Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

༺𝐑𝐔𝐆𝐈𝐃𝐎༻

El rugido del nuevo Rey se pudo escuchar incluso en la más lejana manada.

Allí, en la zona central del Distrito A, el nuevo Rey Alfa era conocido.

Un hombre que había entrenado toda su vida con la mano dura de su padre quien siempre había querido lo mejor para él, el poder más grande y el respeto de todos, eso buscaba Choi para su único hijo.
El hombre cuyo cabello era negro como la noche y sus ojos, similares a los de un felino te hipnotizaban y sorprendían, teniendo en cuenta la manada a la que pertenecía.

Choi San nació y creció siendo criado para ser un Alfa, un acierto muy grande que se comprobó apenas cumplió los quince años.
Rápidamente fue llamado para formar parte del entrenamiento duro que tomaban todos los Alfas de la manada para, algún día, tener la oportunidad de luchar y, con suerte, ser coronado Rey.

Choi San, a sus veinticinco años, lo logró.

Dentro de aquél palacio recibía en uno de sus bíceps el sello del Rey Alfa, un imponente lobo que quedaría grabado para que todos sepan cuán importante era aquél hombre de rostro neutro y encantadora voz.

Cuando estuvo listo se levantó y se miró en el espejo. Su cuerpo cubierto por aquellas manchas negras que no eran por nada. Todo Alfa en la manada, durante el entrenamiento y toda su vida ha peleado una y otra vez, ha ganado y perdido batallas, ha luchado contra otros y contra sí mismos, y las cicatrices eran remarcadas con tinta negra para que las luzcan con orgullo, para que muestren cuan resistentes eran.

Choi San tenía muchas de esas manchas negras y ahora, para mostrar con orgullo, el sello.

Los Alfas que eran entrenados, cuando el Rey Alfa moría o se encontraba en grave estado, eran llamados a partir de los veinte años de edad en adelante y así los pondrían a luchar hasta que quede un solo ganador que tomaría el mando, en éste caso, Choi San.
Buscaba sentirse orgulloso, buscaba consuelo en sí mismo y en el recuerdo de su padre, se repetía a sí mismo que lo haría bien.

- Choi San, Líder, bienvenido.

Todos aquellos hombres se inclinaron ante él.
Kim Hongjoong, un Alfa Lobo como él quien había sido su compañero y amigo durante todos éstos años, lo había elegido como mano derecha y consejero para su nuevo reinado.

- Debes salir y...ya sabes, Rugir.

Oh, el Rugido.
El temido, esperado, anhelado y quizás angustiante Rugido.

El Rugido era el último paso para declararlo Rey Alfa.

El Rugido había sido la causa de la unión entre todo Rey y reina existente en la manada del distrito A.
Todo Alfa de la manda canina tenía el don del Rugido. Un rugido cuyo sonido atraería a su Omega destinado quien sería su fiel compañero.
Durante siglos y siglos los Reyes Alfa habían rugido y Omegas de todas las manadas, incluso de la propia habían aparecido frente al Rey en cuestión de poco tiempo sin importar cuan lejana esté su manada.

En el caso del Rey anterior, una bella Omega del Distrito D, de la manada de roedores había aparecido al día siguiente del Rugido. En su espalda baja aparecía la marca de su Alfa, un "tatuaje" de la onda sonora del Rugido con el que fue llamada.

San le tenía miedo al rugido. Miedo a que su Omega sea un total y completo desconocido, miedo a que no le guste, miedo a no agradarle, miedo a no hacer las cosas bien con aquella persona. Miedo a enlazarse con alguien por el resto de su vida.

Tenía que salir, hacer un pequeño ritual de revelación y preparación y luego, antes de que todo termine, rugir. Dejar que él y su lobo hagan el Rugido, llamar a su Omega.

- No estoy listo, Hong.

- Por Dios San, hemos estado hablando de ésto durante toda nuestra vida, ¿a qué le tienes tanto miedo?

- No sé cómo explicartelo, ¿sí?, sólo...no creo estar hecho para ésto, se supone que debo amar a esa persona pero no me veo capaz de hacerlo, jamás he estado interesado en el tema del amor y mucho menos enlazarme con alguien, además, quién sabe qué tipo de persona vendrá. Es decir, no es que me importe el género, siquiera lo físico pero...pero no sé qué espero de alguien, solo estoy tan malditamente inseguro, Joong.

- San escúchame, entiendo, ¿está bien?, puedes decidir no hacerlo si no quieres, pero todos saben que se necesita un Omega para tu vida, quien mantenga tu cabeza en tierra firme, quien controle tu carácter fuerte y natural, quien te aconseje con la cabeza empática y sentimental y no con la cabeza fría de un Alfa. San, debes...deberías intentarlo, ¿qué tal si terminas enamorado?, ¿y si éste Rugido solo mejora tu vida?, ¿y si caes a los pies de un o una belleza de Omega?, inténtalo, estaré aquí siempre para ti y lo sabes.

- Bien...lo haré.

- ¡Ese es mi cachorro!.

- Joder, cierra la boca.

•••

Por otro lado, en el Distrito Z de la manada felina, los Omegas de veinte años en adelante, se preparaban para oír el rugido del nuevo Rey Alfa.

Todo Distrito era avisado cuando el Rey de uno de ellos fallecía, pero quien más importaba era el Distrito Z, gobernado y poblado casi en su totalidad por Omegas.
Los Omegas se reunían en una plaza para ser espectadores de la Luna llena y, obviamente, para escuchar al nuevo alfa Rugir.

El Rey del Distrito Z, Jung Wooyoung, era un Omega león que fue coronado Rey luego de haber pasado casi un mes entero en el medio de la nada, sobreviviendo, mientras que la mayoría de Omegas había llegado salvo (y no tan sanos) a los tres o incluso seis meses.
El Rey era elegido por las habilidades de supervivencia, sabiduría y en ocasiones, por belleza. Jung Wooyoung lo tenía todo.

