LXXV
𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
—Señorita, se lo ruego. No se arriesgue. —Le suplicó una de las sirvientas que le bloqueaba el paso. Donna, era su nombre.
Lauren estaba muy ofuscada como para escuchar o hacer caso. —Le han cortado la cara a Eugenia ¿A caso debo quedarme así? Pudo habérselo hecho a cualquiera, hasta a mí. Porque sabe que no le harán nada más que regañarla. Más porque está en proceso de irse. Y no es justo.
Las personas delante de ella seguían intentando calmarla, bloqueándole el paso por todos lados y direcciones por seguridad.
—¿Pero y si usó eso para llamar su atención? —Trató de razonar con ella otra sirvienta. —Tal vez sabía que Eugenia vendría con usted, y por eso lo hizo. Para hacerla reaccionar y que usted caiga en algún tipo de trampa señorita. Quién sabe si la señorita Lea no la está esperando ya, lista para hacerle daño con un cuchillo en la mano o algo peor. —Le suplicó también.
Y tenía un muy buen punto. Lea era muy inteligente. Y claro que podía hacer eso, era un muy buen razonamiento al que no había llegado por como le había afectado la noticia. Y fue también lo que pudo traerla a la tierra gracias a Dios.
Se llevó las manos a la cabeza en aquel dilema y aquella desesperación. Ya estaba mas consciente de todo. Pero no quería quedarse sin hacer nada de todas formas. Aquello era inaceptable, dejárselo pasar como siempre habían hecho solo iba a hacer que llegue un punto muchísimo más grave de lo que le había hecho a Lauren o a Eugenia.
Le seguían rogando que vuelva a su habitación, y Lauren insistía que no podía seguir haciendo eso. Que era lógico que todo sea un plan para hacer a Lauren caer en una trampa, que posiblemente sí lo era. Pero que no por saber eso se podía quedar sin reaccionar ¿Qué pasaba si hacía algo así a otra persona? ¿Qué pasaba si de verdad terminaba matando a alguien?
Si ya se sabía lo agresiva que llegaba a ser. Nadie se lo podía permitir.
Y ambos lados tenían puntos de vista válidos.
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—Puedo ir con guardias, puedo explicarle a todos el motivo de romper la regla de quedarme en la habitación y asumir toda la responsabilidad. De eso no hay ningún problema. No quiero perjudicar a nadie, pero tampoco puedo dejar que la señorita Lea siga haciendo esas cosas. El problema lo tiene conmigo, que se meta conmigo, pero no con nadie más. —Fue explicando Lauren.
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Del piso de abajo gritaron entonces desafortunadamente, pero Lauren agradecía escucharla de nuevo.
—¡Entonces baja y haz lo que quieras! Tú sabes que aún no ha terminado esto entre tú y yo ¡Vamos baja!—Gritaba Lea, que había seguido la voz de la discusión y sobretodo la de Lauren, quedando al frente del pasillo de ella pero del piso de abajo. Su propósito era encontrarla, y quién sabe qué escándalo armar. Estaba igual sostenida de bastantes personas incluyendo guardias que se dirigían a todas las escaleras para no dejarla subir por si se le ocurría.
Estaba tentando a Lauren a propósito, y a pesar de todo lo que se intentó de las dos partes que retenían a las dos jóvenes, no pudieron evitar que se peleen.
Pero al menos lo que podían hacer, era mantenerlas lejos.
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—Usted vuelve a hacerle algo así a alguien y lo va a pagar. —Le dijo Lauren desde el tercer piso señalándola con el dedo. Todos intentando calmarla.
—Ni aunque quisieras. Ven, y volveré a golpearte como antes. —Retó. —Eres tan corriente, así que es obvio que debes saber pelear, ven ¿O tan rápido alguien como tú se acostumbró a una vida que no le pertenece? ¡Una vida que era la mía! Te estoy esperando.
En un momento durante esos instantes Lauren logró entrar a su habitación, y cuando pensaron que no estaba cediendo ante la señorita Lea, la vieron volver a salir con un jarrón. El que adornaba su mesa de noche, donde colocaba las flores que Thomas le traía a veces, ahora este estaba vacío.
Y ya todos se veían venir lo peor, Lauren iba a tirarle un jarrón a Lea desde el tercer piso, iba a caerle en la cabeza, y todo se iba a poner peor.
Pero eso no pasó.
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Cuando le querían quitar el jarrón la misma aprovechó el pánico para poner su otro brazo en el barandal y reventar el jarrón en su propio brazo.
Dejando a todos absolutamente en blanco. Lauren también había enloquecido.
Dolió terriblemente y la sangre no tardó de salir de su brazo, donde incluso tenía un pedazo incrustado. El drama al rededor se centró en por qué había hecho eso, ni la misma Lea entendía aquel evento. Había quedado en blanco.
Pero el plan que tenia pareció tomar sentido en poco tiempo, Lauren inculparía a Lea por aquello, una manera estratégica de traerla abajo.
