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➹ Cap. 16

Aunque Elijah hablaba incansablemente sobre el Barrio Francés y sus decisiones, Nikol no le prestaba la mínima atención. Su oído estaba completamente enfocado en los gritos de una mujer provenientes de la sala, el sonido inconfundible de su hermano Kol alimentándose de manera despiadada. Podía escuchar cómo la humana intentaba gritar, pero Kol ni siquiera la había hipnotizado para callarla. El dolor y el terror en su voz eran claros, lo que hizo que Nikol rodara los ojos con desdén.

─ ¡Nikol! ─ la voz de Elijah la sacó de su distracción y la devolvió a la realidad.

─ ¿Qué? ─ respondió con tono cansado.

─ He estado hablando durante media hora, ¿no escuchaste nada? ─ dijo Elijah, frunciendo el ceño al darse cuenta de la falta de atención de su hermana.

Nikol suspiró, negando con la cabeza. Desde que Elijah la había llevado al despacho después de una discusión con Kol afuera del Rousseau's, ella no había escuchado una sola palabra de lo que su hermano estaba diciendo.

─ No ─ contestó la híbrida con indiferencia.

─ ¡Nikol! ─ la reprendió él, con un tono de frustración.

─ Lo siento, me aburriste apenas empezaste a hablar. Además, Kol y esa humana que está matando me están desconcentrando ─ dijo, levantándose del asiento y marchándose hacia la sala sin darle más importancia a las palabras de Elijah.

Elijah la siguió rápidamente, sin decir una palabra, hasta que llegaron a la sala donde Kol seguía disfrutando de su festín.

─ Kol, ¿podrías matarla en silencio? ─ pidió Elijah con impaciencia.

Kol se separó de la humana y retiró sus colmillos con una sonrisa burlona.

─ Pero me gusta escucharla sufrir ─ respondió con una risita malévola.

Nikol observó la escena. La mujer a su lado, claramente aterrorizada, estaba completamente hipnotizada para no moverse, pero no podía evitar emitir esos desgarradores gritos.

─ ¡Mátala ya! ─ ordenó Elijah, visiblemente molesto por la situación.

Kol rodó los ojos, pero obedeció, volviendo a clavar sus colmillos en el cuello de la humana, silenciando su gritos en segundos.

─ ¿Estás contento ahora? ─ gruñó Kol, mirando a su hermano con desdén.

─ Sí ─ asintió Elijah sin cambiar su expresión.

Nikol suspiró y se llevó una mano a la cabeza, sintiendo un dolor que la hacía fruncir el ceño. Había estado perfectamente hace solo unos minutos.

─ ¿Qué te pasa, Nik? ─ preguntó Kol al notar su gesto.

Antes de que pudiera responder, el dolor se intensificó y ella intentó apoyarse en el sofá cercano, pero su agarre se debilitó. Elijah, al ver que se caía, reaccionó rápidamente y la sostuvo por la cintura.

─ ¿Nikol, qué te pasa? ─ preguntó preocupado, sin saber si estaba fingiendo.

─ No sé ─ murmuró ella, sintiendo la preocupación real en su voz.

Kol frunció el ceño, claramente no convencido de que su hermana estuviera realmente mal.

─ Si estás fingiendo no es gracioso ─ dijo con algo de enfado.

─ Dudo que finja, la conoces bien ─ murmuró Elijah, sabiendo que Nikol no era de las que fingían debilidad.

Nikol, sintiendo la presión en su cabeza, soltó un gruñido de dolor.

─ ¡Pueden callarse! ─ gritó, entrecerrando los ojos al sentir la presión de la jaqueca.

─ Dinos qué tienes ─ insistió Elijah, desesperado por entender.

─ La maldita cabeza... se me parte ─ murmuró entre dientes, llevándose ambas manos a la cabeza.

Ambos hermanos intercambiaron una mirada preocupada. Sabían que esto no era normal. Tal vez alguna bruja estaba involucrada.

En ese momento, sin previo aviso, Nikol se desmayó y cayó inconsciente en los brazos de Elijah, dejando a los dos vampiros mirando la escena con creciente inquietud.

[...]

Nikol despertó en la oscuridad, su cabeza aún palpitando, pero con la sensación de que algo extraño estaba ocurriendo en su interior. Abrió los ojos lentamente, intentando recobrar la conciencia.

─ ¿Cómo te sientes? ─ la voz de Elijah la hizo girar la cabeza. Él estaba cerca, observándola con una mezcla de preocupación y cautela.

─ ¿Qué pasó? ─ preguntó Nikol, sentándose lentamente en la cama.

─ Te desmayaste ─ explicó Elijah, acomodándose a su lado.

─ Me dió un dolor de cabeza terrible... voy a matar a la bruja que me hizo ésto, lo juro ─ murmuró Nikol, aún aturdida.

Elijah suspiró al escucharla, un suspiro que mezclaba alivio y resignación. Aunque la amenaza de Nikol era lo último que debería tranquilizarlo, sabía que eso significaba que su hermana estaba mejor, que ya no estaba al borde de desmayarse como antes. Las palabras de Nikol, llenas de rabia y determinación, le indicaban que su malestar había disminuido, al menos por el momento. Pero aún así, no podía evitar sentirse inquieto. Sabía que había algo más detrás de su comportamiento, algo que no entendía por completo.

─ Toma, te traje esto ─ dijo Kol, entrando a la habitación con una bolsa de sangre en las manos. Con un gesto rápido, la arrojó sobre la cama, justo frente a su hermana.

Nikol, cuyos sentidos se habían agudizado por la sed, no dudó ni un segundo. Sin perder tiempo, se abalanzó sobre la bolsa, desgarrándola con fiereza. La sangre, fresca y cálida, la envolvió como un bálsamo para su sed insaciable. En cuestión de segundos, la bolsa quedó vacía, su contenido absorbido por su garganta en un frenesí. La sensación de satisfacción fue inmediata, pero aún sentía el vacío, la necesidad de más.

─ Trae más ─ ordenó Nikol, su voz llena de ansias, sin apartar la mirada de la bolsa vacía que ahora descansaba en sus manos. No había una pizca de duda ni de descanso en su voz, como si el simple hecho de que Kol se fuera a traer más sangre fuera lo único que importaba en ese momento.

Kol, con una expresión de confusión y creciente preocupación, la miró en silencio. Aunque algo en él le decía que algo no estaba bien, no dijo palabra alguna. Simplemente asintió y salió rápidamente de la habitación, dejando a los dos vampiros solos.

Elijah no apartaba la mirada de su hermana. Cada movimiento suyo, cada respiración, lo inquietaba aún más. La sed que Nikol mostraba no era normal, y la rapidez con la que devoraba la sangre lo ponía cada vez más tenso. Algo estaba mal, y él lo sabía.

─ ¿Te sientes mejor? ─ preguntó, su voz cargada de preocupación, mientras se inclinaba hacia ella, buscando algo en su mirada que le dijera que todo estaba bien. Pero no lo encontró.

─ Sí ─ asintió Nikol, sin una pizca de emoción, mientras limpiaba la sangre que aún manchaba sus labios. Su expresión era vacía, pero su mirada, oscura y hambrienta, no pasaba desapercibida.

Kol volvió a la habitación con tres bolsas más y las dejó en la cama. Nikol las agarró sin pensarlo, devorándolas una tras otra con una rapidez que asustó incluso a los vampiros más experimentados.

Elijah y Kol se miraron preocupados, ambos sabían que algo no estaba bien. Nikol no podía tener tanta hambre, ni siquiera ellos lo experimentaban después de despertar de las dagas. Algo más estaba ocurriendo, algo mucho más serio de lo que ambos querían admitir.

─ Quiero más ─ dijo Nikol, su mirada fija en Kol como si él fuera la única fuente de sustento en ese momento, su tono demandante, casi desesperado.

Kol la miró, claramente inquieto, sin embargo, las palabras que se formaron en su garganta no salieron. Su expresión reflejaba un creciente temor por lo que estaba sucediendo.

─ Esto no es normal ─ murmuró Kol para sí mismo, más preocupado por lo que podía estar pasando que por su propia incomodidad. Sin pensarlo mucho, se dio la vuelta y salió rápidamente en busca de más sangre. Sabía que, al menos por ahora, eso era lo único que podía hacer.

Elijah se acercó a su hermano, apartando la mirada de Nikol, quien continuaba bebiendo con ansias. Sabía que no debía perder el control, pero el temor lo invadía. Si no estaba mal, ¿por qué Nikol tenía tanto apetito? ¿Por qué su hambre parecía insaciable?

─ Si quieres irte a hacer tus cosas, hazlo. Yo me quedaré con ella y averiguaré lo que está pasando ─ le dijo a Kol con un tono que intentaba mantener la calma, aunque sus palabras temblaban ligeramente.

Kol asintió sin decir nada más, su rostro reflejando más preguntas que respuestas. Se dio la vuelta y salió sin mirar atrás, dejando a Nikol sola con su sed insaciable.

Nikol, después de beber casi toda la sangre que había en la casa, finalmente se sintió un poco más satisfecha. Aún no completamente, sin embargo, había algo en su interior que la inquietaba. No podía poner el dedo sobre qué era exactamente, pero no importaba. La sensación de hambre seguía martillando en su mente.

─ ¡Qué rico! ─ exclamó con una sonrisa casi satisfecha, lamiéndose los labios con avidez, como si cada gota de sangre le trajera algo de consuelo, pero la sombra de inquietud permanecía en sus ojos.

