LXXII
𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
—Te noto bastante cansado, por eso te invité a pasar también. —Continuó Lauren cambiando el rumbo ya fuera de la broma. —¿Quieres sentarte o descansar un momento? —Preguntó.
Thomas pareció asentir levemente, en verdad estaba agotado. Se dirigió lentamente al sillon que había en la habitación y acomodándose el saco se sentó suavemente, ya dejando caer su cuerpo en los últimos instantes con algo de libertad.
[•••]
—Si quieres puedes acostarte. —Dijo Lauren señalándole la cama mientras iba a sentarse a su lado. —Puedes dormir un momento y yo me quedo sin hacer bulla para dejarte descansar. —Propuso.
—No, no te preocupes. Si me recuesto a dormir no voy a poder despertar después. Ni aunque me pongan una tuba y toda una banda al lado. —Dijo con algo de chiste. —Puedo quedarme sentado, no pasa nada. —Terminó de decir.
Para eso Lauren ya estaba sentada al lado del muchacho, acomodándose de manera bastante delicada las falda del vestido cuidando la forma en la que se sentaba debido al armazón que llevaba debajo. Sentarse con esa cosa era mas difícil pero no tan incómodo si uno se hacía la idea de que tenía que acostumbrarse.
—Te presto mi regazo si deseas entonces, pero tendría que poner un cojín, para que estés más cómodo, porque llevo armazón, y a pesar de que es flexible y eso, no creo que sea cómodo echarse en eso. —Dijo.
—Bueno, si insistes. —Thomas pareció aceptar. —Pero si me empiezo a dormir sacúdeme sin pena. Por favor, en verdad no puedo dormirme. —Dijo. Mientras veía a Lauren poner el cojín del sillón que estaba cerca a ella en su regazo. La muchacha asintió.
Terminado eso Thomas retrocedió un poco hacia el costado contrario del sillón para poder hacer espacio. Para su cuerpo y cabeza. Recostándose así suavemente en el sillón y colocando su cabeza en el cojín que estaba en el regazo de Lauren. Su largo cuerpo pareció relajarse con la sensación de algo de descanso. Quedó boca arriba, mirando a Lauren de cierta manera.
—¿Estás cómodo? —preguntó Lauren, Thomas asintió apoyando las manos en su propio estómago para relajarse un poco. —Espera, tienes el cabello en la cara. —Le dijo, de repente pasando los dedos por su frente para quitar el cabello que podía molestarlo.
[•••]
—En verdad espero no te incomode a tí eso de mantener contacto físico conmigo y demás. No me gustaría que tu te sientas mal pensando que es lo que tienes que hacer para estar bien conmigo. No es necesario. Ya te lo dije, pero siempre me parece propio repetirlo —Dijo Thomas sinceramente, siempre por las dudas.
—No me incomoda. Me estoy acostumbrando, y me va bien. Al menos con toda la gente cercana a mí. —Le respondió Lauren tranquilamente. —Gracias por pensar en eso de todas formas. Es lindo. —Le dijo. —Me gusta estar contigo, no pienses que no.
—Gracias por tu respuesta, pero me voy a poner rojo. —Le dijo Thomas.
—¿Ah sí? —Dijo Lauren medio jugando. Empezando a hacerle cosquillas disimuladamente, provocando que a pesar que el muchacho aguante se encoja de tanto en tanto entre risas.
—¿Por qué eres así? —Preguntó el joven entre sus risas. —Espera, espera. Ya, Lauren. —Decía tratando de evitar las cosquillas aún riendo.
Lauren paró contagiándose un poco de la risa igualmente. Más cuando Thomas pareció respirar como si hubiera terminado una especie de tortura graciosa.
[•••]
Lauren misma no estaba acostumbrada a escuchar su propia risa ni sentir su propia sonrisa. Pasar de no hacerlo a hacerlo casi seguido era muy radical. Se sentía raro, demasiado raro. Pero no malo.
