𝟬𝟮. THE BALL.
✶ ‧ › o. 𝓒𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐃𝐎𝐒. . .
𝟬𝟮. ╱ EL BAILE
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Esta autora está plácidamente feliz de anunciarles que su suposición sobre la señorita Selene Lexington fue totalmente cierta. Fue la misma alteza en persona que le brindó uno de los mejores halagos que cualquier debutante podría recibir. Un halago de la reina solo se ha visto dos veces este año, por lo que de seguro todos nos hacemos una gran pregunta. ¿Será está temporada protagonizada por dos señoritas, o solo una? No olvidemos que la señorita Daphne Bridgerton también recibió la bendición de nuestra alteza, por lo tanto, son dos los diamantes de esta temporada.
Solo nos queda esperar saber cual de las dos señoritas cumplirá con lo que la reina supone de ellas, esta autora ya tiene puestas sus cartas en una de ellas, pero me temo que esa información me la guardaré para mí.
REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN,
24 de Abril de 1813.
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En el momento en el que Selene entró, tuvo que caminar con la vista en alto por el gran salón. A pesar de que sabía perfectamente que muchas miradas estaban puesta en ella, tuvo que arreglárselas para poder dedicarle una pequeña sonrisa a todo aquél que la mirara a los ojos. Una vez llegó a un lugar temporal, ella y su hermano se quedaron ahí admirando el baile, aunque Selene bien sabía que su hermano lo que hacía era buscarle a un buen pretendiente. Estuvo tomada de su brazo todo el rato.
-Hermano, estoy segura de que eres capaz de disimular un poco.-le susurró la rubia, Finnick la miró con una ceja alzada.
-¿Disimular qué, exactamente?-le preguntó de vuelta.
-Pareciera que espantas a cualquier soltero que mira hacía acá.-bufó la rubia, mientras a la lejanía visualizaba la mesa de la comida. Finnick negó divertido.
-Solo descarto a las malas opciones, hermanita.-aseguró el mayor, Selene suspiró.-Aunque, tengo que admitir que no me imaginé que quisieras que solteros vinieran a cortejarte.
Selene lo miró con los ojos abiertos, sorprendida de que su hermano siquiera supiera de eso.
-¿Como sabes eso?-preguntó aún sorprendida, Finnick rió.
-Ay hermana, lo haces ver como que no te conociera. Cada oportunidad que tienes aprovechas de decir que no quieres un marido.-murmuró el mayor aún concentrado en la multitud, Selene lo miró con el cejo fruncido.
-¿Y estás de acuerdo con eso?-pregunto bajo, Finnick la miró serio.
-Bueno, como ya sabes, todos en casa tenemos que cumplir con nuestros roles.
-Oh, no vengas con eso...-dijo la menor negando.
-Viene todo al caso, mi rol por ejemplo, es tener que hacerme cargo del título en unos años más. El tuyo hermana, es encontrar marido. Son cosas que... debemos de hacer.-aseguró el rubio, Selene frunció el ceño queriendo hablar.-Aunque no nos gusten del todo.
Selene lo quedó mirando un par de segundos, y abrió la boca para hablar, pero ningún sonido salió. Su hermano tenía... razón. Aunque sea completamente difícil de admitir, Finnick tenía razón. Casarse era algo que como mujer, debiera ser su único propósito. No tenía otro, a no ser que quisiera ser una solterona para el resto de su vida. Pero otra cosa que le llamó bastante la atención, fue el hecho de que su hermano se refirió a que a veces había que hacer cosas que no nos gusten del todo. Selene se imaginó que quizás su hermano no quería el titulo de conde, aunque nunca jamás lo escuchó reclamar.
La siguiente hora, fue de Selene paseando de un lado para otro del brazo de su hermano. Conversó con bastantes señoras, y pocos solteros. Hubo un par de chicos que se atrevieron a preguntarle por un baile, pero Finnick fue lo suficientemente cortante para mandarlos a volar casi de inmediato. Para Selene no existía peor tortura.
-No encuentro la razón de venir a un baile si no puedo bailar.-le susurró la rubia al mayor de los Lexington. Finnick fingió no escucharla.
-No he encontrado al indicado, me temo.-dijo mientras tomaba un sorbo de su bebida. Selene rodó los ojos y dejó de tomarlo del brazo.
-Si, a este paso, creo que nunca me casaré.-ironizó la rubia, Finnick la miró con una ceja alzada.-Gracias Finnick, te lo debo.