El silencio por la sorpresa duró varios segundos, dejando que lo único único se escuchara, fuera a Lauren quejándose del punzante dolor. Hasta que todos empezaron a reaccionar, sobretodo la gente de su al rededor que la auxilió como pudo dentro dentro del aturdimiento aún.
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—No te atreverías a difamarme con Thomas de esa manera.—Casi soltó con rabia. —Tu mentira saldrá a la luz a penas la digas porque yo diré lo que vi, que me estas acusando por ser cobarde, porque tienes miedo de pelear conmigo de verdad. —Volvió a decir Lea, esta vez su voz se rompió un poco, le estaba dando una rabieta de nuevo, la gente que la sostenía no lo soportaba tampoco. Pero al entender se asustó un poco. Aunque claramente su orgullo no dejaría que se note.
—¿Y a quién le van a creer? —Le respondió Lauren enojada y sumamente adolorida, pero casi burlándose de ella en ese tono de voz.
La iba a acusar de algo falso. Para acelerar la ida de su familia, para que tenga otra especie de castigo, que aumentado a lo de Eugenia era lo suficientemente grave para que el castillo eche a su familia incluso ese día. Lea quería pelear, y una pelea había conseguido. Solo no como ella quería. Pero por fin las iba a pagar por todas de las que siempre tuvo culpa.
Pronto por toda la bulla gente empezaba a llegar asustada por el nuevo escándalo del que habían informado. Rogándole a Dios con al menos un día de paz en aquel caos.
Lauren vio a Karoma en el segundo piso con Thomas que la seguía junto a Dylan muy preocupado. Y como nunca antes creyó que haría, armó una escena.
—¡Intentó atacarme de nuevo! —Dijo acusándola en voz alta mientras pretendía una especie de desvanecimiento. —Vino hasta mi habitación, me golpeó y me cortó con un jarrón.— Se quejó empezando a hacer lágrimas caer de su rostro, pero no eran del todo falsas, porque en verdad esa herida dolía mucho. No le habían quitado el pedazo enterrado, podría desangrar si eso pasaba. —Vino después de hacerle daño a Eugenia, sabía que iba a salir, así intentó matarme de nuevo. La bajaron a segundo piso a la fuerza, solo por eso me dejó.
—¡Te está mientiendo! —Respondió Lea mientras le daban permiso a Thomas para subir al tercer piso junto a otro grupo de guardias. —¡Ella misma se cortó con el jarrón! Me esta acusando. Por favor, tus sirvientes saben la verdad ¡Hablen por favor! —Gritó desesperadamente, tratando mal a toda la gente a su alrededor para obligarlos a hablar. Ellos solo hacían su trabajo para calmarla, pero ni así funcionaban las cosas. Lea se lo había buscado, y solo cuando tenía las de perder pedía ayuda, era patético.
—Disculpe señorita Lea, pero no podemos mentir por usted —Dijo uno de los sirvientes, Charlie, que sostenía a Lea, haciendo y corroborando la situación como si Lea fuera la mentirosa en realidad. Se arriesgo a recibir algún ataque de ira de la señorita, pero no dudó en lo que dijo, a pesar de que había visto todo desde un inicio y sabía la verdad.
Así en cadena muchos demás sirvientes le echaron la culpa a Lea. Lea había atacado a Lauren. Había querido intentar matarla de nuevo.
La bella ojiazul no paraba con amenazar de cárcel a todos por difamación. Pero en esa su desesperación no se daba cuenta que se hundía a sí misma más. Por más de que esta vez sí esté diciendo la verdad.
[•••]
Thomas llegó y detrás de él Dylan que venía todo asustado.
—Primero atacó a Eugenia, y cuando supo que la misma hablaría conmigo la siguió, y ahí me atacó. Justo cuando se llevaban a Eugenia a la enfermería. —Habló Lauren totalmente adolorida.
Thomas pareció asustado por ver su brazo con sangre y como no.
—¡Ella se cortó a si misma, esta amenazando a tu servidumbre para que le hagan caso. Ni siquiera la he tocado! O algo peor es que esta gente está coludida con ella. Solo me quieren hacer daño—Seguía gritando Lea desde abajo intentando zafarse de todos los que la retenían soltando golpes que caían esporádicamente a los que tenían poca suerte.
Lauren no le había dicho a nadie que le siga la corriente. La gente estaba de su lado, tal vez por por fin poder ayudar a que la señorita Lea reciba o un pare, o solo porque sí. De todas formas fue Lea quien se lo buscó.
Conocían más a Lauren y a Lea nadie la soportaba. De alguna forma aquel riesgoso plan funcionaría. Porque la gente estaba dispuesta a mentir junto a Lauren. En contra de una persona que a pesar de ser visita les hizo la vida imposible a muchos, como si no fuera suficiente con la terrible Reina ya.
Todo tomó un sentido cuando Thomas totalmente molesto mandó guardias a que se lleven a Lea al calabozo del castillo. Esta horrorizada le suplicó que le crea, era cierto lo de Eugenia, pero que a Lauren ni siquiera la había tocado. Que ella misma se hizo daño. Que sí estaba molesta y quería pelear, pero que todo era falso, que no le hizo nada.