Wooyoung era hijo de una profesora general del Distrito y un escritor, quien en realidad era médico pero cuando decidió jubilarse, escribió e investigó todo lo que pudo, era un amante del saber y un hombre muy curioso, inteligente. Incluso había dejado tras su muerte el reemplazo de un "sabelotodo", usado en su lugar "una mente Jung".

El cabello del Omega era rubio y brillaba bajo el sol al igual que toda su existencia. Sus ojos color miel te seducían y la sonrisa rápidamente aparecía en tu rostro cuando Jung entrecerraba sus ojos para provocarte, persuadirte, convencerte, eso lo había ayudado mucho en sus años como Rey.
Sus labios, magníficos labios pomposos y colorados que te hablaban con delicadeza, como si un susurro pudiera acariciarte y embriagarte.

Jung Wooyoung era la definición de belleza y, por supuesto, una mente Jung. La inteligencia y valentía que en su ser había era tan grande como admirable, cada título y reconocimiento que llevaba su nombre era más que merecido y con ello pudo obtener la confianza y el respeto del Distrito entero, incluso contando con el resto de Distritos.

Wooyoung jamás había pensado en enlazarse con un Alfa.
Tenía la oportunidad y el derecho a enamorarse, a amar a quien quiera y se respetaría su desición y corazón, pero había estado toda su vida entre entrenamientos, libros, clases, prácticas, jamás había tenido la oportunidad o siquiera el interés de conocer a alguien y estaba bien así, pero cuando éstas cosas pasaban, temía.
Llevaba cinco años siendo Rey y había conocido a muchos alfas durante aquello. Por ejemplo, en la reunión de Distritos que se hacía cada año durante la Luna roja había conocido a Jeong Yunho, un Alfa del Distrito D, Choi Jongho, un Alfa del Distrito A, Min Yoongi, un Alfa de su propio Distrito y así varios alfas tanto hombres como mujeres, pero ninguno jamás logró tener su interés.

Era la segunda vez en su vida que se enfrentaba a un llamado Alfa. La primera fue cuando, así como ahora, sonó un Rugido del Distrito A, pero aquél Rugido había llamado a una mujer de quien solo había oído nombrar, jamás llegó a conocerla. El Alfa había enfermado gravemente y ahora sabía que había fallecido, llevándose con él la vida de su Omega.

Tenía miedo, miedo porque el nuevo Rugido podía llamar a cualquiera de ellos. Miedo de que algún Omega de su Distrito se vaya y el nuevo Alfa resulte ser una mierda. Miedo de poner en peligro a su gente. Miedo de que algún amigo cercano sea llamado y tenga que irse, esas cosas podían pasar y él era un poco débil de corazón, el temor estaba ahí.

- Líder, es hora.

Wooyoung se levantó con delicadeza haciendo que las Betas que lo arreglaban detuvieran su labor. Sus ojos habían sido delineados y su ropa lo hacía ver tanto imponente como sexy. Un pantalón de tul en color negro con detalles en dorado y la parte superior que lo cubría era del mismo color. Una blusa entallada a su cuerpo que llegaba hasta algunos dedos por encima del ombligo, con cuello de tortuga y mangas largas de tul que se cerraban en puño en sus muñecas, dándole de alguna manera un detalle que gritaba "realeza".
Adornos negros y dorados decoraban su cabello, lo que indicaba que era el Líder del Distrito. Nadie más que él llevaba esos adornos.

- Hwa...tengo miedo.

- ¿De qué, cariño?, he notado que realmente estás nervioso.

- No lo sé, simplemente no quiero poner en peligro a la manada, ¿y si el nuevo Alfa es una mierda de persona?, ¿y si es un viejo horrible y tengo que atar a algún Omega a él sólo porque así lo dicen?, ¿y si tú, Yeo o Jisung son llamados?, o Beomgyu, él acaba de cumplir los veinte.

- Wooyoung tranquilo, nada de eso pasará y si alguno de nuestros Omegas son llamados entonces es porque así debe ser, es su destinado, Woo, será lo correcto, ¿está bien?, quien se vaya estoy seguro amará y será amado porque así ha funcionado siempre, pueden no caerse bien, claro que puede pasar, pero terminarán por amarse porque el destino así lo quiso.

- Gracias, Hwa, siempre logras calmarme.

- Lo sé, siempre estás con algún tornillo suelto rebotando en tu cabeza, debes relajarte un poco a veces, Jung.

Wooyoung abrazó a su amigo y guardia real. El abrazo duró poco, Yeosang, el caballero que cumplía casi el mismo rol que una Dama Real o Dama de compañía había venido a buscarlo también.

- Wooyoung, alteza, el ritual en el otro Distrito está por empezar.

Y así, los tres Omegas se dirigieron a la plaza en donde todo daría un giro inesperado en algunos instantes.

•••

Choi San había sido vestido con unos pantalones sueltos y algo rotos, aquellos que había usado para pelear por el reinado, pero limpios.
Un abrigo que era más una bata fue puesta en sus brazos y en los mismos había cadenas.
Aquellas personas encargadas del ritual deberían sostenerlo mientras su lobo tomaba levemente el control y el mando. Un lobo que se hace Rey sufría una transformación algo dolorosa y salvaje, además se preparaba para Rugir, para buscar y llamar a su Omega, un lobo desesperado debía ser controlado.

San fue puesto de rodillas frente a todo el Distrito y el ritual comenzó.
Los hombres a su alrededor hablaban en algún idioma que no logró reconocer por estar totalmente ido. Su concentración se instaló rápidamente en el dolor de su pecho que sentía ser rasgado por su propio lobo.

Las palabras dichas eran un llamado directo al lado animal del Alfa que luchaba por salir y tomar el control total, pero San debía controlarlo para mantener su lado humano y estar algo cuerdo, y eso dolía.

A pesar del dolor, San no gritó, solo gruñendo de vez en cuando mientras tenía esa dolorosa lucha interna que al mismo tiempo debía permitir que su lobo salga tan solo un poco para unirse a él en el reinado y, al mismo tiempo, Rugir juntos.

Los hombres ahora no solo hablaban sino que también emitían algún tipo de canto con voces graves. Tambores se unieron al ritual y todos miraron fijamente a Choi, era la hora.

Ruge, Alfa.

Choi San logró liberarse de las cadenas rompiendolas, su cuerpo tomando un tamaño más grande y logró romper la prenda que cubría su espalda, hombros y brazos.
Así, con el torso descubierto y su lobo uniéndose, rugieron.

Se oyó el Rugido del Alfa Rey.

•••

Mientras tanto, en el Distrito Z, los Omegas esperaban el Rugido.

Todos los Omegas vestían de blanco y sus prendas superiores eran cortas para así poder ver la marca en la espalda baja cuando sea hecha.

Se oyó el canto final del ritual y después de eso, el Rugido.

Por obviedad el Omega gritaría de dolor cuando su marca sea hecha, el Rugido sería tallado sin previo aviso.
Pero nadie esperó que el grito que se unió al Rugido iba a salir de la boca de Jung Wooyoung, el Rey.

- ¡Líder!

Hwa y Yeosang se acercaron a Wooyoung rápidamente y lo sostuvieron para evitar que caiga.
Cuando el Rugido se detuvo, los gritos de dolor también.

Y hubo silencio, demasiado silencio.

Uno, dos, cinco, diez minutos y Jung Wooyoung pudo hablar.

- Manada. El Omega fue llamado.

Respiró profundo, cerró los ojos y, al volverlos a abrir, tenía a Yeosang asintiendo, confirmando lo que ya todos sabían.

- Yo, Jung Wooyoung, fui llamado por el Rugido del Rey.

•••

San se desplomó exhausto, algo que ya se sabía que iba a pasar.

Lo levantaron y lo llevaron al palacio para recostarlo, nadie sabía cuándo vendría el Omega llamado, podía ser ya mismo, mañana o máximo en tres días, pero era necesario que el Alfa descanse.

- Dejémoslo y demos por finalizado el ritual.

Hongjoong se encargó de tapar bien el cuerpo de su amigo y luego salió de la habitación.
Se dijeron algunas palabras de cierre y todos volvieron a sus hogares, emocionados por conocer pronto al Omega que gobernaría al lado del Alfa.

•••

- Debemos preparar y comenzar el cortejo, Líder.

- Joder Hwa, es complicado, ¿si?, no puedo dejar a la manada sola, nunca imaginé que ésto podría pasar y yo...yo no sé que hacer.

- Dejaremos a la Reina madre a cargo, ¿sí?, tu madre te ha ayudado a gobernar todos éstos años, estará bien si la dejas, en serio.

Wooyoung sabía que tenía razón, pero estaba asustado, mierda, había sido llamado por un Alfa al que no conocía y ahora tendría que ir para unirse a él, ¿cómo esperaban que reaccione?.

Sin poder hacer nada preparó el cortejo. Hwa y Yeosang irían con él. Algunos y algunas betas los acompañarían para estar al tanto de los servicios del Rey y algunos guardias también, garantizando seguridad.

Esa misma noche, Jung Wooyoung estaba subiendo a una carroza junto a sus dos amigos para ir al Distrito A.

- Espero que sea guapo al menos.

Los tres rieron, dos de ellos con más calma que el otro, quien no dejaba de pensar.

•••

Una noche, el Distrito A quedaba más cerca de lo que a Wooyoung le gustaría y en la tarde ya estaban llegando.

Choi San fue rápidamente avisado y la voz corrió rápido en la manda. Un cortejo se acercaba y se sabía que era el nuevo Omega.

La manada se reunió en la plaza central y el nuevo Rey se preparó para salir. La ropa que usó en su ritual (sin las cadenas, obviamente) y mostrando su abdomen.
Sus hombres se pusieron en dos filas a sus costados para escoltarlo a darle la bienvenida a aquella persona desconocida. San tenía miedo e intentaba no mostrarlo.

Por ley y para evitar confusiones, el Omega llamado debía venir al frente del cortejo con una prenda corta arriba y un pantalón a la cadera para verificar su marca. El Rey, sin importar que sea exactamente el Rey, debía venir detrás del Omega. Es por eso que todos se sorprendieron cuando Jung Wooyoung, el Rey de la manada felina, se acercaba al frente del cortejo con ropas del color de la bandera de la manada canina, en éste caso, azul.

Un blazer azul con pedrería y encaje que llegaba hasta la cintura, cerrado solo con dos botones. Debajo un pantalón de sastre que llegaba hasta su cadera haciendo que desbordara sensualidad al caminar, resaltando su cintura.
En sus pies, unas botitas azules con un tacón muy pequeño que le daban, de alguna manera, un toque femenino.

Los dos guardias del Distrito A que estaban a su lado, anunciaron su llegada.

- Llegando al Distrito A, Jung Wooyoung, Rey Omega de la manada felina, Distrito Z.

Wooyoung paró su paso y Seonghwa alzó la mano para que todos paren de caminar.
A modo de respeto, Wooyoung y la manada hicieron una reverencia, siendo recibidos de igual forma.

- Se pide reverencia para la llegada del Rey, Choi San.

Ésta vez la reverencia de la manada canina fue hecha de rodillas en el piso. La manada felina hizo lo mismo con una sola rodilla y Jung Wooyoung, por ser también un Rey, recibió a Choi con una reverencia solo hecha con el torso, sin mirar al hombre que se acercaba.

Silencio, muchísimo silencio.

- Rey Wooyoung, bienvenido.

Ahora sí, alzó nuevamente su cuerpo y miró al hombre que lo recibía.

Guapo, demasiado.
Joder, ¿ese abdomen era de él?, ¿la espalda de ese hombre era real?, ¿acaso ese...era su Alfa?.

- Me presento, soy Choi San, el nuevo Rey de la manada canina. ¿Qué lo trae por aquí?.

- Fui... - Wooyoung se recordó mentalmente que era un Rey y que no debería estar tartamudeando. - Fui llamado por su Rugido, Alteza. - Luego de decir eso, giró en su lugar para mostrar su marca, aquellas ondas sonoras que brillaban orgullosamente siendo muy reciente. Woo volvió a girar y miró a Choi. - Soy el Omega que recibió su llamado.

