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LXXXIX

𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

     Pero precisamente fue a la noche, donde Thomas pudo contarle.

     Nunca era cómodo cenar o almorzar en la misma mesa que la Reina, pero otro remedio no había, Lauren y Frizzy no podían hacer más que ignorar sus ofensas que a veces llegaban de manera pasiva. Además ahora la mujer tenía que cerrar la boca lo más que pudiese, porque su hijo y su esposo estaban ahí también. No quería ganarse problemas en la mesa. Aún así siempre encontraba forma de criticar la etiqueta en la mesa, insinuar que ambas no pertenecían a ese estrato y demás.

     Frizzy era quien más se sentía afectada, por el hecho de que sentía que era verdad. Estaba aprendiendo esos temas de etiqueta, a veces era difícil hacer todo eso al mismo tiempo, Lauren tenía un poco de ventaja en eso, por antiguamente como le habían enseñado sus padres. Pero Frizzy no, y se sentía mal a veces.

     De todas formas Lauren no dejaba que eso dure mucho. Las dos lo estaban haciendo bien, eran muchas cosas difíciles y en ese corto tiempo lo estaban haciendo bien, sus mismos instructores lo decían. La Reina quería sentirse superior siempre, y en vez de caer en su tentación de armar una discusión, podían hacer todo tan perfecto, para que en realidad se vea que quien no tenía etiqueta era ella.

     Había que transformar sus ofensas en motivación. Era una forma de molestar a la mujer más todavía. Estuvieron de acuerdo, Lauren se sintió bien por animar a su amiga, así como ella lo había hecho tantas veces con Lauren también. Para eso estaban.

[•••]

      Respecto a la reunión, sabían porque los habían acusado y entregado también, las familias que habían empezado con todo. Eran quince. Durante todo el problema desde el año pasado, siete se habían retirado por una serie de peleas por dinero en el mismo grupo, porque era obvio que ganaban dinero de aquella organización que dejó de ser secreta. Lleno de corrupción y codicia, cuando toda le gente pobre que habían engañado se fue yendo, fue siendo capturada, y para no pasar tanto tiempo en prisión habían hecho confesiones como trato, las quince familias se habían puesto en conflicto.

      Sabían los apellidos, las siete que se retiraron eran de Irlanda y Escocia,  las ocho faltantes, Inglesas. Y en la semana que faltaba para la próxima reunión 4l castillo ya tendría en sus manos a aquellas siete familias, a quienes claro iban a condenar, pero podían reducirles la pena y hasta darles protección si daban toda la información posible sobre las faltantes.


    Y con eso caían todos. Como cereza del pastel, para poder terminar el año confirmando que las cosas ya estaban bien a comparación del anterior.

      El golpe de suerte hacia Inglaterra tenía que seguir así. Iban a aprovecharlo.

[•••]

      Y así lo hicieron, los planes salieron de maravilla.

       Capturaron a las siete familias y con tal de no pasar tanto tiempo en la cárcel desataron a quienes eran sus supuestos compañeros en un instante. Sin dar pistas falsas.

        Debido a que las otras ocho familias seguían ahí, tenían que tener cuidado también. Ellos no estaban retirados, podían estar en conflicto, en algún tipo de rendición pero seguían siendo cabezas de aquel grupo.

       Con los nombres y el plan para su rápida captura por fin, ya estarían en aquella segunda reunión. Era igual de importante.

        Las cosas marchaban muy bien. Aquello era una bendición. Se confirmó además que parte de la rendición tenía que ver con Lauren porque la gente que aún trabajaba para esas familias, decidió retirarse. Ya habían traicionado a su pueblo por dinero, su princesa era del pueblo, sentían que estaban condenandose a más pecados y fueron yéndose, otros simplemente vieron oportunidad de no ser condenados si vendían información, salía más rentable, pero para eso debían dejar aquella organización también. Y lo fueron haciendo.

       Había sido una gran ofensa, por los saqueos y sobretodo el nombre. Que claramente coincidía con aquel que había hecho una desgracia en la vida de su próxima princesa. Posiblemente ahí se dieron cuenta porqué era tan ofensivo, y ya no podían cambiar de nombre.

