
XXVII
𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1882 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
Las historias del pasado, trajeron aquella pieza faltante del relato. Todo empezaba, con como logró su objetivo con ella primero.
La Reina conseguía las exóticas plantas de un mercader que se encargaba de distribuirlas ilegalmente. Porque claro, todas esas, legales no podían ser.
Gente de todo el mundo las usaba en ritos de brujería, y como drogas mismas. La Reina era solo una clienta más, el negocio venía de la India y supuestamente durante el tiempo que sucedió con Karoma, los secuaces del jefe estaban en Londres.
Si el hijo de Karoma hubiese nacido, lo hubiese hecho antes que Thomas. Y a pesar de que el Rey no reconozca al niño como su hijo o su hija. Esa criatura hubiera sido, el verdadero heredero al trono.
La Reina "lo hizo por su familia"
La manera en la escondió el veneno había sido terroríficamente magnífica. En esos años, tenía libre acceso a todo. Incluyendo la cocina. Llamó a una persona que se hizo pasar por médico, y ofreció el veneno con la pinta de un desinflamante y un buen producto para el embarazo. Hizo que el médico se gane la confianza de Octavia, por ende la de Karoma. Porque en esos años, Octavia al ser jefa de cocina recientemente, verificaba las cosas de Karoma muy bien.
Aquel actor decía que debían poner una cucharada en la comida de Karoma, preferiblemente en la dulce, así el sabor sería más soportable, y sus días más llevaderos.
Las primeras semanas todo iba de maravilla. La Reina tenía el plan marchando a la perfección. Sólo tenía que esperar.
Así en un momento de los primeros meses de su embarazo, la desgracia sucedió. Esa vez trajeron a otro médico, está vez a uno que sí lo era, y este dijo que Karoma simplemente no podía tener hijos, y tenía razón. El veneno había funcionado a la perfección. El dinero de los impuestos de la gente que cobro de más para pagar por el servicio, había valido la pena.
Había asegurado el trono para su hijo, y el hecho de que ella sería la única que podría darle herederos a su esposo. Porque a una mujer estéril nadie la quiere, una mujer estéril es un error de Dios. El Rey iba a dejar de ver a Karoma, y dejaría de amarla. Ese era todo su plan.
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Ahora las cosas habían sido diferentes. Thomas habló con su madre. Y como nadie a parte de ambos estuvo ahí, nadie sabía que se habían dicho. Al menos que el príncipe lo cuente como lo iba haciendo.
Thomas le mintió a su madre diciendo que si le explicaba todo iban a cubrirla como siempre. La mujer contar de salir del lugar que calificaba como pocilga, habló. Pero claramente manipulando todo según su versión de la historia.
Según ella, fue ella misma quien hizo el veneno. No le dio importancia a las cantidades porque según ella haría efecto de todas formas. Consiguió las plantas de la misma forma que antes, solo que costaba más dinero, y al estar mucho más vigilada no lo iba a poder hacer así como así.
Engañó a una muchachita de la cocina para que reciba unas "especias" que exigía la pongan en el plato de ella. Pero mentía porque en cualquier segundo iba a cambiar su plato por el de Lauren, y tema resuelto.
Sabía que Thomas y Lauren habían estado juntos en la noche de su boda, y que era muy probable que la misma se embarace, y no lo podía permitir. Jamas soportaría el asco de tener nietos que salgan de Lauren. Si lograba hacer de Lauren infertil como logró con Karoma, no habría heredero, por tanto, Thomas tendría que dejar de estar con ella, y tener hijos con otra mujer, aunque amase a Lauren, iba a tener que tener hijos con otra persona. Y así torturaría a Lauren, porque jamás podría tener hijos, y la mujer sabía que los dos sí querían tener hijos. Si tenía que empezar en una fecha, no había mejor que después de la boda, todos estaban distraídos, todos estaban ocupados, decir que no quería asistir a más que el banquete no iba a afectar a nadie. Porque de hecho no la querrían presente, y eso de manera macabra iba a su favor.
Su error más grande fue hacer el veneno ella misma, no sabía de cantidades ni mucho menos sobre cómo preparar aquello como debía de ser, con como se suponía del brebaje, de aquella masa.
La Reina en su odio solo combinó todo en su estupidez, no consciente de que lo que hizo no era el abortivo que pensaba, sino que un mortal veneno para el corazón.
¿Cómo terminó entonces en el plato del Rey si todo estaba tan bien calculado?
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Durante el banquete la Reina recibió su plato. Su plato especial. Hizo un plan muy bien hecho, diciendo que su plato estaba mal hecho, que le daba asco. Porque sabía que Lauren iba a reaccionar.
