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❝Me quedó contigo❞

(KIM NAMJOON) 

Hace años atrás cuando aún era un adolescente hormonal creía que estaba en un viaje para describir lo que realmente era mí sexualidad siempre había estado tentado por los hombres pero no había tenido demasiada experiencia. Es decir, no me había besado o tenido ninguna clase de encuentro con personas de mí mismo sexo pero siempre me llamaron la atención, las mujeres nunca me causaban nada, absolutamente nada y, incluso tuve mi primera experiencia con una mujer. A duras penas pude follármela, nunca se me paraba la polla, todo empeoró cuando discretamente le pregunté a mí padre que opinaba de los gay, casi se le sale el corazón por la boca. Solo me dijo que le causaban repulsión, asco y desagrado. Deseaba verlos muertos a todos, también que Dios había creado al hombre y a la mujer para que estén juntos, no para que anden fornicando gente de su mismo sexo. 

Fui un tonto al creer que quizás me aceptaría siendo gay con ese dicho me di cuenta que aunque deseaba ser aceptado con mí orientación sexual correspondiente, jamás sería así. Con el tiempo llegué a la conclusión de que esa afición mía, solo era un delirio místico de mí cabeza que se iría si miraba a una mujer con otros ojos. Y me forzaba a qué me guste un ser femenino. Entonces creí amarla, creí que me gustaba, me casé con Kang Mina, la chica más hermosa del mundo y, mí mejor amiga. Que equivocado estaba, lo que sentía por ella solo era cariño, ese cariño de hermanos, la llené de ilusión en vano. 

Mi relación de heterosexual fracasó desde sus inicios, primero que al ir a la cama no conseguía penetrar a mi mujer, todo iba bien hasta el momento más importante. La situación se complicó algo cuando mi querida esposa, se lo confesó a mi madre que para ayudarme me llevó a una psiquiatra. Al menos me dio confianza sin que se supiera que en realidad me gustaban los hombres. Cuando puede hacer el amor con mi mujer, o bueno tener sexo, se despertó en mí una fiebre loca de tener sexo, de follar día y noche, tenía un deseo incontrolable. Llegué incluso a profanar el culo a mi mujer y aquello empezó a complicarse, porque desde aquel momento me la follaba pero sólo eyaculaba cuando le cogía el culo. 

La gravedad de la situación empeoró cuando tuve que fingir, imaginarme estar follándome a un hombre para que se me pusiera dura, sus gemidos y jadeos me daban ganas de vomitar, no entendía el porqué, en un principio me gustaba pero ya no era así. 

Cuando comenzamos nuestra vida feliz de pareja de recién casados, el tiempo pasa, las relaciones se agotan, pasaba más horas en la oficina, con tal de no verla y que me pidiera que me acostara con ella. Entonces, conocí a alguien más, mi nuevo compañero en mí sector, Kim Seokjin. Un hombre casi de mí misma edad, solo que era unos años mayor, que era libre de decir que era gay sin tabúes, sin repercusión en la sociedad. Y muy al pesar de mí padre, era el hijo de su socio mayoritario, así que tenía que soportar tener a un hombre que le gustaban personas de su mismo sexo. Nos hicimos amigos, salíamos a bares juntos, compartía más tiempo con ese chico que con mí propia esposa, un día en la oficina, platicando sobre mí reciente discusión con Mina, él me beso. 

Entonces ahí me di cuenta que yo era homosexual, no podía cambiar eso y que me gustaba Seokjin, sin embargo, nuestro romance sería imposible, más aún sabiendo que tengo un padre que es capaz de matarme por ello, o que estoy casado con una mujer que no se merecía nada malo en su vida. Pero se me complicó, mis sentimientos por él eran más fuertes, llegué a casa y vi a mí mujer dormir, me masturbe pensando en la polla erecta de un hombre antes de acostarme a su lado. A la mañana siguiente ella no estaba a mí lado, se había ido, no le había mandado un mensaje o escrito ninguna nota, así que creí que estaba molesta conmigo aún o quizás se había ido a hacer algunas compras.

Sentado en el sofá con el celular en la mano derecha, lo sostenía frente de mí, con mí mano izquierda apretaba mí polla dura, escondida entre los pantalones. Ese día estaba especialmente caliente, viendo videos de tipos fornidos y con abdómenes perfectos. Codiciaba las pollas grandes que miraba en los videos, no entendía muy bien cuál era la idea tener sexo anal, por lo que me puse a leer en google y leí sobre el punto "P". Y lo apretados que son los culos de los hombres, me daba una curiosidad inmensa averiguar cuál era el chiste. Pero quería experimentar con él y así lo hice, me gustó tanto, que le suplicaba por más con el paso del tiempo, me encanta más él. Y mí polla enterrada en su culo, sin embargo, en algún momento, sentí culpa, me sentí mal.

Esa mañana no debía ir al trabajo, era mí día libre, Mina no estaba, se había ido a hacer las compras semanales para el hogar. Así que aprovecho, le texteo luego de buscar como un demente, su nombre entre mis contactos. No quería seguir siendo infiel a mí esposa. Aunque no la quiero, está mal. Muy mal. 

Jin.
Hermoso.
¿Estás ocupado? 

¡Hola guapo! 
No, estoy siempre libre para ti.

¿Qué necesitas?

¿Nos vemos? 
Quiero hablarte de algo importante.

¡Claro qué sí!
¿Dónde nos vemos?

En la cafetería donde solemos quedar.
¿Te parece?

Me parece bien.
¿Ahora mismo?

Sí.

Ahora mismo.
Así que vente. 

En 15 minutos, estoy allí.

Espérame.
Por si tardo un poco.

Te espero todo el tiempo que quieras, Jonnie.

Ok. 

Rápidamente me pongo de pie, una sonrisa tonta se escapa de mis labios, estaba emocionado, ansioso y nervioso, buscando mí chaqueta de cuero, salgo disparando, tenía que irme antes que Mina llegara, y, comenzará con sus preguntas estúpidas que me sacaban de sí. 

(...) 

—¿Y bien? ¿Qué era eso tan importante? —me dice él, esperando algún comentario de mí parte. Me muevo rítmicamente, a causa del nerviosismo, mi pie derecho contra el suelo— Te escuchó. Habla de una vez, me pones muy ansioso, y soy muy hermoso para verme ansioso. 

—Estoy casado. Jin. ¿Lo sabes, no?

—Lo sé. Nam. Sí. ¿A qué viene eso?

—Y sabiendo eso, ¿Por qué insistes tanto en que esté contigo? —balbuceó preocupado. Tras lanzarle una mirada asesina, me aproximé aún más a él— ¿No te parece mal tener una relación extramatrimonial conmigo? 

—No. Por qué tú, no la amas, en realidad. Eres como yo, te gusta la polla. —golpea rítmicamente con sus dedos la mesa— Deja de engañarte. ¿Quieres? ¿Cuánto tiempo más vas a mantener esa fachada de heterosexual?

—No la dejaré. Ni por ti, ni por nada. Ten en claro eso. No la querré, pero Mina es muy importante para mí. No puedo dejarla ir. 

—También lo sé, sí. Lo tengo bien claro. 

—¿Entonces qué quieres? —pregunté enfadado por su falta de coraje para admitir lo que había hecho— Basta de juegos, Jin. 

—Te quiero a ti, eso es lo que quiero, Nami.

—Le pertenezco a ella, Jin. No puedo. No podemos.

—Que equivocado estás… En primer lugar, no eres un objeto que le pertenece a una persona, por lo tanto no puedes ir por la vida creyendo que eres de alguien. En segundo lugar, no puedes aferrarte a alguien solo por qué no quieres que los demás sepan tu verdadero yo. Además, te lo repito. No la quieres, no te gusta ni te gustará jamás. —zanjó al instante, muy serio en cuanto le tuve delante— No te estoy pidiendo una relación, sé que eso sería imposible, sin embargo, podemos follarnos. Sin que nadie se entere, el que come callado, come las veces que desea. Te quitas tu frustración sexual, sin tener que dejar a tu esposa y tampoco deberás tocarla. Todos felices. 

—Yo, no puedo hacer eso. 

—Salimos beneficiados todos. Piénsalo guapo. 

—Mina no. 

—¿Acaso pensaste en ella cuando me besabas? 

—Cállate. 

—¿De verdad piensas que ella te está esperando a que te dignes a tocarle un mechón de cabello, Nam? ¿De verdad, lo crees? —sonríe ladinamente, inclinándose hacía delante— Tan bello y tan iluso, que eres, amorcito... —vuelve a recostarse en su silla— Seguramente tiene a otro o a otros, ¿Quién sabe? seamos sinceros. ¿Cómo estás tan seguro de que te es fiel? Por qué es muy hermosa, y por lo que tengo entendido enamora a cualquiera solo con una sonrisa. ¿Quién te dice que realmente está interesada en vos? 

La irá crecía en mí. ¿Y si tenía razón? 

—Cállate. 

—Fóllame, Kim Namjoon. 

—Cállate, jamás haría eso. 

—Mientras tú, estás hablando conmigo, ella seguramente está gimiendo el nombre de otro. ¿Pero qué importa? —estiró su mano, tomando la mía— Puedes hacerle lo mismo. Y te haría sentir tan bien. 

—No. Terminamos con lo que sea que teníamos, hoy y aquí. Nunca más, ¿Me escuchas Jin? 

Preso de la rabia aprieto los dientes y miró al techo. Estuve a punto de agarrar a Jin de los cabellos y obligarlo a que chupara el miembro, pero sólo eso. Lo miró con furia, y pugnó por reprimir aquel instinto depredador que nace en mí. En cambio, solo me levanté, sacando algo de dinero de mí bolsillo trasero, dejándolo en la mesa, caminé hacía la salida. 

—¡Llámame! ¡Esperaré tu llamada! —grita él. Lo ignoro y sigo adelante. 

Soy una llama que arde, más viva. Mientras caminaba por la vereda, el ruido de la ciudad se apagaba poco a poco hasta volverse completamente nulo, solo quedaba el sonido de mis pisadas contra el faltó y mis pensamientos hablando sin parar, los quince minutos que me llevó llegar hasta el gran portón oxidado negro, pensaba en él, en ella, en mí. Camine unos pasos por el sendero que me conducían hasta la entrada a mí hogar, necesito endorfina para que adormezca el dolor que siento, es tan dañino que no me deja vivir. Y, no importa si me mata. Deseo morir, nunca fui realmente feliz, cuando creí serlo, fue por que me engañe, por que antes de mí felicidad, interpuse la de los demás, ya no quiero seguir engañándome. 

—¡Amor! ¡Llegaste temprano hoy! ¡Qué bueno! —puso las manos sobre sus caderas y exhaló profundamente— ¿A qué se debe? ¿Debo preocuparme o hacer una fiesta? —solía bromear con ironía antes de sus excursiones. 

No quiero volver a lastimarla, ella no se lo merece, jamás se lo mereció. ¿O si? trato de seguir mí camino hacia mí habitación pero sus dedos tocan mí brazo derecho, sosteniendo mí intento de huida.

—Suéltame, Mina. Estoy cansado, no duermo bien últimamente. 

—Claro... ¿Cómo no? si; «últimamente» no duermes bien, por que, llegas a la hora que se te pega la gana, y no duermes aquí, junto a mí, con tu esposa, como debería ser, además terminas muy cansado por el exceso de; «trabajo» —suelta una risa nasal en sus palabras había sarcasmo— También, tienes «peleas» con tu compañero de trabajo, dejándote marcas más parecidas a un chupetón que a un moratón.

Ella no era tonta, ya dudaba.

—Cállate. No comiences con lo mismo, Mina. Agotas.

Hubo silencio, largo todo el aire de mis pulmones lentamente, volteando para dar con ella, su cabeza permanecía gacha, mirando el suelo, sus brazos cruzados sobre su pecho. 

—¿Crees que soy estúpida, Namjoon? —dijo, al fin con una mueca de despreció. 

—No. Sé que no lo eres. 

Mina asintió con la cabeza, sus ojos cansados me miraron con desdén. Hice lo mejor que pude para reprimir el enojo que empezaba a nacer en mí. Aclaró la garganta, pasando una mano por mí rostro, y apartó la vista de la suya. Cuando un pensamiento sobre arrancarle los ojos, y ponerlos entre sus labios acusadores hizo su entrada en mí mente. 

—Mi padre tenía razón sobre ti, fue un verdadero error casarme contigo. —me dijo de una vez— Como me arrepiento. Fuiste y eres el peor error de mi vida, Kim. 

Parpadeó desde mí lugar, contengo el aire. 

—¿Es en serio? —fingí estar sorprendido— ¿Eso es lo que en realidad crees? ¿Amor? 

Hago unos simples pasos, acortando la distancia entre nosotros, casi no pude reprimir una sonrisa. 

—Sí…

—Pues te tengo noticias. Ya te casaste conmigo, eso no se puede remediar, me juraste amor hasta que la muerte nos separe. —deslice una mano hasta llegar a su mandíbula, la cual tomó con fuerza, ella suelta un quejido— ¿Terribles noticias verdad? 

Sus manos terminan sobre la mía, una respuesta instintiva, cargada de sorpresa y odio, intenta alejarme, intenta golpearme, sin embargo, fue un puñetazo rápido y potente el que le di en la mejilla, ella se cayó hacia atrás. Solo pudo mantenerse erguida un momento antes de tropezarse con un almohadón que yacía en el suelo, se llevó una mano al rostro de la punta de su labio y brotó sangre, me miró con estupefacción. 

—¡Te denunciaré! ¡Eres un maldito hijo de puta! ¡Aléjate de mí, maldito! ¡Llamaré a la policía! 

Eso no fue suficiente para que me calmara, la ira ya era mí dueña, ya estaba en cada parte de mí organismo y volví a acercarme hasta ella rápidamente, la cual temblaba postrada en el suelo. Intentando ponerse de pie a tropezones, y huir de mí, su mirada cargada de pánico, pedía auxilio a gritos silenciosos. 

—¡Escúchame bien, querida esposa! ¡Eres mía! ¡Siempre serás mía! ¡Si no eres mía, no serás de nadie! —le gritó, rodeando su cuello con la mano, aprieto, la acercó a mí— Me gustaría hacerte muchísimas cosas en este momento, menos follarte. Así que, siéntete afortunada de que me voy a dar la vuelta y me iré a dormir. 

Bese la comisura de sus labios, bruscamente. 

La suelto, se volvió a caer al suelo, tosiendo como una condenada a la par que lloraba, luchando por llevar aire a sus pulmones. Hice una pausa, y la miro. Me di cuenta de que, Kang Mina, sería para siempre mía, así no la quisiera siempre me pertenecía y, si no se quedaba por amor, se quedaría por miedo. Eso llenaba mí ego, me hacía sentir grande. 

—¿Lo has entendido? —continúe diciendo— ¡Y ya cállate de una puta vez o te mataré!

Asiente con la cabeza exagerada de forma sucinta y desganada. Llegó a la habitación, acostándome sobre la cama mientras soltaba un largo suspiro cansado. Sacó el celular de mí bolsillo para textearle a él. 

Quiero seguir contigo. Jin. 
Lo pensé bien. 
Y quiero estar contigo.

¿Tuviste otra discusión con tu esposa?

Sí. 

No quiero ser la segunda opción,
Namjoon.

No creas que puedes venir reconfortante en mis brazos.
C

ada vez que ella se le dan vuelta los cables. 

No lo eres, eres el primero y el último. 
Lo juro.
Ella es una esposa trofeo. 
Y lo sabes.
Que me jode la existencia. 
Cada maldito día.
Solo eso. 
¿Entonces aceptas o no? 

¿Cómo no voy a aceptar?

Si voy a estar antes que esa perra.

Entonces si a todo.

Tampoco la llames así.
Después de todo es mí esposa. 
¿O no? 

Mirá como la defiendes.

¿Y así es tu amor por mí?

Lo estoy dudando mucho,
Joonie.

Eso es, una perra. 

Por qué no te valora como lo mereces.
N

o te cuida como debería.
Y no te respeta como tiene la obligación.
Solo te da puros dolores de cabeza.
Pero está bien.
Me callaré.
Solo por tí para que veas que yo si te amo.
Cómo lo mereces.

Yo también te amo. 
Juro que pronto estaremos juntos.
Solo tú y yo.
Ella ya no existirá. 
Jamás.

¿Por qué han discutido?
Si se puede saber.

Sospecha de nosotros, y vino con un teatro, reclamos. 
Terminamos en una gran discusión. 
Le dí su merecido.

Seguramente tiene a otro.
A

sí actúan, está buscando una excusa para dejarte.
Usa la excusa de que eres tú para salir impune de todo.

Y que sea ella la víctima.
¿Entiendes?
Está buscando una excusa para dejarte.

Si creo que sí. 

Cambiemos el tema. 
¿

Cuándo nos vemos? 

Ahora.
¿Qué te parece?

Quédate a dormir conmigo.
O mejor.

Cuando salgamos el viernes de la oficina.
Ven a pasar el fin de semana.

No podría negarme a eso.

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