      Suecia los seguía atrapando, Inglaterra también. No habían durado mucho. La historia hizo que el país aprenda. De cierta forma era mejor estar preso en Inglaterra que en Suecia, porque al estar Suecia en aquella gran deuda con Inglaterra, se iban a asegurar de dar sus peores castigos a aquellos criminales, sin oportunidad de penas reducidas, aunque hablen, aunque digan todo. Las leyes de Suecia no tenían esa tolerancia, y además permitían la tortura en interrogatorios. Eso sumado a lo que le debía a Inglaterra, iba a hacer de aquella alianza un pago, que ahora Suecia debía, y se iba a asegurar de resarcir.

      A pesar de lo que había pasado, esa alianza iba a terminar siendo más fuerte.

      A aquellos criminales no les convenía ser atrapados, sino entregarse. Era más seguro. Ya había llegado su fin.

      Tenían que quedar como solamente un susto.

[•••]

       La semana faltante pasó rápido. Y Thomas le dijo al gran Duque que por favor venga dos horas antes de la junta porque querían hablar con él, hablarían en la oficina del príncipe tranquilamente.

       Amablemente claramente el hombre aceptó. Y estaría a tiempo, en esa ocasión la Reunión se daba a medio día así que él estaría ahí a las 10 de la mañana.

       Lauren estaría junto a Thomas en su oficina desde minutos antes. Y también fue así.

        Lauren estaba algo nerviosa, pero tenía preparadas sus palabras para preguntar,  obviamente sin sonar de manera ofensiva y respetando claramente el dolor del hombre, al que ni guardar el luto le habían permitido.

        Había estado muy presionada con aquel tema de sus clases de la misma forma. Todo se le estaba juntando al mismo tiempo y con mucha preocupación, estar al tanto de toda la situación externa, desvivirse estudiando, ayudar a Frizzy, averiguar lo que había pasado con Louis y Harry y tener planes para todas esas cosas. Era bastante en su espalda pero supuso que así serían las cosas desde ahora. En eso se había metido, tenía que acostumbrarse. Porque solo así podría cumplir los propósitos que tenía.

[•••]

        Así que ese día que había avanzado de gran manera aquel mes de Setiembre. Lauren y Thomas esperaban en la oficina del mismo, a que el reloj marque las 10, a que la puerta vaya a sonar.

       Antes de tiempo y con puntualidad extrema el Duque llegó, Thomas le abrió la puerta y claramente el saludo entre ambos fue cordial y amable.

      Lauren lo saludó con todo su respeto. Era la primera vez que lo volvía todo ver en mucho tiempo. Había bajado demasiado de peso, se lo notaba muy cansado, y muy apagado. Thomas ya se lo había contado, pero verlo de esa forma de todas formas la afectó.

[•••]

      —Recuerdo muy bien la primera vez que fui a casa suya señorita. —Dijo el Duque amablemente a Lauren. —Quien diría, que ahora mis ojos puedan verla de esta manera. Es un honor. —Hizo una reverencia aún en la puerta.

     Lauren se lo agradeció, era honor de ella tenerlo en frente, hicieron que pase, y que pueda sentarse cómodamente en el gran sillón que también tenía el lugar cerca al escritorio. Tranquilamente el hombre se dirigió hacia allá, sentándose con cuidado.

Debido al espacio, Lauren fue a sentarse con el hombre en aquel sillón, su vestido siempre ocupaba un gran espacio. A pesar de no usaba nada de gala, y traía un armazón flexible que con la poca costumbre ya se iba haciendo más cómodo, incluso para sentarse.

      Thomas se sentó en la silla de su escritorio. Estaba cerca de igual forma. Así los tres tenían que empezar a hablar.

[•••]

      Pero justo el Duque volvió a tomar la palabra.

      —En verdad son una pareja linda. Mis señores. —Dijo el hombre. —Al venir me crucé con Jocasta en el primer piso, esa muchacha. —Suspiró riendo un poco. —Siempre tan habladora y tan alegre, no ha cambiado, eso me alegra. —Dijo. —Mi hijo la quería mucho. —Mencionó.

      Fue bueno que lo haga, así podían traer el tema.

      —Duque Edward. —Llamó Thomas educadamente. —Disculpe que le corte la palabra en una historia tan bonita que nos cuenta. —Dijo. —Pero queríamos hablar con usted, y aprovechando que usted acaba de mencionar a Harry, es justo el tema que queríamos tratar.

