
XXI
𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
—¿Por Dios, pero en donde te metiste Louis? —Reprochó Octavia hasta que vio el rostro del muchacho. —Por qué tus ojos están así, que es lo que pasó. Ay Dios que estrés.
—¿Cómo lo encontraste Lauren? ¿Por qué tu bandeja sigue llena si el descanso ya comenzó? —Preguntó otra cocinera.
Louis enmudeció por los nervios y Lauren se dispuso a responder. —Cuando recargaron mi bandeja ya habían empezado las piezas. Así que no las reparti hasta ahora —Justificó Lauren respecto a su bandeja. —Encontré a Louis en uno de los pasillos, nada más. —Dijo viendo que el muchacho estaba muy nervioso como para responder algo.
Aún así el ojiazul le siguió la corriente. Pretendiendo que no notaba que los demás estaban concentrados y extrañados por ver su estado, porque claramente se notaba que había llorado.
—Ay pero que pasó. —Dijo otra cocinera preocupada acercándose a Louis amablemente. Tomando su rostro unos segundos. —¿Está todo bien?¿lloraste?
Louis aún no pudo hablar. Y todos volvieron a mirar a Lauren en busca de alguna explicación.
La muchacha dejó su bandeja llena en la gran mesa de la cocina, y limpió el repentino sudor de sus manos en la falda del uniforme para regular y disimular su ansiedad.
—Está solamente estresado, el trabajo aquí es algo que jamás había experimentado y que no se parece nada a lo de la panadería. —Empezó a decir una historia. — Simplemente un momento de crisis en los que necesitaba soledad un momento. Pero ya esta aquí. —Terminó de decir.
Casi todas las demás cocineras rodearon al muchacho casi al instante después de escuchar la historia de Lauren. Listas para consolarlo y decirle que eso del estrés era normal.
Se notaba que Louis les importaba mucho. Más que en el sentido del trabajo. Aunque también deducía, que era debido a que muchas muchachas estaban ilusionadas con él.
Louis disimuló lo mejor que pudo, aunque claramente la historia que explicó Lauren no fue suficiente para evitar todo el mar de preguntas que le estaban haciendo.
—Ah Louis, estamos aquí para ayudarte ¿Pasó algo que te estreso de más? —Preguntaba una cocinera que estaba entre todas las que lo rodearon.
—¿Por qué no nos avisaste? —Decía otra.
—No quería molestar. —Habló Louis por fin. —El estrés no me hace bien y no quería ponerme mal delante de todos. Además, nunca había estado en un baile y solamente fue demasiado trabajo al que nunca me había acostumbrado —Dijo siguiéndole la corriente a la historia de Lauren.
—¿Lloraste mucho? —Preguntó una cocinera preocupada también.
—Algo, pero ya estoy bien. Lauren me ayudó y me trajo de nuevo. —Dijo frotándose los ojos de repente, porque después de haber llorado tanto, empezaban a picarle, y a pesar de que resista llevarse las manos a los ojos. En algun momento ya se hizo insoportable.
Octavia que también estaba cerca al muchacho miró a Lauren unos segundos para agradecerle. Lauren solamente asintió para transmitir que no había problema.
Felizmente todo había quedado cubierto de una manera tranquila y creíble.
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—Tranquilo Louis, todos nos estresamos en algún momento. —Octavia dijo dirigiéndose al ojiazul. —No olvides que aquí te podemos ayudar, pero que de todas formas no debiste irte de esa manera. Nos preocupaste bastante, hasta pensamos que te habías perdido en el castillo. Si Lauren no te veía, tal vez te hubiera costado volver por más tiempo. —Dijo hablando pacientemente. —No vuelvas a hacer eso por favor.—Pidió.
—Lo siento mucho. No volverá a pasar. —Confirmó el joven haciendo una pequeña reverencia ante la mujer.
Así el tema del regreso de Louis quedó solucionado. Y Lauren pudo salvarse también del descanso una vez más, ya que Octavia le pidió que se quede.
Y la bandeja llena de Lauren se la dieron a alguien más que venía por una recarga.
Aún así, Octavia no le pidió a Lauren quedarse solo porque sí. Y más bien en un momento la invitó a un rincón de la cocina para hablar con ella.
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—¿Lauren, estás lo suficientemente bien como para continuar el servicio ahí arriba? —Preguntó la jefa de la cocina preocupada.
—Es mi trabajo, Octavia. —Respondió Lauren.
La mujer suspiró. —En el primer descanso estabas totalmente perdida. No parecías estar aquí mentalmente y eso me preocupó. Y ahora con el asunto de Louis en el segundo descanso, veo que también te ha afectado ¿Te sientes bien hoy?
