela, si eres tan amable.
Miro la cadena y luego a mí, sonrió de nuevo esta vez un poco de lado.
—No lo creo.
Se levantó, y enseguida hice igual para tratar de quitársela del cuello, no me importaba si se rompía, era mía y la quería de regreso.
Logre jalarla un poco, pero enseguida él me tomo de la muñeca, levante la otra mano, pero ocurrió igual, ambas muñecas las presionó con una sola mano y negó.
—Quien lo encuentra se lo queda. ¿No conoces el dicho? —parecía estarse burlando.
—Si encuentras al dueño, lo regresas.
—Encontré ambos. —subió mis manos y las apretó contra la pared por arriba de mi cabeza. —en ese orden, debería quedarme con ambos.
—Muy gracioso. —solté con ironía. —regrésamela y acaba la sesión.
Ladeo la cabeza, como un cachorro que no sabe de qué le habla su dueño.
—La sesión ya término. —respondió, pero aún quedaban diez minutos. —no te preocupes por eso.
Hubo otro silencio, el frío me recordó que yo no tenía nada de ropa en ese momento y por inercia mire hacia abajo. Él siguió la mirada y con la mano que le quedaba libre, logró quitarse mi cadena.
Sentí el metal fino y frío, empezar a recorrer parte de mi cuerpo, parecía que quería jugar a algo que, para mí, no tenía mucho sentido, y, aun así, el escalofrío que me recorrió me alertó un poco.
—¿La quieres de regreso? —me pregunto al tiempo que pasaba la cadena con su pulgar sobre mis labios.
—No sé a qué juegas, pero si sigues con eso, vas a meterte en problemas. —asegure.
—No lo creo. —él se escuchaba seguro, pero ante eso me permití sonreír.
—Tu amigo no piensa igual, se nota a metros, que se quiere salir. —arrugue la nariz.
Él cambio si expresión y tras mirar hacia abajo y maldecir apretando los dientes, volvió a mirarme.
—Si la quieres de regreso, te veo en el mismo lugar, a la misma hora. —empuño de nuevo mi cadena.
—¿Te crees que soy vidente para volver al pasado y ver la hora? —hice una mueca.
—Nueve de la noche. —me soltó finalmente y guardo aquella cadena en sus bolsillos.
Enseguida la alarma sonó dando a entender que el tiempo se había acabado, tome rápido la única toalla que había en el lugar y me enrolle en ella al tiempo que Joe entraba por la puerta.
—Se acabó el tiempo. Puedes irte muchacho, buena suerte. —Joe se me acercó para recoger el vestido de baño y pasarme otra toalla por si me quería duchar.
Yo mire por última vez a ese desgraciado que ahora tenía algo mío y me reconforte viendo como usaba el estuche de la cámara, para tapar su tremenda erección.
—Ni idea de que le hiciste niña, pero vaya que lo dejaste con mas ganas que opciones. —Joe se burló y yo le lance uno de los cojines del sofá.
Aun así, él tenía razón y al final, quien terminó peor de ese “jueguito” fue ese chico.
•••
"¿Qué esperabas?... Es hombre"
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro