VIII
𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
Lauren pasó una de sus manos hasta el puente de su nariz. —Ay Rose, no me digas esas cosas ahora. —Dijo casi rogándole sintiendo una de sus piernas temblar a modo de controlar la ansiedad y esas ganas de llorar que no se le iban.
—Pero es que no tiene sentido, no puede ser que después de haber hecho la decisión firme de amar antes de casarse. Ahora haya aceptado hacerlo. Eso sería si es que estuviera enamorado de la señorita Lea pero apuesto mi vida que no lo hace. —Dijo Rose empezando a molestarse. —Yo entiendo todo, apoyo a Karoma, y así como ella tengo que estar a los pies de la Reina. —Suspiró. —Pero—Dijo antes de trabarse un poco, como si estaría a punto de decir algo que no debía. —Yo a ese muchacho nunca lo he visto enamorado, pero desde que has llegado, desde que se hicieron amigos, su mundo es vivir enamorado de ti.—Dijo tratando de no elevar la voz por su frustración.—Y yo sé que todos sabíamos que algún día esto iba a suceder obligatoriamente. Pero mi hipocresía no me permite aceptarlo ahora que está sucediendo.—dijo Rose. —Desde hace quién sabe cuanto, y que me perdone el príncipe por hablar de esto sin que el se entere. Vive hablando de ti con quien conoce, no disimula, no lo sabe hacer, las cosas que siente son muy puras ¿Y en serio aceptó casarse con alguien por quien no siente nada? Hay algo que ahí no tiene sentido. —La enfermera se preocupó.
—Lo deben de estar obligando, no tengo idea. —Lauren también se desesperó y su voz tembló.
—Si eso fuera cierto hubiera sucedido un escándalo. —Dijo pero se quedó pensando. —Pero seguro es cierto—concluyó después. —Solamente que se ha hecho lo mejor por ocultarlo—dijo Rose empezando a pensar. —Como odio que este momento haya llegado. Dios santo. —Juntó sus manos como si estuviese rezando. —Mientras más lo pienso, más estratégico parece todo. Es lo más perfecto para crear una cortina para despreocupar al pueblo, para traer noticias que alegren al mismo, por la alianza de nuestros países, para recibir ayuda y que todo esté problema con esos malditos vándalos y criminales se termine de una vez. Es algo que lo han pensado, quien sabe por cuanto. — Comentó.
—Yo pienso eso también. Yo sé, yo entiendo que por encima de los sentimientos de cualquier persona se está buscando el bienestar del pueblo. —Dijo Lauren casi sin respirar. Porque sabía que al momento de tomar aire ya iba a empezar a llorar. —Pero es que también me siento y soy hipócrita en ese sentido. —Dijo, para eso sabiendo que no podía contener el aire más. —porque yo también lo quiero. No importa cuánto la Reina lo haya intentado o por cuánto yo y Karoma intentemos que la historia no se repita. —Dijo y no pudo ya aguantar las lágrimas. —Me terminó pasando, me terminó gustando. Aunque yo me lo haya querido negar aunque yo no lo haya entendido a un inicio y que no lo entienda a veces, porque es la primera vez que me pasa. —Confesó, siendo así Rose, la primera persona a la que se lo había dicho.
La enfermera se apenó aún más. Queriendo acercarse a consolar a Lauren con un abrazo. Pero alejándose cuando la muchacha retrocedió negándose, no quería que la la toquen.
—No me siento bien Rose. —Dijo Lauren retrocediendo un poco más casi por impulso. —Y mira que sólo lo he visto un par de minutos. —Trató de respirar. —Es probable porque todo me ha caído de golpe hoy y he tenido mala suerte de que choquemos. Lo quiero pensar así. —Se limpió las lágrimas rápidamente. —Necesito tiempo, ya se me va a pasar. Al fin y al cabo es lo que tenía que suceder en algún momento. —suspiró encogiéndose de hombros para intentar convencerse de dejar de sentirse tan mal. —Y ya estaré bien, en algún momento. Lo prometo. —Dijo Lauren, repitiendo las últimas palabras que también le dijo a Karoma. —Gracias por hablar conmigo. —dijo antes de despedirse.
No quería seguir ahí.
Rose se despidió de ella también de una manera apenada.
Y antes de que nuevamente Lauren sienta que estaba cerca a romperse. Se fue del lugar alejado de la enfermería donde habló con Rose, y solamente pensó en regresar a la lavandería lo más rápido posible.
[•••]
Desde el año pasado por lo que la princesa contó ese antiguo día en el que se la encontraron. El príncipe siempre había estado interesado en ella.
Y a un inicio claramente le pareció raro e incómodo. Recién había llegado al castillo, recién había huido de la situación con las Dhollen y habían muchos bloqueos que le ponían inmensas barreras para si quiera poder saber como se estaba sintiendo.