Lauren evitó la mirada de la mujer para poder responder. —Bueno, no me queda de otra. Tengo que sentirme bien. —Dijo.
La mujer volvió a suspirar apenada.—Bueno, puedes quedarte aquí abajo si quieres. Ya vemos como solucionamos la organización. —Dijo comprensivamente.
Lauren sintió que esa fue su señal de suerte de todo el día. Lo único bueno que había sucedido hasta el momento. Y claramente aceptó aquello, disimulando también que no le había emocionado tanto.
—Entiendo si ahí arriba no deseas ver a alguien. —Dijo la mujer casi como adivinando. —Pero bueno, no te quiero incomodar con eso. Sé que ya es suficiente con todo lo que esta pasando.—Dijo.
Lauren confirmó con sus palabras. Que su habilidad para disimular que no le gustaba el príncipe había desaparecido por completo. Y no solo le preocupaba, sino que al mismo tiempo simplemente ya no se esforzaba por pretender que no. Si de todas formas todo iba a salir como la Reina quería.
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El resto del gran baile tuvo la suerte de no volver arriba. Pero tampoco se quedó sin hacer nada en la cocina. Ya que durante los descansos ayudo con las recargas de los bocadillos y con lo que le podían pedir ahí dentro.
El evento duró horas y horas. Y estas parecían volverse más largas si uno se concentraba en el reloj. Todo el mundo estaba totalmente agotado.
Todos empezaban a tener sueño también. Pero la festividad simplemente no parecía terminar.
Pero a las dos de la mañana, recién la gente empezó a irse. Y para la gente de la cocina recién hubo una especie de respiro. Aún así, todo lo que tenían que lavar y organizar a la mañana siguiente, se convertía en una nueva pesadilla.
Los sirvientes de todo el servicio llegaban de grupos en grupos entregando bandejas vacías, apilandolas ya sin fuerzas, sentándose en la sillas de la gran mesa de la cocina, y cuando no habían sitios hasta preferirían sentarse en el suelo. Haber estado tantísimas horas de pie, hacia que cualquier tipo de descanso, incluso en el suelo, sea lo mejor del mundo.
Eso no impidió que todo el mundo se eche a hablar de todo lo que había pasado en el baile, provocando una bulla que Octavia no podía callar.
Frizzy venía casi al final, con las plantas de los pies y los brazos adoloridos por sostener su bandeja todo ese tiempo. Y posiblemente dejar la bandeja ahora vacía apilada con las demás fue un gran alivio.
Aún así, y a pesar de todo su cansancio. Parecía muy apresurada por algo buscando a Lauren con la mirada todo el tiempo. Y cuando la encontró no dudó en correr hacia ella para llevarla a otro rincón de la cocina mientras sus palabras también salían apresuradas.
[•••]
—La señorita Lea intentó besar al príncipe —Intentó hablar lo más bajo posible.
—¿Qué?—Respondió Lauren susurrando incrédula.
—Que la señorita Lea intentó besar al príncipe —Dijo susurrando. —Fue al final de la octava pieza, cuando comenzó el tercer descanso. Bueno técnicamente en el momento exacto que terminó la música. Ya sabes, siempre termina en una pose con la pareja de baile, y en eso la señorita Lea quiso besarlo, no sé así de la nada. Y el príncipe retrocedió demasiado rápido, no fue maleducado ni nada, pero le preguntó si había tomado mucho vino. Y si necesitaba descansar o algo. —Contó. —Fue súper incomodo de ver porque después de eso no se que excusa se inventó el príncipe para irse de su lado. Creo que le dijo que iba a salir a respirar o algo. —Contó.
Lauren escuchó la historia y la imaginó exactamente de esa manera. Honestamente sí le había sorprendido. No estaba mal visto que parejas ya comprometidas puedan besarse, porque ya estaban comprometidas. Pero de todas formas eso dependía de cada persona, cada familia y cada pareja.
—La señorita disimuló que no le había dolido. —Siguió contando la morena. —Además porque el príncipe la siguió tratando muy bien a pesar de haberse incomodado mucho. Estoy segura que no tiene que ver con eso de no tener mucho contacto antes del compromiso. Pero más con el hecho de que no le gusta. —Suspiró. —Por otra parte, quien también vio eso fue su papá, el ministro de Suecia y pues sintiéndose mal por su hija le reclamó cosas al Rey. Nadie llegó a escuchar, pero si se vio. —Respiró. —Por cierto ¿En qué momento desapareciste? Te estuve buscando en caso algo pase. —Le reclamó.