Pero nadie que llegó después de lo que pasó en verdad le creía.
Thomas le dijo a Dylan que se asegure que la lleven a aquel calabozo, que le avise al primer ministro de Suecia que habían tenido suficiente. O se iban esa misma semana o los echaban de ahí, que lo sentía por ellos, pero que por culpa de Lea todos se tenían que ir. No lo soportaba.
—Avísale a su familia pidiendo las disculpas del caso, que vergüenza que alguien manche una familia así. —Se dirigió el príncipe a su consejero.
Dylan se fue tan rápido como llegó corriendo escaleras abajo para hacer lo que Thomas le había dicho. Mientras en ese griterío los guardias también se llevaban a Lea que no paraba de gritar que Lauren estaba mintiendo.
—Por favor esa mujer te esta usando para ponerte en mi contra. —Rogó en su último intento Lea mientras resistía a que se la lleven.
—Y aunque lo hiciera, lo hubiera estado. Te había dicho que si le pasaba algo no te perdonaría nunca. Y te lo ganaste.
Lauren en aquella escena continuaba siendo sostenida en aquella especie de desvanecimiento. La levantaron ayudándola con aquel teatro, tenían que llevarla a la enfermería lo más rápido posible. Un grupo de ellas se ofreció para quedarse limpiando escombros, mientras el otro junto al príncipe podían llevarla donde Rose.
Dolía y dolía terriblemente el brazo, la sangre se notaba por encima de la manga larga del vestido así como el pedazo que llevaba incrustado. Pero había valido la pena. Lea se lo había buscado. Lauren no iba a caer en pelear con ella porque claramente le tenía miedo y podía perder fácilmente, así que le hizo algo peor, bastante arriesgado. Pero Lea se lo merecía, Lauren iba a utilizar todo lo que tenía a su favor para hacerla perder, para que sepa como se siente no poder hacer nada.
Thomas estaba muy preocupado y así de angustiado como estaba, también estaba furioso. Cargó a Lauren pasando un brazo por detrás de las rodillas y la espalda, con el brazo herido estando en el aire. No se le hizo incómodo ni se quejó del peso a pesar de que Lauren llevaba armazón y mucha más ropa dentro, ni la misma textura del armazón flexible incomodaba su brazo que estaba detrás de las rodillas de Lauren. Estaba lo suficientemente preocupado como para concentrarse en eso.
Las y los demás sirvientes lo siguieron y se aseguraron de abrir el paso para que Thomas pueda bajar en las escaleras hasta el primer piso y poder llegar donde Rose.
Lauren seguía con aquel pedazo incrustado cerca a la parte interna del codo, y era muy peligroso sacarlo de ahí, más por la zona y el riesgo de desangrangramiento, por eso era importante que solo lo hagan en la enfermería.
[•••]
Llegar a la enfermería fue lo único que alivio el pánico del pobre Thomas. Las sirvientas tocaron la puerta igual de asustadas, provocando que suene todo desesperado, haciendo que la puerta se abra con apresuro y que la escena sea alarmante para toda la enfermería.
Rose se asustó y alistó una camilla lo más rápido que pudo, diciendo a los sirvientes que vinieron con el príncipe que no podían entrar porque necesitaban espacio. Obedecieron, pero quedándose afuera pegados a la puerta para poder escuchar.
Adentro ya estaba Eugenia, con un gran parche encima de una venda que rodeaba todos los costados de su rostro y parte de sus orejas, el parche estaba del lado del corte, ya olía a cauterizante con lo que posiblemente cortaron el sangrado a Eugenia. La misma aún tenía los ojos con lágrimas y se asustó también al ver la entrada de Lauren.
Thomas dejo a su prometida en aquella camilla y pidió quedarse, se lo permitieron mientras Rose exigía una explicación mientras controlaba su desesperación alistando todo para asistir a Lauren.
—Lea la ha atacado. Ha buscado un plan para acercarse y lo ha hecho. —Habló enojado para luego darse cuenta de la presencia de la jovencita a quien rápidamente asumió como Eugenia. —Ha usado que sabía que se iban a acercar a Lauren para luego atacarla a ella, con un jarrón.
Eugenia pareció ponerse muy angustiada, pero no la dejaron salir de su camilla.
—Ha sido horrible, seguramente quería matarme de nuevo. —Soltó Lauren mientras se sentaba mejor en la camilla y saludaba a Eugenia haciendo un gesto amable para que no se preocupe ni se asuste. Mientras rápidamente las enfermeras le hacían un ajustado torniquete a Lauren para poder sacar el pedazo incrustado sin que la sangre fuera excesiva.
Sea como sea, aquello había funcionado. Esperaba que Lea se la este pasando bien encerrada ahí abajo. Ya era suficiente, se iba a merecer sus cosas de vuelta tarde o temprano.
Felizmente el fuerte dolor que sentía y lo metía que estaba en aquel papel, eran suficiente para no hacer ni siquiera evidente sus ganas de sonreír.
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