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XLI

𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881 -𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

Por andar hablando, literalmente amaneció. Al darse cuenta Frizzy apago su lámpara de noche sin poder creer que ya tenían que levantarse para alistarse para el trabajo.

Lauren no había dormido en lo absoluto. Pero tampoco tenía sueño, así que problema no había.

Tenían que alistarse de una vez. Y lo hicieron, Frizzy estaba preocupada por que Lauren no haya dormido, pero una vez más esta dijo que problema no había. Que no tenia sueño, y que lo máximo que tendría serán terribles ojeras, pero que a eso se había acostumbrado toda su vida.

[•••]

Al terminar de alistarse. Asearse, cambiarse y peinarse, tenían que salir a la rutina de siempre como si no hubiese sucedido nada.

Se apresuraron para luego salir a los pasillos. Ordenadamente como todas las sirvientas.

Hasta que Frizzy pareció recordar algo.

-Con todo lo que me has contado casi me olvido. -Dijo parando su andar de repente antes de bajar las escaleras, totalmente pasmada, como si lo que casi olvida fuera de vida o muerte.-Hoy ya es 24 de Mayo. -Dijo. -¡Feliz cumpleaños!

Lauren también casi se había olvidado. Seguía siendo su cumpleaños, técnicamente en los horarios del día recién estaba empezando. Aunque ella ya lo había celebrado en cierta manera.

Frizzy la abrazó con fuerza, haciendo que más gente que solo quería pasar lo vea un poco más complicado.

Aquel abrazo tan fuerte, estaba técnicamente asfixiando a Lauren. Más aún porque Frizzy se balanceaba a los lados en el mismo. Lauren no se podía mover, sus brazos estaban pegados al cuerpo en aquel contacto. Y a pesar de que con Frizzy también sea muy tolerante con el contacto, en esos mismos instantes sentía que le podían estrujar las costillas.

-Perdóname me distraje. -Dijo Frizzy aun sin soltar a Lauren.

-No pasa nada, no te preocupes. -r
Respondió Lauren controlando su aire por si se le iba.

-Pero ya tienes 22 y si no me daba un momento de iluminación podía olvidarme. Tu no te olvidaste de mi cumpleaños y yo casi olvido el tuyo.-Dijo aún sin soltar a su amiga. Que a pesar de no corresponder al contacto, no estaba terriblemente tensa o incómoda, porque con Frizzy no tenía problema, le tenía paciencia, y siempre le aguantaría de todo. La quería.

-Está bien, pero te dije que no pasa nada. Yo también ya me estaba olvidando-Dijo Lauren aún apretada en aquel contacto. Sin moverse porque tampoco podía hacerlo.

-Con todo lo que está pasando también. -Suspiró la morena aún sin intenciones de soltar a su amiga.

- Eso mismo. -Dijo Lauren. -Ya me puedes soltar si quieres, estamos aquí en las escaleras atrasando el paso de la gente. -Dijo nuevamente, Frizzy pareció darse cuenta de eso recién soltando a Lauren al fin.

-Ay perdón-Dijo a las personas que pasaban por su costado. Porque ambas estaban ahí alterando aquel paso.

Ambas continuaron con bajar por las escaleras para no atrasarse. Frizzy entrelaza su brazo con el de Lauren, aún muy feliz y emocionada por el cumpleaños de su amiga, mientras las dos iban avanzando.

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-Perdona el abrazo tan fuerte también y que ahora no te suelte el brazo, pero es que casi no acordarme de tu cumpleaños me hizo sentir mal, ya tienes 22 después de todo. -Dijo feliz con el brazo entrelazado con el de su amiga. Que sorprendentemente no estaba tan tensa como creía.

Y más sorprendente aún cuando Lauren encogió el codo para corresponder al contacto. -No pasa nada, para este tiempo no me molesta que me abraces. Perdón más bien si no sé corresponder. Recién me estoy acostumbrado.

Y era verdad, en todo el tiempo que había pasado. Sabía que el contacto físico con Frizzy no tenía problema. Porque podía soportarlo y hasta mantenerlo, como solía hacerlo con sus padres cuando era pequeña. Porque la conexión con ellos era sumamente cercana, eran sus padres. Y en este caso Frizzy era su mejor amiga, la más cercana, estaba con ella todo el día todos los días, su conexión era fuerte, por lo que aceptar corporalmente su contacto era algo que ya debía de estar sucediendo y lo hacía.

No le molestaba, pero acostumbrarse a corresponder era algo a lo que aún tenía que adaptarse.

Lo mismo le pasaba con el príncipe, no le molestaba su contacto, lo había comprobado. Aun así como se sabía corresponder era algo a lo que se estaba adaptando, poco a poco.

Pero de que un par de personas se habían agregado a que se sienta más cómoda con el contacto físico. Lo habían hecho.

Hubiera deseado mucho estar en la misma situación hace más de un año con su querido Vladimir Gees, porque hubiera deseado corresponderle un abrazo, pero posiblemente su terrible situación pasada se lo bloqueaba en más maneras. Y ahora recién cuando estaba libre de esas cosas, el hombre no estaba, ya que descansaba en algún lugar mejor.

Lo seguía extrañando, siempre lo haría. Y también por su santa memoria no iba a rendirse en ningún sentido. El hubiera querido verla bien, sin bajar la cabeza. Y no lo haría.

Estaría bien por él, por su recuerdo, por el de sus padres, y por el de los demás. Por Gerard, por Hope, Aitana y todas aquellas personas especiales que habían pasado por su vida. Personas que jamás quisieran verla derrotada. Personas a las que siempre extrañaba, y en caso de las que aún seguían con vida, no tenía la oportunidad de ver hace mucho tiempo.

A Gerard no lo había visto desde el juicio. Y no lo podía ver en los bailes porque no asistía, Vladimir Gees cuando estaba vivo tampoco lo hacía. Siempre estaban muy ocupados y no llegaban a hacerlo. Así que en eso no pudo verlo. Esperaba que a Gerard todo le este yendo muy bien, aunque claramente se comunicaban por cartas cuando el castillo lo permitía, aún así no era igual a hablar cara a cara, y además sus cartas siempre eran supervisadas por toda la situación en la que estaban metidas.

A Hope no la había vuelto a ver, solo a su madre. En el juicio también. Pero así como con Gerard las cartas a pesar de supervisadas todo el tiempo, eran lo único que tenía. Lo mismo pasaba con la señora Aitana. Y bueno, ahora en el caso de Louis ambos trabajaban en el mismo lugar y se veían seguido.

[•••]

Ese cumpleaños era diferente a cualquier otro desde un inicio. Porque por más de lo complicadas que estén las cosas personalmente y en el entorno que había formado, ese día había comenzado de lo mejor, desde que había estado en el balcón con el príncipe.

Desde que cualquier plan estaba formado. Desde que todos tenían el suficiente coraje y las suficientes ganas para defenderse a sí mismos, incluso si tenían que darle la espalda al mismo Rey de Inglaterra.

Había miedo, pero había más ganas que lo contrarrestaban.

Desde ya el 23 había empezado algo que Lauren aún sin entender estaba destinada. Una fecha que tal vez divina había tenido que llegar.

Algo para lo que tal vez la vida la había hecho pasar por tanto para poder llegar a ese punto. Algo que iba a pasar. Algo que la misma Lauren no sabía que estaba lista para hacer.

Y su mismo cumpleaños también, cambiaría el rumbo de su vida, más aún de lo que había cambiado ya.

Y podía no saber lo que sucedería, prepararse para los escenarios que todos se imaginaban. Pero algo tenía que hacer.

Todo iba a ponerse más difícil. Y sabía que se pondría difícil. Y como Frizzy había dicho, era mejor prevenir lo peor, y no tantas cosas malas había vivido Lauren por gusto, la vida le dio la oportunidad de superarlas, y no podía dejar que otra persona quiera hacer lo mismo con ella. Ahora que por fin sabía y podía defenderse, no podía someterse ni cruzarse de brazos sin remedio.

[•••]

Que sea el cumpleaños de Lauren posiblemente animó muchas cosas, incluso para Lauren misma, porque era la primera vez en mucho tiempo que se sentía tan especial.

Además era también una buena forma de desahogo. Distracción.

Frizzy y Lauren caminaron sorpresivamente entrelazadas del brazo hasta la cocina, extrañando bastante a la gente que sabía que Lauren no soportaba que la toquen.

Más por el contraste. Frizzy saltaba alegre llevando a Lauren y cantándole el feliz cumpleaños una y otra vez. Mientras Lauren solo caminaba sería y tranquila con ella, negando divertidamente ante la siempre explosiva energía de su amiga.

Llegar hasta la cocina no fue complicado. Todo estaba disimulado, tenía que seguir así.

[•••]

Debido a que claramente los cumpleaños de los sirvientes no se celebraba en el castillo bajo ninguna circunstancia, más que felicitaciones habladas no podía haber.

Y hace tiempo, cuando Lauren tuvo el detalle del panecillo con Frizzy en el cumpleaños de la misma. Fue algo que salio de ella para no dejarlo como si nada, Frizzy le importaba mucho.

Y no esperaba recibir nada de vuelta en su cumpleaños. Lo que hizo antes fue de corazón, y estaba más que contenta con la energía de Frizzy cantando feliz cumpleaños aferrada a su brazo en todo el camino hacia el castillo y la cocina.

[•••]

Pronto al entrar a la cocina las cosas tenían que ser como cualquiera, como si nada. Era solamente un día más al fin y al cabo.

Aun así Octavia que sabía, se acercó para desearle un feliz cumpleaños a la muchacha solamente. Sus palabras fueron suficientes, y después se retiró. Louise aprovecho para saludarla por la fecha cuando aún su gemela no llegaba. Lauren también se lo agradeció.

Y de las personas de la cocina fue Louis quien también se acercó a saludar y felicitar mientras ella y Frizzy seguían lado a lado como siempre.

Con esa la timidez que lo caracterizaba siempre, y esa dulzura que era parte de él, fue la que habló.

[•••]

-Espero la pases bien hoy y que tengas muchos años más. -Dijo Louis con una sonrisa, con el sombrero de panadero aún entre sus manos.

-Muchas gracias Louis-Lauren hizo una pequeña reverencia.

-Lamento que aquí las cosas no se puedan celebrar. Es por trabajo claro. Pero hubiera sido lindo traer algún regalo. -Dijo amablemente.

-Ah no digas eso, para mí es suficiente con que lo hayas recordado. -Dijo Lauren amablemente.

-Además, ya le dieron un tremendo regalo. -Dijo Frizzy fastidiando sin darse cuenta que en esa broma se le podía escapar algo. Por lo que se tapó la boca a penas habló aguantando la risa que le dio el evento.

Louis se extrañó, y Lauren disimuló aquel susto que las palabras de su amiga habían causado, dándole un leve codazo a su amiga, para que no haga ese tipo de bromas.

-No me hagan caso. -Dijo Frizzy. -
Perdón-se rió.

Louis miró a Lauren como no creyéndole a Frizzy y buscando una respuesta. Lauren desvió la mirada rascando la parte trasera de su cabeza para disimular.

-Bueno, Louis muchas gracias por tus deseos. Nos sentamos a comer y a conversar en el almuerzo. -Lauren disimuló para salir de la situación.

El joven que claramente no había quedado muy convencido y había notado algo raro, decidió ignorarlo de todas formas, y momentáneamente se despidieron. Cada quien tenía que realizar su deber.

[•••]

-Disimula por favor. -Le pidió Lauren avergonzada a su amiga.

-Perdóname, hable sin pensar. -Dijo la morena aún aguantando su risa-Me di cuenta ya tarde.

-Ahora Louis nos miró raro. -Dijo Lauren nuevamente. Todavía avergonzada.

-Pero no creo que se note nada, y si lo fuera, en el peor de los casos ¿Qué te dirá? ¿Cuál fue el regalo? Le dices que te di un pañuelo bordado y ya, que bromeamos de tonterías y listo.

Lauren se tranquilizó. -Gracias. De todas formas me asusto. -Dijo. Mientras ambas ya se arremangaban para empezar con la interminable tarea de los trastes.


Frizzy pareció contarse un chiste mental a sí misma, porque se rió para sus adentros. -Sabes no puedo creer que el amor cambie tanto a una persona como te cambio a tí. -Lo decidió exteriorizar.

Inmediatamente las orejas de Lauren empezaron a quemar. Y se las cubrió por vergüenza. Dejando los trastes a un lado por un segundo.

Frizzy se rió mas-Osea no has cambiado pero si has cambiado ¿Se entiende? -Trató de decir para hacer que Lauren deje de estar avergonzada.-Cambio en el mejor de los sentidos, como crecimiento personal, pero no como dejaras de ser tú.

Lauren seguía sintiendo sus orejas quemar. Seguramente su rostro estaba igual. -No sé si eso me ayudó. -Bromeó un poco.

Frizzy rio-Bueno, ya tranquila. No volveré a hablar sin pensar porque se me puede escapar algo, y si eso pasa te pones como un tomate.

-Hoy solo hay que pretender que no pasó nada-dijo Lauren calmándose más a sí misma.

-Exacto. -Dijo su amiga. -Tú más que nadie sabe lo que está pasando y solo hay que esperar lo que pase en un futuro, y pues ya todo lo que hablamos hace unas horas, ya lo sabes. Yo te ayudo, tranquila, estoy contigo. -Le dijo amistosamente. -Sí ves que ando molestándote es porque me da gracia y ternura como estás nada más. Y porque me estoy aprovechando de que es tu cumpleaños. Pero ya no lo haré delante de nadie ya. -Se rio, sobandole la espalda a su amiga que aún guarecía sus rojas orejas. -Tómalo con humor por ahora, por este día, es tu cumpleaños.

Lauren suspiró. El cúmulo de sensaciones y sentimientos desde la noche del 23 y la madrugada de esa día eran muy intensos. Había estado preocupada, emocionada, triste, feliz, ilusionada, embobada, distraída, otra vez preocupada, pensativa, envalentonada y hasta avergonzada.

Y eso que en términos de jornada laboral al menos, su día recién estaba empezando.

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