Con el tiempo, seguía siendo difícil. Expresarse y saber como se siente. Porque siempre pensaba de más y quería racionalizar todo lo que sentía para darse explicaciones. Después del juicio y de obtener al fin su tan ansiada libertad emocional, habían cosas que habían cambiado, notoriamente. Y eso era bueno.
Era una persona mucho más positiva y mucho más tranquila. Había decidido al menos intentar expresar sus emociones y sentimientos de mejor manera y quería seguir avanzando en esos ámbitos para ser una mejor persona. Porque quería serlo.
Pero desde que notó que sus sentimientos por el joven, habían dejado de ser amistosos. Claramente había decidido categorizarlo como un amor platónico, para seguir racionalizando las cosas. Para tener una respuesta para si misma, o al menos para engañarse por un tiempo.
Pero el compromiso del príncipe, la hizo sentir tan mal, incluso con ella misma al sentirse hipócrita por saber que tenía que pasar pero no querer que lo haga.
El año pasado el joven había expresado que sabía que en algún momento le harían eso. Pero las palabras de Rose nuevamente habían vuelto a cambiar el rumbo de las cosas.
El príncipe estaba siendo obligado probablemente. Y para no crear ningún escándalo en el castillo habían de haber hecho lo imposible por mantenerlo en privado.
Ya era un hombre comprometido. Y a pesar de que no se vean si quiera, Lauren debía parar con las cosas que estaba sintiendo. Por respeto.
Pero había una parte que no le estaba permitiendo ser tan racional. Esa parte que había hecho latir su corazón tan fuerte cuando el príncipe solo le estaba vendando la mano.
Y esa era una parte que nunca había visto en ella, y ahora que había salido a flote. La asustaba de sobremanera.
[•••]
Desde aquella broma de Desire y Amy en la lavandería hace unas semanas en el cumpleaños de Frizzy, Lauren se había quedado pensando en el hecho de que su habilidad para disimular se le haya ido.
Y con lo que pasó en la enfermería lo confirmó.
Y siendo como era, eso la molestó incluso más consigo misma. La hizo dar vueltas en todo el asunto y eso la puso más triste todavía.
Pero tampoco sabía como dejar de sobrepensar las cosas cada que tenía episodios donde lo hacía. Sobreracionalizaba todo y también sabía que estaba mal porque se hacía daño con esas cosas.
Pero su cerebro simplemente no podía evitarlo.
[•••]
Antes de entrar a la lavandería, cuando llegó a la puerta. Decidió tomarse unos minutos para respirar y entrar como si nada hubiera pasado.
Respiró dándose cuenta que técnicamente estaba sirviendo su nariz por todas las ganas de llorar que se había aguantado. Se brindó leves golpecitos en el rostro y se frotó los ojos de una manera algo brusca sin darse cuenta, para terminar de limpiar su rostro y animarse a no desestabilizarse más.
Entro a la lavandería, con la misma postura erguida que había tenido toda su vida. Sin mirar a nadie y solamente rumbo a su sección y subsección del planchado.
Cuando entro a la sección de planchado primero. Todo ocurrió con normalidad, y cuando se fue dirigiendo a la subsección en la que estaba. Tenia que cruzar una puerta que en esa ocasión estaba cerrada.
Para mala suerte de Lauren la misma estaba trabada, y como solo podía usar la mano derecha porque la izquierda estaba vendada y herida y todavía era su mano fuerte. Por lo que usar la derecha solamente fue difícil.
La perilla estaba trabada, y había que tener fuerza para abrirla.
Y esa cosa tan pequeña, fue de lo que podía colmar todo. Porque con el mal humor, frustración, enojo, tristeza y todo lo que estaba sintiendo Lauren. Terminó desquitándose con aquella pobre puerta. A la cual terminó sacudiendo e intentando de abrir con toda la fuerza que su mano derecha podía tener.
Justo cuando al ver aquella dificultad alguien se acercó para poder ayudarla, Lauren ya había utilizado su hombro derecho y su cadera para empujar la puerta con fuerza y un enojo que lo terminó descargando en un pedazo de madera técnicamente.
Logró entrar a su subsección dándose cuenta que dentro también hubo un par de sirvientas que querían abrirle la puerta desde adentro para ayudarla.
Al estar tan ofuscada, a penas entró cerro la puerta detrás de ella con fuerza. Haciéndola resonar entre la usual tranquilidad que había en el lugar.
Pasó sin decir nada sin mirar a nadie y entre un par de personas que estaban en el camino, chocando un poco sus hombros sin querer.
—¿Qué le pasa? —Se escuchó de entre una de las sirvientas con las que había chocado accidentalmente.
—No sé. —Alguien le respondió con una voz algo asustada.
[•••]
Lauren avanzó rumbo a su tabla de planchar, y el silencio de la zona de planchado volvió a aparecer. Era usual que cuando alguien se iba unos momentos y luego regresaban, se saludaban nuevamente y con amabilidad. Era un ambiente muy sano en esos sentidos.
