
LIX
𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
Lauren sabía hacer bastantes peinados, Frizzy había aprendido, y para entretenerse no se les ocurrió mejor idea que hacer eso, algo tenía que ser.
Como el cabello de Lauren había crecido, pero no lo suficiente como para cualquier tipo de peinado. Ella iba a peinar a la princesa, junto a Frizzy. Ya que la muchacha decidió pedir por diversión el peinado más extravagante y difícil que sepa hacer. Así, aceptando divertidamente Lauren lo haría con ayuda de Frizzy para que el peinado salga bien.
Daba pereza moverse de aquella cama, por lo que también se decidió probar que tal salían las cosas desde ahí, si salían bien, pues perfecto, y si no lo hacía tendrían que moverse hasta el hermoso y gran tocador de la princesa.
La princesa se acomodó mucho más cómoda sin aquel armazón en su cama, sentándose de una forma en la que quede cerca y dándoles la espalda a Lauren y Frizzy.
Lauren todavía estaba pensando cual era el peinado más difícil que sabía. Los moños eran fáciles de hacer, al menos para ella. Las trenzas, y todos sus tipos, no tanto. Pero no sabía si a la princesa le gustaban los peinados con trenzas, tampoco quería hacer algo que no le guste.
Ava dijo que no tenía ningún problema. Que Lauren podía hacer lo que sea, Frizzy estuvo de acuerdo.
[•••]
—Espero más bien no sea molestoso tocarme. —Dijo la princesa acomodándose mejor mientras Frizzy y Lauren la ayudaban a deshacer el peinado que ya tenía hecho desde la mañana.
Lauren negó. —No me molesta. —Aclaró.
La terminaron de ayudar a deshacer su peinado, quitando los listones, y todos los adornos que sostenían esa especie de aparatoso moño que le habían hecho esa mañana, con varios ganchos de pelo para que el mismo permanezca en su sitio.
No sabían que hora era para esos momentos. Pero no era lo importante.
Lauren siguió pensando en que tipo de peinado con trenzas se le había hecho el más difícil de hacer. Recordaba haberse demorado mucho una vez que a Romina Dhollen le hizo una trenza de cascada, que quedaba como una especie de diadema al rededor de la cabeza para después tener otra que a base de una trenza de espiga formaba un moño que terminaba pareciendo una rosa. Era terriblemente complicado, y cuando lo recordó, recordó también lo difícil que fue cuando lo hizo.
Pero se trataba de la princesa, y a comparación de sus horrorosas tías, esta no sería una experiencia estresante ni terrible. Incluso tal vez podría descubrir que no era tan difícil como recordaba. Porque esta vez además, Frizzy también la iba a ayudar.
Decididieron que usarían los pequeños ganchos de cabello para cuando lo necesitaran, en aquel peinado. Pero ya no los listones, porque con tanta trenza que tenia el peinado era suficiente adorno.
[•••]
Pasaron los dedos por el largo y sedoso cabello de la princesa ahora suelto, para poder desenredar cualquier cosa si es que la había.
Lauren empezó con las trenzas de cascada, enseñándole a Frizzy como se hacían. Y teniendo mucho cuidado en no jalar el cabello de la joven para que no le duela en ningún aspecto.
—Con todo respeto ¿Cómo así Lauren sabe tantos peinados y tú Frizzy no?—Preguntó amablemente la princesa echando la cabeza para atrás como se lo habían pedido.
—Supongo por eso de nuestros trabajos antiguos. —Respondió Frizzy mientras miraba atenta a lo que hacía Lauren. —En casa del gran Duque yo no estaba encargada de ninguna de esas cosas. —Dijo evitando claramente mencionar cualquier cosa cercana al joven Harry, era algo muy sensible aún, por lo cual era entendible si terminaba desviando el tema. —Lauren trabajaba con las Dhollen y eso, y las atendía en todo, peinandolas, vistiéndolas, supongo que por eso. —Explicó desviando el tema como se había pensado, pero también tenía mucha razón.
—Es verdad, tuve que aprender a la fuerza, todas ahí eran mujeres y yo su única sirvienta. —Respondió Lauren calmadamente mientras seguía concentrada en el cabello de Ava. Al mismo tiempo ayudando a Frizzy a desviar el tema y haciéndolo ella también, aún era muy pronto para hablar entre todos sobre ese tema. Ava también lo entendía. —A Romina Dhollen le gustaba mucho ser la más extravagante, así aprendí todo tipo de cosas, porque si lo hacía mal podía prohibirme comer o darme una bofetada, y lo hizo, cuando no me salía . —Confesó.
Aun así por la parte y las cosas que habían decidido hablar de momento, siempre habían muchas anécdotas de maltrato con esas personas, más de lo que se sabia, cosas que solo Lauren recordaba y había vivido. Cosas que por fin podía decir eran parte de su pasado. Uno del que no escaparía ni escapó, pero que si tuvo la oportunidad de enfrentar, gracias a él también.
—¿Cuantos años tenías?—Preguntó la princesa, algo enojada por la historia que había escuchado.
—De 11 a 12, recién había llegado. —Dijo la muchacha. Mientras continuaba con aquella primera trenza que formaba parte de aquella especie de diadema.
—Lo siento. —Dijo la princesa.
Lauren negó. —No pasa nada, ya no es un recuerdo del que huya o que me duela. Es simplemente lo que pasó en mi vida, y pues ya pasó. Felizmente. —Dijo Lauren. —Tengo la suerte de pensar así ahora, además entendí que terminar perdonando era más hacerlo por mí que por ellas. Ya están lejos de todas formas. —Dijo tranquila y suavemente. —Romina Dhollen siempre fue así, no se puede cambiar a la gente al menos que esta no lo quiera.—Se encogió de hombros.
—Vieja odiosa de veras. Cada día la odio más en verdad. —Se soltó Frizzy refiriéndose a Romina Dhollen con bastantes ganas. La princesa no pudo evitar estallar en risas repentinas— Qué necesidad, qué ganas de provocar malos días a alguien solo por su maldito peinado. Gracias porque estén lejos, de verdad no les quiero desear el mal pero. —Respiró profundamente haciendo que la gracia de aquel momento también contagie a Lauren. —Ojalá de verdad se arrepientan de todas sus tonterías, viejas brujas, horrorosas, feas, apestosas.
Lauren ni Ava pudieron evitar reírse por el despliegue de emociones de la morena, había sonado tan sincero y tan pero tan gracioso por eso mismo, que era imposible no hacerlo. A Lauren se le hizo raro reírse, aún era raro hacer eso, pero simplemente era algo que necesitaba, que por fin podía sacar.
—Imagínate la cara que van a poner cuando todo esto estalle y el pueblo sepa que te casarás, con el príncipe de Inglaterra. —Dijo Ava bromeando.
A Lauren también le dio gracia imaginar el escándalo que armarían las mujeres en donde sea que se hayan mudado, el rostro que pondrían, su reacción. Mucho menos se lo esperarían, quien sabía y ahí venían rogando perdón y alojo por conveniencia, no lo sabía. No quería volverlas ver, eso era seguro, pero si sucedía también tenía que ser lo más madura posible. De todas formas, imaginar o saber que de cierta forma también esas mujeres terminarían con el castigo que no habían cumplido por completo al ver que aquella sobrina, aquella familia a la que rebajaron, humillaron y maltrataron tantos años, de un momento a otro se casaría con el mismo joven que patrocinó el juicio que las llevó a la ruina social.
—Van a odiarme más de lo que seguro siguen haciendo, pero imaginar como se van a quedar sí es gracioso—Confesó volviendo a imaginar la escena con gracia.
Frizzy también se rió con ganas después de eso—Supongo que el mundo da vueltas por algo, y algo divino también tendrá que ver yo no sé. —Suspiró. —Pero gracias por eso. —Miró al techo.
Después de volver a cambiar el tema a algo simple y totalmente normal, Lauren continuó con el laborioso peinado, con la ayuda de Frizzy a quien iba enseñándole también. El ambiente era bastante ameno, bastante relajado. Después de todo y dentro de todo.
Una pequeña burbuja, una burbuja más de las que ya habían estado, en la que era necesario meterse también. Por como estaba todo afuera, como estaría, y como lo iban a afrontar.
[•••]
Pasaron las horas, el tiempo. Terminar el peinado de la princesa Ava fue difícil, pero no imposible, querían hacerlo bien y Frizzy ayudó bastante. De todas formas aquella trenza de espiga complicadisima que se envolvía en una rosa, era obviamente lo más difícil y frustrante, pero de que se pudo hacer, se pudo.
Era algo que demoraba tiempo, pero quedó excelente. El peinado se veía precioso después de tanto esfuerzo.
Ava agradeció, dijo que le encantaba, y que posiblemente pediría que se lo hagan para otra ocasión, ya que le gustaban más los peinados sin tantos adornos ni listones.
Lauren se hizo crujir los dedos de las manos a forma de liberarlas, nuevamente Frizzy se estremeció con el sonido fuerte, le daba nervios. Y esa reacción le daba gracia a la princesa, que por curiosidad también quiso hacerse tronar los dedos, pero el sonido no fue tan fuerte como le salía a Lauren. Frizzy solo pidió que lo dejen de hacer porque sentía que se iban a romper algo.
Con bastante gracia, ambas lo dejaron de hacer.
[•••]
Después de eso, decidieron terminar de pasar el rato hasta que alguien venga, contando algunas experiencias inexplicables, historias que podían definirse como especie de terror o cosas paranormales. Aprovechando la oscuridad de la noche que cada vez se acercaba más, y las nulas ganas de prender las lámparas de cera de la habitación, prefirieron tener aquel ambiente para añadirle esa penumbra necesaria. También sería divertido.
Cosas extrañas que hayan visto, vivido o alguien les haya contado.
Frizzy tenía miles de historias en la granja de sus padres. Junto a sus hermanas, cosas que se movían solas, pasos que no eran de nadie de su familia, a medio de la noche, en la madrugada. Que una vez se peleó con su hermana menor porque sintió que le jalaron el cabello en la noche y dormían en la misma habitación, pero su hermana juró que no había hecho nada. Siendo su historia más interesante la vez que fue sola a jugar en un columpio que su padre hizo en uno de los árboles, que ya después de bajar el columpio siguió balanceándose como si hubiera alguien ahí, que cada vez se movía y balanceaba de manera más violenta, que no podía ser el viento porque ni siquiera había. Que si algo así le hubiera pasado ahora moriría de miedo, pero como era niña en ese entonces. No pasó nada.
Lauren contó que lo más raro le pasó en Doncaster todavía, que no parecía ser algo paranormal pero que de todas formas contó, que una noche que estaban solas con su madre ya que su padre estaría en el trabajo hasta muy tarde esa noche en especial, empezaron a tocar la puerta violentamente, como si alguien estuviese desesperado por ayuda, pero que al preguntar desde adentro quien era, no respondían, que su madre salió con un palo de madera por si las dudas, y que al abrir la puerta no había nadie. Cuando se preguntó a los vecinos, nadie había escuchado nada. Fue bastante extraño.
Ava dijo, que un día Karoma le contó que cuando era pequeña tenía un amigo imaginario. Que todos la dejaban hacerlo porque hasta cierto punto era tierno. Pero que dejó de serlo cuando Ava empezó a hablar de que ese amigo imaginario era un niño al que no lo habían dejado nacer. Asustando a todo el mundo, y asustando a Lauren y a Frizzy cuando lo escucharon también porque eso coincidía posiblemente de manera escalofriante con el antiguo aborto espontáneo de Karoma años atrás de la anécdota de la princesa. Más aún porque Ava mencionó no recordar nada de un amigo imaginario hasta que Karoma se lo contó una vez, y de lo raro que era que siendo tan pequeña sepa cosas que nunca nadie siquiera había mencionado, como que su amigo era un niño que no nació, que se quedó atrapado en el castillo por eso. Bastante escalofriante.
Su anécdota fue la más interesante.
Posiblemente por ese ambiente tétrico que habían adoptado para poder contar las historias, hizo de todo más interesante. Frizzy siguió contando que decían que en su casa habían duendes, que sus padres bromeaban con eso para hacerlas dormir temprano, que no sabe si es verdad, pero su hermana menor, la que le seguía a ella contaba que una vez escuchó a una mujer reírse desde un árbol en la noche, y que desde su habitación vio una silueta en ese mismo árbol donde escuchó la risa, que como hasta entonces su otra hermana menor era más pequeña aún, sus padres se la pasaban cuidándola a ella. Y a parte su madre estaba embarazada de nuevo, que fue corriendo a la habitación donde Frizzy dormía con sus otras tres hermanas, les contó eso y no quiso regresar a su habitación. Porque hasta entonces estaba sola ahí. Se habló de que esa sí podía ser una bruja, era algo que todavía se creía en sentido de la magia oscura, que esas mujeres secuestraban niñas para comérselas o algo así, que cuando su hermana les contó a sus padres estos llamaron al cura de la capilla más cercana que le echó bendiciones a la granja, y que desde ahí las cosas raras que sucedían pararon.
Pobre Frizzy, esas cosas también le habían pasado y agradecía que hayan parado porque ahora era tan asustadiza que no podría con esas cosas como cuando era pequeña.
Comentaron sobre ese tema entre asustadas e interesadas, igual daba miedo haya sido verdad eso que contaba la hermana menor de Frizzy o no.
Hasta que de repente la puerta de la habitación de la princesa se abrió de golpe mandandoles uno de los peores sustos a las tres, más porque estaban a oscuras, porque el sonido fue sorpresivo y también fuerte.
Gracias a Dios la puerta no se había abierto sola, solo era Karoma. Que se confundió mucho al ver como se asustaron las tres muchachas cuando abrió la puerta.
—¡Ah Karoma casi se me sale el corazón por la boca! —Dijo la princesa, llevándose ambas manos al pecho para calmarse.
Karoma seguía confundida, mientras las tres muchachas seguían recuperándose del susto. —¿Pero qué hacen a oscuras? Por Dios, por algo existen lámparas. —Entró a la habitación como medio regañando mientras ella se encargaba de prender las hermosas lámparas de cera que iluminaron por fin la habitación de la princesa —¿Pero qué pasó?
—Nos estábamos contando historias paranormales, y ese tipo de anécdotas raras. —Se justificó la princesa.
Karoma negó rendida mientras las miraba a las tres. —Y estaban a oscuras para asustarse más. —Medio regañó.
Las tres terminaron asintiendo levemente. Cosa que ya no pudo hacer a Karoma mantenerse seria por más tiempo, habían parecido como tres niñas.
Karoma suspiró—Bueno ya deben saber para que vine, se suponía que no venía yo, pero me di ese lujo por ser jefa general y ama de llaves, deben saber que afuera se está dando y se dio un caos, que va a permanecer en castillo hasta que las políticas estén bien para hacerlo público, yo misma estoy funcionando automáticamente por la gran impresión de todo lo que está pasando. Igualmente se supone debería venir más tarde, a las 8 o 9 de la noche, recién son las 7, me di el lujo también. —Volvió a suspirar. —Hay mucha gente que las quiere ver. —Dijo dirigiéndose a Lauren y a Frizzy. —Octavia, Rose, y la misma lavandería quieren verlas, no decir adiós porque seguirán aquí en castillo, pero si despedirse en el sentido de que no son sirvientas Reales ya. No me podía negar a esos pedidos, y se los vengo a consultar, la princesa Ava puede acompañarlas sin problema. —Dijo amablemente, Ava se entusiasmo tiernamente. —Todo depende de su decisión—Se dirigió a Lauren. —Su majestad.
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