Santa mierda.

•••

Wooyoung y su manada habían sido recibidos con mucho respeto y gentileza, dándoles habitaciones cómodas en el palacio dejándole una propia al Rey y las demás compartidas.
Se les dijo que se acomodaran y descansaran para la cena que se realizaría en la noche, una cena a la que los Reyes no asistirían.

Otra tradición que debían seguir. Cenar juntos para conocerse y, si la atracción era demasiada, formar un lazo en una habitación preparada especialmente para eso, pero tanto San como Wooyoung dudaban que eso llegara a pasar.

Choi usó el descanso de la manada invitada para volver a su habitación y tener una pequeña crisis que era presenciada por Hongjoong, quien lo miraba con una ceja alzada.

- Joder Hong, es mi Omega, ¿entiendes?, claro, me parecía raro que de la absoluta nada llegara el Rey del Distrito Z a visitarme para tomar el té, ¡pero claro!, mierda, acudió a mi llamado, ¿entiendes eso Hongjoong?, mi rugido llamó a un Rey, ¡un maldito Rey que sólo he visto de lejos como tres o cuatro veces en mi vida!, cuando las manadas se reunían en la Luna roja lo que menos miraba era a las personas, mucho menos algún o alguna Omega, pero ahora, ¡ahora mi Omega es un Rey!.

- San.

- Un Rey, el Rey Omega, un felino. Mi Omega es el Rey del otro distrito.

- San.

- Además, ¿cómo podré cenar frente a él?, desde el Rugido que vengo pensando en eso, cenar junto a mi Omega se supone que debe ser tranquilo, darme paz, conocerlo. Carajo Hongjoong si tan solo supieras que lo que más quiero es conocerlo, ¿haz visto su cadera?, y esa cintura, sus ojos Kim, sus ojos.

- San.

- Es una auténtica belleza, jamás había mirado demás a nadie, debe ser el lobo, ¿verdad?, ahora está más despierto que nunca y le encantó ese Omega. Es tan sexy y...

- ¡San!

- ¡¿Qué?!

- Sólo cállate un segundo, ¿puedes? - El alfa lloriqueó tal cual niño hacia su amigo. - Desde que entramos en la habitación haz estado caminando en círculos mientras balbuceas incoherencias y a medida que pasa el tiempo solo haz entrado en más crisis, y no es por nada pero esas últimas cosas que he escuchado pueden fácilmente darte una erección.

- ¡Hong!

- ¿Qué?, es verdad, comenzaste a hablar del cuerpo y labios del Omega, si eso no es altamente sospechoso y dudoso entonces no se que es.

- Es una belleza Hongjoong, jamás había mirado al Rey Wooyoung antes, siempre que estábamos en el mismo lugar yo solo me concentraba en estar contigo, beber, admirar la luna, además los Reyes siempre están más aislados de lo social por seguridad. ¿Cómo es que esa belleza es mi Omega?, ¿cómo es que ese Rey tiene mi marca?, es tan...espléndido.

- Bueno, al menos te gustó.

- No estás ayudando.

- Bien, podríamos dejar de perder el tiempo y buscar seducir a ese Omega, ¿no?, veamos qué te vas a poner para la cena.

•••

En una habitación más lejana, casi en la misma situación estaba Jung Wooyoung.

Seonghwa y Yeosang simplemente lo miraban sentados en la cama mientras comían algunos de los dulces que habían sido llevados como bienvenida para el Rey.

- Creo que ha mencionado el abdomen de ese alfa como diez veces.

- Y yo creo que como veinte, ¿pero cuántas veces nombró su espalda?

- Perdí la cuenta cuando lo dijo ya como veinte veces.

Sin embargo no paraba.

- ¿Cómo voy a cenar con ese Alfa mirándome y hablándome?, si es que logra hablarme y yo no lo beso antes, joder es que mis métodos de seducción no los usaría con intenciones comerciales ni políticas si se trata de él, ¿entienden?, quiero que simplemente me agarre y...

- ¡Wooyoung, te estás yendo!

- Lo siento, tienes razón, es que es tan guapo, ¿cómo es que ese alfa es mío?, ¿ese alfa rugió por mí?, ¿realmente estoy aquí para él?

- Wooyoung creo que podemos desviarnos un poco de "lo bueno que está" y, uno, pensar en qué usarás para la cena, dos, pensar en qué pasará con las dos manadas si ustedes se unen y tres, en conseguir preservativos.

- ¡Hwa!

- ¿Qué?, mejor prevenir que lamentar.

- Sería lindo tener cachorros, ningún otro Rey Alfa u Omega ha tenido hijos durante muchos años, pero si los tenemos, ¿se imaginan?, pequeños cachorros príncipes que en algún momento podrán heredar todo y...

- Te estás yendo otra vez, ya estás hablando de cachorros Jung, regresa.

- Si...será mejor que empecemos a ver qué me pondré, quiero seducir a ese Alfa, definitivamente.

- A tus órdenes, líder.

Yeosang se quedó ayudando a Wooyoung mientras que Seonghwa hacia una pequeña patrulla por las habitaciones del resto de la manada para asegurarse de que todo andaba bien.

•••

La hora había llegado.

Tanto el Omega como el Alfa se encontraban nerviosos, jamás imaginaron que se sentirían así en una situación que ya venían esperando, pero ninguno estaba listo para lo que verían. Se habían atraído, quizás más de lo que quisieran, sabían que al momento de mirarse y hablar no sabrían cómo actuar, y era desesperante.

Wooyoung caminaba a la sala real acompañado de Seonghwa, Yeosang y dos guardias de la manda canina.
Vestía de pantalón sastre blanco y una camisa de seda del mismo color que tenía un corte en V en el pecho hasta casi el ombligo que no dejaba mucho a la imaginación. Además, tenía un lazo que envolvía su cuello delicadamente.
Su maquillaje nuevamente tenía delineador, un poco de rubor y apenas un bálsamo labial que resaltaba el rosa natural que en ellos tenía. Su cabello era decorado con una joya dorada con ligeros detalles azules, haciéndole honor a la bandera de la manada de su Alfa.

