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LXIII

𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

    Todas las indicaciones eran entendidas, y Lauren no tenía problema con tener que quedarse en la habitación que le iban a dar hasta que las cosas mejoren. No pasaba nada, también tendría que adecuarse.

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    Al avanzar hasta donde era la ahora nueva habitación de Frizzy se tuvieron que dividir, porque tenían que rodear un espacio que si bien no daba con la habitación de Lea, si daba con una de sus hermanas. Y era mejor evitar cualquier caso.

    Al los guardias estar en clara escolta y compañía. Esperaron a las órdenes que el príncipe había de dictar. Este mismo avisó que precisamente había una sirvienta de rango de limpieza quien orientaría a Frizzy en todas las cosas de su habitación y claramente ofrecería su servicio para cuando se necesite. Explicándole un par de cosas claro, que los guardias también la acompañarían hasta afuera, que todo era bien vigilado.

    Aun así Thomas se sentía descortés porque claramente quería quedarse con Lauren, pero no acompañar a Frizzy se sentía como un acto algo maleducado de su parte, porque se había ofrecido a acompañar a todas. Y se expresó en eso, sin saber que lado tomar o decidir.

    Claramente Frizzy tenía una posición al  respecto.

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    —Maleducado sería que no vayas con tu prometida. —Fijo, tratandolo de tú y haciendo obvio el hecho de que todo lo decía en un sentido gracioso. —Ya me terminarán de explicar y como dices alguien de limpieza me ayudará, yo estoy bien. Yo no soy lo principal aquí, anda escolta a tu prometida como debe de ser por favor. —Bromeó al final.

    Thomas rio entre nervioso y tranquilo. Algo bastante extraño, pero así era. Lauren lo molestó golpeándolo levemente con la cadera, y tuvo mucho cuidado en hacerlo sumamente despacio, ya que la última vez que había hecho esa broma con Frizzy la terminó tumbando sin querer.

    Thomas se fue para un lado un poco perdiendo a penas el equilibrio. Y siendo como era, le devolvió la broma, regresandole un leve caderazo. Que no le afecto en nada, al parecer Lauren tenía más equilibrio. O posiblemente podía ser porque sus caderas siempre habían sido más anchas en su cuerpo. Y entendiendo eso desde las formas de cuerpos conocidas, ella tenía el cuerpo en forma de pera. Frizzy en cambio tenía uno en reloj de arena, y Thomas posiblemente uno rectangular, aunque era tan delgado que parecía un fideo.

    Pensar en eso, en que Thomas parecía un fideo, así totalmente de la nada y en una situación que nada que ver tenía en esos momentos. Le causó unas ganas de reírse a Lauren que no recordaba sentir nunca. Se estaba aguantando la risa de su propio chiste. Y eso la distrajo de todo lo que estaba pasando a su al rededor unos segundos.

    Pudo volver a concentrarse cuando se trago la risa disimulando que no había pasado nada en primer lugar. Ni siquiera sabía cómo se había distraído en un segundo con algo como eso.

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    Para eso Frizzy estaba de acuerdo con todo y logró que el príncipe no se sienta mal por no acompañar a Frizzy también. La misma se fue con dos guardias que también hacían compañía y quienes la escoltarían solemnemente hasta su nueva habitación en cuyas afueras esperaba la sirvienta de limpieza encargada para el resto de explicaciones y orientación.

    Se desearon las buenas noches, amablemente. Frizzy fue a abrazar a su amiga que aún bastante torpe en ese tipo de contactos a penas pudo corresponder. Pero se entendía se estaba acostumbrando y comparando con el pasado, cuando ni siquiera soportaba darle la mano a alguien, el avance era tremendo.

    Se despidió de Thomas con un abrazo igual, volvieron a desearle buenos sueños, y Lauren aprovecho para decirle directamente que la iba extrañar y que le iba a costar acostumbrarse a dormir sola de nuevo. Frizzy dijo lo mismo, y sin más se despidieron alargando el momento agitando sus manos mientras se iban alejando.

    Causó mucha gracia también cuando vieron a Frizzy hablarle a los guardias como si fueran sus amigos, sorprendiéndolos un poco obviamente. Pero ahí estaba la morena, contándoles cosas y hablando como si los conociera de toda la vida. Siempre habladora, siempre conociendo gente.

    Uno de los guardias no parecía muy cómodo, pero no pasaba nada, cada quien con sus cosas, pero el otro se terminó rindiendo ante quien sabe que ocurrencia tuvo la morena que lo hizo reír.

    Lauren se aseguró de seguir con la mirada a su amiga hasta donde se pueda, para siempre vigilar que este bien y asegurarse de ello. Luego giro su cuerpo para seguir con Thomas y los guardias que la esperaban unos pasos atrás solamente.