No se reía en lo que se consideraba bonito. Era cierto. El sonido de su risa podía ser gracioso cuando de tanto en tanto sonaba como un cerdito. A ella le daba vergüenza, pero cuando la risa salía no se podía cambiarla radicalmente. Supuso que también tendría que irse adaptando, a su risa o a una forma de hacerla menos vergonzosa para ella.
Por el momento tratar de hacer el menor ruido posible tapándose la boca discretamente parecía ser la única solución.
Pero abrirse ante sensaciones tan bonitas que no podía ni ver de lejos antes, se sentía de maravilla.
La libertad sí cambiaba a la gente, sacando su mejor versión. El amor, en general, por los amigos, la familia, la pareja y uno mismo eran parte de ser libre también, cuando era verdadero. Era una bendición. Una serie de milagros maravillosos.
Siendo uno de ellos, el que estaba recostado en el cojín de su regazo ¿Cómo había llegado a enamorarse tanto de aquel muchacho? Si fuera supersticiosa podría pensar que eso muy bien se trataba de una especie de encanto.
[•••]
—Te me quedaste mirando. —Comentó Thomas de repente. En voz baja como queriendo reírse de algo. —¿Estamos jugando al que parpadea primero pierde o algo así? Porque no me enteré. —Bromeó a propósito.
Lauren reaccionó algo avergonzada. Pidiéndole disculpas. Thomas se rio de nuevo.
[•••]
El tema de conversación cambió de repente. Con Thomas preguntando si se sentía bien hasta el momento, y si todo lo que le habían traído era cómodo hasta el momento. Lauren respondió que sí, y decidió comentarle lo que había estado pidiendo en términos de ropa y sobre todo por qué había estado haciéndolo. Compartiendo así también con el todas esas cosas que había estado pensando y con las que se había estado haciendo algo de ilusión.
Thomas la escuchó bastante atento durante el tiempo que Lauren habló. Era muy importante escucharla, no solo porque no hable mucho y cuando lo haga traiga atención, sino porque era lo mínimo que tenía que hacer como persona para la otra, fuera o no pareja suya, de eso se trataba, de hablar y de escuchar.
Lauren agregó el tema de que la sencillez en los vestidos que pidió para su uso diario se veían más con como quería hacer varias cosas, con que en verdad quería salir. Que sabía que tenía que estudiar muchísimo, que eso también le iba a llevar un buen tiempo, que lo quería hacer por ella misma, para poder ayudar a los demás, para poder encontrar la forma de realizar todos los planes que tenía en mente, que sabía que nada iba a suceder pronto ni rápido, pero que quería lograrlo. Thomas estaba de acuerdo con todo.
[•••]
—Sabes, podríamos ir a Doncaster. No has vuelto desde hace más de diez años ahora. No tuviste la oportunidad de visitar siquiera la tumba de tus padres, ni la tumba de Vladimir Gees que está aquí en Londres. A penas todo esto se solucione podemos salir, y puedes ir tú sola si no deseas que te acompañe. —Agregó Thomas bastante tranquilo. Lauren pareció algo conmovida con la propuesta, pero estaba de acuerdo, por lo que le agradeció. Thomas continuó hablando—Puedes hacer lo que desees, y lamento que la situación actual no te lo permita aún, pero a penas se pueda ¿Quién soy yo para prohibirte cosas? Ni siendo prometido o esposo tuyo merezco ese tipo de atrevimientos. Sal a hacer todo lo que te ilusiona, nada te haría más feliz que eso y a mi también. Es magnífico, yo no podría hacerlo, no tengo el carácter, tal vez soy muy blando. O lo mas probable es que no soy esa imágen que el pueblo necesita. Tú sí, por el lado que se quiera ver, es maravilloso. Cuentas conmigo, para lo que quieras hacer, ahora, mañana o en cincuenta años. —Bromeó al final.
—Sabes que tú también y ¿Sabes una cosa más? —Preguntó con una pequeña sonrisa al final.
