
XV
𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1882—𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨
Tenía que hacer muchas cosas, en verdad muchas cosas. Eso ayudaba mucho a no dar rienda suelta a su imaginación. Como aquel día.
Durante marzo y lo que quedaba del mismo aprovechó para ir a visitar a los muertos. Al buen Vladimir, a la familia del Duque, la mamá de Hope, y recientemente a los abuelos de Louis, llevó flores para todos, en algunas visitas fue sola, en otras junto a Gerard, y en otras Frizzy fue una muy buena compañía.
A Louis y Harry no podían visitarlos, sus cuerpos no estaban enterrados de manera digna, pero elevar oraciones en su memoria era algo con lo que siempre los podrían conmemorar.
A la visita a la tumba de los abuelos de Louis se unió el Rey, fue bastante sorpresivo, pero no podían negarse cuando el hombre ofreció su compañía de manera amable.
Fue bueno de hecho, contar con su compañía. Fue bastante amable y respetuoso delante de las tumbas de la pareja. No dijo nada, guardó silencio y elevó oraciones en el mismo, en aquel lugar. Después dijo que tenerlos en el castillo fue una forma de poder pagarles, de poder tener sus cuentas con ellos en paz, habían pasado un buen tiempo en castillo, uno de calidad para personas de su edad, porque no tenían a nadie, su pobre nieto había muerto de manera cruel. Y a pesar de todos los pensamientos ocultos y contradictorios que muchos podían tener al respecto. Sólo eran un par de ancianos, que al menos merecían un tiempo digno antes de su muerte. Y lo tuvieron.
[•••]
Visitar también a Vladimir fue grato, dejarle flores y aprovechar el ambiente para ir a visitar a la madre de Hope también. Honrar a los muertos, siempre era algo apreciable y digno de hacer.
[•••]
El mes de abril vendría con cosas buenas, eso esperaban. Ahí estaba el cumpleaños de Frizzy, el cumpleaños de la princesa Ava. El baile que debían celebrar por el mismo. Sería un mes ocupado.
Ojala que eso lo haga sentir como más corto de lo que era. Que todas las ocupaciones lo acorten.
Las clases eran muy pesadas, las responsabilidades aumentaban y la relación con la Reina siempre andaba mal, como también siempre había estado.
Discutir con ella era de cada día y podía ser hasta un deporte. Y aunque suene hasta gracioso era una distracción. Tener cuidado con ella todo el tiempo, era algo que mantenía alerta a Lauren todo el tiempo. Cada paso que daba la mujer, no podía ser de confianza, sus roces no eran amables, si Lauren la veía cerca a su gato había discusión, si Lauren la veía metiéndose sospechosamente a la cocina se ponían a pelear. La Reina tildaba de que quien se había vuelto loca ahora era Lauren. Y ese era en parte su propósito.
Pero no tenía mucha suerte, porque era más probable que le crean a Lauren estando loca o no, porque tenía más sentido creerle a ella que confiar en la Reina.
La Reina decía que si Lauren estaba insinuando que quería hacerle daño a alguien. Y Lauren sin miedo le decía que sí, lo había intentado con el pobre Bruno, no confiaba en ella.
La Reina amenazaba con acusarla por difamar a la Reina de Inglaterra. Era su plan. Le funcionaba a cierto punto.
Enojó a Lauren, justo era lo que quería, pero no terminó saliendo como quería. Lauren la retó a acusarla de difamación. Que lo haga y Lauren decía lo que le había hecho al perro, como expresamente le había deseado la muerte a Lauren antes. Sus amenazas y malas palabras escondidas para que no sean captadas de manera directa ¿Quién tenía más probabilidades de perder? ¿A quién le iban a creer?
Y la Reina solo se enojó más. En cualquier momento se iban a ir los modales y podían terminar agarrándose de los cabellos. La Reina no se rebajaría. Eso decía, pero tanto se quejaba de que Lauren se le hacía corriente cuando ni podía verse a sí misma.
Y si Lauren era corriente, tenía que mostrar cuan corriente podía ser ¿Se atrevería a golpear a la madre de su prometido? Por supuesto que no. No sin razón, y si esa era lo suficientemente grave, lo iba a lamentar mucho pero pena era lo último que iba a sentir al darle una bofetada.
[•••]
Y la razón se la dio. En el cumpleaños de la princesa Ava, en el baile de la misma. Se las iba a pagar.
Abofeteó a su propia hija en medio de la Sala y en plena celebración por haber tomado un bocadillo de más. Le dijo que una princesa no podía ser una cerda. Y en su locura estuvo a un centro meto de reventarle la copa de vino en la cabeza de su hija. La gente estaba horrorizada intentando parar a la Reina, pero la copa ya había caído en la cabeza de la pobre Ava, que adolorida estaba espantada de haberse cortado las manos al intentar defenderse o cubrir su cabeza.
Estaba tan asustada y tan triste ¿Por qué justo en su cumpleaños? ¿Qué tenía de malo tomar un bocadillo de más?
Fue tarde para querer calmar las cosas cuando una bofetada de vuelta le cayó a la Reina de sorpresa. Una bofetada fuerte, era Lauren. Que le prometió darle otra sí tan solo le hacía algo a Ava de nuevo ¿Por qué se aprovechaba de que Ava no se defendería, de que le daba miedo hacerlo? Era su hija ¿Qué ganaba haciéndole eso? Qué tipo de madre le hacía eso a su hija.
La Reina vociferó miles de insultos a Lauren, hablando de que sólo era una pobre sirvienta, que se estaba comportando como una mercadera, que nadie se enfrentaba así ante la Reina de Inglaterra, era una corriente. Y se las iba a pagar.
Posiblemente por el hecho de que no había una pelea así hace tiempo, las cosas escalaron a más ¿Creía que Lauren era corriente? Le iba a mostrar qué era ser corriente.
Le escupió. Se atrevió a escupirle a la Reina de Inglaterra ¿Se iba a arrepentir? Posiblemente ¿Se había sentido bien de todas formas? También.
Cuanto la odiaba.
Se lo buscó, se lo ganó y lo pagó.
[•••]
Lauren se había esforzado mucho en no cometer las mismas estupideces de la Reina, en no ser tonta, en hacer y merecerse el cariño de la gente. Y ya lo tenía.
Con lo que habían visto, hasta parte de los amigos de la Reina, cambiaron de bando. Solo gente igual que la Reina se quedo con ella, los demás se tornaron en contra suya.
Ava felizmente no tuvo ninguna lesión, gracias a Dios. Pero la vergüenza y humillación que su madre le provocó iba a quedar en ella siempre, todas sus bofetadas, todos sus malditos insultos. Era su madre, pero era su momento de caer por completo.
Fue el primer paso.
Todos estuvieron con Ava, con Lauren. La reputación de la mujer se venía abajo. Porque no creyeron en ella, creyeron en Lauren porque vieron lo que había pasado, estuvieron ahí.
Pero aún tenía la esperanza de salir bien de eso, como salió con lo de Bruno, más porque no estaba su hijo. Pero todo le salio mal, Lauren se encargo de invertir los papeles de gran manera, ahora le tocaba a la Reina sentir lo que ella había hecho sentir a todos.
[•••]
Después del baile por el cumpleaños de Ava, se le prohibió a la mujer volver a siquiera tocar a la princesa. Era su hija, pero ahora cada que quiera hablarle primero tenía que conseguir autorización de los guardias que siempre iban a estar con ella.
Tenía acceso limitado a todo, al jardín y al propio castillo. Si la veían a aun solo centímetro cerca de donde no debía, se armaba un problema.
El Rey estaba del lado de Lauren. Cada vez se sentía más alejado de su esposa.
Y si la mujer volvía a hacer algo tan escandaloso, el Rey iba a lamentarlo, pero aquella mujer no iba a poder salir de su habitación.
Suficiente con que no reciba ningún castigo más fuerte. Porque era intocable, era la Reina. Pero también era la mayor amenaza presente ahí y si ya no recibía algo que la afecte, al menos lo suficiente no iban a poder controlarla.
[•••]
Muchos pensarían que suficiente castigo y conciencia había hecho con lo del año anterior, la cancelación del compromiso con Lea y que ahora sea Lauren su futura nuera. Había sido suficiente escarmiento.
No lo era, porque esa mujer nunca iba a aprender. Ya le había costado caro varias veces, y seguía haciendo sus mismas tonterías.
[•••]
Lauren quedó como una clara heroína y defensora ¿Quién se creía esa mujer para hacerle eso a su hija? Tuvieron que mantener a ambas sin siquiera chocarse peor varios días. No sabían que podía hacer la Reina, y si algo hacía, Lauren iba a reaccionar. Y peor aún, si la Reina le hacía algo a Lauren, todo el mundo de iría en contra de ella.
Y si tan inteligente juraba la Reina ser. Pues no parecía demostrarlo de todas formas.
[•••]
Lauren conoció a más personas, se juntó también con otras tantas. Comerciantes famosos y grandes autoridades. La Reina no podía impedir aquello.
La cercanía con la señorita Scodelario también se hizo presente. Había venido el día del cumpleaños de Ava, junto a su pequeño bebé. Que sí había podido traer esa ocasión.
