
IV
𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
Ambas muchachas caminaron todo aquel trayecto de regreso con paciencia. Esta vez volviendo a la lavandería, ya que su trabajo ayudando a Karoma había terminado en el momento que dejaron a Louis en la torre.
Cruzaron con cuidado para poder volver, ya que el camino a la lavandería era diferente. Pero felizmente estaba un poco más cerca de lo que parecía.
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—¿No crees a veces que en realidad sí podrías gustarle a ese chico? —Preguntó Frizzy de repente mientras caminaban.
Lauren negó totalmente segura. —Seré algo ingenua en esos temas románticos, pero de lo que estoy segura es que ni él, ni yo gustamos del otro. —Afirmó.
—Pero es sospechoso. —Dijo Frizzy entrecerrando los ojos con gracia.
—Lo entiendo. —Dijo Lauren. —Si yo fuera tú opinaría exactamente lo mismo. —Suspiró. —Pero honestamente yo estoy segura que las cosas son como las creo, no sé explicarlo. No me gusta en ese sentido, y mi intuición me dice, que él se siente igual.
—Pero es un chico muy lindo, y no solo hablo del físico. —Dijo Frizzy aún con una sonrisa. Como si al insistir tal vez Lauren cambiaría de opinión.
—Claro que sí. — Confirmó Lauren. —Es un chico muy honesto y muy amable. Me alegra muchísimo que haya venido a parar aquí, palacio no conocerá mejor panadero después de él si es que se va. Ya sabes, cuando todo el tema con su abuela reciba solución.
Frizzy asintió. — Espero que la señora mejore pronto. Se nota que Louis la quiere mucho. La verdad, me dio vergüenza haber mencionado el tema de sus padres así sin cuidado. —Suspiró.
—No fue tu culpa, no lo sabías. Yo cometí lo mismo el año pasado en la corte.—Le dijo Lauren.—Lo bueno, es que sus abuelos lo criaron con todo el amor del mundo. No sé si tendrá tíos o primos, seguramente que sí. Pero no se lo pregunté. —Se encogió de hombros suavemente.
—Ojalá podamos vernos seguido. Se nota que es muy tímido, espero que se adapte bien y que nadie se aproveche de su amabilidad. Porque aquí hay cada gente. —Suspiró Frizzy.
Lauren asintió de acuerdo. Louis era muy inocente, muy tímido y muy noble. Cualquier persona con malas intenciones podría disfrazarse a sí misma como un amigo y utilizar al pobre joven como un beneficio y luego dejarlo como si nada.
Louis merecía conocer gente tan buena como él, que obviamente también existía en el castillo. Y Lauren en verdad esperaba que eso suceda, y que su amigo se adapte rápido a ese lugar.
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—Pero si cualquier cosa llegaran a hacerle. No me va temblar la mano si tengo que hacer algo al respecto. Nadie lo va a tratar mal aquí. —Dijo Lauren de repente. Después de haber pensado en las palabras de Frizzy por un momento.
—Eso es cierto. Pero le irá muy bien de seguro. No hay que predecir cosas malas que de seguro no pasarán. Cuando lo mencioné fue por las dudas, pero tranquila todo estará de maravilla—Dijo Frizzy tranquila y amablemente
—Tienes razón. —Dijo Lauren tranquilamente con un suspiro. —No hay que adelantarnos a nada. —contestó sacudiendo la cabeza.
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Hubo un corto silencio en el que siguieron caminando.
—Pero ¿Segura que no te gusta? —Preguntó Frizzy bromeando.
—No, no me gusta. —Contestó Lauren con la voz un poco más alta.
La morena rio por la irritación de su amiga.
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Llegaron a la lavandería sin ningún problema, volvieron a entrar y pasaron por todo el lugar para poder llegar a la sección del planchado, y así a la subsección de la misma donde estaban ellas.
Todo había transcurrido normalmente, sus respectivas tablas de planchar y una torre de ropa inmensa las esperaban.
Desire pregunto si todo les había ido bien mientras ambas muchachas se acomodaban y empezaban a seguir trabajando.
