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LX

𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

    Era bastante abrumador volver a salir de esa burbuja, pero supuso también necesario. Le iba a costar mucho asimilarlo y más aún acostumbrarse.

    Pero claro que aceptaría ver a las personas con las que había compartido tanto tiempo de trabajo y hablar con ellas, era cierto que ya no era una sirvienta, pero tampoco era una princesa aún. Ni siquiera sabía si en algún momento iba a estar lista para hacerlo.

    Pero lo mejor que había aprendido el año anterior que su vida cambió por completo, y el año actual que estaba volviendo a cambiar su vida, era que huir del pasado era la peor decisión posible, porque al pasado se lo enfrenta, se lo acepta.

    Gracias a todos los milagros de su vida, que la gente le dio, que el mismo entorno otorgó, por fin pensaba así, por fin había evolucionado de una manera tan buena y tan hermosa, que comparada con toda una infancia y niñez de dolor, su evolución se dio hasta en un plazo de tiempo corto a pesar de que costó hasta más de un año. Comparado con lo anterior, su vida con todos los malos momentos y tristes penas que la vida de todos tenia siempre, era mejor. Era maravillosa, le estaba dando la oportunidad de hacer las cosas que jamás imaginaba, de sentir las cosas que nunca pensó.

[•••]

    Se levantaron, Karoma se dio cuenta en eso que Ava traía otro peinado, se confundió unos segundos, al procesarlo solamente lo dejó pasar negando sin remedio y con algo de gracia.

    Salieron de la habitación de la princesa, dándose cuenta que ya habían prendido todas las lámparas colgantes de cera ahí afuera, haciendo notar una vez más que la cantidad de horas que habían pasado eran bastante  considerables. Pero de alguna forma casi no se habían sentido.

    Nadie estaba listo ni para lo que pasaría los próximos segundos, y esa incertidumbre en el tiempo que siempre asustaba a cualquiera ahora solo se volvía en algo secundario por primera vez. Cualquier cosa que vendría lo haría.

    Nunca sería fácil y mucho menos normal, pero las cosas no parecían querer quedarse normales desde esos momentos, ni lo volverían a estar.

[•••]

    Por los pasillos, había gente, como llamándose la una a la otra y asomándose por todos lados, pero sorprendentemente ni abalanzandose a cureosar ni preguntar. Nadie se tiro encima de Lauren ni de Frizzy para averiguar cosas. Fue extraño considerando como era la gente ahí, pero no era tan extraño como todo aquel día ya lo estaba siendo.

    Bajaron al primer piso con Frizzy, la princesa y Karoma en orden. En una especie de fila que Karoma lideraba por su puesto.

    Se veían muchos empleados igual que en los pasillos, murmurando entre sí y estirando el cuello hasta más no poder desde las esquinas donde se habían escondido. Suficientemente curiosos, pero no suficientemente valerosos para acercarse a hablar.

[•••]

    Llegaron a la cocina, bajaron las escaleras que daban a la puerta, esta estaba cerrada, pero solo hizo falta tocar suavemente para que un mayordomo de cerca la abra inmediatamente.

    —¡Ya llegaron! —Exclamó el joven, y se escuchó un pequeño alboroto desorganizado dentro de aquel ambiente.

    Karoma les indico a las muchachas detrás de ella esperar, y así lo hicieron, asomando sus cabezas en una especie de escalera vertical que podía causar mucha gracia a quien la viese.

    Segundos después Karoma dio una señal para poder pasar. Y en esa misma fila lo hicieron, volviendo a la cocina en un paso bastante cuidadoso y calmado.

    Igual como sucedía afuera, la gente de la cocina parecía milagrosa y extrañamente controlada. Todos habían terminado haciendo una especie de formación muy bien organizada al rededor de la misma, todos se encontraban con una postura erguida, tratando de no moverse impacientemente mientras veían entrar a las personas.

    Cuando las cuatro pasaron, la cocina se agachó ante la presencia de la princesa Ava, que avergonzada dejó pasar la situación como si no hubiera pasado nada, para dar señal de que no era necesario tener tanta formalidad.

    La gente se levantó de su reverencia y quedó aun sorpresivamente callada, expectante de repente, a cualquier orden, cualquier palabra cualquier cosa.