—¿Que cosa? —Preguntó el joven interesado.
—Que te quiero mucho.
—Ay, y después dices que el pegajoso soy yo. —Bromeó el joven para disimular su verguenza girando la cabeza hacia un costado. Lauren no pudo evitar reírse bajo. —Yo también por cierto. —Dijo al final.
Los dos se rieron un poco después de eso.
[•••]
—Fue buena decisión pasar aquí dentro un momento. —Volvió a decir el muchacho después de unos segundos de silencio.
—Me alegro. —Dijo la muchacha pasando los dedos por su cabello para peinarlo un poco. El joven cerró los ojos con tranquilidad ante el contacto relajándose con un respiro profundo. Y así pasaron varios segundos. —Pero recuerda, me dijiste que no tenías que dormirte. —Dijo cuando notó de cierta manera al joven empezando a caer en el sueño.
—Estoy despierto. Estoy despierto. —Confirmó el joven mientras continuaba con los ojos cerrados. —Solo que es relajante cuando pasas tus dedos por mi cabello.
Lauren entendió, pero de todas formas estuvo atenta por si él se terminaba durmiendo. Le alegraba mucho verlo tranquilo, aunque sea por esos minutos estando sin tanta presión como debía estar. Ojalá pudiera ayudarlo con todo, pero no podía salir de esa habitación durante quién sabía cuánto. Pero ya pasaría, ahí todo se podría.
Solo había que tener paciencia. Y mucha. Ya iba a estar mejor.
[•••]
El silencio no fue incómodo en lo absoluto. Fue tranquilo y gratificante. Sinceramente aquel muchacho sacaba su lado más tierno. Era algo vergonzoso y probablemente Frizzy se burlaría, pero no creía que eso pase. Así que podía seguir desplegando su cariño con aquel muchacho, era solo para él y de cierta forma podían tener tiempo a solas de tanto en tanto.
Era tan lindo. Todo lo que él era, todo lo que sentía.
Sin darse cuenta había terminado apoyándose suavemente en el pecho del joven echado en su regazo. Su mentón estaba bastante cerca a su rostro, y así siguió acariciando su cabello. Por un tiempo que no contó. Vigilando que de cierta forma no se duerma, porque después ella concordaba que era difícil despertarlo.
De la nada, un evento casual interrumpió todo aquel bonito momento. Al pobre Thomas le habían entrado ganas de estornudar y por educación claramente se sentó un poco para girar la cabeza y taparse con el codo. Pero como había estado tan relajado y eso fue tan brusco y repentino y además estaba en el regazo de Lauren, se terminó resbalando del sillón cayéndose al piso.
Lauren se asustó desde el estornudo hasta que lo vio caerse. Levantándose rápidamente para ayudarlo a levantarse haciendo que al ponerse de pie el cojín también caiga al suelo.
Pero Thomas ya estaba en pleno ataque de risa.
—¿Estás bien? ¿No te duele? —Preguntó Lauren que sí se había preocupado, agachándose para ayudarlo. Pero Thomas no colaboraba, estaba ahí solamente muriéndose de la risa. A veces de verdad parecía un niño. No tenía remedio efectivamente.
Pero al final entre tanta risa logró levantarse, y Lauren lo ayudó a sacudirse por si había atrapado algo de polvo. Igual se seguía riendo. Lauren seguía algo asustada, y le preguntó si de verdad no se había lastimado, Thomas respondió que no, ni que se hubiera caído desde un lugar alto. Estaba totalmente bien. Pero le había dado risa su propia caída.
Pero hasta se había despeinado, por lo que arregló el cabello con los dedos. Lauren negó divertidamente, bueno no se había lastimado, eso estaba bien.
[•••]
Pronto a lo que Thomas lo calificó como una señal para irse. Pensó que era lo mejor después de ver su reloj, no quería perjudicar a Lauren y Lauren por su parte no quería que las cosas se vayan a complicaran y empiecen a buscar al muchacho. Agradecía mucho haber pasado un tiempo aunque sea corto con él. Él también lo necesitaba. Siempre era lindo pasar tiempo a solas.
