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𝟬𝟬. PROLOGUE.


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SELENE MOVÍA LAS HOJAS DEL último libro que había estado leyendo con tranquilidad, y mucha calma. Estaba tan concentrada en la historia que ni cuenta se daba de todo el alboroto que había justo a las afuera del gran salón. Las puertas abriéndose de par en par fue lo único capaz de hacer que la rubia levantara la mirada, y viera a la señora Brown acercarse acelerada con una cara de agobio.

-¡Señorita Lexington! ¡Se nos hace tarde para las medidas de su vestido de presentación! Luego tenemos que ir a...-la señora Brown hablaba rápido mientras movía sus manos de manera exagerada. Selene cerró su libro y se levantó de su asiento mientras tosía, interrumpiendo a la mujer.-¿Se encuentra usted bien?

Selene asintió, riendose para sus adentros, a causa de que la señora Brown haya creído su falsa tos.

-Si, señora Brown. Todo bien.-sonrió ligeramente.-Lo que no entiendo, es todo el alboroto, creí que iríamos mañana a lo de las medidas.

La señora Brown negó con la cabeza energéticamente.

-Es hoy, señorita. Ya he llamado al carruaje para que nos espere abajo.-aseguró la mujer. Selene asintió despacio.

-¿No hay forma de cambiar la cita? Estaba bastante entretenida leyendo el libro que me recomendó mi hermano.-hizo un puchero la chica, la señora Brown negó nerviosa.

-No lo creo señorita. Recuerde que su presentación ante la reina y la sociedad es en menos de tres semanas, debe de estar preparada. A órdenes de su padre.-la mujer se acercó a la rubia para comenzar a guiarla fuera del salón. Selene hizo un puchero, le hubiese gustado seguir con su lectura.

Las dos mujeres caminaban por los pasillos de la gran mansión de los Lexington, con una apurada señora Brown, y una resignada Selene. La rubia no era la mayor fan de tomarse medidas para sus vestidos, y tenía que admitir, que odiaba el corsé. No entendía como podían obligarla a usarlo la mayoría del tiempo. Es por eso que Selena caminaba despacio frente a la señora Brown, esperando el momento de que la mujer se distrajera y ella pudiera escapar. Supo que era su momento cuando la señora Brown se acercó a una de las sirvientas a pedirle algo.

Selena agarró su vestido, y salió corriendo rápido en dirección al jardín. Podía escuchar los gritos de la señora Brown detrás de ella, pero sabía que si corría tendría mucha más suerte, puesto que la mujer ya era de edad, y no la seguiría.

La chica pudo divisar a la distancia a uno de sus hermanos mayores llegando al jardín con uno de sus caballos. Thomas Lexington pareció entender casi de inmediato la situación de su hermana, puesto que era algo tan usual para él verla en ese tipo de situaciones, escapando. Rió mientras la saludaba.

-¡Selene! Me pregunto que hiciste ahora.-rió el chico bajándose de su caballo, Selene se acercó a él y se escondió tras el animal.

-Oh, cállate Thomas, tu no me has visto.-exclamó la chica, mientras observaba como la señora Brown la buscaba a la distancia. Thomas le siguió la mirada, entendiendo todo al instante.

-Supongo que padre le ha ordenado a la señora Brown que te prepare para tu gran debut, ¿o me equivoco?-habló divertido el rubio, Selene rodó los ojos.

-Aún quedan semanas, y la señora Brown ya me está agobiando con clases, pruebas de vestidos y un sin fin de cosas más.-el chico rió mientras se sacaba su sombrero.-Cosa que dudo que comprendas, puesto que tú si puedes ser libre y yo no.

Thomas levantó sus manos a modo de inocencia.

-Eh, hermanita, que estoy de tu lado. No me ataques así. A mi también me están presionando, no eres la única.-se defendió, Selene rió.

-¿Lo tuyo con la señorita Montgomery no funcionó, me pregunto?-se cruzó de brazos la rubia, Thomas miró para otro lado.

-Alguien más se me adelantó, y adivina qué, está comprometida.-murmuró el joven, caminando alrededor del caballo.-Pero supongo que es mejor así, sus hermanos si que eran insoportables.

Rió,  y Selene negó con la cabeza.

-Era una buena chica, me parece que es otra de tus excusas para no casarte. Debes de estar aliviado de que alguien más se te adelantara.-remató la ojiazul, Thomas rió mientras le guiñaba un ojo.

-Me atrapaste.-murmuró antes de agarrar a su caballo y comenzar a caminar hacia los establos, antes de seguir, miró a su hermana con una ceja alzada.-Iré a los establos, ¿seguirás escondida aquí, o me acompañaras?

Selene miró a su hermano con una pequeña sonrisa. La relación que tenía con Thomas era bastante cercana en realidad, la mayoría del tiempo peleaban y jugueteaban pero aún así, los dos se apoyaban y querían mucho. A palabras de su padre, toda la espontaneidad y alma aventurera que Selene tenía, la había sacado sin duda de su hermano mayor Thomas. Los dos desde siempre se habían llevado así, a diferencia con su otro hermano mayor, Finnick, quién lo único que hacía era recordarle todas su "imperfecciones" en cuanto a su comportamiento y más que un hermano, parecía ese tipo de padre amargado que todos odiaban tener. Como Selene decía, su hermano no tenía 26 años, tenía 50.

Por otro lado, se encontraba Damian, el menor de los Lexington. Era un chico callado, tímido y calmado. Muchas personas podían considerarlo hasta misterioso, pero solo aquellos que no lo conocían muy bien. Selene disfrutaba poder enseñarle todo lo que sabía, y disfrutaba sin duda las pequeñas sesiones de arte y literatura que tenían. Por que si bien, no habían crecido con una madre como tal, para Damian, Selene era lo más parecido a una figura materna que tenía. Los dos se llevaban bastante bien, a pesar del par de años de diferencia que se llevaban.

Para resumir, Selene amaba a sus hermanos y padre, y los valoraba con lo más profundo de su corazón. Eran lo más importante que tenía, a pesar de que a veces, cometía el error de no decírselos tanto como debería.

-Esta bien, ve tú. Me quedaré aquí a buscar un mejor escondite.-aseguró Selene, Thomas se encogió de hombros.

-Si tu lo quieres así. Procura de que no te atrapen, eh. Te veo luego.-el chico comenzó a caminar hacia el establo, mientras le hacía una seña de despedida corta a su hermana, Selene rió.

Miró otra vez hacia el lugar donde había estado la señora Brown hace un par de minutos y atrás, y al ver la costa despejada, decidió volver a casa y tratar de buscar un mejor lugar donde esconderse. Miró hacía todos lados, antes de correr otra vez de regreso. Y justo cuando creyó estar casi a salvo, al abrir la única puerta que le daba acceso hacia el mejor escondite que se le había ocurrido, la cocina, supo estar en problemas al ver a la señora Brown parada justo al otro lado de la puerta de madera, y a su padre quién no tenía una cara de estar muy contento.

Ahí fue cuando Selene supo que estaba en problemas, y vaya que lo estaba. Antes de siquiera dejar que le dijeran algo, la rubia suspiró y habló fuerte y claro.

-Está bien, está bien. Estoy lista para ir por las medidas, no tienen que decirme nada. Lo siento, señora Brown, lo siento padre, no volverá a ocurrir.-la chica habló de manera convincente. La señora Brown miró a su patrón sin saber que decir, y el señor Lexington parecía querer reír.

-Si sabes que lo que hiciste está mal, ¿por qué lo haces en primer lugar?-fue lo único que dijo el respetado hombre. Selene rió.

-Es la misma pregunta que me hago siempre padre.-afirmó la chica divertida. Si alguien pudiese decir que tipo de don tenía Selene, definitivamente tendría que ser el hecho de que podía perfectamente transformar un posible castigo, en otra cosa completamente diferente a su favor. Un don innato, según sus hermanos.

-Señorita Lexington, debe saber que vamos bastante tarde a nuestra cita con Madame Delacroix, le recomiendo que nos vayamos lo antes posible.-habló la mujer, Selene asintió despacio, resignándose.

-Entiendo señora Brown. Siento... el mal rato que le hice pasar, de verdad.-dijo la joven, mientras miraba a su padre, quién asentía ante las palabras de su hija.

-Muy bien, Selene. Ahora, las dejo, tengo que volver al papeleo en mi oficina. Que tengan una maravillosa tarde.-acordó el señor Lexington, mientras les daba un pequeño asentimiento de cabeza, y se retiraba del lugar. Selene observó el camino por el cual se había ido su padre, para luego mirar a la mujer a un frente suyo.

-¿Nos vamos yendo, o...?-preguntó la rubia, la señora Brown suspiró cansada.

-Si, señorita Lexington, tenemos que irnos.-la mujer comenzó a caminar hacía la salida. Selene bufó a sus espaldas, sabiendo las horas de tortura que les esperaban.

Lo único en lo que podía pensar en que quizás hoy solo sea tomar las medidas para un solo vestido, pero se venía toda una temporada de bailes, cortejos que sin duda, no esperaba con ansias, en lo absoluto. Sabía que había sido preparada gran parte de su vida para eso, pero ella sabía que podía alcanzar más. Ser algo más.

Solo esperaba poder ser lo suficientemente capaz de poder sobrevivir a la socialité de Londres, y por sobre todo, tratar de buscar un tipo de escape a lo que más temía.

El matrimonio.

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𝓐𝚄𝚃𝙷𝙾𝚁'𝚂 𝙽𝙾𝚃𝙴.    ╱    🌸🌷💫 
𝑫𝑨𝑵𝑵𝑨 𝑰𝑺 𝑾𝑹𝑰𝑻𝑰𝑵𝑮 . . . . . .

HOLAA, SI, SOY YO. Sé que muchas deben de estar como, y está qué. Pero, hace un par de días me vi la serie, y me encantó. Ahora voy por los libros, por lo tanto, quizá está fanfic sea más larga de lo que tengo planeado.

Amé el personaje de Colin, y no pude resistirme a hacer una historia sobre él. Aún estoy pensando en convertir esto en una saga, pero quién sabe como resulten las cosas jsjs.

Espero les agrade Selene, y le guarden cariñito, miren que me he inspirado bastante en ciertas personas que conozco para esta historia jsjsj.

En fin, espero les guste este pequeño inicio, y puedan guardar la historia en su biblioteca, por que se vienen una par de capitulos super pronto.👀👀

Y eso es todo, nos leemos a la próxima!

D🌻






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