    Karoma se giró para ver a Lauren, la ama de llaves tenía una sonrisa en el rostro, hizo un gesto con la cabeza, otorgando esa autoridad de decir algo a Lauren misma, que al recibir tan gran señal se congeló unos segundos. Haciendo que tanto Frizzy como la princesa Ava se quieran reír por la expresión que adoptó su amiga.

    Frizzy le dio un suave codazo para motivarla, y disimular su propia risa. Lauren reaccionó y todo, pero no tenía idea de que palabras serían adecuadas para eso.

    —No es ninguna despedida, porque no me iré. —Se animó a decir elevando la voz un poco para que la escuchen en todo el lugar. —Pero claramente también los quería venir a ver. —Dijo sinceramente y amablemente.

    Entonces todos por fin salieron de esa zona de nervios, aproximándose dudosamente pero estando más confiados cuando veían un gesto en Lauren que transmitía que no había ningún problema al acercarse.

    Se acercaron a dar fuertes abrazos a Frizzy, con una alegría que desbordaba increíblemente, con Lauren todos tuvieron el tierno detalle de solamente estrechar sus manos para no incomodarla, la muchacha sintió que fue una de las cosas más bonitas que hicieron por ella, y claro que no se negó  a ese contacto, no podía serlo después de lo buena que había sido la gente con ella ahí después de todo. Estaban aún bastante callados que de costumbre, aún en toda esa felicitación que se daba.

    La princesa Ava se colocó al lado de Karoma que la abrazó por la cintura para esperar tranquilamente a un costado.

    — ¡Salve a la Reina de Inglaterra! —Exclamó una voz ya sin poder contenerse, y con esa, todas las voces que habían luchado por permanecer calladas estallaron también. Esta vez en un cántico tan famoso en el Reino, por ser tan sagrado, que era imposible no reconocerlo desde el primer tono

[•••]

Dios salve a la reina
God save the Queen

Envíala victoriosa
Send her victorious

Feliz y gloriosa
Happy and glorious

Anhelo reinar sobre nosotros
Long to reign over us

Dios salve a la reina
God save the Queen

Oh Señor, Dios nuestro, levántate
O Lord our God arise

Dispersa a sus enemigos
Scatter her enemies

Y hazlos caer
And make them fall

Confunde su política
Confound their politics

Frustra sus trucos traviesos
Frustrate their knavish tricks

En ti fijamos nuestras esperanzas
On Thee our hopes we fix

Dios nos salve a todos
God save us all

Tus regalos más selectos en la tienda
Thy choicest gifts in store

En ella se complacerá verter
On her be pleased to pour

Que ella reine por mucho tiempo
Long may she reign

Que ella defienda nuestras leyes
May she defend our laws

Y siempre danos una causa
And ever give us cause

Cantar con corazón y voz
To sing with heart and voice

Dios salve a la reina
God save the Queen

Dios salve a todos vestidos de verde
God save all dressed in green

Larga vida a nuestra noble reina
Long live our noble Queen

Dios salve a la reina
God save the Queen

Envíala victoriosa
Send her victorious

Feliz y gloriosa
Happy and glorious

En un anhelo a reinar sobre nosotros
Long to reign over us

Dios salve a la reina
God save the Queen

[•••]

    Karoma entró en una especie de pánico por todo aquello.

    Inglaterra no tenía un himno nacional definido, pero el cántico solemne hacia la Reina era uno de los más sagrados en el Reino, considerado ya como el representante del Reino también. La historia de Inglaterra siempre había adorado y glorificado a la Reina, porque se consideraba una figura noble, dulce y superior. Sea quien sea la Reina como ahora, o quien lo haya sido en toda la historia del Reino.

    Las alabanzas a la misma eran la mas bellas y sublimes.

    El problema es que Lauren no era nada aún, ni siquiera era una princesa todavía, y si todavía no procesaba que seria una mucho menos lo hacía con la idea de que eso implicaba ser Reina también en un futuro. Claramente la emoción de la gente había desbordado en ese canto, y ni siquiera supo como decir que no era muy apropiado aún ni salir del pánico interno que eso causaba también.

    Cantar eso así de repente también era una especie de sacrilegio, porque una vez más Lauren no era nada aún, estaba en ese proceso, no era ni princesa ni nada así, era la prometida del príncipe, así como la señorita Lea solía serlo. Pero aún no era ninguna autoridad sagrada, y era bastante abrumador que el desborde de emoción de la gente se adelante a todos esos eventos que también deberían ser evitados para evitar también cualquier tipo de problema en el que nadie quisiera verse regañado o involucrado.

