CAPÍTULO 1

▬▬(❝ JUSTO DONDE ME
DEJASTE❞  )▬▬

Había pasado una semana desde el fatídico incidente en la casa de los Cullen. Desde que ellos se fueron, desde que Edward me dejó.
No había dejado de pensar en esa noche, constantemente se repetía en mi cabeza como las escenas de mi película favorita, y esta película me hacía querer llorar al terminar de verla.

¡La peor parte de la noche era cuando mis ojos se llenaban de lágrimas al recordar las palabras que Edward me dijo en el bosque, y claramente él no tenía derecho! No tenía derecho a hacerme daño con su crueldad, no cuando yo lo amé tanto, y eso evidentemente no era lo peor, lo peor era tener que salir a dar la cara cuando todo lo que quería era quedarme en mi habitación.

Sabía que Hayley también la estaba pasando mal, había faltado toda esa semana a clases, y realmente nadie la culpaba. Jasper le dio un hogar, un hombro sobre el cual llorar y ahora al igual que yo, debía avanzar.

Tolerar las miradas llenas de lástima de mis amigos, era algo que empeoraba mis mañanas, sabía que ellos lo intentaban, pero yo no necesitaba que ellos me salvarán, yo solo quería—quiero, no se realmente que es lo que quiero, solo espero que este día al igual que los últimos, termine.

El motor de la camioneta se apagó, mi espalda se dejó apoyar por completo en el respaldo del asiento, afuera de la ventana todo parecía pasar rápidamente frente a mis ojos a una velocidad impresionante mientras que en el interior todo pasaba en cámara lenta como si me hubiera quedado atrapada en el tiempo, Edward no me dejó otra elección más que quedarme ahí por siempre, viendo el tiempo pasar a través de las gotas de lluvia en mi ventana mientras el continuaba con su vida, dejándome atrás como si fuera un mal recuerdo, tal vez el peor recuerdo de su historia.

Y me quedé, en esa pequeña y fría ciudad, justo donde el me dejó.

Mis pies parecían moverse involuntariamente, puesto que ni siquiera note cuando salí de la camioneta hasta que al cerrar la puerta el sonido del seguro me hizo saberlo. Puse la mochila sobre mi hombro dejándola caer del otro extremo, avancé un par de pasos hasta la parte trasera de la camioneta y ese fue el momento en que mis pensamientos sobre Edward se disiparon, el momento en el que caí al pavimento mojado. Había aprendido hace mucho que la lluvia no ayuda los que no tenemos coordinación, pero el universo o Dios o quien fuese que estuviera escuchando, parecía estar divirtiéndose conmigo.

¿Era realmente necesario ponerme de pie? No quería hacerlo, quería quedarme en pavimento, en medio de la lluvia. Sintiendo el dolor en mi trasero al caer, ese dolor era el único que necesitaba este día.

"Hey. ¿Te encuentras bien?", preguntó una voz masculina a mi lado. Tenía acento británico, aún no me atrevía a dar la cara, no cuando se suponía que empezaría a llorar en cualquier momento.

"Si. Si, sólo un resbalón..." murmure bajo mi aliento apoyándome en mis manos para levantarme con la fuerza que me quedaba. Entonces el extraño tendió su mano hacía mí, la miré con duda, no quería ayuda, pero la acepté.

Tuvo la fuerza suficiente para ayudarme a ponerme de pie, no una fuerza sobrenatural a la que me había acostumbrado. Entonces el extraño se inclinó sobre el pavimento y tomó mi mochila del suelo antes de dármela, fue cuando tuve que mirarlo.

Era muy alto, vestía un saco de color oscuro, su cabello era corto y de color rojizo como las hojas al empezar el otoño. Sus ojos me miraron fijamente, estaban llenos de vida, podía decir que ese joven frente a mí no había tenido un mal día, lo sabía por la forma en la que sus labios se curveaban ligeramente para sonreírme, su sonrisa parecía poder alumbrar la ciudad más triste y sombría si se lo proponía.

"Gracias...", murmuré rápidamente una vez que me di cuenta de lo mucho que lo veía. Él no se veía molesto con ello, la atención parecía gustarle.