Y Lauren sí reaccionó. Pero el Rey también y se le adelantó. El hombre no estaba para que su mujer venga a con sus cosas y simplemente le cambió de plato, a ver si así estaba contenta.
Con ese giro drástico, todo se fue en picada. Pero cualquier actitud sospechosa de la Reina la condenaba. Así que dando por fallado aquel intento solo se rindió.
En su mente, era un abortivo que hacía efecto a los meses ¿Qué le haría eso a su esposo? Absolutamente nada.
Había fallado ese intento, pero no se permitiría fallar el siguiente.
Solo que no había siguiente.
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El Rey no se había sentido mal hasta que anunció su siesta. Solamente tenía sueño, se recostó quedó inconsciente primero, por la planta con efecto de somnífero. Y luego su corazón simplemente dejó de latir. Karoma llegó después con el té, lo despertó de manera amable pero el hombre no reaccionó, fue cuando después de sacudirlo de tener esperanza porque su cuerpo aún estaba tibio, empezó a gritar. Nunca se había asustado tanto en la vida.
La Reina al enterarse supo que fue lo que ella hizo, pero todo era tan pronto que no podía pagar por un médico falso para que diga que solo fue un infarto natural. Lo había arruinado todo.
Pero tenía que buscar una forma de salir de ahí. Sabía que iban a descubrir que era veneno, que hasta corría la mala suerte de que alguien conocía ese tema en el castillo, Harumi precisamente, pero no podía deshacerse de la japonesa en pocas horas, sólo pondría todo peor.
Se sabía, que la Reina hubiera destruido a todo el mundo si tiempo hubiese tenido. Contratar a un actor que haga de médico. Desaparecer a Harumi. Hacer quedar todo como un desoportunio.
Pero más fácil era engañar con la teoría de culpar a su propio hijo. Tendría sentido "porque Thomas deseaba el trono" "Lauren lo estaba usando"
No le importó si que si ella salía limpia de ahí su propio hijo podía morir. Pero según ella, sólo lo hizo por miedo. Porque pensó que tal vez con ese escándalo Thomas mismo estaría de acuerdo en condenar a Lauren, y así a pesar de la muerte de su esposo se habría librado de ella.
Todo lo hizo por su familia. Porque tenía miedo. Porque siendo la Reina no podía afrontar esa situación, ya que le tocaba estar a cargo hasta que coronen a Thomas y ese escándalo iba a venir encima de la mujer.
Se equivocó en todo. Porque en los pocos días para la coronación de Thomas. Ella no estaría a cargo de nada. Porque fue fácil descubrirla. Sus maldades habían escalado hasta tal punto, de que si en el mejor de los casos decía toda la verdad, se redimía y rogaba perdón. Nadie le iba a creer.
Se hundió sola, con su última mentira.
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El entierro del Rey seria después del destierro de la Reina, esa mujer no merecía pisar el mismo reino del hombre el que mató.
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Todo el Reino lamentó la muerte del Rey. Se velo su cuerpo embalsamado en su ataúd en el castillo. Solo fue gente cercana, estuvo la familia, todos vestidos de negro, color que también usarían en el entierro.
Ya le habían dicho a la Reina su condena, la misma decía que su hijo le prometió perdón, pero cuando supo que Thomas le mintió. Se arruinó por completo.
Definitivamente, había llegado su fin.
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La mañana siguiente, el destierro se hizo en silencio. A pesar de que el pueblo estaba informado. Porque hasta en esas circunstancias, Thomas decidió concederle algo de seguridad a su madre.
Porque sabía que de todas formas de nada le iba a servir. Los mismos guardias no tendrían voluntad en defenderla hasta la muerte.
Se la llevaban en la zona de carga de un barco que transportaba mercancías por Europa. Sea el lugar fuera del Reino que fuera, la dejarían allí y ya.
Le pusieron las ropas más sencillas, ropas que para ella eran de pordiosera. No se llevaría ni un solo de sus vestidos, mucho menos una sola de sus joyas. Le permitieron una maleta, con a penas ropa interior, un abrigo y una manta.
Thomas parecía una roca por fuera. Pero por dentro simplemente se estaba rompiendo. Pero se mantuvo firme, por su familia, por su pueblo. No podía tener más tiempo para llorar, aunque lo desease. Tenía que tomar las riendas. Su dolor ya no podía importar.
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Se dijo que la gente esperó en el puerto con antorchas, pero que lograron esconder a la Reina para que entre a la parte de carga del barco sin que la vean. Que se esparcieron volantes con retratos de la Reina. A los comerciantes del barco, para que se lo entreguen a quien vieran en todos aquellos otros países, para que nadie le de una sola esquina donde descansar. Para que no quepa ni en un solo establo lleno de estiércol de animal.