     El hombre parecía algo asustado. —Yo me he mantenido en silencio mi príncipe, hice todo lo que me dijeron, ni siquiera he reclamado su cuerpo de aquella fosa. —Se empezó a justificar.

     —No, su excelencia no es eso. —Dijo Lauren pacientemente, el hombre pareció tranquilizarse un poco. —No tenemos nada que exigir al respecto porque sabemos la injusticia al rededor del caso. Nosotros éramos sus amigos. También sabíamos. —Se explicó.

     —Fue desafortunado que también nos hayan mentido ese día, pero no significa que vayamos a darles la espalda. Solo hemos esperado un poco, a tener todo en orden. —Continuó Thomas.

     —Queremos ayudarlo su excelencia. Hay muchas razones por las que ese acto de crueldad puede ser sancionado. Y sea que tengamos que fingir estar de acuerdo con estas normas religiosas, hay algo injusto detrás de todo eso. —Dijo Lauren. —Esperamos no estarlo ofendiendo, no estar pasando límites de su privacidad. Pero si usted pudiese, si usted quisiese nos podría contar las cosas que muchos omitieron, que muchos no saben, y cosas en las que tal vez lo obligaron a mentir. Podemos hacer algo, desde donde estamos.

      El Duque pareció reírse de manera amarga. —No mi señorita. Las respuestas que yo obtuve tienen el mismo vacío de lo que ustedes saben. —Se lamentó. —Los celadores hicieron solamente su trabajo, acabaron órdenes, presión de nuestro pueblo. Todos se lavaron las manos, un pobre policía no puede tener la culpa de hacer lo que su jefe manda, la gente no tiene la culpa de pensar así, ningún padre de la iglesia tiene la culpa tampoco de que se satanicen aspectos de la vida que siempre había existido. —Dijo, y también tenía razón.

      —Pero algo debe haber, señor. Ellos hubieran podido irse tranquilamente a pesar de la acusación. Porque la guardia no podía llegar tan rápido al puerto. Algo había detrás. —Dijo Thomas. Lauren estaba de acuerdo.

      Y el Duque pareció caer en cuenta de algo. Su mirada cambió y de repente parecía totalmente aterrado, alarmando a la pareja.

      —Fue una familia señor. —Anunció. —Que siempre ha tenido problemas de deuda con la mía. Hace poco a mi hija Gemma la han atacado en un aparente robo, pero no le quitaron nada.

      Thomas miro a Lauren sin entender mucho.

      —¿Usted estaba en problemas con alguna gente? —Preguntó Lauren suavemente.

       El hombre pareció asentir. —Pero nunca fueron problemas que pasen de lo que cualquiera tiene. Lo que sí sé es el odio hacia mi familia, por este hecho. Por el dinero que nos debían. Estaba a nombre de Harry, muerto el fiador no había deuda, su majestad. —Pareció iluminarse entre lágrimas mirando a Lauren. Empezaba a tener sentido, todo lo que no había podido pensar antes, todo el dolor que le habían causado.—Usted tenía razón, algo había hecho. A mi también me han mentido. —Empezó a sollozar.

     Thomas salió de su oficina para pedir a un sirviente un vaso con agua mientras Lauren se quedaba con el Duque.

     Era una gran impresión, más porque con el dolor de la muerte el Duque Edward no se fijaría en lo del dinero, sino en la ejecución de su hijo por ser homosexual, que era lo que lo cubría todo. Era un plan muy sucio, muy bien hecho, y que a pesar de haber salido solo como teoría ahora, parecía cierto.

      Lauren intentó consolarlo en lo que Thomas volvía, pero aquel hombre no había terminado de hablar aún.

[•••]

       —Mi hijo no tenía la culpa de amar, y por dinero esa gente enmascaró un homicidio con una ejecución. Mataron a mi hijo, y a un pobre muchacho inocente. —Se lamentó en un terrible dolor. —Mi señora ¿Qué vamos a hacer? Todo está tan oculto, jamás la van a escuchar, aunque tengamos pruebas, aunque usted ya sea nuestra Reina. Mataron a mi hijo por cometer sodomía, y la gente lo ha aprovechado para un fin tan ruin como el dinero. La iglesia es poderosa mi señora, la van a condenar a usted por ir contra la religión si hace algo. —Seguía llorando.