"Fue un placer...", me dijo él, parecía querer descifrarme, aunque claramente tal vez se había percatado de lo mal que me veía. Era un desastre, si teníamos que poner una definición al estado en el que me veía. Y él era muy atractivo, no una belleza como la de Edward, que parecía un muñeco de porcelana. Pero era el tipo de belleza que era natural, sin filtros y que aparentemente en esta ciudad, no existía.  "Escucha. ¿Sabes dónde está la casa de Hayley Potter?", preguntó él.

"Al final de la calle. Es la casa de color blanco con techo oscuro...", murmure y él miró en dirección al final de la calle, debía de subir un poco y sin embargo eso no parecía molestarle.

, Bueno. Ya que no piensas decirme tu nombre, me presento. Fred Weasley", murmuró él con diversión. Su mano se extendió hacía mí una vez más, la tomé, la calidez que emitía era acogedora.

"Bella Swan..."

Su sonrisa se alargó, no era una sonrisa completa pero aun así era encantadora. Sabía que tal vez Fred Weasley estaba acostumbrado a coquetear con chicas, lo sé por la manera en que sonríe, tan encantador y tan descarado.

"Bueno. Fue un placer. Nos vemos Bella Swan".

Me miró sin borrar su sonrisa y pasó de largo junto a mí, un suspiro abandono mi pecho al momento en el que vi como su figura se hacía más pequeña con cada paso que daba, apoye mi espalda sobre la camioneta y con frustración lleve mi mano a mi cabello, estaba actuando como una tonta, esa era la verdad

Y por más que quise dejar de pensar en el extraño que me había ayudado a levantarme del suelo, simplemente no podía, había algo en sus ojos que me hacía volver a pensar en él, tal vez podía relacionarlo con un bello cielo azul en un día de verano, o tal vez en su sonrisa descarada llena de coqueteos disfrazada de inocencia.

Pero cuando me disponía a dejar de lado el recuerdo de Fred Weasley, uno más llegó a mi mente, Edward. Edward volvía como un huracán, dispuesto a hacerme recordar toda una vez más, se había llevado sus fotografías y recuerdos "Será como si nunca hubiese existido", me dijo él, toda esta semana me había estado preguntando si fue real, o si simplemente había sido una mentira. Bueno, se sentía real, mi dolor era real, ¿Cómo pudo irse sabiendo que me dejaba sola? ¿Cómo pudo seguir adelante completamente bien cuando yo estoy mal?

Me dolía pensar que él estaba bien, me lastimaba saber que el seguía adelante con su vida, escuchar su nombre se había vuelto difícil, no podía ni siquiera nombrarlo, su nombre en mis labios parecía ser lo único que me quedaba.

Y cuando despierto por las mañanas quiero creer que se trata de un mal sueño, pero no lo era, nunca lo era, Edward Cullen había sido real. Tan real como el golpe al caer al pavimento, tan real que parecía una enfermedad incurable, tal vez eso era, una rara enfermedad, una que venía cada tiempo para hacerme recordar que nunca me curaría.

¿Estaba mejor sin él? No lo sé. Ciertamente me hizo creer que jamás me dejaría, que nunca iba a estar sola, y sus promesas se perdieron en el viento cuando fueron arrastradas lejos de mi por la lluvia torrencial que fue la verdad de aquel día.

Edward jamás me amó. Me negaba a pensar eso, una parte de mi la creía, pero la otra parte se aferraba a su recuerdo, entonces los ojos de color azul de un perfecto día de verano se veían perdidos por unos ojos que simulaban un oscuro cielo que iba a acompañarme por el resto de mis días.

PRIMER CAPÍTULO!
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No aceptaré comentarios hacía Bella. La verdad, la mayoría de ustedes la odian y eso es culpa de los escritores de fanfics, no del personaje que Bella Swan es en sí.

Si realmente no les gusta el personaje de Bella, ahorrense sus comentarios mal vibrosos. Les juro que no son necesarios, además de que realmente no hay necesidad de ellos.

De antemano, gracias por leer esta bella continuación! Ya que este será mi último libro sobre vampiros.