04: magic bullet
━━━ CAPÍTULO 04: bala mágica
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KATHERINE SE DESPERTÓ al escuchar la puerta de su habitación ser golpeada repetidas veces. Suspiró con pesadez y se levantó con lentitud para abrir la puerta.
Cuando lo hizo, se encontró con una sonriente Kate Argent frente a ella, por lo que rápidamente volvió a cerrar la puerta en sus narices. Kate suspiró y volvió a golpear la puerta, siendo ignorada por la castaña.
—Katherine, si no me abres la puerta, voy a tener que tirarla abajo.
—Quiero verte intentándolo. —la retó.
—Kath, por favor, solo quiero disculparme.
La vampira abrió la puerta y la miró con los ojos entrecerrados —¿Kate Argent pidiendo perdón a un ser sobrenatural? Algo tramas.
—Que no. He hablado con Chris y me he dado cuenta de que no estuvo bien tratar de cazarte cuando lo que yo cazo son hombres lobos, no vampiros. Por eso quería disculparme contigo y poder empezar de cero. —Katherine no dijo nada, simplemente se mantuvo en silencio— No hace falta que respondas ahora, pero piénsatelo. —y tras decir eso, Kate se alejó de la puerta.
La castaña miró la puerta fijamente y frunció el ceño con confusión.
—Eso ha sido raro... Y muy sospechoso. —comentó al aire.
Kath se acercó a su armario y sacó la ropa que se iba a poner ese día. Se puso sus sneakers blancas y agarró su bolso para salir de su casa y subirse a su moto.
Llegó al instituto y corrió a su clase de química ya que llegaba cinco minutos tarde. Entró a la clase, agradeciendo al señor de que el profesor todavía no había llegado.
Se sentó al lado de Stiles, quien le regaló una sonrisa, y esperó a que el profesor llegara.
El profesor Harris entró en el aula y comenzó a repartir los exámenes que habían hecho hace unos días.
—Si Derek no es el Alfa, si él no te mordió, ¿quién lo hizo? —le preguntó el pecoso a Scott.
—No lo sé. —respondió él.
—¿El Alfa mató al conductor?
—No lo sé. —volvió a decir.
—¿El padre de Allison y Katherine sabe-
—¡No lo sé! —gritó, llamando la atención de toda la clase.
El profesor Harris le entregó el examen a la mayor de los Argent, haciendo que la chica sonriese con satisfacción al ver una "A" escrita en color rojo. Katherine y Stiles vieron el examen de Scott, viendo el hombre lobo había sacado un insuficiente.
—Tío, tienes que estudiar más. —le dijo su mejor amigo.
—Tú como motivador eres maravilloso, Stilinski. —ironizó la castaña.
—Era una broma. Scott, solo es un examen más. —dijo al ver el desánimo del castaño— Vas a recuperarlo. ¿Quieres que te ayude?
—No, iré a estudiar con Allison después. —ese comentario hizo que Stiles y Katherine se miraran con una sonrisa pícara.
—Ese es mi chico.
—Solo estudiar.
El pecoso negó —No estudiaréis.
—¿No estudiaremos?
—Sí, anatomía humana... —murmuró la Argent con diversión.
—Exacto. —concordó el de pecas— Como hoy vayas a su casa y no aproveches esa grandiosa oportunidad, te juro por dios que-
—Vale. —lo interrumpió— Pero deja de hacer preguntas, tronco.
—Hecho, no más preguntas. No hablemos más ni del Alfa ni de Derek. Sobre todo de Derek, que todavía me da miedo.
Kath rio ante lo último dicho por el pecoso. Sabía que Derek podía ser un hombre muy serio y reservado, siempre vistiendo prendas de cuero que lo hacían ver mucho más intimidante. Pero en el fondo no era un tipo tan duro como aparentaba.
Un olor familiar inundó sus fosas nasales, por lo que apretó los puños tratando de controlarse. Se relamió los labios, sintiendo como el olor de la sangre se intensificaba por momentos. Se arrepentía enormemente el no haber desayunado antes de salir de casa.
El timbre del fin de las clases sonó, por lo que Katherine agarró sus cosas con rapidez y fue al corriendo al baño, encerrándose en uno de los cubículos.