San, mientras tanto, lo esperaba sentado en la mesa en la que cenarían, a su lado tenía a Hongjoong.
Su ropa también era una camisa blanca desabrochada, dejando al descubierto su pecho más no su abdomen. Su pantalón era sastre blanco y tenía un cinturón del mismo color que resaltaba un poco su figura.
En su cabeza, por primera vez portaba la corona de Rey que debería portar de ahora en más, dorada con detalles azules también.

- Controla a tu lobo San, ¿oíste?, cuando conozcas al animal Omega probablemente saldrán sus aromas, debes controlarte.

- Si Hongjoong, no soy un animal.

- Es literalmente lo que somos por dentro San.

Dejaron de hablar y se pusieron de pié cuando las puertas de la sala real fueron abiertas de par en par, dejando entrar a uno de los oficiales quien se acercó e hizo una reverencia.

- Líder, con usted, el Rey Omega del Distrito Z, Jung Wooyoung, su Omega. Lo acompaña su caballero de compañía, Kang Yeosang y el general Park Seonghwa.

Los tres anunciados entraron con la elegancia y la delicadeza digna de un Omega.
Wooyoung iba al frente, Yeosang un poco más atrás, de su lado derecho y Seonghwa atrás de los dos.
Al pararse frente a los dos alfas, hicieron una reverencia, siendo devuelta por ambos.

- Bienvenido, Rey Wooyoung - San intentó fingir que no estaba muriendo por dentro al ver la belleza que el Omega portaba - ¿Le parece bien si comenzamos con la cena?, su caballero y su general pueden esperar y hacer guardia afuera, mi consejero real les hará compañía.

- Me parece bien.

Hongjoong, Seonghwa y Yeosang hicieron una reverencia a ambos reyes y se retiraron. Debían entrar pasada una hora y media para preguntar (nuevamente, por ley) si la velada seguiría o acabaría ahí. Si la respuesta era sí, ya se daba casi por sentado que habían conectado. Si la respuesta era no, se sabía que el lazo sería difícil de formarse.

Cuando los tres hombres se retiraron junto al guardia que los había anunciado, San miró al Omega.
Sin decir palabra alguna, corrió levemente la silla del rubio, haciendo una reverencia ligera con uno de sus brazos detrás de su espalda y el otro en el abdomen, invitándolo a sentarse.
Wooyoung, con un ligero sonrojo y una reverencia con la cabeza, se sentó en la silla que San le ofrecía.

- Gracias, majes...

- San, sólo llámame San por favor.

- ...Gracias, San.

El Alfa le regaló una pequeña y dulce sonrisa de hoyuelos y se sentó.

Se les fue servida la cena y ambos comieron, al principio, en silencio, sin embargo no se les hacía incómodo pero sí querían poder sacar conversación con el otro.

Su primera conversación trató sobre asuntos de reinado. Wooyoung ya llevaba cinco años haciéndolo, convirtiéndose en Rey con tan solo veinte añitos, mientras que San sólo llevaba un par de días y le interesaba mucho el cómo era gobernar, teniendo en cuenta también la forma de gobierno de cada manada, después de todo, deberían hacerlo juntos dentro de poco.

Su segunda conversación se desvió a las costumbres de sus manadas, los intereses generales, su gente.
La conversación se volvió más personal y hablaron sobre sus familias y amigos.

- Mi padre falleció hace ya un tiempo, era médico y escritor, sabía muchísimo más de lo que su cabeza podía guardar. De hecho es recordado por su inteligencia.

- He oído un poco sobre el tema, ¿de eso se trata tener "una mente Jung"?, he conocido a algunas personas de la manada que han implementado esa frase a sus alrededores.

- Definitivamente, sí, es asombroso pero te presiona un poco, de alguna manera siempre tuve miedo de no llegar a ser como él, no tener una mente Jung, creo que lo he estado haciendo bien pero aún no sé ni un cuarto de todo lo que él sabía, era...era brillante.

- ¿Y tu madre?

- Mamá es profesora pero también tiene mucho conocimiento en política y economía, por eso confío en ella como reina madre y puedo dejarla fácilmente a cargo cuando tengo asuntos que atender fuera, como es el caso justo ahora.

- Tanto su familia como usted son brillantes, inteligentes y me imagino que bellos, ¿me equivoco?

- ¿Está coqueteando conmigo, majestad?

- Puede que lo esté haciendo, majestad.

Ambos se regalaron una sonrisa sin rastro de timidez, sabiendo y diciéndose en silencio lo mucho que se habían atraído mutuamente.

- ¿Qué tal su familia, San?

- Por favor, sin formalidades, ¿me permite hacer lo mismo?

- Claro, San.

- Bien, uhm...mi madre falleció en mi parto, era una Omega algo débil y enfermaba fácil, por eso casi nadie se sorprendió cuando el esfuerzo la venció. De alguna manera mi padre tuvo miedo de perderme también demasiado pronto así que me entrenó para ser un Alfa fuerte, fue algo estricto sí pero sé que me amaba, estaría orgulloso de verme hoy como Rey, así que no puedo culparlo por todo lo que me enseñó y me dió, yo lo amaba.

- Lo siento mucho, San.

- Oh no, no lo sientas, tampoco es que hayas podido hacer algo o que haya algo que lamentar. La vida me dejó disfrutar lo suficiente de mi padre, murió por la edad, fui un hijo de la casi vejez de mis padres, ellos ya eran muy mayores cuando apenas y pudieron tenerme.

- Me alegra que hayas podido disfrutar de él, estoy seguro de que te amó mucho.

- Y yo lo amé a él.

Siguieron hablando. Hablaron incluso de cosas pequeñas como sus colores favoritos, comidas o qué les gustaba hacer, les estaba gustando conocerse y se notaba que había una gran conexión.

- ¿Se me permite preguntar qué animal es su Alfa?

- Oh, es un lobo. De hecho los lobos son como la especie Rey de la manada, jamás ha habido un Rey de otra especie hasta ahora.

- Eso es...uhm, ¿es por eso que su sello es un lobo, no?, debí haberlo imaginado, que tonto.

- No digas eso bonito, está bien. ¿Puedo preguntar qué especie es tu Omega?

- Un león, al principio todos creían que sería una especie felina con rango más bajo pero no fue así, soy un león como mi padre, es creo que el felino más inteligente, o al menos eso dicen.

Su conversación fue interrumpida por unos siervos quienes levantaron su mesa al ver que habían terminado de comer y les sirvieron el postre.
Ambos se sorprendieron cuando notaron que habían estado hablando por muchísimo tiempo y se miraron entre sí para comprobar si el otro estaba pensando exactamente lo mismo.

- El tiempo definitivamente pasó volando.

- Y yo definitivamente quiero seguir con ésta noche, Wooyoung.

El Omega sonrió intentando ocultar el nerviosismo que le causaba la mirada de aquél alfa, esa mirada irónicamente felina y la belleza inigualable que tenía.

- ¿Seguimos hablando de cenar juntos, cierto?

- Depende de qué se te antoje comer.

Le estaba coqueteando y Jung lo notó, lo notó y no le prohibiría hacerlo cuando definitivamente quería disfrutar de aquél hombre que dentro de poco, incluso podría decirse que muy pronto, sería suyo.

- ¿Debería tener la sutileza de un Rey Omega en mi respuesta?

- Puedes mantenerla hasta que terminemos con la cena.

Siguieron comiendo y hablando, ésta vez coqueteando con más descaro, lo que permitió que por primera vez, su Alfa y su Omega desprendan el olor que solo podría sentirse cuando una pareja destinada se aceptaba mutuamente.
San olía a chocolate amargo mientras que Wooyoung olía a Vainilla, una dulce combinación.

Cuando el tiempo designado pasó, Hongjoong, Seonghwa y Yeosang entraron a la sala real, haciendo reverencia.

- Majestades. Siguiendo con las reglas y leyes de la luna, mencionamos la Ley que le permite a cualquiera de ustedes, o a ambos, negarse a seguir con la velada. En caso de ambos aceptar, se les otorgará una habitación preparada especialmente para la noche de su unión. - Hongjoong recitaba aquellas palabras leyendo un pergamino. Hwa y Yeosang se mantenían atentos a cualquier petición o necesidad de su Rey y amigo. -

- Majestades, Rey Alfa Choi San, ¿acepta continuar con la velada y la responsabilidad de reclamar al Omega como suyo?

Ambos se miraron.
Sus ojos ya desbordaban deseo y sus olores se mezclaban inundando el lugar.

Se deseaban.

- Acepto.

- Rey Omega Jung Wooyoung, ¿acepta continuar con la velada y la responsabilidad de reclamar al Alfa como suyo, además de dejarse reclamar como su Omega?

- Acepto.

Los dos tuvieron que firmar el pergamino y algunos más, dando por finalizada la unión formal. En ellos quedaría hacer una fiesta más grande si así lo deseaban.

Los tres amigos de la nueva pareja hicieron una reverencia con una de sus rodillas en el suelo, reclamando como sus reyes a ambos.

- Rey San, estamos a su disposición. - Seonghwa y Yeosang proclamaron como otro de sus Reyes a San luego de recibir un asentimiento de Wooyoung. -

- Rey Wooyoung, estoy a su disposición - Ésta vez fue Hongjoong el que habló, recibiendo el consentimiento de San para decir aquellas palabras. - Ahora, los escoltamos a la habitación que se les fue preparada.

- Hongjoong, espera.

- ¿Sí, majestad?

- Llévanos a mis aposentos, por favor.

Kim ocultó su sorpresa y en cambio solamente asintió, caminando junto a ellos cuatro y dos guardias más que siempre acompañaban al Rey.

- Disfruten la noche, majestades.

- Buenas noches, gracias. - Wooyoung realizó una reverencia delicada y llena de gracia, siendo casi completamente controlado por su Omega quien quería salir y disfrutar del Alfa. -

- Buenas noches.

Ambos reyes ingresaron a los aposentos del mayor y se miraron tras cerrar las puertas, deseando poder unirse de una vez por todas.

- Es una linda habitación, San.

- Me alegra que te guste. - El Alfa comenzó a acercarse a Woo a paso lento, por primera vez llegando a una distancia muy escasa de sus cuerpos. - ¿Se me permite acercarme más?

- Por favor.

San rodeó la cintura de Wooyoung con ambos brazos y se miraron a los ojos, que mostraban su lucha interna por no dejar salir por completo al Omega.

- Hey, omega bonito, leoncito, tranquilo ¿si?, necesito que ambos estén presentes para hacer ésto, ¿podrías?, quiero tenerlos a los dos.

- ¿Vas a estar solo tú?

- Mi lobo también, ¿quieres dejar que se conozcan primero?

- Eso...eso sería bueno, sí, por favor.

Ambos dejaron salir a su animal. Un lobo y un león se miraban fijamente analizándose.
Al principio, como ambos esperaban, fue algo incómodo y de alguna manera desafiante por la naturaleza que tenían, siendo los caninos y los felinos casi enemigos, por muy tonto que suene.
Cuando se acostumbraron al otro, se olfatearon y jugaron un rato, conociéndose y tomando confianza, terminando por recostarse casi enredados en la alfombra de la habitación.

El lobo se levantó solamente para tomar una manta y posarla sobre el cuerpo del león. Luego yendo hacia el baño con su ropa y volviendo tan sólo con el pantalón puesto.

Wooyoung volvió a su forma humana agradeciendo estar tapado por esa manta y, también, que San no esté totalmente vestido.

- ¿Quieres vestirte?

- Uhm...no, así estoy bien, de todas formas iba a terminar igual en unos instantes.

El Alfa sonrió y se acercó a Jung quien se había levantado envolviendo la manta en su cuerpo, cubriendo de la cadera hacia abajo realizando un nudo, dándole forma de una falda larga que dejaba al descubierto una de sus piernas.