Claramente, del lado de Lauren, y llena de decepción por la Reina, lamentó que la pobre Ava tenga que aguantar una situación así. Avergonzada y asustada, por no tener opción más que someterse a aquella mujer. Era su Reina.
Aunque el nombre solo lo recibía por ser esposa del verdadero monarca y autoridad de Inglaterra. Por eso sentía más rencor con Lauren, porque en el tiempo que tenga que pasar. Lauren tomaría su lugar, y la Reina ya podía sentir que Lauren ocuparía su lugar de manera gloriosa, una en la que ella quedaría mal. Y no lo soportaba.
Pero Lauren lo había prometido. A ella misma y a otras personas. Esa mujer no podía quedarse sintiéndose tan intocable todo el tiempo.
Era madre de Ava, era madre de Thomas. Jamás dejaría de ser su madre. La sangre iba a unirlos por siempre. Pero no podían tener la obligación de amarla solo con esa excusa. Porque la familia no sólo podía ser la sangre. Cuanto lo lamentaba, pero ni Thomas ni Ava merecían el trato que su madre les dio. Y esa mujer nunca fue digna de un par de hijos tan maravillosos como tenía. Porque nunca sabría apreciarlos.
[•••]
La ausencia de Thomas era notoria, a cada día. Pero tenía que ser soportable, sobrellevarlo. No era por mucho tiempo. Marzo ya había pasado, Abril estaba terminando. Era rápido, seria más rápido. Ya iba a pasar.
No tenía idea de cómo su matrimonio funcionaria a través del tiempo, con la presencia de su futura suegra, por lo mal que se llevaban. No iba a dejar de ser su suegra. Se iban a tener que volver familia. Obviamente.
¿Cómo se comportaría la mujer si es que Lauren tenía hijos? ¿Se atrevería a hacerles algo? No lo sabía, pero en ella no confiaba.
Y eso quería la Reina, volver loca a Lauren. Y a pesar de que la misma Lauren iba ganando en aquella especie de guerra, la Reina estaba logrando parte de su propósito. Entrando a su mente.
[•••]
Pero no hacía mal en pensar de más en eso. Andar revisando sus espaldas, su comida. La de todos. En la misma cocina, cuando traían los platos, tenía que estar segura de todo. Porque esa mujer podía engañar a cualquiera, y hasta podía hacer algo contra Octavia.
Nunca pensó que eso la acercaría más a Dianne. Ya habían hecho las paces, pero pudieron ser más cercanas gracias a que Dianne estaba muy atenta a todo, tenían todos vigilados a la Reina, dándole posiblemente la atención y el miedo que quería que sientan por ella.
Pero sabía que si hacía algo más, algo pequeño más y podía irle muy mal. Era probable que no lo haga, y que opte por otra estrategia, enloquecer a la gente con sus propias paranoias, era algo muy inteligente, algo con lo que buscaban calmar a Lauren. Esa mujer no podía hacer nada ya, después de lo que pasó con Ava solo se arruinó más cosas y de seguro no quería tener más limitaciones en su propio hogar.
Lo único que quería era volver loca a Lauren. Era su venganza, Lauren no podía dejarse.
Pero Lauren no confiaba en ella. Sabía que era cierto. Que iba a encontrar la forma de afectarla en cierto modo. Y entrando en su mente era algo posible. Algo que obviamente estaba haciendo. Y a pesar de eso no confiaba en que solo quisiese eso.
No iba a dejar que en la ausencia de Thomas esa mujer siga haciendo de las suyas. Sabía que no estaba enloqueciendo, los razonamientos de todos quienes la callaban eran exactos y buenos, pero Lauren no estaba loca.
Thomas mandaba cartas que obviamente demoraban en llegar. Contaba que todo le estaba yendo de maravilla, que no podía esperar a volver ya. La carta de respuesta demoraría mucho en llegar pero eso no hizo dudar a Lauren para contar lo que su madre había hecho. El evento en el cumpleaños de Ava, como habían terminado las cosas. Tenía que enterarse, todos estaban de acuerdo.
La Reina también sabía que iban a contarle al príncipe, y empezó a discutir con su esposo diciendo que le estaba dando muchas libertades para ir de soplona a cada momento. Suficiente con los "terribles castigos" (según ella) que le habían dado. Otra de sus manipulaciones. Su esposo ni le prestó atención.
Pero era necesario que Thomas sepa. Siempre. Por precaución, porque era su prometido.
Porque si la Reina intentaba enloquecer a Lauren como venganza, estaba segura que no podía ser solo eso. Lauren no estaba loca. Algo quería hacer esa mujer, lo podía presentir, lo sabía, tenía miedo, algo era, el solamente mantenerla asustada o algo peor, y Lauren no podía bajar la guardia. Nadie podía hacerlo. En la Reina no podían confiar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro