
LXI
𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
—De todas formas, creo que no soy la única persona con la que podrías hablar. —Dijo de nuevo Lauren tranquilamente.
La mujer con un pequeño respiro pareció entender a que se refería, y asintió. —¿Podrías llamarla por mi por favor? no quisiera interrumpir tan abruptamente lo que están haciendo. —Dijo señalando con la cabeza hacia la gran mesa de la cocina.
—Por supuesto, no te preocupes. — Contestó Lauren.
Así se separaron, volviendo cada una al círculo en el que desenvolvía en el mismo espacio de la cocina. Con Dianne esperando tranquilamente en aquel rincón en el que hablo con Lauren.
Claro que la gente podía cambiar en cada, momento. Para tomar buenas decisiones en los mejores casos, y todo parecía estar muy bien.
A Lauren la llevaron rápidamente con Karoma, Frizzy y la princesa Ava a quienes habían invitado a sentarse en la mesa de la gran cocina. Haciendo lo mismo con Lauren de repente.
La sorpresa fue cuando vio que les habían preparado un pastel muy bien elaborado y bastante pudin de chocolate para celebrarlas. Es claro decir, que el pudin Frizzy se lo acabó por ese amor al chocolate que tenia.
A Lauren le hicieron espacio entre Ava y Frizzy para sentarse y al estarlo haciendo, aviso suavemente a la última mencionada que Dianne deseaba hablar con ella ahora. Frizzy se extrañó unos segundos pero se levantó tranquilamente para alcanzar a aquella gemela en el rincón alejado de ellas.
El pastel era de vainilla, crema de vainilla y fresas caramelizadas. Un paraíso de postre, le sirvieron un pedazo a Lauren sin permitir que ayude. Cosa que le causó risa a la princesa Ava que se animó a pedir un segundo pedazo, que también se lo sirvieron con mucho gusto.
La alegría de toda la gente era abrumadora todavía, y como no si se contagiaba a todos lados.
De tanto en tanto Lauren supervisaba la conversación de Frizzy y Dianne a lo lejos. Y todo parecía marchar bien, se tranquilizó y siguió disfrutando de aquel pedazo de pastel que le dieron.
Ava se acercó a su oído para decir algo. —¿Te fue bien o te dijo algo? —Preguntó curiosamente señalando a Dianne con la cabeza en aquel susurro.
—Fue muy bien de hecho, hicimos las paces. —Le dijo Lauren de vuelta mientras seguían sentadas lado a lado.
Ava pareció muy tranquila y feliz con eso. —Me alegra muchísimo. Habló conmigo varios días atrás, y también pidió disculpas por las cosas que pensaba.—Contó, a Lauren le alegro mucho también escuchar esa historia. —Al parecer la gente si se puede redimir cuando en verdad lo desea. —Continuó la princesa, llevándose un nuevo bocado en el tenedor de su segundo pedazo de pastel.
Lauren asintió bastante tranquila pero claramente contenta.
Las cosas estaban terriblemente locas, y lo estarían aún más. Pero el ambiente de gran felicidad y celebración ayudaba muchísimo a aquel propósito de asimilar las cosas con tiempo.
Podían respirar, disfrutar y tener el tiempo de estar bien por fin.
Porque al fin lo habían logrado, sea el trayecto que haya sido, con todo lo que habían tenido que pasar, que cambiar, que planear, que dejar de hacer, que sufrir.
Lauren aún asumiría la gran magnitud de lo que estaba pasando a su propio ritmo.
Pero había una cosa segura.
La historia de amor que nunca se imagino para si misma por su mismo desconcierto ante tal tipo de sentimiento. Había sucedido, así como su buen Vladimir se lo había deseado en su lecho de muerte. Por fin estaba teniendo la oportunidad de amar a alguien, y ser amada de vuelta. Y eso excedía la definición de maravilloso que tenía, en todo el buen sentido de la palabra.
