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06: heart monitor

━━━ CAPÍTULO 06: monitor de corazón

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KATHERINE APARCÓ su moto en el aparcamiento del instituto. Llevaba unas gafas de sol puestas ya que no le había dado tiempo a taparse las grandes ojeras que llevaba.

Digamos que la noche anterior no había dormido demasiado...

Lo que había pasado con Derek no significaba nada y ambos lo sabían. Eran una especie de amigos con derechos. Ambos eran muy hormonales y digamos que no tenían precisamente una pareja con la cual saciar esa necesidades.

Lo sé, todo muy "romántico".

Entró en el instituto y fue hasta su taquilla para agarrar sus cosas. Entró en la clase y se sentó justo a un lado de Stiles, quién la recibió con una sonrisa.

—Pareces un muerto viviente. —le dijo una vez que se sentó.

La Argent soltó una risa sarcástica —Muchas gracias, siempre es un placer recibir halagos tuyos. —ironizó.

Scott entró pocos minutos después, soltando un suspiro al ver que el pecoso seguía ignorándolo. La vampira lo miró con gracia y le saludó con la mano, siendo correspondida por el hombre lobo, el cual se dirigió al asiento que estaba justo detrás de su mejor amigo.

—¿Sigues sin querer hablarme? —le preguntó sin recibir respuesta— Por lo menos dime cómo está tu padre. Si sólo han sido golpes, si es un moratón... ¿Nada grave? —pero el chico seguía sin contestar— Sabes que me siento fatal por ello, ¿verdad? Vale... —suspiró— ¿Y si te digo que he ido a pedirle ayuda a Derek? Quiero acabar con todo esto. 

—Si te hablara, te diría que eres un idiota por confiar en él. —contestó por primera vez— Pero como no te hablo...

Y antes de que Scott pudiese decir algo más, el timbre sonó, dando inició a la aburrida clase que les quedaba por delante.

Stiles se carcomía la cabeza bajo la divertida mirada de Katherine, quien sabía que el chico no aguantaría más de un minuto sin decirle a algo al chico detrás suya debido a la curiosidad que debía sentir.

Y así fue. A los quince segundos de que comenzará la clase, Stiles no pudo aguantarlo más y se giró para mirar a su mejor amigo —¿Qué te ha dicho? —le preguntó con curiosidad.

El hombre lobo empezó a contarles a ambos chicos todo lo que Derek le había dicho ayer. El timbre volvió a sonar, por lo que los tres salieron de la clase, analizando la reciente información.

—¿Quiere que despiertes lo peor de tu instinto animal?

—Sí...

—Corrígeme si me equivoco, pero cada vez que lo haces, intentas matar a alguien, y casi siempre soy yo. —comentó el pecoso.

—Lo sé. Por eso dice que no sabe si puede enseñarme. Tengo que llegar a controlarlo.

—Pues, cuando lo hagas, asegúrate de que no estemos cerca. —le dijo Kath haciendo una mueca— No quiero convertirme en comida para perros. —ese último comentario hizo que Stiles soltase una risa y que Scott le mirase con reproche.

—¿Y cómo va a enseñarte? —preguntó su mejor amigo una vez que se calmó.

—Yo que sé... Y creo que él tampoco. —respondió McCall con frustración.

—Que fuerte, ¿cuándo habéis quedado?

—Me dijo que no me emparanoiara, que hiciera una vida normal.

—¿Cuándo? —volvió a preguntar.

—En la clínica, cuando acabe de trabajar. —le contestó.

—Cuando acabes el curro, bien, iremos después de las clases.

—¿A qué?

—A enseñarte. —respondió la chica, yéndose junto a Stiles. 

Después de las clases, Katherine se fue a almorzar con Lydia y Allison mientras que Stiles y Scott se sentaban en otra mesa. Le dio un beso en la mejilla a su hermana y a la cobriza y se sentó en una de las sillas, escuchando lo que leía Alli.

—"Un monstruo cuadrúpedo parecido a un lobo, merodeó por Auvernia y el sur de Dordoña en Francia entre 1764 y 1767. La bestia mató a más de cien personas y se hizo tan peligroso que el rey Luis XV envió a uno de sus mejores cazadores para matarlo".

—Un coñazo. —la interrumpió Lydia mientras que la vampira suspiraba, los recuerdos se atoraban en su mente.

—"Incluso la iglesia llegó a declarar al monstruo 'mensajero de Satán'". —siguió leyendo.

—Ugh, que plasta.

—"Los criptozoólogos creen que pudo haber sido una subespecie de depredador, un mesoniquio".

—Me vas a matar de aburrimiento. —le volvió a decir la cobriza sin prestarle demasiada atención.

—"Se habla también de un poderoso mago que podía transformarse en un monstruo devora hombres".

—¿Y eso qué tiene que ver con vuestra familia?

—Esto: "se cree que finalmente a la bestia la cazó y la mató un conocido cazador que afirmó que su mujer y sus cuatros hijos fueron cayendo en las fauces de la criatura". Se llamaba Argent. —dijo mirando a su hermana con una sonrisa.

—Vuestros ancestros mataron a un lobo, ¿y qué?

—No sólo nuestros ancestros... —susurró la mayor.

—No era sólo un lobo. —le corrigió Allison— Mirad bien esta foto. ¿Os parece un lobo normal? —les preguntó enseñándoles la foto.

La Bete du Gevaudan... —murmuró la vampira, pero, para su desgracia, fue escuhada por su hermana.

—¿Ya sabías sobre esto? ¿Cómo? —preguntó con curiosidad.

—Eh, yo... Debo irme. —la chica se levantó de su silla y se fue hacia la mesa de Scott y Stiles largando un suspiro.

—Creo que el libro lo hace más descarado. —le dijo el pecoso a su mejor amigo, quién intentaba ignorar a Allison a toda costa— Además, está leyendo.

—¿Tienes algún plan?

—Pues claro. —contestó obvio.

—¿Ya no me odias? —preguntó el hombre lobo.

—No. Aunque tu vida se ha mezclado con la mía, así que tendré que arreglarla.

—Y vuestras vidas se han mezclado con la mía, así que supongo que tendré que arreglarlas. —habló Katherine.

—Exacto. —concordó Stiles— Además, somos mejores Yoda que Derek.

—Entonces, enseñadme.

—Nosotros seremos tu Yoda.

—Sí, vosotros seréis mi Yoda. —afirmó el hombre lobo.

—Tu Yoda nosotros seremos. —dijo Stiles con gracia— Lo he dicho al revés.

—Sí, ya lo sé.

—Buen rollo. ¿Sabes qué? Te odio. —le dijo guardando sus cosas— Oh, sí.

Stilinski se levantó de la silla, seguido de Katherine y un apresurado Scott, quien ignoraba los llamados de Allison.

Cuando acabaron los clases, los tres chicos fueron hacia el campo de lacrosse. Stiles llevaba una bolsa en la mano y uno de los palos del juego.

—Toma. Ponte esto. —le dijo a el hombre lobo dándole un aparato para medir la tensión.

—¿No es un pulsómetro del equipo de atletismo? —preguntó su mejor amigo.

—Sí, prestado.

—Robado. —corrigió la Argent con una sonrisa.

—Adoptado temporalmente. —le dijo a la chica— El entrenador lo usa cuando corre para controlarse el corazón con su móvil y tú lo tendrás siempre.

—¿Ese no es su móvil?

—Lo he robado. —confirmó lo ya obvio.

—¿Por qué?

—Tu corazón se acelera cuando te conviertes en lobo. —Scott asintió— Cuando juegas, cuando estás con Allison...

—Siempre que te enfadas. —resumió la vampira.

—El aprendizaje puede estar en controlar tu ritmo cardíaco. —siguió Stiles.

—Como el increíble Hulk.

—Como el increíble Hulk, sí. —asintió su mejor amigo.

—Ya, soy el increíble Hulk.

—¿Quieres callarte y ponerte eso? —lo interrumpió el pecoso.

Una vez que Scott terminó de ponerse el pulsómetro, Stiles le ató las manos a la espalda con cinta americana. El hombre lobo tenía el ceño fruncido, realmente no sabía que era lo que planeaba su mejor amigo.

—No pensaba en esto para mi hora libre. —habló el moreno mientras el pecoso agarraba uno de los palos de lacrosse y la bolsa con las bolas.

—Ya está, ¿listo?

—No. —le contestó.

—Recuerda, no te enfades. —dijo Katherine sentada en el campo mirando a ambos chicos con una media sonrisa.

—Empiezo a pensar que no es una buena idea. —murmuró Scott.

—¿Alguna vez alguna de las ideas de Stilinski ha sido buena? —le preguntó la Argent y McCall negó— Pues no hay más preguntas.

Stiles cogió la pelota con el palo y se la lanzó a su mejor amigo, quien se retorció de dolor. El sarcástico le lanzó otra bola, dándole justo en la cara, logrando que Kath se empezase a reír.

—Tío, esa ha dolido. —se quejó.

—Silencio. Concéntrate en tu ritmo cardíaco, ¿vale? Tienes que estar tranquilo. —le ordenó Stilinski.

—Tranquilo. —repitió Scott esquivando una bola— Estar tranquilo. Totalmente tranquilo. No me pegan pelotazos. —y, tras decir eso, otra bola le dio en el hombro.

El sarcástico siguió lanzándole bolas mientras la vampira reía sin parar. Sin que ninguno se percatase de su presencia, Jackson miraba desde detrás de las gradas con una sonrisa, disfrutando de los golpes que recibía el moreno.

Una de las bolas dio justo en las partes bajas del chico, haciendo que Kath se llevase las manos a la boca tratando de no partirse de risa —Hijo de puta...

—¿Sabes? Creo que mi puntería está mejorando. —le dijo Stiles con gracia.

—¿Por qué será? —preguntó su mejor amigo con sarcasmo y algo de enfado.

—Vamos, campeón, no te enfades.

—No me estoy enfadando. —le respondió al mismo tiempo que el Stilinski le lanzaba otra bola.

El sarcástico seguía lanzando pelotas de manera progresiva mientras se escuchaba la risa de Katherine de fondo. Realmente lo estaba disfrutando.

—Para, espera un po-

Pero fue interrumpido por otra bola que le dio justo en el estómago.

Scott se tiró al suelo, empezando a soltar quejidos y gruñidos. La chica se levantó del suelo con rapidez y se acercó a la bolsa para agarrar el móvil, viendo como las pulsaciones de Scott estaban en 164.

—Scott. —lo llamó su mejor amigo, pero no recibió respuesta.

El hombre lobo rompió la cinta que ataba sus manos y clavó sus uñas en el pasto, tratando de controlarse. La Argent escuchaba los acelerados latidos de Scott, preocupándola, no podía transformarse, no ahí.

No podía arriesgarse a que descubrieran que los hombres lobos existían.

El moreno respiraba agitadamente hasta que pudo empezar a controlarse, logrando que sus pulsaciones fuesen bajando progresivamente.

—Scott, te estás transformando. —dijo Stiles acercándose lentamente.

—Por la rabia. —le contestó Scott— Pero ha sido más que eso. Cuanto más me enfado, más fuerte me siento.

—Eso es rabia, Derek tiene razón.

—No puedo acercarme a Allison.

—¿Sólo porque te hace feliz? —preguntó Katherine con enfado, sabía que eso no sólo le haría daño a Scott, si no también a su hermana.

—No, porque me hace débil.

Eso era lo que le faltaba por oír a la vampira. Tenía que hablar con Derek urgentemente. Le estaba metiendo ideas equivocadas al adolescente en la cabeza por culpa de su amargura.

Se despidió de los dos chicos y fue hacia su taquilla para la siguiente clase. Los pasillos estaban desiertos ya que la siguiente clase comenzaba en menos de cinco minutos.

Escuchó los sollozos de alguien a la vuelta de la esquina, por lo que se giró, viendo a un grupo de adolescentes riéndose y burlándose de una chica rubia.

—¡Ey! —les gritó, llamando su atención— Largo de aquí, imbéciles.

—¿Y si no nos vamos, qué? —le encaró uno de ellos.

Katherine sonrió ladeadamente y se acercó a ellos, mirándolos fijamente, hipnotizándolos —Os vais a largar de aquí y no vais a volver a molestar a esta chica. —ellos asintieron— Y vais a bailar el baile de la gallina en calzoncillos delante de todo el comedor. —los chicos volvieron a asentir y se fueron corriendo del pasillo.

La castaña se agachó frente a la rubia y le sonrió, tratando de transmitirle algo de tranquilidad. La rubia levantó la cabeza y la miró, sonriendo un poco.

—Gracias, Katherine... —murmuró ella.

—¿Me conoces? —la rubia asintió algo cohibida— Bueno, pues entonces no tengo que presentarme. ¿Cómo te llamas?

—Erica, Erica Reyes. —se presentó, agarrando la mano de la vampira, quién se la tendió para ayudarla a levantarse.

—Un placer, Erica. ¿Te apetece quedar esta tarde?

—¿Estás segura? La gente se reirá de ti por verte conmigo.

—Me importa muy poco lo que piense la gente, yo sólo quiero hacer amigos. Así que, ¿qué me dices? ¿Nos vemos por la tarde? —Erica asintió con felicidad, esa chica empezaba a caerle bien— Bien, pues este es mi número —le dio un trozo de papel—, llámame luego, ¿vale?

El timbre sonó, por lo que la Argent se despidió de la rubia y se dirigió hacia su clase de economía, donde se encontró a los dos causantes de su dolor de cabeza en los últimos días.

Stiles fue a sentarse justo detrás de Scott, pero justo llegó Allison, impidiendo su cometido, por lo que el pecoso se sentó detrás de Kath.

—Hola. —escuchó a su hermana decirle al hombre lobo.

—Hola...

—No te he visto en todo el día. —le comentó.

—Ah, sí, he estado ocupado. —se excusó sonando distraído.

—¿Cuándo arreglarás tu móvil? Me siento desconectada de ti.

—Eh, ya. Pronto...

—Y tengo otro compañero de química.

—¿Quién es?

—Tú, tonto. —respondió Alli con obviedad.

—¿Soy yo? Pero, ¿estás segura? —le preguntó, creyendo que no era muy buena idea.

—Sí. La excusa perfecta para llevarte a mi casa a estudiar. —Scott soltó una especie de sonido, haciendo que la menor de los Argent le viese confundida— No te importa, ¿verdad?

—No quiero que te baje la nota por mí. —mintió.

—Oh, igual yo puedo hacer que suba la tuya. —ante es comentario, Stiles rodó los ojos por su insistencia. Cada vez notaba más el parecido entre las dos mellizas, ambas eran igual de tercas e insistentes— Ven a verme esta noche, ¿ocho y media?

—¿Esta noche?

—Ocho y media. —repitió Allison, antes de que el ruido de los libros del entrenador golpeando contra su mesa interrumpiera su conversación.

—Concentrémonos. —dijo dándoles una mirada dura a todos sus alumnos— Empezaremos con un resumen de la lectura que os mandé. —eso hizo que el corazón de el hombre lobo y la vampira diese un vuelco, al parecer ningún había leído nada— Greenberg, baja la mano. Todos sabemos que tú sí que lo has leído. El premio es para... McCall.

Katherine largó un suspiro, por una vez se había salvado. Pero digamos que Scott no había tenido tanta suerte esta vez.

—¿Qué? —preguntó él incrédulo.

—La lectura. —le ordenó.

—¿La lectura?

—No, ¿qué tal tu conclusión sobre la constitución nacional? —los demás se empezaron reír mientras que el moreno estaba cada vez más confundido.

—¿Qué? —realmente no estaba entendiendo nada.

—Eso es sarcasmo. ¿Sabes lo que significa "sarcasmo", McCall?

—Claro que lo sé. —contestó mirando a Stiles y a Kath, quienes se miraron con una sonrisa orgullosa.

—¿Has hecho la lectura? —volvió al tema.

—Eh... Se me olvidó.

—Bravo, McCall. Como tu nota media en tan alta. —ironizó, causando risas en la clase y haciendo que Katherine apriete la esquina de la mesa con enfado. Ante esto, el pecoso puso una mano en su hombro, dándole una sonrisa tranquilizadora— Oye, chaval, se acabó el equipo con un insuficiente. —Scott asintió. El móvil empezó a pitar, indicando que las pulsaciones del hombre lobo estaban subiendo— Y un resumen de la lectura anterior. —el moreno negó— ¿No? ¿Y de la anterior de la anterior? —el móvil pitaba cada vez más— ¿Y si haces un resumen de algo que hayas leído alguna vez? Algo en toda tu vida.

—Yo...

—¿No? ¿Y un diario? ¿Qué tal... Qué tal la parte de atrás de la caja de cereales? ¿No? ¿Y el aviso de "sólo para adultos" que hay el la web que visitas cada noche? ¿Nada? Gracias, McCall, gracias. ¡Gracias, McCall! Gracias por extinguir cualquier chispa de esperanza que tuviera puesta en vuestra generación. Te la acabas de cargar. Gracias... Lee sobre las carreras suicidas. A menos que haya demasiada lectura.

Katherine y Stiles se miraron al ver como las pulsaciones de Scott volvían a la normalidad. Se giraron para ver como Allison mantenía su mano agarrada con la del hombre lobo por debajo de la mesa.

La clase siguió con más burlas del entrenador hacia los alumnos mientras que los dos sarcásticos jugaban al tres en ralla en un trozo de papel que había arrancado la chica de su libreta. La clase terminó y los tres adolescentes salieron con rapidez de la clase.

—Es ella. —fue lo primero que le dijo Stilinski a su mejor amigo.

—¿De qué hablas?

—Es Allison. ¿Recuerdas que nos dijiste la noche de luna llena? Pensabas en ella, ¿no? En protegerla.

—Sí... —murmuró sin entender su punto.

—¿Te acuerdas del primer partido de lacrosse? Escuchabas su voz en la grada.

—Sí, tío. —volvió a asentir.

—Pues ese fue el motivo de que marcaras. —le dijo la Argent.

—Y después en el vestuario no la mataste. —continuó el pecoso— Al menos te cortaste más que con nosotros. Ella te calma, estoy seguro.

—No, no, no, pero no siempre me pasa. —negó el moreno— Porque cada vez que nos estamos besando o la toco...

—No hace falta entrar en detalles, McCall. —habló la castaña asqueada.

—No, eso no es lo mismo. En pleno tema son tus hormonas de niñato pensando en sexo, ¿a que sí? —a Scott se le formó una sonrisa socarrona en la cara— Ahora estás pensando en sexo, ¿verdad?

—Sí, perdón. —se disculpó, mirando la mirada que le enviaba su cuñada.

—No importa. —Stiles le restó importancia— Antes, en clase, cuando te ha cogido de la mano, fue diferente, ¿vale?

—No pienses que te hace débil, creemos que en realidad te da control. —le dijo la vampira.

—Es como un ancla.

—Porque la quiero.

—Exacto.

Scott volvió a analizar sus palabras y miró a ambos chicos sorprendido —¿He dicho eso?

—Sí, es lo que has dicho. —confirmó la chica.

—La quiero. —repitió.

—Estupendo, ahora sigamos. —le dijo su mejor amigo.

—No, en serio. Creo que estoy enamorado.

—Y eso es precioso. Ahora, antes de que se te vaya la olla, ¿podemos seguir? Porque no deberías estar todo el día pensando en eso.

—Sí, perdón. —se volvió a disculpar— ¿Qué tengo que hacer?

—No lo sé. —le respondió el pecoso exasperado— Todavía.

—Oh no —dijo el hombre lobo al ver a su amigo dando vueltas—, te has iluminado, ¿no?

—Sí.

—¿Y va a meterme en problemas?

—Puede.

—¿Y peligra mi integridad física?

—Sí, claro. Vamos. —y los tres empezaron a caminar.

Atravesaron a toda la muchedumbre de estudiantes que había por los pasillos hasta llegar a la zona del aparcamiento. Tanto como Katherine y Scott estaban bastante confundidos, no sabían cual era el plan del pecoso.

—¿Qué hacemos? —le preguntó el hombre lobo con notoria confusión.

—Ya lo verás, espera. Vale, quedaos aquí. ¿Tienes llaves? —el moreno sacó sus llaves mientras que la Argent fruncía el ceño, seguía sin entender el plan del sarcástico— Perfecto. Aguántalas así, bien. Ahora mente en blanco, sólo piensa en Allison. Busca su voz como en el partido, ¿entendido? —McCall asintió— Vale. Ahora, aguántalas justo así.

El pecoso sacó sus llaves mientras agarraba la mano de la chica y la ponía al otro lado bajo la atenta mirada de el otro chico y, sin que ninguno se lo viese venir, rayó una gran línea en una furgoneta que había allí aparcada. Kath y Scott abrieron la boca de la impresión, sin creerse lo que habían visto.

—Eh, eh, tío, ¿por qué le has hecho eso a la camioneta, colega? —gritó, y el grupo de chicos que había a su lado se giraron para mirarlo, viendo su camioneta y a el moreno con las llaves en la mano.

—¿Qué cojones? —dijo uno de ellos acercándose al hombre lobo, quien rápidamente guardó sus llaves.

Y Scott no pudo ni siquiera explicarse cuando el primer golpe llegó a su mejilla, haciendo que la vampira soltase un jadeo.

—Oh dios mío, vaya.

El moreno trató de enfrentarse a él, pero sólo consiguió otro golpe como respuesta. Las pulsaciones del hombre lobo subían por cada golpe que los adolescentes le proporcionaban.

—Menuda paliza... —murmuró Stiles, ganándose un zape de parte de la chica— ¿A qué ha venido eso?

—No seas tan hipócrita. Eres tú el que se merece esos golpes.

Y mientras el chico seguía siendo golpeado, su mente trataba de buscar la voz de Allison para poder controlarse y no transformarse frente a todo el mundo.

—Tíos, parad ahora mismo. —la voz del profesor Harris interrumpió en el aparcamiento, haciendo que los adolescentes salieran corriendo de allí— ¿Qué demonios estáis haciendo? —le preguntó el hombre a McCall.

Scott no le respondió, simplemente decidió levantarse del suelo mientras que Stiles le enseñaba el móvil asintiendo orgulloso, viendo como había sido capaz de controlarse.

Katherine apartó la mirada y tomó una bocanada de aire, tratando de controlar sus impulsos al ver la sangre caer de la nariz del moreno.

Los tres chicos fueron castigados, por lo que ahora se encontraban en completo silencio en el aula de química haciendo que trabajaban mientras el profesor Harris hacía algo que no le interesaba en lo más mínimo a la Argent.

—Perdón, señor. —le habló Scott— Ya sé que estamos castigados, pero tendría que estar trabajando y no quiero que me despidan.

El hombre sonrió, pero no le hizo ni caso y siguió a lo suyo, haciéndolo bufar de enfado.

—¿Iba a controlarme? —preguntó a su mejor amigo.

—Sí. —asintió Stilinski.

—¿Y lo has hecho para ayudarme a aprender?

—Sí. —volvió a responder.

—Y para castigarme.

—Sí. Pero eso te lo merecías.

—Tío, eres mi mejor amigo y no puedo estar cabreado contigo. —le dijo con sinceridad.

Stiles suspiró —Yo no estoy cabreado. Scott, tú eres especial. Y tanto, si quieres como si no, puedes hacer cosas que nadie puede hacer. Y no tienes opción de elegir. Significa que tienes que hacer algo.

—Lo sé. —asintió— Y lo haré.

—Está bien. —dijo el profesor— Vosotros tres, podéis iros.

—Gracias. —le dijo el hombre lobo y los tres recogieron todo y salieron del aula.

—Katherine. —le llamó el hombre antes de que saliera— ¿Cómo es que alguien como tú se ha juntado con alguien como ellos?

La castaña abrió la boca ante la pregunta antes de sonreír —Porque no hay nadie mejor que ellos.

El profesor Harris asintió conforme con su respuesta y se despidió de su alumna. Cuando llegó a su casa, la vampira leyó un mensaje que le había enviado Erica hace una hora, preguntándole si le apetecía hacer algo por la tarde.

La Argent suspiró y le envió una respuesta, disculpándose por no haberle contestado antes y explicándole que le habían castigado.

La rubia respondió pocos minutos después, diciéndole que no pasaba nada y que ya saldrían otro día.

Esa chica era realmente dulce.

La castaña se tiró en el sofá de su casa, estaba realmente exhausta. Escuchó la risa de Kate acercándose a ella, por lo que se incorporó para mirarla.

—Un día duro, ¿eh? —le preguntó sentándose frente a ella.

—Ni te lo imaginas. —respondió en un suspiro.

Su móvil vibró en su bolsillo, haciéndola soltar un quejido de pereza, provocando que Kate volviese a reír.

Leyó el mensaje de Stiles en el que ponía que la recogía en una hora para ir al instituto.

Kath se levantó del sofá —Me parece que mi día no ha acabado aún.

Subió hasta tu habitación y espero durante una hora hasta que escuchó en claxon del jeep de Stiles. Bajó hasta la entrada y se subió al vehículo, encontrándose allí con los dos amigos.

De camino al instituto, el hombre lobo les contó todo lo que había pasado con Derek y Deaton y su plan para demostrar que su jefe no era el Alfa. El pecoso aparcó su jeep y los tres bajaron.

—Se te ha ido la olla. —dijo su mejor amigo.

—Lo sé.

—¿Y vamos a hacerlo?

—¿Se te ocurre algo mejor? —le preguntó él con impaciencia.

—Personalmente me gusta ignorar un problema hasta que al final desaparece.

—Asegúrate de que entremos. —unas luces lea alumbraron y Katherine pudo ver que estas venían del coche de Derek— Ha llegado. ¿Y mi jefe? —le preguntó al Hale.

—Detrás. —los tres chicos vieron el asiento trasero, viendo como efectivamente ahí estás Deaton atado con cinta americana.

—Ah, parece estar cómodo. —dijo el pecoso igual de sarcástico que siempre.

Los dos amigos empezaron a caminar hacia la entrada del instituto, haciendo que el otro hombre lobo frunza el ceño.

—Eh, esperad, ¿qué vais a hacer?

—Dijiste que estaba unido al Alfa. Espero que aciertes. —y eso fue lo único que dijo Scott antes de entrar junto a su mejor amigo.

Derek y Katherine se quedaron solos en el aparcamiento. La vampira estaba apoyada en el jeep de Stiles mientras que el Hale se situaba a su lado.

—¿En serio crees que Deaton es el Alfa? —preguntó la castaña con incredulidad.

—No puedo descartar a nadie.

—Estás obsesionado, Derek, y no estás pensando con inteligencia. —le reprendió— Si sigues pensando así, Kate acabará encontrándolo antes que tú.

El Hale iba a responder, pero fue interrumpido por una especie de sonido como si un gato hubiese sido atropellado que salió de los altavoces del instituto.

—Tiene que ser una broma. —negó Derek cerrando los ojos irritado mientras que la chica no se molestaba en parar de reír.

—Le sale mejor que a ti. —se burló Kath.

Pero su risa fue silenciada cuando escucharon el verdadero aullido de Scott. Tanto Derek como Katherine se miraron y suspiraron, ese aullido había sido demasiado alto.

—Os voy a matar a los dos. ¿Qué diablos era eso? ¿Qué intentáis? ¿Atraer a todo el estado? —fue lo primero que dijo el hombre lobo al verlos llegar al aparcamiento.

—Lo siento, hasta yo he alucinado. —se disculpó Scott sin borrar la emoción en su cara.

—Sí, ha sido un flipe. Y ha sido impresionante. —dijo Stiles orgulloso de su mejor amigo.

—Callaos. —ordenó el Hale.

—No seas un lobo amargado. —lo retó el pecoso, recibiendo un golpe en el pecho por parte del moreno.

—¿Dónde está mi jefe? —preguntó al no verlo en el coche.

—¿Qué? —preguntó la chica con confusión, girándose para encontrarse con la sorpresa de que Deaton ya no estaba— Estaba aquí.

Y antes de poder decir algo más, de la boca de Derek empezó a salir sangre. Vieron al Alfa justo detrás de él con sus uñas clavadas en su espalda.

La vampira miró alarmada al Hale mientras que Stiles agarraba su mano y salía corriendo junto a Scott hacia el instituto.

Su noche iba a ser más larga de lo que pensaba.

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