- Alfa...

Tanto el Omega como el humano tenían el control, dándole a su voz un tono tanto dulce como coqueto y demandante tal cual Rey.

- ¿Sí, mi Omega?

Lo mismo pasaba con el Alfa, quien tenía su voz más fuerte, grave, pero con un toque más sexy para seducir al Omega.

- ¿Puedo bailarte?

Era muy bien sabido que los Omegas de todas las manadas aprendían un estilo de danza diferente pero con el mismo propósito, seducir, y San no perdería la oportunidad de conocer la danza felina de su propio Omega.

- Me encantaría.

Wooyoung sentó a San en la cama y se alejó un poco, comenzando a bailar.
La música la tarareaba.
Sus movimientos eran delicados, sensuales. Su cadera marcaba cada paso, sus manos se movían con delicadeza al igual que sus brazos mientras que los movimientos de cadera eran más exagerados y fuertes.

Sus manos hacían ligeras olas frente a su rostro, llamando la atención hacia sus ojos entrecerrados, hacia aquella mirada seductora.
De a poco y aún bailando fue girando. Cuando ya estuvo de espaldas, movió su cadera de un lado hacia el otro mientras sus brazos se elevaban lentamente.

San miró aquella marca de su Rugido en la espalda baja del Omega, estaba tan complacido de ser él quien tenga el privilegio de ver a esa obra de arte bailandole.

Wooyoung, sin aviso alguno, deshizo el nudo de la sábana y la abrió, cubriéndose aún de la vista de San pero estando totalmente al desnudo si lo mirabas de frente.

- ¿Vas a quedarte ahí sentado, Alfa?

San se levantó decidido y avanzó a paso lento al hombre que aún se movía ligero sin detener su baile.
Cuando ya estuvo a sus espaldas, acercó la nariz a su cuello y rozó la misma, para luego morder levemente provocando un jadeo del menor.

- Me encantó ese baile tuyo, Omega, pero lamento informarte que voy a detenerte o voy a volverme loco.

⚠️+18⚠️

San al fin tomó la sábana y la tiró por ahí, tardando menos de un segundo en tomar la cadera del Omega y atacar su cuello con besos, lamidas y mordidas que probablemente dejarían marcas.

Wooyoung llevó su mano izquierda a la nuca de San e hizo su cabeza hacia atrás, apoyándola en el hombro derecho del Alfa y continuó moviendo su cadera por un rato más, sintiendo ésta vez como el hombre detrás suyo se le apoyaba con una notable erección.

Choi, sin querer esperar más aún, giró el cuerpo de Wooyoung y lo cargó, dejándolo con cuidado en la cama y poniéndose sobre él, entre sus piernas.

Siguió con los juegos en su cuello y bajó por el pecho, llegando a sus pezones los cuales atendió de la misma manera, besando, mordiendo y chupando. Woo agarraba su cabeza para que no deje de atenderlo y rodeó la cadera del Alfa con sus piernas.
Lo atrajo hacia él y sus entrepiernas se frotaron, quitándole gemidos a San y aumentando el sonido de los de Woo.

El lubricante natural de Wooyoung comenzó a chorrear un poco mojando las sábanas debajo suyo y un poco el pantalón de Choi, pero poco le importó y sólo decidió quitárselo, dejando en evidencia que no se había puesto la ropa interior en el baño.

- Alfa, por favor rápido, te necesito.

San estaba desesperado pero no le haría caso tan rápido, quería disfrutar del cuerpo de su Omega.
Bajó los besos y se concentró unos minutos en el abdomen, luego en la pelvis, incluso en las piernas que ya se habían mojado un poco, dándole de probar el dulce sabor del chico bajo suyo.

- Sabes bien, dulzura.

- ¿Vas a probarme?

- ¿Eso quieres lindo?, ¿quieres que pruebe directamente de ti?

Como respuesta recibió un asentimiento y no tardó en dejar una lamida justo en la entrada del Omega.

- ¡Oh mierda! - Y por supuesto que le quitó un gemido fuerte. - Por favor sigue, Dios.

Wooyoung se volteó sosteniéndose con sus piernas y antebrazos, alzando su culo para facilitarle el trabajo a San.
El Alfa no quiso controlarse un segundo más.

Con sus manos separó ambas nalgas y pasó nuevamente la lengua, metiéndola y jugando con ella, ésta vez dentro.
El Omega a éste punto ya gemía casi a gritos pidiendo más, abría más las piernas y se aferraba a las sábanas, pero cuando eso no fue suficiente tomó una almohada y la apretó, mordiéndola también.

San siguió un buen rato con la lengua y después metió directamente dos de sus dedos, sacándole un grito ahogado de placer a Woo.

Embistió un buen rato intercalando entre dedos y la lengua, mientras tanto se masturbaba con la otra mano sacando con rapidez un líquido preseminal.

- Te quiero dentro San, vamos, quiero venirme contigo dentro.

- ¿Con o sin condón?

- ...Con, aún no quiero cachorros, quiero disfrutar de ésto un tiempo más.

Ambos no pudieron evitar reír un poco y por supuesto, estar de acuerdo.
San tomó un condón de su cajón (que ya tenía preparados, no iba a mentir) y se lo puso, volteando a Wooyoung para hacerlo, quería ver su cara de placer.

Lo metió lentamente sin dificultad alguna gracias al lubricante y el juego previo, ambos soltando un jadeo.

- ¿Puedo moverme?

- Sí, mierda, sólo hazlo.

A Wooyoung no le dió tiempo de reírse de la cara de San al darle una orden porque el Alfa ya lo estaba embistiendo con demasiada rapidez. Nunca había imaginado que alguien podía follar con esa velocidad y, al cabo de unos minutos, con esa fuerza.
Tampoco imaginó que le gustaría ser follado con tanta rudeza, dejando a su felino salir un poco mientras chillaba de placer y rasguñaba la espalda de su Alfa.

San tomó las piernas de Wooyoung por debajo de las rodillas e hizo que las pegue a su torso, dándole con mucha más fuerza e inundando la habitación con el sonido de sus cuerpos húmedos chocando, los gritos, gemidos y maldiciones de Wooyoung y sus propios gemidos.

- Ya casi, ya casi, ¡no pares!, ya casi Alfa~ - Wooyoung hablaba casi balbuceando, San incluso había notado que el Omega estaba babeando. Sus ojos rodaban hacia atrás y su lengua se asomaba un poco, dándole la imagen más sexy que haya visto en su vida. Definitivamente no podría detenerse si Wooyoung le regalaba ese gesto cada que lo folle. - Más fuerte, ¡ya casi!, más duro, vamos, no pares.

San aprovechó el estar cerca y se acercó al cuello de Woo. Primero lo miró para comprobar el consentimiento y, una vez que lo tuvo, mordió, marcándolo oficialmente.

Y así, con balbuceos, gemidos y gritos, Wooyoung se vino con fuerza entre los torsos de ambos, su orgasmo de todas formas se alargó hasta que San también llegó en el condón, gimiendo grave y con un suspiro de satisfacción.

No se separaron hasta que el conocido nudo se deshizo y San pudo recostarse a un lado del chico.

⚠️Fin de la escena +18⚠️

- No quería parar, Dios, eso se sintió genial.

- Podemos hacerlo cuantas veces quieras, lindo.

Wooyoung se apoyó en el pecho del Alfa y lo miró con una sonrisa.

- Definitivamente me tocó un Alfa genial.

Los dos rieron y se besaron, ésta vez y por primera vez de hecho, con más calma y demostrando su atracción por el otro.

- Y a mí me tocó el más sexy, inteligente y hermoso Omega, eres increíble.

•••

Pasaron tres meses desde aquella noche.

Al siguiente día Wooyoung debía marchar con su cortejo devuelta a su Distrito y San lo acompañó para, ésta vez, ser él el que se presente en la manada con todo el respeto que se merecían.
Ambas manadas aceptaron al Rey nuevo.

San conoció a su suegra y se habían llevado más que bien, Choi había cambiado un poco esa actitud un poco brusca que tenía de ser, siendo mejor antes que nunca, eso le facilitó gobernar con más empatía pero sin dejar la firmeza que se necesitaba.

Durante esos tres meses Wooyoung y San habían mantenido algo así como una relación a distancia, ya que la unión de ambos Distritos no era tan fácil como parecía y todo llevaba una larga y cuidadosa preparación.

Al cabo de tres meses, decidieron que ambos Distritos se unirían en uno solo formando el Distrito ATEEZ, con su nueva bandera y escudos en color violeta y dorado.
La manada canina se mudaría al distrito Z que era más grande y ahí reinarian ambos.

Esa soleada tarde, después de haber recibido a la manada canina en el Distrito el día anterior, se presentarían ante amban manadas para unirlas formalmente y para hacer su unión pública.

Cuando todos estuvieron reunidos en la plaza central, Wooyoung y San llegaron siendo escoltados por cuatro guardias y sus fieles acompañantes, Kim, Park y Kang.

Hicieron una reverencia hacia todos y San inició con el discurso.

- Distrito A y Z, estoy complacido y agradecido por haber venido a ésta tierra para gobernar junto a mi Omega. Les agradecemos el buen recibimiento que nos dieron y con toda mi lealtad y respeto hacia ustedes, espero poder ser un buen Rey para ambas manadas.

- Distrito A y Z, a partir de hoy y esperemos que para siempre, buscamos convivir en armonía. Hoy unimos nuestras manadas. Hoy y esperemos que para siempre, seremos una manada mixta del Distrito ATEEZ. Espero con toda mi lealtad y respeto poder gobernar de forma correcta para todos junto a mi compañero, Choi San.

Ambos intercambiaron un anillo y Hongjoong se encargó de ponerles sus nuevas coronas, siendo doradas y moradas ésta vez.

- Y con ustedes, la nueva bandera y escudo.

Seonghwa izó la bandera nueva que emanaba elegancia por donde la mires y, sobre las puertas del palacio, se destapó el nuevo escudo que era más imponente que el anterior.

El pueblo aplaudió e hizo reverencia a sus nuevos reyes, San, el Rey Alfa y Wooyoung, el Rey Omega.

Los reyes del Distrito ATEEZ.

Porque la unión de dos manadas y pueblos. Porque la unión de dos personas fue posible con un Rugido.

•••

- Dios te extrañé, te extrañé, te extrañé.

Wooyoung se había colgado del cuello de San en cuanto tuvo la oportunidad y privacidad, haciendo a Choi reír mientras lo agarraba del trasero evitando que caiga.

- Sí cariño también te extrañé pero me vas a extrañar más si me muero por falta de aire, me estás ahorcando.

Wooyoung aflojó su agarre y miró a su novio, su Alfa con una sonrisa.

- Al fin podremos vivir juntos, ¿cierto?

Vivirían juntos en el palacio pero cada uno tendría su habitación, a pesar de que sabían que dormirían juntos la mayoría de las veces, apenas llevaban tres meses y querían formar una relación igual a la de los demás, con tiempo.

- Claro que si precioso.

No tardaron un segundo más en besarse y, como cada vez que se veían últimamente, tampoco tardaron en hacer el amor.

La habitación de Wooyoung pronto estuvo inundada de sonidos de placer, olor a sexo (abrirían las ventanas luego) y sus aromas juntos, chocolate amargo y vainilla.

- Tengo definitivamente al mejor alfa de la manada. ¿Cómo es posible que seas tan guapo, tan buena persona y más encima seas tan bueno en la cama?, ¿acaso eres la persona perfecta?.

- No lo soy porque la persona perfecta es la belleza de Omega que tengo a mi lado.

Volvieron a besarse, sonreírse, a reír, a jugar en la cama e incluso dejaron jugar a su lobo y su leoncito.

Dejaron que salga a la luz el amor que nació de un Rugido.

El Rugido del Alfa Rey.

FIN.

•••

7724 palabras.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro