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XXXI

𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

    Abrió el papel para poder leerlo, lo hizo con bastante cuidado. Como si tuviera miedo de romperlo, aunque claramente era imposible que pueda hacerlo. El papel no era algo extremadamente frágil como para destruirse al tocarlo. Pero de cierta manera así se sentía.

    Miró arriba dos segundos, para darse fuerza. Y al bajar la mirada empezó a leer.

[•••]

Hablar de  estas  cosas
me resulta extraño. No
porque   no    sepa  que
me  pasa  sino   porque
esto más que una carta
es una especie de guión
para saber que decir.

Cuando probablemente
sepa  que  al  decirlo de
memoria  simplemente,
omitiría muchas cosas.
Trastabillaria  con  mis
palabras,    y   teniendo
algo               preparado,
tendría más valor.

Lo  debes  de deducir y
saber  ya,  se  me  nota
mucho. Ha de ser muy
obvio y espero  que no
muy  incómodo.

Necesito decirlo, transmitirlo,
declararlo, que lo escuches de
mis propios labios, que lo leas
de mi propio puño y letra.

He  estado  enamorado   de  ti
por  mucho  más  tiempo   del
que yo mismo he    imaginado.
Y   de     una      manera      tan
profunda          que          hasta
entenderlo    ha        resultado
difícil. 

En tus  ojos hay  una   mirada
que no se descifrar, algo  en ti
que me hace cuestionar   todo
lo que ha sucedido en mi vida.
No sé  lo que es,  sólo  sé   que
tienes algo, que se ha   metido
en mi alma  y  ha  robado   mi
corazón, desde un inicio.

Te  miraba,   te   observaba.   Y
juro que en  esos  instantes  no
quería  mirar    a   nadie   más.
Pero   gracias   a  eso  también
terminé  comprendiendo   que
los ojos siempre le pertenecen
a   la   persona  que   los  hace
brillar.   Y  los  tuyos  siempre
brillaron.

Fueron tus ojos tal     vez
entonces lo que me   hizo
dar    cuenta       de        lo
profundo    que       había
caído en este  amor.

El color marrón,   el gran
tamaño de los mismos  o
la   manera      en   la  que
siempre se ha. bromeado
que  pareces    un     búho 
gracias   a   que  casi    te
cubren medio rostro.

Te admiro, con todas  mis
fuerzas. Desearía en unos
años   ser   la    mitad   de
persona    ejemplar     que
eres          ahora.       Me
inspiras   a   ser   alguien
mejor,    tu    fuerza     me
ayuda a tener una propia
y tu carácter siempre me
ha llamado la atención.

Me gustas, en como eres  , en todo.
Hace  mucho,   cada     que  te  veo,
cada   que  me  ves.    No  debe  ser
ajeno  para  ti  saberlo,      he  sido
muy obvio y no muy.   disimulado.
Espero no ofenderte, no asustarte
y no alejarte. Pero es así como me
siento,  es así  como  solo   tenerte
cerca      provoca           miles     de
sensaciones en un segundo.

Te  quiero,  me  gustas,
estoy enamorado de ti.

Porque todo lo que siento por ti
es puro y  genuino.  Quiero  que
estés  bien, que tengas  salud   y
bienestar   emocional.    No  me
importa si eso es cerca   o  lejos
mío.   Yo  solo  quiero que  estés
feliz.

Que  cumplas  tus  sueños ,  que
seas la mejor  versión  de ti.    Y
no te preocupes por mí. Porque
mi sueño ya se cumplió. 

Y aunque la distancia   nos
suelte de la mano en algún
momento. Siempre te voy a
querer.    Mi    corazón    te
pertenece en su plenitud.

Porque mi sueño
siempre      fuiste
Tú.

[•••]

    Lauren terminó la carta con uno de los peores sentimientos que había tenido en su vida. Ese guión, esas palabras Thomas planeaba decirlas en ese encuentro secreto que se suponía que tendrían. Encuentro que ahora no se daría, que no sucedería.

    Un amor que ya se sabía era correspondido, pero que no se podía. Porque estaba prohibido.

    Nadie podía salir del castillo porque era peligroso. El secreto seguiría ahí y moriría con la familia, incluyendo a eso al hecho de que su historia se repetía. El Reino estaba en un momento difícil y el Rey sacrificaria los sentimientos de su hijo por el bienestar de su país.

    Y todo era la mejor decisión que se podía tomar dentro de todo. Aunque suene mal, aunque no parezca algo bueno.

    Lauren volvió a doblar el papel con como estaba a un inicio. Frizzy de reojo la observaba por si de repente se sentía mal, mientras al mismo tiempo con esos hilos de colores que había dicho bordaba un pañuelo que tenía.

    La sirvienta se quedó mirando al papel ahora doblado, le picaban los ojos. Pero ya no quería llorar, ya lo había hecho tanto que sentía mucha vergüenza si llegaba a hacerlo.

    Soportar aquella tristeza hizo que de todas formas se exteriorizara, ya que al no estar llorando y estar aguantando las ganas de hacerlo fue su nariz la que empezó a gotear. Y claramente sus ojos siguieron vidriosos.

    Él también era su sueño.

[•••]

    Frizzy y Lauren se quedaron en su habitación el resto del día. Lauren guardó la carta del príncipe, en uno de sus cajones con mucho cuidado. Evitando que sus ojos sigan avidriandose y que su nariz siga goteando.

    Frizzy la consoló. Claramente sin saber que decía exactamente la carta, pero pudiendo imaginarselo. Lauren se lo agradeció.

    Una vez más cuando llegó la noche no pudo dormir. Y se quedó mirando al techo durante toda la noche.

    Noche en la que claramente no pudo evitar dejar de pensar en él. En todo lo que había pasado y sobretodo en las palabras de aquel guión.

    No tenía idea de que aquel amor romántico que nunca había conocido antes, que sentía por primera vez. Podía doler tanto como lo hacía.

[•••]

    Al día siguiente no hubo otro remedio de hacer las cosas como se las habían dicho.

   A pesar de no haber dormido, el cansancio de Lauren no fue diferente al de otros días, aunque claramente las grandes bolsas bajo sus ojos se asenturaron mucho más.

    En la mañana Octavia habló con ambas de manera seria debido a la pelea de Frizzy el día anterior. Que entendía que las cosas estaban mal para ellas, pero que por eso tenían que tener más cuidado. Diciéndole a Frizzy por último que esperaba que una situación así no se repita.

    La morena asintió disculpándose de nuevo. Ese día las cosas se intentaron llevar en paz, con Dianne lo más lejos posible y sin la posibilidad de interactuar con ambas sirvientas por orden de Octavia.

    Se lo agradecieron nuevamente. Y Octavia les volvió a pedir tener cuidado. Ahora tenían por fin la suerte de que la Reina no maneje el silencio del secreto, y que ahora sean ella y Rose. No tenían porque dar una razón para que aquello cambie. Con ningún altercado interno ni pelea.

    Y tenía razón, porque sea como sea estaban más libres de la Reina que antes, aunque claramente no era por completo. Algo era algo, y había que cuidar ese beneficio, sea lo que sea.

    Casi a medio día Karoma fue a recoger a Lauren para que vaya a firmar aquel documento de silencio. Y la acompañó en aquel trayecto. Aquel voto de silencio como había dicho el Rey era obligatorio y tenían que ir a la oficina del mismo.

    Karoma la acompañó hasta la puerta de la oficina del Rey. Pero esperó afuera, Karoma al parecer seguía muy molesta con el Rey, ambos habían peleado.

    Lauren pasó a la oficina y en ese momento libre que tuvo el Rey para hacer eso, Lauren leyó y firmó aquel documento. Comprometiéndose a guardar silencio al respecto, y no hablar del tema con nadie fuera del círculo consciente de aquel escenario. Firmando además que era consciente que podía ser juzgada por traición. Claramente el Rey se aseguró que la firma y todo este en orden. Volviendo a dar las indicaciones una vez más.

    Lauren solo lo escuchó. No tuvo otro remedio que asentir.  Era el Rey y fuera de todo lo malo que había pasado. Le debía obediencia, y el hombre estaba tomando la decisión mejor que tenía en sus manos.

    Eso trataba de pensar todo el tiempo, para no dejarse llevar por lo mal que estaban las cosas, y por lo mal que se sentía.

    Después de haber completado todo, se despidió del soberano con una reverencia y salió de la oficina. En ningún momento Karoma y el Rey tuvieron interacción.

[•••]

    La ama de llaves llevó a Lauren de vuelta para la cocina. Contándole algo de repente.

    —Ya hablaron con Thomas ayer, y el vino a firmar hoy muy temprano. — Contó la ama de llaves. —Está informado con todas las medidas que se han tomado, las ha aceptado. —Dijo. —Con lo del compromiso, ha sido difícil. Está muy resentido con sus padres, al igual que la princesa. Ha sido algo terriblemente sensible. La discusión ha seguido entre su padre y el cuando hablaron en privado. Pero claramente se ha rendido. —Dijo bastante apenada. —Yo no tenía idea de que le estaban mintiendo al respecto. Es algo que me ha dolido mucho a mi también. Ayer después de que se los llevaron las cosas estuvieron muy tensas. Es demasiado reciente para Thomas aún, hoy en la mañana ni le ha dirigido la mirada a su padre, ni a nadie. Esta molesto, rendido. Porque tampoco tiene otra opción. —Se lamentó. —Se me ha informado que hace un par de horas en el desayuno justo después de que haya firmado el voto como todos nosotros, obviamente se ha tenido que disimular delante de los invitados, pero el príncipe no ha podido disimular su enfado, ha estado aburrido todo el desayuno, ha comido de mala gana. No ha sido muy amable, y por eso también lo han regañado. —Suspiró. —Y como si no fuera eso suficiente, el Rey ha perdido la carta que Thomas había preparado para tí. —Dijo, y automáticamente el cerebro de Lauren tuvo un pequeño susto al sentirse aludida. Obviamente no iba a contar nada, en fin también de proteger a aquellos dos guardias, quienes podían perder el trabajo si se sabía lo que había pasado. —Dijo que pensaba que la había perdido dentro de su inmenso armario de ropa ya que no la había sacado de su saco. De todas formas al buscar no la encontró. Le preguntó a Thomas si se la había robado, y claramente ofendido él le ha dicho que no. Y que no entendía como encima de todo lo que le estaba haciendo se atrevía a pensar eso de él.

    Lauren permaneció callada escuchándola. Prefirió no responder porque tenía un poco de información que optó por no decir a forma de terminar de agradecer a aquellos dos guardias.

    Entendía que el príncipe se haya rendido al final, y cuanto lo sentía. Porque sabía que el mismo se había rendido por el bienestar de su país igualmente. Que era lo que más importaba, la razón de su compromiso, la razón por la que sus padres le habían mentido. La razón por la que ese sacrificio valdría la pena, la motivación por la cual lo debería de hacer.

[•••]

    Karoma terminó de acompañar a Lauren, la dejó en la cocina. Se despidieron.

    Y Lauren entró para continuar con su trabajo.

    Volvió hasta la zona para lavar platos, Frizzy le preguntó cómo le fue. Y Lauren se lo contó de manera muy superficial ante el riesgo de que alguien las escuche.

[•••]

    Pero no fue en el almuerzo de los sirvientes. Cuando tanto Frizzy como Lauren se habían sentado con Louis. Que el muchacho preocupado preguntó si estaban bien, sobretodo a Frizzy por el asunto del día anterior.

    —Ah es que Louis fue uno de los que se metió en medio para parar la pelea. —Le explicó Frizzy a Lauren. La sirvienta asintió comprendiendo.

    —Me asusté, ninguna parecía querer soltarse. Podían provocarse alguna lesión o algo. —Comentó el ojiazul preocupado.

    —Pero a ti o a cualquiera que se estaba poniendo en medio le pudo caer algún golpe perdido. Y eso pudo ser peor. —Siguió Frizzy. Mientras los tres comían la especie de consomé de pollo que había tocado ese día como almuerzo de los sirvientes.

    Lauren quería prestarle atención a la conversación y a la comida. Pero no lograba hacerlo, a pesar de que el tema era interesante. Que Louis era su amigo, que lo estaba escuchando.

    Su mente daba vueltas en la carta aún. En lo que decía, en las palabras escritas a forma de guion en las mismas. No había podido distraerse de esa tristeza a pesar de lo ocupado que era su trabajo.

    Su mente daba vueltas al rededor de él. De sus sentimientos, de como ella también lo quería. Que correspondía a sus sentimientos. Que no le incomodaba y no le ofendía.

    Que aquella declaración de amor ya se había dado en esa terrible discusión que cambió de forma el día anterior. Que los dos sabían lo que sentían. Que los dos se querían. Que esa no era la situación, no era la época, no era la vida en la que ambos tendrían una oportunidad para estar juntos.

    Toda Inglaterra era sumamente religiosa. Y Lauren sin serlo a capa y espada, quería creer que Dios tenía planes que ella no conocía aún. Planes que no se debía apresurar por ver, planes a los que se tenía que someter. Cosas que cambiarían. Algo que tendría que aceptar, algo a lo que se sentía que adaptar, en algun momento.

    Porque ¿Qué era lo que esperaba al enamorarse de un príncipe? Más bien del príncipe de uno de los Reinos más poderosos de Europa, o ¿Qué esperaba él al enamorarse de alguien como ella? Una mujer con tanta historia de desgracia detrás, que había terminado trabajando en el castillo por un milagro. Que había terminado superando las etapas más oscuras de si vida por uno también. Una mujer cualquiera, una sirvienta. 

    Sus realidades coincidían, pero no en la manera en la que les permitiría estar juntos, darle un intento.

    Dos corazones y dos almas destinadas a amarse. Y perseguirse hasta encontrarse en cada vida. Hasta que en alguna de ellas, puedan por fin estar juntos.

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