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𝐏𝐑𝐈𝐌𝐄𝐑𝐀 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄

Jiāng Cheng cerro detrás de sí la puerta de entrada de ese local; su turno había acabado, aunque el letrero de abierto seguía encendido. Se aseguró que su abrigo lo cubriera, para abrazarse a sí mismo mientras cruzaba esas calles desoladas.

Paso rápido por un grupo de hombres, quienes lo reconocieron y sin dudarlo le chiflaron, le barrieron con la mirada y le hicieron insinuaciones con su cuerpo. Jiāng Cheng tuvo que contener mucho su ira para no golpear y noquear a cada uno de esos sujetos.

Su Uber llegó a recogerlo como era de costumbre, y lo llevo a su casa, todo el recorrido acompañado entre un silencio cómodo con el conductor y una suave tonada del estéreo del auto.

Al bajarse, observó el edificio donde vivía, más específicamente, la ventana del departamento donde vivía, notando que las luces estaban apagadas pudo soltar un suspiro de alivio. Subió por las escaleras porque al parecer el elevador no funcionaba otra vez. Esa cosa necesitaba reparaciones más serias.

Al llegar a la entrada de su casa, se quedó quieto, enviando una oración silenciosa pidiendo que todo estuviera en orden ahí adentro. No podía evitar los pánicos constantes antes de abrir el cerrojo de su casa y esperar a ver lo que había dentro, siempre tenía miedo, un miedo que lo carcomía siempre que llegaba ese momento del día, uno que simplemente no puede ignorar por todo lo que lleva acabo.

Así que reunió el valor que podía y giro la llave para entrar de una vez por todas.

Estaba todo normal. No había rastro de un robo, no olía a gas, no había nada inundándose, y tampoco olía a fuego. Sin embargo solo estaba en la entrada, así que encendió la luz, puso sus llaves en el cuelga llaves de madera al lado de la entrada y su abrigo en el perchero, solo saco de ahí su celular y su dinero recién entregado.

Fue a la cocina primero para ver si todo estaba en orden, revisó el gas, microondas, horno, cosas afiladas como también la ventana que daba a una salida de emergencia hacia el exterior. Entonces fue al comedor-sala y volver a revisar. Suspiro otra vez aliviado, todo estaba en orden.

Finalmente fue hacia las habitaciones de la casa, dónde en una decorada con stickers de Carros, Naves, Espadas de lucha, y el nombre del dueño, grabado en un letrero que tenía diseño de un cartel de peligro. No tocó, así que la abrió lentamente, tratando que la luz de la sala no se filtrara mucho hacia el cuarto.

Ahí vio a un pequeño bulto entre las sábanas, subir y bajar lenta y tranquilamente, sereno, descansando, hizo unos pequeños ruidos típicos de un cachorrito durmiendo, Jiāng Cheng inconscientemente sonrió ante tal comparación.

Soltó un suspiro lleno de agotamiento. Entró a la habitación con cuidado de no hacer ruido, tuvo una pequeña sonrisa después de arropar un poco más aquella figura más pequeña.

Una figura tan pequeña que era su más grande pilar en su vida: Jin Ling, su amado sobrino. Él apenas era un bebé de un año, totalmente a cargo de él.

Suspiró pesadamente, aunque de inmediato reaccionó tapándose la boca al creer que ese sonido podía despertar a la personita que estaba durmiendo. Así que tal y como llego, salió lentamente de la habitación, asegurándose con la mirada que efectivamente, seguía durmiendo.

Al cerrar la puerta lo declaró como victoria.

Después de esa pequeña tensión, por fin pudo notar la rigidez de su cuello, que sin dudarlo trono de forma satisfactoria; notó la incomodidad de su cuerpo pegajoso por el sudor y el dolor en sus muslos como trasero; era hora de tomar un baño.

Estando en la tina, restregando con jabón su cuerpo algo magullado, empezó a revisar mentalmente su agenda del día; Eran las 5:40 de la mañana, hoy le habían pagado, así que si hacia las cuentas rápido de todo lo que debía gastar: agua, luz, gas, renta, despensa, ahorrar para los gastos escolares futuros de Jin Ling y no tener la soga al cuello al momento de pagar los libros y cuadernos.

Ah, como era de esperarse, todo el dinero ya se le había ido de las manos cuando separó las cuentas. Afortunadamente, hoy en su primer trabajo le pagarían, así a completaría con otros gastos adicionales: como los pañales, leche en polvo, toallas húmedas... Con solo pensar en los otros gastos le daba dolor de cabeza.

