Capítulo once.
열한
Taehyung mordía sus labiecitos con nervios, miró el reloj que colgaba en la pared por sexta vez en los diez minutos que apenas llevaban de clase. Le preocupaba el hecho de que su noviecito aún no se presentara a clases ni respondiera sus mensajes desde ayer en la noche, el portón de la universidad probablemente ya estaba cerrado ahora y no podía evitar sentirse angustiado. Jeongguk nunca llega tarde, él es el primero en estar sentado en la butaca cuando llega así que el hecho de que no llegara era muy raro.
Miró la puerta de nuevo en espera de que llegara, aún estaba esperanzado de verlo llegar con bien.
—Taehyung-ah, ¿está todo en orden? ¿Te duele algo?—Cuestionó Jimin observándole con curiosidad, dejó su apuntes a un lado para asegurarse de que su compañero se sintiera bien. —No has hecho tus apuntes ni tus márgenes bonitos hoy.
—Me preocupa Ggukie, no ha respondido mis mensajes desde ayer y tampoco ha llegado. —Respondió tomando uno de sus crayones para hacer garabatos alrededor de su hoja, soltó algo parecido a un quejido cuando el grito exagerado de Jimin resonó por el salón. —¿Por qué gritas, bobito? Te sacarán del salón.
El chico de cabello grisáceo asintió dándole la razón y le hizo una pequeña reverencia al profesor para disculparse.
—Yah, es que quería agregarle un grito dramático.
—No es gracioso, idiota. —La voz molesta de Min Yoongi lo interrumpió, Jimin mordisqueó la punta de su lápiz mientras asentía torpemente a las palabras del contrario. —Mi hermanito está contándote algo, no es un chiste.
—¡S-Sí! Lo sé, me lo estoy tomando en serio, sólo quería animarlo un poquito. —Se disculpó nuevamente el grisáceo con las mejillas coloridas, imaginaba miles de escenarios donde estaba con Yoongi pero en ninguno de esos era reprendido.
Nuevo logro, hacer que tu crush te regañe.
Por dios, que vergüenza.
—¿No ha llegado Namjoon tampoco, verdad?
—No, Yoonie. —Murmuró el castañito observando el dibujito en su libreta, eran dos palitos tomados de las manos con la descripción: Ggukie, vuelve a casa. —Estoy muy preocupado, ¿y si algo no está bien? Mi noviecito nunca llega tarde y si lo hace, él me avisa para apartarle su lugar. ¿Ya viste? Bright le ganó el asiento.
Yoongi observó el puchero de su hermano, no no, eso no lo iba a permitir.
—Oye, tú.
—¿Me hablas a mí?—Preguntó Bright señalándose a si mismo con torpeza, el rubio asintió parándose en frente de su butaca. —¿Qué sucede?
—Estás en el asiento del idiota.
—¿Yo?—Cuestionó Jimin dejando de escribir nuevamente, maldecía la vida llamada hacer tareas en el salón porque se quedaba dormido.
—Tú no, estoy hablando del idiota Jeongguk. —Le dijo irritado, Jimin asintió para volver a prestarle atención a sus apuntes. Mientras tanto, Taehyung le decía a su hermano mayor que fuera a sentarse pero este hacia caso omiso.
—Pero Jeon no está aquí. —Se atrevió a soltar Bright, casi sonando como un pequeño murmullo.
—¿Y? Ahí esta la marca de su trasero, ahora vete.
Jimin no pudo evitar soltar una carcajada al oírlo, en verdad que Yoongi tenía un carácter envidiable, era demasiado directo.
—¡Yoonie! Llegó Namjoon pero no viene acompañado de mi Ggukie. —Expresó Taehyung más angustiado que nunca, espero a que el mayor se sentara en su butaca y después se puso de pie para preguntarle.
Mientras tanto, Yoongi le dijo a Jimin que cuidara el asiento de su cuñado en cuanto Bright lo abandonó con pesadez.
—Namjoon hyung, uh, ¿puedo preguntarle algo?
El moreno sacó sus materiales para la clase y asintió mirándolo, Taehyung jugó con sus deditos nervioso antes de decidirse a hablar.
—¿Le pasó algo a Jeongguk hyung? Es que no responde mis mensajitos desde ayer y hoy no vino, ¿se enfermó?—Cuestionó sin parar de soltar un montón de palabras e imaginar distintos escenarios por los cuales no vino su bonito novio.
La mirada de Namjoon le hizo angustiarse aún más, algo pasaba y no le gustaba para nada.
—Él no se siente bien para venir, se ha quedado en casa y no ha querido hablar con nadie desde ayer. —Soltó Namjoon finalmente, su expresión era muy triste pero aún así no quitaba su sonrisa a medias. —Lo único que me dijo es que me asegurara de que comieras bien.
—¿Por qué está así?—Volvió a cuestionar esta vez de manera bajita, tanto que el contrario apenas y pudo escucharlo.
—Hoy se cumplen tres años desde que falleció nuestro padre, aún le afecta demasiado la fecha y prefiere abordar sus sentimientos aislado.
Taehyung alzó su mirada para observar al mayor que también estaba triste por contar algo así, un poco más y en serio iba a llorar ahí mismo.
La idea de imaginarse a su Ggukie triste y sin ánimos era muy feo para él, las ganas de abrazarlo y mimar su cabellito para que se sintiera mejor eran muchas.
Realmente deseaba estar ahí.
—En verdad lo siento mucho, hyung.
—Gracias, Taehyung-ah. —Murmuró el contrario regalándole una sincera sonrisa, Namjoon estaba muy triste pero aún así era fuerte. —Te veo en el almuerzo, mi hermano me dió dinero para comprarte alimentos.
El castaño asintió con una mueca antes de volver a su butaca y hundir su cabecita en los cuadernos.
Iba a ser un día muy feo si no estaba Ggukie.
열한
—Hey, ya quita esa carita de cachorro mojado, ¿por qué simplemente no vas?
Taehyung caminaba distraído a lado de su hermano mayor, tenía su vista puesta en sus pies. Estaba muy ocupado pensando en su noviecito, su corazón dolía desde que Namjoon le contó el motivo de su ausencia.
Jeongguk jamás le habló de su padre a nadie, una vez se lo mencionó pero dijo que le hacía sentir mejor no hablar acerca del tema.
—No lo sé, Yoonie. —Respondió bajito acomodándose la mochila en su hombro, tomó la mano de su hermano mayor mientras ambos caminaban de vuelta a su hogar. —No estoy seguro de que sea buena idea, Namjoon dijo que él prefería estar solito.
—¡Yah, Taehyung!
Yoongi frenó abruptamente para mirar con falso enfado al contrario, Taehyung frunció sus cejas sin entenderlo.
—Jeon está pasando por un mal momento y tú eres como miel dulce, él querrá tenerte ahí, le hará mucho bien saber que tú le apoyas.
—Ouh, ¿así como cuando él besó mi rodilla y me puso una bandita de Hello Kitty? Ese día me caí muy feo pero Ggukie sin conocerme se acercó y me sentí mucho mejor. —Preguntó abriendo su boquita con impresión, sus mejillas se sintieron calientitas al recordar como ambos se conocieron.
Yoongi asintió alzando sus manos en victoria y observó el cielo dramáticamente agradeciendo porque su obstinado hermanito entendiera.
—¿Damos la vuelta?
—¡Sí, hyung! Bueno, ¡no! Primero hay que ir a casa para cocinarle algo rico a Ggukie, ¡le haré algo de Kimchi!
Y así ambos corrieron tomados de las manitas de vuelta a casa, tenían mucho que hacer.
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