      —No importa, señor. No me importa. —Aclaró Lauren encarandolo mientras tenía la suficiente fuerza de voluntad para sostener las manos del hombre para poder intentar calmarlo. —Tenemos que encontrar algo. Han matado a su hijo, han matado a mi amigo. Y si fuera de una razón tan cruel como creer que amar es un crimen, hay algo sucio detrás, podemos hacer algo. Siempre se puede hacer algo. La iglesia jamás nos escuchará, lo sé bien también. Se explicó —Pero la corte talvez sí. —Intentó dar un poco de esperanza. Aunque no se había creído mucho.

     Thomas regresó rápido, ya le habían traído el vaso con agua, le agradeció a la sirvienta y volvió a cerrar la oficina con los tres dentro. Tendiéndole el vaso al hombre, que no podía tomarlo por el estado en el que estaba, Lauren tomó el mismo entonces, dándole de beber al hombre delicadamente

[•••]

       —Lo han hecho pasar como un acto normal su majestad, no ha habido ningún movimiento sospechoso en ese entorno. —Dijo cuando al fin el agua lo había calmado un poco. —Sólo el historial de deudas, que tarde o temprano también eran pagadas. Han pretendido que mi hijo no existe. No importa si hasta estamos frente a todo Londres con esa gente confesando de manera pública que aprovecharon todo en la muerte y ejecución de mu hijo, y de ese niño. —Trató de respirar entre su llanto.

     —Entonces vamos a tener otra opción mi señor. A Louis y Harry los ejecutaron de manera cruel. Y yo no puedo ver que gente se haya beneficiado de eso. Más si es una familia con la que usted mismo ha tenido problemas, que nos acusen de algún tipo de abuso de poder, que no sería nuevo tampoco. Pero si comprobamos que esa gente fue, yo no quiero que sigan sin asumir su daño.

      —Por eso lo queremos ayudar Duque Edward. —Thomas se puso de cuclillas delante del hombre en el sillón preocupado. —Díganos de quien sospecha, quienes son de esa familia. Le prometemos que si de alguna forma ellos no tienen nada que ver. Lo dejamos ahí y aceptamos que todo solo fue una tragedia. —Prometió, lo dijo para tranquilizar al hombre. Lauren asintió, para que el Duque también se pueda estabilizar.

     Si el Duque decía algo, ya tendrían una primera pista, algo a lo que podrían llegar. Y si no era cierto, seguirían buscando. Alguien merecía pagar por lo que había pasado. Lo había prometido.

     —No quiero estar en problemas mi príncipe. —Dijo el Duque. Pero ya parecía algo persuadido. —Es una familia importante, no de la nobleza pero sí de alcurnia. El padre ha muerto hace poco de un infarto, el hombre era reconocido en la universidad aquí en Oxford. Pero ya está muerto, ya no hay ninguna justicia en mano propia que conseguir ya, ya no vale la pena. —Se lamentó, eso de cierta forma frustró de sobremanera a Lauren y Thomas.

     Se sentía que había sido por nada, la cabeza de aquella familia ya no estaba. Era él el que probablemente vio aquella oportunidad e hizo que la ejecución se acelere sin juicio con algo de dinero. Por eso todo había sido tan rápido. Eso decía el Duque, porque con quien tenía problemas era con aquel padre, por lo demás con su familia no había mucho contacto. Pero no lo sabía, ya no quería saber.

      Pero ¿Quienes eran? Solo eso querían saber. Porque si en fin la muerte ya se había llevado al hombre había hecho de cierta forma que ya no puedan hacer nada, no puede vengarse de un muerto. Así que solo deseaban saber. Solo, por favor. Se lo pidieron al Duque.

[•••]

     —Son los Douglas mi señora, pero es el padre a quien me refiero. —Dijo el hombre ya rendido pero con algo de miedo.

     Lauren supo inmediatamente qué familia era, junto a ello también varios recuerdos amargos. De la misma forma, Thomas lo supo.

      No sabía que el señor Douglas había muerto. No conocía bien a todos en aquella familia. Pero sí a alguien, a Alex.

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