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    Hizo una reverencia en agradecimiento por la espera a pesar de que duró unos segundos solamente.

    Así en compañía del joven y el resto de guardias que aún quedaban tomaron un camino diferente para llegar a la habitación que habían acomodado para Lauren. Esa en el tercer piso.

    Porque claramente su cuerpo y su mente divagaba trabajando de manera automática de tanto en tanto, sintió que llegar ahí fue más rápido de lo normal, aunque claramente en la inmensidad del castillo habían demorado en tomar otra ruta subir hasta el tercer piso y pasar por la habitación.

    El tercer piso era bastante hermoso, pero vacío en cuanto de habitaciones se trataba, por eso también la estaban dejando ahí provisionalmente, era más seguro, más aislado. Tenían Tenían hacer todo para que nada le suceda a Lauren, muy terrible había sido ya aquel incidente donde el corte de su cabeza pudo haberla matado si fuese más grave.

    Habían acomodado todo en un tiempo récord considerando que desde la hora que el Rey dio el aviso hasta la noche, a pesar de ser bastantes horas, era imposible hacer tantas cosas en ese tiempo. Y como bien lo habían informado, si lo habían logrado. Incluso disculpándose por no terminar cuando habían avanzado en demasía.

    Pero claro, se trataba de un pedido del Rey, con eso hasta podían mover montañas. Era el Rey después de todo.

    Y con como se arreglarian las cosas seria diferente también. Hasta era increíble que tanta cosa sea lo provisional, haciendo pensar que si todo eso era provisional, cuando las cosas se arreglen sería una completa maravilla.

    La habitación claramente estaba cerrada, sus grandes puertas eran imponentes, y afuera de las mismas esperaba aquella sirvienta de limpieza que habían encargado para Lauren. Quien se agachó en una reverencia a penas vio a la pareja entrar por el lado derecho del pasillo.

    Lauren correspondió inmediatamente a aquel saludo, y Thomas hizo lo mismo.

    Los guardias seguían detrás de la pareja en su escolta. Y la misma se colocó frente a frente para poder desearse las buenas noches y cada uno poder retirarse.

    Aun así empezar con esa despedida se sentía algo extraño, en un sentido algo cómico.

    —Su excelencia ¿Necesita un momento a solas tal vez? —Preguntó aquella sirvienta al sentir posiblemente el ambiente que se había generado.

    El príncipe negó amablemente. Dándose cuenta segundos después de que precisamente no se habían dirigido a él con las últimas palabras. De todas formas Lauren también había negado ante la pregunta amablemente.

[•••]

    —Hasta mañana supongo. —Dijo el joven a Lauren. —Vendré a visitarte igual que mi hermana y Frizzy cuando se lo permitan. Para que no te sientas sola, osea solo si quieres. Es una propuesta. —Terminó algo nervioso.

    —Me encantaría, pero posiblemente tendrías que quedarte solo en la puerta. —Dijo Lauren, el príncipe se confundió unos segundos. —Digo, porque que yo sepa no podemos estar juntos en mi o tu habitación sin malinterpraciones.

    El joven entendió, y se rió algo avergonzado al entender aquel significado. —Tienes razón, bueno, desde la puerta iré a hablarte. —Dijo suavemente. —De todas formas, no podría faltar a ninguna de las cosas que se respetan en un compromiso. Gracias por poder recordarmelo. —Continuó. —Me alegra también que pues, esto sea válido porque técnicamente estamos saliendo, osea estamos de estar. Somos... —Dijo trabandose graciosamente en sus palabras.

    —Pareja. —Completó Lauren en un tono algo preguntado. El joven soltó un suspiro aliviado asintiendo.

    —Sí. Pero osea esto del compromiso hace válido que seamos pareja. Y pues durante este tiempo se considera formalmente ante nuestras costumbres que sí estamos juntos. Pero digo, eso de pedir matrimonio fue técnicamente pedirte que seas mi pareja, pues eso, y bueno. —Se estaba volviendo a trabar.

    —Eso lo sé ¿Hay algo a lo que quieras llegar? —Preguntó Lauren burlándose sutilmente.

    —No. Osea sí. —Dijo, provocando gracia en la muchacha. —Solo decir que como dijo mi hermana, pues también tiene que existir un momento donde el matrimonio te lo pida en serio. De rodillas, con el anillo y esas cosas. No me mires así me estas poniendo nervioso. —Terminó desviando su mirada y el tema de la muchacha.

    Lauren trato de no reírse ni burlarse para no avergonzarlo más. —¿Mirarte cómo?—Preguntó con algo de curiosidad.

    —Así. —Dijo el joven y después hizo su mejor intento por imitar la mirada de Lauren, causando solamente más comicidad.