Con la toalla alrededor de su cuello que atrapaba la mayoría de gotas de agua provocadas por la ducha, una camisa holgada y cómoda como unos bóxeres igualmente cómodos, separó las cuentas para afirmar su saldo restante: nada.

Los dos mil dólares que había ganado esa semana se habían ido volando, y eso que era una buena racha; para considerarse alguien relativamente nuevo y que no duraba mucho tiempo trabajando en eso.

Ser un trabajador sexual varón le era un golpe bajo a su orgullo, pero había sido una alternativa buena luego se saber el dinero que podría ganar, y como el horario le era muy beneficioso como no interrumpía su rutina del día, tampoco podrían reconocerlo gracias a que la ubicación del trabajo era de un barrio no concurrido por sus conocidos.

Haber sido un estudiante recién graduado de la universidad, sin empleo a la vista, con un bebé de unos cuantos meses que cuidar, y que los trabajadores sociales le respirarán en la nuca para ver si se lo quitaban o no, le era muy difícil.

Más aún porque no solo tenía los gastos dados a Jin Ling, si no también que le debía enviar al hospital pagos continuos.

¿Por qué? Sería la cuestión más obvia.

Su hermano Wei Ying estaba en coma; lo único que le aferraba a la vida eran esas series de cables y máquinas a su alrededor que le aseguraban que aún estaba con vida.

Los doctores le eran demasiados crueles con su realidad, sugiriéndole desconectarlo puesto que no le habían signos de mejora y solo era como un peso muerto no solo para el hospital, sino también para él mismo.

Al diablo. Siempre decía. Era su hermano, aunque no tuvieran la misma sangre, él era un maldito terco que se aferraba a la vida cada día; se habían hecho la promesa de siempre estar juntos, no la rompería por algo tan tonto como el no tener dinero para mantener sus gastos médicos.

Además, sabía que sí el dejaba de pagar las cuentas, había otra persona que sin duda jamás permitiría que Wei Ying dejase este mundo con algo tan simple como el desconectar un cable.

Él novio de Wei Ying: Lan Zhan.

Lan Zhan y él nunca se llevaron bien, lo único que literalmente tenían en común era tener una conexión por medio de Wei Ying, sin él presente, no había razón para si quiera darse una mirada.

Era demasiado orgulloso para pedirle ayuda más allá de apoyo en los gastos del hospital; pero jamás reconocería que internamente no solo le agradece por eso, si no que también por algunas ocasiones le llegan paquetes con cosas para bebés o despensa básica. Sabía que ese Lan le tenía en algún punto de estima a su hermana mayor YanLi, mayormente influenciado por la boca parlanchina de Wei Ying, pero también sabía que su amada hermana sabía ganarse a todos de alguna u otra forma.

Lan Zhan era demasiado orgulloso para reconocer que era él el de los paquetes, y Jiang Cheng también era demasiado orgulloso para agradecer tan abiertamente.

Habían encontrado un equilibrio de conexión pero sin verse la cara, ambos estaban en paz con eso.

Vió el reloj y notó que eran casi las 6:25 de la mañana, se levantó algo apurado. Debía empezar a preparar las cosas de Jin Ling para la guardería, agradecía que su escuela era demasiado amable para darle de comer a los pequeños de manera balanceada. Le ahorraban unas cuantas comidas a Jiang Cheng.

Después de encargarse de la mochila del pequeño Jin Ling, y la ropa que usaría, dejo que durmiera un poco más, le era muy cruel el despertarlo tan temprano para ser un bebé tan pequeño.

Se hizo su desayuno. Se vistió algo informal, puesto que iba a ir de compras, los mejores precios estaban a las primeras horas de la mañana y había menos gente.

Gruñó, un pinchazo de dolor de su espalda baja le hizo hacer eso.

Ser trabajador sexual le había dado un camino un poco más fácil, pues no había tontos currículums que enviar o entrevistas que atravesar; pero a cambio de esa "facilidad" había obviamente desventajas, como la muy frecuente: que los clientes se pasarán de la raya con él porque piensan deliberadamente que si pagan, podían hacer lo que quisieran con él.

Lo cual, es una total mentira.

Se paga por lo que quieres que hagan, se acuerda, incluso en contrato físico, el consentimiento de las dos partes solo con las acciones habladas y acordadas, ser mayores de edad, el que ambos están saludables, el uso obligatorio de protección - algunos imbéciles se pasaban por la raja esa regla, con la estúpida escusa que, o les apretaba, como si tuvieran su pene tan grande, o que se sentía mejor sin el; no hace falta decir lo que les esperaba cuando le hacían enojar -. Entre otras cosas que le eran irritantes.

Había más discriminación por los trabajadores varones que para las mujeres, aunque en ambos casos había una alta tasa de misoginia, solo porque su trabajo era satisfacer de forma sexual a cualquier cliente que pagará. Pero no había muchos hombres capaces de pagar a otros hombres tan abiertamente, y los que sí, lo hacían para tener la experiencia; lo que les hacía de forma inmediata malos en como tratarlo, porque casi siempre era el penetrado.

Supone que lo mejor que podría sacar de ese subtema, eran las chicas; no era porque le atraían más o algo así, sino porque significativamente eran más tranquilas y tratables, sabían los riesgos y precauciones correctamente, lo que hacía más fácil que disfrutarán ambos sin objetarse. Aunque si había una que otra idiota tratado de pasarse de lista, eran fácilmente echadas si no querían seguir las reglas. Lástima que ellas no recurrían tanto los burdeles como los hombres.

Sin muchas chicas que tratar, y pocos hombres que se animan a experimentar o animarse con él, gracias a su actitud, tenía clientela más baja que sus demás compañeros de trabajo.

Incluso en uno de los trabajos "más sencillos de realizar", tenía que luchar con progresar continuamente.

También tenía que cuidarse, estar en ese mundo era una conexión directa a otros más peligrosos, como las drogas, trata de blancas, pandillas, etcétera.

Y él tenía algo muy valioso que proteger detrás de sí.

Ah, si sus padres supieran a qué se dedicaba ese hijo que tanto esperaban de él, en especial su madre, quien estaría retorciéndose en su tumba.

Ya faltaban 20 minutos para las 7 de la mañana, así que después de acabar su desayuno y limpiar el sartén donde había comido -Si, había comido directo del sartén, porque ahorraría en la paga del agua el no lavar un plato y un vaso-. Fue directamente a la habitación de Jin Ling para despertarlo.

⸺ Está bien, cariño, está bien ⸺ Decía en un tono entre melodioso y susurrante. ⸺ Alguien te cuida, estás en mis brazos, así que está bien.

Pequeños quejidos y amenazantes sollozos empezaba a emitir, puesto que lo estaban despertando sin su consentimiento. Jiang Cheng, sabiendo que la amenaza de llorar venía en serio, arrullaba con más fervor a su pequeño sobrino, calmandolo antes de que explotará.

El pequeño Jin Ling ya un poco más despierto, mientras una toalla húmeda pasaba por su cara y cuerpo con delicadeza, deslumbro el rostro de su cuidador.

Entonces soltó una risita juguetona. Alzando sus pequeños bracitos hacía él.

Jiang Cheng quedó anonadado.

Ese mismo encuadre de Jin Ling que había visto, justo después que por fin acababa de llorar toda una noche por no tener por primera vez a su madre con él.

La repentinamente muerte de su hermana y la de su esposo le había dado un golpe tan duro, justamente porque acaban de encontrar una nueva normalidad después de la muerte de sus padres causada por un cáncer que de forma despiadada y vil, les había dado a los dos por igual, y habían muerto con solo unas horas de diferencia.

Le había ardido más, con saber que tanto YanLi como ZiXuan habían encontrado una manera desesperada de abrazar y proteger a su hijo a pesar que ambos iban en asientos de adelante y Jin Ling asegurado en el asiento de atrás.

Venían de camino a su antigua casa donde habían vivido toda su vida, por aniversario de muerte de sus padres, pero debido a una mala lluvia torrencial, la carretera estaba muy mojada, y si fuera un chiste cruel, hubo un deslizamiento de rocas que con una horrible suerte impacto contra el auto que llevaban, y los orilló a caer en un barranco.

El único que sobrevivió fue Jin Ling, solo con unos moretones y deshidratado de tanto llorar; los cuerpos de sus padres abrazándolo habían funcionado como amortiguador pará los golpes del impacto.

No pudo evitar soltar lágrimas ante el recuerdo. En esa época no había caído tanto como ahora, aún no vendía la casa donde había crecido porque ya no podía mantenerla, y necesitaba el dinero; aún tenía a su hermano Wei Ying con él.

Se secó rápidamente las lágrimas. No podía permitirse llorar frente a Jin Ling, no frente a él.

Después de que terminó de cambiarlo, lo alzó al aire en forma de juego, lo que provocó sus risas infantiles. Risas que alegraron el corazón de Jiang Cheng.

⸺ Todo lo hago por ti. Agradezco que sobrevivieras, porque si no estuvieras aquí conmigo, no sabría que hubiera sido de mí.

Le dijo antes de besar la mejilla de un nuevamente malhumorado Jin Ling.

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