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01: wolf moon

━━━ CAPÍTULO 01: luna de lobos

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CHRIS ARGENT ESPERABA SENTADO en el sofá a sus dos hijas. Llevaba 20 minutos esperando a que llegaran a casa para poder darles la noticia. Sabía que a ambas adolescentes no les haría ninguna gracia el saber que se tenían que mudar, pero era por cuestiones de trabajo.

La puerta de la casa se abrió, dando paso a dos jóvenes castañas de aparentemente la misma edad. Allison venía con cara de pocos amigos mientras que su melliza le sonreía con burla, haciendo que el hombre esbozase una sonrisa al verlas.

Ambas adolescentes se callaron al ver a su padre mirándolas fijamente e invitándolas a sentarse en el sofá frente al suyo. Las dos chicas se sentaron y miraron al hombre frente a ellas con intriga y curiosidad.

—De acuerdo, esto es un poco complicado de decir, pero tengo una mala noticia que daros. —comenzó Chris.

—¿Qué pasa, papá? —preguntó Allison, la menor, con preocupación.

—Tenemos que mudarnos.

—¿Qué? ¿Otra vez? —le preguntó Katherine, la mayor, con notable molestia.

—Tengo que hacer una especie de trabajo en un pueblo de California. —explicó.

—¿Qué pueblo? —preguntó Katherine entrecerrando los ojos, teniendo un muy mal presentimiento. Uno que no le gustaba para nada.

—Beacon Hills. —acabó por contestar el hombre, temiendo la reacción de la mayor de sus hijas.

—¿Beacon Hills? —preguntaron a la vez, una con extrañeza por el nombre y otra con enfado. Sabía que su presentimiento no era para nada bueno.

—Efectivamente, así que empezad a hacer vuestras maletas porque nos vamos mañana. —y, tras decir eso, se levantó del sofá para luego irse de la sala.

Katherine suspiró pesadamente y se echó hacia atrás con pereza. Su hermana apoyó una de sus manos en su muslo y le dio una pequeña sonrisa —Anímate un poco, Kath. A mí tampoco me hace gracia lo de mudarnos, pero hay que darle una oportunidad a ese pueblo. Igual no está tan mal.

''Ay, hermanita, si tú tan solo supieras...'' pensó Katherine.

Allison se levantó y fue a su habitación para poder empezar a recoger sus cosas. Unos segundos más tarde, su hermana imitó su acción. Fue hasta su habitación y empezó a guardar su ropa en la maleta y sus cosas en algunas cajas que había dejado su padre.

Mientras recogía todo, pensaba en la idea de volver a Beacon Hills. La última vez que había estado allí tuvo que escapar porque varios cazadores, algunos familiares suyos, trataron de matarla. Por culpa de ellos, no pudo despedirse correctamente de cierto hombre lobo amargado al cual le había prometido que no lo dejaría solo.

No quería volver. No quería tener que seguir escapando por el resto de la eternidad. Simplemente quería ser libre, aunque para ella, la libertad parecía estar cada vez más lejos.

Una vez que acabó de guardar todo, salió de su habitación y fue hacia la de Allison, quería pasar la noche junto a ella, justo como en los viejos tiempos. Llamó a la puerta y, tras recibir una respuesta afirmativa por parte de su hermana, entró a la habitación, la cual era completamente diferente a la suya.

—¿Has acabado ya? —le preguntó a la menor.

—Sí, solo me falta cerrar bien las cajas y listo, ¿por qué?

—Bueno, había pensado que podíamos pasar la noche juntas. Como en los viejos tiempos.

Allison la miró con una sonrisa y asintió, invitándola a pasar. Katherine cerró la puerta y fue hacia la cama de su hermana para sentarse junto a ella. Y así pasaron toda la noche, hablando sobre cualquier tontería hasta caer rendidas. Ambas sabían que tendrían que sufrir un cambio bastante grande, pero ninguna se imaginaba que lo iba a ser tanto.


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Ya eran las siete de la tarde del día siguiente cuando llegaron a Beacon Hills. A Katherine se le revolvió el estómago al volver a ver todo el pueblo. Seguía igual que la última vez. Entraron en la enorme casa de color blanco y las dos adolescentes la observaron hasta el más mínimo detalle.

—¿Qué os parece la casa? —preguntó su madre.

—No está mal. Creo que podré acostumbrarme. —dijo Katherine desinteresada.

—Es muy bonita. —respondió Allison.

Ambas chicas subieron las escaleras de la casa y llegaron frente a dos puertas diferentes. Katherine bufó divertida al ver como su hermana se apresuraba a elegir habitación y abrió la puerta de la izquierda. Era una habitación amplia y luminosa, no estaba tan mal. Se acercó a la ventana y vio a varios coches de policía ir en dirección al bosque.

—No extrañaba esto... —murmuró.

Escucho como la puerta de su nueva habitación se abría, por lo que se apartó de la ventana y se giró para encontrarse a su padre mirándola.

—¿Qué? —preguntó Kath de mala gana.

—Mañana empezáis el instituto y quiero que me prometas una cosa. —la castaña lo miró interrogante— Prométeme que te comportarás y que no atacarás a ninguno de tus compañeros.

—¿Y si tengo hambre? Sabes que no puedo controlar mis impulsos cuando estoy hambrienta. —le preguntó dándole una mirada inocente.

Chris suspiró y le lanzó una bolsa de sangre —Si tienes hambre, te tomas una de esas. Mañana te pondré la mini nevera en el armario como en la anterior casa.

—De acuerdo, intentaré no atacar a ninguno de mis compañeros, pero no te lo prometo. —sonrió.

El hombre negó con la cabeza con una pequeña sonrisa y se acercó a Katherine para darle un abrazo.

Podían hablarse muy mal y pelear casi todo el tiempo, pero ambos se querían. A su manera, claro.

La castaña hizo una mueca y le regresó el abrazo con algo de incomodidad. No era muy dada al afecto físico.

Allison salió de su habitación y se asomó por la puerta de la habitación de su hermana para encontrarse con aquella bonita escena. La adolescente sonrió para luego acercarse a ellos y sumarse al abrazo, ganándose una risa de las otras dos personas.

Si cualquiera viese esa escena pensarían que los Argent era una familia completamente normal, pero de normal no tenían absolutamente nada. Se separaron con una pequeña sonrisa y su padre dejó un beso en la frente de ambas chicas.

—Os quiero, no lo olvidéis.

—Y nosotras a ti, papá. —contestó Allison por las dos.

Allison y Chris salieron de la habitación de Katherine, dejando a la chica completamente sola. La castaña se tumbó en la cama y decidió que era un buen momento para irse a dormir, no quería parecer más muerta de lo que ya estaba.


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Katherine se despertó por el sol que entraba por su ventana. Agradecía dormir con su anillo que la protegía del sol porque si no estaría hecha ceniza.

Se frotó los ojos con pereza y estiró los brazos para luego levantarse. Abrió la puerta y bajó las escaleras para ir hasta el comedor a desayunar. Vio a su padre y a su hermana desayunando, por lo que se sirvió sangre en una taza y se quedó apoyada en la pared para que Allison no viese el contenido del recipiente.

—Buenos días. —saludó bebiendo un poco.

—Buenos días, Kath.

—¿Quieres que hoy te llevé al instituto? —le preguntó su padre bebiendo de su café.

—No, iré en mi moto, no te preocupes.

Terminó de tomarse su café y fue hacia su habitación para poder cambiarse. Se puso sus tenis, agarró su mochila de color negro y bajó las escaleras para dirigirse al aparcamiento. Se colocó el casco y arrancó la moto, viendo como su hermana y su padre subían al coche.

La verdad es que Katherine prefería irse en su moto para no tener que entablar ninguna conversación con su padre, la verdad es que no le gustaba socializar mucho con su familia.

Llegó al instituto y largó un suspiro, no podía creerse que estaba otra vez allí. Vio como el coche de su padre frenaba en la entrada y como Allison bajaba del coche. Katherine se despidió de su padre sacudiendo su mano y ambas adolescentes esperaron a que llegase el director del instituto.

Allison comenzó a buscar su teléfono en su mochila como una loca, haciendo que su hermana frunciese el ceño —Mamá, mi primer día y ya es la tercera vez que te llamo. —dijo la chica una vez que su madre contestó— He traído todos menos los bolis, no puede ser que los haya olvidado. ¡No te rías, Kath! —le dijo a su hermana al verla mordiéndose su labio para no soltar una carcajada ante el despiste de Allison— Vale, sí, te dejo. Te quiero. —y colgó.

—¿En serio te has olvidado una de las pocas cosas que te hacían falta? —le preguntó su hermana con burla.

—Cállate. —contestó rodando los ojos.

—Siento haberos hecho esperar —dijo el director apareciendo frente a ellas— Me decíais que no os habíais criado en San Francisco.

—No, pero hemos vivido allí más de un año, siendo inusual en nuestra familia. —le dijo Allison por las dos mientras se encaminaban hacia la clase.

—Bueno, esperemos que Beacon Hills sea vuestro hogar durante un tiempo. —dijo el hombre antes de abrir la puerta del aula, haciendo que todas las miradas se centren en ambas adolescentes— Chicos, vuestras nuevas compañeras, Allison y Katherine Argent. —las presentó— Por favor, que se sientan cómodas.

Katherine y Allison caminaron hacia los únicos asientos que habían libres y se sentaron allí. Katherine vio como el chico que estaba delante de su hermana le tendía un boli, haciendo que su ceño se frunza.

—Gracias. —agradeció Allison igual de confundida que su hermana.

—Empezaremos con la metamorfosis de Kafka, id a la página 33. —dijo el profesor, por lo que Katherine rodó sus ojos con aburrimiento.

''Que largo se me va a hacer el día''.

Más o menos una hora más tarde sonó el timbre, por lo que la castaña se apresuró a guardar sus cosas. Necesitaba salir ya de ese infierno. Fue hacia su taquilla, la cual estaba justo a uno de los lado de la de Allison y guardó lo que no necesitaba para luego agarrar lo de su siguiente clase. Vio como una chica de cabello cobrizo se acercaba a ellas con una sonrisa, por lo que dejó lo que estaba haciendo para poder prestarle atención.

—Tu chaqueta es una verdadera pasada —le dijo a Allison para luego dirigir su mirada hacia Katherine— y tu anillo es precioso. ¿Comprasteis aquí?

—Mi madre me la compró en una boutique de San Francisco. —contestó Alli.

—Y el anillo es una reliquia familiar. —le contestó Kath.

—Y vosotras vais a ser mis mejores amigas. —dijo la chica antes de que apareciese un chico y abrazase a la desconocida— Hola, Jackson.

Katherine, quien había perdido el interés en la conversación por la reciente llegada del chico, se dispuso a tratar de escuchar alguna otra conversación que estuviese sucediendo a su alrededor.

—¿Alguien me explicaría por qué esas chicas que llevan cinco minutos aquí ya son de la pandilla de Lydia? —escuchó que dijo una chica morena al chico que le había dado el boli a su hermana y a otro chico que recordaba haber visto en su clase.

—Porque están buenas. —respondió el pecoso, haciendo sonreír a Katherine— Y las guapas se juntan.

—Este finde hay una fiesta. —dijo la cobriza, llamando la atención de la castaña.

—¿Una fiesta?

—Sí, el viernes por la noche. —contestó el chico llamado Jackson— Podríais pasaros.

—No podemos, estamos con la familia. Pero gracias.

—¿Seguro? Irá todo el mundo después del partido.

—No creo que pase nada si por un día no estamos con la familia, Alli. —le respondió divertida su hermana— Además, hace mucho que no salgo de fiesta.

—Me gusta tu actitud. —le sonrió Jackson.

—¿Un partido de fútbol? —preguntó Allison curiosa.

—El fútbol es secundario en Beacon. —le respondió Jackson divertido— Lo de aquí es el lacrosse. Somos los campeones desde hace tres años.

—Gracias al capitán del equipo. —dijo Lydia con orgullo mirando a su novio.

—Entrenamos en cinco minutos, si no tenéis nada mejor que hacer...

—Yo iba ha ir a-

—Perfecto, os venís. —la interrumpió Lydia agarrando su mano para llevársela, por lo que Allison imitó su acción para agarrarle la mano a su hermana.

Llegaron a un gran campo parecido al del fútbol americano y las tres chicas se sentaron en las gradas mientras que Jackson se iba al vestuario a cambiarse. Katherine veía como los chicos corrían de un lado a otro con los palos en sus manos y le pareció cómico. Lo único que le gustaba a la castaña de ese deporte era los golpes que se daban entre ellos, eso era lo único divertido.

—McCall. —escuchó que le decía el entrenador al chico que le prestó el boli a Allison— A la portería.

—Yo no soy portero.

—Lo se. Meter algunos goles les dará confianza a los chicos. Es solo el primer día. Que se ilusionen, que se animen.

—¿Y que pasa conmigo?

—Que no te den en la cara. —dijo para luego darle una palmada en la cara— Venga. Vamos.

Katherine miró con atención al portero, tenía la sensación de que algo iba a pasar, lo que no sabía era si eso que iba a pasar era bueno o malo.

—¿Quién es él? —le preguntó Alli a Lydia.

—¿Aquel? No estoy segura de quien es. —respondió, haciendo que Kath soltase una risa— ¿Por qué?

—Está en nuestra clase.

El silbato sonó, haciendo que el chico que se apellidaba McCall se llevase las manos a la cabeza, tratando de tapar sus oídos, como si el silbato hubiese sonado junto al lado de su oreja. Uno de los chicos lanzó la pelota, la cual le dio en la cara al portero. Todos los chicos rieron ante ello a excepción de Katherine, quien veía con atención al chico. Otro de los chicos volvió a lanzar, solo que esta vez el chico sí que pudo parar el lanzamiento. Otro de ellos volvió a lanzar y McCall volvió a pararlo. Y así con todos los tiros que empezaron a lanzarle.

—Parece que es bueno. —comentó Allison.

—Eso parece. —concordó Lydia.

Jackson se puso de primero en la fila con bastante enfado, por lo que Katherine sonrió.

Ahora si que empezaba lo bueno.

Jackson corrió hacia la portería y lanzó la pelota con todas sus fuerzas mientras la mirada de todos estaba en él. McCall miró la pelota y se movió hacia un lado, atrapando la pelota. Todos se levantaron para aplaudirle menos la castaña, quien veía con curiosidad al chico. Por lo que había percibido, el chico no era muy bueno en lacrosse hasta el día de hoy, por lo que la curiosidad le ganó.

Se propuso descubrir que escondía ese tal McCall.

—¡Es mi amigo! —escuchó gritar al chico de pecas de antes.

Las clases siguieron con normalidad, por lo que cuando acabaron, Katherine recogió sus cosas y fue hacia su moto para irse a casa. Lo único que le apetecía era ir a cazar algún adolescente distraído para liberarse un poco del estrés.

Se subió a su moto y condujo hasta su casa. Cuando llegó, vio a su padre sentado en el sofá, completamente solo, por lo que aprovechó para sentarse a su lado, necesitaba hablar con él.

—Hola, Kath, ¿qué tal en el instituto? —le preguntó el hombre, viendo como la castaña se sentaba frente a su lado.

—Bien, hemos conocido a dos chicos que parecen majos y hemos visto un entrenamiento de lacrosse. Pero no estoy aquí sentada para hablar de el instituto. Quiero hablar de la verdadera razón por la que nos hemos mudado.

—¿Qué quieres saber?

—¿Qué habéis encontrado?

—Nos han dicho que el Alfa está en Beacon Hills y nos hemos propuesto cazarlo. También creemos que puede haber más hombres lobos a parte de él. —le explicó.

—¿Y cuándo podre decirle a Allison la verdad? —le preguntó, haciendo que su padre suspirase.

—Cuando nosotros creamos que Allison está preparada para enterarse de lo que realmente hacemos.

Katherine rodó los ojos y se levantó para irse a su habitación para poder comer algo.

Escuchó la puerta de casa abrirse, por lo que supuso que Allison había llegado. Salió de su habitación y vio a su hermana entrar empapada y con una camiseta que no era suya. Alli subió las escaleras y entró en su habitación, encontrándose con Kath tumbada en su cama mirándola con una sonrisa pícara.

—¿De quién es esa camiseta, Alli? —le preguntó elevando sus cejas.

—Es que atropellé un perro sin querer y lo llevé al veterinario, donde me atendió el chico que hacía de portero, que se llama Scott, y me prestó una de sus camisetas porque la mía estaba mojada. —le explicó con una sonrisa.

—Esa sonrisa solo puede significar una cosa. A ti te gusta Scott. —la molestó.

—¿Pero que dices, loca? Si no lo conozco. —Katherine la vio con obviedad— Solo me parece guapo. —confesó.

La castaña rio y se despidió de su hermana para luego irse a su habitación para poder dormir un rato, haciéndola prometer que mañana le contaría los detalles.

Solo llevaban un día allí y ya quería irse. Que larga se le iba a hacer su estancia en Beacon Hills.


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Ya había llegado el viernes y estaban Katherine, Allison y Lydia sentadas en las gradas esperando al comienzo del partido. La castaña vio como el amigo de Scott, del cual todavía desconocía su nombre, se acercaba a él corriendo.

—¡Scott! Scott, espera.

—Es la primera eliminatoria, ¿no puede esperar?

—Será un momento, ¿vale? —le pidió— He oído hablar otra vez a mi padre. Ya tienen el resultado del análisis de fibra. Había pelo animal en el cuerpo del bosque.

—Stiles, me voy.

—¡Espera, no! Scott, no te lo vas a creer. —pero Scott ya se había ido al campo— Era un lobo.

Katherine miró a ese chico llamado Stiles y suspiró pesadamente. Tenía una ligera sospecha sobre quién podía ser uno de esos hombres lobos que le había dicho su padre.

El entrenador tocó el silbato y llamó a todo el equipo para explicarles la táctica mientras Katherine seguía pensando en que hacer para descubrir quien era ese hombre lobo. El equipo soltó un efusivo grito antes de ponerse en sus posiciones.

El partido comenzó y Scott tomó posesión de la pelota. Esquivaba a los rivales hasta que Jackson lo placó, tirándolo al suelo. Kath formó una mueca con su boca, aquel golpe debió de doler. Desde allí podía oler los celos que sentía Jackson hacia Scott. Scott se levantó del suelo enfadado, causando una sonrisa por parte de la castaña, ahora empezaba a lo bueno.

Scott y Jackson se pusieron en posición para sacar la pelota, siendo Scott el que consiguió la posesión. Corrió por todo el campo, esquivando a los rivales, incluso saltó a dos de ellos haciendo una voltereta en el aire. Lanzó la pelota a portería, marcando, y haciendo que todos aplaudiesen emocionados.

El entrenador llamó a Scott y, tras decirle algunas cosas, el chico volvió al campo. El partido acabó con el equipo ganando y con todos muy felices y eufóricos.

Las dos Argent volvieron a casa para poder prepararse para la fiesta. Katherine rebuscó en su armario, sin encontrar nada que le gustase. Escuchó un coche pararse enfrente de su casa, por lo que se asomó por la ventana y vio a Scott en un coche negro, por lo que fue hasta la habitación de su hermana y entró, viéndola mirarse al espejo.

—Estás guapísima, Alli, no hace falta que te mires más. —la alagó.

—¿Tú crees? —le preguntó algo insegura, por lo que Kath fue hacia ella y la agarró por los hombros.

—Allison, a Scott se le va a caer la baba cuando te vea, ¿de acuerdo? Deja de preocuparte y baja que ya llegó tu príncipe. —se sonrieron.

Allison bajó las escaleras mientras Katherine la miraba desde las escaleras. La menor se giró para mirar a su hermana y esta asintió, dándole seguridad. Alli abrió la puerta y salió hacia el coche de Scott.

Katherine fue hacia su habitación, agarró las llaves de su moto y de la casa y volvió a bajar para irse a la fiesta. Cuando llegó, se encontró a un montón de adolescentes bailando y bebiendo, cosa que no le sorprendió. Entró en la casa y agarró un vaso para después beberlo y formar una mueca de desagrado.

—Esto está asqueroso... ¿Por qué no hay bourbon cuando se necesita? —murmuró.

Divisó a Scott entrando a la casa con muy mala cara, parecía que en cualquier momento se iba a desmayar. Lo vio saliendo, por lo que decidió seguirle.

Iba a confirmar si una de sus sospechas era cierta.

Se subió en su moto y siguió el coche en el que iba Scott a una distancia prudente. El coche se estacionó enfrente de la que Katherine suponía que era su casa y vio como el chico entraba en su casa.

La castaña se debatió internamente en si llamar y preguntarle a Scott si estaba bien o quedarse fuera y esperar a ver que sucedía.

Vio como un Jeep aparcaba justo frente para luego ver a Stiles bajando y entrando rápidamente a casa de Scott. Katherine agudizó su oído y trató de escuchar que estaba pasando dentro.

—Lárgate. —escuchó a Scott.

—Scott, soy yo. Déjame entrar, puedo ayudarte. —insistió Stiles.

—No. Escucha, tienes que encontrar a Allison.

—Ella está bien, la he visto irse de la fiesta. Ella está perfectamente, ¿vale?

—Creo que se quién es.

—Déjame entrar y lo hablamos.

—Es Derek. Derek Hale es el hombre lobo. El fue quien me mordió, el que mató a la chica del bosque. —eso hizo que la sangre de Katherine se helara.

''Derek está aquí...'' pensó con preocupación.

Se acababan de confirmar sus dos sospechas. Derek era el hombre lobo que su padre le había comentado y Scott era otro hombre lobo.

—Scott, Derek se ha llevado a Allison de la fiesta.

Lo que acababa de decir Stiles la confundió. Sabía que Derek no atacaría a Allison sabiendo que era una Argent y que los cazadores habían vuelto a Beacon Hills. Entonces, si no quería atacarla, ¿qué estaba tramando?

Dejó esos pensamientos de lado y volvió a ponerse el casco de la moto, al mismo tiempo que veía como un transformado Scott saltaba por su ventana. Arrancó la moto y se fue en dirección a su casa. Cuando llegó, vio a un apurado Stiles llamar a la puerta, la cual fue abierta por su madre.

—Hola, señora Argent. No me conoce. Soy un amigo de sus hijas. Verá, esto le va a sonar un poco raro. En realidad es una locura. La verdad es que locura tampoco es el termino que-

—¡Allison! Es para ti. —lo interrumpió su madre.

Allison salió se su habitación y se asomó por el barandal de las escaleras, haciendo que Stiles abra la boca entre confundido y avergonzado por el número que acababa de montar.

—Eh, ¿hola? Eres Stiles, ¿cierto? —preguntó ella.

—Eh, sí, sí, bueno yo ya me iba, era solo para ver si estabas bien. Hasta luego. —contestó con rapidez antes de cerrar la puerta con nerviosismo.

El pecoso se dio la vuelta y soltó un grito al ver a la vampira frente a él de brazos cruzados.

—Eh, hola... Katherine, ¿verdad? Es un placer, soy Sti-

—¿Qué haces aquí? —le preguntó la castaña, tratando de evitar soltar una risa al escuchar como los latidos del corazón del adolescente aumentaban frenéticamente.

—Quería... Quería comprobar que habíais llegado bien a casa. —tragó en seco.

—Vaya, que caballero. —se burló Kath abriendo la puerta de su casa.

—Sí, sí... —Stiles se rascó la nuca con nerviosismo.

Iba a decir algo más, pero la chica ya había cerrado la puerta en sus narices, logrando que el pecoso soltase un suspiro de alivio.

Katherine se rio al escucharle y subió a su habitación, se cambió y se tumbó en la cama. Lo único que quería en ese momento era dormir y pensar en como lidiaría con toda la información que sabía.

author's note:

¡ESTAMOS DE VUELTA!

aprovechando que he acabado los exámenes, estaré editando y publicando los capítulos de este maravilloso fanfic

espero que os guste mucho y nos vemos muy pronto

¡os amo mucho mucho! 💕

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