Y en ese momento después de que ambas sirvientas hayan asentido con la cabeza amablemente, Frizzy no pudo soportar soltar con lujo de detalle absolutamente todo lo que había pasado. Contando que quien llegó era un chico que ambas conocían, pero que en realidad él era más amigo de Lauren que suyo, de que estuvieron hablando, de que él se convertiría en el panadero del castillo y todos esos temas.
Y desde el momento que Frizzy mencionó eso. Desire y Amy se unieron a molestar a la pobre Lauren con Louis, por todo lo que habían escuchado.
Amy que esperaba que su plancha se enfríe después de que se recalentó decidió hablar.
—¿Un joven lo suficientemente merecedor de tu amor tal vez será? —Bromeó la rubia.
Lauren suspiró resignada a ser el centro de burla mientras negaba con la cabeza. Mientras se limitaba a seguir planchando el delantal que tenía en frente.
Frizzy rio. —Eso yo le digo, pero ella dice que no le gusta.
—Las relaciones entre empleados están sumamente prohibidas. —Dijo Desire de repente.
Amy resopló —Ay le quitas lo divertido. Solo estamos bromeando—Dijo Amy sacándole la lengua divertidamente.
—Yo lo sé—Respondió Desire, sacando un vestido de la canasta llena de ropa que tenía bajo la tabla de planchar.—Pero solo digo. Además yo si creo que a Lauren no le gusta.—dijo—No sé, como que a mi me parece interesada en otra persona—Dijo aguantándose una risa.
Amy pareció entenderla, y la miro algo sorprendida.
Después de unos segundos. Lauren también la entendió, y levantó la cabeza con una expresión algo desconcertada por la repentina declaración de Desire.
—¿Cómo? —Dijo Frizzy aún sin haber captado aquel mensaje. Amy disimuladamente se puso una corona imaginaria a modo de hacerle una seña, y recién Frizzy entendió, echándose a reír después de haberse sorprendido unos segundos.
—Pero solamente es mi opinión. —Siguió diciendo Desire, evitando reírse.
Lauren intentó usar algunas palabras en su defensa. Pero su mente no formuló ninguna, a pesar de que lo intentó.
—Pero oye, si es cierto. No tiene nada de malo. —Dijo Desire al ver la expresión acorralada de la pelinegra. —A cualquiera en su rango de edad podría pasarle. Es decir, es el príncipe—dijo susurrando las últimas palabras.—amores platónicos los tiene todo el mundo.
Lauren siguió callada. Eso sí la tomo con la guardia baja ¿Se le notaba mucho a caso?
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Una de las declaraciones que posiblemente nadie sabía durante todo aquel progreso del año. En el par de meses que habían pasado, era sobre la comprensión que tenía Lauren de sus propios sentimientos.
Al ser una muchacha que fue producto de abuso durante muchos años de su vida. Había reprimido toda comprensión de algo bueno por mucho tiempo también.
Y si de niña en ese aspecto, incluso antes de ir a vivir con las Dhollen había sido un poco extraña. Desde que estalló la situación desde que tuvo 11 a los 21 todo se puso peor. Y posiblemente lo más triste, era que se había acostumbrado a vivir así.
Era parte de ella no entender sus sentimientos de por sí, pero si había de comprenderlos al menos en la forma más básica.
Y en el caso del príncipe, no era nada simple que se pueda detectar tan rápido. Y eso por mucho la hacia entrar en mucha confusión e incomprensión durante todo el año pasado.
Pero con todos los meses que habían pasado. Con los largos períodos en los que no lo había visto el año pasado. Y con como en el presente no lo había visto en lo absoluto. De alguna manera su mente empezó a procesar cosas que no comprendía antes, por lo abstracto que en realidad siempre es hablar de una emoción en particular.
Sí, tenía sentimientos por aquel joven.
¿Qué tipo de sentimientos? No lo sabía, una parte de ella todavía entraba en negación. No quería confundirse más al darle vueltas a todo ese asunto personal. Y sobretodo no quería ver cosas donde no las habían.
Lo quería, lo consideraba un buen amigo, lo admiraba, le importaba. Todas las características para asumir que podía sentir algo más por aquel joven.