No iba a pisar Irlanda. Ni Inglaterra. Ni Escocia. En Suecia la reconocerían, pero ahí no iría, la iban a dejar donde depare el destino, ya no era parte del Reino, no era ciudadana inglesa. No era ciudadana de ningún lado.
El consejo se encargo de organizar los mensajes al resto de países de Europa, sobretodo Suecia, de la decisión del destierro. Y que, a donde vaya a parar refugio para ella no debía haber.
Aquel aviso demoraría tiempo en llegar a todos lados. Pero eso ya ni importaba, porque la Reina se tenía que ir ya, y sea cuando sea que los otros países se enteren, estarán alerta, y si alguno le daba algún refugio. Ya sabría que no tenían que hacerlo. Podrían echarla, y así la mujer vagancia por todos los terrenos, sin bienvenida en uno solo de ellos.
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Esa noche, Thomas llegó muy tarde a dormir. Al día siguiente era la ceremonia de entierro de su padre, ese día habían desterrado a la Reina. Todos habían estado sumamente ocupados.
Después de a penas los dos días que tuvo, para su escaso luto. Su semblante había cambiado por completo. Estaba tan dolido y tan molesto. Tan callado, tan alterado, tan seco.
Lauren lo esperó en su lado de la cama sentada y despierta. Con un libro en mano al que nisiquiera prestaba atención, ya que solo lo utilizaba para tener una excusa para el por qué aún no estaba dormida.
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Thomas entró, se sorprendió al ver a Lauren con la lámpara de mesa prendida. —Deberías descansar amor. —Habló, pero su voz estaba muy desanimada y muy seca.
—Quise esperar. —Contestó Lauren, y Thomas sin decir nada fue a cambiarse con sus prendas de dormir.
Lauren entendía su estado, el cambio brusco que se estaba obligando a sí mismo a tener. Que estaba totalmente funcionando en automático, porque tenía que esconder su dolor. Porque no podía seguir mostrando debilidad. Porque esos dos días eran suficientes para un príncipe. Porque el no podía darse el lujo de tener tiempo.
Su deber estaba primero.
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Thomas regreso cambiado y se recostó de lado sin decir nada. Algo encogido, de espaldas a Lauren.
No estaba segura si era el tiempo adecuado pero necesitaba decirle algo.
Apagó la lámpara y dejó el libro a un costado. Se le acercó y lo abrazó desde atrás. Lo sintió respirar de manera temblorosa.
—Sólo quiero que sepas que estoy aquí. —Le susurró. Lo sintió encogerse un poco.
—Has tenido que hacerte cargo de algo que no he podido. Y aunque hayan sido solo unos días, no podía ser tan débil, tú no tienes por qué tomar responsabilidad de mis debilidades. Soy una vergüenza, a pesar de tu estado hiciste lo que yo no pude. Por eso tenía que recomponerme, no podía dejarte sola, no podía seguir hundiéndome.
—Thomas somos dos ahora. Yo lo hice porque tenía que, porque si tu eres débil yo seré fuerte, porque si no tengo fuerza tú la tendrás por los. —Le dijo. —¿Quisieras voltearte? Quiero ver tu rostro. —Le pidió.
Thomas se giró, Lauren le dio campo y así quedaron frente a frente. Thomas traía un par de lagrimas acumuladas en los ojos.
—No poder sufrir el luto es terrible. Pero en un punto tiempo habrá para todo. Todos entendían tu estado, yo entiendo tu estado, y el porqué necesariamente todos tenemos que recomponernos en poco tiempo. Mañana podremos hacer el ritual más importante. Mañana tienes el derecho de expresar todo tu dolor. Estamos en tiempos críticos, pero sigues teniendo derecho a llorar la muerte de tu padre.
Thomas se acurrucó en el pecho de Lauren y se aferró a ella, Lauren respondió a su tacto.
Todo era tan rápido, todo era tan difícil. Todos los planes llenos de ilusión de la pareja se habían quemado, ir a Francia, ir a Doncaster. Todo eso también había afectado al joven.
Su padre estaba muerto, y él en unos días sería el próximo Rey. A sus 26. Asumiría el cargo. Sin asumir su pérdida por completo. Quedándose sin padres. Él y su hermana absolutamente sin padres. Con una sola responsabilidad por delante. Con un país que sacar adelante. Con una desgracia que seguir afrontando, una que había sucedido, después de haber triunfado en su sueño. Todo era un n reto tal vez, el más difícil de todos, el más doloroso de todos. O tal vez el destino también.
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