Él al escuchar eso, comenzó a negar con la cabeza.
-No, no te rindas aún. Ni pienses que no tengo pretendientes para ti.-aseguró, Selene suspiró.-Solo que... es mejor esperar.
Selene bufó y miró hacia la mesa de las bebidas. A la lejanía, pudo divisar a Amelia Morton, quizá a la única chica a la que podía considerar amiga. Esta al verla le dedicó una sonrisa y la saludó. Selene discretamente le hizo una seña hacia su hermano, y Amelia asintió. No pasó más de un minuto cuando Amelia se apareció frente a ellos.
-¡Amelia! ¡Qué gusto verte!-saludó Selene con una sonrisa, Finnick asintió con su cabeza a modo de saludo.
-Señorita Morton.-saludó el mayor, Amelia sonrió mientras acomodaba un mechón de su cabello. Había que admitirlo, Finnick Lexington tenía sus encantos y para que negarlo, era sumamente atractivo.
-Un gusto saludarlo señor Lexington.-saludó de vuelta, luego miró a su rubia amiga.-Te ves hermosa.
Selene rió.
-Gracias, es bueno escuchar que horas de preparación no fueron en vano.-bromeó, Amelia rió.-Tu también te ves espléndida.
Amelia asintió. Luego miró a su amiga como preguntando con sus ojos que hacer, Selene le hizo un gesto hacia Finnick.
-Um, señor Lexington.-se le ocurrió decir a la morena. Finnick la miró atento.-Me preguntaba si podría concederme un baile. Claro, si no es mucha la molestia.
Finnick casi se atragantó con su bebida, y Selene aguantó la risa.
-¿Acaso me está preguntando usted a mi?-habló Finnick algo descolocado, Amelia ladeó la cabeza.-Digo, claro. Por supuesto.
Luego miró a Selene a su lado, algo preocupado.
-¿Hay algún problema Finnick?-preguntó divertida Selene, este negó.
-¿No te molesta quedarte aquí, verdad?-le preguntó no muy convencido, Selene negó frenéticamente.
-¡Claro que no! Vayan, disfruten del baile.-alentó, luego miró a Finnick abriendo un poco sus ojos.-Que es para bailar.
Dijo acentuando esto último, Finnick rodó los ojos antes de ofrecerle su brazo a Amelia, quién estaba presenciando todo bastante divertida. Mientras los dos se iban a la pista de baile, Amelia se giró para darle una última mirada a su amiga, y pudo leer perfectamente los labios de esta que le decían gracias.
Selene no supo si sonreír de manera descontrolada, o hacer un pequeño bailecito. Por fin se había librado de Finnick. Ahora al menos podía salvar su noche. Sus planes eran claros, tratar de encontrar a algún soltero que fuera lo suficientemente agradable, y conversar con él para que este pudiera visitarla al día siguiente. Si bien, no le importaba mucho lo que pensaban los demás, tenía que admitir que no sería nada bueno para la reputación de su familia que la ahora nueva Lady Whistledown comentara que los Lexington no habían recibido ninguna visita. Y por lo que pudo notar, muchas personas estaban comenzando a tomarle importancia a aquella columna.
Selene comenzó a mirar a sus alrededores, y pudo sentir que un par de ojos se posaban en ella. A la distancia, un chico bastante alto y apuesto le sonreía de manera cordial. Selene no supo que significaba eso, por lo tanto, espero que él hiciera algún movimiento. Quiso sonreír para sus adentros cuando vió que el chico se dirigía para acá. Lo único mejor que se le ocurrió hacer, fue hacerse la desentendida.
-Señorita Lexington.-saludó el chico, Selene se giró fingiendo sorpresa. Lo miró, y pudo notar a un atractivo chico, que la miraba con unos intensos ojos cafés. Esta sonrió.
-Hola, señor...-respondió, dejando la frase al aire, para que el desconocido dijera su nombre.
-Castairs. William Castairs, señorita.-respondió con una gran sonrisa el castaño. Selene extendió su mano, y este gustoso la saludo mientras se la besaba. Sabía quienes eran los Castairs, y dado por la apariencia del chico, Selene creía estar frente al hijo del vizconde de Castairs, conocido por ser un caballero bastante derecho y estricto con su familia.
-Un gusto conocerlo señor Castairs.-Selene respondió, asintiendo con su cabeza, este rió.