Y tal vez sí lo hacía.
Su ausencia, la hacía extrañar tenerlo cerca, hablar con él o verlo a los ojos.
Y todas esas cosas lograban confundirla. Podía ser simple admiración, o el comienzo de un amor platónico.
Y no hace mucho, tal vez a mediados de Febrero, Lauren se había admitido solamente a si misma, que verdaderamente había terminado desarrollando un amor platónico hacia el príncipe de Inglaterra.
No estaba mal, ella lo sabía. Habían muchas jóvenes empleadas que podían sentirse igual, era obvio. Un joven tan maravilloso no pasaba desapercibido en ningún sentido.
Intentó buscarle alguna razón a esa fijación. Y una parte de ella tenía la respuesta que gran parte de eso, fue el hecho de que Thomas le salvó la vida, la sacó de una prisión en la que vivió encerrada casi toda su vida. La salvó, la defendió y la cuidó.
Sin él, jamás hubiera tenido el gran crecimiento personal que ahora tenía. Jamás hubiera sido libre y jamás hubiera sabido que era permitirse ser feliz de nuevo.
Recayó gran parte de la razón de sus sentimientos en eso, acompañados de la admiración general por todos esos hechos. Y en parte claro que tenía razón.
Podía haberse adaptado a la lavandería, que todos los meses allá ya la habían acostumbrado a ese ambiente. Pero eso no quitaba que extrañe la cocina, sobretodo porque cuando solía estar ahí, podía verlo todas las mañanas, todos los días, al menos un instante, pero ahora en todo lo que había pasado del año desde aquel encuentro en el jardín, no lo había vuelto a ver.
No planeaba contarle ese descubrimiento intrapersonal a Frizzy muy pronto. Ya que sabía que la morena de alguna manera ya lo había deducido. Las palabras serían algo sobrantes, y más bien solo servirían para confirmarlo. Pero eso solo con ella. No sabía que alguna de sus actitudes había dado sospechas a otros y por eso la declaración de Desire la había desorientado. Tenia que tener más cuidado.
Porque a pesar de que no era nada malo, prefería dejarlo como algo personal. No estaba nada acostumbrada a hablar ni confesar sus sentimientos tan abiertamente como si nada.
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Después de que en conjunto Desire, Amy y Frizzy hayan decidido molestar y bromear con Lauren durante horas sobre la llegada de Louis. Parecieron cansarse, dejándola libre al fin.
Las dejo reírse, no podía ser tan amargada. Al fin y al cabo, eran bromas todas. No la estaban ofendiendo en ningún sentido.
Además, ya estaba llegando la noche, y el espantoso frío que se sentía, hacía que todos empiecen a pensar en solamente terminar el trabajo, la jornada e irse a abrigar para ir a dormir.
Lo malo es que media hora antes de que todo termine, empezó a llover. Y tenía sentido. A partir de Marzo hasta Mayo, las lluvias torrenciales eran comunes en el clima de Inglaterra. Y acompañadas con el frío, no era precisamente un periodo muy cómodo para el cuerpo.
Y para mala suerte, la lluvia que tocó a esas horas de la noche, fue una de las peores. Y aún peor. No paraba. Dejando así a todas las sirvientas de la lavandería esperando en las diferentes puertas de salida que tenía la inmensa lavandería.
Las cuatro sirvientas, Desire, Lauren, Amy y Frizzy, esperaban en una de ellas. Siendo parte del tumulto que también esperaba.
Instintivamente ante estar rodeada de mucha gente que estaba relativamente pegada. Lauren se incomodó bastante.
Una cosa era que poco a poco se acostumbrara a que la gente la toque y tocar a la gente. Pero eso no significaba que en ningún sentido aquello sea de su total agrado.
En un momento que no pudo soportar más, decidió alejarse y salir de todo aquel tumulto bastante disgustada físicamente.
Frizzy instintivamente decidió seguirla haciéndose paso entre la gente. Hasta que después de salir de todo. Encontró a Lauren en una esquina lejos de toda la gente y el ambiente, un lugar bastante vacío.