    Karoma intento callar a todos en el cántico pero fue imposible. El desborde de emoción y entusiasmo apago la voz de la ama de llaves. Ni siquiera Octavia pudo hacer algo, ella era incluso quien también estaba cantando.

    Lauren pidió de repente que bajen la voz, igual de asustada que Karoma, Frizzy y Ava que también habían intentado hacer que paren.

    Gracias a Dios escucharon a Lauren y después de unos minutos de pedir que bajen la voz, le terminaron haciendo caso, con las voces apagándose poco a poco, haciendo que Karoma también al fin pueda sentir más paz después de todos sus intentos fallidos de controlar la situación. Si le iban a hacer caso a Lauren al menos había que aprovechar eso.

    —¿Qué les pasa a todos por favor? —Exclamó Karoma preocupada. —Nos pudimos meter en serios problemas si por desgracia la Reina nos escuchaba. —Dijo aún asustada y tenía razón.

    —Inglaterra siempre ha adorado a sus reinas, no hacemos nada malo. —Exclamó la voz de una cocinera al fondo, con toda esa desbordante emoción.

    Karoma deseo responder algo pero Lauren se le adelantó en esa ocasión.

    —Es un halago estremecedor escuchar esas palabras. —Decidió aclarar. —Y claro que también lo agradezco mucho. —Dijo sinceramente. —Pero Karoma tiene razón, nos podemos meter en problemas todos. Aun no soy nada, no me convertí en una princesa y mucho menos una reina, y supongo que sucederá en algún momento. Pero no es nuestra realidad en estos instantes por más emocionante que todo sea, por ahora hacer las cosas poco a poco y asimilarlas de esa forma nos ahorra problemas a todos. Soy la prometida del príncipe así como la señorita Lea solía serlo antes de este incidente que para ahora todos deben saber. Muchas gracias por sus bendiciones, saludos y buenas intenciones a cada uno que lo siente de corazón y que me lo ha deseado en estos momentos de saludo que hemos compartido. Pero lo que menos quisiera es aumentar los problemas e involucrar a gente que se que la Reina puede tomar odio en contra. Por favor. Incluso la señorita Lea puede tener actitudes muy violentas mientras aún no se vaya su familia de aquí. —Explicó pausadamente, sin la mínima intención de regañar a nadie porque desde un inicio ni siquiera lo estaba haciendo. Pero expresando necesariamente un punto de vista, que prefería tomar al menos durante un tiempo.

    No se podía anticipar nada ni apresurar nada, una vez más entre las miles que ya se había mencionado. Todo avanzaría a su tiempo.

[•••]

    Y era cierto cuando se decía que las palabras toman poder en la persona que también emana poder, porque con aquellas palabras en la cocina las cosas se calmaron nuevamente. Con todos ahí asintiendo suavemente, haciéndole caso, a ella, a Lauren.

    —Sí Lauren, perdón. La emoción. —dijo Louise, voz que reconoció.

    —No hay por qué pedir perdón ya se los dije, en estos instantes estoy en un limbo, las cosas darán un giro, pero no implica huir de nada, ya no soy una sirvienta pero lo fui y eso lleva parte de mi historia. En estos mismos instantes sigo llevando este uniforme que me ha acompañado por más de un año ya, nada quita lo que fui, lo que soy y seré. Y otra vez reitero mi más profundo agradecimiento, y que en esta emoción tenemos que ser lo suficientemente inteligente para no excedernos en nada. —Dijo.

    Karoma había quedado completamente callada de repente, quedándose mirando a Lauren en una especie de hipnosis.

    Todos volvieron a estar de acuerdo y un buen número de gente nerviosa hizo una reverencia. Causándole bastante ternura tanto a Lauren como a Frizzy y Ava.

[•••]

    —Disculpen mi interrupción pero ¿No se encontraron con la señorita Lea afuera? —Preguntó Octavia preocupada. —No sé si les habrán contado que cocina tuvo un problema con ella. Lo lamentamos mucho.