[•••]
Frizzy regresó a la mesa minutos después, bastante tranquila y contenta y agitando su mano amablemente hacia Dianne que se retiraba de aquel rincón haciendo el mismo gesto para digirirse a otro lado de la cocina, o estar con su hermana en algún espacio.
Al sentarse Frizzy de nuevo, contó que también hicieron las paces, y que se pidieron perdón por aquella vez que terminaron peleando físicamente hace unos meses ya.
—Todo esta bien de cabeza. —Suspiró Frizzy acomodándose en la silla—Los buenos se vuelven malos, los malos se vuelven buenos. Qué será esto, pero no me quejo, estoy contenta. —Dijo, bastante animada.
Y en todo el chiste que quiso hacer también tenía mucha razón.
[•••]
Nadie en cocina quería que las muchachas se vayan tan pronto, sentían que había mucho más que celebrar, que el tiempo no era suficiente. Y efectivamente no lo era, pero también era momento de retirarse, porque era una visita corta.
La cocina traía miles de recuerdos y memorias, vivencias que permanecerían ahí siempre, con todo lo bueno, y todo lo malo, porque las vivencias son vivencias al fin y al cabo. Sería un lugar al que no volverían, no como sirvientas al menos.
Y la inmensidad y magnitud de la historia y locura que se venía, era algo que respiraba en la nuca de todo el que sabía, más aún de todo el involucrado.
Así mismo con la pena de tener que retirarse Karoma, la princesa Ava, Frizzy y Lauren, tuvieron que salir de la cocina, volviendo a agradecer encarecidamente por el detalle que habían tenido con ellas, aquel pastel, y aquel pudin de chocolate que Frizzy se había terminado acabando.
Por error, y claramente por costumbre tanto Lauren como Frizzy levantaron los platos sucios mecánicamente para llevarlos a lavar, y no fue hasta que se los impidieron que se dieron cuenta que sus cuerpos ya se habían programado a sí mismos para hacer todas esas cosas.
Fue algo divertido sutilmente, pero después de eso necesariamente esa sería la anécdota que cumpliría con aquel tiempo en la cocina, y con la necesidad de retirarse.
Y así lo hicieron.
[•••]
Aún así las cosas no habían terminado tan rápido, como había dicho Karoma, aún Rose quería verlas y en lavandería también. Y a eso tampoco podían decirle que no, y además también para eso había que dividir el tiempo antes de que lleven a Lauren a esa habitación que habían dicho, a Frizzy a la de la antigua consejera de la princesa que había sido despedida y se explique y se haga todo poco a poco como lo había explicado el Rey, con todas las indicaciones que eso implicaba, y las cosas que también les iban a explicar.
Salir de la cocina fue normal hasta volver a los oficiales interiores del castillo. Esa gente que habían estado asomándose por los pasillos, seguía ahí, lo suficientemente tímida para aún no hacer nada, gente de limpieza en el gran comedor y la sala que al no poder asomarse de los pasillos hacia una gran reverencia para saludar, siendo amablemente correspondida.
Llegaron donde Rose que celebró con un abrazo asfixiante para cada quien, uno al que Lauren no se negó pero tampoco pudo corresponder por lo repentino y tan ajustado del contacto.
En enfermería igualmente la alegría era grande, las enfermeras parecían asustadas, pero cuando Rose explicaba que no pasaba nada, se animaban a hablar y expresar sus buenos deseos, que claramente eran agradecidos y muy buen bienvenidos.
El tiempo ahí tuvo que ser mucho más corto para alcanzar a lavandería, nuevamente los buenos deseos se hicieron presentes, con la promesa de estar para el otro en cualquier ocasión y cualquier caso, a pesar de todos los cambios de todo lo que pasaba. Nadie seguía siendo el mismo, ni lo sería, pero nada de eso significaba no tener presente lo que jamás se iría de ellas, su esencia, lo que las hacía ellas, fueran las etiquetas o no también.
[•••]
En lavandería las cosas tomaron un gran y buen giro dentro de todo, porque las esperaban afuera de la misma, toda la gente acumulada y conteniendose para esperar de la manera más paciente posible.
En cambio las recibieron con grandes aplausos a pesar de que Karoma les pidió no hacer tanta bulla. Era imposible que la gente controle la emoción que querían desbordar hace tiempo.
La jefa de lavandería tuvo que pedir que no se aglomeren, pero tampoco sirvio de mucho.
Los saludos eran gratificantes y también muy bien recibidos, hubieron menos abrazos, porque se había avisado que a Lauren no le entusiasmaba mucho eso, de todas formas todas las felicitaciones apretones de manos y reverencias estaban mas que presentes.
Haciendo una especie de ronda al rededor de las 4 muchachas, que a pesar de algo asfixiante, no se sentía mal, porque tenía muy buenas intenciones de por medio.
Por otra parte, Karoma se arrepentía de haber sido tan blanda al acceder a los pedidos sobre ver a las muchachas que había aceptado, todo el desorden la había hecho cambiar de opinión. Pero bueno, no podía irse para atrás en el tiempo, ya había hecho lo que había hecho.
Pero se arrepintió aún más cuando en esa aglomeración la gente pareció alborotarse por algo que habían visto. Que terminó en una especie de griterío que terminó confundiendo mío veces más a la pobre Karoma, y obligó a las otras tres muchachas a girarse a donde la gente veía con tanto alboroto.
Venía nuevamente el dueño también de tanto caos, Thomas corriendo hacia la lavandería, esta vez con un abrigo fino puesto por la hora, que al estar abierto parecía volar hacia atrás si no lo tuviera puesto en los brazos.
Debido a que todos menos su hermana estaban vestidos igual, a la distancia que estaba el joven no podía distinguir a nadie.
Karoma ya se estresó y rindió por completo, no tenía ni idea que hacía Thomas corriendo hacia donde estaban, sea una coincidencia o quien sabía. Pero se arrepentía de haber sacado a las muchachas bastante tiempo antes del que le habían indicado con la razón de aceptar los pedidos de la gente de verlas ese día.
La gente de repente miraba a Lauren con un tipo de esperanza, pero esta tampoco sabía que hacer porque tampoco tenía idea de que se iban a reencontrar tan pronto, ya que con como estaban las cosas, supuso que ya lo vería al día siguiente después de que se retiro de la habitación de la princesa, pero ahí estaba.
El joven llegó relativamente cerca y se dio cuenta que aparte de su hermana estaban Karoma, Frizzy y Lauren.
[•••]
—Justo iba a decir que hacías aquí, pero veo que están todas. —Dijo dirigiéndose a Karoma mientras llegaba sin aire, con el cabello todo removido, y cansado por haber corrido desde quien sabía que parte del castillo.
El murmullo de toda la gente que se había vuelto espectadora seguía totalmente alborotado, a un punto en el que ni la jefa de la lavandería podía hacer algo al respecto, mucho menos Karoma.
—Karoma nos trajo porque querían ver a Lauren, Frizzy y demás. Y pues yo estoy acompañando. —Respondió Ava acercándose animadamente a su hermano.
—A mi me dijo papá que tenía que decir que mañana van a traer una nueva ronda de sábanas tanto para la consejería de Ava como para la habitación que por momento es provisional para Lauren, las sábanas son nuevas y eso, así mismo estarán trayendo rondas de vestidos de diferentes tallas modelos para probar, que se necesitaran personas para los probadores que por mientras se usarán armazones que ya se tienen, y que toda la información respecto al tema en sentido de trabajos se los vendría a avisar Karoma. —Tomó aire. —Bueno eso, y que toda la información que a pesar de ser la misma en varios sentidos también se les daría a Lauren, Frizzy y demás. Pero veo que Karoma ha roto un par de reglas, cuando se supone que Lauren, mi hermana y Frizzy debían salir más tarde. —Bromeó causando bastantes risas.