—Perdóname, pero hubo un asunto con Louis y al final yo lo encontré. Después de eso no volví a subir. —Dijo Lauren, mientras aún procesaba la noticia anterior.
La imagen claramente le había dolido y le había molestado en gran cantidad. No conocía lo que era sentir celos, pero sabía que lo estaba. Por más de que el principe la haya rechazado, por más de que a el no le guste. La señorita Lea tenía el privilegio de tenerlo cerca cuando quisiese.
[•••]
Frizzy volvió a suspirar. —Bueno, esta bien. Al menos acá abajo la Reina no te estaría acosando con su mirada. —Suspiró. —También hable con la princesa, después de mucho tiempo, por eso también te estaba buscando. Para saludarnos con ella después de tantos meses. —Dijo. —Me preguntó cómo estabas. Y dónde estabas, le dije que no sabía. Y ella me fue contando más cosas de la señorita Lea. Al parecer no se lleva bien con ella, dice que es muy interesada y presumida y que el otro día le estaba diciendo indirectamente que si quería tener su mismo cuerpo debía comer menos. Que siempre hablaba de Thomas, en un sentido muy material, y que la princesa no estaba comoda. —Siguió contando. —También me estuvo hablando de los espías del baile a favor del Reino, y que ella tampoco sabía quiénes eran. Por seguridad. Pero que su padre le aseguró que todo estaría bien, que procuren siempre estar agradecidos con todos los invitados, sobretodo con el ministro y toda su familia. Y ahí está lo más raro, porque me dijo "Al menos cuando todo esto pase, se irán, y no es que la familia me desagrade, solo que Lea no es mi integrante favorita" y yo le respondí bromeando "Lamentablemente ella es la que se va a quedar aquí de por vida" claramente refiriéndome al compromiso de su hermano. Pero ella me miró raro, como si no supiera de lo que estaba hablando. No quise volver a hablar, hay algo que no está bien.
Todas las palabras de Frizzy dejaron a Lauren pensando. De por sí la reacción que contaba su amiga que había tenido la princesa Ava no cuadraba. —¿En serio? —Preguntó para asegurarse.
—No sé, lo estoy dudando. Así lo percibió mi mente en cierto sentido. Aunque posiblemente solo fue un rostro de disgusto al darse cuenta que ya son cuñadas definitivamente. —Dijo encontrándole un nuevo sentido. —La verdad no tengo idea, ese intento de beso de la señorita Lea al príncipe nos dejo a todos incómodos. Que bueno que no lo viste. —Sacudió la cabeza.
La morena iba a seguir hablando, pero pronto anunciaron que ya todos los invitados y la familia real se habían retirado. Por lo que ellos también se podían ir de la cocina al fin.
Eso distrajo a ambas amigas, por su necesidad de ir a su habitación de una vez a al menos tener un par de horas de sueño.
[•••]
Los sirvientes salieron de la cocina en orden, dividiéndose en cierta parte ya fuera de la cocina para que tanto varones como mujeres vayan a sus respectivas torres.
Por un breve segundo Louis y Lauren chocaron miradas. El joven le sonrió de manera agradecida y agitó su mano, ocultando aún la gran tristeza de sus ojos. Lauren agitó su mano de vuelta. Lo que había pasado era algo que quedaría entre los dos solamente. Hasta que tal.cez Louis sienta la confianza de decirle a alguien más. Ese era obviamente un tema que no podía compartir con Frizzy por más de que la adore, porque era la privacidad y los sentimientos de Louis, que nadie más tenía derecho a compartir que solamente él.
Y entre las formaciones en las que cada uno estaba, separaron sus caminos. Lauren deseó que esa noche el muchacho al menos pueda dormir con un poco de paz.
[•••]
Lauren y Frizzy caminaron lado a lado y juntas como siempre. Dirigiéndose al fin a su torre.
—Sabes creo que lo único que nos va a animar es la noche de chismesito. —Dijo de repente intentando bromear mientras cada vez estaban más cerca.
El camino fue oscuro y no muy silencioso debido a los murmullos y quejas de los sirvientes de cocina respecto a su cansancio.
Lauren hizo una mueca mientras solo hacía falta cruzar un par de ambientes para llegar a la torre.—Sabes. —Siseó un poco. —No sé si animar mucho. Porque también tiene que ver con el principe. —Confesó con algo de vergüenza, y la voz baja.
Frizzy suspiró con una risa.—Ah, rayos. Pero sabes, no pasa nada. Al fin y al cabo me lo esperaba también —Dijo al final bromeando.
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