    Lauren no pudo evitar tener una sonrisa, y aún era extraño para sus mejillas esa sensación. Pero ya no desagradable. —Bueno lo evitaré. —Dijo aún en esa broma. —Respecto al tema que le das vueltas tampoco te preocupes. Vayamos al ritmo en el que nos sintamos cómodos, todo ya llegará. Gracias por pensar en eso de forma adelantada de todas formas—Expresó.

    —No hay por qué, a pesar de que mi hermana lo dijo en ese chiste, tenía razón. Y pues solo lo quería aclarar. —Dijo. —Bueno estamos saliendo hace un tiempo, no se si exactamente desde cuando te lo pedí o un poco antes con lo de tu cumpleaños. —Mencionó.

    —Ahora que lo mencionas tampoco había pensado en eso. —Dijo Lauren—¿Se supone que tenemos que saber las fechas? ¿Eso hacen las parejas?

    Thomas rió—Supongo. —Dijo—¿Qué día era cuando te lo pedí?

    —¿Jueves? —Dijo Lauren dudando

    —No, pero la fecha pues. —Se rió el joven medio burlándose más aún cuando Lauren pareció entrar en blanco. Pero también se entendía que con todo lo malo que había pasado ese día también inconscientemente su cerebro no quiera recordar el día.

   Hubo un silencio cómico entre ambos unos segundos.

    —¿Te parece hacer que la fecha sea hoy? Para acordarnos ahora sí. No es ni la fecha exacta pero de algo servirá.

    Lauren asintió tranquilamente—Me parece bien, feliz 7 de Julio entonces. —Dijo divertidamente extendiendo su mano de la misma forma.

    —Feliz 7 de Julio. —Sonrió el joven estrechando la misma con algo de gracia.

    —Y ahora sí buenas noches, porque nos tenemos que despedir y tienes que descansar. —Dijo Lauren consientemente. Thomas asintió totalmente obediente y soltaron sus manos.

     Ante la presencia de gente acompañándolos era ideal despedirse con una reverencia, y así lo hicieron. Con total respeto y amabilidad. De todas formas Thomas no pudo evitar que cuando ya cada quien estaba a punto de cruzar para seguir sus propios caminos dar un pequeño y super corto beso en la frente de la muchacha. Tomándola un poco de sorpresa pero no con desagrado alguno.

    Así el príncipe se retiró en compañía de los guardias y Lauren tuvo la compañía de aquella sirvienta para poder entrar a la habitación.

    Aún ambos giraron hacia atrás por última vez para verificar que todo bien, y agitando las manos levemente la despedida fue definitiva y oficial.

[•••]

    La misma sirvienta abrió las grandes puertas para Lauren, haciéndola pasar de nuevo con otra reverencia. Lauren se lo agradeció pasando al lugar que estaba preparado e iluminado para ella.

    Pero aún no se concentro ni se fijó en el interior del lugar. Más bien después de pasar se aseguró de ayudar a mantener las puertas abiertas para que la muchacha de limpieza pase sin problemas. La misma pareció halagada.

    Lauren jamás la había visto antes, en ninguna circunstancia. No conocía mucha gente de limpieza, suponía que se debía a eso, aún así su rostro no era en absoluto nada familiar.

    Y aún antes de fijarse y maravillarse por la habitación que habían preparado, le pareció un gesto muy apropiado y amable dirigirle la palabra, y al menos saber como se llamaba.

    —Gracias por abrir la puerta para mí ¿Es lo suficientemente cómodo para tí que pregunte tu nombre? —Dijo amablemente.

   —No es problema señora, señorita. Mi señora. —Se trabó sumamente nerviosa, sin saber cómo dirigirse a Lauren específicamente. —Mi nombre es Eugenia Reid. —Habló nerviosa.

    —Es un gusto Eugenia. —Dijo Lauren obligando a su cuerpo a extender la mano. Cuando se trataba de gente nueva era muy incómodo y desagradable mantener contacto físico aún, pero quería ser lo suficientemente agradecida.

    Eugenia tomó tímidamente la mano de la muchacha, la estrechó suavemente y la retiro. La mano de Eugenia sudaba mucho por los nervios. Pero Lauren no tuvo asco, y mucho menos le dijo algo al respecto. No quería avergonzarla.

    —Discúlpeme en verdad. Estoy nerviosa, he llegado hace poco. —Dijo la sirvienta.

    —Eso le da más sentido a porqué tu rostro no se me hacia familiar. —Dijo Lauren tranquilamente. —Tranquila, no tengo que disculparte nada. Muchas gracias, espero que estos tiempos tan enredados y difíciles no te atormenten con llegar de manera tan reciente. Mírame como alguien igual a ti, porque eso soy, sea lo que sea ahora y sea en lo que sea en lo que me vaya a convertir.

    Eugenia soltó una gran cantidad de aire en alivio, y parecía maravillada por algo en particular mientras se atrevía a mirar directamente a la muchacha al frente de ella.

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