Pero nadie se atrevió a dirigirle una palabra a Lauren. Se notaba que no estaba de humor para hablar, ni responder.
Al llegar a su posición, tomó de nuevo la plancha, con la mano derecha. Ya estaba fría y el delantal que había dejado a medio planchar seguía ahí. Tuvo que cambiar de lado todo para poder usar la derecha, y usar el mínimo esfuerzo en la izquierda.
Seguía tan ofuscada, y con tantas cosas acumuladas que no se percató que Frizzy le había estado hablando desde un inicio.
—Oye. —Fue lo que su cerebro logró captar después de un tiempo. Viendo a Frizzy que trataba de llamar su atención desde hace un buen tiempo.
Lauren intentó disculparse mientras trataba de disipar todo aquel cúmulo de su mente. Frizzy dijo que no importaba, y se notaba que la morena estaba sumamente emocionada por algo.
Lauren trató de concentrarse para escucharla. Aunque la sensación horrible que tenía en el pecho no se fue en ningún momento. Por lo que solamente intento fingir.
[•••]
—Bueno ahora que sí me estás escuchando. —Dijo Frizzy. —Cuando te fuiste a la enfermería vino Karoma otra vez, se nos hizo raro. Y preguntó por las dos, le dije que tuviste un accidente con la plancha y que fuiste a la enfermería.
—Empezó a contar. —Y entonces me dijo que cuando llegues te avise. —Dijo pero la sonrisa emocionada creció en su rostro mientras daba un par de saltitos pequeños. —Vamos a volver a la cocina. —Anunció con mucha alegría.
—¿Cómo dices? —Preguntó Lauren sin poder creerlo mientras su rostro se impregnaba de confusión.
—Bueno es una historia mucho más larga que te tengo que explicar. —Susurró Frizzy. —Pero tiene que ver con, todo esto por lo que vinimos aquí. Y también algo que pasó con Octavia. Pero tranquila te explico a la noche. —Volvió a susurrar la morena.—Pero volveremos allá ¿No es eso magnífico?—Dios de repente viéndole todo el lado bueno.
A la sirvienta le demoró procesar todo lo que Frizzy estaba diciendo. Más aún porque habían aún muchas cosas más que explicar.
Por un momento rogó que todo ese día haya sido un sueño, y que en cualquier momento iba a despertarse. Pero no era así, ese día era tan real como todo lo que había pasado en su transcurso.
Si la noticia que iban a regresar a la cocina ya se sabía ¿Por qué Karoma no se lo dijo antes? Todo sonaba como algo preparado a último minuto.
Y las respuestas ante eso, se crearon como miles de teorías en la mente de Lauren. Pero por un lado algo no tenía sentido. Lauren dudaba que la Reina después de lo que había pasado ese día esté como si nada ante el regreso de ambas sirvientas a interiores de castillo.
[•••]
Eran demasiadas cosas pasando en solamente un día. Demasiados sentimientos encontrados de todos los tipos en a penas unas horas.
El dolor de cabeza que atacó a Lauren debido a todo eso, fue insoportable. Quería sacarse la cabeza por un segundo y dejarla a un lado para que deje de latir por el dolor y para poder dejar de pensar.
Estaba odiando ese día con toda su alma. Y eso que sabía que era normal tener malos días, y que pronto ya pasaría.
Estaba harta de tener que lidiar con sus propios sentimientos. De todo lo que había pasado ese día, de la cantidad de cosas que se estaba aguantando porque no quería explotar en público.
Lo de la cocina sí era una buena noticia, era el lugar al que se acostumbraron y estuvieron a un inicio. Donde estaba Octavia a quien querían mucho. Y claro que volver después de tantos meses, e incluso casi fines el año pasado, era algo bonito.
Pero con el estado de ánimo con el que estaba Lauren. Nada sonaba ni estaba bien. Era un montón de información y una reacción involuntaria de su mente de sobrepensar y sobreracionalizar las cosas, la estaba atacando sin darle descanso.
Una nueva razón por la que deseaba arrancarse la cabeza del cuello.
El dolor de su cabeza, la nubló y bloqueó cualquier estímulo exterior por varios minutos. La voz de Frizzy se escuchaba con eco a muchos metros de distancia. Pero estaba literalmente al frente de ella.
Se repitió que no iba a permitirse explotar en público con tanta gente en la lavandería viendo. Y una vez más somos quería que el día acabe, que todo acabe. O simplemente desaparecer de ahí y de todo por un momento.
[••••]
Entre todo aquel revoltijo, notó que Frizzy le preguntaba si estaba bien. Y que se lamentaba pensando que Lauren iba a estar feliz al escuchar la noticia.
Lauren respondió que la noticia si la puso feliz, pero que no se sentía para nada bien ese día. Que ya se lo contaría también a la noche. Y ojalá así poder soltar todo lo que estaba reteniendo, y poder desahogarse. Porque lo necesitaba mucho, después de un tan mal día como ese.
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