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—¿Estas bien? —Le dijo cuando llegó con ella.
Lauren asintió. —Sólo que había mucha gente y me incomodé. —Dijo mientras su cuerpo se retorcía con un poco de asco involuntariamente.
Frizzy rio—Bueno, tienes razón. Te acompaño y esperamos aquí, de todas formas la lluvia no va a pasar en un buen rato.
Lauren asintió levemente.
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El tumulto siguió adelante esperando en la puerta. Mientras la lluvia no paraba de caer a cántaros. Nadie podía salir en esas condiciones, había de esperar que al menos la lluvia baje su intensidad, para así al menos poder caminar sin el riesgo de caer estrepitosamente.
Frizzy decidió sentarse en el suelo con la espalda pegada a la pared e invitó a Lauren a hacer lo mismo.
La muchacha de los ojos enormes lo hizo, sentándose al lado de su amiga, cuidando la falda de su uniforme y sentándose erguida con las piernas extendidas.
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Minutos después, mucha gente se cansó de esperar en el tumulto, y se dispersó por toda la zona a sentarse en algún lado a esperar. De todas formas, la espera iba a durar más de lo que se imaginaban.
La cantidad de agua que caía del cielo era increíble. El sonido de la lluvia era fuerte. Y no parecía tener fin.
Lauren resopló mirando al techo. Mientras permanecía en silencio, y tanto ella como Frizzy, siguieron esperando.
Hasta que la morena decidió hablar.
—Este ha sido mi mejor cumpleaños desde que llegué a Londres sabes. —Declaró de repente con una risa combinada con un suspiro.
Lauren le prestó atención.
—No sé, como llegué a los 16 y de frente empecé a trabajar con el duque, nunca lo celebré. Las otras sirvientas de la mansión del duque solían ser malas conmigo, me excluían bastante. Por un tiempo lo quise entender, porque creía que era mi culpa por no poder callarme, ser tan escandalosa y tan fastidiosa. —Dijo jugando con sus dedos. —Ya sé que te dije que aprecio mi llegada y haberte conocido antes. Pero te lo quería repetir. Siempre me escuchas y siempre me aguantas, hasta cuando yo no lo haría si fuera tú. —Suspiró—Gracias.—Dijo mirando a Lauren sinceramente.
La pelinegra se enterneció. —Siempre hacemos cosas por la gente que queremos. De hecho, siento que la idea de haberte llevado solo un pastelillo, fue poco. Pero me alegra que te haya gustado, y que sobretodo este día te lo hayas pasado bien. A pesar de que ahora estemos esperando que una lluvia terrible pase. —Dijo bromeando un poco al final.
Frizzy rio. —Oye. —Dijo de repente—¿Sabes qué haría de este día aún mejor para mi? —dijo juguetonamente.
Lauren la miro para escucharla, dándose cuenta en ese segundo Frizzy extendió sus brazos.
La expresión que tuvo Lauren, le causó mucha risa a Frizzy.
—Pero si ya te di uno en la mañana. —Dijo Lauren retrocediendo y encogiéndose un poco.
Frizzy se siguió riendo. E hizo un leve puchero en los labios cuando se calmó. —Pero tú dijiste, que la gente siempre hace cosas por las personas que quieren. Y tú me quieres. —Dijo. —recuerda que sigue siendo mi cumpleaños. —Dijo fingiendo una voz más aniñada.
Los labios de Lauren siguieron torcidos en una mueca que seguía amenazando a Frizzy con reírse de nuevo.
Con resignación Lauren se movió un poco para quedar un poco más pegada a Frizzy e hizo una seña con la cabeza para confirmar que ya había accedido.
La morena se abalanzó en un abrazo bastante fuerte a su amiga. Sacudiendola un poco en aquel apretón.
El cuerpo de Lauren se tensó dejándola incapaz de siquiera intentar disimular corresponder. Pero no se movió.
—Te quiero mucho. —Dijo Frizzy emocionada.
—Yo también. —Dijo Lauren, con sinceridad. Muy tensa corporalmente y con la voz un poco ahogada porque el abrazo de Frizzy era sumamente apretado.
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