Abrió su mochila y sacó una de las bolsas de sangre que siempre llevaba por precaución. Sus prominentes colmillos asomaron y venas de color negro se dibujaron alrededor de sus ojos. Clavó sus colmillos en la bolsa y saboreó con satisfacción el dulce sabor de la sangre.
Se limpió la boca y salió del baño con tranquilidad, sintiendo sus primitivos instintos más calmados.
Salió del instituto y vio una gran fila de coches en el estacionamiento. Vio como el causante de este atasco era el Jeep de Stiles, por lo que se acercó con confusión.
Sus ojos se abrieron de par en par al ver a un débil Derek tumbado en el suelo. Katherine corrió lo más rápido que pudo y se agachó frente a Derek, quien la miró con esos preciosos ojos verdes que poseía.
—Has vuelto... —le dijo en un débil susurro.
—Ahora no es el momento, Derek, levántate, por favor. —dijo pasando un brazo por sus hombros para ayudarle a subir al Jeep del pecoso. Abrió la puerta del copiloto y lo subió ahí con cuidado.
—Katherine —la llamó el Hale—, estás muy guapa.
—Siempre lo estoy. —dijo cerrando la puerta del coche e ignorando completamente su alago.
Scott se acercó a ellos —Necesito que descubras el tipo de bala. —le dijo el pelinegro.
—¿Cómo quieres que lo averigüe?
—Ella es una Argent, está con ellos.
—¿Por qué tendría que ayudarte? —le preguntó Scott.
—Porque me necesitas. —respondió.
—De acuerdo, lo intentaré. Largaos de aquí. —dijo el castaño mientras Katherine y Stiles se subían al Jeep.
—Te voy a odiar mucho por esto. —le dijo su mejor amigo arrancando el coche.
Kath agarró su móvil y entró en el contacto de su hermana para enviarle un mensaje.
Alli <3
Utilizad condón, no quiero ser tía tan joven ;)
Kath, por favor, solo vamos a estudiar...
Sí, sí, vais ha estudiar anatomía humana.
Luego hablamos. Te quiero.
Y yo a ti, Alli. Por si te interesa, tengo condones en el segundo
cajón de mi mesilla.
Cállate, pervertida.
Bueno, yo sólo informo
—Venga, vamos. —el quejido de Stiles fue lo que llamó su atención— Oye, no me manches todo de sangre, ¿vale? Estamos llegando. —le dijo a Derek.
—¿A dónde?
—A tu casa.
—¿Qué? No puedes llevarme.
—¿No puedo llevarte a tu casa? —preguntó incrédulo el pecoso.
—No cuando no puedo defenderme. —se excusó.
—¿Qué pasa si Scott no encuentra tu pequeña bala mágica? ¿Te vas a morir?
—Todavía no. Tengo un último recurso.
—¿Qué quieres decir? ¿Qué último recurso? —le preguntó histérico el adolescente.
Derek se levantó la manga de su camisa, dejando ver la herida de bala.
—¡Oh madre mía! ¿Qué es eso? ¿Es contagioso? Creo que deberías bajarte. —exageró Stiles.
—Arranca el coche. Ahora. —le ordenó Derek.
—No creo que estés en las mejores condiciones para dar órdenes, ¿vale? De hecho, si quisiera, podría arrastrar tu peludo culo de hombre lobo hasta la mitad de la carretera y darte por muerto.
—Arranca el coche. O te arranco el cuello ahora mismo. Con los dientes. —amenazó, haciendo que Stiles arranque el coche a regañadientes.
—Me encanta tu faceta de Derek cariñoso, deberías usarla más seguido. —le dijo Katherine sarcástica, ganándose un gruñido del hombre lobo.
Las horas pasaban y cada vez Derek se encontraba peor, lo que significaba que se quejaba más, irritando a la Argent.
—¿Qué se supone que tengo que hacer con él? —le preguntó Stiles a Scott por teléfono.
—Llévalo alguna parte. Donde sea.
—Y además está empezando ha apestar.
—¿Apestar? ¿A qué?
—A muerto.
—Vale, ve a la veterinaria. —le dijo el hombre lobo.