Karoma quedo en blanco, provocando que las risas aumenten también.
—Karoma solo accedió a que bueno, Lauren pueda hablar con los demás, que los que la conocen puedan verla a ella y a Frizzy en este día tan loco. —Explicó Ava dulcemente. —Y yo solo estoy acompañando para no estar sola.
—En este momento daré las instrucciones correspondientes a Lavandería y llevaré a las muchachas a sus respectivos lugares para seguir explicando todo lo que se me ha mandado. —Dijo Karoma medio asustada. Parecía ser la única que no había entendido la broma.
El príncipe se rió contagiando a varias personas al rededor. —Tengo una idea mi querida Karoma, para no agobiarte con todo el trabajo que se te da—Propuso, y en sus palabras divertidas claramente había un plan.
Karoma lo miró entrecerrando los ojos.
—Qué te parece, si tú te encargas de toda la información para la lavandería, y no te preocupas por las chicas, yo me encargaré de informar todo lo correspondiente a ellas y las escoltaré a donde corresponde.
—Su majestad, sabe que lo quiero como un hijo, pero no puedo meterme en problemas por dejar que haga algo por mi.— Explicó. —Además, Dios me perdone pero yo a usted lo conozco muy bien como para pretender que no se que va a aprovechar al máximo esta coincidencia para tantas cosas que su juventud le permiten. Pero créame que no queremos que esto esté más de cabeza de lo que ya está.
—No creo que afecte mucho, las cosas están locas ya, solo digo. —Lauren se animó a hablar. Lavandería se rió al escucharla, y animo a Karoma a aceptar la propuesta del príncipe.
La expresión de Karoma fue cómica. —¿Los dos acuerdan unirse en todas sus locuras o cómo funcionan? De verdad parece que compartieran el mismo cerebro. —Bromeó poniendo las manos en su cintura. Ava se rió sin poder contenerlo más.
—No lo sé Karoma, pero recuerda que fuiste tu quien las sacó más temprano, para complacer los buenos y lindos deseos de todas estas personas. —Dijo el joven amablemente. —¿En qué afectaría aceptar mi propuesta?
—Como te gustan los escándalos y los conflictos, niño. —Dijo Karoma casi suspirando, ya estaba cediendo, solo faltaba un poco.
—Bueno, eso probará que efectivamente soy el hijo de mi madre no es así—Dijo aguantándose la risa.
La gente que respiró para aguantarse la risa de igual manera, era demasiada.
—Ay su majestad no diga eso, usted sabe que su madre tiene ojos y oídos en todos lados. —Dijo la jefa de lavandería animandose a hablar con la voz algo extraña por disimular y controlar las ganas de reír.
—Ah mi queridísima Valerie. —Dijo el joven dirigiéndose a ella. —Estamos en un punto donde esas cosas van a dejar de importar tarde o temprano. Y estaremos locos o lo estaré yo más que el resto, pero si este día esta tan de cabeza, se me hace sumamente divertido ponerlo aún más, hoy al menos, porque seriedad ya llegará a su momento junto con asimilar las cosas. Y que me perdone Dios igualmente pero si hay un día en el que todos podemos cobrararselas a mi madre, que sea hoy y quien sabe, los que queden también. —Finalizó.
Con eso, Karoma había quedado rendida y totalmente convencida. Y tal vez en la picardía de aquel momento, y en segundo que el joven aprovecho para conectar con Lauren, un divertido guiño en su ojo, obligó a la muchacha a quitar su mirada del joven por una repentina vergüenza. De la buena. Adoraba esa coincidencia de verlo más de una vez en el mismo día.
En un tiempo, aunque sea largo, sería más que eso, y era algo que también la ilusionaba tanto.
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