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XXVI

𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881—𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

    —Todo va a estar bien. —Dijo Lauren de la manera más tranquilizadora posible, acariciando los nudillos del príncipe con la otra mano. No estaba segura de sus palabras, pero tenía que convencerse. Porque sino no lo iba a poder ayudar. —Usted estuvo cuando yo lo necesitaba en el momento más difícil de mi vida y me ayudó a superarlo. Es mi turno de hacer lo mismo. Usted no se merece esto.

    La otra mano del príncipe también se unió al agarre. Formando una especie de torre.

    El joven siguió mirando abajo, pero con una gran bocanada de aire levantó la cabeza de nuevo. —Gracias. —Musitó con voz baja.

    —No hay por qué. —Contestó la muchacha. —Yo haría todo por usted. —Dijo, y posiblemente se delató en todo sentido.

    Pero no era una mentira. Porque de verdad lo haría, por él y por cualquier persona que apreciara en su vida. Por eso no iba a soportar que la Reina siga haciendo eso con Karoma, que siga ocultando todo a sus hijos.

[•••]

    Así el príncipe respiró profundamente. Y tomó unos segundos para estabilizarse y recomponerse por completo.

    Volvió a mirar el reloj de la pared de su oficina. Y claramente no pudo parar el tiempo ni atrasar las cosas unos segundos más.

    Ambas personas salieron entonces de la oficina, a un paso bastante controlado, viéndose obligadas a soltar sus manos para hacerlo. Aunque claramente ninguno haya tenido intenciones de eso.

[•••]

    No podían caminar así por los pasillos, por más de que al príncipe eso no le importe. Ese momento no lo ameritaba, habían cosas mucho más grandes que esperaban.

    Claramente el príncipe sabiendo por dónde iba y a donde se dirigía, fue quien guió el trayecto. Por lo que había dicho cuando se reunía con su familia para hablar lo hacían en la Sala del Trono. Una parte del castillo que Lauren nunca había visitado, pero que siempre tenía guardias en la puerta.

    El caminar hacia allá se sentía extraño. Pero sin miedo, Lauren no bajó su cabeza en ningún momento, ni delante de la Reina ni en esos momentos. Y no lo iba a hacer en ningún momento.

    La gente y empleados en el pasillo, a pesar también de que el movimiento de ese día resultaba extraño. No parecían preocuparse o sospechar cualquier tipo de problema grave más allá de cualquier discusión con la Reina. Porque para todos su insoportable humor ya era algo que todos conocían, y que por ende verla así no resultaba algo fuera de lo normal.

    La Sala del Trono tenía una gran puerta blanca con decoraciones de oro en el marco. Era una puerta mucho más grande que otras en los ambientes del castillo. Con dos guardias de pie delante de las mismas.

    Se agacharon en el momento que vieron al príncipe y a la sirvienta saludando cordialmente a las personas, educadamente la sirvienta respondió la reverencia pero el príncipe debido al apuro preguntó su su madre había avisado sobre la reunión de su familia. Los hombres asintieron haciendo una especie de saludo confirmando la noticia.

    Abrieron la puerta. Y ambas personas entraron.

[•••]

    El lugar era inmenso, era usado claramente para Reuniones importantes con el consejo y los ministros. Con las cortinas abiertas y toda la luz entrando por el lugar. Con claramente dos tronos en una especie de pedestal al fondo, siendo el del Rey considerablemente más grande que el de la Reina. Pero siendo el de la Reina muchísimo más hermoso.

    Adentro ya estaba Karoma, la Reina, y la princesa.

    Y fue un buen momento para entrar porque las cosas parecían empezar a ponerse mal.

[•••]

    Al escuchar las puertas abrirse y cerrarse detrás de Lauren y el príncipe, la princesa corrió algo desesperada hasta la dos personas, prefiriendo casi sin pensarlo esconderse detrás de Lauren. Escapando de su madre, mientras el príncipe se aseguraba de que la Reina no se acerque a su hermana.

    Por la discusión presente, anteriormente la princesa estaba intentando esconderse de la Reina detrás de Karoma mientras esta discutía con su madre.

    La princesa también se había enterado de todo ya, y su reacción había sido diferente y parecida al de su hermano al mismo tiempo. Parecida en el sentido en el que estaba del lado de Karoma, y diferente en el sentido de que ella no se había desestabilizado como su hermano ni había llorado. Pero que sí había tenido un gran ataque de ansiedad el cual a su madre le importó poco.

    El príncipe fue una vez más a intentar calmar las cosas. Poniéndose delante de Karoma e intentar al menos razonar con su madre. No podían permitir que violente a nadie, iban a hablar todos sobre que hacer. Y quieran o no a la Reina, tenía que estar presente. Y por eso al menos el ambiente tenía que ser uno en el que se pueda decir algo al menos.

    La pobre princesa no sabía como defenderse ante su madre, había discutido muchas veces con ella, pero el miedo que llegaba a tenerle le impedía hacer cualquier cosa, y también se sentía mal por estar teniendo que ocultarse de ella o escapando detrás de alguien para que no le haga nada, pero en verdad le daba temor cualquier acción que su madre podría llegar a tomar en sus momentos de locura e ira total. Lo único que quería era esconderse de ella.

    —Dios santo, perdón. —Dijo la princesa aún detrás de Lauren mientras su respiración demostraba ansiedad. Tratando de dismimular la misma.

    Lauren se giró para poder calmarla, mientras ambas permanecían relativamente alejadas de las tres personas presentes en la sala del trono. La princesa tenía la necesidad de estar lejos de su madre.

    Y era triste pensar que una hija se quiera esconder de su propia madre. Persona que se supone debería ser su primer y más fuerte contacto, persona que le dio la vida.

    El príncipe Thomas trataba de distraer la atención de su madre de su hermana para que no vaya detrás de ella a hacer quien sabe que. Aquello podía terminar en un ataque de pánico podía terminar en algún tipo de crisis para la princesa.

    Aún así de todas formas la Reina se quería ganar a su hija o hacer algo para obligarla estar de su lado. La mujer también estaba fuera de sus cabales.

[•••]

    Las puertas se abrieron de repente dando paso a Frizzy a Rose y a Octavia. Quienes entraban con apuro pensando que llegaban tarde.

    Pero claramente aún faltaba que el Rey esté presente ahí. Y obviamente era la persona más importante dentro de esa conversación.

    Octavia y Rose fueron con el príncipe, Karoma y la Reina para seguir regulando la situación. Mientras Frizzy fue con Lauren y la princesa. Para también brindarle apoyo a la misma y que no se asuste más.

    —Se puso como loca cuando abracé a Karoma cuando me contaron. Pensé que me iba a golpear. —Dijo la princesa tratando de respirar.

    Frizzy y Lauren la siguieron tranquilizando.

[•••]

    Y gracias a Dios, no pasó mucho hasta que por fin el Rey. Y todos se callaron de repente. Las sirvientas presentes ahí adentro hicieron la reverencia correspondiente. Su familia no tuvo necesidad de hacerlo.

    Todos parecieron formarse en una especie de semicírculo. Con el Rey delante de ellos. La Reina totalmente convencida de que se lo merecía se colocó al lado de su esposo.

    Ya nadie le dijo nada.

    Pero cuando la mujer sintió el derecho de hablar, el Rey la interrumpió. Llamando a Karoma y a Lauren, para que den un paso adelante. Y así empezar con lo que había pasado.

    Le otorgó la palabra a Lauren primero. Y la misma contó lo que había sucedido, olvidándose casi por completo de los detalles de la señorita Lea o de ella en sí, diciendo que todos sus maltratos respecto al tema, eran mucho más constantes y peores con el tiempo.

    El mismo Rey estuvo extrañado con los cortes de cabello, porque recordaba haberle prohibido eso a su esposa. Pero con la nula supervisión que tenía el Rey debido a sus ocupaciones no había visto nada.

    Lauren también le pidió perdón a Karoma, por haber hablado. Pero diciendo también que no soportaba esa situación, que no soportaba ver a Karoma de esa manera. Que después de tantos años nadie se merecía que se le siga mintiendo. Que tomaba toda la responsabilidad por haber hablado y que asumiría consecuencias al respecto si era necesario. Pero que no tenía remordimientos o miedo alguno por lo que había hecho.

    El Rey escuchó todo aquello avergonzado, sin poder mirar a Lauren y mucho menos mirar a los ojos a sus hijos que también estaban escuchando.

[•••]

    Así después de Lauren explicar todo cronológicamente. Fue el turno de que el Rey tome la palabra.

    —Lo siento. —Habló. —Su tono imponente seguía ahí, pero estaba sumamente avergonzado. —He sido un mal padre, después de todo. He mentido, y he engañado. —Suspiró. Evitando mirar a Karoma también. —Es cierto. —Dijo de repente—Hemos ocultado esto por más de 20 años con el fin de no alterar a nadie. Por miedo.

    Karoma para eso no deseaba ni siquiera tomar la palabra.

    El Rey iba a decir algo más, pero la Reina no pudo quedarse callada más tiempo. —¿Que creen que diría la gente si se entera?— Habló en su tono condescendiente, como si todos fueran unos tontos y ella no. —El Rey y su amante, un Rey que traiciona a su Reina. La reputación de esta familia se iría al suelo. —Respiró—Todo lo que yo he hecho es por mí y por mi familia porque nadie más me debería interesar. —Habló con desdén—Esta especie de rebeldía es una tontería, es una ofensa a mi persona. Y tu Karoma se lo has permitido a esta insolente.