-No es necesario que haga eso. Si le soy sincero...-él se acercó un poco.-No soy un aficionado a las formalidades.
Selene lo quedó mirando con una ancha sonrisa.
-Oh, ¿de verdad? Bueno, entonces también le seré sincera...-ella se acercó esta vez.-Tampoco soy una aficionada a las formalidades.
William la miró con una ceja alzada, antes de comenzar a asentir.
-Vaya, si que es una chica directa.-sonrió, Selene rió.-Puede llamarme Will.
Selene abrió sus ojos un poco sorprendida por lo libertino que era el chico ante ella.
-Eso si que fue rápido, no sabría si podría tomarme esa libertad.-le aseguró Selene, mientras se inclinaba un poco, William rió.
-No se preocupe, le aseguro que no es ninguna molestia.-le guiñó un ojo, Selene no supo que responder ante eso. Estaba claro que no estaba ante un soltero de Londres cualquiera. Selene lo quedó mirando un par de segundos dudosa, hasta que se decidió.
-Está bien, me tomaré esa libertad.-aseguró, luego se acercó un poco a él antes de susurrar.-William.
Este al escucharla, sonrió ampliamente.
-Me gusta que estemos en la misma sintonía señorita.-luego miró hacia la pista de baile, observando las parejas que bailaban.-Y dado que ya existe un cierto grado de confianza, ¿podría usted concederme el siguiente baile?
Selene lo miró con una ceja alzada, antes de asentir.
-Si que es astuto, William.-murmuró, William le tendió un brazo, el cual Selene aceptó casi de inmediato.-Pero tengo que advertirle, a veces los que son muy astutos, terminan siendo pillados.
William al escucharla, dió una larga carcajada. En ese preciso momento, Selene recién se dió cuenta de la cantidad de miradas que estaban puesta en ellos. Y como no, si para la mayoría era la primera vez que la veían bailar con un soltero. Ya se imaginaba lo que podría estar pensando la señora Brown.
-Me agrada bastante, señorita Lexington. ¿Como es que nunca antes nos habíamos cruzado?-le susurró. Selene negó con la cabeza divertida.
-Solo Dios sabe, William.-aseguró la rubia, y justo cuando iba a agregar algo más, pudo ver a unos metros de ella como se acercaba Finnick con una cara para nada de contento. Selene pudo sentir el verdadero temor. Rápidamente se soltó de William, ocasionando que este la mirara confundido.
-Señorita Lexington, ¿todo bien?-Selene agarró su vestido, y asintió. Miró hacia todos lados, hasta que pudo divisar unos pasillos. Su vía de escape.
-William, lo lamento mucho. Pero tengo que irme, prometo bailar con usted para un próximo baile.-el castaño ladeó su cabeza confundido, Selene volvió a mirar en la dirección de su hermano.-Lo siento.
Y justo después de eso, comenzó a correr en dirección a los pasillos. No quería una charla de su hermano, ni mucho menos someterse a otra hora paseando por todo el gran salón de su brazo. Con rapidez, comenzó a buscar alguna puerta en el largo pasillo donde pudiera esconderse por un rato. Al menos, hasta que su hermano no la buscara más.
Caminó y caminó por el pasillo, mirando para todos lados, y preguntándose cual podría ser la puerta correcta para esconderse. Hasta que vió una algo alejada de las demás, y una vez escuchó pasos cerca rápidamente se acercó, abrió la puerta y luego la cerró una vez entró. Se llevó una gran sorpresa al ver que se trataba de un despacho.
Pasos sonaron fuera, cosa que hizo que Selene se acercara rápidamente a la única vela del lugar, y la apagara casi de inmediato. Toda la habitación quedó a oscuras, y Selene se quedó quieta por un par de segundos. Hasta que una pequeña risa sonó, y Selene pudo sentir como su alma casi salió de su cuerpo, llevando sus manos a su pecho a modo de poder calmarse.
-¿Qué acaba de pasar?-preguntó una voz varonil, a través de la oscuridad. Selene abrió sus ojos sorprendida, tratando de buscar algún indicio de la presencia de alguien. Su corazón latía a mil por hora.
-¿D-disculpe?-fue lo único que Selene fue capaz de balbucear. Otra risa sonó.
-Acaba usted de entrar a esta habitación mientras leía, y me apagó la luz.-dijo la voz, Selene quiso desaparecer ahí mismo. En ningún momento se le ocurrió por asegurarse de que la habitación estuviese vacía, y ciertamente, ni cuenta se dió. Simplemente entró, y sin fijarse, apagó la vela con tal de esconderse. Nunca se imaginó que podría estar acompañada.