—¿Y qué dirá tu jefe? —preguntó su mejor amigo.
—Ya se ha ido. Hay una llave detrás de la basura.
—No vas a creer a donde quiere que te lleve. —le dijo el pecoso pasándole el móvil a Derek.
—¿La has encontrado?
—¿Y cómo debo buscar una bala? Tienen millones. Esta casa es como un maldito centro comercial de armas.
—Si no lo consigues, estoy muerto, ¿entiendes?
—A lo mejor eso no sería tan malo. —respondió él.
—Entonces escucha, el Alfa te llamó en contra de tu voluntad, y volverá a hacerlo, y la próxima vez, o matas con él o te matará. Si quieres seguir vivo, me necesitas. Encuentra la bala. —y tras decir eso, colgó.
—Ahora hay que llevar al chucho al médico. —canturreó Kath, ganándose una mala mirada del ojiverde.
—¿Y tú no puedes buscar la bala? —le preguntó Stiles.
—Sería sospechoso si yo lo hiciera. Los Argent no confían del todo en mí desde que rechacé convertirme en cazadora, es mejor que lo haga Scott. —explicó— Además, yo tampoco sé qué tipo de bala es o dónde puede estar.
Tras decir esto, Stiles condujo el Jeep hasta la veterinaria en la que trabajaba Scott.
Katherine y Stiles ayudaron a Derek a bajar del coche y cogieron la llave donde el castaño les había dicho que estaba.
El teléfono del pecoso sonó, por lo que el chico lo agarró rápidamente mientras Kath hacía que Derek se sentase sobre unos sacos de comida que había en el suelo.
—¿Te dice algo "acónito azul del norte"?
—Es una especie rara de acónito. Tiene que traerme la bala. —le dijo el ojiverde.
—¿Por qué?
—Porque sin ella moriré. —respondió.
Los dos adolescentes ayudaron a Derek a ponerse de pie y entraron a la clínica. El hombre lobo empezó a sacarse la camiseta, mostrando su herida, la cual estaba cada vez peor.
—¿Sabes, tío? No parece algo que con un poco de equinácea y una noche entera durmiendo no se cure.
—Cuando la infección llegue al corazón, me matará. —habló un cada vez más débil Derek.
—Positividad no está en tu vocabulario, ¿verdad?
—Si no llega a tiempo con la bala, último recurso.
—¿Qué es? —preguntó Stiles impaciente.
—Vas a cortarme el brazo. —respondió sacando una especie de sierra del cajón.
Stiles abrió los ojos con asombro y terror mientras que Katherine formaba una sonrisa divertida.
—Vale. —dijo la mayor de los Argent.
Derek le pasó la sierra a Stiles, quien la agarró con las manos temblorosas. El pecoso la encendió y volvió a dejarla sobre la camilla —Oh, dios mío. ¿Y si te desangras y mueres?
—Si funciona se curará.
—Oye, yo no sé si podré hacerlo.
—¿Por qué no? —le preguntó el hombre lobo.
—¿Por qué? —preguntó incrédulo— Porque he de cortar carne viva, serrar el hueso y especialmente por la sangre.
—¿Te desmayas al ver sangre?
—No, pero puede que sí al ver un brazo recién cortado.
—De acuerdo, que tal esto, o me cortas el brazo o te corto la cabeza.
—Oye, no voy a hacer tratos contigo nunca más. —Derek lo agarró fuertemente del cuello de su camisa— Vale, está bien. Lo haré. ¿Qué? ¿Qué haces? —le preguntó al ver que le daban una especie de espasmos. Derek inclinó la cabeza y vomitó un líquido negro—¡Santo cielo! ¿Qué porquería es esa?
—Mi cuerpo intenta curarse por sí mismo.
—Pues parece que no trabaja bien.
—Ahora. Tienes que hacerlo ahora.
—Oye, en serio, no creo que pueda.
—Hazlo, joder. —ordenó.
—Ay, quita de ahí. Lo haré yo misma, Stilinski. —dijo Katherine ya harta de la situación.
Agarró la sierra y la situó en el brazo de Derek. Estaba a punto de encenderla cuando la voz de Scott los interrumpió.
—¡Stiles, Katherine! —gritó el castaño mirando la escena con confusión— ¿Pero qué estás haciendo? —le preguntó a la chica.
—Acabas de librarme de una pesadilla perpetua. —dijo su mejor amigo.
—¿La tienes? —le preguntó Derek a Scott con un hilo de voz.
El castaño le entregó la bala al ojiverde, quien parpadeó repetidas veces, tratando de enfocar la vista.
—¿Qué vas ha hacer con ella?
—Voy a... Voy a... —murmuró antes de caer al suelo y que la bala cayese por una rejilla.
—¡No, no, no, no!
—Lo dramático lo sacó de Peter... —murmuró Katherine rodando los ojos.
—¿Derek? Derek, vamos, despierta. —dijo Stiles dándole golpecitos en la cara— Scott, ¿qué rayos vamos ha hacer?
—¡No lo sé! —gritó el mencionado tratando de agarrar la bala— No la alcanzo.
—¡No despierta!
—¡Se está muriendo! ¡Creo qué está muerto!
—¡Deja de gritar, Stilinski! Me estás poniendo de los nervios. —le dijo la castaña al pecoso con irritación.
—¡Qué aguante! —le dijo Scott— La tengo... ¡La tengo!
—Oh, por favor, no me mates por esto... —dijo Stiles dándole un puñetazo a Derek, el cual despertó. El pecoso sacudió su mano y abrió su boca con dolor— ¡Ah, joder!
—Dámela. —le pidió a Scott.
Los tres ayudaron a levantar a Derek, quien se apoyó en la camilla mientras Stiles seguía tratando de aliviar el dolor de su mano.
—Como duele...
Derek rompió la bala y sacó el acónito de dentro. Encendió el mechero y le prendió fuego al acónito. Lo cogió y, con un poco de duda, se lo insertó en la herida, soltando un gruñido de dolor. Derek cayó al suelo sin dejar de soltar gruñidos.
La herida de su brazo comenzó ha sanar y las venas de color negro desaparecieron por completo, provocando que el ojiverde suspirara más relajado.
—Eso es para flipar. —dijo el pecoso asombrado, haciendo que los otros tres lo miraran raro— ¡Sí!
—¿Estás bien? —le preguntaron Katherine y Scott al mismo tiempo.
—Duele menos que agonizar. —contestó el hombre lobo con sarcasmo.
—Imagino que con el sarcasmo es señal de buena salud. —dijo Stiles, haciendo que Derek lo mirara con su típica mirada de enfado.
—Te hemos salvado la vida, así que ahora déjanos en paz. —le dijo Scott— ¿Lo entiendes? Y si no lo haces, iré ha ver al padre de Allison y Katherine y se lo contaré todo.
—¿Vas ha confiar en ellos? —dijo, haciendo que la chica lo mirara mal, sabía que ese comentario también la incluía a ella— ¿Crees que pueden ayudarte?
—¿Por qué no? Son más amables que tú.
Tras decir eso, tanto Derek como Katherine soltaron una risa sarcástica —Te enseñaré lo amables que son.
—¿De qué hablas? —preguntó el castaño confuso.
Scott y Derek se subieron al Camaro negro del Hale, mientras que Katherine se subía a su moto.
Se habían despedido de Stiles y ahora iban en camino al hospital de Beacon Hills ya que Derek quería enseñarles algo a ambos.
Aparcaron los vehículos y entraron al hospital. Caminaron por los fríos y deprimentes pasillos hasta llegar a una habitación en concreto.
El pelinegro abrió la puerta, mostrando a una persona en una silla de ruedas mirando a la pared. Katherine sintió como su corazón se rompía al reconocer a la persona.
—Peter... —murmuró la Argent. Su boca se abrió con sorpresa al ver como el hombre parecía estar en otro planeta, ver como el Hale no reaccionaba a ningún estímulo le dolía en el alma.
—¿Quién es? —preguntó Scott.
—Mi tío, Peter Hale.
—¿Él es como tú? ¿Un hombre lobo?
—Lo fue, ahora apenas es humano. —eso solo hizo que Katherine se sintiera peor— Hace seis años mi hermana y yo estábamos en la universidad, nuestra casa se incendió. Once personas quedaron atrapadas. Él fue el único superviviente.
—¿Qué te hace pensar que ellos lo provocaron?
—Porque eran los únicos que lo sabían. —habló la chica con rencor.
—Entonces, tenían una razón. —dijo el adolescente.
—¿Dime cuál? —preguntó Derek con claro enfado— ¿Qué justifica esto? —dijo girando la silla, mostrando como la mitad de la cara de Peter estaba completamente quemada.
Kath suspiró con fuerza, sintiendo su sed de venganza crecer por momentos.
—Dicen que solo matarán a un adulto, únicamente con pruebas. Pero había miembros de mi familia no infectados en aquel incendio. Esto es lo que hacen, y lo que Allison también hará.
—¿Qué estáis haciendo? —habló una voz detrás de ellos. Los tres se giraron para ver a una enfermera en la puerta— ¿Cómo habéis entrado aquí?
—Ya nos íbamos. —dijo Derek agarrando del brazo a Scott para después salir de la habitación. La Argent se acercó a la enfermera y la miró fijamente a los ojos.
—Largo de aquí. —la hipnotizó, y la enfermera acató sus órdenes sin rechistar.
La castaña cerró la puerta y se acercó a Peter, agachándose frente a él.
—Hola, Peter. Cuanto tiempo... —soltó una pequeña risa cargada de nostalgia— No sé si ahora mismo estarás escuchándome, pero no pierdo nada intentándolo. Es probable que ahora mismo me odies por abandonaros a Laura, a Cora, a Derek y a ti, pero lo hice porque quería protegeros. Estaba siendo perseguida por muchos cazadores diferentes y no quería que os hicieran daño ni que os descubrieran. Entendería que si cuando puedas volver ha hablar o ha hacer lo que antes podías hacer me odies, o intentes matarme aunque sea imposible, pero espero que algún día puedas entenderme y perdonarme.
Katherine puso su mano sobre la suya la acarició levemente, teniendo la esperanza de que Peter hiciera algún movimiento que le indicara que la estaba escuchando, pero no fue así, por lo que la castaña dejó un beso en su mejilla y se levantó para luego salir de la habitación, sin darse cuenta de que Peter movió muy levemente su mano, tratando de volver a buscar su tacto.
La Argent salió del hospital y subió a su moto, manejando hasta su casa. Antes de abrir la puerta de su casa, escuchó las voces de Kate y su padre, indicándole que estaban justo en el salón, por lo que se quedó fuera y agudizó su oído para poder escuchar su conversación.
—El que me atacó era grande, era ancho y fuerte, pero al que disparé era delgado y rápido. —dijo Kate.
—Sería Derek Hale. —habló Chris.
—¿Estás seguro?
—Bastante.
—¿Y cómo sabemos que solo son dos? —preguntó la rubia.
—No lo sabemos. Todavía. Lo más probable es que la única que sepa cuántos hay con exactitud es Katherine, pero jamás nos dirá nada. —contestó su padre— Pero si Derek aún está vivo, nos llevará hasta el Alfa.
—Mata al líder y luego mata a la manada.
—Y lo haremos según el código.
—Tú y el código. —se burló su hermana.
—Hay una razón, Kate.
—Claro. —respondió encendiendo una cerilla para luego encender la chimenea— Yo cumplo las reglas.
Katherine suspiró ante su hipocresía. Lo que acababa de escuchar hizo que su preocupación por Derek y Scott creciera aún más.
Ahora debía estar más alerta que nunca si no quería que su familia descubriese que Scott era otro hombre lobo.
¡Holaaa!
He vuelto, por fin. Espero que os guste este capítulo. Pronto iré hablando un poco más sobre el pasado de Katherine con los Hale, más concretamente con Derek y Peter.
Espero que estéis todos bien y no os olvidéis de que si necesitáis algo, estoy aquí para todxs.
Un beso muy fuerte y nos vemos en el próximo capítulo.
¡Os amo y os adoro!
Por cierto, no olvidéis seguirme en tiktok para ver los edits de todos mis fanfics: @blodreinaaa_ ;)
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