    —Ay Octavia. —Agregó Frizzy. —Sí es eso de lo que le tiraron un huevo crudo, pues si nos dijeron. Pero así superficialmente. —Contó aguantandose la risa sin lograrlo al final, contagiando así a un buen número de sirvientes también.

    —Sin ánimos de dar sanción alguna ¿Quién fue? —Dijo Karoma cruzándose de brazos al animarse a hablar.

    Todos se miraron dudando en la inmensa cocina, hasta que no muy al fondo una mano se levantó resaltando en las demás. La princesa Ava levantó el cuello divertidamente para ver de quien se trataba, acción que Frizzy y Lauren terminaron copiando por curiosidad.

    Llevándose la gran sorpresa, al ver que era Dianne, aquella gemela, con la que nunca se habían llevado bien.

    La mujer bajo la mano cuando las tres jóvenes ya la habían visto.

    —Dianne no se controló, lo lamentamos también. —Dijo Octavia.

    —Fue malo Octavia, más aún conociendo ahora lo agresiva que tiende a ser la señorita Lea. —Le respondió Karoma. —Pero bueno, ya se hizo y no se puede retroceder. Como lo han escuchado de Lauren es mejor tener cuidado.

    —Hubiera escuchado el griterío de esa muchacha señora Karoma. —Habló Dianne. —Si no era el huevo no se callaba. —Dijo, haciendo que varias personas en la cocina no puedan aguantar querer reírse un poco.

    —¿Puedo hablar contigo? —Dijo Lauren dirigiéndose a aquella sirvienta con la que tantas asperezas había tenido.

    La gente también pareció notar la tensión presente. Dianne manteniendo la cabeza en alto asintió saliendo del pequeño tumulto en el que estaba. Lauren la invito con una seña a ir a una esquina de la cocina, mientras las cosas en la misma volvían volvían dispersarse con todos insistiendo que se queden a comer algo que las cocineras les hicieron con bastante cariño, empezando nuevamente con sus murmullos y ganas de hablar.

[•••]

    Lauren aprovechó esa característica para poder hablar con Dianne, en ese rincón al que habían llegado.

    Dianne decidió adelantarse a hablar.

    —Antes de cualquier cosa quiero pedir perdón. —Dijo, esas palabras parecieron salir con dificultad. —No he sido buena en muchas situaciones contigo, tal vez pasándome. Justificando todo en un desagrado que fue mutuo entre ambas. Para darme cuenta después que todo lo que pensaba en contra era un reflejo de mi envidia y una proyección de mis inseguridades. Llevándome a ganar más rencor. No digo que ahora me agrades, porque creo que este choque es más por choque de personalidades que de ideales. Solo digo que muchas cosas que hice no estuvieron bien, y que a pesar de que es imposible una amistad, acepto mis errores, y ofrezco paz.

    Lauren la escuchó atentamente en todo ese tiempo. —Yo también te quería pedir perdón. Muchos de mis choques contigo tampoco fueron buenas reacciones de mi parte. —Dijo tranquilamente después. —Por eso quise hablar contigo. Tal vez tirarle un huevo a la señorita Lea tenía que pasar para por fin poder hablar sin pelear. —Mencionó con algo de broma, haciendo que Dianne ría suavemente. —Yo también veo imposible una amistad o un agrado completo, pero resolver los conflictos de manera saludable es una oportunidad que se nos da ahora. Y en este ambiente en el que no será posible dejar de lado este desagrado para ninguna de las dos, poder establecer límites que nos permitan convivir esta vez de buena manera, es lo más sano posible. Acepto tu tregua, y te ofrezco la mía también. —Dijo animándose a extender su mano.

    Dianne dudo al ver que fue Lauren quien iniciaba contacto, sorprendida por eso. Pero estrechó la misma suavemente.

    —Gracias. —Dijo la mujer. —Supongo que tenía que pasar. Y... —Se quedó pensando. —Ya sé lo que dijiste pero...—Hizo una pausa. —Su majestad, en usted confiamos todos los que hemos sufrido a costas de esta cruel mujer que ahora es nuestra Reina. Mujer de la cual me costó aceptar maldad hasta que fue tarde.  Y si en esto se me permite pedirle algo, destruyala, por favor.

    Lauren sintió una pequeña sonrisa en su rostro. Y apretó sin darse cuenta un poco la mano de la mujer—Te lo prometo.

    Dianne sonrió de vuelta, y soltaron sus manos.

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