Elijah la miró con una preocupación evidente, aún sin entender qué estaba pasando con ella. Algo no estaba bien, podía sentirlo en el aire. La intensidad de su hambre, la manera en que consumió la sangre... No era normal.

─ ¿Por fin saciaste tu sed? ─ preguntó, intentando calmarse mientras observaba a Nikol, esperando que su respuesta pudiera aliviar su creciente ansiedad.

Nikol lo miró fijamente, pero su sonrisa fue todo menos tranquilizadora. Había algo en ella, una chispa de algo peligroso, algo que él no podía ignorar.

─ No ─ negó ella con una sonrisa desconcertante, levantándose con rapidez de la cama, sin que él pudiera predecir sus movimientos.

Elijah frunció el ceño, totalmente confundido por su respuesta, sin poder comprender cómo, después de tanta sangre, aún podía desear más.

─ Creí que…

─ Creíste mal ─ lo interrumpió, su tono burlón y desafiante mientras cerraba la puerta de su habitación con fuerza, atrapándolo dentro.

Elijah, al verse repentinamente encerrado en ese espacio con ella, no pudo evitar que su mente empezara a vagar hacia pensamientos complicados. Su cuerpo reaccionaba de una manera que no debía, y la cercanía de Nikol solo hacía que las fronteras entre lo que debía y lo que quería se difuminaran más.

─ No va a pasar nada, no cometeremos la misma locura otra vez ─ dijo él, intentando mantenerse firme, a pesar de la voz temblorosa que traicionaba sus intenciones de calmar la situación.

Nikol no lo escuchó. Se acercó a él lentamente, cada paso más seguro, más decidido, su mirada fija en él, cargada de un deseo tan palpable que parecía envolverlos a ambos.

─ No asegures nada ─ susurró ella, su voz suave pero llena de insinuación, mientras rozaba su nariz por el cuello de Elijah, dejándole sentir el calor de su respiración contra su piel.

Elijah tragó saliva al sentir la cercanía de Nikol, un nudo en el estómago formándose mientras luchaba por mantener la compostura. No debía caer en su juego, pero ella estaba demasiado cerca. La tensión crecía, y él sabía que no podría detener lo que ya estaba comenzando.

La sed de Nikol no era solo de sangre, había algo más en ella, algo que lo llamaba y lo atraía de manera irresistible. Sin embargo, él luchaba por recordar los límites, los peligros que suponían cruzarlos una vez más. Pero la lucha interna se volvía cada vez más difícil, y él estaba demasiado cerca de ceder.

─ Detente ─ pidió él, pero su voz tembló, más vulnerable de lo que quería admitir, y fue suficiente para que Nikol percibiera la debilidad en él.

Sin embargo, Nikol no se detuvo. Al contrario, su actitud se volvió aún más desafiante. Con lentitud, desabrochó el traje de Elijah, y cada movimiento suyo aumentaba la tensión en el aire. Elijah, con la respiración más agitada de lo que quería admitir, la observó, incapaz de apartar la mirada. La distancia entre ellos se desvanecía, y la lucha interna que había estado librando comenzó a desmoronarse.

Ella, con un leve susurro, acercándose más y más a él, dijo:

─ Hazme tuya de todas las maneras que conozcas.

Elijah sintió que su autocontrol se deslizaba entre sus dedos. El deseo lo arrastraba con fuerza, y ya no podía mantener la distancia. La atrajo hacia él con un gesto brusco, su cuerpo demandando lo que su mente se negaba a aceptar. Se dejó llevar por la necesidad que ardía en su pecho, cada pensamiento de cautela disipándose en el aire.

Al guiarla hasta la cama, la habitación se llenó de una peligrosa mezcla de deseo y culpa. Lo que había comenzado como un intercambio incómodo entre hermanos había tomado un giro impredecible y fatal. Ambos sabían que este camino los llevaría al borde del abismo.

Elijah, al tenerla tan cerca, su rostro casi tocando el de ella, susurró con una voz grave, como si fuera una maldición:

─ Vas a lograr que arda en el infierno por esto.

Nikol, con una sonrisa llena de picardía y desafío, respondió en un susurro:

─ Los dos lo haremos.

Las palabras colgaron en el aire, la tensión palpable. El deseo de ambos se mezclaba con la sensación de que no había vuelta atrás, y el silencio en la habitación se tornó denso, peligroso. La línea entre lo prohibido y lo irremediable se desdibujaba, y lo único que importaba ahora era lo que sentían, lo que se estaban permitiendo, aunque supieran las consecuencias

¡CAPÍTULO 16!

¿Qué opinan de éste giro?

El embarazo de Nikol es muy diferente a lo normal y bastante sobrenatural al ser de dos vampiros.

Voy a hacer una mezcla aquí. Con esto me refiero a que su embarazo será acelerado pero cuando nazca tendrá el crecimiento de un niño normal.

¿Qué les pareció?

[ CAPÍTULO EDITADO Y CORREGIDO ]

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