    —Yo no soy su sombra para vigilarla todo el tiempo. —Respondió Karoma tranquilamente. —Y nada de lo que dices justifica todo lo que has hecho. Pero yo te obedezco, todo el tiempo, dejo que me hagas daño. Porque salida no tengo, yo sí que no la tengo. Has hecho lo mismo con ella, y Lauren hizo lo que yo debí hace tanto. No dejarse, y eso que te aguantó tanto tiempo. —Habló, y su tono de voz parecía mucho más razonable que el de la Reina—Incluso obedecí en hacer que todos los que sabían estén bajo tu control, yo misma me aseguré de eso en una cantidad doble para protegerlos de ti. Porque tengo miedo, se de lo que eres capaz. Y siempre esperé ese momento donde estalle todo, donde las cosas se den porque yo tenía y tengo tanto miedo de hacer algo. Y aquí estamos.—Suspiró—No pensé que fuera tan pronto.

    —Karoma, fueron 20 años. —Habló Frizzy súper apenada. Al escuchar que Karoma había normalizado tanto ese maltrato, que le pareció poco tiempo.

    La ama de llaves pareció caer en una profunda consciencia del tiempo al escuchar a la morena.

    —¿Y esperaste a que una niña de 21 años te salve? Hazme el favor. —Escupió la Reina con una risa.

    —Tasha, por favor. —Dijo el Rey llevándose una mano a la cabeza mientras miraba a su mujer pidiéndole que se calle. No sabía como llevar la situación.

    —Cuéntame la historia completa, por favor —Pidió el príncipe de repente a su padre.

    —Haznos entender.—Dijo la princesa.— Porque Karoma jamás admitirá que tú también le hiciste daño. Porque te ama, pero tú igual le mentiste, la ocultaste. Pudiste hasta tener un hijo con ella, pero lo perdió.


    El Rey pareció sumamente dolido con ese tema. Y la Reina se incomodó muchísimo. Ya habían empezado a tocar un punto muy sensible.

     Recordar a su hijo perdido, a aquel aborto espontáneo, pero no le vino bien a Karoma para nada. Y se rompió, empezando a llorar en silencio y con la cabeza. En eso todos se acercaron a rodear a Karoma. Pero aún permaneciendo delante del Rey. Octavia se puso a su otro lado, abrazándola por los hombros también. Todos estaban de su lado. Lamentaban haber tenido que mencionar el tema, por ella, no por el Rey. Pero habían tenido que hacerlo también.

    —Ni por el hecho de que pudimos tener un hermano. Fuiste capaz de decirle que no a mi madre. —Habló de nuevo el príncipe. —Siempre dejaste que te aterrorizara. Todos se lo hemos dejado.

    —¿Yo soy la que tiene culpa de todo? Yo soy la única persona mala aquí—volvió a interrumpir. — Ese niño no podía ser nada ni aunque hubiera nacido. Hubiera sido una aberración, un producto del pecado, una asquerosidad.

    —¿Te puedes callar? —Habló el Rey tratando de ser paciente y controlado, pero no iba a funcionar por mucho.

    Karoma pareció convertirse en una jovencita de nuevo por la manera en la que empezó a llorar. Octavia rápidamente le cubrió los oídos ante las palabras de la Reina. Fue una escena desgarradora de ver. Y el propio Rey tuvo que contenerse para no tener la misma reacción. Pero daba rabia, porque no estaba haciendo nada.

[•••]

    —No tú no eres la única que tiene la culpa. También la tiene mi padre. —Dijo el principe de nuevo, el Rey claramente se sintió mucho peor porque todo era verdad, pero ahí seguía sin hacer nada. —La tienen los dos. Pero tú te llevas todo lo peor por todo lo que has hecho, por todo el daño que le has hecho a esta familia. —El príncipe entonces se alejó del pequeño tumulto que rodeaba a Karoma para encarar a su madre. Que cínicamente solo planeaba que responder para hacerse la víctima después.

    —Ella me ha quitado mi familia, me ha quitado al amor de mi vida. Yo soy la única persona que merece disculpas en este lugar. —Habló, genuinamente creyendo en sus propias palabras discutiendo con su hijo. —Es a mi a quien le han destruido la vida. —Gritó de repente en llanto. —Thomas tú eres mi hijo ¿Qué te pasa? ¿Qué ideas te han metido esas dos mujeres? —Comentó la Reina llorando y con rabia, refiriéndose a Karoma y a Lauren obviamente. —Esa mujer es la amante de tu padre. —Volvió a referirse a Karoma. —Sabes cuántas veces se revolcó en la misma cama con tu padre a nuestras espaldas, cuantas veces se entregó a un hombre aún cuando estaba casado. Eso tiene un nombre, un adjetivo que se merece y que


    —¡Ya basta! —Elevó la voz el Rey. Sumamente enojado, harto de ser paciente y hasta el colmo. La dureza de su voz asustó a todos. Hasta que al fin decía algo. Ya tenía qué.

    Haciendo que la Reina y el príncipe se callen en un segundo.


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