Toda su cara comenzó a agarrar color. Agradeció a que la habitación estuviera a oscuras.
-Lo siento mucho, señor. No sabía, yo...-habló rápido, mientras trataba de enfocar la vista buscando al posible hombre. Lo único que pudo divisar fue una alta silueta a un par de metros de ella.
No sabía con quien estaba en aquella habitación, por lo que, no tenía ni idea de con quién estaba hablando. Lo que sabía al menos, era que era un hombre, no tan de edad por lo tanto era joven, (por su voz) y que era alto. Muy alto.
-Está bien, no se preocupe. La luz volverá.-murmuró la voz. Selene trató de estirar su mano, y se quedó fiel a un lado de la puerta. Si bien, la habitación estaba a oscuras, aún podía notar ciertas siluetas.-Aunque, no estoy muy seguro de como.
Selene miró para todos lados casi por inercia. Claro, ¿como se supondría que prendería la vela si no podía ver nada? Se maldijo para si misma.
-Yo...-la rubia no sabía que decir. Estaba ocurriendo algo que rara vez pasaba, Selene se quedó sin palabras. La única opción era que abriera la puerta pero eso podría atraer la atención de su hermano, quién estaba buscándola. Lo mejor que se le ocurrió fue ser algo osada. -¿No le molesta que quede la habitación a oscuras, señor?
Una tenue risa sonó por la habitación. Selene se lamentó internamente.
-¿En medio de mi lectura? Claro, no hay problema.-habló algo divertido, Selene iba a agregar algo más pero el hombre volvió a hablar.-Lo siento, de verdad que no me molesta, es lo que realmente quise decir.
-¿Está seguro?-preguntó dudosa.
-Claro, ya he leído este libro de todos modos.
Luego de eso, Selene mantuvo su vista en la silueta frente a ella. No tenía ni la más mínima idea de con quién estaba hablando. Y no sabía si eso era algo bueno o malo. Pero se imaginaba que era mejor así, después de todo, este era solo un escondite temporal. Lo único que esperaba era que el hombre no la reconociera a ella.
-¿Y que hace entonces leyendo un libro que ya conoce en medio de un baile?-se le escapó a la rubia, jurando que estaba pensando para ella misma. Una vez más aquella tenue risa volvió a sonar.
-Oh, espero no equivocarme, pero me atrevería a decir que por la misma razón por la que usted está aquí escondida.-respondió de manera sabia, Selene quiso reír. Dudaba que aquél hombre tuviera que esconderse de su odioso hermano, y evitar que lo esposaran con alguien que él no pudiera elegir.
-Eso lo dudo.-murmuró bajo, Selene pudo escuchar una pequeña exclamación.
-¿De verdad? ¿Entonces que hace aquí escondida en el despacho de Lady Danbury?-preguntó el hombre, sin abandonar ese toque divertido que tenía, Selene podía imaginárselo con una sonrisa burlona.-Por que ciertamente, es exactamente lo mismo que estoy haciendo yo.
Selene abrió sus ojos sorprendida hacia la silueta.
-¿Está usted también escondiéndose de alguien?-dijo incrédula, una risa invadió sus oídos. Por un momento pensó en que era bastante agradable y armoniosa.
-Lo sabía. Los dos estamos aquí por la misma razón.-habló, Selene alzó una ceja, aún apoyada en la puerta.-Estamos escondiendonos de alguien.
Selene trató de procesar las palabras que aquél hombre dijo, notando la simpatía con la que aquél hombre hablaba.
-Bueno, puede que tenga razón.
-¿Y bien? ¿Cual es su historia?-habló el hombre, Selene miró a la silueta con una pequeña sonrisa.
-¿Mi historia?-susurró, el hombre rió.
-Por supuesto, si vamos a estar escondidos aquí, lo mínimo que podemos hacer es matar el tiempo que nos queda.-aseguró. Selene se imaginó a Finnick aún buscándola ahí afuera, y suspiró. Aquél hombre tenía razón.
-La verdad, es que estoy escondiéndome de mi odioso hermano mayor.-una escandalosa risa se escuchó, haciendo que la rubia detuviera su relato.-¿Que ocurre?
Preguntó divertida, pasaron un par de segundos antes de que recibiera una respuesta.
-Es solo algo que me suena bastante familiar, es todo. Por favor, continue.-murmuró, Selene asintió.
-Es solo que, ha estado casi todo el baile controlandome, y eligiendo él un posible marido para mi. Y no es que me moleste el hecho de que sea muy selectivo, creame, mis ganas de casarme son casi nulas.-habló desahogandose, pero no escuchó ningun tipo de respuesta, por lo que siguió.-Es mi primer año que me presento ante sociedad, y me molesta el hecho de que todos crean saber como será mi vida, siendo que... ni siquiera yo lo sé, exceptuando por el hecho de que definitivamente no me veo casada con algún aburrido aristocrático.
Luego de terminar de hablar, se escuchó solo silencio. Por un momento, Selene se dió cuenta de todo lo que dijo, y de lo sincera que había sido con alguien que ni quiera sabía quién era. Se asustó al no escuchar respuesta alguna.
-Me ha dejado sin palabras, señorita. Yo... nunca me hubiese imaginado a alguna señorita no dispuesta al matrimonio, bueno, además de alguien que conozco.-se escuchó una voz dudosa, Selene rió.
-Pero me imagino que ha escuchado a bastante varones no dispuestos a casarse.
Él se quedó callado, luego Selene se arrepintió, quizá sonó muy ruda o cortante con ese comentario.
-Bastantes, la verdad.-respondió finalmente, Selene asintió.
-Disculpe si sueno muy sincera, pero me temo que quiero más. No quiero que mi único propósito en la vida sea... solo casarme.-Selene miró el piso, sin importarle lo honesta que estaba siendo.-Me niego.
-Eso es bastante admirable.-se escuchó luego de un par de segundos, Selene miró con incredulidad hacia la silueta.
-¿Usted lo cree?-preguntó Selene esperanzada. El hombre volvió a hablar.
-Claro, usted tiene todo el derecho de aspirar a más.-aseguró, Selene sonrió.-¿Qué es lo que le apasiona, señorita?
Selene se quedó en blanco. Nunca se planteó lo que verdaderamente quería para su vida. Una cosa en la que siempre estuvo segura, era que no quería casarse. No quería terminar en un matrimonio, cumpliendo con todas las cosas con las cuales una esposa debía cumplir. No se imaginaba siendo madre, al menos no aún. Suficiente tenía con sus hermanos. Y por supuesto, no quería que aquella libertad que tanto añoraba le fuera negada.
Suponía que aún era muy joven como para saber que era lo que verdaderamente le apasionaba, y esperaba poder averiguarlo pronto.
-Me gusta la libertad.-simplemente respondió, una risa se escuchó. Selene frunció el ceño.
-¿Libertad?-preguntó el hombre incrédulo, Selene asintió aunque sabía que ni podía verla.
-¿Ha sentido alguna vez aquella sensación de saber donde está parado justo ahora mismo, pero que al día siguiente, podría estar en algún lugar completamente diferente? ¿Y que fuera donde fuera, usted podría ir a cualquier lugar, hacer cualquier cosa, y aún así todo estaría bien? ¿Lo ha sentido?-preguntó Selene, solo silencio la envolvió.-Se que casada, eso no podría concretarse, ser algo real. Sé lo que me espera si alguna vez me llego a casar. Y le puedo asegurar que eso no es lo que quiero.
Pasaron varios segundos en los cuales Selene no obtuvo respuesta, y no estuvo segura de si lo que dijo fue correcto. Pero lo hecho, hecho está. No había absolutamente nada que hacer.
-Creo que usted y yo somos bastante parecidos entonces.-Selene abrió sus ojos sorprendida, y miró hacia la silueta.
-¿Usted lo cree?
-Verá, aquella sensación que me describe, por supuesto que la conozco.-murmuró, Selene lo miró de forma intrigada.-Cada vez que viajo, siento esa misma sensación. Me sorprende que la haya podido describir de esa manera tan... acertada. Ni siquiera yo podría describirlo mejor.
Selene se quedó en silencio, sintiendo como sus mejillas tomaban color.
-¿Usted viaja mucho?
-Me gustaría pensar que lo suficiente.-dijo con gracia, Selene asintió.
-Debe de ser estupendo.-agregó la rubia, imaginando lo asombroso que sería viajar, conocer otros lugares.
-Lo es. ¿Nunca ha viajado?-preguntó el hombre, Selene bajó su mirada.
-Me temo que no.-murmuró por lo bajo, luego se escuchó silencio.
-Eso es una lástima, por un momento creí estar hablando con una auténtica viajera.-bromeó el hombre, Selene rió apenas.
-Ahora que lo menciona, viajar suena como una idea a futuro bastante buena.-murmuró timida la rubia. Nunca había salido Inglaterra. Jamás. Lo más lejos que ha ido a parar, ha sido a la casona más lejana de los Lexington, que no estaba a muchos días de Londres. Nunca se imaginó a si misma como alguien a quién le gustará viajar. Aunque tenía que admitir que según las obras de arte que ha visto durante toda su vida, demostraban que existían lugares sin duda bastante hermosos.
-Lo es, y creame que cuando le digo que viajar es una de las cosas más fantásticas, es por qué lo es. Se adecua mucho a lo que usted quiere aspirar.-habló con simpatía, Selene rió.
-Espero tenga razón.
-Por supuesto que la tengo. Aunque, debo admitir que no manejo cierta información.-aseguró, Selene no entendió a lo que el hombre se refería.
-¿Que información?-preguntó la rubia, de manera curiosa.
-La identidad de la señorita con la que llevo encerrado aquí los últimos minutos por supuesto.-murmuró, y fue ahí cuando Selene abrió sus ojos con sorpresa, dándose cuenta que no tenía idea de quién era el hombre por el cúal sin duda le estaba cayendo de maravilla.
-Tiene razón.-aseguró Selene, pero justo cuando iba a seguir hablando, unos golpes en la puerta hicieron que Selene saltara en su lugar. Rápidamente se llevó una de sus manos al pecho.
-¡Selene! ¿Estás ahí?-se escuchó la voz de Amelia al otro lado de la puerta, Selene abrió sus ojos sorprendida, acordándose de la razón por la que estaba ahí escondida.
-Selene es un lindo nombre.-escuchó la rubia a sus espaldas, pero lo ignoró y procedió a abrir la puerta. Una vez lo hizo, lo primero que vió la cara de afligio que su amiga tenía. Una vez esta la vio, abrió sus ojos aliviada.
-Dios mío Selene, acá estás. Finnick salió al jardín a buscarte, creo que ha empujado a casi todas las personas del salón con tal de encontrarte. ¿Como estás?-habló rápido Amelia, Selene asomó su cabeza hacia el pasillo, observando que no había nadie.
-Estoy bien, muchas gracias por ayudarme. Te debo demasiado.-exclamó la rubia, Amelia negó divertida.
-Como crees, fue divertido ver a un Finnick estresado.-murmuró, luego Amelia enfocó su atención un poco más arriba que Selene, y abrió sus ojos con demasiada sorpresa. Incluso, se llevó su mano a su boca, de la impresión. Selene la miró con el ceño fruncido.
-¿Qué ocurre? No entiendo.-le preguntó la rubia, su amiga se limitó a apuntarle con su mano libre a un punto fijo detrás de ella. Fue ahí cuando Selene se acordó del misterioso hombre.-Oh, no te preocupes, es...
Pero no pudo alcanzar a terminar ya que una vez se giró, fue tanta la sorpresa que las palabras ya no podían seguir saliendo de su boca. Agradeció estar apoyada a la puerta, por que de lo contrario sabía que hubiese caído de espaldas sino. A un frente de ella se encontraba nada menos que un Bridgerton. Y por sus facciones, podía asegurar de que se trataba de uno de los menores, Benedict o Colin. No estaba muy segura.
Hasta que recapituló. Había estado escondida junto a un Bridgerton, y no solo eso, si no que también se había desahogado con uno, y para aumentar aún más su mala suerte, lo había disfrutado.
Y eso era malo, muy malo.
Lo único en lo que podía pensar era en esos ojos azules que la miraban con intensidad, y aquella maldita sonrisa que Selene no podía dejar de admirar.
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𝓐𝚄𝚃𝙷𝙾𝚁'𝚂 𝙽𝙾𝚃𝙴. ╱ 🌸🌷💫
𝑫𝑨𝑵𝑵𝑨 𝑰𝑺 𝑾𝑹𝑰𝑻𝑰𝑵𝑮 . . . . . .
HOLAA, VOLVÍ.
tengo que admitir que no esperaba demorarme mucho en actualizar, pero debía subirles algo de estos dos.
YA SE CONOCIERON, AAAAAA.
que opinan? yo los amo.
No pretendo quitarles más de su tiempo, asi que nos leemos a la próxima, bai🦋✨
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