Thomas le propuso a Lauren abrir la puerta y mirar afuera para verificar que todo estaba libre y que no hubiesen riesgos de que vean a Thomas saliendo de la habitación. Por su puesto que Lauren aceptó, era lo más obvio de hacer.
Pero había caído en una trampa.
[•••]
Abrió la puerta a penas unos centímetros cuando a sus espaldas sintió que Thomas la volvió a cerrar, y al voltear para preguntarle a qué estaba jugando ahora, no tuvo ni el tiempo de pensar en qué estaba pasando ni como había llegado a ese punto, pero la había terminado besando aún apoyando esa mano con la que cerró la puerta encima de la cabeza de Lauren asegurándose de mantener la puerta cerrada. Lauren sentía su espalda pegada a la puerta y a él pegado a ella.
¿Se había golpeado la cabeza a caso? No la estaba tocando, se estaba asegurando de tentarla lo suficiente para que ella necesite que él lo haga y se lo pida. Condenado muchacho, tan dulce e inocente que parecía, pero sabía muy bien lo que hacía y lo que quería provocar.
—Tócame, abrázame por favor. —Soltó Lauren en un suspiro entre aquel beso intenso que había surgido. Thomas sonrió, por su puesto que había conseguido lo que quería. Tomó la parte de atrás de la cabeza de la muchacha así como con su otro brazo rodeo su espalda, ciñiéndola contra si mismo y aquella puerta cerrada.
Lauren no había besado a nadie así en su vida, claro porque nunca había besado a nadie antes de él. Sus manos estaban apoyadas en el pecho del joven, no sabía que hacer con las mismas, sentía que le temblaba el cuerpo en una especie de calor que solo se sentía adentro ¿Qué le había sucedido a Thomas de un segundo para otro? ¿Tenía un lado oculto a caso? ¿Cuál era su propósito? ¿Desmayarla?
Por un momento se olvidó que necesitaba aire y pensó que podía vivir sin eso, fue ella quien terminó sin querer despegarse. Su beso era más rápido que cualquiera de los pocos que habían compartido, bastante profundo y bastante intenso.
Y así, de la nada, en una especie de juego o trampa que había armado el muchacho de último minuto.
Y así nuevamente, como si no fuera nada se separó, y respiró para recuperar el aire pero con una especie de risa que se burlaba de ella. Pero lo que le provocó fue cualquier cosa menos alguna especie de enojo, además aún estaba aturdida por lo que había acabado de pasar.
[•••]
—Perdone mi atrevimiento, señorita. —Dijo Thomas bromeando como si nada. —Pero supuse que había de despedirme formalmente, pero una reverencia no me parecía suficiente. Tal vez mi caída sí me hizo algo—Dijo con una sonrisa descarada, una que Lauren por primera vez veía, y que una vez más, era de todo menos irritante.
Y así como si nada, se fue, abriendo la puerta cuando vio que Lauren se hizo a un lado, aturdida, totalmente callada. —Vendré mañana, tengo tiempo. —Dijo girando unos segundos, y salió por completo, cerrando la puerta detrás de él al ver que Lauren estaba bastante aturdida como para hablar, dedicándole una sonrisa en los últimos minutos mientras aún Lauren lo miraba sorprendida.
Estaba loco.
Pero pronto Lauren entendió, que lo hacía a propósito, era su forma de devolverle la broma cuando Lauren lo ponía nervioso a propósito.
Él había ganado esa ronda de la competencia, pero no se quejaba. Casi se le fue el aire y todo, pero si pudiera repetir ese beso lo haría. Había sentido que fue tan rápido.
Había quedado muy atontada y muy aturdida dentro de su habitación. Y tan roja como se solía burlar de Thomas cuando él se sonrojaba.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro